“Biodiversidad para jóvenes diversos: aproximaciones al cambio global” explica por qué la diversidad biológica es tan importante para la vida en el planeta, cuáles son las amenazas que sufre ésta a manos del ser humano, y por qué debemos respetar, y resguardar, esta enorme diversidad de formas y funciones.
El pasado domingo 29 de septiembre, en el marco de las actividades del Festival de Autores de Santiago (FAS) celebrado en el Centro Gabriela Mistral (GAM), el investigador del CAPES y director del Departamento de Ecología de la Facultad de Ciencias Biológicas UC, Francisco Bozinovic, lanzó su nuevo libro titulado “Biodiversidad para jóvenes diversos: aproximaciones al cambio global”, una obra que busca acercar a niños y adolescentes conceptos como el de biodiversidad y variedad genética en un intento fomentar el aprecio por la diversidad de formas y experiencias que existe tanto en la naturaleza como en la sociedad.
Ante un aforo compuesto de niños, científicos y amigos de Francisco, el libro fue presentado por la ecóloga y directora de la Wildlife Conservation Society (WCS) en Chile, Bárbara Saavedra, y el director de CAPES y Premio Nacional de Ciencias Naturales 2018, Fabián Jaksic.
Éste último valoró la importancia del libro para precisar, sin una agenda específica o distinciones maniqueas, las consecuencias de vivir en un mundo donde “la diversidad y la diferencia son la norma”, y el rol que juegan éstas en la capacidad de nuestras sociedades para no sólo adaptarse, sino también prosperar, en ambientes cambiantes. “Sin el florecimiento de lo inusual, de lo extremo, de lo novedoso, no hay manera de escoger los mejores referentes para nuestro presente y futuro. La diversidad puede ser un cáliz emponzoñado, pero también un cuerno de la abundancia, una cornucopia” expresó.
Saavedra, por su parte, destacó la contribución de este libro a reducir el desconocimiento, tanto científico como local, de nuestra propia naturaleza y su rica diversidad, al tiempo de celebrar el salto de su autor de una prestigiosa carrera científica y académica, a la divulgación y comunicación más directa con la ciudadanía. Finalmente, recalcó que este tipo de esfuerzos, si bien necesarios, aún son insuficientes. “La realización de las ideas de conservación, y este libro es una de ellas, pueden ser chispas que aparecen en la cabeza de iluminados, pero deben recorrer un camino para impactar en su destino final, que son los espacios socio-ecológicos” concluyó.
El libro
Se calcula que en nuestro planeta habitan entre 5 y 30 millones de especies distintas. Desde la más ínfima bacteria a la inmensa ballena azul, cada uno de estos organismos es, por definición, único, pues ha evolucionado a lo largo del tiempo hasta adaptarse de una forma particular a los diversos ambientes físicos y químicos con los que interactúa.
Usando ejemplos de la vida cotidiana, bellas imágenes e ilustraciones de apoyo, el libro “Biodiversidad para jóvenes diversos” define conceptos como el de biodiversidad, diversidad fisiológica y adaptación, en un intento por comunicar el valor intrínseco que posee la amplia variedad de formas y funciones presentes en la Tierra, tanto para la biología, como para nuestra sociedad.
La obra, nos cuenta su autor, nació en 2018 a partir de una pregunta hecha por la entonces directora de Comunicaciones de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica de Chile, Macarena Ortiz, “quien se acercó un día y me preguntó de qué forma mi trabajo en temas de diversidad fisiológica ha permeado mi vida como padre de una niña con síndrome de Down, y cómo ella, al mismo tiempo, ha influido en la forma en que encaro mis áreas de estudio. Este libro nace para responder esa pregunta”.
En un estilo ameno y didáctico, “Biodiversidad para jóvenes diversos” explica cómo pequeños y sutiles cambios en la estructura molecular de los seres vivos generan diferencias enormes en sus fisiologías y modos de vida, al punto de definir si éstos pueden, por ejemplo, colonizar un ambiente desértico, o vivir sin la provisión de agua.
Estas diferencias no sólo dan origen a la rica diversidad biológica que vemos y experimentamos a nuestro alrededor. También son la clave para nuestra supervivencia y la de toda la vida en el planeta. “La biología evolutiva se basa en el hecho de que, para que haya selección, para que haya procesos de cambio y adaptación, tiene que haber variabilidad. Sin variabilidad (sin diferencias entre individuos y especies), el riesgo de extinción es absoluto, pues la selección natural no tendría de dónde escoger”, afirma su autor.
De ahí, los vínculos entre la diversidad entre especies, y la diversidad social, son claros: “Para funcionar adecuadamente y adaptarse a los cambios, una sociedad debe contar con una variedad de individuos adaptados a cumplir diversas funciones. En un equipo de fútbol debe haber siempre diversidad de talentos, pues de lo contrario, sólo tendríamos futbolistas buenos para defender, o atacar, y nada más. Una sociedad donde todos sepamos hacer lo mismo no es viable”.
El objetivo último del libro, editado por Ediciones UC, es difundir la importancia que tiene valorar y respetar a cada individuo en el contexto de sus propias capacidades y contextos. “Como bien dice Einstein, si tú juzgas un pez por qué tan bien puede subir un árbol, el pez vivirá pensando que es un fracaso. No podemos esperar que un niño con síndrome de Down resuelva ecuaciones diferenciales, o que una persona con discapacidad física corra como Usain Bolt. Pero sí podemos apreciar el aporte que, en su propio contexto, provee a la sociedad” dice su autor.
“Tanto en la naturaleza como al interior de las sociedades”, remata, “la diversidad es la norma”.
Para Bozinovic, investigador principal del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES UC) y subdirector del Centro UC Síndrome de Down, esta es su segunda experiencia escribiendo divulgación orientada a niños y adolescentes, luego de una primera aproximación en 2015 con el libro “Ecopreguntas para niños curiosos” (Ediciones UC) escrito en conjunto con la también bióloga Luz Valeria Oppliger.
“La buena recepción que tuvo ese primer libro” explica, “generó un impacto inmediato en mi trabajo, algo que un científico, acostumbrado a cosechar los frutos de su esfuerzo muy en el largo plazo, no suele experimentar. La vivencia fue tan gratificante, que me motivó a probar con esta nueva idea, más cercana a mi campo de acción, que es la fisiología ecológica y evolutiva”.
El principal desafío de escribir un libro de ciencia para niños, en su opinión, fue adaptar el lenguaje técnico de la ciencia al hablar más cotidiano de los primeros lectores. “El lenguaje de la ciencia es muy preciso. Uno dice lo que dice y no puede haber espacio para interpretaciones alternativas. Pasar de ese lenguaje a uno más educativo, más cotidiano, es difícil” afirma.
Sin embargo, la satisfacción de motivar en los niños la curiosidad por la ciencia, y en este caso, la diversidad que les rodea, supera con creces cualquier dificultad de traducción. “La idea es que, al leer este tipo de textos, los niños piensen y se hagan sus propias preguntas. El libro propone ejercicios para que los mismos chicos vayan descubriendo la diversidad en sus propios contextos; la feria, la plaza, el colegio. No pretende entregar respuestas incuestionables. Con que uno de los niños que lo lea se entusiasme, yo estoy feliz” concluye.