La iniciativa financiada por el Fondo de Innovación para la Competitividad tiene por objetivo aumentar la competitividad y adaptabilidad al cambio climático de los sistemas frutícolas intensivos de la región.
En los últimos años, los campesinos y pequeños agricultores que habitan en la región de O’Higgins han experimentado directamente los estragos ocasionados por el cambio climático.
Debido a su alto nivel de especialización, baja diversificación de cultivos y altos niveles de riego, los sistemas frutícolas son especialmente propensos a que el aumento continuo de las temperaturas, los cambios en los patrones de las precipitaciones y eventos de clima extremos (todos eventos cada vez más frecuentes) afecten sus rendimientos agrícolas, y de paso, la disponibilidad de agua de riego, la calidad de los suelos y la ocurrencia de enfermedades.
En aras a entender los efectos presentes y futuros del cambio climático sobre este importante polo agrícola —el cual aporta más del 18% de la producción nacional en este rubro— y apoyar en la mitigación de estos impactos tanto a nivel ecológico como económico, un grupo de investigadores de la línea 6 de CAPES trabaja desde este año en un proyecto que busca incorporar prácticas sustentables al manejo de predios y cultivos.
“Transferencia Acciones Prediales en Fruticultura Sustentable” es el nombre de una iniciativa financiada por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de O’Higgins que, en los próximos cuatro años, tendrá por objetivo aumentar la competitividad y adaptabilidad al cambio climático de los sistemas frutícolas intensivos de la región.
¿Cómo? A través de la implementación de prácticas de manejo agrícolas que promuevan la sustentabilidad y que fortalezcan, en vez de debilitar, la biodiversidad y beneficios de los ecosistemas donde se insertan estas actividades.
Diagnóstico e implementación
Encabezados por el investigador principal de la línea 6 de CAPES y académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Universidad Católica, Eduardo Arellano, el proyecto se propone, en una primera etapa, identificar y caracterizar el estado de implementación de prácticas de manejo sustentables, y evaluar su potencial efecto sobre la producción, la calidad de los suelos, agua y biodiversidad, para así contar con guías y evidencias que orienten las decisiones de los profesionales y tomadores de decisión vinculados al sector frutícola.
Luego, en una segunda fase, la iniciativa busca implementar algunas de estas técnicas, más específicamente las que se adapten mejor a la realidad regional, tales como la introducción de sistemas de gestión de residuos prediales o la revegetación con plantas nativas en predios modelos.
“Existen múltiples prácticas de manejo que pueden ser beneficiosas para la mitigación y adaptación al cambio climático y para la conservación de la biodiversidad para la fruticultura de la Región de O’Higgins” explican los investigadores, “y que por tanto pueden mejorar la contribución del sector al medio ambiente”.
Dichas prácticas ya pueden ser vistas en una serie de videos producidos por el proyecto, los cuales informan sobre los principales beneficios y servicios ecosistémicos asociados a cada una. Estas son cultivo de cobertura en la entrehilera; la aplicación de residuos leñosos triturados (mulching) en los suelos; la plantación de setos o deslindes con vegetación alrededor del perímetro de los predios; las bandas de flores; las enmiendas orgánicas; las labranzas reducidas; la instalación de estructuras para la vida silvestre (como las casas anideras), y la protección de áreas de conservación. Todos los videos están disponibles en el canal de YouTube del proyecto.
Otras actividades a ejecutarse durante estos cuatro años incluyen la promoción de la gestión de residuos orgánicos para la conservación del suelo; el desarrollo de herramientas para la gestión de la eficiencia hídrica y huella de carbono asociado a la producción, y la difusión y transferencia de los resultados del proyecto a través de diversos talleres, dirigidos a productores, mujeres de las comunidades locales y jóvenes de liceos técnico profesionales de la región.
“El desarrollo de un manejo frutícola sustentable requiere una visión predial integrada, identificando los peligros ambientales, y potenciando las prácticas que promuevan los servicios ecosistémicos y beneficios de la biodiversidad, como la polinización, regulación de nutrientes, y secuestro de carbono” comentan los investigadores.
El proyecto, una suerte de continuación del proyecto FIC “Transferencia Integración de la biodiversidad a la fruticultura” coordinado por Eduardo Arellano entre 2015 y 2018, contará con un equipo conformado por la investigadora principal de la línea 1 CAPES, Rosanna Ginocchio y el académico de la Universidad Católica Francisco Meza como co-investigadores, además de los profesionales de apoyo Nadia Rojas, Camila Rey, María José Etchegaray, María del Carmen Icaza y Luz María de la Fuente.