Loretto Contreras: “hemos perdido la conexión con los alimentos del mar”

La investigadora CAPES y presidenta de la Sociedad Chilena de Ficología nos habló de los innumerables beneficios que traen estos organismos marinos tanto a sus ecosistemas como a la salud y bienestar humanos.

En las costas chilenas abundan diferentes especies de algas, y son varios los estudios que confirman el importante rol que juegan éstas tanto como alimentos beneficiosos para la salud humana, como a nivel de conservación de los ecosistemas marinos.

Loretto Contreras, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora CAPES de la línea 1, lleva 15 años dedicados a la ficología, el estudio de las algas, con diversas investigaciones que nos permiten entender el escenario actual y futuro de estos organismos.

Su relación con esta disciplina partió en 2005, durante su doctorado; fue entonces cuando comenzó a plantearse por qué ciertos organismos vegetales tienen resistencia a condiciones ambientales particulares. “Una persona clave en este camino fue el profesor Juan Correa”, actual decano de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica, “quien en ese minuto investigaba sobre contaminación”, relata.

“No fue el típico cuento de la niña que siempre quiso hacer ciencia. Sí tenía una relación muy profunda con el mar, pero fue en el doctorado cuando profundicé más y mantuve esa línea de investigación” explica. Una línea que comenzó durante la ejecución de su tesis, donde dice haberse enamorado de las algas y “el estudio de cómo ciertos organismos pueden tolerar situaciones de estrés y ambientes contaminados”, tema al que se dedica hasta hoy.

Actualmente, trabaja en dos campos de investigación, uno sobre toxicología, que analiza la respuesta de las algas frente a la contaminación ambiental, y otra orientada a la ecología aplicada, mediante la extracción de compuestos provenientes de estos organismos potencialmente beneficiosos para los seres humanos. Es el caso, por ejemplo, de su más reciente estudio, que busca patentar el uso terapéutico de un extracto proveniente del pelillo, un alga natural de las costas de Chile, como tratamiento para combatir enfermedades neurodegenerativas.

Hacia una mayor cultura marina

A pesar de los 6.435 km de costa de nuestro país, Contreras considera que la relación de las personas con el mundo marino aún es distante, dificultando tanto la valoración de estos importantes ecosistemas como su conocimiento. A esto, se suma la existencia de políticas públicas insuficientes en materia de investigación y educación.

Uno de los grandes desafíos para las personas dedicadas a la ficología, como Contreras, es generar cultura alrededor de estos organismos: “la sociedad chilena no siente un arraigo demasiado grande al borde costero, es más terrestre. Para generar un cambio de conducta se necesita un esfuerzo especial por parte del Estado no sólo en áreas protegidas, sino también en la tarea de acercar las comunidades costeras a las terrestres y mejorar la educación escolar”, dice.

La bióloga hace especial énfasis en que el Estado tiene una tarea importante en cuanto al financiamiento y difusión de la investigación en esta área. Según ella, la educación ambiental en temas de biodiversidad marina aún es limitada, pues si bien “la contaminación por plástico ha generado más conciencia en ese medio”, aún hay aspectos significativos por mejorar.

Algas: alimento del futuro

En Chile tenemos más de 400 especies de algas, pero sólo tres de ellas se utilizan para alimentación humana, y aun así, en un bajo porcentaje. Contreras explica que esto se debe, en parte, “a que hemos perdido la conexión con los alimentos del mar y con la cultura de nuestros pueblos originarios, cuya parte de su alimentación era justamente a base de algas”.

“Hay muchos registros antiguos de nuestros pueblos originarios que evidencian la utilización de estos recursos en su alimentación, y esa es una parte de la cultura que se perdió. Pero el alimento siempre ha estado” explica.

La poca cultura ficológica presente en nuestro país se vuelve más evidente si nos comparamos con otras culturas mucho más conectadas con el mar. En ese sentido, la bióloga aboga por una mayor diversidad en la matriz productiva de nuestro país, que permita el acceso a una alimentación más variada: “falta la entrada de otros tipos de especies y preparaciones, como sí lo hacen en Perú, que comen una alta variedad de algas como guarnición”.

A nivel industrial, en Chile el 99% de las algas que se comercializan provienen de praderas naturales, mientras que en países de Asia, otra cultura vinculada a los océanos, un 95% de su producción y consumo proviene del cultivo. “Una de las vías para aumentar la cultura en torno a las algas es comenzar a instalar cultivos terrestres”, lo que permitiría, en su opinión, tener una industria en torno a este recurso, así como generar bancos de semillas y educar a la ciudadanía.

La ficóloga también ve en esto la oportunidad de involucrar a los pescadores artesanales en la producción de este recurso, vendiéndolo tanto en mesas nacionales como internacionales. Estos alimentos otorgan múltiples beneficios a la salud humana; diversas investigaciones han demostrado que poseen propiedades antioxidantes, inmunoestimulantes, anti virales y anti tumorales, entre otras.

Servicios ecosistémicos de las algas

Las algas son productores primarios, es decir, capaces de almacenar energía de fuentes químicas en compuestos orgánicos, los que los hace una pieza clave en cuanto al mantenimiento de los ecosistemas marinos. Cuidar los bosques marinos no solo mantiene en equilibrio los hábitats donde conviven estas especies, sino que genera más protección frente amenazas como tsunamis o marejadas: estudios señalan que en áreas con bajo follaje, las olas acceden con mayor fuerza y facilidad al interior, causando más daño.

Otro de los servicios ecosistémicos provistos por estos organismos dice relación con el cambio climático: las algas son captadoras naturales de carbono además de remediadoras, generando un impacto positivo a nivel ecológico y ecosistémico. “Es por eso que la conservación de éstas es fundamental” señala.

Actualmente, Contreras también se desempeña como presidenta de la Sociedad Chilena de Ficología, “una experiencia estupenda, con muchos desafíos de por medio” dice. “Como asociación tuvimos que unirnos más, estábamos un poco disgregados”.

Hoy, goza de una buena comunicación entre los científicos del rubro, y del contacto continuo con las autoridades científicas del área, lo que ha permitido que otros académicos empiecen a conocer la Sociedad. “Conversar y canalizar inquietudes de tomadores de decisión ha sido uno de nuestros objetivos en este período, así como estimular a nuestros socios a mostrar avances y logros en la investigación de las algas a la sociedad común”.



Textos: Comunicaciones CAPES
Fotografía: Loretto Contreras Porcia