Un estudio realizado por los investigadores CAPES, Luz Valeria Oppliger, Paula Núñez y Stefan Gelcich evaluó la percepción a corto plazo de las ferias científicas sobre la motivación, impresión de complejidad e interés hacia la ciencia en estudiantes chilenos asistentes a uno de estos eventos.
Entre sus resultados, los investigadores concluyeron que, independiente del género o nivel socioeconómico del público estudiado, experiencias de este tipo aumentan la motivación e interés por la actividad científica, al tiempo de disminuir la percepción de lo compleja que puede llegar a ser la ciencia en sus mentes.
El trabajo, publicado en diciembre del año pasado en la revista Información Tecnológica, es uno de los primeros intentos por medir el impacto de este tipo de actividades de divulgación a nivel nacional: “Informar sobre la percepción de asistentes, o monitores, o evaluadores, o formatos de este tipo de ferias es vital para aprender de los aspectos que funcionan y aquellos que no, y así no caer en las mismas trampas autoimpuestas a la hora de repetir estas experiencias” explica la autora principal del estudio, Luz Valeria Oppliger.
Para Oppliger, encargada de Extensión y Comunicaciones del CAPES, evaluar también permite reflexionar sobre los objetivos iniciales de todo proyecto de comunicación científica, un paso fundamental a la hora de asegurar que los esfuerzos de difusión impacten en los públicos objetivos.
“Toda experiencia de divulgación científica tiene el potencial de ser evaluada, pero esto debe diseñarse en los inicios de la planificación de cualquier actividad, y no improvisadamente en una evaluación a posteriori de la experiencia. Las evaluaciones de las actividades o productos de comunicación científica permiten ver cuánto se cumplen los objetivos iniciales, comprender mejor a los públicos objetivos visados en un comienzo, poder percibir los aciertos y errores en los formatos y metodologías, entre muchos otros beneficios”, señala.
Para realizar este estudio, los investigadores implementaron una serie de encuestas durante una feria científica a la que asistieron estudiantes de educación media de distintos establecimientos educacionales de la Región Metropolitana, representando a todo el espectro de educación socioeconómico chileno. La feria se realizó el año 2014 y consistió de 29 stands liderados por alumnos de programas de doctorado de la Pontificia Universidad Católica.
La investigadora señala que, si bien el entusiasmo y el interés general por la ciencia aumentó después de la feria, se hace difícil alcanzar un mayor grado de incidencia en los hábitos y comportamiento de estos jóvenes con respecto a la actividad científica en estas instancias: “Las ferias o exhibiciones científicas son eventos de divulgación científica que duran cuando máximo unas 6 horas. En ese período de tiempo, no es posible influir o penetrar profundamente en los conceptos sobre ciencia y tecnología que trae cada visitante. Para esto es necesario diseñar programas de largo aliento, es decir varios meses y hasta años”.
El estudio no encontró diferencias de percepción entre estudiantes de establecimientos públicos, subvencionados o privados, ni tampoco a nivel de género o tipo de institución, lo que suele ocurrir en otros países.
Otro punto a destacar es que los y las estudiantes apreciaron más las actividades de indagación científica, experiencias que requieren de constantes instrucciones y supervisión por parte de los monitores.
En cuanto al por qué dirigir el estudio a los públicos juveniles consumidores de ciencia, Oppliger responde: “Creo que en los jóvenes está el potencial, y nuestra esperanza como país, de valorar la Ciencia y la Tecnología como motor fundamental generador de conocimiento”.