Estudio revela las motivaciones de las personas para cuidar de un jardín urbano

El trabajo analizó las razones para jardinear en localidades de Suiza y Chile, sobre la base de una escala de 14 ítems. Los resultados sugieren que, más allá de los contextos culturales, las motivaciones para tener un jardín son similares entre las personas.

En plena pandemia de COVID-19, y en medio de una cuarentena de escala casi planetaria, espacios de recreación como los jardines urbanos y residenciales han cobrado especial importancia como zonas de descanso y distracción al interior de los hogares. Formas de paliar, en parte, las consecuencias negativas que trae el encierro para el bienestar físico y mental de las personas.

A estos beneficios, se suman una serie de servicios ecosistémicos provistos por este tipo de áreas verdes, las que poco a poco se han convertido en un objeto de interés para científicos y conservacionistas, quienes ven en su promoción y cuidado una herramienta clave en el desarrollo sustentable de nuestras urbes.

Es el caso de un estudio realizado por la académica de la Universidad de la Frontera e investigadora CAPES, Lorena Vieli, junto al investigador del Instituto de Investigación en Agricultura Orgánica de Suiza, Robert Home, el cual buscó conocer las principales motivaciones de los habitantes de zonas urbanas para mantener y administrar jardines domésticos en Chile y Suiza, y si estas motivaciones variaban dependiendo de los distintos contextos culturales de cada lugar.

Para ello, realizaron encuestas en tres localidades de Suiza (Lausanne, Bern y Zúrich) y en la ciudad de Temuco, Chile, notando que los dueños de jardines de ambos países comparten motivaciones similares a la hora de cuidar de estos ambientes, independiente del contexto en que habitan.

Las encuestas pidieron a las personas evaluar sus motivaciones para tener un jardín a partir de una lista de 14 ítems, basada en una escala diseñada por Home en 2017 junto a investigadores de la Universidad del Egeo. Estos ítems se agrupan en tres grandes categorías: restauración (con opciones como “estar al aire libre o “aprender la naturaleza”), aspectos sociales (“compartir con amigos” o “tener un lugar para que jueguen los niños”), y producción de alimentos (“producir comida” o “obtener grandes cosechas”).

Aun cuando los investigadores hallaron diferencias de puntuación en 12 de los 14 ítems consultados entre las muestras de Chile y Suiza, (un aspecto que atribuyen a las distintas formas de muestreo realizadas en cada país), los resultados indicaron una fuerte consistencia en la estructura de las respuestas. Ambos grupos, de hecho, puntuaron más alto los aspectos referidos a la interacción pasiva con los jardines, como “estar al aire libre” o “experimentar la belleza de la naturaleza”, mientras que los ítems asociados a la producción de alimentos tuvieron los menores puntajes.

“En general, las personas perciben tres grandes tipos de beneficios entregados por sus jardines residenciales” cuenta Lorena Vieli, autora del estudio, “el primero, al que llamamos de “restauración mental”, consiste en que al pasar tiempo en estos espacios las personas perciben que ‘descansan sus mentes’, es decir, se relajan y restauran la fatiga mental o estrés. Un segundo componente social se refiere a que el jardín es percibido como una instancia que facilita la socialización (pasar tiempo con familiares, amigos) y, finalmente, el componente de producción de alimento se refiere a que las personas perciben beneficios por la producción de alimentos en sus jardines. Lo interesante es que estudiamos jardines en Temuco, Chile, y también en ciudades de Suiza, y en ambos países las tres dimensiones fueron claramente identificadas”.

Los resultados obtenidos podrían indicar que las motivaciones para hacer jardinería representan una condición inherente del ser humano, la cual determinar la forma como las personas cuidan y administran sus jardines. “Es interesante, porque sugiere que la forma de percibir estos beneficios es bastante similar entre ciudades, y entre poblaciones de variables demográficas distintas, como edad, género, poder adquisitivo, y educación” explica la ingeniera agrónoma.

En cuanto al valor que este tipo de estudios puede tener para el desarrollo de políticas públicas que cuiden y fomenten la creación de jardines domésticos y comunitarios, Vieli señaló que “es relevante entender los beneficios que estas áreas pueden tener para la ciudad y sus habitantes. Los beneficios de los jardines residenciales son diversos, desde la conservación de especies, provisión de servicios ecosistémicos como la infiltración de agua, captura de carbono, regulación del microclima, entre otros; por eso, consideramos importante entender qué motiva a las personas a cuidar estos jardines residenciales para generar políticas coherentes con la conservación de estos espacios urbanos”.

El trabajo, titulado Psychosocial outcomes as motivations for urban gardening: A cross-cultural comparison of Swiss and Chilean gardeners, fue publicado en la revista Urban Forestry & Urban Greening.