Investigadores de la Universidad Católica de Chile y la Universidad de Comahue en Argentina, estudiaron los hábitos de nidificación de este pequeño marsupial, cuya elección de casa podría estar sujeta a la disponibilidad de cavidades al interior de los árboles del bosque templado.
El monito del monte (Dromiciops gliroides) es una de las criaturas más peculiares del bosque patagónico. Endémico de su hábitat, cumple roles vitales para el funcionamiento de los ecosistemas donde convive, ya sea como dispersor de semillas, depredador, o presa de animales amenazados.
Sin embargo, continuos cambios en la composición de estos bosques producto de la degradación, han forzado a este pequeño marsupial a acomodar paulatinamente sus hábitos de vivienda, como atestiguó un estudio recientemente publicado en la revista Austral Ecology.
Mediante el uso de observaciones en terrero y revisión de literatura científica, los investigadores María Soledad Vásquez, José Tomás Ibarra y Tomás Altamirano reunieron y agruparon información sobre las elecciones de residencia del monito, concluyendo que éstas se ajustan a la disponibilidad de cavidades presentes en los árboles.
El estudio reveló que, en bosques antiguos, donde el follaje y la mezcla entre árboles viejos y jóvenes es mayor, estos marsupiales anidan el 50% de las veces en cavidades creadas al interior de los troncos, a diferencia de bosques con menor diversidad etárea, donde la cifra de hallazgos se reduce a un 25%.
“Según nuestra experiencia, el monito del Monte es una especie muy flexible en cuanto a los sustratos que utiliza para nidificar”, explica José Tomás Ibarra, investigador de Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES UC, y uno de los autores del paper.
Esta flexibilidad se manifiesta tanto al momento de elegir la ubicación de sus nidos como también en los materiales que elige para su construcción. Según los investigadores, “esta amplitud de nichos para vivir puede ser un aspecto central de la capacidad de la especie para sobrevivir y explotar recursos en ambientes heterogéneos”.
Actualmente, los bosques de la Patagonia son víctimas de una rápida degradación causada por la actividad forestal y el impacto del cambio climático en la región, limitando la presencia de cavidades para la nidificación, e impidiéndole al monito aprovechar las ventajas asociadas a este tipo de construcciones, como la mantención de un microclima óptimo o mayor resguardo frente al clima y los depredadores.
En áreas donde este recurso es limitado, el monito del Monte parece hacer encontrado una alternativa para poder lidiar con la progresiva fragmentación de su hábitat, nidificando fuera de cavidades e incluso utilizando nidos artificiales, lo que en opinión de los autores reflejaría un comportamiento flexible que podría esencial para la sobrevivencia de la especie.
El trabajo es parte de un proyecto de 12 años que Vásquez, Ibarra y Altamirano llevan a cabo sobre la ecología de los vertebrados nidificadores de cavidades en el bosque templado andino. “Este proyecto nos ha enseñado que el monito del Monte es quizás el depredador más voraz y, por tanto, el que mejor regula las poblaciones de aves en el bosque”, comenta Ibarra. “Hemos visto que depreda nido de aves pequeñas como el Rayadito, pero también se atreve a meterse en cavidades de rapaces, en algunos casos pudiendo tomársela, reproducirse o hibernar en ellas”, detalla.
Para el académico del Campus Villarrica de la Universidad Católica, hablar de este marsupial es hablar de una de las especies más singulares de vertebrados del bosque templado, y asegura que con los estudios a largo plazo que se están realizando, se encontrarán otros motivos por lo que es una pieza clave dentro de la conservación. “El monito del Monte seguramente tiene distintos roles que recién estamos empezando a conocer”, concluye Ibarra. De ahí, comenta, la importancia de conocer más su forma de vida.
Foto cortesía de José Luis Celis