Estudio comparativo muestra que los árboles nativos son capaces de entregar mejores beneficios ecosistémicos en la ciudad de Santiago que las especies exóticas. Paradójicamente, en la capital los árboles exóticos son mucho más numerosos que los nativos. Revisa los resultados del equipo de investigadores de la USACH, UCENTRAL y CAPES.
Según estudios sobre los bosques urbanos en Santiago, de las 171 especies de árboles registradas, 150 son exóticas y sólo 21 nativas. Esto ha sucedido porque, históricamente, los criterios para forestar los espacios públicos de la ciudad son ornamentales o económicos, es decir, árboles considerados “bonitos”, baratos o los que estuvieran disponibles en los viveros.
Esta práctica ha provocado que las especies nativas, la mayoría de ellas parte del bosque esclerófilo endémico de la zona central de nuestro país, estén subrepresentadas en parques y plazas capitalinas. Así, podemos encontrar solo algunos espinos, molles, huinganes o maquis, y muchos arces japoneses, haya común, ginkgo, crespón rosados o magnolios.
Un equipo de investigadores de las universidades de Santiago de Chile, Central y CAPES UC han realizado un trabajo para ofrecer argumentos a favor de priorizar las especies nativas, considerando los servicios ecosistémicos que requieren los habitantes de Santiago. La investigación fue publicada en la revista Trees, con el título “Native trees provide more benefits than exotic trees when ecosystem services are weighted in Santiago, Chile”. Conversamos con Sergio Castro, autor principal, investigador CAPES y académico de la Universidad de Santiago de Chile, quien relató que la idea del proyecto “nació ante la necesidad de reconocer la diversidad florística en la ciudad de Santiago. En términos generales, una fracción amplia de la población no es capaz de reconocer las especies de árboles que se hallan en la ciudad y valorar su importancia ecológica. Cubrir esta brecha es un aspecto muy relevante para tornar hacia un modelo de desarrollo que considere aspectos de sustentabilidad y bienestar humano”.
Servicios ecosistémicos
El concepto de “servicios ecosistémicos” se ha hecho cada vez más habitual en las conversaciones sobre medio ambiente, pero ¿a qué se refiere? Podemos decir que son aquellos beneficios que obtienen las personas de los ecosistemas y su biodiversidad. Pueden clasificarse en servicios de base o soporte (producción de oxígeno, reciclaje de nutrientes, etc.), de suministro (producción de madera, papel, otros), de regulación (polinización, flujos de agua, etc.) y culturales (turismo, recreación, educación, entre otros).
Son muchos los servicios que nos entregan los distintos ecosistemas en los que habitamos, los que varían según las especies que componen cada ecosistema y sus características climáticas, de suelo, ubicación, etc. En el caso de los bosques urbanos y áreas verdes, los especialistas realizaron un ranking con los 5 servicios más relevantes para los habitantes del gran Santiago: mitigación de material particulado atmosférico durante la temporada otoño-invierno; reducción del riego y economía del agua; provisión de sombra de calidad durante primavera-verano; mantenimiento de la calidad del suelo / suelos nitrificados; producción de frutos comestibles.
¿Por qué se eligieron estos servicios? “La elección se debió a la importancia que le brindan los ciudadanos”, indica Castro, “en general, se demanda una ciudad con una atmósfera menos contaminada, con un uso más eficiente del recurso hídrico y energético, fresca en verano, etc. Los árboles pueden contribuir a estos servicios demandados, por lo que su elección (como criterio) fue prácticamente inmediata”.
Características de los árboles
Los rasgos morfofuncionales de los árboles son las características que posee cada especie con las que pueden cumplir determinados servicios ecosistémicos. Por ejemplo, si consideramos la arquitectura del follaje, la forma del árbol permite proporcionar sombra con mayor o menor calidad. Como los árboles tienen características distintas, su aporte a los servicios ecosistémicos también es diferente. Por lo que los investigadores compararon árboles nativos y exóticos y su contribución a las necesidades de la ciudad.
Los rasgos analizados fueron el tipo de follaje, si es perenne o caducifolio, el primero (siempre verde) contribuye a la capacidad de retención de material particulado atmosférico; el requerimiento de riego, relacionado con la economía del agua; la arquitectura del follaje (sombra de alta o baja calidad); la capacidad de nodulación y fijación de nitrógeno, lo que aporta al buen mantenimiento de suelos orgánicos y si produce o no fruta comestible.
Sergio Castro y equipo encontraron que “en Santiago, la representación de especies nativas es baja; entre las especies de árboles, las especies nativas corresponden al 15%, en contraste al 85% que representan los exóticos” y cuando compararon los servicios ecosistémicos provistos por especies nativas y exóticas, “encontramos que los árboles nativos ofrecen un mayor beneficio cuando estos servicios son priorizados de acuerdo a las demandas reconocidas para Santiago. No obstante, las especies nativas no solo son las especies menos diversas al interior de la ciudad, sino que también las de menor abundancia”.
Estos resultados se transforman en una paradoja, ya que Santiago necesita una mayor infraestructura verde y los servicios ecosistémicos que brindan las especies arbóreas nativas son múltiples, temporalmente persistentes y muy demandados en Santiago, pero a la vez, las especies nativas son las menos comunes en la capital.
Al consultarle cuáles serían las mejores especies nativas para plantar en Santiago, Castro señala que “esto depende de los intereses y objetivos; de nuestro estudio, por ejemplo, podríamos proponer elegir entre los árboles mejor ponderados: belloto del norte, patagua, peumo, boldo, maqui, maitén, quillay, pimiento, olivillo, litre, entre otras especies. Todos ellos se encuentran presentes al interior de Santiago. De esta manera, aseguraríamos la representación de especies de árboles que más nos benefician, satisfaciendo a su vez, la necesidad de propagarlos para asegurar su conservación”.
El primer paso para contar con un diseño de infraestructura verde adecuada y tomar mejores decisiones sobre las especies arbóreas nativas y / o exóticas en las ciudades, es contar con una comparación de los servicios ecosistémicos proporcionados por estas diferentes especies, que es justamente lo que realiza este estudio. Conocida esta información, es necesario avanzar en el uso de criterios basados en servicios ecosistémicos para la plantación de árboles en Santiago, priorizando las especies nativas, maximizando los servicios ecosistémicos que proveen, mejorando la calidad de vida y la sostenibilidad urbana.
Texto: Comunicaciones CAPES
Créditos imagen: Claudio Olivares Medina