Bióloga marina de la Universidad de Concepción y doctora en biología de la Universidad de York, Inglaterra, Mariella Canales ha desarrollado una carrera un poco distinta a lo que normalmente sigue un científico, intercalando actividad laboral con postgrados. Con experiencia en la ciencia pesquera desde la industria, el sector público y la academia, se ha especializado en las pesquerías de peces pelágicos, como anchoveta, sardina y otros, y también ha explorado los peces litorales como el róbalo.
Nacida en Tomé, comuna costera al norte de Concepción, Mariella Canales pasó toda su niñez y primera juventud al lado del mar. “Mis recuerdos de infancia son pasar todos los veranos en la playa, mi mamá que era profesora básica normalista disponía del tiempo en las vacaciones de verano. Mi papá trabajaba la mayor parte del verano en las Fábricas Paños de la ciudad (hoy ya no existen), entonces, nuestra diversión era ir prácticamente todos los días del verano a la playa, la cual teníamos al lado. Aquí podíamos jugar y explorar libremente la verdad. Me llamaba mucho la atención todo lo que “crecía y andaba” en las rocas, y a mi mamá le costaba literalmente un gran esfuerzo sacarme del agua. Fue también a través de mi familia que aprendí a consumir productos del mar desde algas hasta peces desde muy chica”, recuerda la investigadora, quién entró a estudiar Biología Marina en la Universidad de Concepción (UdeC).
“Mi vida de alguna manera se vincula al mar desde mi niñez temprana”, afirma Canales, cuya carrera ha sido algo distinta a la que siguen la mayoría de las mujeres y hombres de ciencia “en el sentido que no pasé directamente a la realización de un postgrado cuanto obtuve mi título de Bióloga Marina, eso me permitió acumular experiencia en varios ámbitos y reorientarme. Recién terminada la carrera de Biología Marina comencé trabajando en la Estación de Biología Marina de UdeC en Dichato (¡hermoso!) en un proyecto asociado al desarrollo del cultivo de ostión en la zona. Luego se dio una oportunidad en el Instituto de Investigación Pesquera (INPESCA) en Talcahuano, Instituto privado de investigación aplicada en pesquerías y medio ambiente, cuyo financiamiento proviene principalmente de los industriales pesqueros (ASIPES) de la Octava Región. Allí comencé trabajando en el monitoreo biológico-pesquero de sardinas y anchovetas, y participé en varios otros proyectos de investigación pesquera, fue allí donde comencé a encontrar mi norte profesional”.
“En INPESCA entré a trabajar con el Dr. Luis Cubillos”, recuerda Mariella, “de quien tuve la suerte aprender muchísimo y colaborar con sus estudios de dinámica poblacional y pesquera de anchoveta y sardina común. Del monitoreo nacieron varias publicaciones que describen la dinámica del esfuerzo pesquero en la zona sobre sardina común y anchoveta, y también la dinámica poblacional de estas especies y su acoplamiento con la variabilidad climática de la zona, en particular con los procesos reproductivos y de crecimiento corporal de ambas especies. La generación de ese conocimiento decanta en una propuesta de modelo de evaluación de stock para estos recursos”.
En esa época, en la segunda mitad de la década 90, comienza el auge de la captura de cerco de sardinas y anchovetas para producir harina de pescado, y en paralelo ocurre la primera crisis del jurel que llevó a la restructuración del esfuerzo de pesca industrial de cerco en la zona, pasando estas pesquerías de libre acceso, a ser reguladas vía cuota de captura. La necesidad de monitorear estas especies, le permitió a Mariella adquirir experiencia en toma y análisis de muestras de peces, participar de cruceros científicos, manejo y análisis de datos, evaluación de stock, en general “participé en distintos proyectos científico-pesquero financiados por el Fondo de Investigación Pesquera y Acuicultura (FIPA)”, indica la investigadora, “trabajando en INPESCA ingrese al Magister en Ciencias con mención en Pesquerías en la UdeC, la maestría me permitió decantar y/o darle una estructura y profundidad a todo el conocimiento adquirido trabajando en INPESCA había mucho más que aprender que lo aprendido en el pregrado”.
La maestría le permitió entrar a trabajar al Instituto de Fomento Pesquero (IFOP), como investigadora del Departamento de Evaluación de Recursos, trabajar en evaluación de stock de sardinas y anchovetas y colaborar en otros proyectos: “ahí estuve mucho rato ‘en mi salsa’, señala Canales, “los desafíos del trabajo fueron muchos y todos muy entretenidos, aprendí a programar, modelación matemática y estadística, también me permitió interactuar con distintos actores de la institucionalidad pesquera chilena oportunidad que no había tenido en INPESCA, y todo ayuda a crecer y desarrollarse profesionalmente. Particularmente mis primeros años en IFOP fueron de mucho crecimiento profesional, muy motivadores, y me nutrí mucho de los colegas, así como de investigadores de otros países. Sin duda, el Departamento de Evaluación de Stock del IFOP era el lugar donde aprender “evaluación de stock” en Chile”.
“Todo está conectado de Islandia a Inglaterra”
Un día, llegó una invitación del Gobierno de Islandia a un investigador de IFOP vía Subsecretaría de Pesca (SUBPESCA) y fue designada para asistir, Canales relata: “realicé una pasantía de 6 meses en el frío país del norte (a los 64º Norte) enfocada en evaluación de stock y financiada por Islandia. Islandia es un país pesquero por excelencia, uno de sus principales comodities”.
Esta pasantía en el Marine & Freshwater Research Institute (MFRI) de Islandia le permitió entrar en contacto con la Dr Julia Blanchard, “ella trabajaba para el Centro de Acuicultura, Medioambiente y Pesquería del Reino Unido (CEFAS), y estaba haciendo su doctorado en la Universidad de York con el Profesor Richard Law”. Tiempo después Canales se fue a hacer su Doctorado en Biología en esa universidad británica con Richard y Julia como tutores, “mi tesis de doctorado comprendió la modelación comunitaria de ecosistemas marinos mediante la aproximación por espectro de tamaños”, indica Mariella, “el tamaño corporal e incorporar este rasgo particularmente en el caso del modelamiento de sardinas y anchoveta, era algo que me daba vuelta en la cabeza desde lo aprendido en INPESCA y el trabajo en IFOP. A lo anterior se le sumaba también el efecto del clima, y rol que juegan estas especies en los ecosistemas de surgencia, estos últimos aspectos los había tocado de alguna forma en la Maestría. De mi tesis de doctorado surgieron algunos aportes, por ejemplo, un trabajo más bien teórico donde a través de la implementación de un modelo por espectro de tamaño, explore los efectos de los cambios de la composición del plancton, la predación intraespecífica, y canibalismo sobre estas especies, bajo distintos escenarios climáticos mediados por el plancton. Lo que encontramos fue que estos factores al interaccionar generan cambios en el tamaño corporal de la anchoveta y sardina lo cual conlleva a un efecto en la abundancia debido a cambio en las tasas de predación. Sin embargo, el cambio en esta estructura del plancton es gatillada por la variabilidad climática, en este caso, condición “El Niño”.
A su regreso a Chile retomó su puesto en el IFOP y posteriormente se unió al equipo de la línea 4 de CAPES “Dinámica de la población, cambio global y sustentabilidad socioecológica”, encabezada por Mauricio Lima, donde ha participado de distintos proyectos asociados a pesquerías chilenas, y donde también realizó su Postdoctorado patrocinada por el Profesor Lima.
“En el Postdoctorado usamos un enfoque ‘holístico ‘para estudiar la dinámica de las poblaciones de peces pelágicos pequeños en Chile”, explica Canales, “analizamos la tasa de cambio de crecimiento poblacional de anchoveta y sardina común de Chile. Este permite analizar factores, denso-dependiente e independientes (clima, pesca) a la vez. Lo que encontramos fue que estos efectos varían a través de las poblaciones, por ejemplo, en el caso de la sardina común, la temperatura superficial del mar y sus efectos de retardo explicó el explosivo crecimiento en biomasa que este recurso mostró después del 2006, y en la mayoría estas poblaciones encontramos que el factor denso-dependiente era significativo. En un segundo trabajo del postdoctorado abordé este último tema de la denso-dependencia en forma teórica, simulando una población tipo anchoveta. La pregunta aquí es porque es difícil observar relaciones stock-recluta (clásicas) en peces pelágicos pequeños. Lo que encontramos fue que los procesos denso-dependientes pueden permanecer completamente operativos y medibles en estas especies, sin embargo, es más factible identificarlos a nivel de las tasas vitales de nacimiento, crecimiento y muerte que utilizando las clásicas relaciones stock-recluta”.
Peces pelágicos y peces litorales
Los peces pelágicos viven en la columna de agua, desde la zona costera hasta ambientes oceánicos. Entre las especies pelágicas de pequeño tamaño, están la anchoveta y las sardinas, las más conocidas por su importancia económica y su gran biomasa en los ecosistemas de surgencia.
“Estando en el INPESCA me tocó participar de varios cruceros en el contexto de la aplicación del método de producción de huevos para estimar biomasa desovante del jurel, anchoveta y sardina”, cuenta la bióloga marina, “en jurel se navegaba haciendo estaciones de muestreo y lances de pesca hasta las 1000 millas náuticas de la costa en barcos industriales cerqueros. El objetivo era muestrear hembras y huevos de jurel en el plancton (el jurel desova en océano abierto), enorme el esfuerzo realizado por la flota industrial cerquera”.
Los peces pelágicos como las anchovetas y las sardinas, predan sobre el plancton, y cumplen un rol fundamental particularmente en los ecosistemas de surgencias donde dominan en biomasa. Los peces litorales tienen una dinámica completamente distinta, se encuentran en fondos arenosos y rocosos cerca de la costa, reducido desplazamiento comparado a un jurel, por ejemplo, y se alimentan de algas, de otros peces, de moluscos y de crustáceos. “Presentan estrategias reproductivas más variadas, uno puede encontrar especies hermafroditas, como en el caso del róbalo, que es una de las especies principales que hemos estudiado en el FIPA 2021-16”, indica la investigadora.
Actualmente, Mariella Canales dirige el proyecto FIPA “Caracterización y propuesta de manejo sustentable de las actuales y potenciales pesquerías costeras de peces litorales en las regiones de La Araucanía y Los Ríos”, que busca determinar la diversidad, abundancia y distribución de tallas de los peces litorales en ambas zonas, identificando los parámetros de historia de vida de las especies que son más extraídas y proponer orientaciones para su manejo sustentable. Canales añade que “la captura de estas especies en la zona de estudio está asociada al consumo humano (para el hogar), se venden en restaurantes y también se capturan en forma recreativa”.
¿Cuántos peces hay en el mar?
Las poblaciones de peces se evalúan desde el punto de vista de su manejo para estimar su abundancia y biomasa y poder saber cuánto pescar o remover para que sean sustentables en el tiempo. Desde la perspectiva del ecosistema marino, todas las especies están relacionadas de manera trófica (y otras interacciones también), son presas y predadores a la vez. “En el caso de sardinas y anchovetas, estas cumplen un rol ecológico fundamental porque primero son, en términos de biomasa, dominantes en los ecosistemas de surgencia como el chileno, y al predar sobre el plancton transfieren y dispersan esa energía rápidamente a otros niveles tróficos”, explica Mariella, “ya que sobre ellas se alimentan distintas especies de peces, mamíferos marinos (lobos marinos), y también el hombre (pesca)”.
Entonces, si la pesca remueve demasiado, “desde una perspectiva mono-específica se arriesga la sustentabilidad de la población, pero desde una perspectiva multi-específica además se perturban las relaciones tróficas, tanto para aquellas especies que se alimentan de anchovetas y sardinas, como en el plancton que son su alimento”, indica la investigadora. Algunos trabajos basados en modelamiento ecosistémico, muestran que remover anchovetas “genera una disminución en la biomasa de predadores tróficos altos, como mamíferos marinos y las aves marinas. Hay debate al respecto, porque en su mayoría estos estudios están basados en modelaciones, pienso que hay que analizar cada ecosistema por separado, porque la pesca afecta en forma distinta a cada comunidad y la variación climática tiene un efecto importante”, señala Canales.
En el caso de la pesquería de peces litorales, que como vimos está relacionada al consumo humano de las comunidades costeras locales, la comunicación entre pescadores y los investigadores en terreno fue muy importante por varias razones, señala la bióloga marina “particularmente cuando se sabe muy poco, ellos tienen la memoria de la actividad de pesca en sus caletas y las especies que extraen. Lo otro es que los pescadores conocen mucho del comportamiento de los peces, ese conocimiento es valioso para determinar la vulnerabilidad de las especies, y creo que debe recogerse cuando no tienes información, y aún si la tienes”.
Además, es relevante porque cualquier medida de manejo afecta directamente a las comunidades pesqueras locales, en la economía del hogar, en la generación de entradas. “También es importante acercar la ciencia a quienes hacen uso directo de estos recursos marinos, eso es algo que surgió en las reuniones con los pescadores en este proyecto, ellos están interesados en saber de la biología, y ecología de estas especies,” afirma Mariella Canales, “ellos quieren conocer más detalles de las especies que extraen, entonces, la transmisión del conocimiento generado es importante, porque de esa manera ellos también saben la razón de porqué se establecen las medidas de manejo”.
Texto: Comunicaciones CAPES