Reunión anual de Iniciativa por el Bosque Esclerófilo fortalece cruces interdisciplinares

Los días 8 y 9 de abril de 2024 se realizó la reunión anual de la Iniciativa Intercentros por el Bosque Esclerófilo, que aúna a investigadoras e investigadores del IEB, CR2, CAPES y USACH, con el objetivo de comprender la situación actual del ecosistema Mediterráneo de Chile central, para encontrar formas efectivas de apoyar la resiliencia de los bosques y las comunidades humanas asociadas a este ecosistema.

El equipo se reunió en Olmué, Región de Valparaíso, y dedicó las jornadas a actualizar sus líneas de investigación, que abarcan desde la microbiología de suelo, ecofisiología vegetal, análisis de fauna, restauración, socioecología y análisis a escala de paisaje, además de la comunicación de estos nuevos conocimientos hacia diferentes agentes clave.

Por otra parte, se realizó una visita a un bosque esclerófilo degradado, y se analizaron los logros obtenidos por la Iniciativa durante el último año, los que incluyen una publicación en Nature Plants, una segunda publicación en revisión, formulación de dos proyectos concursables, y diversas colaboraciones en publicaciones y formación de pre-, postgrado y postdoctorado.

El equipo de la Iniciativa incluye a Solange Vargas (UDA), Cristian Delpiano (ULS) y Nélida Pohl del IEB, Juan Ovalle (U. de Chile) y Claudia Rojas-Alvarado (UOH) de CAPES, Alejandro Miranda (UFRO) del CR2, y Francisco Zorondo-Rodríguez del Departamento de Gestión Agraria, USACH. Solange Vargas, académica de la Universidad de Atacama, destaca: “Esta instancia es fundamental para que se produzca sinergia entre investigadoras e investigadores. Necesitamos tiempo de reflexión, para decantar y afinar las ideas que orientarán nuestro trabajo futuro”.

Por su parte Nélida Pohl, Directora de Comunicaciones del IEB añade que “la interdisciplina no ocurre sin intencionar estos espacios de trabajo conjunto, presencial e intensivo. Necesitamos la interdisciplina para entender las interacciones entre las causas de la compleja situación del esclerófilo, sus posibles trayectorias de cambio, y avenidas de adaptación que permitan su bienestar socioecológico a largo plazo”. 

Fuente: Comunicaciones IEB

Inauguración proyecto Ciencia Pública «Sendero Umbral»

Cuando: viernes 22 de marzo (9:00 hrs.) y sábado 20 (10:00 hrs.) de abril
Dónde: Parque San Carlos de Apoquindo, sector Las Varas, Las Condes
Organizan: Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), Asociación Parque Cordillera, Programa Ciencia Pública del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación

En el Día Mundial del Agua queremos invitarle a descubrir una solución basada en la naturaleza para enfrentar la mega sequía.

Este viernes 22 de marzo desde las 9:00 hrs., en la entrada del Parque La Plaza Norte, ubicado en Avenida San Carlos de Apoquindo 450, Las Condes (mapa) se realizará el lanzamiento del “Sendero Interpretativo e Inclusivo Umbral”, un proyecto de Ciencia Pública liderado por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES) que busca poner en valor los frágiles ecosistemas de la zona central de Chile y conectar nuestros ambientes naturales con los seres humanos que los habitan.

En esta instancia, contaremos con la presencia de destacadas autoridades y medios de prensa, además del investigador de CAPES Cedric Little, quien presentará el proyecto de zanjas de Infiltración de aguas lluvia, una de las soluciones que ofrece la ciencia para enfrentar la crisis hídrica. 

El Sendero Umbral manifiesta los valores del bosque esclerófilo en Chile central, así como los desafíos y estrategias para su rehabilitación, a través de una museografía, experiencias en terreno y material educativo que promueven una experiencia abierta e inclusiva, con especial atención a las personas con discapacidad visual y auditiva. Este proyecto fue financiado por la versión 2022 del Concurso de Ciencia Pública de Espacios Regionales del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, y contó con el apoyo de Parque Cordillera, la Municipalidad de Las Condes, Fundación Luz y la Fundación Inclusión Araucanía.

Rogamos confirmar su asistencia mediante correo electrónico.

Esperamos poder contar con su presencia ese día.

Día del agua: nuevo sendero ecológico promoverá soluciones a la sequía en un ecosistema amenazado

“Sendero Interpretativo e Inclusivo Umbral” es el nombre de este nuevo recorrido emplazado en una de las entradas del Parque San Carlos de Apoquindo, en la comuna de Las Condes. La zona es hogar de cientos de especies animales y vegetales del bosque esclerófilo chileno, uno de los ecosistemas más frágiles del mundo.

La iniciativa, liderada por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, junto a la Asociación Parque Cordillera y la Universidad Católica de Chile, incluyó la restauración y reforestación de áreas estratégicas de este reducto, además de la instalación de zanjas de infiltración que ayudan a recolectar de manera más eficiente el agua caída durante el período de lluvias, ayudando a la recuperación del bosque.

Un nuevo sendero ecológico ubicado a minutos de la ciudad de Santiago abrirá sus puertas este miércoles 20 de marzo, en uno de los ecosistemas naturales más afectados por el cambio climático en todo el mundo: el bosque esclerófilo de la zona central de Chile. 

Se trata del sendero “Umbral”, una iniciativa financiada por el programa Ciencia Pública del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación que tiene por objetivo promover la importancia de este bosque para la vida de los habitantes de la Región Metropolitana, y generar nuevas formas de relación entre las personas y la naturaleza. 

“La recuperación del bosque esclerófilo es una tarea de largo aliento que requiere de la contribución de toda la comunidad. Sin embargo, el acceso a la montaña es limitado, lo que ha profundizado la desconexión entre el humano y el bosque. Es por ello que la creación de espacios educativos y de interacción son vitales para el re encuentro con este ecosistema, el reconocimiento de sus amenazas actuales y el desarrollo de actitudes que contribuyan a su recuperación”, cuenta el Dr. Pablo Becerra, director general del proyecto.

Con una extensión aproximada de 800 metros, el sendero se encuentra ubicado en el sector La Plaza Norte del Parque San Carlos de Apoquindo (predio UC), en la comuna de Las Condes. Durante su recorrido, los visitantes podrán detenerse en distintas estaciones informativas donde aprenderán sobre algunas de las características del bosque esclerófilo, sus principales amenazas, y las distintas formas en que podemos ayudarlo y protegerlo.

Precisamente, una de estas soluciones son las 7 zanjas de infiltración instaladas a lo largo del sendero, las cuales podrán capturar, en días de lluvia, entre 300 y 1.000 m³/ha de agua por cada 200 mm de lluvia caída, permitiendo así una mejor hidratación del suelo y una fuente de agua adicional para las especies vegetales que sobreviven en este ecosistema.  

«Este proyecto permite conocer soluciones basadas en la naturaleza para la gestión del agua, en este caso capturando el escurrimiento de aguas lluvia y de tormenta, infiltrándolas y así evitando la erosión y degradación de suelos, y a profundidad donde quedan a salvo de la alta evaporación de esta zona.», explica el Dr. Cedric Little, encargado de la instalación de estas zanjas.

El bosque esclerófilo es un tipo de ecosistema tan rico como único: se desarrolla específicamente en climas mediterráneos, los que sólo están presentes en cinco lugares del mundo: Sudáfrica, California, Australia, la cuenca del Mediterráneo, y Chile. Actualmente, la principal amenaza que sufre este sistema es la sequía prolongada que arrastra desde hace casi 13 años, tiempo durante el cual los árboles de este bosque han recibido apenas un tercio de su carga de lluvia normal, aumentando su mortalidad y amenazando como nunca antes su supervivencia.

A este peligro, se suman la continua pérdida de superficie producto del cambio de uso de suelo (la cual ha reducido en ⅔ su superficie original), y los incendios forestales cada vez más devastadores que han afectado a nuestro país a causa de las altas temperaturas.

De este modo, el nuevo sendero buscará resignificar el valor de este bosque, así como los desafíos y estrategias para su rehabilitación, a través de experiencias museográficas y en terreno, y material educativo que promueven una experiencia abierta e inclusiva, con especial atención a las personas con discapacidad visual y auditiva que visiten el parque. Cada elemento del nuevo sendero estará pensado para su uso y goce.

“Este parque educativo interpretativo busca ofrecer un sendero educativo sensorial donde personas con discapacidad visual y auditiva puedan interactuar a través de visitas guiadas y soportes educativos inclusivos donde se transmitan los valores del bosque.”, aclara Sofía Herrera, directora de Transferencia y Vinculación de CAPES y coordinadora creativa del proyecto Sendero Umbral.

Asimismo, las personas que visiten este sendero a partir de esta semana podrán hacerlo de manera gratuita por los próximos tres meses, pudiendo participar de las múltiples actividades que el equipo a cargo del proyecto tiene preparadas para ese tiempo; desde recorridos inclusivos a baños de bosque, pasando por talleres, charlas, y experiencias recreacionales y educativas de todo tipo.

Para conocer estas actividades, las personas interesadas pueden seguir la cuenta de Instagram del proyecto, @senderoumbral.

Ceremonia de inauguración

Para dar comienzo oficialmente al período de actividades del sendero, el equipo a cargo de su creación realizará una ceremonia de inauguración el próximo viernes 22 de marzo desde las 9:00 hrs. en el acceso al sendero (Avenida San Carlos de Apoquindo 450, Las Condes),

A la ceremonia, estarán invitadas autoridades gubernamentales y municipales, así como representantes de todas las organizaciones que colaboraron en la creación de este espacio. Durante el acto, contaremos con las palabras del director general del proyecto, el investigador de CAPES, Pablo Becerra, y de la presidenta de la Asociación a cargo de la Administración de este parque, Deborah Raby. 

Entre las actividades que se contemplan para ese día, se encuentra la plantación de un árbol de Guayacán (especie en estado de conservación Vulnerable) en uno de los sitios de reforestación del sendero; una charla sobre las oportunidades de restauración ecológica en la zona central del investigador CAPES Pablo Becerra y otra charla sobre zanjas de infiltración a cargo del investigador CAPES, Cedric Little y el primer recorrido oficial por el sendero».

Sobre el proyecto

Sendero Umbral es el fruto final del proyecto de Ciencia Pública «Parque Educativo Interpretativo para la Valoración del Bosque Esclerófilo de Chile Central», ejecutado por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad CAPES, y financiado por el programa Ciencia Pública del Ministerio de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

Durante su desarrollo, contó con la destacada colaboración de la Asociación Parque Cordillera, la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Municipalidad de Las Condes, el Club Deportivo Universidad Católica, la Fundación Turismo Inclusivo, y el Jardín Botánico Chagual, entre otras instituciones. 

Fuente: Comunicaciones CAPES

CAPES y Facultad de Ciencias Forestales de la U. de Chile capacitan en terreno a profesionales CONAF

El pasado 7 y 8 de noviembre, 14 funcionarios CONAF provenientes de diversas regiones del país participaron de un taller que buscó validar la efectividad y utilidad de los planes de restauración como instrumentos de gestión y conservación de los ecosistemas naturales y los servicios que éstos proveen, con miras a la aplicación del Plan Nacional de Restauración a Escala de Paisajes (PNRP) elaborado por el Estado de Chile en 2020.  

El taller, coordinado por el investigador CAPES y académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la U. de Chile, Dr. Juan Ovalle, fue una continuación práctica del curso celebrado el pasado año a estos mismos profesionales, y, al igual que éste, se enmarca dentro del Plan Anual de Capacitación encargado por la Gerencia de Conservación de Ecosistemas Boscosos y Xerofíticos de CONAF en 2022.

Durante esa primera instancia, los participantes elaboraron una serie de pautas técnicas para establecer criterios de selección de material de propagación (semillas y plantas nativas) en viveros forestales, y criterios para el monitoreo del avance de los procesos de restauración a escala de paisaje, ambas con implicancias directas en componentes del PNRP. En este segundo taller, denominado “Desarrollo de Pautas Técnicas para la Evaluación de Proyectos de Restauración”, Ovalle y su equipo buscaron validar la efectividad de estos instrumentos aplicándolos a experiencias reales de restauración en terreno.

Validando pautas en Quebrada de la Plata

En la primera jornada del taller, los estudiantes visitaron las dependencias de la Estación Experimental Germán Greve Silva, en la comuna de Maipú, para informarse sobre los principales aspectos prácticos a considerar a la hora de realizar un monitoreo de restauración de paisaje, y recibir instrucciones generales sobre la jornada.

Las exposiciones, a cargo del profesor Ovalle y la coordinadora de la Estación Experimental, Solange Vargas, también sirvieron para conocer el trabajo que realiza la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile en este recinto, que además de contar con espacios para la producción de rumiantes menores y el manejo de pastizales en áreas de secano, alberga también uno de los 11 santuarios de la naturaleza que posee la región Metropolitana, el Santuario Nacional Quebrada de la Plata.  

Justamente, una vez concluidas las presentaciones, los participantes del taller debieron recorrer buena parte de las 1.100 hectáreas del Santuario para observar, en terreno, tres de los proyectos de restauración que actualmente se ejecutan en esta zona, con el fin de levantar datos que les permitieran evaluar adecuadamente el estado de avance de estos experimentos, utilizando para ello las pautas técnicas diseñadas en el curso de 2022. 

De regreso a la Estación, los estudiantes fueron parte de un trabajo grupal donde discutieron y validaron los criterios y/o atributos seleccionados para el monitoreo de estos proyectos, el cual estuvo a cargo de la profesora de la Facultad de Ciencias Forestales de la U. de Chile, Dra. Anahí Ocampo.

Sobre esta primera jornada, el profesor Ovalle dijo que “la importancia de que profesionales como los de CONAF aprendan y se involucren en estos procesos de capacitación es muy grande, dado que ellos van a ser actores fundamentales de la implementación del Plan Nacional de Restauración a Escala de Paisaje. Ellos van a tener la tarea de monitorear el avance de los procesos de restauración que se van a ir dando durante la próxima década. De ahí lo importante de que conozcan la diversidad de metodologías que hay para monitorear procesos de recuperación de ecosistemas degradados.” 

Por su parte, la Dra. Ocampo valoró positivamente esta segunda versión práctica del curso: “estoy muy contenta de haber participado en esta nueva edición, donde por fin pude conocer personalmente a cada uno de los estudiantes, y aprender muchísimo de ellos, que son profesionales con mucha experiencia. Fue muy grato estar caminando entre las parcelas y poder discutir y poder escuchar las distintas visiones que tienen, lo que me permitirá ajustar mis clases y metodologías a sus realidades y a lo que necesitaban”. 

Estudiando semillas en San Pedro

El miércoles 8 de noviembre las y los profesionales de CONAF participaron de la segunda jornada donde se desarrolló un taller teórico-práctico donde pusieron sus aprendizajes a prueba en el Vivero San Pedro, en la región Metropolitana.

Allí, se tomaron en consideración aspectos en la cadena de provisión de semillas y plantas para planes de restauración. De esta manera, se realizó la aplicación de una pauta técnica que tomó en cuanto el levantamiento de información del vivero a partir de datos entregados por su encargado; la evaluación de atributos e indicadores de calidad de infraestructura como de la calidad de semillas y plantas de vivero.

Claudia Alcaraz, profesional de la Red de Viveros de CONAF, desde donde se encargan de las 30 unidades a nivel nacional destacó la importancia de este tipo de capacitaciones “principalmente para ver la ejecución respecto del trabajo que nosotros realizamos en nuestras unidades y evaluar si, además de los viveros a nivel nacional que producen plantas para distintos fines, como los productos se orientan hacia la reforestación”.

Juan Vera, encargado del Vivero San Pedro y quien lleva más de 20 años trabajando en esta área destaca la participación y el uso de espacios para el desarrollo de nuevos conocimientos. “Me parece excelente que se puedan hacer este tipo de capacitaciones en nuestra Unidad y todas estas instancias sirven de aprendizaje tanto para nosotros como trabajadores para poder traspasar estos conocimientos”, señala Vera.

“Con esta capacitación estamos desarrollando un instrumento de evaluación para seleccionar los viveros idóneos para proveer semillas y plantas nativas para los proyectos de restauración», comenta el profesor Ovalle. Y agrega que: “el grupo de profesionales de diferentes comunas y oficinas de CONAF, está encargado de evaluar una pauta técnica que ellos mismos diseñaron y que validamos en un vivero”.

Revisa más imágenes de ambas jornadas

Texto: Comunicaciones CAPES y Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, U. de Chile

Constatan masiva pérdida de verdor en bosque esclerófilo chileno a causa de la sequía

Un estudio liderado por tres centros de investigación nacionales y publicado en la revista Nature Plants reveló que el bosque esclerófilo de la zona central de Chile sufrió un abrupto oscurecimiento de sus árboles en solo 100 días durante uno de los años más secos de la megasequía, constituyéndose en un hecho sin precedentes para este tipo de ecosistemas a nivel mundial.

(Créditos: Constanza Soto)

La zona central de Chile es uno de los cinco lugares del mundo donde se halla presente el denominado bosque esclerófilo, un ecosistema de altísima biodiversidad, caracterizado por árboles de hojas duras y resistentes que mantienen su color verde durante todo el año. Sin embargo, en el último tiempo, este bosque ha estado sometido a una sequía sin precedentes, cuyo impacto, si bien no enteramente comprendido, sí ha significado la pérdida del verdor de muchas de estas especies vegetales.

Este hecho motivó a que diversos especialistas del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia CR2 y el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES) conformaran en 2021 la Iniciativa Intercentros “Bosque Esclerófilo y Cambio Global”. Para evaluar los impactos iniciales de esta sequía, usaron observación satelital y compararon el verdor del bosque esclerófilo de Chile con el de otros sistemas de este tipo en el mundo (California, Sudáfrica, sudoeste de Australia y la cuenca del Mediterráneo), publicando recientemente sus resultados en la revista Nature plants.

Uno de los principales hallazgos es que el ecosistema presente en Chile es el único que ha sufrido este oscurecimiento de sus árboles y en un periodo muy corto de tiempo. Sin ir más lejos, su verdor decayó abruptamente en un 90 % entre los años 2019 y 2020, en apenas cien días y en una zona que abarcó desde la costa hasta la cordillera de los Andes.

Alejandro Miranda, investigador del CR2 y del Departamento de Ciencias Forestales de la Universidad de La Frontera, señaló que es un fenómeno de la naturaleza extremadamente raro. “Eventos similares se habían reportado en otras zonas del mundo como parte de los efectos de la sequía u otras perturbaciones, pero estos se habían dado solo en algunos parches de bosque, en ciertas condiciones, para ciertas especies y a través de los años. En cambio, aquí el ecosistema respondió en un periodo muy corto de tiempo y llama la atención la sincronía con que esto ocurrió, pues fue en una franja latitudinal de 500 kilómetros, en laderas sur y norte, en bosques de diferentes especies y sometidos a diferentes historias de manejo y perturbación”, comentó el especialista.

Similar opinión comparte Cristián Delpiano, investigador del IEB y de la Universidad de La Serena. “Este trabajo es relevante, pues evidencia que a escala global la situación climática de Chile central es crítica, y nos muestra que el efecto sobre el bosque -por la magnitud en que ocurrió- no tiene comparación a nivel mundial, porque abarcó una gran extensión de superficie y en un período de tiempo más bien breve”, indicó. Dentro de las hipótesis que buscan explicar el porqué de este oscurecimiento, también llamado pardeamiento o browning en inglés, se encuentra la megasequía iniciada en el año 2010 y que registró un año hiperseco en el 2019, momento en que el bosque perdió abruptamente su verdor. Sin embargo, desde el año 1900, la última década también ha sido la más seca en cualquiera de los ecosistemas mediterráneos del mundo, pero solo el bosque chileno se ha visto impactado de esta manera, lo que podría deberse a que es el único donde las bajas precipitaciones se han mantenido de manera constante y con años hipersecos.

Impactos de la mega sequía en los bosques

Según Miranda, esta pérdida de verdor del bosque tiene implicancias que aún no se han medido, como extinciones locales, cambio en la distribución de especies y modificaciones en las cadenas alimenticias por cambios en las comunidades y en el suelo. Se suma la acumulación de ramas y hojas secas, lo que aumentaría el riesgo de incendios. Asimismo, deben evaluar si los árboles están muriendo o si este oscurecimiento y pérdida de sus hojas es una estrategia adaptativa para sobrevivir a la sequía, pero que aún pueden rebrotar.

También plantea impactos a nivel de política pública, principalmente, por el objetivo de alcanzar la carbono neutralidad para el año 2050. Esto se debe a que en el inventario de gases de efecto invernadero (GEI) la captura de carbono descansa casi únicamente en los bosques nativos, pero un bosque dañado es posible que vea mermada su capacidad de almacenamiento. “Entonces, si este ecosistema no está capturando GEI como fue calculado, se tendrán que tomar acciones, ya sea recuperando más el bosque nativo o emitiendo menos en otros sectores para alcanzar la carbono neutralidad”, explicó Miranda.

Para Juan Ovalle, académico del Departamento de Silvicultura y Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile e investigador asociado del CAPES, este factor vuelve aún más relevantes los resultados de este estudio, “porque la información que arroja servirá para mejorar la planificación y diseño de los planes de restauración a escala de paisaje, dado que este tipo de monitoreos espaciales del comportamiento de la vegetación frente a la sequía entregan datos sobre las áreas con mayor potencial para restaurar, mejorando la costo-efectividad de las acciones restaurativas“.

Pese a ello, Cristián Delpiano destaca que no hay certeza de que los lugares afectados puedan recuperarse, o bien si este fenómeno ya traspasó un umbral en el cual los cambios generados podrían conducir a otro tipo de ecosistema. “Por esta razón, es vital monitorear de manera permanente nuestros bosques y poner especial atención a lo que está ocurriendo en Chile. En este enorme desafío se hace necesario aunar los esfuerzos y actuar de manera coordinada, abordando la problemática más allá del plano ecológico”, indicó. 

El equipo de investigación que participó del estudio plantea que lo que ocurrió en Chile puede ser una ventana hacia el futuro, ya que los otros cuatro ecosistemas similares podrían reaccionar de la misma manera si alcanzan una sequía tan extensa y constante como la que está ocurriendo en el país. Por tal razón, explica Ovalle, el equipo seguirá monitoreando el bosque esclerófilo para posicionarlo como un laboratorio natural a nivel global, “sobre todo cuando se prevé que, en la segunda mitad del siglo XXI, se darán en Chile condiciones extremas de sequía y calor, inéditas en la historia reciente de todos los ecosistemas de tipo mediterráneo del mundo”. 

Así, el bosque esclerófilo de Chile central es visto como un ecosistema centinela de lo que serán las respuestas esperadas en los bosques mediterráneos a las anomalías climáticas de las próximas décadas.

Texto: (CR)2, IEB, CAPES

Estudio de académico propone técnicas para reforestar bosque esclerófilo de Chile central

La plantación de especies nativas como el huingán y el litre podrían mejorar los resultados en la restauración del bosque esclerófilo del centro del país. Lo anterior, como parte de técnicas que logran mitigar los efectos que la crisis hídrica produce en estas zonas.

En un esfuerzo por abordar las dificultades en la restauración de ecosistemas forestales nativos en el contexto de la megasequía, académicos y académicas de la Universidad de Chile, Pontificia Universidad Católica de Chile y Universidad Politécnica de Madrid, España, propusieron técnicas más efectivas y económicas para restaurar bosques esclerófilos de la zona central de Chile. Lo anterior, mediante la investigación «Técnicas silviculturales costo-efectivas para reducción de estrés hídrico de plantas en procesos de restauración de bosque esclerófilo», realizada entre 2018 y 2022.

De acuerdo con el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (Cr2), la persistencia temporal y la extensión espacial de la actual sequía en Chile, es extraordinaria en el registro histórico, siendo este evento denominado como “megasequía”. Desde 2010 el territorio comprendido entre las regiones de Coquimbo y de La Araucanía ha experimentado un déficit de precipitaciones cercano al 30%.

Este déficit ha provocado la degradación de los suelos, riegos ineficientes y otras dificultades para el cuidado y mantención de los bosques esclerófilos. Buscando ser aporte ante este escenario, durante tres años se llevó a cabo el proyecto «Técnicas silviculturales costo-efectivas para reducción de estrés hídrico de plantas en procesos de restauración de bosque esclerófilo». La iniciativa fue posible gracias al financiamiento del Fondo de Investigación del Bosque Nativo de CONAF, y el apoyo del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES).

Tras esta investigación, se generó un manual técnico para explicar los métodos utilizados para probar diferentes técnicas de plantación y el monitoreo de las respuestas en el terreno. Así, se identificaron diversas estrategias claves para mejorar la efectividad de los planes de restauración del bosque esclerófilo.

La iniciativa contó con la participación de los investigadores CAPES Juan Ovalle, de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza UCH, Eduardo Arellano y Pablo Becerra, además de Marcelo Talamilla, Cesar Figueroa y Nadia Rojas-Arévalo de la Universidad Católica. Juan Oliet, de la Universidad Politécnica de Madrid, fue el representante internacional del equipo.

En el marco de la iniciativa, prontamente se realizará el lanzamiento del libro “Restauración de Ecosistemas Forestales”. Ejemplar que en 28 capítulos presentará gran parte de los resultados que se obtuvieron en el proyecto, junto con una amplia diversidad de temas en torno a la restauración de ecosistemas redactados por un selecto grupo de especialistas en el tema, esperando que sea un texto de cabecera para las futuras generaciones de restauradores en Chile.

Puntos clave de la investigación

Juan Ovalle, investigador CAPES y U. de Chile

En el estudio se destacaron diversos aspectos fundamentales para mejorar la efectividad de la restauración del bosque esclerófilo. Entre ellos, se encuentra la selección de fuentes semilleras de procedencia local o cercana al sitio de restauración; la utilización de acondicionadores de suelo, como los hidrogeles y el compost; y el uso de riego de establecimiento durante la primera temporada seca. Cada uno de estos puntos se destacan como pilares fundamentales para una reforestación costo-efectiva, “aunque no garantiza el éxito”, señaló el profesor Ovalle.

Asimismo, el académico destacó que «la necesidad de disminuir la incertidumbre en los proyectos de reforestación con especies nativas se ha transformado en un aspecto cada vez más urgente de abordar desde la investigación, debido a que producto de las recurrentes anomalías climáticas (olas de calor, sequías) ya no es posible garantizar el éxito de una plantación a corto y mediano plazo en la zona Central de Chile».

Junto a lo anterior y en busca de mejores resultados, la investigación sugiere la inclusión de especies poco tradicionales en las prácticas de reforestación. El huingán (Schinus polygamus) y el litre (Lithraea caustica) emergen como opciones útiles y necesarias. «Diversificar el uso de especies nativas puede mejorar significativamente los resultados de los esfuerzos de restauración, dado que diversificas también los rasgos funcionales en la comunidad vegetal, y con esto, las estrategias de uso de recursos en ambientes limitantes», señaló el académico de la U. de Chile.

En la batalla contra el estrés hídrico, el riego también se revela como una herramienta fundamental. Según el profesor Ovalle, «el riego en las etapas iniciales es esencial, y nuestros datos respaldan un uso mínimo de 4 litros por planta al mes durante la temporada seca estival del primer año post-trasplante». No obstante, el académico UCH indicó que es necesario seguir investigando sobre la dosis óptima de riego en programas de reforestación ya que, estas deben ajustarse a la demanda de la especie y a la dinámica del agua en el perfil de suelo del sitio de plantación.

De este modo, la investigación no solo proporciona claves valiosas para la restauración del bosque esclerófilo, sino que también refuerza la importancia de la adaptación y la innovación en la conservación de los ecosistemas naturales en medio de un entorno en constante cambio.

¿En qué consisten las técnicas de hidrogel, compost y “pozo seco»?

Como se menciona anteriormente, dentro de las estrategias propuestas por la investigación se contemplan tres técnicas para la reforestación. Entre ellas, la de pozo seco, hidrogel y compost, las que permiten abordar distintos desafíos que presenta el proceso de recuperación de bosques nativos, como la complejidad de riego y la degradación de los suelos.

En cuanto a la técnica de pozo seco, esta se basa en que dentro de la casilla de plantación se dispone de una columna cilíndrica de 11 cm de diámetro con piedras de distintos tamaños, a lo largo del perfil de la casilla, para generar un efecto dren, que permite una rápida infiltración del agua.

Por su parte, la estrategia en base a hidrogel consiste en polímeros hidrofílicos e insolubles en agua, capaces de absorber y retener agua y solutos. Su aplicación en la casilla de plantación tiene un efecto variable sobre las plantas, según el tipo de polímeros, la dosis y la forma de aplicación. En condiciones de sequía prolongada y suelos arcillosos, los hidrogeles pueden competir con la planta por el agua.

Finalmente, las enmiendas orgánicas o compost, son fuentes de materia orgánica estabilizada que pueden contribuir a mejorar los contenidos de carbono y nutrientes del suelo y por ende la productividad de las plantas. Algunos ejemplos son compost, humus, lodos estabilizados, etc.

Para su aplicación es importante considerar su fuente, nivel de estabilización, las dosis y las formas de aplicación. Las enmiendas de origen agroindustrial pueden aumentar la salinidad en la casilla, situación que se agrava en condiciones de sequía.

Texto:
Michael Seguel, Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, U. de Chile

Los servicios ecosistémicos del bosque esclerófilo chileno 

Un grupo de investigadores nacionales revisó los últimos 50 años de literatura científica generada en Chile para determinar cuánto sabemos sobre este ecosistema, uno de los más amenazados en el mundo, y los beneficios que trae a las personas.

Los bosques y matorrales de la precordillera santiaguina, parte del ecosistema mediterráneo esclerófilo de Chile.

Ecosistemas como bosques, océanos y humedales son esenciales no sólo para la vida de los organismos que habitan en estos lugares —y son parte constitutiva de ellos— sino también para nosotros, los seres humanos. Sin árboles de dónde extraer madera, no podríamos edificar viviendas; sin el agua de ríos y lagos, no tendríamos qué beber, y sin un suelo rico en nutrientes y microorganismos, ninguna de las plantas que nos alimentan podría crecer ni desarrollarse.

Los múltiples beneficios que entrega la naturaleza a los seres vivos, y especialmente a los seres humanos, se conocen como “servicios ecosistémicos”, y aun cuando muchos de ellos son ampliamente conocidos por la mayoría de nosotros (como los ya mencionados), hay otros cuya importancia aún no ha sido del todo estudiada, ni mucho menos valorada.

Es el caso, por ejemplo, de los servicios ecosistémicos que provee el bosque y matorral esclerófilo de la zona central de Chile, un complejo sistema ecológico que abarca casi 14 millones de hectáreas —distribuidas entre los paralelos 31 y 37 del territorio nacional—, comprende 10 tipos distintos de vegetación, y alberga a cientos de especies endémicas de nuestro país, es decir, que solo están presentes en esta parte del mundo.

Para ayudar a resumir lo que sabemos hasta ahora acerca de los beneficios que proveen los bosques y matorrales esclerófilos a los seres humanos, un grupo de investigadores nacionales encabezados por la académica de la Universidad de Los Lagos, Dra. Cecilia Smith, revisó los últimos 50 años de literatura científica generada en Chile sobre este ecosistema, uno de los más amenazados por el cambio climático, la urbanización y el cambio de uso del suelo en el mundo.

Todo, para proveer un análisis de base que sirviera de insumo para la evaluación de estos frágiles ecosistemas, en pos de su conservación, restauración y estudio.

Sus resultados fueron publicados recientemente bajo el título “Ecosystem services of Chilean sclerophyllous forests and shrublands on the verge of collapse” en la revista Journal of Arid Environments.

El avance de las ciudades es una de los factores que incide más fuertemente en la pérdida de bosque esclerófilo y sus servicios.

Servicios en declive

Los bosques y matorrales esclerófilos de Chile son uno de los 5 ecosistemas de tipo mediterráneo existentes en el mundo. Considerados en estado vulnerable, en peligro o en peligro crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), estos ecosistemas se desarrollan usualmente en suelos altamente erosionados y con serias limitantes físicas, tales como laderas escarpadas y con pobre infiltración de agua.

Según el estudio, el declive del bosque y matorral esclerófilo en Chile se atribuye principalmente a la expansión de las tierras agrícolas, la urbanización y los incendios. La conversión de bosque esclerófilo a suelo agrícola, por ejemplo, ha sido especialmente severa durante las últimas décadas: un estudio corroboró que, entre 1975 y 2007, la pérdida de bosque en esta zona fue mayor que durante cualquier período anterior.

El impacto del cambio climático en la región también se ha sentido, principalmente a través de una “mega-sequía” que se extiende en esta zona por más de 12 años, asociada a un déficit de lluvias de un 38% en durante la última década. Se trata del evento de escasez hídrica más severo de los últimos 700 años.

Es así como la disminución global de las precipitaciones, sumado a un aumento en las temperaturas, ha causado un alza en la mortalidad de los árboles y el declive de estos bosques y los servicios que proveen, como evidencia el proceso de pardeamiento que, hasta 2017, había sufrido el 30% de los bosques chilenos.

Profesor Juan Ovalle (U. de Chile, CAPES UC), uno de los autores del estudio.

Para el investigador de CAPES UC y académico de la Universidad de Chile, Dr. Juan Ovalle, uno de los coautores del estudio, la pérdida del bosque esclerófilo “es un problema que afecta directamente el bienestar humano en múltiples formas, incluyendo la salud, la seguridad alimentaria, la economía y las actividades al aire libre. Por ejemplo, en ciudades altamente pobladas de zonas precordilleranas (como Santiago) la deforestación puede afectar la calidad del aire y del agua, aumentando el riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra (e.g. Cajón del Maipo)”. Ovalle también explica que la pérdida de servicios ecosistémicos dentro del bosque esclerófilo puede tener un impacto económico significativo en las comunidades locales que dependen de los recursos naturales para su sustento. Por ejemplo, “en la zona central de Chile, los viveros de especies nativas dependen de la provisión de semillas de los árboles y arbustos de áreas silvestres (colectan en cerros, quebradas, valles, etc). Si este servicio de provisión se pierde producto del cambio de uso de suelo o de la mortalidad de la copa por sequía, entonces la disponibilidad del material de propagación disminuye, afectando directamente a los viveros y propagadores de especies nativas”, detalla.

Lo que no sabemos

Smith, Ovalle, y el equipo de especialistas a cargo de la revisión (entre los que se encuentra el también investigador CAPES, Marcelo Miranda), hallaron 158 estudios que, ya sea usando o no el concepto de “servicio ecosistémico”, describen, identifican y/o evalúan los beneficios sociales y ambientales derivados de los bosques y matorrales esclerófilos chilenos desde 1974 a 2022, incluyendo reportes técnicos, tesis y literatura científica.

Dentro de estas publicaciones, los servicios más frecuentemente reportados fueron los de provisión, con 86 trabajos, seguidos de los servicios de regulación (61) y culturales (29) (en algunos casos, un mismo estudio investigó sobre uno o más servicios).

Para los investigadores, si bien en los últimos 15 años se aprecia un alza en el número de publicaciones dedicadas a la identificación y análisis de servicios ecosistémicos—coincidente con la publicación de la Evaluación Milenio de Ecosistemas, el año 2005— los servicios que otorgan los bosques y matorrales esclerófilos de Chile siguen siendo, hasta hoy, escasamente cuantificados, y usando, para ello, variables sobre simplificadas como indicadores de medición.

“A pesar de la importancia de los SE para el bienestar humano y el desarrollo sostenible, su conocimiento en Chile aún es limitado y fragmentado”, comenta Ovalle, “por ejemplo, se han realizado algunos estudios sobre servicios específicos, como la provisión de agua y la regulación del clima en la cuenca del río Maipo, la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en los bosques nativos de la región de Valdivia, y el papel de los humedales en la mitigación del cambio climático en la Región Metropolitana de Santiago. Específicamente para bosque esclerófilo, el conocimiento sobre sus servicios ecosistémicos era casi nulo”. Los investigadores descubrieron que, por ejemplo, los servicios relacionados con biodiversidad animal, como polinización y control de plagas, siguen siendo poco conocidos y estudiados, y a medida que fenómenos como el calentamiento global sigan reduciendo de forma significativa el suministro de agua en los climas mediterráneos, estudios referidos a la regulación y provisión de este elemento serán cada vez más necesarios.

El espino, una de las especies insignes del bosque esclerófilo, utilizado como leña y carbón, y rico en nutrientes para la alimentación del ganado.

Lo que sabemos

Así y todo, el equipo de investigación logró pesquisar 19 servicios ecosistémicos distintos con una o más publicaciones a su haber. Estos beneficios, divididos en servicios de provisión, regulación y culturales (usando la clasificación elaborada por la misma Evaluación Milenio de Ecosistemas, y el Common International Classification of Ecosystem Services, o CICES), fueron debidamente detallados y explicados en el trabajo.

Entre los servicios de provisión, por ejemplo, los investigadores resaltaron el rol del peumo (C. alba), el boldo (P. boldus) y el espino (Acacia caven), árboles y arbustos característicos del esclerófilo, en la suministro de leña y carbón, especialmente para las grandes ciudades; el espino es particularmente aprovechado por su alto valor calórico: los bosques más densos de este arbusto pueden proveer hasta 20 mil kg de biomasa por hectárea al año, y su venta como carbón puede llegar a las 264 toneladas anuales.

Otro producto de exportación provisto por el bosque esclerófilo es la fruta de la palma chilena, o Jubea chilensis, la cual es exportada mayoritariamente a los EEUU. Lo mismo ocurre con el jarabe (o sirope) producido a partir de la savia de esta especie endémica, el cual se vende tanto a mercados nacionales como internacionales.

Pero si nos referimos exclusivamente a los servicios de provisión, sin lugar a dudas el más estudiado por las científicas y científicos chilenos es el asociado al uso medicinal que se hace de estos ecosistemas: aproximadamente un tercio de las plantas nativas chilenas poseen valor medicinal, y la mayor parte de ellas proviene de los bosques y matorrales esclerófilos. El producto forestal no maderable más exportado desde Chile, de hecho, es la corteza del quillay (Quillaja saponaria), usada como detergente, insecticida, ungüento para la piel, adyuvante para vacunas (entre ellas, la de COVID-19), y carbonatador de bebidas gaseosas, y las hojas de boldo, usadas en infusiones curativas debido al alcaloide boldina, presente en éstas.

Otros servicios de provisión mencionados en el artículo son el abastecimiento de propágulos (esto es, semillas, esquejes o bulbos de una especie vegetal que, al plantarse separadamente, permiten el desarrollo y propagación de nuevos individuos de la especie), la producción de miel derivada principalmente de plantas endémicas del territorio (y cuya venta fluctúa entre las 7 y 11 toneladas al año), a extracción de suelo orgánico (tierra de hoja) para la jardinería, y la provisión de comida y sombra para el ganado.

Servicios culturales y de regulación

El bosque y matorral esclerófilo, sin embargo, no sólo provee a los seres humanos de bienes y servicios directos para su consumo o explotación. También son vitales en la regulación del clima y otros procesos naturales de los cuales las personas dependen directamente. Tal es el caso de la vegetación ribereña presente en las laderas andinas y preandinas chilenas, la cual es esencial en la prevención de eventos climáticos extremos como aluviones e inundaciones.

“Diversos estudios han comprobado que la cobertura natural que proveen los árboles del bosque esclerófilo impide la erosión y reducen la pérdida de suelo de manera mucho más efectiva que el terreno agrícola o las plantaciones forestales” advierten los investigadores. Lo mismo ocurre con la disponibilidad de agua para el consumo humano que permiten estas especies (adaptadas a un consumo hídrico bajo) en comparación con cultivos frutales como los cerezos y las plantas, que demandan mayor cantidad de agua para su crecimiento.

Otros servicios de regulación entregados por el bosque esclerófilo y mencionados en el estudio, son la purificación del aire mediante la captación de partículas contaminantes; el secuestro de carbono a través del suelo y la vegetación, el mantenimiento de la calidad de los suelos (mediante la abundante presencia, por ejemplo, de micorriza arbuscular), el control biológico de plagas y enfermedades, servicios de polinización, y el rol regulador de los insectos del esclerófilo como descomponedores de desechos.

Finalmente, los investigadores describieron aquellos servicios ecosistémicos que contribuyen al bienestar cultural y espiritual de los hombres y mujeres que tenemos la suerte de vivir junto a estos bosques y matorrales, los cuales, por no ser tangibles, suelen ser menospreciados o subvalorados a la hora de evaluar el impacto positivo que tiene el esclerófilo en nuestras vidas.

El aumento del turismo ambiental, y con ello el incremento en la valoración del bosque esclerófilo como un proveedor de tranquilidad y belleza escénica entre las personas, son pruebas de la fuerte conexión entre la experiencia de lo natural y el bienestar humano. A nivel cultural, distintas evaluaciones llevadas a cabo en la región Metropolitana mostraron que, para el 41% de los encuestados, el servicio más valioso entregado por su entorno natural era el sentido de pertenencia. Otros estudios han demostrado que la presencia del bosque esclerófilo está asociada a la preservación de actividades económicas tradicionales, las cuales, a su vez, se vinculan con herencias culturales e identidad local.

“Este artículo”, concluye Juan Ovalle “probablemente, es el primer esfuerzo conjunto en estudiar aspectos poco conocidos de un ecosistema (Bosque esclerófilo) que actualmente está al borde del colapso producto de la sequía y la historia de uso”.

El bosque esclerófilo y su belleza escénica.

Texto: Comunicaciones CAPES

Nuevo sendero educativo busca poner en valor al característico bosque esclerófilo de la zona central

El proyecto, financiado por el programa Ciencia Pública, será instalado en un predio de 80 ha en San Carlos de Apoquindo perteneciente a la Pontificia Universidad Católica de Chile, y un creará parque educativo y experiencial que pondrá en valor el bosque con el objetivo de concientizar para su conservación.

El nuevo sendero «Umbral» estará ubicado al comienzo del parque San Carlos de Apoquindo, propiedad de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Crédito: Proyecto Umbral).

El bosque esclerófilo es un tipo de ecosistema tan rico como único: se encuentra solo en cinco lugares del mundo y nuestro país tiene el privilegio de ser uno de ellos, junto con Sudáfrica, California, Australia y la cuenca del Mediterráneo.

Sin embargo, y pese a su revelancia como proveedor de importantes servicios ecosistémicos, además del hogar de un sinfín de especies endémicas, este bosque se encuentra altamente amenazado por efectos del cambio climático y la intervención del ser humano, especialmente en Chile.

Precisamente para ayudar a combatir estas amenazas, potenciar la protección de estos ecosistemas y generar instancias de valoración de sus múltiples beneficios, un grupo de instituciones encabezadas por el Centro de Ecología Aplicada y Sostenibilidad (CAPES UC) decidió crear un parque educativo interpretativo enclavado en el corazón de este bosque, en plena precordillera de Santiago. La primera etapa de este proyecto fue  recientemente seleccionada por el Concurso Nacional Ciencia Pública de Espacios Públicos Regionales del Programa Ciencia Pública del Ministerio de Ciencia, Tecnología, conocimiento e Innovación.

La iniciativa tiene una duración de 15 meses y una vez finalizado el proyecto, se espera que las experiencias que allí se diseñen permitan una integración de conocimiento en las comunidades que se refleje en un cambio de actitudes y motivaciones para enfrentar la crisis del bosque esclerófilo.

“Poner en valor la experiencia como herramienta para la comprensión de los componentes y procesos que subyacen a los sistemas naturales ofrece oportunidades únicas y significativas para la vinculación efectiva entre la persona y su entorno”, explica Pablo Becerra, investigador CAPES, académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC y director general del proyecto.

Actualmente, los procesos históricos de explotación y amenazas de origen humano como el cambio de uso de suelo y los incendios forestales han causado un profundo daño a la composición y funcionamiento del bosque, así como a los servicios ecosistémicos que nos otorga. A esto se suman los efectos de más de una década de mega sequía en la zona central, que ha profundizado la vulnerabilidad de este ecosistema.

Por lo tanto, “la recuperación del bosque esclerófilo es una tarea de largo aliento que requiere de la contribución de toda la comunidad. Sin embargo, el acceso a la montaña es limitado, lo que ha profundizado la desconexión entre el humano y el bosque. Es por ello que la creación de espacios educativos y de interacción son vitales para el re encuentro con este ecosistema, el reconocimiento de sus amenazas actuales y el desarrollo de actitudes que contribuyan a su recuperación”, explica Francisca Boher Elton, profesional CAPES y coordinadora general de la iniciativa.

Parte de las señaléticas con que contará el sendero interpretativo (Crédito: Proyecto Umbral).

Educación y experiencias familiares en la precordillera santiaguina

El proyecto consiste en un sendero de aproximadamente 800 metros inserto en un predio propiedad de la Pontificia Universidad Católica, en una zona urbana accesible al público a través de vehículo y transporte público. Su administración estará a cargo Asociación Parque Cordillera (APC), institución asociada en esta propuesta quienes administran una red de parques en la precordillera de Santiago.

El conocimiento científico y experiencias educativas y técnicas para su restauración que se integrarán en el parque lo convertirán en un espacio de encuentro comunitario y familiar a través de soportes educativos, interactivos e inclusivos se transmitirán los valores del bosque, su estado actual, y las acciones personales y colectivas que se pueden realizar para su recuperación.

“Una vez finalizado el proyecto, esperamos que la experiencia permita una integración de conocimiento en las comunidades que se refleje en un cambio de actitudes y motivaciones para enfrentar la crisis del bosque esclerófilo”, explica Becerra.

Destacan dentro del diseño del parque dos espacios demostrativos sobre actividades que se llevan a cabo en el sitio: restauración ecológica y una zanja de infiltración de aguas lluvia, ambas acopladas con la información y el soporte correspondientes. “Este parque recoge los valores y desafíos que enfrenta el BE, los que están claramente representados en el territorio, constituyéndose como un excelente modelo para desarrollar un espacio público que permita recibir al visitante, informar, sensibilizar y movilizar a la acción”, finaliza Becerra.

“Este parque educativo interpretativo busca ofrecer un sendero educativo sensorial donde personas con discapacidad visual y auditiva puedan interactuar a través de visitas guiadas y soportes educativos inclusivos donde se transmitan los valores del bosque.”

Encargada creativa y profesional CAPES, Sofía Herrera.

“Los contenidos didácticos, cognitivos y visuales se presentan combinando la exhibición escrita con braille, videos con lenguaje de señas y audioguías junto a una interacción mecánica para reforzar la idea de parque escuela”, señala la Dra. Fabiola Orrego, Encargada de contenidos y profesional CAPES Este proyecto fue presentado por la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC, el Centro de Ecología Aplicada y Sostenibilidad (CAPES UC) y tiene como instituciones asociadas a Parque Cordillera, la Municipalidad de Las Condes, la Corporación Educacional de Las Condes, CAC Las Condes, la Fundación Araucanía Inclusiva y la Fundación Luz.

El sendero también dará acceso a las zanjas de infiltración, acopio y distribución de aguas lluvias instaladas como parte del programa de restauración del parque San Carlos de Apoquindo (Crédito: Proyecto Parque San Carlos).

Algunos datos sobre el bosque esclerófilo de la zona central de Chile

  1. Forma parte del ecosistema mediterráneo que cubre un 5% de la superficie de la tierra, pero aloja cerca del 20% de las especies vegetales, muchas endémicas (Myers et al 2000).
  2. Su distribución coincide con las áreas más pobladas del país, por lo que ha estado sujeto a fuertes presiones. El cambio de uso de suelo, los incendios, la introducción de especies invasoras y el cambio climático, han causado la reducción y fragmentación del BE (Fischer & Lindermayer 2007).
  3. Actualmente está sujeto a los efectos de más de una década de sequía, que ha causado un evento masivo de desecación en las especies leñosas que implica un daño a su estructura, funcionamiento, además de impactar negativamente en los beneficios ecosistémicos que recibimos de él, como el control de la erosión, purificación del aire, infiltración del agua, polinización, refugio para mamíferos y aves, entre otros (Álvarez-Codoceo et al 2021)
  4. El gran valor ecológico del BE, y el gran riesgo de desaparición motivó su clasificación como un hotspot de biodiversidad (Myers et al 2000).

Texto: Comunicaciones Agronomía UC y CAPES

Ante incendios y megasequía: Comunidad científica llama a fortalecer la protección de ecosistemas de Chile central

Declaran urgente aumentar la protección legal del bosque nativo y particularmente, de la palma chilena, declarándola “Monumento Nacional”. Esta especie podría desaparecer durante el presente siglo, según advierten.

Palmar «El Salto» (Crédito: Patricio Novoa Quezada, Fickr)

Tras el megaincendio ocurrido en el Santuario de la Naturaleza “Palmar El Salto” y el Parque Kan-Kan de Viña del Mar, con un saldo de 125 hectáreas afectadas, 5 mil viviendas destruidas y 1700 palmas chilenas arrasadas por las llamas, científicas y científicos realizaron un llamado a fortalecer la institucionalidad ambiental de Chile para la protección del bosque esclerófilo y la palma chilena  frente a un escenario adverso para su conservación.

Este emplazamiento estuvo liderado por las y los integrantes de la “Iniciativa Intercentros Bosque Esclerófilo y Cambio Global”, pertenecientes al Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) y el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES). Este grupo de investigadores inició un trabajo conjunto a fines del 2019, con el fin de estudiar a este bosque de Chile central -en el que habitan especies como el boldo, quillay, peumo, litre y espinillo- y buscar herramientas conjuntas para promover su conservación, desde una perspectiva socioecológica.

“El lamentable incendio ocurrido recientemente en Viña del Mar, nos preocupa enormemente. Chile central es la zona con más habitantes del país y sus ecosistemas son uno de los más vulnerables y amenazados del país y el mundo. En ese contexto, la fuerte disminución de las precipitaciones junto con el aumento de la frecuencia y duración de las olas de calor y el uso irregular de áreas naturales con importancia para la conservación biológica (palmares y bosque esclerófilo) han generado un alto nivel de vulnerabilidad a este singular ecosistema. La condición de alto estrés disminuye la capacidad de recuperación del bosque frente a eventos de perturbación como los incendios forestales”, explica Cristián Delpiano, investigador del IEB e integrante de la Iniciativa Intercentros.

“Las especies del bosque esclerófilo están adaptadas a periodos secos, pero la actual megasequía ha presionado los umbrales de tolerancia a la sequía, generando un pardeamiento generalizado de las copas de los árboles en miles de hectáreas de bosque entre la región de Valparaíso a O’Higgins. A pesar de que una potencial recuperación de este ecosistema es posible, todo ese material seco de hojas y ramas incrementa el peligro de incendios, por la gran acumulación de combustible en el piso y en la parte aérea del bosque, amenazando la biodiversidad que sustentan y generando incendios de grandes dimensiones”, señala Alejandro Miranda, investigador del (CR)2 y del Laboratorio de Ecología del Paisaje y Conservación de la Universidad de la Frontera.

En el contexto del último megaincendio en Viña del Mar, donde se quemaron cientos de palmas chilenas centenarias las y los integrantes de esta agrupación declaran la urgencia de aumentar el nivel de protección legal para esta especie y para el bosque esclerófilo en su conjunto. El llamado de urgencia radica en que bajo el actual contexto de rápidos cambios globales los bosques de palma chilena podrían extinguirse dentro del presente siglo. Por otro lado,  este tipo de ecosistemas tienen un bajo (y casi nulo) potencial de recuperación bajo el actual escenario de crisis climática, generando una alta incertidumbre en los resultados de restauración post-incendio. La dificultad para recuperar estos ecosistemas radica en las características reproductivas y ecológicas de la palma, pero además por la alta presión antrópica sobre sus frutos y el impacto de especies invasoras.

(Crédito: Claudio Alvarado Solari, Flick)

Junto al impacto de los incendios forestales sobre la flora y fauna, el aumento en su frecuencia e intensidad también afecta fuertemente a los suelos, especialmente su capacidad de almacenar agua y carbono, y su rol como hábitat de millones de especies. Los incendios además pueden acelerar indirectamente procesos erosivos al perderse la cubierta vegetal que los protege de la lluvia, por lo cual es fundamental recuperar la cobertura natural del suelo, dentro de las prácticas de restauración de bosques incendiados. “Cubrir el suelo, por ejemplo, con mantillos naturales o enmiendas orgánicas que se pueden obtener de la misma zona afectada, mejora su contenido de materia orgánica y capacidad de retener agua, lo que es fundamental para sostener la re-vegetación de las zonas afectadas”, declara Claudia Rojas, académica de la Universidad de O’Higgins, investigadora CAPES y miembro de la Iniciativa. Sin embargo, “la prevención de incendios es prioritaria, ya que el proceso de recuperación de un ecosistema de tipo Mediterráneo es lento. Por ejemplo, la biodiversidad y actividad biológica del suelo del bosque esclerofilo afectado por los incendios de 2017 hasta la actualidad muestra huellas de la ocurrencia de estos eventos, a pesar de que la vegetación se ha ido recuperando en estos años, el ecosistema de bosque en su conjunto aún no lo ha hecho”, culmina la doctora Rojas.

Recomendaciones y ejes de acción

Las y los integrantes de esta iniciativa declaran que para efectuar las acciones correctas, la sociedad debe asumir que Chile central y sus ecosistemas están muy vulnerables producto de la megasequía. Y que en vista de la crítica situación, es urgente avanzar en una estrategia que aborde las causas del problema, y dé la oportunidad de conservar y recuperar el bosque esclerófilo y palma chilena mediante cinco ejes de acción.

  1. Focalizar la asignación de presupuesto en áreas protegidas administradas por CONAF, para fortalecer los protocolos y planes de prevención de incendios forestales en áreas con alto valor ecológico (refugios biológicos ante incendios).
  2. Avanzar en el proceso legislativo para declarar a la especie Jubea chilensis (palma chilena) en la categoría de “Monumento Natural”. Esta categoría permite que CONAF controle y otorgue de forma restrictiva los permisos de explotación de individuos vivos, la habilitación de terrenos donde se encuentren palmas chilenas y la aprobación de Planes de Manejo Forestal sólo para objetivos de conservación.
  3. Avanzar en la preparación de la ficha técnica para modificar la clasificación actual de Jubaea chilensis de “En peligro” a “En peligro crítico”. La ficha debe ser presentada al Comité de Clasificación de Especies del Ministerio del Medio Ambiente (MMA) para su consideración en el próximo proceso de clasificación de especies (N°20/2023).
  4. Crear nuevas áreas protegidas privadas y del Estado (SNASPE) para incrementar la representatividad de ecosistemas cuyas especies se encuentran categorizadas como vulnerables, en peligro o en peligro crítico de extinción. En el caso de la superficie de bosques de palma chilena, la propuesta apunta a incrementar su área de protección de un 60% (actual) a un 100% (15.085 ha, según el último Catastro de Bosque Nativo, CONAF).
  5. Promulgar el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) y el Servicio Nacional Forestal (SENAFOR), que permite modernizar la institucionalidad ambiental y ejecutar las regulaciones e instrumentos necesarios para conservar la biodiversidad.

Texto: Comunicaciones IEB