Curso CICE de Ecología Aplicada en Campus Villarrica UC

El Centro de Investigación Científica Escolar CICE junto al Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad CAPES, en colaboración con el Centro UC Desarrollo Local CEDEL y el Proyecto Asociativo Regional PAR Explora La Araucanía, de la Pontificia Universidad Católica de Chile tienen el agrado de invitar a la comunidad estudiantil al curso de verano “Ecología Aplicada”, versión Villarrica, en su 4ta. versión.

Ligados al Currículum Nacional, el curso tiene como objetivo entregar lineamiento que estén destinados a profundizar en los aspectos curriculares relacionados con ecología, a través de cátedras de los contenidos y salidas a terreno a estudiantes de enseñanza media de distintos establecimientos educacionales de la Región. El curso realizará un proceso de selección de estudiantes a partir de todas las postulaciones que se reciban.

¿Quiénes pueden postular?

Pueden postular cualquier estudiante de la Región de la Araucanía que durante el año 2021 haya cursado cualquier nivel de enseñanza media de cualquier tipo de establecimiento educacional (I° a IV° medio 2021) y cualquier estudiante universitario que durante el 2021 haya cursado su 1er. o 2do. año de cualquier carrera.

¿En qué formato se realizará y donde?

El curso se realizará presencial, en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Campus Villarrica

¿Hasta cuando tengo para postular al curso?

Hasta el sábado 08 de enero de 2022 a las 23:59 hrs.

¿Cómo puedo postular?

Los interesados deben inscribirse a través del formulario dispuesto en la web (disponible en la parte inferior de esta página). 

¿Qué actividades tiene planificado el curso?

Junto con cátedras de los contenidos de ecología, tendremos talleres de habilidades científicas y distintos invitados del mundo de la ecología aplicada. Junto con ello tendremos dos salidas a terreno.

¿Cuándo serán entregados los resultados?

Martes 11 de enero 2022 por correo electrónico.

Curso CICE: Actualización Curricular en Ecología 2022

El Centro de Investigación Científica Escolar (CICE) junto al Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES) de la Pontificia Universidad Católica de Chile tienen el agrado de invitar a la 4ta. versión del curso “Actualización Curricular en Ecología”, el cual se encuentra dirigido a docentes de ciencias de cualquier subsector que tengan la labor de liderar cursos de Ciencias, Biología o las nuevas asignaturas de Ciencias para la Ciudadanía y Biología de los Ecosistemas, aunque también está dirigido a todo público que tenga interés en el tema (ONG, Fundaciones, etc.).

Ligados a las nuevas bases curriculares, el curso tiene dos grandes propósitos. Uno es que los participantes conozcan y dominen el nuevo marco curricular que rige desde el 2020, en las asignaturas de Biología para I° y II° medio, Ciencias para la ciudadanía y Biología de los Ecosistemas para III° y IV° medio, poniendo especial énfasis en aquellos objetivos de aprendizaje que involucran contenidos y destrezas en el ámbito de la ecología; y el otro es que los docentes dominen aquellos contenidos referidos al ámbito ecológico y que luego deberán trabajar en sus respectivos establecimientos educacionales, proponiendo metodologías de trabajo como el ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos). Por ello se profundizará en tópicos como la ecología poblacional, ecología comunitaria, amenazas para la conservación biológica, cambio climático y servicios ecosistémicos.

  • Coordinador del Curso: Carlos Zurita Redón (Director CICE).
  • Tutores: Daniela del Solar, Javier Oporto, Paulo Suazo, Ignacio Valverde (Coordinadores e Investigadores CICE)
  • Fecha del Curso: Desde el lunes 03 al viernes 21 de enero de 2022.
  • Modalidad del curso: Online, a través de la web cice.cl – El curso está dividido en 4 módulos de trabajo, cada módulo tiene una duración de 4 días, donde se espera que durante esos días los docentes vean las cápsulas con las clases grabadas, presencien una charla, realicen un trabajo práctico y respondan un Quiz, todo eso en sus tiempos libres, lo que les entrega a los participantes la posibilidad de tener más libertad en el manejo de sus tiempos. Cada módulo termina con una reunión por Zoom (en una fecha y hora determinada, detallada en el programa) donde resolvemos todas las dudas que hayan surgido al momento del trabajo individual de los módulos.
  • Duración del programa: 27 horas cronológicas de trabajo en total (9 horas semanales).
  • Valor del Curso: $120.000 a través de transferencia bancaria, optando por una de las siguientes dos modalidades:
    • A. 50% del valor del curso al momento de la inscripción para asegurar su cupo, y el otro 50% a más tardar el lunes 3 de enero 2022.
    • B. 100% del valor del curso al momento de la inscripción.

Atención: Al completar el formulario de inscripción no se asegura la vacante en el Curso. Se debe formalizar esta a través de las vías de pago descritas previamente. Si el o la docente necesita una factura, podemos emitirla.

Estudiante CICE ingresa a Medicina UC bajo cupo de científico destacado

Alonso Erazo, joven investigador del Centro de Investigación Científica Escolar (CICE), fue elegido el pasado 3 de enero como uno de los estudiantes beneficiados por el programa de Admisión Especial de la Universidad Católica de Chile, el cual otorga acceso directo a sus carreras de pregrado a postulantes que se encuentren en desigualdad de condiciones para rendir su prueba de admisión, así como alumnos destacados en el ámbito deportivo, artístico o científico nacional.

Es así como Alonso, de 18 años, cursará su primer año de Medicina en Alameda 340 bajo el cupo de “científico destacado”, obtenido gracias a su trabajo y esfuerzo como miembro del equipo CICE durante tres años. A lo largo de ese período, iniciado en 2016, el joven investigador realizó sendos proyectos de investigación en ecología, publicó artículos, y difundió su trabajo y el de sus compañeros en ferias tanto nacionales como internacionales.

“Me tomo esta ayuda con la tranquilidad de saber que este beneficio especial fue ganado gracias a mi propio mérito. Fue un esfuerzo de más de dos años de muchos sacrificios”, explicó Alonso al ser consultado por la noticia.

Asimismo, Alonso destacó la importancia de CICE para la obtención de este logro: “Para mí el CICE fue fundamental, ya que, sin mi experiencia allí, no habría tenido la oportunidad de conocer lo que significaba la investigación científica ni habría tenido la posibilidad de postular a este programa, pero más importante: no habría obtenido las habilidades necesarias para ser la persona que soy hoy. CICE fue importante no sólo en la consecución de este objetivo, sino en mi vida”.

Por su parte, el director del Centro y profesional de CAPES, Carlos Zurita, dijo sentirse orgulloso del beneficio otorgado a uno de sus más antiguos estudiantes: “En lo personal, me lo tomo como una meta alcanzada tanto para Alonso como para el CICE. Aparte de ponerme muy contento, de alguna manera confirma que todas las horas de trabajo ayudándolo a adquirir habilidades tanto científicas, como profesionales y humanas, dieron fruto”.

Zurita, además, valoró lo que representa este logro para futuras generaciones de científicos: “Lo vivido por Alonso es un ejemplo para los chicos del Centro y para todos aquellos jóvenes escolares que tienen interés por la ciencia, pero no cuentan con los medios para perseguir una carrera profesional. Es un ejemplo de cómo, con esfuerzo, dedicación y ganas, toda meta puede alcanzarse”.

El futuro estudiante de Medicina UC también describió «la experiencia CICE», comentando que ésta “no es solamente para gente que quiera seguir un camino investigativo, sino para cualquier persona con intención de desarrollarse profesionalmente; el CICE entrega habilidades de análisis, de pensamiento crítico y la capacidad de crear soluciones a problemas, que creo que serán fundamentales durante mis años de estudio en la Universidad”.

Así y todo, Alonso sigue creyendo que aún no existen los incentivos suficientes para abrir caminos de formación a jóvenes científicos. “Uno de los problemas de la educación chilena es que, desde primero medio, e incluso desde antes, damos demasiado énfasis a la PSU como si de ella dependiera el éxito en la vida, cuando este tipo de alternativas son igual de meritorias. Las universidades debieran promover y divulgar de mejor forma estos otros caminos de admisión”.

Entre los logros de Alonso durante su tiempo en CICE, está la publicación de dos artículos científicos relacionados al estudio de la dieta de dos de las aves rapaces más emblemáticas del país: el tucúquere y la lechuza blanca. El más reciente de estos trabajos, la detección de potenciales reservorios de Hanta Virus a partir del estudio de las egagrópilas de estas aves, le valió al investigador el primer lugar del XII Foro internacional de Ciencias e Ingeniería 2019, organizado por la Fundación Club Ciencias Chile.

Estudiante CICE ingresa a Medicina UC bajo cupo de científico destacado

Alonso Erazo, joven investigador del Centro de Investigación Científica Escolar (CICE), fue elegido el pasado 3 de enero como uno de los estudiantes beneficiados por el programa de Admisión Especial de la Universidad Católica de Chile, el cual otorga acceso directo a sus carreras de pregrado a postulantes que se encuentren en desigualdad de condiciones para rendir su prueba de admisión, así como alumnos destacados en el ámbito deportivo, artístico o científico nacional.

Es así como Alonso, de 18 años, cursará su primer año de Medicina en Alameda 340 bajo el cupo de “científico destacado”, obtenido gracias a su trabajo y esfuerzo como miembro del equipo CICE durante tres años. A lo largo de ese período, iniciado en 2016, el joven investigador realizó sendos proyectos de investigación en ecología, publicó artículos, y difundió su trabajo y el de sus compañeros en ferias tanto nacionales como internacionales.

“Me tomo esta ayuda con la tranquilidad de saber que este beneficio especial fue ganado gracias a mi propio mérito. Fue un esfuerzo de más de dos años de muchos sacrificios”, explicó Alonso al ser consultado por la noticia.

Asimismo, Alonso destacó la importancia de CICE para la obtención de este logro: “Para mí el CICE fue fundamental, ya que, sin mi experiencia allí, no habría tenido la oportunidad de conocer lo que significaba la investigación científica ni habría tenido la posibilidad de postular a este programa, pero más importante: no habría obtenido las habilidades necesarias para ser la persona que soy hoy. CICE fue importante no sólo en la consecución de este objetivo, sino en mi vida”.

Por su parte, el director del Centro y profesional de CAPES, Carlos Zurita, dijo sentirse orgulloso del beneficio otorgado a uno de sus más antiguos estudiantes: “En lo personal, me lo tomo como una meta alcanzada tanto para Alonso como para el CICE. Aparte de ponerme muy contento, de alguna manera confirma que todas las horas de trabajo ayudándolo a adquirir habilidades tanto científicas, como profesionales y humanas, dieron fruto”.

Zurita, además, valoró lo que representa este logro para futuras generaciones de científicos: “Lo vivido por Alonso es un ejemplo para los chicos del Centro y para todos aquellos jóvenes escolares que tienen interés por la ciencia, pero no cuentan con los medios para perseguir una carrera profesional. Es un ejemplo de cómo, con esfuerzo, dedicación y ganas, toda meta puede alcanzarse”.

El futuro estudiante de Medicina UC también describió «la experiencia CICE», comentando que ésta “no es solamente para gente que quiera seguir un camino investigativo, sino para cualquier persona con intención de desarrollarse profesionalmente; el CICE entrega habilidades de análisis, de pensamiento crítico y la capacidad de crear soluciones a problemas, que creo que serán fundamentales durante mis años de estudio en la Universidad”.

Así y todo, Alonso sigue creyendo que aún no existen los incentivos suficientes para abrir caminos de formación a jóvenes científicos. “Uno de los problemas de la educación chilena es que, desde primero medio, e incluso desde antes, damos demasiado énfasis a la PSU como si de ella dependiera el éxito en la vida, cuando este tipo de alternativas son igual de meritorias. Las universidades debieran promover y divulgar de mejor forma estos otros caminos de admisión”.

Entre los logros de Alonso durante su tiempo en CICE, está la publicación de dos artículos científicos relacionados al estudio de la dieta de dos de las aves rapaces más emblemáticas del país: el tucúquere y la lechuza blanca. El más reciente de estos trabajos, la detección de potenciales reservorios de Hanta Virus a partir del estudio de las egagrópilas de estas aves, le valió al investigador el primer lugar del XII Foro internacional de Ciencias e Ingeniería 2019, organizado por la Fundación Club Ciencias Chile.

CICE participa en destacada feria internacional para jóvenes científicos

Se trata de la Milset Expo-Sciences International (ESI), evento celebrado en Abu Dhabi que reúne cada año a delegaciones científicas de más de 50 países.

Una comitiva compuesta por los jóvenes investigadores Laura Carrasco, Alonso Erazo, Tyndall Volosky y Matías Huidobro, del Centro de Investigación Científica Escolar, CICE, acompañados de su director, Carlos Zurita, viajó el pasado septiembre a Emiratos Árabes Unidos para participar de la versión 2019 de la Expo Científica Internacional (ESI) realizada en Abu Dhabi entre el 22 y 28 de ese mes.

El evento, no competitivo, reúne cada año a más de 1.500 participantes y aspirantes a científicos provenientes de más de 50 países, quienes, durante una semana, exhiben más 500 proyectos de ciencia escolar ante miles de expertos y aficionados.

El equipo CICE, parte de una delegación chilena compuesta por más de 60 personas y cerca de 25 proyectos, presentó los resultados de tres de sus proyectos de investigación, dos realizados en 2018 y uno de 2017.

El primero de ellos, destinado a detectar potenciales roedores transmisores de Hantavirus en áreas silvestres protegidas estudiando la dieta de sus depredadores naturales, identificó a la zona sur del país como la de mayor prevalencia de reservorios del virus.

Un segundo proyecto, efectuad el año pasado, determinó las diferencias en el consumo de desechos antrópicos (de origen humano) en zorros culpeo y chilla entre zonas de alta y baja afluencia de público al interior de la Reserva Nacional Río Clarillo.

Finalmente, un trabajo realizado en 2017, constató la sobreposición de las dietas estacionadas de dos aves rapaces de la zona central de Chile (el tucúquere y la lechuza blanca), también en la Reserva Nacional Río Clarillo.

ESI es una iniciativa del Movimiento Internacional para Actividades Recreativas en Ciencias y Tecnología (MILSET, por sus siglas en inglés), una organización juvenil independiente, no gubernamental y sin fines de lucro, que busca desarrollar la cultura científica entre los jóvenes y adolescentes mediante la creación de programas de ciencia y tecnología.

Las próximas participaciones de CICE en eventos de esta naturaleza son en la Feria Científica Nacional Juvenil del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) este 9, 10 y 11 de octubre, y la Expociencia Nacional, organizada por la rama latinoamericana de MILSET y la Fundación Club de Ciencias Chile, entre el 23 y el 25 de octubre. Asimismo, el Centro también se prepara para competir en la Genius Olympiad 2020, en Nueva York.

CICE participa en destacada feria internacional para jóvenes científicos

Se trata de la Milset Expo-Sciences International (ESI), evento celebrado en Abu Dhabi que reúne cada año a delegaciones científicas de más de 50 países.

Una comitiva compuesta por los jóvenes investigadores Laura Carrasco, Alonso Erazo, Tyndall Volosky y Matías Huidobro, del Centro de Investigación Científica Escolar, CICE, acompañados de su director, Carlos Zurita, viajó el pasado septiembre a Emiratos Árabes Unidos para participar de la versión 2019 de la Expo Científica Internacional (ESI) realizada en Abu Dhabi entre el 22 y 28 de ese mes.

El evento, no competitivo, reúne cada año a más de 1.500 participantes y aspirantes a científicos provenientes de más de 50 países, quienes, durante una semana, exhiben más 500 proyectos de ciencia escolar ante miles de expertos y aficionados.

El equipo CICE, parte de una delegación chilena compuesta por más de 60 personas y cerca de 25 proyectos, presentó los resultados de tres de sus proyectos de investigación, dos realizados en 2018 y uno de 2017.

El primero de ellos, destinado a detectar potenciales roedores transmisores de Hantavirus en áreas silvestres protegidas estudiando la dieta de sus depredadores naturales, identificó a la zona sur del país como la de mayor prevalencia de reservorios del virus.

Un segundo proyecto, efectuad el año pasado, determinó las diferencias en el consumo de desechos antrópicos (de origen humano) en zorros culpeo y chilla entre zonas de alta y baja afluencia de público al interior de la Reserva Nacional Río Clarillo.

Finalmente, un trabajo realizado en 2017, constató la sobreposición de las dietas estacionadas de dos aves rapaces de la zona central de Chile (el tucúquere y la lechuza blanca), también en la Reserva Nacional Río Clarillo.

ESI es una iniciativa del Movimiento Internacional para Actividades Recreativas en Ciencias y Tecnología (MILSET, por sus siglas en inglés), una organización juvenil independiente, no gubernamental y sin fines de lucro, que busca desarrollar la cultura científica entre los jóvenes y adolescentes mediante la creación de programas de ciencia y tecnología.

Las próximas participaciones de CICE en eventos de esta naturaleza son en la Feria Científica Nacional Juvenil del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN) este 9, 10 y 11 de octubre, y la Expociencia Nacional, organizada por la rama latinoamericana de MILSET y la Fundación Club de Ciencias Chile, entre el 23 y el 25 de octubre. Asimismo, el Centro también se prepara para competir en la Genius Olympiad 2020, en Nueva York.

Centro de Investigación Científica Escolar: ciencia joven de alto vuelo

Desde 2014, CICE fomenta la importancia de la ciencia a nivel escolar mediante proyectos de investigación llevados a cabo por los mismos estudiantes con apoyo de su director, Carlos Zurita.

El Parque Pingüino Rey es un hermoso tramo de costa fueguina ubicado justo en la punta oriental de Bahía Inútil, en la isla grande de Tierra del Fuego. Allí, 50 pingüinos de la especie Aptenodytes patagonicus llegaron un día para criar a sus polluelos y abastecerse de alimento, generando lo que luego se convertiría en uno de los más importantes proyectos de conservación privados del país.

Allí fue también donde Carlos Zurita, profesor de biología de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), tuvo la idea de crear una instancia de investigación permanente que aprovechara el potencial científico de aquella fluctuante —aunque numerosa— población de pingüinos, y contribuir, de ser posible, a la enseñanza temprana de la ciencia en los jóvenes.

Impulsado por una charla con la administradora del parque durante una visita en 2014, Zurita regresó a Santiago decidido a remediar la por entonces escasa presencia de proyectos de investigación en la zona. Con ese objetivo, invitó a Matías Vargas, Pablo Rubilar y George Meredith, estudiantes secundarios del colegio donde impartía clases, a embarcarse en una verdadera aventura científica: estudiar el asentamiento de los pingüinos de Bahía Inútil y analizar los factores que contribuyeron a su arribo y permanencia.

Así fue como, sin más armas que “las ganas de hacer ciencia”, como cuenta Zurita, él y su equipo de nóveles investigadores dieron comienzo al CICE, o Centro de Investigación Científica Escolar, el primer centro dedicado a fomentar, desde la escolaridad, la investigación científica en estudiantes y profesores a través del desarrollo de las habilidades del pensamiento crítico y la elaboración de proyectos de investigación en torno a la fauna silvestre nacional.

Cada año desde ese primer viaje a Tierra del Fuego, CICE convoca a dos parejas de escolares a realizar investigación usando los mismos estándares que podrían esperarse de un estudiante universitario. Los proyectos que ejecutan abordan cada una de las fases propias del quehacer científico, incluyendo la identificación de problemas y la elaboración de hipótesis, la revisión de bibliografía, y por supuesto, la recolección de datos y salidas a terreno.

“Lo que hacemos es desarrollar competencias que acerquen a los chicos al mundo real de la ciencia. Antes de integrarse al CICE, los muchachos tienen la idea de que hacer ciencia toma años y que se requieren muchos recursos y conocimientos para llegar a resultados importantes. Pero aquí han aprendido que, con pocos recursos, y sin tener que vivir días y días en un lugar, basta para hacer la diferencia y realizar proyectos interesantes”, explica Zurita.

Tomando vuelo

Uno de los proyectos que siguieron al estudio sobre la distribución de los pingüinos rey en Bahía Inútil logró identificar un retraso en el ciclo reproductivo de estas poblaciones, que provocaba la muerte prematura de polluelos. El hallazgo les valió a Matías Huidobro y Javier Oporto —sus autores— el primer lugar en la Feria Científica Nacional del Museo de Historia Natural (MNHN) en 2016 y el mismo galardón en el Congreso Regional Explora Conicyt al año siguiente.

Desde entonces, la presencia de CICE en ferias científicas de renombre nacional no sólo ha ido en aumento, sino que se ha expandido más allá de nuestras fronteras. Para los jóvenes que participan en estas actividades, la oportunidad de comparar su trabajo con el de estudiantes de otras latitudes es un excelente barómetro para evaluar cuánto han aprendido como miembros del Centro.

“Estando fuera de Chile” dice Javier, quien ya ha representado al CICE y a Chile en Bélgica y México con sus investigaciones sobre pingüino rey, “uno se sorprende del gran nivel que tienen nuestros proyectos en comparación con el de otros equipos internacionales, incluso de aquellos provenientes de países del primer mundo. La experiencia es espectacular y una de las mejores cosas de trabajar en el Centro”.

Para Carlos Zurita, “más que la competencia misma, este tipo de instancias les ayudan a difundir su ciencia y entender la relevancia de la comunicación en la vida de un investigador. Además, los viajes les ayudan a conocer otras realidades científicas, a expandir sus miradas y sus posibilidades”.

Hoy, el Centro lleva a cabo tres líneas de investigación simultáneas, en fases distintas de ejecución. La más avanzada de ellas, lideradas por los estudiantes Alonso Erazo y Tyndall Volosky, se dedica a detectar potenciales reservorios de Hanta en áreas protegidas del Estado, por medio del análisis de la dieta del tucúquere (Bubo magellanicus) y la lechuza alba (Tyto alba), dos controladores naturales de roedores portadores del virus.

Los jóvenes resumieron sus conclusiones en un artículo publicado en 2018 por la revista de investigación escolar “Brotes científicos” y actualmente se preparan para participar en dos exposiciones internacionales: la Exposcience MILSET, a realizarse este mes en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, y la Genius Olympiad, que se celebrará en Nueva York en 2020.

Otra investigación en curso sobre lechuza blanca, esta vez en la Reserva Nacional Río Clarillo, la protagonizan Catalina Carrasco y Francisco Cornejo, los cuales buscan comparar la dieta de este estrigiforme en un sector suburbano perturbado versus un área silvestre protegida, con el fin de determinar sus implicancias en la diversidad de la especie y su control de roedores exóticos.

Trabajo en equipo

Para Catalina, estudiante de segundo año, uno de los aspectos más enriquecedores de la experiencia en el Centro son las salidas a terreno, las cuales califica como “agotadoras”, pero entretenidas: “es muy interesante leer sobre estos animales y luego ir a su hábitat a seguirles el rastro y estudiar su comportamiento. Además, es en esas salidas donde más conectas con tus compañeros, donde más se siente el trabajo en equipo”.

Su compañero, Francisco, coincide: “Lo que más me gusta es el compañerismo que tenemos entre todos. La experiencia y los resultados serían muy distintos si el trabajo se hiciera sólo. Somos como una gran familia”.

”Yo enfatizo el tema de los equipos de trabajo” explica Zurita. “Si a uno se le olvida algo, su compañero está ahí para apoyarlo. Los 12 estudiantes que están o han pasado por CICE colaboran en las investigaciones de sus pares. Se forma una suerte de cadena donde los que fueron primero estudiantes se transforman en asesores de los que vienen” agrega.

En la actualidad, todos los antiguos investigadores del Centro estudian disciplinas relacionadas al ámbito científico, “ya sea medicina, veterinaria, ingeniería forestal o licenciatura en biología” dice Zurita. “La idea, sin embargo, no es lavarles el cerebro ni obligarlos a seguir un camino científico. Lo que se espera es fomentar la ciencia como forma de pensamiento sobre el mundo. Las habilidades científicas son al final un pretexto para esta persona que se está formando”, remata Zurita.

La ciencia de cerca

Pero no sólo de aves vive CICE. La tercera línea del Centro se dedica al estudio del impacto de la presencia humana en la dieta de los zorros culpeo (Lycalopex culpaeus) y grises (Lycalopex griseus) tanto en la Reserva Nacional Río Clarillo (a cargo de las estudiantes Laura Carrasco y Sofía Fuenzalida), como en el Parque Nacional Torres del Paine.

Este último proyecto, encabezado por la misma Laura y Benjamín Rodríguez (alumnos de segundo y tercero medio), identificó la presencia de desechos de origen humano en la composición dietaria de estas especies en las zonas de mayor afluencia turística de este parque. Su investigación fue ampliamente difundida en los medios de comunicación nacionales y, recientemente, elegida para competir en la versión 2019 de la Feria Científica Nacional del MNHN.

La visibilidad que ha tenido el Centro a manos del trabajo de sus investigadores permite que los jóvenes también desarrollen habilidades de comunicación y oratoria, una parte de la experiencia curricular sin duda incorporada en el calendario académico.

Para su director, el éxito de este tipo de iniciativas pasa en parte por el grado de participación que tienen los estudiantes en un contexto educativo nuevo: “en una sala de clases, más que hacer ciencia, los chicos repiten los contenidos que se les imparte. Aquí tienen la oportunidad de colaborar en la producción de conocimiento nuevo, y al mismo tiempo, conocer personas y lugares que les hacen mirar el mundo y la ciencia con otros ojos”.

“En el CICE hemos aprendido a conocer en detalle cada una de las fases del trabajo científico, y las habilidades necesarias para realizarlo” cuentan Francisco y Catalina, “al estar aquí, una se da cuenta de que, si uno se lo propone, puede aportar con un grano de arena en la generación de ciencia”.

El plan de Zurita es conectar cada vez más a los estudiantes con la vida académica, “el día a día, las instalaciones, los profesores. Viéndolos pasar y conversando con ellos, ellos empiezan a ver al científico como alguien cercano, no como un dios en su torre, desconectado del mundo. Me interesa que los chicos se conecten con esa realidad y la vean cercana”.

Una nueva etapa

Más allá de todo lo conseguido hasta ahora, el gran hito del CICE este 2019 bien puede ser su incorporación, como institución asociada, al Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad de la Universidad Católica de Chile, CAPES UC, transición que, a juicio de su director, “provee al CICE de una mayor institucionalidad y de espaldas financieras más sólidas”.

Bajo el patrocinio del CAPES (y de la Comisión Nacional Chilena de Cooperación de UNESCO), el CICE busca expandir su trabajo por medio de charlas en colegios y cursos abiertos al público. También intentará apoyar con más fuerza a los docentes en la enseñanza de habilidades científicas en el aula.

Luz Valeria Oppliger, encargada de Extensión y Comunicaciones del CAPES, ve en la incorporación del CICE una oportunidad para redondear el programa de extensión de este Centro UC a través de la educación ambiental. Esto, comenta, “tiene una relevancia importantísima, pues entre los desafíos que enfrentamos como especie frente a la crisis climática, son la reconexión con la naturaleza y la conservación de sus ecosistemas y servicios”.

Los desafíos del CICE para los años que vienen son, por de pronto, la incorporación de una nueva línea de investigación abocada a la investigación con guanacos y el reclutamiento de otros cuatro jóvenes (especialmente mujeres y alumnos de colegios públicos) con ganas de aprender y hacer ciencia de calidad.

“Nos interesa que las autoridades sepan que existe un Centro donde jóvenes escolares están generando nuevo conocimiento científico, publicable y compartible con el resto de la comunidad”, concluye Zurita.

Sigue las aventuras de los investigadores CICE en su sitio web oficial o en sus diversas redes sociales.

Centro de Investigación Científica Escolar: ciencia joven de alto vueloCenter of School Science Research : high fliying young science

Desde 2014, CICE fomenta la importancia de la ciencia a nivel escolar mediante proyectos de investigación llevados a cabo por los mismos estudiantes con apoyo de su director, Carlos Zurita.

El Parque Pingüino Rey es un hermoso tramo de costa fueguina ubicado justo en la punta oriental de Bahía Inútil, en la isla grande de Tierra del Fuego. Allí, 50 pingüinos de la especie Aptenodytes patagonicus llegaron un día para criar a sus polluelos y abastecerse de alimento, generando lo que luego se convertiría en uno de los más importantes proyectos de conservación privados del país.

Allí fue también donde Carlos Zurita, profesor de biología de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), tuvo la idea de crear una instancia de investigación permanente que aprovechara el potencial científico de aquella fluctuante —aunque numerosa— población de pingüinos, y contribuir, de ser posible, a la enseñanza temprana de la ciencia en los jóvenes.

Impulsado por una charla con la administradora del parque durante una visita en 2014, Zurita regresó a Santiago decidido a remediar la por entonces escasa presencia de proyectos de investigación en la zona. Con ese objetivo, invitó a Matías Vargas, Pablo Rubilar y George Meredith, estudiantes secundarios del colegio donde impartía clases, a embarcarse en una verdadera aventura científica: estudiar el asentamiento de los pingüinos de Bahía Inútil y analizar los factores que contribuyeron a su arribo y permanencia.

Así fue como, sin más armas que “las ganas de hacer ciencia”, como cuenta Zurita, él y su equipo de nóveles investigadores dieron comienzo al CICE, o Centro de Investigación Científica Escolar, el primer centro dedicado a fomentar, desde la escolaridad, la investigación científica en estudiantes y profesores a través del desarrollo de las habilidades del pensamiento crítico y la elaboración de proyectos de investigación en torno a la fauna silvestre nacional.

Cada año desde ese primer viaje a Tierra del Fuego, CICE convoca a dos parejas de escolares a realizar investigación usando los mismos estándares que podrían esperarse de un estudiante universitario. Los proyectos que ejecutan abordan cada una de las fases propias del quehacer científico, incluyendo la identificación de problemas y la elaboración de hipótesis, la revisión de bibliografía, y por supuesto, la recolección de datos y salidas a terreno.

“Lo que hacemos es desarrollar competencias que acerquen a los chicos al mundo real de la ciencia. Antes de integrarse al CICE, los muchachos tienen la idea de que hacer ciencia toma años y que se requieren muchos recursos y conocimientos para llegar a resultados importantes. Pero aquí han aprendido que, con pocos recursos, y sin tener que vivir días y días en un lugar, basta para hacer la diferencia y realizar proyectos interesantes”, explica Zurita.

Tomando vuelo

Uno de los proyectos que siguieron al estudio sobre la distribución de los pingüinos rey en Bahía Inútil logró identificar un retraso en el ciclo reproductivo de estas poblaciones, que provocaba la muerte prematura de polluelos. El hallazgo les valió a Matías Huidobro y Javier Oporto —sus autores— el primer lugar en la Feria Científica Nacional del Museo de Historia Natural (MNHN) en 2016 y el mismo galardón en el Congreso Regional Explora Conicyt al año siguiente.

Desde entonces, la presencia de CICE en ferias científicas de renombre nacional no sólo ha ido en aumento, sino que se ha expandido más allá de nuestras fronteras. Para los jóvenes que participan en estas actividades, la oportunidad de comparar su trabajo con el de estudiantes de otras latitudes es un excelente barómetro para evaluar cuánto han aprendido como miembros del Centro.

“Estando fuera de Chile” dice Javier, quien ya ha representado al CICE y a Chile en Bélgica y México con sus investigaciones sobre pingüino rey, “uno se sorprende del gran nivel que tienen nuestros proyectos en comparación con el de otros equipos internacionales, incluso de aquellos provenientes de países del primer mundo. La experiencia es espectacular y una de las mejores cosas de trabajar en el Centro”.

Para Carlos Zurita, “más que la competencia misma, este tipo de instancias les ayudan a difundir su ciencia y entender la relevancia de la comunicación en la vida de un investigador. Además, los viajes les ayudan a conocer otras realidades científicas, a expandir sus miradas y sus posibilidades”.

Hoy, el Centro lleva a cabo tres líneas de investigación simultáneas, en fases distintas de ejecución. La más avanzada de ellas, lideradas por los estudiantes Alonso Erazo y Tyndall Volosky, se dedica a detectar potenciales reservorios de Hanta en áreas protegidas del Estado, por medio del análisis de la dieta del tucúquere (Bubo magellanicus) y la lechuza alba (Tyto alba), dos controladores naturales de roedores portadores del virus.

Los jóvenes resumieron sus conclusiones en un artículo publicado en 2018 por la revista de investigación escolar “Brotes científicos” y actualmente se preparan para participar en dos exposiciones internacionales: la Exposcience MILSET, a realizarse este mes en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, y la Genius Olympiad, que se celebrará en Nueva York en 2020.

Otra investigación en curso sobre lechuza blanca, esta vez en la Reserva Nacional Río Clarillo, la protagonizan Catalina Carrasco y Francisco Cornejo, los cuales buscan comparar la dieta de este estrigiforme en un sector suburbano perturbado versus un área silvestre protegida, con el fin de determinar sus implicancias en la diversidad de la especie y su control de roedores exóticos.

Trabajo en equipo

Para Catalina, estudiante de segundo año, uno de los aspectos más enriquecedores de la experiencia en el Centro son las salidas a terreno, las cuales califica como “agotadoras”, pero entretenidas: “es muy interesante leer sobre estos animales y luego ir a su hábitat a seguirles el rastro y estudiar su comportamiento. Además, es en esas salidas donde más conectas con tus compañeros, donde más se siente el trabajo en equipo”.

Su compañero, Francisco, coincide: “Lo que más me gusta es el compañerismo que tenemos entre todos. La experiencia y los resultados serían muy distintos si el trabajo se hiciera sólo. Somos como una gran familia”.

”Yo enfatizo el tema de los equipos de trabajo” explica Zurita. “Si a uno se le olvida algo, su compañero está ahí para apoyarlo. Los 12 estudiantes que están o han pasado por CICE colaboran en las investigaciones de sus pares. Se forma una suerte de cadena donde los que fueron primero estudiantes se transforman en asesores de los que vienen” agrega.

En la actualidad, todos los antiguos investigadores del Centro estudian disciplinas relacionadas al ámbito científico, “ya sea medicina, veterinaria, ingeniería forestal o licenciatura en biología” dice Zurita. “La idea, sin embargo, no es lavarles el cerebro ni obligarlos a seguir un camino científico. Lo que se espera es fomentar la ciencia como forma de pensamiento sobre el mundo. Las habilidades científicas son al final un pretexto para esta persona que se está formando”, remata Zurita.

La ciencia de cerca

Pero no sólo de aves vive CICE. La tercera línea del Centro se dedica al estudio del impacto de la presencia humana en la dieta de los zorros culpeo (Lycalopex culpaeus) y grises (Lycalopex griseus) tanto en la Reserva Nacional Río Clarillo (a cargo de las estudiantes Laura Carrasco y Sofía Fuenzalida), como en el Parque Nacional Torres del Paine.

Este último proyecto, encabezado por la misma Laura y Benjamín Rodríguez (alumnos de segundo y tercero medio), identificó la presencia de desechos de origen humano en la composición dietaria de estas especies en las zonas de mayor afluencia turística de este parque. Su investigación fue ampliamente difundida en los medios de comunicación nacionales y, recientemente, elegida para competir en la versión 2019 de la Feria Científica Nacional del MNHN.

La visibilidad que ha tenido el Centro a manos del trabajo de sus investigadores permite que los jóvenes también desarrollen habilidades de comunicación y oratoria, una parte de la experiencia curricular sin duda incorporada en el calendario académico.

Para su director, el éxito de este tipo de iniciativas pasa en parte por el grado de participación que tienen los estudiantes en un contexto educativo nuevo: “en una sala de clases, más que hacer ciencia, los chicos repiten los contenidos que se les imparte. Aquí tienen la oportunidad de colaborar en la producción de conocimiento nuevo, y al mismo tiempo, conocer personas y lugares que les hacen mirar el mundo y la ciencia con otros ojos”.

“En el CICE hemos aprendido a conocer en detalle cada una de las fases del trabajo científico, y las habilidades necesarias para realizarlo” cuentan Francisco y Catalina, “al estar aquí, una se da cuenta de que, si uno se lo propone, puede aportar con un grano de arena en la generación de ciencia”.

El plan de Zurita es conectar cada vez más a los estudiantes con la vida académica, “el día a día, las instalaciones, los profesores. Viéndolos pasar y conversando con ellos, ellos empiezan a ver al científico como alguien cercano, no como un dios en su torre, desconectado del mundo. Me interesa que los chicos se conecten con esa realidad y la vean cercana”.

Una nueva etapa

Más allá de todo lo conseguido hasta ahora, el gran hito del CICE este 2019 bien puede ser su incorporación, como institución asociada, al Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad de la Universidad Católica de Chile, CAPES UC, transición que, a juicio de su director, “provee al CICE de una mayor institucionalidad y de espaldas financieras más sólidas”.

Bajo el patrocinio del CAPES (y de la Comisión Nacional Chilena de Cooperación de UNESCO), el CICE busca expandir su trabajo por medio de charlas en colegios y cursos abiertos al público. También intentará apoyar con más fuerza a los docentes en la enseñanza de habilidades científicas en el aula.

Luz Valeria Oppliger, encargada de Extensión y Comunicaciones del CAPES, ve en la incorporación del CICE una oportunidad para redondear el programa de extensión de este Centro UC a través de la educación ambiental. Esto, comenta, “tiene una relevancia importantísima, pues entre los desafíos que enfrentamos como especie frente a la crisis climática, son la reconexión con la naturaleza y la conservación de sus ecosistemas y servicios”.

Los desafíos del CICE para los años que vienen son, por de pronto, la incorporación de una nueva línea de investigación abocada a la investigación con guanacos y el reclutamiento de otros cuatro jóvenes (especialmente mujeres y alumnos de colegios públicos) con ganas de aprender y hacer ciencia de calidad.

“Nos interesa que las autoridades sepan que existe un Centro donde jóvenes escolares están generando nuevo conocimiento científico, publicable y compartible con el resto de la comunidad”, concluye Zurita.

Sigue las aventuras de los investigadores CICE en su sitio web oficial o en sus diversas redes sociales.

Proyectos CICE son seleccionados para 49° Feria Científica NacionalCICE projects are selected for National Science Fair

Las buenas noticias en nuestro Centro de Investigación Científica Escolar no paran. Los dos proyectos de investigación realizados por el CICE este año fueron seleccionados para participar de la 49° Feria Científica Nacional organizada por el Museo Nacional de Historia Natural de Chile a realizarse entre el 9 y 11 de octubre de este año.

Se trata de la Feria más antigua del país, con una trayectoria enorme en proyectos escolares de investigación y de gran alcance e impacto en los jóvenes que buscan difundir los resultados de sus investigaciones.

Los proyectos seleccionados son:

«Caracterización del consumo de residuos de origen antrópico en zorros culpeo y gris (Lycalopex sp.) en el Parque Nacional Torres del Paine» de Laura Carrasco y Benjamín Rodríguez, quienes obtuvieron 74 de 75 puntos posibles en la revisión de su escrito.

«Comparación de dieta de Lechuza Blanca (Tyto alba) entre un sector suburbano perturbado y un área silvestre protegida e implicancias en la diversidad, y control de roedores exóticos» de Catalina Carrasco y Francisco Cornejo, quienes obtuvieron 73 de 75 puntos posibles.

Esta es la quinta participación consecutiva del Centro en este evento. En sus versiones anteriores, los expositores de turno lograron el primer lugar en 2016; Mención Honrosa y segundo lugar en 2017, y Mención Honrosa en 2018.

Por los pasillos del museo han pasado los proyectos de «Crianza de Polluelos de Pingüino Rey», «Variaciones en la estructura etaria de Pingüino Rey», «Diferencias en los ciclos reproductivos de Pingüino Rey en Islas Subantárticas», «Sobreposición de dieta de Lechuza y Tucúquere», «Estudio de consumo de potenciales reservorios de Hanta por Rapaces» y «Consumo de desechos de origen antrópico por zorros en Río Clarillo».

Todos nuestros proyectos están disponibles en el sitio web del Centro.

Texto y fuente: Centro de Investigación Científica Escolar