Investigadores CAPES publican libro sobre intensificación agrícola y conservación

La publicación es parte de la serie “Temas de la Agenda Pública” del Centro de Políticas Públicas UC.

Los investigadores CAPES Rosanna Ginocchio, Eduardo Arellano y Pablo Camus, junto a académicos de las Facultades de Historia, Geografía y Ciencia Política, y de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Universidad Católica, lanzaron el pasado noviembre un informe destinado a diagnosticar el impacto que la intensificación agrícola ha tenido sobre el paisaje y biodiversidad de la zona norte-centro de Chile, y proponer alternativas de conciliación entre las demandas alimentarias de la población y la necesaria protección de nuestros ecosistemas.

La publicación, titulada “Conflicto entre la intensificación de la agricultura y la conservación de la biodiversidad en Chile: alternativas para la conciliación”, es parte de la serie “Temas de la Agenda Pública” del Centro de Políticas Públicas UC, una colección de artículos académicos que difunde el trabajo de académicos de la Universidad en temas de política pública y de relevancia nacional.

Consultada sobre la razón para estudiar particularmente esta región de Chile, la Dra. Ginocchio explica que ésta, la zona norte-centro, concentra gran parte de la fruticultura intensiva y extensiva, “debido a atributos como el clima de tipo Mediterráneo, los buenos suelos, la facilidad de conexión rápida con puertos para la exportación de los productos, la disponibilidad de mano de obra, entre otros”.

Dicha condición, señala, “ha producido impactos históricos y actuales en cambio del uso del suelo, con pérdida de la biodiversidad local altamente endémica. Hoy, esta zona es un hotspot de biodiversidad mundial, lo que nos dice que el impacto humano ya ha sido más relevante allí que en otras partes del territorio”.

Según los autores del informe, la conciliación entre la producción de alimentos necesarios para sostener una población en creciente aumento, y la conservación de la diversidad biológica sobre la cual se sustenta la provisión de este servicio y otros, ha sido un desafío permanente para las sociedades modernas. Los primeros intentos por mediar en esta aparente contradicción en términos, incluso concluyeron que no sería posible aunar ambos objetivos, porque ambos requieren del uso de territorio para su existencia y desarrollo, el cual es limitado en relación a la actual demanda de alimentos (Pilgrim et al., 2010).

En esta oportunidad, Ginocchio, Arellano y Camus describieron alternativas de agricultura sustentable que ya han sido implementadas a nivel internacional, como las prácticas de Separación de Tierras (Land Sparing) y Agricultura Amiga (Land Sharing), las cuales permitirían la conciliación entre ambas opciones en el contexto local, asegurando así tanto el desarrollo económico y la producción frutícola como la conservación de la biodiversidad nativa.

La adopción de estos modelos, sin embargo, aún no parece despertar mayor interés de parte del sector productivo, en parte, explica la Dra. Ginocchio, por obstáculos como la falta información y de incentivos que inclinen la balanza hacia soluciones más sustentables: “Por una parte, el modelo productivo es más fácil de manejar técnicamente cuando es un monocultivo extensivo e intensivo. Sumado a ello, aún sobrevive el mito de que la productividad es menor cuando conviven los sistemas frutícolas con otras especies silvestres en el mismo terreno, o de que las fecas de algunos animales silvestres, como aves y roedores, pueden contaminar los productos frutícolas con patógenos que afectan la salud humana”.

Aparte de la aplicación de nuevos métodos, otra de las alternativas de solución que propone el estudio es la generación de políticas públicas “adecuadas y coherentes” que aseguren una efectiva conservación de la biodiversidad y de los ecosistemas naturales a nivel nacional, y consideren “directamente” los patrones de consumo de las personas, de modo que estas se ajusten a la realidad local (y global) del mercado alimentario a la hora de desarrollar e implementar nuevos modelos.

De hecho, en opinión de la académica de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC, “el cambio más importante y urgente es la creación de políticas públicas sobre la base de una gestión territorial, donde se equilibren distintos sistemas productivos, zonas urbanas y usos/conservación de los recursos naturales”.

Sobre este respecto, los autores escriben: “Los productores frutícolas deciden sobre los métodos de producción que usarán; sin embargo, la demanda y el estilo de vida de los consumidores también pueden influir en la selección del método de producción por parte del productor. De esta forma, la responsabilidad de la producción sobre la conservación de la biodiversidad se hace compartida”.

“Conflicto entre la intensificación de la agricultura y la conservación de la biodiversidad en Chile” está disponible para descarga gratuita desde este enlace.

Seminario abordó casos de reintroducción y conservación de guanacos en Sudamérica

El Santuario de la Naturaleza Cáscada de las Ánimas, ubicado en pleno Cajón del Maipo en la Región Metropolitana fue el lugar de reunión de más de 40 estudiantes e investigadores interesados en la conservación y protección de la fauna nacional, y específicamente del guanaco (Lama guanicoe), un mamífero artiodáctilo de la familia de los camélidos natural de América del sur.

El motivo de este encuentro fue la realización del seminario internacional “Reintroducción de Guanacos en Sudamérica: oportunidades y desafíos para la conservación de sus ecosistemas”, una actividad organizada por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica, y el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) de la Universidad de Chile.

El seminario, celebrado el pasado miércoles 20 de noviembre, tuvo por objetivo informar sobre distintas iniciativas de repoblamiento y “reasilvestramiento” (rewilding) de esta especie tanto en Chile como en Argentina, sus resultados y aprendizajes, además de concentrar en un mismo lugar a diversos actores dedicados al cuidado y estudio de este fascinante herbívoro, el más grande de nuestro país.

La elección de este Santuario como sede para la realización del evento no fue casual, pues fue allí donde, entre 2017 y 2018, una pareja de jóvenes investigadores, Meredith Root-Bernstein y Matías Guerrero, liberó a dos guanacos machos provenientes del sur de Chile en un intento por estudiar y confirmar el rol de estos animales como potenciales “restauradores” del amenazado bosque esclerófilo, misión que cumplieron en periodos donde todavía poblaban el valle del Chile central, antes de que su caza indiscriminada los hiciera desaparecer.

Justamente fue Root-Bernstein, ecóloga del Instituto Nacional de Ciencias del Medio Ambiente, Alimentos y Tecnologías para la Vida (AgroParisTech), en París, Francia, quien inauguró la ronda de exposiciones detallando algunos de los resultados parciales de este experimento. En su presentación, la también investigadora del IEB comentó la buena adaptación de estos dos ejemplares han tenido a su nuevo hábitat, destacando que, pese a su reducido número, éstos ya presentan conductas propias de animales ya aclimatados, como la demarcación de su territorio por medio de defecaderos.

En cuanto al papel de los guanacos como “jardineros naturales” de ecosistemas degradados como el del espinal de la zona central, Root-Berstein se declaró optimista con los resultados preliminares, aunque en su opinión, aún queda mucho por estudiar: «Preliminarmente, el ramoneo de los guanacos sí favorecería el crecimiento de los espinos de la zona, a lo que se suma su ya conocida condición de dispersores naturales de plantas nativas como la palma chilena» explicó.

A continuación, Moisés Grimberg, Superintendente de la Red de Parques de la Patagonia de CONAF y representante nacional de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), expuso sobre el estado de la institucionalidad chilena en torno a la protección de esta especie, clasificada como “vulnerable” en gran parte del país. Más específicamente, enumeró los objetivos y lineamientos del Plan Nacional de Conservación del Guanaco, un trabajado emprendido en 2010 por diversos organismos públicos y de la sociedad civil que buscó sistematizar los esfuerzos alrededor del cuidado del guanaco a lo largo de todo el territorio nacional, promoviendo su protección y reduciendo sus amenazas.

«En Chile hay muchas comunidades locales que entienden el rol ecológico y cultural que tiene guanaco en la vida nacional, pero nos falta que esa sensibilidad se dé a todo nivel, sobre todo entre los tomadores de decisión» concluyó.
Las intervenciones internacionales estuvieron a cargo de la ecóloga Celina Flores, del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC, CONICET), en Argentina, y del también trasandino Alejandro Calderón, encargado de vida silvestre del Gobierno de la Pampa.

En su exposición, Flores divulgó los resultados de un proyecto de reintroducción de guanacos realizado en 2009 en el Parque Nacional Quebrada del Condorito, en Argentina, con el objetivo de potenciar sus servicios ecosistémicos en la zona, y estudiar la forma en que estas especies seleccionan su hábitat. Entre sus conclusiones, la investigadora comentó que “los guanacos introducidos prefirieron espacios con forraje de mayor valor nutricional (césped seco y húmedo), y en relieves que favorecían su estrategia para evitar depredadores», validando el comportamiento de otras especies investigadas.

Calderón, por su parte, hizo un repaso de los distintos proyectos de reintroducción de guanacos en la pampa trasandina, una región que alguna vez contó con 33 millones de estos animales y cuya población hoy alcanza los 2 millones de individuos (aproximadamente).

Al finalizar las presentaciones, Matías Guerrero, uno de los organizadores del evento, valoró la alta convocatoria de la actividad e incentivó a sus asistentes a seguir colaborando en los intentos por devolver al guanaco a su hábitat original y aprovechar su capacidad para restaurar y recuperar ecosistemas degradados.

Durante la tarde, expositores y asistentes participaron de un taller para delinear posibles caminos de acción para potenciar los proyectos actuales de reintroducción de la especie en la zona central de Chile.

Seminario abordó casos de reintroducción y conservación de guanacos en Sudamérica

El Santuario de la Naturaleza Cáscada de las Ánimas, ubicado en pleno Cajón del Maipo en la Región Metropolitana fue el lugar de reunión de más de 40 estudiantes e investigadores interesados en la conservación y protección de la fauna nacional, y específicamente del guanaco (Lama guanicoe), un mamífero artiodáctilo de la familia de los camélidos natural de América del sur.

El motivo de este encuentro fue la realización del seminario internacional “Reintroducción de Guanacos en Sudamérica: oportunidades y desafíos para la conservación de sus ecosistemas”, una actividad organizada por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica, y el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) de la Universidad de Chile.

El seminario, celebrado el pasado miércoles 20 de noviembre, tuvo por objetivo informar sobre distintas iniciativas de repoblamiento y “reasilvestramiento” (rewilding) de esta especie tanto en Chile como en Argentina, sus resultados y aprendizajes, además de concentrar en un mismo lugar a diversos actores dedicados al cuidado y estudio de este fascinante herbívoro, el más grande de nuestro país.

La elección de este Santuario como sede para la realización del evento no fue casual, pues fue allí donde, entre 2017 y 2018, una pareja de jóvenes investigadores, Meredith Root-Bernstein y Matías Guerrero, liberó a dos guanacos machos provenientes del sur de Chile en un intento por estudiar y confirmar el rol de estos animales como potenciales “restauradores” del amenazado bosque esclerófilo, misión que cumplieron en periodos donde todavía poblaban el valle del Chile central, antes de que su caza indiscriminada los hiciera desaparecer.

Justamente fue Root-Bernstein, ecóloga del Instituto Nacional de Ciencias del Medio Ambiente, Alimentos y Tecnologías para la Vida (AgroParisTech), en París, Francia, quien inauguró la ronda de exposiciones detallando algunos de los resultados parciales de este experimento. En su presentación, la también investigadora del IEB comentó la buena adaptación de estos dos ejemplares han tenido a su nuevo hábitat, destacando que, pese a su reducido número, éstos ya presentan conductas propias de animales ya aclimatados, como la demarcación de su territorio por medio de defecaderos.

En cuanto al papel de los guanacos como “jardineros naturales” de ecosistemas degradados como el del espinal de la zona central, Root-Berstein se declaró optimista con los resultados preliminares, aunque en su opinión, aún queda mucho por estudiar: «Preliminarmente, el ramoneo de los guanacos sí favorecería el crecimiento de los espinos de la zona, a lo que se suma su ya conocida condición de dispersores naturales de plantas nativas como la palma chilena» explicó.

A continuación, Moisés Grimberg, Superintendente de la Red de Parques de la Patagonia de CONAF y representante nacional de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), expuso sobre el estado de la institucionalidad chilena en torno a la protección de esta especie, clasificada como “vulnerable” en gran parte del país. Más específicamente, enumeró los objetivos y lineamientos del Plan Nacional de Conservación del Guanaco, un trabajado emprendido en 2010 por diversos organismos públicos y de la sociedad civil que buscó sistematizar los esfuerzos alrededor del cuidado del guanaco a lo largo de todo el territorio nacional, promoviendo su protección y reduciendo sus amenazas.

«En Chile hay muchas comunidades locales que entienden el rol ecológico y cultural que tiene guanaco en la vida nacional, pero nos falta que esa sensibilidad se dé a todo nivel, sobre todo entre los tomadores de decisión» concluyó.
Las intervenciones internacionales estuvieron a cargo de la ecóloga Celina Flores, del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC, CONICET), en Argentina, y del también trasandino Alejandro Calderón, encargado de vida silvestre del Gobierno de la Pampa.

En su exposición, Flores divulgó los resultados de un proyecto de reintroducción de guanacos realizado en 2009 en el Parque Nacional Quebrada del Condorito, en Argentina, con el objetivo de potenciar sus servicios ecosistémicos en la zona, y estudiar la forma en que estas especies seleccionan su hábitat. Entre sus conclusiones, la investigadora comentó que “los guanacos introducidos prefirieron espacios con forraje de mayor valor nutricional (césped seco y húmedo), y en relieves que favorecían su estrategia para evitar depredadores», validando el comportamiento de otras especies investigadas.

Calderón, por su parte, hizo un repaso de los distintos proyectos de reintroducción de guanacos en la pampa trasandina, una región que alguna vez contó con 33 millones de estos animales y cuya población hoy alcanza los 2 millones de individuos (aproximadamente).

Al finalizar las presentaciones, Matías Guerrero, uno de los organizadores del evento, valoró la alta convocatoria de la actividad e incentivó a sus asistentes a seguir colaborando en los intentos por devolver al guanaco a su hábitat original y aprovechar su capacidad para restaurar y recuperar ecosistemas degradados.

Durante la tarde, expositores y asistentes participaron de un taller para delinear posibles caminos de acción para potenciar los proyectos actuales de reintroducción de la especie en la zona central de Chile.

Investigación CAPES halla alto contenido de plásticos en la dieta del cóndor andino

Estudio del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES UC) muestra que cerca de un 30% de la dieta del cóndor en la región Metropolitana se compone de desechos de origen humano.

El emblemático cóndor andino (Vultur gryphus) es el ave terrestre de mayor envergadura en el planeta y símbolo de nuestro escudo patrio. Es un ave carroñera propiamente tal, dado que se alimenta exclusivamente de carroña o animales muertos, cumpliendo así una tarea muy relevante para nuestra salud: la de mantener los campos limpios de fuentes de infección.

Recientemente, un trabajo publicado en la revista Ornitología Neotropical pone en evidencia los cambios que han tenido los hábitos alimenticios del cóndor frente a un entorno cada vez más intervenido por la acción humana.

El trabajo conjunto entre científicos del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES UC), el Centro de Investigación para la Sustentabilidad (CIS) de la Universidad Andrés Bello, el Laboratorio de Ecología Aplicada (LABECOL) de la Universidad de Los Lagos, y de la empresa consultora Biomérica, buscó determinar la composición de la dieta del cóndor andino en una zona con alta intervención humana en Chile central, en la comuna de Til Til, región Metropolitana

El estudio analizó 280 egagrópilas de cóndor andino. Estas son regurgitaciones de material que los cóndores no son capaces de digerir, como pelos, huesos y otros desechos. En ellas se encontraron 12 tipos de presas y 9 tipos de desechos de origen humano. Los cóndores se alimentaron en un 99% de mamíferos -cabras, caballos, ovejas y conejos, entre otros-, un 7% de aves, y un 31% de basura, principalmente conformada por plásticos, seguido de papel, vidrio y plumavit.

“El consumo de residuos sin valor nutricional e indigestibles como bolsas, papeles y tapas, entre otros, puede llevar, especialmente en polluelos, a una disminución en el consumo energético, afectando su condición corporal e incluso pudiendo llegar a morir de inanición, ya que como estos permanecen en el estómago mayor tiempo que un alimento genera sensación de saciedad y no se alimentarán de forma correcta. En los individuos adultos y juveniles también se puede producir daño directo a sus órganos, generando por ejemplo úlceras estomacales, rupturas digestivas y obstrucciones debido al consumo de vidrios o cuerdas, pitas, lanas o nylon”, explica Melanie Duclos, investigadora CAPES y candidata a doctor en Medicina de la Conservación de la U. Andrés Bello, una de las autoras del artículo.

Entre otros efectos dañinos, que pueden llegar a ser letales, están la reducción de su condición corporal, bajas tasas de crecimiento y baja reproducción producto de daños internos como laceraciones, respuestas inflamatorias, estrés metabólico, entre otras. “Incluso existen evidencias que algunas partículas pueden cruzar la pared del intestino y translocarse a otros tejidos del cuerpo con consecuencias aún desconocidas”, agrega la experta.

“El desafío actual es lograr entender y abordar el problema a una escala espacial y temporal más amplia. Nos gustaría hacer un seguimiento exhaustivo de la dieta del cóndor andino a lo largo de su distribución para comprender los cambios y dinámicas que ocurren en términos de disponibilidad/preferencias de recursos alimentarios. También poder determinar cuáles son los principales residuos que están consumiendo y cuáles son sus fuentes primarias y secundarias de consumo en ecosistemas terrestres, así como los riesgos para su salud, tanto a nivel individual como poblacional” afirma Duclos.

Monitoreo

La población estudiada utiliza la zona de Til Til, donde operan rellenos sanitarios, y el estudio muestra que los utilizan como fuente complementaria de alimento, situación que expone a los cóndores a la ya mencionada gran gama de riesgos directos e indirectos para su salud. Es por ello que la empresa KDM, propietaria de uno de los rellenos que opera en la zona, desarrolla desde 2005 un monitoreo y ha implementado una serie de medidas efectivas que han reducido considerablemente la presencia de cóndores en su relleno, incluida una estación de alimentación complementaria que podrá contribuir en el largo plazo en beneficio de la conservación del cóndor andino.

El cóndor andino

Vultur gryphus Linnaeus 1758 (Falconiformes: Cathartidae), habita desde Venezuela hasta Cabo de Hornos, por la Cordillera de los Andes, cordilleras próximas a ella y las costas adyacentes del Océano Pacífico.

Los adultos presentan una coloración negra y blanca, con un collar de plumas blancas en el cuello y algunas partes superiores de las alas. Puede llegar a medir 142 cm de altura y 330 cm de envergadura alar. Los machos, de tamaño superior a las hembras, pesan entre 11 y 15 kg., mientras que las hembras entre 8 y 11 kg. (Figura de dimorfismo sexual y de aves en vuelo) Ambos se diferencian principalmente por la presencia de una cresta en el caso de los machos, la que está ausente en las hembras.

Estos carroñeros alcanzan la madurez sexual a los 7 años y anidan entre los 0 y 2.500 a 3.000 msnm aproximadamente, generalmente en formaciones rocosas inaccesibles. Poseen una tasa de reproducción muy baja, poniendo un solo huevo cada dos años, y son monógamos, es decir, tienen una pareja única durante toda su vida. Es una de las aves más longevas, pudiendo alcanzar la edad de 75 años en cautiverio.

En Chile central, específicamente en la Región Metropolitana, la población del cóndor andino se encuentra amenazada por varios factores como la pérdida y alteración de hábitat, la caza, el envenenamiento y la reducción de las fuentes de alimento. Esto ha generado cambios en sus hábitos alimenticios, pasando a depender casi exclusivamente de especies exóticas y domésticas; como también, de recursos alimenticios de baja calidad como “desechos” orgánicos domiciliarios. Este cambio en el comportamiento alimentario implicaría un importante factor de riesgo para el cóndor andino, ya que el consumo de desechos humanos en rellenos sanitarios trae aparejado el riesgo de intoxicaciones por consumo de desechos químicos, siendo esta una causa frecuente del ingreso de cóndores a centros de rehabilitación.

Investigación CAPES halla alto contenido de plásticos en la dieta del cóndor andino

Estudio del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES UC) muestra que cerca de un 30% de la dieta del cóndor en la región Metropolitana se compone de desechos de origen humano.

El emblemático cóndor andino (Vultur gryphus) es el ave terrestre de mayor envergadura en el planeta y símbolo de nuestro escudo patrio. Es un ave carroñera propiamente tal, dado que se alimenta exclusivamente de carroña o animales muertos, cumpliendo así una tarea muy relevante para nuestra salud: la de mantener los campos limpios de fuentes de infección.

Recientemente, un trabajo publicado en la revista Ornitología Neotropical pone en evidencia los cambios que han tenido los hábitos alimenticios del cóndor frente a un entorno cada vez más intervenido por la acción humana.

El trabajo conjunto entre científicos del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES UC), el Centro de Investigación para la Sustentabilidad (CIS) de la Universidad Andrés Bello, el Laboratorio de Ecología Aplicada (LABECOL) de la Universidad de Los Lagos, y de la empresa consultora Biomérica, buscó determinar la composición de la dieta del cóndor andino en una zona con alta intervención humana en Chile central, en la comuna de Til Til, región Metropolitana

El estudio analizó 280 egagrópilas de cóndor andino. Estas son regurgitaciones de material que los cóndores no son capaces de digerir, como pelos, huesos y otros desechos. En ellas se encontraron 12 tipos de presas y 9 tipos de desechos de origen humano. Los cóndores se alimentaron en un 99% de mamíferos -cabras, caballos, ovejas y conejos, entre otros-, un 7% de aves, y un 31% de basura, principalmente conformada por plásticos, seguido de papel, vidrio y plumavit.

“El consumo de residuos sin valor nutricional e indigestibles como bolsas, papeles y tapas, entre otros, puede llevar, especialmente en polluelos, a una disminución en el consumo energético, afectando su condición corporal e incluso pudiendo llegar a morir de inanición, ya que como estos permanecen en el estómago mayor tiempo que un alimento genera sensación de saciedad y no se alimentarán de forma correcta. En los individuos adultos y juveniles también se puede producir daño directo a sus órganos, generando por ejemplo úlceras estomacales, rupturas digestivas y obstrucciones debido al consumo de vidrios o cuerdas, pitas, lanas o nylon”, explica Melanie Duclos, investigadora CAPES y candidata a doctor en Medicina de la Conservación de la U. Andrés Bello, una de las autoras del artículo.

Entre otros efectos dañinos, que pueden llegar a ser letales, están la reducción de su condición corporal, bajas tasas de crecimiento y baja reproducción producto de daños internos como laceraciones, respuestas inflamatorias, estrés metabólico, entre otras. “Incluso existen evidencias que algunas partículas pueden cruzar la pared del intestino y translocarse a otros tejidos del cuerpo con consecuencias aún desconocidas”, agrega la experta.

“El desafío actual es lograr entender y abordar el problema a una escala espacial y temporal más amplia. Nos gustaría hacer un seguimiento exhaustivo de la dieta del cóndor andino a lo largo de su distribución para comprender los cambios y dinámicas que ocurren en términos de disponibilidad/preferencias de recursos alimentarios. También poder determinar cuáles son los principales residuos que están consumiendo y cuáles son sus fuentes primarias y secundarias de consumo en ecosistemas terrestres, así como los riesgos para su salud, tanto a nivel individual como poblacional” afirma Duclos.

Monitoreo

La población estudiada utiliza la zona de Til Til, donde operan rellenos sanitarios, y el estudio muestra que los utilizan como fuente complementaria de alimento, situación que expone a los cóndores a la ya mencionada gran gama de riesgos directos e indirectos para su salud. Es por ello que la empresa KDM, propietaria de uno de los rellenos que opera en la zona, desarrolla desde 2005 un monitoreo y ha implementado una serie de medidas efectivas que han reducido considerablemente la presencia de cóndores en su relleno, incluida una estación de alimentación complementaria que podrá contribuir en el largo plazo en beneficio de la conservación del cóndor andino.

El cóndor andino

Vultur gryphus Linnaeus 1758 (Falconiformes: Cathartidae), habita desde Venezuela hasta Cabo de Hornos, por la Cordillera de los Andes, cordilleras próximas a ella y las costas adyacentes del Océano Pacífico.

Los adultos presentan una coloración negra y blanca, con un collar de plumas blancas en el cuello y algunas partes superiores de las alas. Puede llegar a medir 142 cm de altura y 330 cm de envergadura alar. Los machos, de tamaño superior a las hembras, pesan entre 11 y 15 kg., mientras que las hembras entre 8 y 11 kg. (Figura de dimorfismo sexual y de aves en vuelo) Ambos se diferencian principalmente por la presencia de una cresta en el caso de los machos, la que está ausente en las hembras.

Estos carroñeros alcanzan la madurez sexual a los 7 años y anidan entre los 0 y 2.500 a 3.000 msnm aproximadamente, generalmente en formaciones rocosas inaccesibles. Poseen una tasa de reproducción muy baja, poniendo un solo huevo cada dos años, y son monógamos, es decir, tienen una pareja única durante toda su vida. Es una de las aves más longevas, pudiendo alcanzar la edad de 75 años en cautiverio.

En Chile central, específicamente en la Región Metropolitana, la población del cóndor andino se encuentra amenazada por varios factores como la pérdida y alteración de hábitat, la caza, el envenenamiento y la reducción de las fuentes de alimento. Esto ha generado cambios en sus hábitos alimenticios, pasando a depender casi exclusivamente de especies exóticas y domésticas; como también, de recursos alimenticios de baja calidad como “desechos” orgánicos domiciliarios. Este cambio en el comportamiento alimentario implicaría un importante factor de riesgo para el cóndor andino, ya que el consumo de desechos humanos en rellenos sanitarios trae aparejado el riesgo de intoxicaciones por consumo de desechos químicos, siendo esta una causa frecuente del ingreso de cóndores a centros de rehabilitación.

Seminario Internacional «Reintroducción de guanacos en Sudamérica» | 20 de noviembre | Cajón del Maipo

CAPES, junto al Instituto de Ecología y Biodiversidad de la Universidad de Chile y la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica, realizarán este 20 de noviembre a las 9:00 hrs. el Seminario Internacional «Reintroducción de guanacos en Sudamérica: oportunidades y desafíos para la conservación de sus ecosistemas». El evento se celebrará en Santuario Cascada de las Ánimas, San Alfonso, Cajón del Maipo (Camino El Volcán 31087). Habrá buses de llegada y de salida desde Casa Central UC (Alameda 440).

Entre los expositores invitados al evento, se encuentran la investigadora Conicet, Celina Flores, especialista en ecología de hábitat y distribución espacio-temporal del guanaco; Alejandro Calderón, encargado del proyecto de reintroducción del guanaco en las Reservas Provinciales «Parque Luro» y «Pichi Mahuida», en Argentina; Meredith Root-Bernstein, del museo del Hombre y el Instituto de Tecnología para las Ciencias de la Vida, Alimentación y Medioambiente​ de París (AgroParisTech), y Ramiro Ovejeros, ecólogo espacial y de poblaciones de la Universidad de Tucumán, Argentina.

Para participar del seminario, escribe a [email protected] para incribirte. Cupos limitados.

Seminario Internacional «Reintroducción de guanacos en Sudamérica» | 20 de noviembre | Cajón del Maipo

CAPES, junto al Instituto de Ecología y Biodiversidad de la Universidad de Chile y la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica, realizarán este 20 de noviembre a las 9:00 hrs. el Seminario Internacional «Reintroducción de guanacos en Sudamérica: oportunidades y desafíos para la conservación de sus ecosistemas». El evento se celebrará en Santuario Cascada de las Ánimas, San Alfonso, Cajón del Maipo (Camino El Volcán 31087). Habrá buses de llegada y de salida desde Casa Central UC (Alameda 440).

Entre los expositores invitados al evento, se encuentran la investigadora Conicet, Celina Flores, especialista en ecología de hábitat y distribución espacio-temporal del guanaco; Alejandro Calderón, encargado del proyecto de reintroducción del guanaco en las Reservas Provinciales «Parque Luro» y «Pichi Mahuida», en Argentina; Meredith Root-Bernstein, del museo del Hombre y el Instituto de Tecnología para las Ciencias de la Vida, Alimentación y Medioambiente​ de París (AgroParisTech), y Ramiro Ovejeros, ecólogo espacial y de poblaciones de la Universidad de Tucumán, Argentina.

Para participar del seminario, escribe a [email protected] para incribirte. Cupos limitados.

Senado votará ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas

El nuevo Servicio tendrá por fin ejecutar las políticas públicas para el cuidado y gestión de la biodiversidad y el patrimonio natural del país, integrando en una sola entidad la gestión de todas las áreas protegidas a lo largo de su territorio.

El próximo martes 23 de julio, en su segunda discusión particular, el Senado votará el proyecto de ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, SBAP, un nuevo organismo público dependiente del Ministerio de Medio Ambiente (MMA) y cuyo objetivo será la protección y conservación de la biodiversidad en el país.

La votación de este martes se da tras ocho años de tramitación de la iniciativa, la que incluyó el despacho de dos proyectos de ley, ingresados en 2011 y 2014 respectivamente, y la revisión y aprobación de tres comisiones parlamentarias, la última de ellas la de Trabajo y Previsión Social, que presentó su informe final el pasado 17 de julio.

Nueva institucionalidad

Entre otros instrumentos, el Servicio tendrá a su cargo la gestión de un Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), que unificará bajo una sola figura todas las áreas protegidas del Estado, tanto terrestres como marinas, actualmente repartidas en cinco ministerios, permitiendo focalizar de mejor manera los esfuerzos de cuidado de dichos territorios.

La iniciativa también incluye el traspaso de los recursos financieros y personal de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) a este nuevo organismo, salvaguardando todos los derechos laborales de sus trabajadores y aumentando el presupuesto destinado a sus labores 15 mil a 38 mil millones de pesos. Ello, en un intento por reducir el déficit histórico de este sector en materia de financiamiento.

Junto a estas medidas, se contempla el establecimiento de una nueva normativa ambiental, vigilada por el MMA, que protegerá la variedad biológica nacional fuera de las áreas protegidas por ley, extendiendo su campo de acción a todas aquellas amenazas que enfrentan hoy nuestros ecosistemas, especies y genes, como la erradicación y control de especies invasoras, el cambio indiscriminado de uso de suelo, o las alteraciones ecológicas provocadas por el Cambio Climático, entre otras.

Una deuda pendiente

La creación de una institucionalidad ambiental que integre, bajo una mirada país, todas las atribuciones y responsabilidades en torno a la conservación de nuestro patrimonio natural es una demanda histórica de múltiples organizaciones de la sociedad civil, centros de estudios y universidades chilenas, las cuales han recalcado la importancia de proteger los bienes y servicios que provee la naturaleza a la sociedad.

En una carta enviada en enero de este año, el Premio Nacional de Ciencias Naturales 2018 y Director del Centro UC de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), Fabián Jaksic, junto a otros tres Premios Nacionales de Ciencias, recordaron que la biodiversidad “es la base que sostiene nuestra vida en la Tierra, y tanto el bienestar presente y futuro de los seres humanos está directamente relacionado con ella. En especial, las personas más vulnerables de la sociedad (…) Se estima que los servicios ecosistémicos y otros bienes no comercializados representan entre el 50% y 90% del todas las fuentes de sustento de los hogares pobres de zonas rurales y forestales”.

En la misiva, dirigida a la ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, los investigadores destacaron la especial situación de Chile como “isla biogeográfica”, aislada del resto de los ecosistemas del continente a causa de las barreras naturales que representan la Cordillera de los Andes por el este y el desierto de Atacama por el norte.

“Nuestras especies se caracterizan por ser endémicas, es decir, que solo existen en Chile y en ningún otro país. Igualmente, la biodiversidad marina (intermareal y submareal) también está aislada geográficamente de sus vecinos, como consecuencia de la dirección del flujo y la temperatura de la Corriente de Humboldt. Además, los paisajes, ecosistemas y variedades genéticas de nuestro territorio y maritorio también son únicos”, indicaron.

Pese a ello, Chile es el único país de América Latina que no cuenta con un sistema integrado de áreas protegidas ni destina el cuidado de éstas a su ministerio medioambiental (a diferencia de estados como México, Costa Rica, Colombia y Perú). Además, es una de las naciones que menos recursos invierte en el cuidado de éstas áreas (menos de 2 USD por hectárea).

Para Francisca Boher, encargada de Vinculación y Transferencia Tecnológica de CAPES, la importancia de este proyecto se relaciona directamente con los compromisos adquiridos por Chile como sede de la próxima COP 25. “Comparativamente hablando, el rol que tiene Chile como emisor de gases de efecto invernadero es más bien marginal, pero donde sí tenemos un papel importante que cumplir es en la captura y absorción de carbono de vuelta a la naturaleza, y la única forma de cumplir esta misión es protegiendo y conservando nuestra propia biodiversidad. La aprobación del SBAP es la principal carta que tiene Chile ante la COP para asegurar el cumplimiento de la carbono-neutralidad como medida de mitigación ante el Cambio Climático”, explica.

Asimismo, la aprobación de este proyecto de ley le permitiría al estado chileno cumplir con la recomendación hecha a nuestro país en 2016 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), de “aprobar el proyecto de ley de creación del Servicio de Diversidad Biológica y Áreas Protegidas y acelerar su implementación”.

De votarse favorablemente la iniciativa, ésta pasará a su segundo trámite constitucional en la Cámara de Diputados, última etapa legislativa antes de su promulgación como ley.

Senado votará ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas

El nuevo Servicio tendrá por fin ejecutar las políticas públicas para el cuidado y gestión de la biodiversidad y el patrimonio natural del país, integrando en una sola entidad la gestión de todas las áreas protegidas a lo largo de su territorio.

El próximo martes 23 de julio, en su segunda discusión particular, el Senado votará el proyecto de ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, SBAP, un nuevo organismo público dependiente del Ministerio de Medio Ambiente (MMA) y cuyo objetivo será la protección y conservación de la biodiversidad en el país.

La votación de este martes se da tras ocho años de tramitación de la iniciativa, la que incluyó el despacho de dos proyectos de ley, ingresados en 2011 y 2014 respectivamente, y la revisión y aprobación de tres comisiones parlamentarias, la última de ellas la de Trabajo y Previsión Social, que presentó su informe final el pasado 17 de julio.

Nueva institucionalidad

Entre otros instrumentos, el Servicio tendrá a su cargo la gestión de un Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP), que unificará bajo una sola figura todas las áreas protegidas del Estado, tanto terrestres como marinas, actualmente repartidas en cinco ministerios, permitiendo focalizar de mejor manera los esfuerzos de cuidado de dichos territorios.

La iniciativa también incluye el traspaso de los recursos financieros y personal de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) a este nuevo organismo, salvaguardando todos los derechos laborales de sus trabajadores y aumentando el presupuesto destinado a sus labores 15 mil a 38 mil millones de pesos. Ello, en un intento por reducir el déficit histórico de este sector en materia de financiamiento.

Junto a estas medidas, se contempla el establecimiento de una nueva normativa ambiental, vigilada por el MMA, que protegerá la variedad biológica nacional fuera de las áreas protegidas por ley, extendiendo su campo de acción a todas aquellas amenazas que enfrentan hoy nuestros ecosistemas, especies y genes, como la erradicación y control de especies invasoras, el cambio indiscriminado de uso de suelo, o las alteraciones ecológicas provocadas por el Cambio Climático, entre otras.

Una deuda pendiente

La creación de una institucionalidad ambiental que integre, bajo una mirada país, todas las atribuciones y responsabilidades en torno a la conservación de nuestro patrimonio natural es una demanda histórica de múltiples organizaciones de la sociedad civil, centros de estudios y universidades chilenas, las cuales han recalcado la importancia de proteger los bienes y servicios que provee la naturaleza a la sociedad.

En una carta enviada en enero de este año, el Premio Nacional de Ciencias Naturales 2018 y Director del Centro UC de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), Fabián Jaksic, junto a otros tres Premios Nacionales de Ciencias, recordaron que la biodiversidad “es la base que sostiene nuestra vida en la Tierra, y tanto el bienestar presente y futuro de los seres humanos está directamente relacionado con ella. En especial, las personas más vulnerables de la sociedad (…) Se estima que los servicios ecosistémicos y otros bienes no comercializados representan entre el 50% y 90% del todas las fuentes de sustento de los hogares pobres de zonas rurales y forestales”.

En la misiva, dirigida a la ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, los investigadores destacaron la especial situación de Chile como “isla biogeográfica”, aislada del resto de los ecosistemas del continente a causa de las barreras naturales que representan la Cordillera de los Andes por el este y el desierto de Atacama por el norte.

“Nuestras especies se caracterizan por ser endémicas, es decir, que solo existen en Chile y en ningún otro país. Igualmente, la biodiversidad marina (intermareal y submareal) también está aislada geográficamente de sus vecinos, como consecuencia de la dirección del flujo y la temperatura de la Corriente de Humboldt. Además, los paisajes, ecosistemas y variedades genéticas de nuestro territorio y maritorio también son únicos”, indicaron.

Pese a ello, Chile es el único país de América Latina que no cuenta con un sistema integrado de áreas protegidas ni destina el cuidado de éstas a su ministerio medioambiental (a diferencia de estados como México, Costa Rica, Colombia y Perú). Además, es una de las naciones que menos recursos invierte en el cuidado de éstas áreas (menos de 2 USD por hectárea).

Para Francisca Boher, encargada de Vinculación y Transferencia Tecnológica de CAPES, la importancia de este proyecto se relaciona directamente con los compromisos adquiridos por Chile como sede de la próxima COP 25. “Comparativamente hablando, el rol que tiene Chile como emisor de gases de efecto invernadero es más bien marginal, pero donde sí tenemos un papel importante que cumplir es en la captura y absorción de carbono de vuelta a la naturaleza, y la única forma de cumplir esta misión es protegiendo y conservando nuestra propia biodiversidad. La aprobación del SBAP es la principal carta que tiene Chile ante la COP para asegurar el cumplimiento de la carbono-neutralidad como medida de mitigación ante el Cambio Climático”, explica.

Asimismo, la aprobación de este proyecto de ley le permitiría al estado chileno cumplir con la recomendación hecha a nuestro país en 2016 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), de “aprobar el proyecto de ley de creación del Servicio de Diversidad Biológica y Áreas Protegidas y acelerar su implementación”.

De votarse favorablemente la iniciativa, ésta pasará a su segundo trámite constitucional en la Cámara de Diputados, última etapa legislativa antes de su promulgación como ley.