El grito silenciado de la palma chilena: La urgencia de endurecer y mejorar políticas para una conservación efectiva

Los continuos incendios que afectan a la Región de Valparaíso cada verano ponen en grave riesgo a la palma chilena, una de las pocas palmeras extratropicales en el mundo. Frente a esta amenaza, el investigador CAPES Juan Ovalle, junto a la científica Rosa Scherson, ambos académicos de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la U. de Chile, hacen un llamado urgente para implementar medidas que garanticen la preservación y conservación de esta especie y su hábitat. Una de ellas, abogan en esta columna de opinión, es la declaración de la palma chilena como un “Patrimonio Natural”.

«En las últimas décadas, la palma chilena ha seguido disminuyendo en número y área. Se estima que las 120.000 palmas que existen en la actualidad representan aproximadamente el 2,5% de la abundancia de principios del siglo XIX», advierten en esta columna de opinión la profesora Rosa Scherson y el profesor Juan Ovalle.

El megaincendio de Viña del Mar-Quilpué del mes de febrero del 2024 dejo en evidencia la falta de planificación y diseño urbano en una interfaz urbano-forestal (bosque nativo y plantaciones exóticas) altamente poblada. En el epicentro del área afectada se encontraba la tercera población más grande de palma chilena (Jubaea chilensis, Arecaceae) a nivel nacional (sector El Salto y Rodelillo), con 6.061 individuos adultos. En febrero de 2022, otro incendio de gran magnitud devastó el 27% del palmar, principalmente individuos de más de 500 años.

La palma chilena, una de las pocas palmeras extratropicales en el mundo, es una especie monoespecífica endémica de ecosistemas con clima mediterráneo en Chile central y es considerada un paleorelicto de los bosques subtropicales del periodo terciario. La palma chilena ha sido históricamente explotada para la obtención de savia para producir un jarabe muy apreciado y de interés comercial (“miel de palma”). A diferencia de palmas de otras latitudes, cuya savia se puede extraer sin sacrificar el individuo completo, la palma chilena fue talada intensamente para este propósito desde la época colonial hasta mediados del siglo XX, cuando finalmente se promulgó la ley que prohibió la tala. En las últimas décadas, la palma chilena ha seguido disminuyendo en número y área. Se estima que las 120.000 palmas que existen en la actualidad representan aproximadamente el 2,5% de la abundancia de principios del siglo XIX. El rápido retroceso de su hábitat se debe no solo a la sobreexplotación de los frutos (“coquitos”) y depredación de roedores exóticos (Rattus rattus) y nativos (Octodon spp.), sino que también al cambio de uso del suelo y los incendios forestales, en la ya casi inexistente y difusa frontera entre lo urbano (campamentos) y lo silvestre (palmares).

Considerando que esta especie icónica de Chile central está al borde del colapso, enfrentando amenazas persistentes incluso dentro de jardines botánicos y reservas (de hecho, el último incendio en Viña del Mar también destruyó el 90% del Jardín Botánico Nacional, que albergaba una importante población de palma chilena), hacemos un llamado a los organismos competentes del estado para avanzar de forma urgente en la implementación de medidas que garanticen la preservación y conservación de esta especie y su hábitat. Una de las medidas que podrían tener efectividad a corto plazo es la aprobación del proyecto de ley propuesto en 2021 que declara a la palma chilena como un «Patrimonio Natural»; así como también, elevar el estado de clasificación de la especie de «En Peligro» (DS16/2020 MMA) a «En Peligro Crítico», y realizar una reevaluación de la Lista Roja de la UICN debido a la subestimación de las amenazas y el riesgo de extinción. 

El reconocimiento legal de la palma chilena como patrimonio natural permitiría avanzar en la implementación de políticas sancionatorias por quema intencional de áreas contiguas a palmares y mayor regulación y exigencias en la certificación para la extracción de frutos con fines comerciales. Como académicos y académicas de una facultad que tiene como uno de sus ejes centrales la conservación de la naturaleza, hacemos un llamado urgente a fortalecer las políticas de conservación de la palma chilena y la restauración de su hábitat para garantizar el acceso al patrimonio cultural y natural de las generaciones futuras.

Autores:
Rosa Scherson, académica y Directora de Extensión, Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación e la Naturaleza de la U. de Chile
Juan Ovalle, académico del Departamento de Silvicultura y Conservación de la Naturaleza de la U. de Chile e investigador CAPES

Fotografías:
Diego Soto – Francisca Scopesi

Fuente:
Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación e la Naturaleza de la U. de Chile

Con propuestas innovadoras culmina el curso “Metodologías de restauración de bosques” en Huinay

En un rincón aislado y remoto, donde la naturaleza despliega toda su majestuosidad, se gesta un proyecto educativo que está revolucionando la forma en que se abordan los problemas medioambientales. Se trata del curso “Metodologías de Restauración de Bosques”, coordinado por los profesores Juan Ovalle (U. de Chile), Jan Bannister (INFOR) y Anahí Ocampo (U. de Chile), donde estudiantes de postgrado de diversas disciplinas se unen en una intensa semana de trabajo bajo un objetivo común: la restauración de ecosistemas degradados.

A través de diversas propuestas con especies nativas se busca apuntar a la restauración de territorios.

El pasado 25 de marzo del 2024 marcó el cierre de la segunda versión del curso de postgrado «Metodologías de Restauración de Bosques», realizado en la Estación Científica de la Fundación San Ignacio del Huinay, ubicada en la comuna de Hualaihué, Región de Los Lagos. Este evento fue organizado en conjunto por los programas de Magíster en Áreas Silvestres y Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, Huinay Seasonal School (HSS) y Programa de Observación de Ecosistemas Terrestres y Acuáticos (POETA) de la Fundación San Ignacio del Huinay.

El curso estuvo dirigido por el Dr. Juan Ovalle, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de U. de Chile, e Investigador Asociado CAPES y por el Dr. Jan Bannister (INFOR sede Chiloé). También, participaron de forma remota la Dra. Anahí Ocampo, académica de la Universidad de Chile y la Dra. Paula Meli, académica de la Universidad de Concepción y especialista en restauración socioecológica.

Lo que hace único a este curso es su capacidad para crear un entorno de colaboración y acción en un lapso de tiempo reducido. Durante siete días, con jornadas de mañana, tarde y noche, los participantes se sumergieron en un ambiente de trabajo, conscientes de que cada minuto cuenta para lograr un objetivo ambicioso: diseñar una propuesta de restauración a escala de paisaje. 

Las y los estudiantes vivieron una experiencia en terreno para aprender de restauración y reforestación.

El desafío no es sólo técnico, sino también social y ambiental. Los estudiantes, provenientes de diversas especialidades, experimentados y novatos en el ámbito de la restauración, se enfrentan a la tarea de abordar las necesidades presentes y futuras de la comunidad local, al tiempo que enfrentan las presiones cada vez más palpables del cambio climático.

En Huinay, la lección va más allá de los libros y las aulas tradicionales. Aquí, los participantes aprenden en el terreno (con o sin lluvia), enfrentándose directamente a la realidad y trabajando juntos para encontrar soluciones innovadoras y sostenibles.

“La particularidad de este curso es que las condiciones aisladas y remotas donde se emplaza Huinay permite generar un ambiente de trabajo intenso durante 7 días bajo un objetivo común de corto plazo. Estas condiciones generan entre los estudiantes la necesidad de colaborar y aportar desde sus diferentes especialidades para lograr concretar una propuesta de restauración a escala de paisaje, haciéndose cargo de las necesidades actuales y futuras de la comunidad local y de las presiones del cambio climático”, destaca el profesor Juan Ovalle.

Y agrega que: “El particular contexto de uso del territorio de la provincia de Palena permite comprender los procesos de disturbios que ocurrieron a principios del siglo XX, en donde esta localidad se convirtió en un importante centro de explotación comercial del alerce. En 1939, llegaron los primeros colonos desde Río Puelo para explotar el alerce y otros recursos madereros. La deforestación comenzó para abrir terreno destinado a ganadería, agricultura y praderas. Con el tiempo, estas acciones condujeron al ecosistema a un estado de degradación, con incendios forestales, tala desmedida de bosques y uso ganadero intensivo del territorio”.

Propuestas de futuro

La evaluación final del curso consistió en elaborar una propuesta de restauración a escala de paisaje en el contexto del paisaje y la historia de perturbaciones presentes en Huinay. Entre las propuestas que se destacaron se encuentra el proyecto de recuperación de servicios ecosistémicos en bosques de ulmo. Esta propuesta propuso utilizar una metodología combinada de técnicas cualitativas (Recovery Wheel) y cuantitativas (muestreo de parcelas y sub-parcelas) para evaluar el potencial de regeneración natural de acuerdo a un ecosistema de referencia dominado por ulmo, coigue, tineo, y canelo, además de otras especies trepadoras, helechos y herbáceas. 

Otro de los proyectos destacados propuso establecer un bosque experimental para estudiar la respuesta de un bosque en estado de sucesión avanzada frente al cambio climático y simulación de disturbios de pequeña escala. Estas propuestas fueron elogiadas por los académicos, quienes destacaron su innovación, viabilidad y potencial costo-efectivo para su implementación en áreas degradadas dentro del predio de Huinay. 

En tanto, el Dr. Samuel Hormazábal Fritz, director de la Fundación San Ignacio del Huinay, expresó su satisfacción por el éxito del curso y el alto nivel de las propuestas presentadas. Este tipo de iniciativas, dijo, contribuyen significativamente al desarrollo de estrategias de conservación y restauración que beneficien a los ecosistemas forestales y a las comunidades locales.

Este curso no solo transforma paisajes, sino también mentes. Es un ejemplo inspirador de cómo la educación puede ser una fuerza poderosa para el cambio, impulsando a los estudiantes y profesionales a convertirse en agentes de transformación en un mundo que necesita desesperadamente soluciones creativas y comprometidas frente al avance del cambio global. No te quedes fuera de la 3ra versión del curso “Metodologías de Restauración de Bosques 2025”!! (periodo de inscripción a partir de agosto 2024).

Fuente:
Michael Seguel, periodista
Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza

Reunión anual de Iniciativa por el Bosque Esclerófilo fortalece cruces interdisciplinares

Los días 8 y 9 de abril de 2024 se realizó la reunión anual de la Iniciativa Intercentros por el Bosque Esclerófilo, que aúna a investigadoras e investigadores del IEB, CR2, CAPES y USACH, con el objetivo de comprender la situación actual del ecosistema Mediterráneo de Chile central, para encontrar formas efectivas de apoyar la resiliencia de los bosques y las comunidades humanas asociadas a este ecosistema.

El equipo se reunió en Olmué, Región de Valparaíso, y dedicó las jornadas a actualizar sus líneas de investigación, que abarcan desde la microbiología de suelo, ecofisiología vegetal, análisis de fauna, restauración, socioecología y análisis a escala de paisaje, además de la comunicación de estos nuevos conocimientos hacia diferentes agentes clave.

Por otra parte, se realizó una visita a un bosque esclerófilo degradado, y se analizaron los logros obtenidos por la Iniciativa durante el último año, los que incluyen una publicación en Nature Plants, una segunda publicación en revisión, formulación de dos proyectos concursables, y diversas colaboraciones en publicaciones y formación de pre-, postgrado y postdoctorado.

El equipo de la Iniciativa incluye a Solange Vargas (UDA), Cristian Delpiano (ULS) y Nélida Pohl del IEB, Juan Ovalle (U. de Chile) y Claudia Rojas-Alvarado (UOH) de CAPES, Alejandro Miranda (UFRO) del CR2, y Francisco Zorondo-Rodríguez del Departamento de Gestión Agraria, USACH. Solange Vargas, académica de la Universidad de Atacama, destaca: “Esta instancia es fundamental para que se produzca sinergia entre investigadoras e investigadores. Necesitamos tiempo de reflexión, para decantar y afinar las ideas que orientarán nuestro trabajo futuro”.

Por su parte Nélida Pohl, Directora de Comunicaciones del IEB añade que “la interdisciplina no ocurre sin intencionar estos espacios de trabajo conjunto, presencial e intensivo. Necesitamos la interdisciplina para entender las interacciones entre las causas de la compleja situación del esclerófilo, sus posibles trayectorias de cambio, y avenidas de adaptación que permitan su bienestar socioecológico a largo plazo”. 

Fuente: Comunicaciones IEB

Ante incendios y megasequía: Comunidad científica llama a fortalecer la protección de ecosistemas de Chile central

Declaran urgente aumentar la protección legal del bosque nativo y particularmente, de la palma chilena, declarándola “Monumento Nacional”. Esta especie podría desaparecer durante el presente siglo, según advierten.

Palmar «El Salto» (Crédito: Patricio Novoa Quezada, Fickr)

Tras el megaincendio ocurrido en el Santuario de la Naturaleza “Palmar El Salto” y el Parque Kan-Kan de Viña del Mar, con un saldo de 125 hectáreas afectadas, 5 mil viviendas destruidas y 1700 palmas chilenas arrasadas por las llamas, científicas y científicos realizaron un llamado a fortalecer la institucionalidad ambiental de Chile para la protección del bosque esclerófilo y la palma chilena  frente a un escenario adverso para su conservación.

Este emplazamiento estuvo liderado por las y los integrantes de la “Iniciativa Intercentros Bosque Esclerófilo y Cambio Global”, pertenecientes al Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) y el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES). Este grupo de investigadores inició un trabajo conjunto a fines del 2019, con el fin de estudiar a este bosque de Chile central -en el que habitan especies como el boldo, quillay, peumo, litre y espinillo- y buscar herramientas conjuntas para promover su conservación, desde una perspectiva socioecológica.

“El lamentable incendio ocurrido recientemente en Viña del Mar, nos preocupa enormemente. Chile central es la zona con más habitantes del país y sus ecosistemas son uno de los más vulnerables y amenazados del país y el mundo. En ese contexto, la fuerte disminución de las precipitaciones junto con el aumento de la frecuencia y duración de las olas de calor y el uso irregular de áreas naturales con importancia para la conservación biológica (palmares y bosque esclerófilo) han generado un alto nivel de vulnerabilidad a este singular ecosistema. La condición de alto estrés disminuye la capacidad de recuperación del bosque frente a eventos de perturbación como los incendios forestales”, explica Cristián Delpiano, investigador del IEB e integrante de la Iniciativa Intercentros.

“Las especies del bosque esclerófilo están adaptadas a periodos secos, pero la actual megasequía ha presionado los umbrales de tolerancia a la sequía, generando un pardeamiento generalizado de las copas de los árboles en miles de hectáreas de bosque entre la región de Valparaíso a O’Higgins. A pesar de que una potencial recuperación de este ecosistema es posible, todo ese material seco de hojas y ramas incrementa el peligro de incendios, por la gran acumulación de combustible en el piso y en la parte aérea del bosque, amenazando la biodiversidad que sustentan y generando incendios de grandes dimensiones”, señala Alejandro Miranda, investigador del (CR)2 y del Laboratorio de Ecología del Paisaje y Conservación de la Universidad de la Frontera.

En el contexto del último megaincendio en Viña del Mar, donde se quemaron cientos de palmas chilenas centenarias las y los integrantes de esta agrupación declaran la urgencia de aumentar el nivel de protección legal para esta especie y para el bosque esclerófilo en su conjunto. El llamado de urgencia radica en que bajo el actual contexto de rápidos cambios globales los bosques de palma chilena podrían extinguirse dentro del presente siglo. Por otro lado,  este tipo de ecosistemas tienen un bajo (y casi nulo) potencial de recuperación bajo el actual escenario de crisis climática, generando una alta incertidumbre en los resultados de restauración post-incendio. La dificultad para recuperar estos ecosistemas radica en las características reproductivas y ecológicas de la palma, pero además por la alta presión antrópica sobre sus frutos y el impacto de especies invasoras.

(Crédito: Claudio Alvarado Solari, Flick)

Junto al impacto de los incendios forestales sobre la flora y fauna, el aumento en su frecuencia e intensidad también afecta fuertemente a los suelos, especialmente su capacidad de almacenar agua y carbono, y su rol como hábitat de millones de especies. Los incendios además pueden acelerar indirectamente procesos erosivos al perderse la cubierta vegetal que los protege de la lluvia, por lo cual es fundamental recuperar la cobertura natural del suelo, dentro de las prácticas de restauración de bosques incendiados. “Cubrir el suelo, por ejemplo, con mantillos naturales o enmiendas orgánicas que se pueden obtener de la misma zona afectada, mejora su contenido de materia orgánica y capacidad de retener agua, lo que es fundamental para sostener la re-vegetación de las zonas afectadas”, declara Claudia Rojas, académica de la Universidad de O’Higgins, investigadora CAPES y miembro de la Iniciativa. Sin embargo, “la prevención de incendios es prioritaria, ya que el proceso de recuperación de un ecosistema de tipo Mediterráneo es lento. Por ejemplo, la biodiversidad y actividad biológica del suelo del bosque esclerofilo afectado por los incendios de 2017 hasta la actualidad muestra huellas de la ocurrencia de estos eventos, a pesar de que la vegetación se ha ido recuperando en estos años, el ecosistema de bosque en su conjunto aún no lo ha hecho”, culmina la doctora Rojas.

Recomendaciones y ejes de acción

Las y los integrantes de esta iniciativa declaran que para efectuar las acciones correctas, la sociedad debe asumir que Chile central y sus ecosistemas están muy vulnerables producto de la megasequía. Y que en vista de la crítica situación, es urgente avanzar en una estrategia que aborde las causas del problema, y dé la oportunidad de conservar y recuperar el bosque esclerófilo y palma chilena mediante cinco ejes de acción.

  1. Focalizar la asignación de presupuesto en áreas protegidas administradas por CONAF, para fortalecer los protocolos y planes de prevención de incendios forestales en áreas con alto valor ecológico (refugios biológicos ante incendios).
  2. Avanzar en el proceso legislativo para declarar a la especie Jubea chilensis (palma chilena) en la categoría de “Monumento Natural”. Esta categoría permite que CONAF controle y otorgue de forma restrictiva los permisos de explotación de individuos vivos, la habilitación de terrenos donde se encuentren palmas chilenas y la aprobación de Planes de Manejo Forestal sólo para objetivos de conservación.
  3. Avanzar en la preparación de la ficha técnica para modificar la clasificación actual de Jubaea chilensis de “En peligro” a “En peligro crítico”. La ficha debe ser presentada al Comité de Clasificación de Especies del Ministerio del Medio Ambiente (MMA) para su consideración en el próximo proceso de clasificación de especies (N°20/2023).
  4. Crear nuevas áreas protegidas privadas y del Estado (SNASPE) para incrementar la representatividad de ecosistemas cuyas especies se encuentran categorizadas como vulnerables, en peligro o en peligro crítico de extinción. En el caso de la superficie de bosques de palma chilena, la propuesta apunta a incrementar su área de protección de un 60% (actual) a un 100% (15.085 ha, según el último Catastro de Bosque Nativo, CONAF).
  5. Promulgar el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) y el Servicio Nacional Forestal (SENAFOR), que permite modernizar la institucionalidad ambiental y ejecutar las regulaciones e instrumentos necesarios para conservar la biodiversidad.

Texto: Comunicaciones IEB

Investigadores advierten posibles “tormentas de fuego” en la zona central

Pese a las últimas lluvias, los científicos y especialistas señalan que la próxima temporada de incendios puede ser catastrófica. Con bosques secos convertidos en acelerantes, los siniestros afectarían a sectores cercanos a zonas altamente pobladas del país. El llamado es a proteger los bosques de alto valor para la conservación y las personas que viven en sus cercanías.

En una declaración conjunta, representantes del mundo científico, ONG y organismos públicos, advirtieron de los peligros que los incendios pueden generar en la zona central del país durante el verano, asegurando que están dadas todas las condiciones para un desastre en esta macrozona. A este llamado, han adherido más de 100 profesionales, entre los que cuentan nuestros dos Premios Nacionales de Ciencia, Fabián Jaksic y Francisco Bozinovic.

De acuerdo a recientes investigaciones, los incendios que podrían presentarse en los próximos meses implican un riesgo extra, pues ocurrirán en las cercanías de las principales urbes del país y áreas agrícolas aledañas, donde habitan alrededor de diez millones de personas.

Entre los efectos directos e indirectos que estos fenómenos podrían tener sobre la población, están la intoxicación por humo, golpes de calor, interrupción de vías de comunicación, abastecimiento de energía y pérdida de la producción agrícola.

En el caso de la exposición al humo, los declarantes advierten que las consecuencias de salud pueden ser aún mayores en un contexto de emergencia sanitaria producto de COVID-19, especialmente en comunas con cuarentena. Ante este escenario, consideran que la prevención de estos siniestros como una “prioridad nacional”, que debe ser tomada en cuenta tanto por autoridades como por la ciudadanía.

La advertencia, explican, se extiende para los sectores aledaños a Valparaíso-Viña Del Mar, Santiago y Rancagua, y estaría presente para ésta y las próximas temporadas de incendios forestales.

El peligro de la megasequía

La inminencia de esta nueva ola de incendios se debe en gran parte a que Chile vive desde 2010 una sequía sin precedentes en los últimos mil años, que se muestra con mayor severidad entre la Cuarta Región y la del Biobío. No sólo los cultivos y las poblaciones humanas se han visto afectadas por la megasequía, sino también la vegetación nativa.

A finales de 2019, investigadores de la Universidad de la Frontera, Universidad Austral de Chile y del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, observaron cómo el bosque esclerófilo de las cordilleras de la Costa y los Andes, caracterizado por vegetación de hojas duras y perennes, se transformó de manera masiva en “un bosque café” o pardo. Miles de peumos, quillayes, litres, lingues, bellotos y otras especies de plantas, propias de este sistema mediterráneo, se estarían secando.

“A pesar de no saber si todas las plantas que perdieron el verdor realmente murieron, es urgente tomar acciones por las consecuencias que tiene vivir cerca de grandes extensiones de vegetación seca, la cual es altamente inflamable, pudiendo alimentar las posibles calderas de tormentas de fuego, cuyas temperaturas pueden superar los mil grados Celsius. Tales incendios son imparables para cualquier sistema de contención”, señalan los expertos en su declaración.

Las llamadas “tormentas de fuego” ocurren cuando los mismos incendios generan condiciones favorables para su propagación, modificando las condiciones microclimáticas de tal forma que éstas les permiten avanzar con mayor rapidez y con una alta energía. “Debido a que la masa de aire que está sobre el incendio se vuelve extremadamente caliente, ésta puede generar nubes que a su vez causan vientos y relámpagos, transportando partículas y favoreciendo la propagación de las llamas” explican en el documento.

“Los bosques esclerófilos están adaptados a periodos secos, sin embargo, esta sequía sin precedentes y el extremadamente seco año 2019 han llevado a los bosques a un cambio abrupto de estado en el verano 2020, donde gran parte de la copa de los árboles se encuentran secas” señala Alejandro Miranda, investigador del (CR)2 y del Laboratorio de Ecología del Paisaje y Conservación de la Universidad de la Frontera. “A pesar de que una potencial recuperación de este ecosistema es posible, todo ese material seco de hojas y ramas incrementa el peligro de incendios, por la gran acumulación de combustible en el piso y en la parte aérea del bosque, amenazando la biodiversidad que sustentan y potencialmente generando incendios de grandes dimensiones”.

Para apoyar a la comunidad, los investigadores y organizaciones también entregaron una serie de recomendaciones que podrían mitigar una eventual crisis producto de estos incendios. Entre éstas, se encuentran reforzar tempranamente los planes de prevención y coordinación para proteger la infraestructura crítica, así como también implementar un plan de comunicación y educación a la ciudadanía residente de sectores rurales de la zona centro del país, que considere protocolos de evacuación y áreas seguras en caso de grandes incendios.

Finalmente, hicieron un llamado a constituir un consejo asesor que considere la participación de actores del sector público y privado, y que permita analizar y trabajar coordinadamente en las estrategias necesarias para enfrentar el alto riesgo de incendios en las regiones de Valparaíso, O’Higgins y Metropolitana, así como también gatillar una respuesta temprana a los impactos de los incendios, que incluya el destino de recursos para este tema.

La agrupación a cargo del llamado incluye a académicos y representantes de más de 10 universidades, 4 centros de estudio, 4 organismos estatales y 6 organizaciones de la sociedad civil, tales como Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES; Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB; Greenpeace; CONAF; Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA; Servicio Agrícola Ganadero, entre otras. La declaración ha sido respaldada por más de cien profesionales, incluido el recién electo Premio Nacional de Ciencias, Francisco Bozinovic.

“Es muy importante que estemos atentos y sepamos que puede haber una tormenta de fuego. Sin embargo, también es fundamental mantener la calma y hacer esta advertencia, justamente, para que las instituciones y la ciudadanía puedan contribuir a su prevención. En ese contexto, es muy relevante que CONAF disponga de los recursos económicos y humanos para enfrentar de la mejor manera estos eventuales incendios. Iniciativas como el nuevo incentivo de dicha institución que incluye reforestar en áreas incendiadas, aportando presupuesto al manejo de los bosques cafés, va en la dirección correcta”, señala Cecilia Smith, investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad y de la Universidad de Los Lagos.

Fuente: Mesa Multisectorial por el Bosque Esclerófilo y Comunicaciones CAPES

Investigadores advierten posibles “tormentas de fuego” en la zona central

Pese a las últimas lluvias, los científicos y especialistas señalan que la próxima temporada de incendios puede ser catastrófica. Con bosques secos convertidos en acelerantes, los siniestros afectarían a sectores cercanos a zonas altamente pobladas del país. El llamado es a proteger los bosques de alto valor para la conservación y las personas que viven en sus cercanías.

En una declaración conjunta, representantes del mundo científico, ONG y organismos públicos, advirtieron de los peligros que los incendios pueden generar en la zona central del país durante el verano, asegurando que están dadas todas las condiciones para un desastre en esta macrozona. A este llamado, han adherido más de 100 profesionales, entre los que cuentan nuestros dos Premios Nacionales de Ciencia, Fabián Jaksic y Francisco Bozinovic.

De acuerdo a recientes investigaciones, los incendios que podrían presentarse en los próximos meses implican un riesgo extra, pues ocurrirán en las cercanías de las principales urbes del país y áreas agrícolas aledañas, donde habitan alrededor de diez millones de personas.

Entre los efectos directos e indirectos que estos fenómenos podrían tener sobre la población, están la intoxicación por humo, golpes de calor, interrupción de vías de comunicación, abastecimiento de energía y pérdida de la producción agrícola.

En el caso de la exposición al humo, los declarantes advierten que las consecuencias de salud pueden ser aún mayores en un contexto de emergencia sanitaria producto de COVID-19, especialmente en comunas con cuarentena. Ante este escenario, consideran que la prevención de estos siniestros como una “prioridad nacional”, que debe ser tomada en cuenta tanto por autoridades como por la ciudadanía.

La advertencia, explican, se extiende para los sectores aledaños a Valparaíso-Viña Del Mar, Santiago y Rancagua, y estaría presente para ésta y las próximas temporadas de incendios forestales.

El peligro de la megasequía

La inminencia de esta nueva ola de incendios se debe en gran parte a que Chile vive desde 2010 una sequía sin precedentes en los últimos mil años, que se muestra con mayor severidad entre la Cuarta Región y la del Biobío. No sólo los cultivos y las poblaciones humanas se han visto afectadas por la megasequía, sino también la vegetación nativa.

A finales de 2019, investigadores de la Universidad de la Frontera, Universidad Austral de Chile y del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, observaron cómo el bosque esclerófilo de las cordilleras de la Costa y los Andes, caracterizado por vegetación de hojas duras y perennes, se transformó de manera masiva en “un bosque café” o pardo. Miles de peumos, quillayes, litres, lingues, bellotos y otras especies de plantas, propias de este sistema mediterráneo, se estarían secando.

“A pesar de no saber si todas las plantas que perdieron el verdor realmente murieron, es urgente tomar acciones por las consecuencias que tiene vivir cerca de grandes extensiones de vegetación seca, la cual es altamente inflamable, pudiendo alimentar las posibles calderas de tormentas de fuego, cuyas temperaturas pueden superar los mil grados Celsius. Tales incendios son imparables para cualquier sistema de contención”, señalan los expertos en su declaración.

Las llamadas “tormentas de fuego” ocurren cuando los mismos incendios generan condiciones favorables para su propagación, modificando las condiciones microclimáticas de tal forma que éstas les permiten avanzar con mayor rapidez y con una alta energía. “Debido a que la masa de aire que está sobre el incendio se vuelve extremadamente caliente, ésta puede generar nubes que a su vez causan vientos y relámpagos, transportando partículas y favoreciendo la propagación de las llamas” explican en el documento.

“Los bosques esclerófilos están adaptados a periodos secos, sin embargo, esta sequía sin precedentes y el extremadamente seco año 2019 han llevado a los bosques a un cambio abrupto de estado en el verano 2020, donde gran parte de la copa de los árboles se encuentran secas” señala Alejandro Miranda, investigador del (CR)2 y del Laboratorio de Ecología del Paisaje y Conservación de la Universidad de la Frontera. “A pesar de que una potencial recuperación de este ecosistema es posible, todo ese material seco de hojas y ramas incrementa el peligro de incendios, por la gran acumulación de combustible en el piso y en la parte aérea del bosque, amenazando la biodiversidad que sustentan y potencialmente generando incendios de grandes dimensiones”.

Para apoyar a la comunidad, los investigadores y organizaciones también entregaron una serie de recomendaciones que podrían mitigar una eventual crisis producto de estos incendios. Entre éstas, se encuentran reforzar tempranamente los planes de prevención y coordinación para proteger la infraestructura crítica, así como también implementar un plan de comunicación y educación a la ciudadanía residente de sectores rurales de la zona centro del país, que considere protocolos de evacuación y áreas seguras en caso de grandes incendios.

Finalmente, hicieron un llamado a constituir un consejo asesor que considere la participación de actores del sector público y privado, y que permita analizar y trabajar coordinadamente en las estrategias necesarias para enfrentar el alto riesgo de incendios en las regiones de Valparaíso, O’Higgins y Metropolitana, así como también gatillar una respuesta temprana a los impactos de los incendios, que incluya el destino de recursos para este tema.

La agrupación a cargo del llamado incluye a académicos y representantes de más de 10 universidades, 4 centros de estudio, 4 organismos estatales y 6 organizaciones de la sociedad civil, tales como Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES; Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB; Greenpeace; CONAF; Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA; Servicio Agrícola Ganadero, entre otras. La declaración ha sido respaldada por más de cien profesionales, incluido el recién electo Premio Nacional de Ciencias, Francisco Bozinovic.

“Es muy importante que estemos atentos y sepamos que puede haber una tormenta de fuego. Sin embargo, también es fundamental mantener la calma y hacer esta advertencia, justamente, para que las instituciones y la ciudadanía puedan contribuir a su prevención. En ese contexto, es muy relevante que CONAF disponga de los recursos económicos y humanos para enfrentar de la mejor manera estos eventuales incendios. Iniciativas como el nuevo incentivo de dicha institución que incluye reforestar en áreas incendiadas, aportando presupuesto al manejo de los bosques cafés, va en la dirección correcta”, señala Cecilia Smith, investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad y de la Universidad de Los Lagos.

Fuente: Mesa Multisectorial por el Bosque Esclerófilo y Comunicaciones CAPES