Ciclo de charlas online «Jardines por la Biodiversidad: Certifica tu jardín»

Cuándo: 15, 22 y 29 de marzo de 2023
Dónde: Modalidad telemática
Organiza:  Municipalidad de Vitacura, Corporación Chagual y CAPES

El ciclo de charlas “Jardines por la Biodiversidad: Certifica tu jardín” consta de 3 fechas en las que se trabajarán distintas temáticas relacionadas a la importancia de la biodiversidad y la ecología en nuestros jardines, apuntando hacia la sustentabilidad urbana.

Charlas

  • 1° charla: miércoles 15 de marzo, 19:00 horas: «La importancia de la ciudadanía para enfrentar la crisis ambiental y mejorar la salud humana»
  • 2° charla: miércoles 22 de marzo, 19:00 horas: «Prácticas de jardinería y manejo sustentable para implementar en tu jardín, balcón o terraza»
  • 3° charla: miércoles 29 de marzo, 19:00 horas: «Cómo convertirse en un ‘Embajador por la Biodiversidad’ y certificar tu jardín biodiverso».

Todas las charlas son gratuitas y abiertas a la comunidad.

✅ Formulario de inscripción: http://bit.ly/3kV6yDP

✅ Más información a: [email protected]

Jardines por la biodiversidad

“Certificación de Jardines por la Biodiversidad” es un programa piloto pionero en Chile que promueve prácticas de manejo sustentables, basadas en evidencia científica, para potenciar la biodiversidad en los jardines, balcones y/o terrazas de los vecinos de Vitacura.

La iniciativa, desarrollada por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES y la Corporación Chagual, construyendo una cultura de naturaleza en Chile, con el apoyo de la Municipalidad de Vitacura, es de las primeras en Latinoamérica, y busca ser escalable y replicable en el resto del país.

Lagartijas en ambientes hostiles, Parte 1: La lagartija más austral del mundo

Todos quienes hemos visto lagartijas, normalmente las encontramos en lugares cálidos y soleados, tal como dice el dicho “tomando el sol como lagartija”. Por eso es extraño pensar que también pueden habitar en lugares fríos, húmedos y en ambientes tan hostiles como la montaña o la Patagonia. En esta oportunidad les hablaremos de una de ellas, la lagartija magallánica.

Lagartija Magallánica (Crédito: Vicente Valdés, iNaturalist)

Liolaemus magellanicus es la lagartija más austral del mundo, posee un cuerpo esbelto de entre 5 y 6 cm entre hocico y cloaca, y su color varía entre el gris y el verde oliváceo. Las hembras son ovovivíparas, es decir, sus huevos se desarrollan dentro de su cuerpo hasta la eclosión, tiene camadas de 5 crías en promedio y pueden retener el embarazo durante 1 año, para que las crías puedan nacer en verano. Son principalmente insectívoras, pero también pueden alimentarse de vegetales. Se distribuyen en la Patagonia chileno-argentina, en Magallanes en los sectores continentales y en el archipiélago de Tierra del Fuego.

Fabián Jaksic, zoólogo, ecólogo, Premio Nacional de Ciencias Naturales 2018 y director de CAPES, es además magallánico de nacimiento, por lo que conoce a este reptil desde que era niño. Uno de sus últimos trabajos es “Historical account and current ecological knowledge of the southernmost lizard in the world, Liolaemus magellanicus (Squamata: Liolaemidae)”, publicado en la Revista Chilena de Historia Natural, donde hace una revisión del descubrimiento, distribución, biogeografía y ecología de esta lagartija, proponiéndola como modelo de estudio por sus especiales características.

Lagartija modelo

Conversamos con él y lo primero que preguntamos es ¿Qué es un modelo de estudio animal? El profesor nos explica que “en ecología, un modelo de estudio es aquel tipo de animal u otro organismo que permite responder expedita y claramente preguntas concretas de un investigador. Por ejemplo, para estudiar conductas en terreno son mejores modelos las aves diurnas que los roedores nocturnos. Las lagartijas son muy buenos modelos para estudiar cómo ellas logran ejecutar sus estrategias de historia de vida. Por ejemplo, cómo, cuánto, y cuándo reproducirse. Qué comer, a qué hora estar activas y dónde refugiarse de las condiciones climáticas o de sus depredadores. O cómo mantener una temperatura corporal que les permita vivir, crecer, encontrar pareja, reproducirse y cuidar su prole”.

Específicamente acerca de porqué la lagartija magallánica sería un buen modelo de estudio nos cuenta que debido a que “es la más austral del mundo y vive en un ambiente muy frío para la mayoría de los reptiles, lo que hace preguntarse cómo logra sobrevivir y mantenerse por miles de generaciones en un ambiente poco productivo en comida y climáticamente desfavorable. Además, dado que hay una población en el continente y otra en la isla grande de Tierra del Fuego, se abre la pregunta de si esas poblaciones separadas por el estrecho de Magallanes por miles de años han divergido en su genética y sus atributos morfo-funcionales y conductuales”. 

Parte de su investigación fue sobre el descubrimiento de esta especie de reptil, donde consignó que el explorador británico Charles Darwin, que estuvo en territorio chileno entre 1832 y 1835, no vio ninguna lagartija en la Patagonia, por lo que afirmó que en la zona no había reptiles, y no se registró su presencia sino hasta 1847. “En defensa de Darwin, debe hacerse notar que no visitó Magallanes continental ni la isla grande de Tierra del Fuego. Su encuentro con la Patagonia austral fue en torno al canal Beagle y pequeñas islas aledañas en donde hasta hoy no se conoce la existencia de reptiles. La lagartija magallánica fue primero descubierta en Magallanes continental por Hombron y Jacquinot, en la península de Brunswick y posteriormente en la parte norte de Tierra del Fuego por Cunningham. Yo tuve la oportunidad de descubrirla en la parte central de la isla, cerca de Onaisín. Nadie las ha encontrado más al sur en la parte chilena”, comenta el investigador.

Las observaciones que se han realizado en terreno indican que Liolaemus magellanicus es más común en el área continental que en la insular, siendo más escasa en Tierra del Fuego, pero Jaksic señala que “no se puede decir que la lagartija magallánica sea más abundante en el continente que en la isla grande; nadie ha medido su abundancia y eso es un asunto pendiente. Mi impresión es que son más densas (abundancia partida por área) en Tierra del Fuego que en Magallanes continental, pero esto debe ser verificado haciendo mediciones cuantitativas”.

(Crédito: Claudio Reyes, iNaturalist)

Habitantes del frío

Las lagartijas, como todos los reptiles, son animales ectotermos, es decir, su temperatura corporal depende del ambiente, por lo que normalmente restringen su actividad a los momentos en que la temperatura ambiental es adecuada para ellos, para poder ahorrar energía. Esta característica tiene ventajas y desventajas, entre las primeras está que los ectotermos no necesitan comer todos los días como muchos de los mamíferos, los humanos entre ellos, que requieren de la energía que les proveen los alimentos para regular su temperatura corporal y realizar sus funciones. Entre las desventajas para los reptiles está que muchos de estos animales no pueden vivir en ambientes muy fríos o húmedos, pero la lagartija magallánica es una excepción, ya que sí se ha adaptado al frío y al viento patagónico. ¿Cómo lo hace?

Entre las estrategias de la lagartija magallánica para sobrevivir en el fin del mundo austral, Jaksic nos enumera: (a) Retener sus huevos hasta que sus crías están completamente formadas y capaces de desplazarse y comer en el ambiente externo. (b) Buscar microhábitats en que la temperatura es más alta que la del aire y así poder calentarse. (c) Alimentarse no solo de insectos y arácnidos sino de hojas y brotes vegetales. (d) Adoptar una coloración y diseño crípticos que la proveen de camuflaje ante sus depredadores. Estas adaptaciones convierten a este reptil en una especie digna de mayor atención por parte de los herpetólogos de Chile y el mundo.

Esta recopilación sobre los estudios en Liolaemus magellanicus, tiene varias conclusiones y algunas perspectivas para investigaciones futuras, en palabras del zoólogo y ecólogo, “de mi publicación queda claro que la lagartija magallánica puede ser propuesta como un modelo animal que sirve para probar hipótesis sobre: (a) Estrategias de asignación de recursos para hacer frente a un entorno hostil que ofrece oportunidades limitadas para buscar alimento y realizar actividades reproductivas. (b) Estrategias conductuales para hacer frente a la termorregulación, la alimentación, la adquisición de pareja y el cuidado de la descendencia. (c) Su lugar dentro de la red alimenticia más bien empobrecida de la cual esta especie forma parte. Además, por ser una especie evolutivamente nueva, que persistió en refugios glaciares antes de dividirse en una subpoblación continental y otra isleña, ella ofrece una base fértil para realizar estudios de genética de poblaciones y poner a prueba hipótesis filogeográficas y evolutivas”. Fabián Jaksic finaliza comentando que “pienso que tanto biogeógrafos, como sistemáticos, evolucionistas, fisiólogos y ecólogos deberían interesarse más en esta especie por su posición única en los márgenes más sureños de nuestro cambiante mundo”.

(Crédito: Roberto Güller, iNaturalist)

Texto: Comunicaciones CAPES

El conejo en Chile: pasado, presente y futuro de un incómodo inquilino

Un grupo de investigadores se propuso identificar las brechas y desafíos pendientes a la hora de orientar los esfuerzos de control y manejo de esta especie en nuestro país, considerada una de las 7 invasiones biológicas que más afectan los ecosistemas y actividades productivas locales.

Créditos: Henri Quatre.

Arañas, serpientes, ratones o mosquitos, son algunos de los animales a los que, justa o inmerecidamente, solemos identificar con la idea de peligro. Su sola mención en una instancia social provocaría escalofríos en más de un invitado. Por el contrario, en nuestro propio ranking de las especies más peligrosas o amenazadoras del planeta, es muy probable que el conejo se ubique bastante lejos de los primeros puestos. Un hecho que, de todos modos, no impidió que en 2014 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) declarara a este pequeño y peludo herbívoro como una de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo.

¿Pero, cómo es que un mamífero, en apariencia tan inofensivo, puede ser causa de alerta y preocupación en casi todos los países donde invade?

Historia de una invasión

En 1859 se introdujeron veinte parejas de conejos en el sureste de Australia generando una plaga de conejos que en 70 años se extendió por la mayor parte del continente. Aquí, una congregación de conejos bebe agua de una poza en un valle totalmente desprovisto de vegetación (Wikimedia Commons).

Para la ecología, una especie es considerada “invasora”, cuando se expande a un nuevo territorio de forma permanente, aumentando su densidad poblacional y ocupando todos los hábitats favorables que se encuentren disponibles.

El conejo, también conocido como conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) ciertamente cumple con esa descripción. Originalmente nativos de la Península Ibérica, el sur de Francia y el noroeste de África, estos mamíferos se han propagado exitosamente por casi todos los rincones del globo; hoy, son considerados una especie invasora en Argentina, Australia, Canadá, Colombia, Cuba, Egipto, Alemania, Italia, Japón, Nueva Zelanda, Polonia, Rusia, Estados Unidos, Uruguay, y desde hace casi dos siglos, en Chile.

“Los conejos son invasores eficientes capaces de colonizar desde matorrales semiáridos hasta bosques templados, debido a su adaptabilidad para explotar recursos alimenticios variados”, nos cuenta la Dra. Paola Correa, ecóloga del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, y autora principal de un reciente estudio que revisó y compiló la investigación existente sobre el conejo europeo en Chile, y comparó este conocimiento con la experiencia de Australia, otro de los países afectados por este lagomorfo.

Correa, junto a otros miembros del CAPES e investigadores de la Universidad de Chile, la Corporación Nacional Forestal CONAF, y la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO) en Australia, se propusieron identificar las brechas y desafíos a la hora de orientar los esfuerzos de control y manejo de esta especie en Chile, considerada una de las 7 invasiones biológicas que más afectan los ecosistemas y las actividades productivas locales.

O. cuniculus arribó por primera vez al país a mediados del siglo XVIII, aunque no se reportó como una especie naturalizada hasta 1884. Si bien en un comienzo su crianza fue vista como una fuente ingresos gracias al comercio de su piel, pelaje y carne (entre 1910 y 1984, Chile exportó más de 4 millones de pieles de conejo) “los sistemas deficientes de cierre y mal manejo de las conejeras llevó a que muchos individuos escaparan a ambientes naturales, contribuyendo a su dispersión, aumento poblacional y transformación en una especie dañina” explica la investigadora.

Hacia 1970, los conejos ya ocupaban alrededor de 3 millones de hectáreas de suelo chileno, con densidades que fluctuaban entre los 1 y 10 conejos por hectárea. Actualmente, están distribuidos entre las regiones de Atacama y Los Lagos, además de la región de Magallanes, donde, aparte de ocupar parte de su territorio continental, también han sido hallados en la Isla Grande de Tierra del Fuego y en algunas islas de ese archipiélago.

Un ejército voraz

Otro lugar especialmente afectado por la llegada de los conejos (a mediados de los años 30) es el archipiélago de Juan Fernández, ubicado 670 kilómetros al oeste de las costas de Valparaíso. “El Archipiélago Juan Fernández está catalogado como una reserva de la Biosfera desde 1977” comenta Correa, “y se lo ha reconocido como un ecosistema con un alto nivel de endemismo vegetal. Los conejos, se introdujeron en la isla de Robinson Crusoe en 1935, constituyéndose como una grave amenaza para un número importante de plantas endémicas, la dispersión de plantas exóticas y el aumento de la erosión del suelo. Hasta el día de hoy, los conejos siguen siendo difíciles de controlar en esta isla por su compleja topografía, la que dificulta la implementación de métodos convencionales”.

Los conejos también ejercen una fuerte presión en muchas especies de flora presentes en las islas Choros y Chañaral de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, en las regiones de Coquimbo y Atacama. Allí, los conejos han explotado una amplia variedad de plantas nativas, transformado el suelo a causa de sus actividades sobre y bajo tierra, y ocupado los espacios de nidificación de aves declaradas vulnerables como el pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti) y el yunco peruano (Pelecanoides garnotii).

El pingüino de Humboldt (Spheniscus humboldti), una de las especies desplazadas por la invasión del conejo. (Crédito: Andrés Bertens)

Pero, ¿qué hace al conejo una especie tan eficiente a la hora de invadir un nuevo territorio?

Paola Correa nos aclara que es su habilidad para adaptarse a varios tipos de ambientes, además de su alta capacidad reproductiva, lo que le da al conejo una ventaja competitiva en los lugares a los que arriba.

Su dieta, por ejemplo, es particularmente flexible; pueden alimentarse tanto de pastizales naturales como artificiales, brotes de arbustos, corteza de árboles boscosos y frutales, cactus, tubérculos, rizomas, flores y, en casos extremos, cualquier tejido vegetal, lo que les permite moverse por una variedad de ecosistemas. Asimismo, las hembras son capaces de tener de 6 a 8 gazapos por camada con dos o tres períodos reproductivos por año, un ritmo de reproducción que demanda una altísima cantidad de recursos.

Estas mismas cualidades son también las razones principales por las que esta especie resulta tan dañina para los ecosistemas que afecta, así como para la vida de campesinos y agricultores.

Entre sus impactos más negativos a nivel ecológico, los conejos interfieren con la estructura y funcionamiento de los ecosistemas que habitan, limitando la provisión de servicios a la flora y fauna locales. Alteran tanto la composición como la distribución espacial de los matorrales que consumen, impidiendo su renovación y regeneración. La palma chilena (Jubaea chilensis), el peumo (Cryptocarya alba) y la correhuela rosada (Convolvulus chilensis) son algunas de las especies impactadas por este herbívoro.

Un caso especial de preocupación ocurre en la zona central de Chile, hogar de uno de los cinco ecosistemas mediterráneos del mundo y uno de los 34 hotspots críticos de conservación del planeta: el bosque esclerófilo. Allí, “esta especie utiliza los espacios abiertos dentro de las áreas de matorrales (remanentes de bosque esclerófilo), modificando el paisaje a través del consumo de cobertura vegetal”, detalla Correa. “Como consecuencia, los conejos restringen el crecimiento de los matorrales nativos, mientras que los espacios liberados por herbivoría quedan ocupados por plantas exóticas”.

Algo similar acontece en Robinson Crusoe, isla compuesta por 131 especies endémicas de plantas que representan el 62% de la flora vascular nativa de todo el país. En esta región, los conejos han puesto en riesgo la sobrevivencia de estas plantas únicas a través de su consumo directo y el degradando el suelo donde crecen, mediante la construcción de madrigueras.

A estos daños, se suman los impactos que tiene esta especie invasora sobre distintas actividades productivas de gran y pequeña escala. Su presencia ha provocado pérdidas en la industria agrícola, ganadera, forestal y, posiblemente, al turismo. Por ejemplo, su conocida voracidad priva al ganado de decenas de hectáreas de biomasa vegetal para el pastoreo, y detiene el crecimiento de cultivos forestales (también exóticos) como el pino y el eucaliptus. De hecho, se calcula que más de 3.25 millones de dólares se pierden cada año a causa de los impactos negativos del conejo.

¿qué hace al conejo una especie tan eficiente a la hora de invadir un nuevo territorio? La Dra. Correa aclara que es su habilidad para adaptarse a varios tipos de ambientes, además de su alta capacidad reproductiva.

Éxitos y fracasos

En su estudio, publicado en la revista Biological Invasions, Correa y su equipo también contrastaron los intentos históricos en Chile y Australia por controlar las poblaciones de conejo. “Se eligió a Australia como caso comparado por la similitud funcional de sus ecosistemas con aquellos de la cuenca mediterránea chilena, y por tener éxito en el control del conejo”, escriben los autores “”.

Así, los investigadores descubrieron las similitudes y diferencias en la manera en que ambos países han lidiado con esta especie, traída a Australia por los colonos que arribaron a Tasmania y a la Bahía Botany a finales del 1800. Al igual que en Chile, y pese a los esfuerzos por frenar su expansión (por ejemplo, con la legalización de su caza para usos comerciales), para 1880 los conejos ya alcanzaban los 500 millones de individuos en el continente oceánico, lo que obligó a las autoridades australianas a probar nuevos métodos de control y manejo.

Uno de estos métodos fue el uso del virus Myxoma como un potencial agente de control biológico. Este patógeno, causante de la enfermedad conocida como Mixomatosis, es transmitida de conejo a conejo a través de insectos, y sólo afecta de forma seria a miembros de la familia de los lepóridos (conejos y liebres). La introducción del Myxoma en Australia permitió la reducción sostenida del número de conejos durante décadas, la que sólo fue frenada cuando nuevas generaciones de lagomorfos desarrollaron una resistencia genética al virus.

En Chile, el virus del Myxoma también ha sido empleado como agente de control del conejo. En 1954, por ejemplo, una cepa de este agente fue liberado en el archipiélago Tierra del Fuego, afectando notablemente a las poblaciones de conejo. Esto, a pesar de que no había presencia de insectos que pudieran diseminar el virus entre las comunidades.

De hecho, es justamente en las islas donde más han tenido éxito los intentos nacionales por controlar a este invasor; contigua a Robinson Crusoe, la isla de Santa Clara en Juan Fernández vio erradicada su población de conejos a comienzos de la década del 2000, gracias a una serie de medidas de control convencionales que incluyeron el uso de fumigantes en madrigueras, la legalización de la caza, la depredación natural, y el trampeo. Estas medidas, sin embargo, no han funcionado en territorio continental, donde el avance del conejo, hasta ahora, se mantiene inalterable.

Para Paola Correa, quien es parte de un proyecto liderado por CAPES, CONAF y la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Chile (FAVET) cuyo principal objetivo es promover la investigación y gestión coordinada de los esfuerzos por contener a esta especie, el poco éxito obtenido en controlar la invasión del conejo tiene que ver con los vacíos que aún tenemos respecto de sus dinámicas y valoración económica de los impactos reales. “En Chile, los impactos de esta especie han sido abordados principalmente desde una perspectiva ecológica-comunitaria. Hace falta investigación aplicada para mejorar las políticas públicas y el manejo eficiente del conejo. Para avanzar en esta dirección, es urgente determinar con mayor precisión la distribución geográfica actual del conejo en Chile, realizar mediciones y seguimiento de su abundancia poblacional y determinar los principales factores que afectan su dinámica espacio temporal” aclara.

Para la investigadora, también es necesario comprender mejor los efectos del conejo sobre los ecosistemas naturales y agroecosistemas chilenos, para así evaluar sus impactos económicos sobre la biodiversidad y la producción agrícola. Por último, señala, “es fundamental investigar otros factores que influyen de manera importante en la dinámica poblacional del conejo, tales como los virus y patógenos que podrían frenar su propagación, determinando su presencia, prevalencia, virulencia, y la correspondiente inmunidad del conejo frente a estas enfermedades, las que, potencialmente, podrían ser utilizadas como herramientas de control de esta especie en Chile”.

Texto: Comunicaciones CAPES

Los 12 anfibios que podrían extinguirse producto del cambio climático

Científicas y científicos de la Universidad Austral, el Centro Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, y el Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, entre otras instituciones, desarrollaron investigación que evalúa el complejo escenario para la conservación de estos animales.

El sapo de Mehuín (Insuetophrynus acarpicus), uno de los anfibios más amenazados del bosque valdiviano y la especie endémica con la mayor historia evolutiva acumulada. (Créditos: Valeria Ochoa)

Por tratarse de organismos ectotermos, es decir, que dependen de las condiciones externas de su ambiente para regular su temperatura, los anfibios son uno de los grupos animales más vulnerables a los embates del cambio climático. Más aún, si consideramos su crítico estado de conservación; con la mitad de sus especies actualmente en riesgo de extinción, son un verdadero emblema de la acelerada pérdida de biodiversidad que sufren hoy los ecosistemas del planeta.

Sin embargo, pese a lo precaria de su situación, poco se sabe de los efectos puntuales que supondrá el aumento de las temperaturas globales para el futuro de los anfibios. Y si esto es cierto en el mundo, más aún lo es en Chile, país que cuenta con más de 60 especies nativas pertenecientes a este grupo taxonómico.

Para suplir dicho vacío, un grupo de investigadores nacionales liderados por el ecólogo de la Universidad Austral de Chile, Leonardo Rodríguez, evaluó los impactos actuales y futuros del cambio climático sobre la biodiversidad de los anfibios nacionales, específicamente, aquellos presentes en uno de los hotspots de conservación más importantes del planeta: el bosque lluvioso valdiviano.

El trabajo, publicado recientemente en la revista Biodiversity and Conservation, contó además con la participación de investigadoras e investigadores del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, y del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, entre otras instituciones.

Entre sus principales resultados, los científicos estimaron que al menos 12 especies de anfibios reducirán de manera permanente sus áreas de distribución en los próximos 30 a 50 años, volviéndolas más proclives a sufrir eventos de extinción.

Una historia amenazada

El bosque siempreverde valdiviano, una de las 35 áreas de conservación terrestre más importantes a nivel global (Créditos: Jardín Botánico Nacional)

El bosque valdiviano es una ecorregión de más de 3 mil kilómetros de longitud al sur de Chile que comprende una gran variedad de ecosistemas, formaciones vegetales y climas. Considerada una de las 35 áreas de conservación terrestre más importantes a nivel global, la zona es hogar del mayor número de especies anfibias del país. Así, al menos, lo confirmaron las 40 especies identificadas por el equipo de investigación en dicho territorio; alrededor de dos tercios del total presente en Chile.

A partir de las especies identificadas, las y los investigadores lograron estimar la diversidad filogenética de 27 de ellas, pudiendo no sólo conocer la historia evolutiva de estos animales, sino también proyectar el destino de sus poblaciones en un contexto de cambio climático.

La diversidad filogenética es uno de los aspectos claves a la hora de evaluar la biodiversidad existente dentro de un ecosistema. Ésta, mide la cantidad de historia evolutiva acumulada al interior de una comunidad específica, es decir, el conjunto de adaptaciones genéticas que ha experimentado a lo largo de los años. La preservación de una alta diversidad filogenética al interior de una especie (o de un grupo de especies) maximiza la posibilidad de que esa especie cuente con un rasgo genético que asegure su supervivencia a futuro.

“Para entender este concepto debemos primero definir que se entiende por biodiversidad biológica, que es la variedad de formas de vida en los distintos niveles de organización, desde individuos hasta los diferentes ecosistemas“ comenta el académico de la Universidad de Chile e investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, Marco Méndez, coautor del estudio. “Esta concepción no considera el componente histórico de la biodiversidad, por tanto, no incorpora preguntas como ¿cuánto tiempo ha pasado para que dos o más especies se hayan diferenciado? La diversidad filogenética incorpora este criterio, y establece métricas para medir este cambio”.

Para predecir los efectos futuros del cambio climático sobre la historia evolutiva de estas estas especies, los investigadores se basaron en dos posibles escenarios climáticos: uno “optimista”, donde las emisiones de gases de efecto invernadero (GEF) alcanzan su peak para el año 2040, y otro “pesimista” con un aumento continuo de las emisiones más allá de esas fechas. Los modelos de distribución generados a partir de estos escenarios, fueron elaborados usando un algoritmo de aprendizaje automático (machine-learning) y considerando variables bioclimáticas como predictores de distribución futura.

Así, los autores del estudio pudieron proyectar que, en cualquiera de los escenarios propuestos, todas las especies de anfibio analizadas cambiarán sus áreas de distribución hacia 2050, con una fracción de ellas incluso enfrentando la extinción. Este panorama, explican los expertos, conduciría inevitablemente a un declive en la historia evolutiva de Amphibia durante las próximas décadas.

“Los escenarios no son auspiciosos”, añade Méndez, “pues se observa una pérdida importante en la diversidad filogenética en todos los escenarios modelados. Algunas especies se van a extinguir y otras van a ir gradualmente declinando, especialmente en los sitios de mayor diversidad de anfibios, tanto por la migración de las especies de distribución centro-norte, como a cambios de la distribución de las especies del sur. También observamos que aquellas especies con rango de distribución más amplias se verían afectadas en menor medida”.

La rana jaspeada (Batrachyla antartandica), otra de las especies que, pronostican los expertos, verá reducido su rango de distribución a causa del cambio climático. (Créditos: Flavio Camus)

Olga Barbosa, investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad y coautora del estudio, también comenta al respecto. “El escenario para la biodiversidad del planeta frente al cambio climático es adverso, y los anfibios son probablemente la mejor representación de esta situación, dado sus requerimientos de hábitat y sus aspectos fisiológicos o conductuales”. En ese contexto, la científica advierte que, aunque los anfibios tienen capacidad de moverse en busca de hábitats adecuados, su movilidad es reducida frente a presiones antropogénicas de este tipo, por lo que esta búsqueda teórica de condiciones adecuadas para encontrar “nuevos hábitats y sobrevivir son sólo aproximaciones, y el escenario en realidad es muy adverso para la conservación”. 

Asimismo, los científicos anticipan un declive en la diversidad filogenética de estos animales dentro del área estudiada. Se predice, por ejemplo, que la especie endémica con los mayores valores de historia evolutiva acumulada, el sapo de Mehuín (Insuetophrynus acarpicus), se vuelva extinta para el 2070 de continuar la actual tendencia climática.

Pero I. acarpicus no será la única especie al borde de la extinción. De las 27 especies estudiadas, 12 verían reducidos sus rangos de distribución amenazando seriamente su supervivencia: se trata del sapo rojo (Eupsophus roseus); rana de hojarasca de párpados verdes (Eupsophus emiliopugini); rana del Catedral (Alsodes gargola); sapo de Miguel (Eupsophus migueli); sapo de pecho espinoso de Barrio (Alsodes barrioi); rana de pecho espinoso de Oncol (Alsodes norae); rana de pecho espinoso de Cordillera Pelada (Alsodes valdiviensis); rana jaspeada (Batrachyla antartandica); sapo terrestre de Valdivia (Eupsophus vertebralis); rana de Darwin (Rhinoderma darwinii); sapo esmeralda de la selva (Hylorina sylvatica), y el ya mencionado el sapo de Mehuín.

“Todo este escenario, implica la pérdida de millones de años de historia evolutiva, interacciones ecológicas y rasgos que se han ido especializando a través del tiempo”, asegura Barbosa.

Para los investigadores, este grupo debiera ser desde ya considerado extremadamente vulnerable al cambio climático, especialmente sabiendo que 5 de estas 12 especies se encuentran actualmente en riesgo de extinción.

Protección insuficiente

El estudio también evaluó la competencia de las áreas protegidas presentes en esta región para conservar la historia evolutiva de estos anfibios, revelando una preocupante incapacidad de las mismas para contener la diversidad y endemismo filogenético de estos organismos.

Esto, en parte, porque menos del 10% de esta región se encuentra bajo protección oficial de parte del Estado, sumado al hecho de que, a medida que avanza el cambio climático, este podría incrementar la diferencia espacial entre la distribución de las especies y las áreas protegidas ya establecidas.

Para Marco Méndez, “es conocido que las áreas protegidas no son efectivas para la protección de especies animales, pues la mayoría de las especies se distribuyen fuera de las áreas protegidas. En este sentido, nuestros resultados sugieren un papel muy menor en la conservación de la diversidad filogenética para los anfibios. De todos modos, los datos de este estudio incorporan nueva información que debe ser considerada  en la toma de decisiones asociada a la conservación de las especies anfibias”.

Rana de Darwin (Rhinoderma darwinii). (Créditos: Fabián Muñoz)

“A nivel mundial, las áreas protegidas son la principal herramienta para la conservación de la biodiversidad, pero frente a cambios en la dinámica de la distribución de especies, pueden resultar inefectivas a futuro. Por eso es preciso que, además de los esfuerzos públicos en aumentar las áreas de protección —como por ejemplo se ha logrado a partir de la nueva ley de humedales urbanos—, se pueda fomentar la conservación de terrenos privados. De esta forma, se pueden  sumar a las áreas protegidas existentes, nuevas áreas con las condiciones apropiadas para sostener y conservar la biodiversidad frente a estas presiones antropogénicas”, sostiene Olga Barbosa. 

Si bien los modelos predictivos auguran un incremento de la diversidad filogenética de anfibios al interior de las actuales áreas protegidas, ésta diversidad sólo representaría una fracción muy pequeña de la diversidad filogenética total del territorio estudiado. A la vez, como resultado de la acción generada por el cambio climático, las áreas protegidas serían incapaces de sostener las áreas de mayor endemismo, independientemente del escenario climático proyectado.

“Estos resultados subrayan la necesidad de mayor investigación para mejorar los procesos de toma de decisión en esta zona, considerando los riesgos potenciales de extinción de anfibios, la falta de protección del sistema de áreas protegidas, y la pérdida de historia evolutiva como un aspecto clave de la biodiversidad” concluyen los autores.

Texto: Comunicaciones CAPES e IEB

“Maestra naturaleza”, el podcast que explora los caminos de la ecología para resolver problemas ambientales

En una colaboración entre CAPES y LADERA SUR, el nuevo proyecto sonoro emitirá sus 6 episodios a partir de este miércoles 7 de diciembre. Se trata de un producto de divulgación que busca dar a conocer investigaciones que ponen en valor la ciencia aplicada a la comprensión de los daños que el ser humano causa a su entorno y cómo las soluciones para restaurar y reparar los ecosistemas están en la misma naturaleza.

Según el Comité científico creado por Chile para la pasada COP 25, las “soluciones basadas en la naturaleza” son acciones y políticas destinadas a proteger, restaurar y gestionar de manera sostenible los ecosistemas de la Tierra, con el fin de enfrentar desafíos como el cambio climático, la seguridad alimentaria e hídrica, el riesgo de desastres o la contaminación, aportando al mismo tiempo al bienestar humano y proporcionando beneficios para la biodiversidad.

Dichas acciones, descansan en el principio de buscar en la propia naturaleza, y por medio de la indagación científica, las respuestas a las crisis ambientales que nos afectan en la actualidad, las que en buena parte han sido causadas por la percepción, errónea, de que nuestros entornos naturales son una fuente inagotable de recursos para nuestro propio provecho.

Ese es también el principio detrás de “Maestra naturaleza”, un nuevo podcast de divulgación creado por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, en conjunto con Ladera Sur, que hoy estrena el primero de sus 6 episodios a través de Spotify.

Cada miércoles, del 7 de diciembre al 18 de enero, “Maestra naturaleza” explorará algunos de los problemas y desafíos ambientales más acuciantes que enfrentamos hoy a nivel local, nacional y global, y los caminos que la madre naturaleza nos ofrece para empezar a superarlos. Esto, de la mano de destacados investigadores e investigadoras de CAPES y de su pionero trabajo en estas materias.

“‘Maestra naturaleza’ evoca a una profesora que enseña, pero también a una artesana que fabrica cosas con sus manos y herramientas; es una educadora y una constructora al mismo tiempo” cuenta Mónica Paz, coordinadora de Extensión y Comunicaciones de CAPES. “Esa analogía puede usarse al hablar de ciencia: podemos hablar de ciencia básica y aplicada, las que se retroalimentan mutuamente, pero es más común que las investigaciones traten de ciencia básica y no den el paso siguiente, a la aplicación de los conocimientos en soluciones que ayuden a cambiar, no sólo explicar, el mundo. En CAPES nuestros investigadores e investigadoras trabajan en ambos tipos, pero enfocados en buscar soluciones a los problemas que, muchas veces, el ser humano ha generado en los ecosistemas, usando los conocimientos que han adquirido del funcionamiento de la naturaleza”.

Para la periodista, el objetivo de este podcast es mostrar las interacciones entre el ser humano y la naturaleza (una división que, advierte, es más bien artificial), “cómo ésta es fuerte y resiliente a los efectos de la presencia humana sobre ella, y cómo las mujeres y hombres de ciencia buscan maneras de restaurarla y recuperarla, para que continúe entregándonos sus servicios, inspirándose siempre en la misma naturaleza” explica.

Entre los temas a tratar durante esta primera temporada, se encuentra la contaminación provocada por las actividades industriales y domésticas del ser humano, las relaciones entre la salud humana y la de los ecosistemas, las causas y soluciones a la crisis alimentaria global, la intensificación ecológica de nuestros sistemas agrícolas, la importancia de conservar nuestros paisajes, y las formas de restaurar nuestros bosques y sus suelos.

Martín del Río, fundador y director de Ladera Sur, valoró el trabajo realizado junto a CAPES, destacando la importancia del concepto detrás del podcast: “Como Ladera Sur estamos felices de trabajar con CAPES. Hace ya varios años que colaboramos publicando sus investigaciones y dando difusión a sus científicos, por lo que ahora trabajar en un proyecto en conjunto nos permite profundizar en sus investigaciones. Además con una temática que debemos potenciar fuertemente: las soluciones basadas en naturaleza.”

Considerado uno de los proyectos multimedia sobre naturaleza y medio ambiente más destacados del continente, Ladera Sur ya ha desarrollado diversos trabajos sonoros de gran acogida entre sus públicos, como la serie de entrevistas “Inspirados por la naturaleza” (que acaba de finalizar su tercera temporada), el podcast de relatos “Historias de montaña”, o su más reciente colaboración: “Patagonia: Tierra, Mar y Ciencia”, elaborada en conjunto con la Universidad Austral. “Maestra naturaleza” es el noveno de estos productos.

CAPES, por su parte, es un centro de excelencia con financiamiento basal ANID alojado en la Pontificia Universidad Católica de Chile, con más de 9 años realizando ciencia aplicada en torno a los desafíos ambientales de nuestro tiempo. Con un equipo conformado por más de 100 investigadores provenientes de universidades de todo el país, y liderado por los Premios Nacional de Ciencias Naturales Fabián Jaksic (como director) y Francisco Bozinovic (como subdirector), el Centro busca ser un puntal de investigación para el desarrollo sustentable de Chile y la conservación y protección de sus ecosistemas. “Maestra naturaleza” estará disponible en las plataformas web de Ladera Sur y en Spotify, desde el siguiente enlace: https://spoti.fi/3Fdda6m

Texto: Comunicaciones CAPES

CAPES participará de feria sobre invasiones biológicas en Concepción

Con una muestra de sus principales proyectos y productos relacionados con esta importante temática, CAPES espera dar a conocer a los habitantes de la ciudad penquista los avances y desafíos en el estudio y control de especies como el conejo europeo y el visón americano, ambos presentes en la región del Biobío.

En el marco de la Semana sobre las Invasiones Biológicas celebrada en la ciudad de Concepción desde el 28 de noviembre al 3 de diciembre, el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, participará de una feria destinada a divulgar entre la ciudadanía el quehacer de distintas organizaciones e instituciones que se dedican a proteger, estudiar o comunicar sobre la biodiversidad nativa, especialmente acerca de los impactos que generan las especies exóticas invasoras en el bienestar ambiental, social y económico.

La feria, a realizarse los días 2 y 3 de diciembre (de 12:00 a 17:00 hrs.) en el histórico Foro de la Universidad de Concepción, contará con stands y escenarios que informarán sobre algunas de las invasiones biológicas más apremiantes presentes en el territorio nacional, y los distintos proyectos que buscan controlar y contener el avance de estas invasiones.

En el caso de CAPES, el Centro presentará una selección de sus últimos esfuerzos de investigación, extensión y transferencia en esta materia, los cuales incluyen la creación y promoción de redes colaborativas de trabajo que fortalezcan la gestión multisectorial de especies como el visón americano (Neovison vison) y el conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) en territorio chileno, y la publicación de material científico y divulgativo sobre el problema de las invasiones biológicas, orientado a diversos públicos y sensibilidades.

Entre los productos que se exhibirán en su stand, se encuentran dos obras esenciales para el estudio de esta problemática a nivel nacional y regional, escrito por los autores CAPES Sergio Castro y Fabián Jaksic (director del Centro): se trata de los textos “Invasiones Biológicas en Chile: Causas globales e impactos locales”, publicado por Ediciones UC en 2014, y una versión traducida, actualizada y extendida de este trabajo, titulada “Biological Invasions in the South American Anthropocene: Global Causes and Local Impacts”, editado por Springer y Ediciones UC en 2021.

A estas publicaciones, se suman libros de divulgación elaborados y patrocinados por CAPES que buscan dar a conocer esta temática entre los públicos más pequeños, como es el caso del texto de narrativa infantil “Invasión en la isla”, escrito por la bióloga Luz Valeria Oppliger con ilustraciones de la artista Antonia Berger. 

“Desde el nacimiento de CAPES, nuestra preocupación por el tema de las invasiones biológicas ha sido permanente. Como un Centro dedicado al estudio de nuestra biodiversidad nativa, con el foco puesto en su conservación y el manejo sustentable de los servicios que los ecosistemas entregan a los seres humanos, creemos indispensable avanzar en el conocimiento y socialización del fenómeno de las especies exóticas invasoras, las que alteran los equilibrios ecológicos de manera radical, aunque muchas veces imperceptible”, explica Mónica Paz, coordinadora del área de Extensión y Comunicaciones de CAPES.

“Prueba de ello” continúa la profesional, “son los múltiples esfuerzos de nuestro Centro en el levantamiento de redes de colaboración institucional que consoliden el trabajo conjunto en casos como el del visón americano, mediante el Comité Operativo creado y coordinado por el Ministerio de Medio Ambiente y en el que participan especialistas de Chile y Argentina, y nuestros recientes acercamientos a la problemática del conejo, a través del estudio del estado actual de su invasión en Chile y del fortalecimiento de las capacidades de control de esta especie, en conjunto con CONAF y la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Chile. Durante la feria, de hecho, la comunidad tendrá a su disposición folletos promocionales que resumen estas dos iniciativas”.

Para Paz, la presencia del CAPES en este tipo de eventos es vital para llevar el quehacer del Centro a espacios de socialización y participación ciudadana. “El problema de las invasiones biológicas es uno esencialmente territorial, que abarca múltiples regiones, por lo que crear conciencia sobre su importancia directamente en los lugares donde el problema se presenta con mayor intensidad, es una tarea ineludible. Participar, por ende, en este tipo de actividades regionales, junto a colegas y compañeros que estudian y trabajan estos mismos temas, es una oportunidad para nosotros, y nos permite continuar nuestra misión de comunicar la ciencia que hacemos de manera descentralizada” comenta.

La Semana sobre las Invasiones Biológicas es una iniciativa ideada por el proyecto de divulgación científica Naturaleza Intrusa, en asociación con el Laboratorio de Invasiones Biológicas (LEB) del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), y la Universidad de Concepción. Puedes conocer su programa y saber más de sus diversas actividades, en el Instagram de Naturaleza Intrusa: www.instagram.com/naturalezaintrusa/.

Texto: Comunicaciones CAPES

Estudiantes CICE obtienen premios en Chile y Paraguay

El trabajo dedicado y sistemático y la pasión por comunicar la ciencia realizada, ha dado frutos en esta ronda de Congresos Científicos Escolares del último trimestre de 2022. Estudiantes que participan en el Centro de Investigación Científica Escolar, CICE, que funciona bajo el alero de CAPES, obtuvieron importantes reconocimientos en ferias científicas en Chile y Paraguay.

De izquierda a derecha: los jóvenes investigadores CICE Vicente Araya, Raúl Meza y Catalina Carrasco, y el director de CICE, Carlos Zurita, recibiendo sus diplomas en Asunción, Paraguay.

Dos segundos lugares en el Congreso Escolar de Ciencia y Tecnología CIENCAP en Asunción, Paraguay; mejor proyecto de investigación Educación Media en el XVI Congreso Regional EXPLORA Región Metropolitana Norte, y tercer lugar en la 51° Feria Científica Nacional del Museo Nacional de Historia Natural, MNHN, es la cosecha de premios logrados por jóvenes estudiantes del Centro de Investigación Científica Escolar, CICE, durante el último tramo de 2022.

Carlos Zurita, biólogo, ecólogo y director de CICE, comenta acerca de la importancia, para los jóvenes científicos y para el Centro, de la participación en este tipo de eventos: “para CICE el foco está puesto en el mayor alcance que pueda tener la divulgación de los resultados de cada uno de los proyectos. Por lo mismo, junto con la participación en eventos feriales, esperamos que las y los investigadores puedan hacer divulgación en centros educativos, de la región donde ocurrieron sus proyectos, y que puedan tener conexión con otras entidades como la comunicación de resultados a CONAF y el Ministerio del Medio Ambiente. Los reconocimientos o lugares que puedan obtener son situaciones secundarias al foco principal puesto en la comunicación de las investigaciones”.

Congreso en Paraguay

El Congreso Escolar de Ciencia y Tecnología, CIENCAP, se llevó a cabo del 3 al 8 de octubre de 2022 en Asunción, Paraguay, reuniendo 56 proyectos de investigación de 5 países de Latinoamérica. En el certamen, Catalina Carrasco obtuvo el segundo lugar en la categoría Universitaria Internacional, con el trabajo “Comparación de dieta de Tyto alba en sectores de la región metropolitana, implicancias en la diversidad y control de micromamíferos”, mientras que Vicente Araya y Raúl Meza obtuvieron el segundo lugar en la categoría Ciencias Básicas Internacional con el proyecto «Respuestas conductuales de la población de Pingüino Rey frente a la amenaza de la especie exótica Zorro Chilla en Tierra del Fuego, Chile».

Catalina Carrasco, quien es investigadora CICE desde 2019, señala que “el trabajo que presentamos consiste en una comparación dietaria de la lechuza blanca, entre un área silvestre protegida y un sector suburbano perturbado. Se analizó y comparó la diversidad de cada área mediante índices estadísticos y la presencia de micromamíferos exóticos y nativos entre las dos áreas de estudio”.

Acerca de la relevancia de poder dar a conocer su investigación al público, Catalina comenta que “me resulta importante debido a que al comunicar un proyecto científico es necesario que la persona que te esté escuchando pueda comprender en su mayoría la presentación, por lo que es necesario trabajar en esto. Al lograr una comunicación eficaz es posible divulgar nuestros resultados de mejor manera pudiendo llegar así a más gente y poder causar un mayor impacto”.

Por su parte, Raúl Meza, investigador CICE desde 2020, resume que su trabajo “consiste en una investigación realizada en Tierra del Fuego, teniendo como foco de estudio el pingüino rey y sus novedades conductuales respecto a la presencia de un nuevo depredador exótico en Tierra del Fuego Chile”. Acerca de su experiencia en el encuentro paraguayo, el estudiante manifiesta que “la experiencia que tuvimos en este evento fue muy positiva, donde además de poder exponer nuestra investigación y dar a conocer sobre una especie nativa de nuestro país en el extranjero, pudimos aprender mucho sobre los proyectos de diferentes partes de Latinoamérica”.

Congreso Explora RM Norte

Francisco Soto y María Emilia Cañas durante el Congreso Explora RM Norte.

María Emilia Cañas y Francisco Soto estarán en el Congreso Nacional Científico Escolar EXPLORA, gracias a obtener el premio como mejor proyecto de investigación Educación Media con el proyecto “Categorización de sitios para la conservación de Eulidia yarrellii (Picaflor de Arica) en los valles de Arica y Parinacota, Chile”. El cupo lo obtuvieron en el XVI Congreso Regional Explora de Investigación e Innovación Escolar Región Metropolitana Norte, que se llevó a cabo el 20 y 21 de octubre de 2022.

María Emilia cuenta que “nuestro trabajo buscaba categorizar los sitios de conservación enfocados en Eulidia yarrellii. A grandes rasgos logramos identificar y englobar las principales problemáticas que afectan actualmente al Picaflor de Arica en la región, estas fueron reducidas a cuatro variables, las que pudieron ser evaluadas y caracterizadas en cada uno de los sitios de estudio, esto gracias a un arduo trabajo de campo y posterior análisis estadístico, los que nos permitieron obtener diversos resultados y conclusiones. Gracias a esto se logró determinar su nivel de expresión y generar una jerarquía a partir de los resultados correspondientes a los sitios. Tras esto nos llevamos la ingrata sorpresa de que muchos de los sitios destinados a la protección se encuentran en un déficit en cuanto a los factores estudiados, mientras que otras áreas en donde no existen zonas de conservación presentan mejores categorizaciones respecto de sus facultades.

“Fue una instancia muy amena y enriquecedora” expresa la estudiante acerca del Congreso, “se mantuvo en todo momento un ambiente sano de competencia, que no nos sacaba del foco y nos permitía cumplir a cabalidad el principal objetivo de la difusión científica”. Acerca de la relevancia de estos eventos, María Emilia señala que “creo que es fundamental para la ciencia el tener instancias de contraste sobre propuestas, preguntas e ideas, y para esto es insustituible la divulgación científica, no solo en pos de compartir resultados, sino también experiencias. Por otro lado la conciencia y apoyo de la ciudadanía para el área es fundamental, y para esto necesitamos tener herramientas que permitan bajar del tecnicismo a la cotidianidad sin desvalorar los estudios ni sus resultados, buscando difundir y dar a conocer nuestro trabajo de forma clara y significativa a la audiencia”.

Museo Nacional de Historia Natural

Carlos Zurita y Gonzalo Ponce, durante la premiación de la Feria Científica Nacional del Museo Nacional de Historia Natural.

“Evaluación de relación entre la deshidratación de poblaciones de Quisco con distintos niveles de riesgo de desertificación en RM” es el título de la investigación presentada por Gonzalo Ponce, y con la que obtuvo el tercer lugar en la 51° Feria Científica Nacional del Museo Nacional de Historia Natural, que se realizó los días 12 y 13 de octubre pasado.

Gonzalo explica que el trabajo expuesto “se basó en evaluar la relación que tiene la deshidratación del Quisco (Echinopsis chiloensis) con el nivel de riesgo de desertificación en distintos sectores de la Región Metropolitana”. Se realizó trabajo en terreno “donde se visitaron distintos sitios con diferente nivel de riesgo, en donde se extrajeron distintos datos de los individuos que posteriormente permitirían comparar entre sus niveles de deshidratación. Una vez llevada a cabo la metodología, se pudo comparar la deshidratación de los individuos entre las distintas zonas de riesgo, llegando a la conclusión de que el riesgo de desertificación genera un impacto directamente negativo sobre la disponibilidad hídrica del Quisco, afectando negativamente a esta especie endémica y característica de los paisajes de la zona central”.

Esta fue la primera vez que el estudiante participaba en un congreso científico escolar, Gonzalo describe que la “experiencia fue genial. Aparte de que me gustó mucho el proceso para llegar a estos eventos, una vez ahí lo pasé súper. El poder presentar frente a distintas personas y ver gente realmente interesada en lo que le estaba mostrando, me pareció una experiencia muy grata, además de que muchos tenían ideas con las cuales aportar a mejorar mi proyecto y presentación. Sumándole que esta fue mi primera experiencia en ferias científicas, por lo que potencia lo buena que fue esta experiencia”.

Carlos Zurita complementa acerca del valor de comunicar la ciencia que realizan en el Centro de Investigación Científica Escolar, “nos gusta mucho la parte de difusión porque trabajamos para que nuestros investigadores escolares puedan impactar con sus trabajos a niñas, niños y jóvenes, de tal forma que motiven a otros a convertirse en agentes de cambio medio ambiental y socio-ambiental. Del mismo modo, que las chicas y chicos tengan la oportunidad de participar en eventos internacionales, como el reciente evento en Paraguay, permite impregnarlos con otras realidades culturales, medioambientales y sociales, que luego pueden transmitir a sus pares llegando a Chile”.

Curso de verano 2023

Para todos los estudiantes de educación media del país, interesados en temas de medio ambiente y conservación, está abierta la postulación a la quinta versión del curso de verano “Ecología Aplicada”, que tiene como objetivo profundizar en los aspectos curriculares relacionados con ecología, a través de cátedras y salidas a terreno a la Reserva Nacional Lago Peñuelas, Humedal Tunquén y Centro de Investigación Marina Quintay CIMARQ. El curso es gratuito y se realizará un proceso de selección de los y las estudiantes a partir de todas las postulaciones que se reciban.

Plazo de postulación: 2 de diciembre de 2022

Fecha de realización del curso: desde el lunes 9 al viernes 20 de enero de 2023.

12 científicas son destacadas por su contribución con el cuidado y protección del medio ambiente

La tercera versión de la iniciativa, “Igualmente Sabias: Creadoras de conciencia” , liderada por el PAR EXPLORA RM Norte, destaca el trabajo de doce mujeres que realizan investigaciones, desarrollos tecnológicos, innovaciones o actividades de divulgación en áreas vinculadas con el cuidado y protección del medio ambiente, entre ellas Francisca Boher, directora del área de Transferencia y Vinculación Estratégica de CAPES.

La ecóloga Francisca Boher (CAPES) fue una de las 12 científicas destacadas.

La exposición “Igualmente Sabias: Creadoras de conciencia”, organizada por el Proyecto Explora de la Región Metropolitana Norte, estará realizando diversas actividades, entre noviembre del 2022 y marzo del 2023, buscando inspirar a más niñas, jóvenes y mujeres a desarrollarse en diversas áreas del conocimiento, contribuyendo a derribar los prejuicios y cerrar la brecha de género en materia de ciencia, tecnología, conocimiento e innovación (CTCI).

“Por tercer año consecutivo nos honra destacar y reconocer el trabajo de científicas, tecnólogas, divulgadoras e innovadoras, quienes desde sus diversas áreas del conocimiento han contribuido con una de las mayores preocupaciones globales “la crisis climática”. Además de querer contribuir con la difusión de estos importantes avances científicos, también queremos inspirar a las generaciones más jóvenes, demostrarles que ser científica no es algo lejano y que las niñas tienen las mismas capacidades que los niños”, comentó Mónica Villa, Dra. Doctora en Farmacología y coordinadora ejecutiva del proyecto, que es desarrollado por la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile y ejecutado por el Centro Avanzado de Enfermedades Crónicas (ACCDiS).

Entre las investigadoras convocadas a esta exposición está Francisca Boher, médico veterinario, Doctora en Ecología de la Universidad Católica y directora del área de Transferencia y Vinculación Estratégica de CAPES. Francisca comenta que le pareció interesante compartir su experiencia porque “desde la investigación más tradicional que conocemos mi carrera dió un giro hacia la «gestión científica». Mi rol en CAPES es conectar el quehacer de los científicos con el mundo, privado, público y la sociedad civil, buscando sacar la ciencia de las cuatro paredes del laboratorio. Conecto a generadores de conocimiento con usuarios de conocimiento. Además me parece importante dar a conocer que el camino de la ciencia no es uno solo, formamos parte de un «ecosistema científico», donde coexistimos investigadores, gestores, divulgadores, técnicos que nos retroalimentamos y potenciamos”.

Boher también destaca el trabajo de CAPES, orientado a fomentar el desarrollo sustentable de nuestro país, “la grave crisis ambiental que enfrentamos, los acuerdos internacionales, las normativas y leyes locales nos fuerzan como país y desde los diferentes sectores productivos a realizar transformaciones profundas que deben ser basadas en conocimiento científico robusto. Por lo tanto, el conocimiento generado en CAPES, conectado con otras disciplinas y saberes y vinculado con las diferentes necesidades de la sociedad es fundamental para los años que tenemos por delante. El desarrollo será sostenible o no será”.

Otra de las científicas destacadas, es Catalina Velasco, Bióloga Marina, Cofundadora de Fundación Mar y Ciencia, Exploradora y líder joven de National Geographic y también comunicadora científica, escogida como una de las 100 líderes jóvenes de Chile 2021. “Me pareció una linda experiencia participar en esta iniciativa, es un buen espacio para visibilizar el trabajo de mujeres en las ciencias y fomentar el cierre de las brechas de género presentes en estas áreas de estudio. Además, es una oportunidad para que las niñas encuentren modelos a seguir y rompan el estereotipo del típico científico de bata blanca. La ciencia es diversa y hay que darlo a conocer”. Durante su carrera, Catalina se ha abocado a desarrollar una cultura oceánica en la ciudadanía y promover una conciencia ambiental, en el año 2021 publicó su primer libro llamado “La vida sugerida: porqué necesitamos el océano”.

Asimismo, la Doctora Sandra Cortés, epidemióloga e investigadora del Centro Avanzado de Enfermedades Crónicas (ACCDIS) y Centro de Desarrollo Urbano Sustentable también (CEDEUS), es otra de las investigadoras reconocidas, ella es experta en estudios poblacionales de salud y contaminación, actualmente se encuentra estudiando la prevalencia de enfermedades relacionadas al ambiente en la población de Concón, Quintero y Puchuncaví.

“Definitivamente este tipo de actividades de divulgación de la ciencia hecha por mujeres deberían de replicarse masivamente en todas las regiones de Chile y hacia todas las edades. Es inspirador conocer el trabajo que hacen muchas científicas jóvenes en nuestro país, la ciencia es una disciplina de co-creación” resaltó la Dra. Sandra quien también es profesora de la Facultad de Medicina de la PUC.

Calendario de actividades

Dentro de las actividades contempladas para esta exposición, se encuentran:

  • Exposición virtual  
  • Exposición presencial (entrada gratuita):
    • 8 al 21 de noviembre: Biblioteca Pública Pedro Lemebel de Recoleta
    • 23 al 6 de diciembre: Biblioparque Pablo Neruda de Recoleta
    • 8 diciembre al 3 de enero: Centro de Atención Primaria Ambiental (CAPA) de Pudahuel
    • Marzo 2023: Centro Cultura de Til Til

La actividad contó con la colaboración del Centro de Investigación en Recursos Naturales y Sustentabilidad de la Universidad Bernardo O’Higgins; Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile; Instituto de Investigaciones Agropecuarias- INIA La Platina; Pontificia Universidad Católica de Chile; Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad CAPES ; Suncast; Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Central de Chile; Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos-INTA de la Universidad de Chile; Universidad Santo Tomás; Universidad de Santiago de Chile; Universidad Autónoma de Chile; Fundación Mar y Ciencia; Biblioteca Pública Pedro Lemebel de Recoleta; Biblioparque Pablo Neruda de Recoleta; Centro de Atención Primaria Ambiental (CAPA) de Pudahuel y el Centro Cultura de Til Til.

La exposición “Igualmente Sabias: Creadoras de conciencia” forma parte de las actividades que se desarrollarán en el marco de la actividad Regional Ciencia Pública 2022, organizada por el Proyecto Explora de La Región Metropolitana Norte del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

Más información: www.explora.cl/rmnorte/

Texto e imágenes: Explora RM Norte

Científicos crean nueva clasificación para los ecosistemas de la Tierra

Patricio Pliscoff, académico UC e investigador en CAPES e IEB, es el único chileno que participó en este revolucionario trabajo internacional e interdisciplinario, publicado en la revista Nature, que elaboró una nueva tipología de ecosistemas global.

Los seres humanos siempre han clasificado lo que les rodea; los seres vivos en la naturaleza, los objetos astronómicos en el cielo o los libros en las bibliotecas. Pero en el caso de los ecosistemas existentes en el planeta, se habían hecho intentos que los ordenaban según algunas características como la biota que los compone, el lugar geográfico donde se encuentran, o más recientemente, las funciones y servicios que prestan a los humanos, pero ninguna integraba todos estos elementos ni estaba estandarizada a nivel mundial.

Es por esto que más de 40 científicos y especialistas provenientes de todo el mundo colaboraron recientemente en la colosal tarea de crear un nuevo modelo de clasificación de ecosistemas, el cual distribuye los diversos sistemas ecológicos presentes en la Tierra según sus procesos ecológicos, biota, funciones y servicios ecosistémicos específicos.

Esta nueva “Tipología de Ecosistemas Global”, publicada este mes en la revista Nature, fue desarrollada bajo el encargo y alero de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés), y busca, según sus autores, “apoyar la transferencia de conocimiento para la gestión y restauración ecosistémica-específica, así como las evaluaciones de riesgo de ecosistemas estandarizadas globalmente”, entre otros objetivos.

Entre los investigadores que participaron en esta importante labor y en el artículo A function-based typology for Earth’s ecosystems”, que la da a conocer a la comunidad científica, se encuentra el Dr. Patricio Pliscoff, académico de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política de la Universidad Católica e investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, y del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, único chileno participante.

El investigador cuenta que su colaboración se dio porque “soy miembro del equipo de Lista roja de ecosistemas de la comisión de manejo de ecosistemas de la UICN. Dentro de esta comisión, se creó un grupo específico para desarrollar la clasificación global, esto partió el año 2017 con una reunión en Londres, en la que se comenzó a definir conceptualmente la clasificación global, posteriormente tuvimos otras reuniones presenciales y virtuales donde se desarrolló el paper”.

Pliscoff comenta acerca de sus aportes en esta tarea multinacional que “estuvieron asociados a la definición conceptual de la clasificación y posteriormente con la homologación de la propuesta de clasificación global con la clasificación de ecosistemas terrestres de Chile. Este fue uno de los requisitos que pidieron los revisores de Nature, para ver cómo se aplicaba la clasificación global en países que ya tuviesen una clasificación de ecosistemas ya desarrollada”.

Los criterios para ordenar ecosistemas

Para apoyar tanto en los planes y políticas de manejo sustentable de estos ecosistema, es decir, su dimensión funcional, como en las estrategias de conservación de su biodiversidad, su dimensión biológica, las y los investigadores evaluaron más de 23 clasificaciones de ecosistemas según seis criterios: (1) funciones ecosistémicas y procesos ecológicos; (2) biota característica; (3) consistencia conceptual en toda la biósfera; (4) estructura escalable; (5) unidades explícitas a nivel espacial, y (6) detallismo descriptivo y complejidad mínima.

No habiendo encontrado ninguna tipología que cumpliera estos 6 criterios entre las 23 que evaluaron, se abocaron a construir una nueva clasificación, sólida, escalable y espacialmente explícita, que pudiera proporcionar una infraestructura que respalde las nuevas investigaciones en ecosistemas, un vocabulario común y estandarizado para los especialistas en ecología y que fortalezca los esfuerzos en conservación, restauración y evaluación de riesgos para salvaguardar la biodiversidad global.

Patricio Pliscoff señala que la importancia de esta nueva tipología es que “es la primera vez que se desarrolla una propuesta unificada que incluya a todas las zonas del planeta. Existían clasificaciones por separado del ámbito terrestre o marino, pero nunca se había hecho una clasificación con una misma metodología que incluyera todos los ámbitos del planeta. Esto va a permitir, por primera vez, evaluar el estado de conservación y el nivel de riesgo de los ecosistemas en forma global. Esto permitirá establecer prioridades de protección a escala global”.

Esta nueva clasificación acepta la naturaleza dinámica de los ecosistemas y su dependencia de los procesos ecológicos. Es así que el modelo propone 5 grupos de “drivers” o impulsores ecológicos que dan forma a los ecosistemas al actuar como filtros de ensamblaje y presiones evolutivas. Estos son los impulsores de recursos (agua, oxígeno, nutrientes, entre otros), ambientales (temperatura, pH, salinidad, entre otros), regímenes de perturbación (incendios, tormentas, inundaciones, otros), interacciones bióticas (competencia, depredación, patogenicidad, mutualismo y facilitación) y las actividades humanas, que son una clase especial de interacción biótica que influye en los ecosistemas a través de la apropiación de recursos, la reestructuración física, el movimiento de la biota y el cambio climático.

La nueva tipología clasifica los ecosistemas en 10 reinos, 25 biomas y 110 grupos funcionales.

Recorriendo los ecosistemas de la Tierra

La tipología presenta una clasificación distribuida en 3 niveles jerárquicos principales: en el primero se consignan 4 reinos centrales: terrestre, aguas dulces, marino y subterráneo, más 6 reinos de transición entre estos: marino-terrestre, subterráneo-aguas dulces, aguas dulces-marino, marino-aguas dulces-terrestre, subterráneo-marino y terrestre-aguas dulces.

En el segundo nivel hay 25 biomas funcionales, definidos por tener uno o más procesos de ensamblaje que soportan funciones clave del ecosistema y procesos ecológicos. El nivel 3 define 110 grupos funcionales de ecosistemas, (EFG por sus siglas en inglés), que son unidades clave para realizar generalizaciones y predicciones sobre funciones, biota, riesgos y gestión de soluciones. 

A modo de ejemplo, el bosque templado lluvioso valdiviano corresponde al reino Terrestre, o “T”, bioma T2, o de bosques y tierras arboladas templado-boreales, y grupo funcional de ecosistema, EFG 3, selva tropical templada fría oceánica, por lo que su clasificación sería T2.3. El desierto de Atacama está en la nomenclatura T5.2, es decir, reino terrestre, bioma 5, de desierto y semidesierto, y EFG 2, es decir, desiertos y semidesiertos suculentos o espinosos.

En el caso de nuestro territorio, Patricio Pliscoff comenta que “para el ámbito terrestre, se reconocen 6 biomas y dentro de estos, 14 grupos funcionales de ecosistemas, entre ellos se encuentran los bosques templados y subtropicales, las estepas, los desiertos y ecosistemas polar y alpinos. Falta aún hacer el cruce con los ecosistemas transicionales, donde se encuentran por ejemplo los humedales costeros y clasificar los ecosistemas marinos y dulceacuícolas. En términos de estado de conservación, los bosques subtropicales donde se encuentra el bosque esclerófilo y el bosque maulino costero de Chile central, son los más amenazados por la pérdida de la vegetación natural producto del cambio de uso de suelo por actividades productivas”.

Este gran esfuerzo de ecólogos de todo el mundo, es el primer paso en la construcción de un sistema completo, general y estandarizado, que además incorpora los biomas creados por el ser humano, con el propósito de dar respuesta a la necesidad de mantener los servicios ecosistémicos que benefician a la humanidad y conservar la biodiversidad.

En la web del proyecto pueden revisar la tipología completa y realizar búsquedas de ecosistemas específicos por áreas: https://global-ecosystems.org.

Texto: Comunicaciones CAPES
Infografía: Patricio Pliscoff