Profesionales y estudiantes se sumergieron en el bosque patagónico para aprender de restauración

El grupo de interesados llegó hasta la comuna de Hualaihué, región de Los Lagos, para perfeccionarse en el uso herramientas de planificación y evaluación de proyectos de restauración de ecosistemas forestales. La tercera versión de este curso, de una semana de duración, contó con la presencia de profesionales provenientes del sector público y privado.

Al sur de Puerto Montt, a unas 2 horas de viaje en bus, embarcación y automóvil, se ubica la comuna de Hualaihué, en la región de Los Lagos. Como todos los años, es esta localidad, puerta norte de la carretera austral, el lugar de encuentro del curso “Metodologías de Restauración de Bosques”, donde 20 profesionales y estudiantes de postgrado se reunieron para profundizar sus conocimientos en el uso de metodologías de restauración de ecosistemas.

El propósito del curso, creado en 2023, es aprender a diseñar proyectos de restauración ecológica integrando aspectos sociales, económicos y ambientales, en un entorno único de gran valor natural. Todo, con el objeto de generar competencias profesionales para la correcta toma de decisiones durante el desarrollo de este tipo de proyectos, específicamente en sus fases de diagnóstico, planificación y diseño, implementación, monitoreo y evaluación de las acciones restaurativas.

¿Por qué estudiar este curso? “Este programa, que celebra su tercera versión, trata de preparar a profesionales y estudiantes de postgrado a diseñar y ejecutar planes de restauración, siguiendo una secuencia lógica de etapas claves para planificar, diseñar, diagnosticar y monitorear adecuadamente, elementos que carecen algunas iniciativas de restauración actuales”, explicó Juan Ovalle, académico de la Universidad de Chile, investigador del Centro de Ecología y Sustentabilidad, CAPES, y uno de los organizadores de la iniciativa.

El encuentro fue organizado por la Fundación San Ignacio del Huinay (en el marco del Huinay Seasonal School), en colaboración con la Facultad de Ciencias Forestales y Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile y el Instituto Forestal (INFOR).

Conocimiento in situ

El curso combinó clases teóricas con trabajo en terreno, donde las y los participantes aprendieron a diagnosticar el estado de degradación de los bosques, priorizar elementos ecosistémicos a restaurar y diseñar estrategias de revegetación con especies nativas. 

Uno de los asistentes a esta versión del curso, el ingeniero forestal y especialista en la Gerencia Corporativa de Medio Ambiente de Codelco, Juan Pablo Ahumada, valoró los contenidos del curso, asegurando que este “nos ha dado herramientas que permiten a dar un enfoque distinto a lo que nuestra empresa, por ejemplo, viene haciendo actualmente para cumplir con sus compromisos forestales, ya sea desde el asegurar un cumplimiento de proyectos o la optimización de recursos”.

Por su parte, Sofía Herrera, encargada de Vinculación y Transferencia de CAPES, destacó la pertinencia de la actividad en los tiempos que corren: “este curso me ha entregado un amplio abanico de distintas estrategias de restauración de bosques, siempre regresando al origen de cuál es el objetivo del proyecto; si es realista; contemplando la variable del cambio climático. Es un curso que da una mirada al pasado para ver los regímenes de perturbación, pero permitiendo mirar al futuro para ver la resiliencia de los ecosistemas que se pueden restaurar”.

Como parte del entrenamiento in situ que cada año los organizadores esperan que entregue el curso, las y los asistentes también pudieron recorrer parte del terreno de la Fundación San Ignacio del Huinay, el cual se inserta en el corazón del bosque patagónico.

“Huinay representa un emblema de los bosques templados del sur de Chile, donde confluyen el bosque siempreverde valdiviano con el bosque norpatagónico, lo cual lo hace un lugar de gran interés. También representa el centro de una de las destrucciones más icónicas del último siglo, que es la destrucción de los bosques de alerces, permitiendo estudiar hacia el pasado para analizar los procesos de la destrucción de este especie en categoría de conservación y su impacto en el paisaje” explica Jan Bannister, investigador del Laboratorio de Bosques Insulares de INFOR y otro de los organizadores del curso.

El programa se dicta desde el año 2023 gracias al apoyo de la academia, empresas y sector  público. Una de las empresas que apoya el curso es Arauco, cuyos representantes también tuvieron algo que decir sobre las sinergias positivas entre la academia y el sector privado. “Auspiciamos esta iniciativa pues nos parece relevante para dar mayor soporte a los programas de restauración en el territorio, por lo que nos parece crítica su realización”, explicó el Subgerente de Medioambiente y valor social de la institución, Guillermo Olmedo.

Más de 5.000 personas asistieron a la Feria “Maestra Naturaleza” en el centro de Santiago

La actividad, totalmente gratuita, se realizó el viernes 23 de mayo en la plaza central del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) y contó con 15 stands interactivos que incluyeron instancias como carreras de moscas y baños de bosque, además de talleres que acercaron la ciencia y la ecología a la ciudadanía. Asimismo, en la inauguración participaron autoridades de gobierno, académicas y del sector privado.

Con una asistencia masiva que superó las 5.000 personas, la feria “Maestra Naturaleza”, organizada por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES UC), cerró exitosamente su primera edición el pasado viernes 23 de mayo. La actividad se desarrolló en la plaza central del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), en Santiago, y ofreció una experiencia educativa y sensorial única para todo público, combinando ciencia, ecología y vinculación con la comunidad.

Durante toda la jornada, los visitantes pudieron recorrer 15 stands interactivos, participar en talleres, charlas, experiencias inmersivas como baños de bosque, e incluso ser parte de verdaderas “carreras de moscas”, todo con un enfoque educativo y lúdico que buscó acercar el conocimiento científico a niñas, niños, jóvenes y adultos.

La inauguración de la feria contó con la participación de autoridades de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), de la Pontificia Universidad Católica de Chile, de la actual SEREMI de Medio Ambiente Sonia Reyes, y de las y los investigadores del centro. Además, asistieron a la ceremonia representantes de diversas instituciones gubernamentales, académicas y privadas que colaboran con el CAPES, como Anglo American Chile.

“Quedamos muy contentos y contentas con cómo fue recibida la feria. Llegaron cursos completos de colegios, jóvenes, niños y niñas, personas adultas mayores, un sin fin de público. Todo el día tuvimos presencia de personas visitando los stand, participando de las charlas e interactuando con las carreras de moscas, los polinizadores urbanos, las lombrices de tierra, las pinturas hechas con distintos suelos, los baños de bosque y muchas más actividades que realizamos en la feria. Nuestras expectativas están superadas”, explicó la directora del CAPES, Rosanna Ginocchio. 

El CAPES como referente nacional

Durante la inauguración, la directora de Investigación de la UC, María Elena Boisier, relevó el valor de este tipo de iniciativas para la sociedad: “El CAPES ya tiene más de 10 años y sus logros dan cuenta de la importancia de estos instrumentos de largo plazo, como los centros basales. La investigación no se resuelve en un par de años con algo de recurso, sino que con una perseverancia en el tiempo, que es lo que demuestran estos instrumentos y por eso el éxito y los resultados que ha tenido este centro”.

“Esta feria es un ejemplo de una actividad gratuita y abierta a la ciudadanía que busca compartir parte del conocimiento generado por las y los investigadores. Creemos que esta actividad ayudará a relevar los temas medioambientales y cómo desde un centro como CAPES, a través de la investigación, se aporta a la resolución de problemas socioambientales que no solo afectan a Chile, sino que al mundo entero”, agregó la autoridad UC

Por su parte, la subdirectora de centros de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, ANID, Nicole Ehrenfeld, valoró el rol del CAPES como referente nacional en el ámbito de la socioecología: “Es un honor estar aquí celebrando los 10 años del CAPES. Este centro ha sido, sin duda, un referente en lo que es la investigación en socioecología a nivel nacional. Felicito sus logros, que no son fáciles de alcanzar. Como centro de excelencia basal, enfrenta grandes desafíos: generar ciencia de frontera, producir publicaciones de impacto, vincularse con otros sectores de la sociedad y, sobre todo, democratizar el acceso a la ciencia, y esta feria es un claro ejemplo de este último punto”.

“El financiamiento basal no se trata solo de hacer ciencia, sino de generar sinergias, de lograr metas que van más allá de lo que podríamos alcanzar individualmente. La única forma de avanzar es trabajando de forma inter y transdisciplinaria”, concluyó Ehrenfeld en sus discursos en la ceremonia de inauguración de la feria “Maestra Naturaleza”.

La feria “Maestra Naturaleza” fue parte de las celebraciones del Día Mundial de la Biodiversidad y de la conmemoración de los 10 años del CAPES, centro basal financiado por ANID y basado en la Pontificia Universidad Católica de Chile. La jornada también contó con el apoyo de los medios asociados Radio Cooperativa Ciencia, Ladera Sur y Raíz Bienestar.

Columna CAPES «Niñas en las TIC: Cerrando la brecha de participación en la era digital»

Compartimos con ustedes la columna de opinión de la investigadora CAPES y Vicedecana Académica de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de Universidad Adolfo Ibáñez, María Josefina Poupin, con motivo de la conmemoración del Día Internacional de las Niñas en las TIC.

Profesora María Josefina Poupin, investigadora CAPES y académica UAI.

Cada cuarto jueves de abril se conmemora el Día Internacional de las Niñas en las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación). Más que una fecha simbólica, es una oportunidad para hacer algo esencial: lograr que más niñas se imaginen, de forma real y concreta, como protagonistas de la revolución tecnológica que necesitamos para enfrentar los desafíos de hoy y del futuro.

Aun cuando hemos avanzado, la participación femenina en tecnología sigue siendo baja. Según ONU Mujeres, solo el 27% de la matrícula en TIC y el 28% en ingeniería corresponde a mujeres. En Chile, de acuerdo con datos del Ministerio de Educación, apenas un 22% de las mujeres que ingresaron a la educación superior en 2024 eligieron carreras científicas o tecnológicas. Esta brecha también se refleja en el mundo académico: donde cerca del 40% de las publicaciones científicas en el país tienen autoría femenina, y la participación de mujeres en patentes de invención sigue siendo limitada.

Estas brechas tienen efectos que van más allá de la representación. Limitan el desarrollo del país y restringen el acceso a talento clave para la innovación. Por eso, no sorprende que el Estudio Económico de la OCDE: Chile 2025, haya identificado la equidad de género en el mercado laboral como uno de los cuatro pilares esenciales para fomentar el crecimiento económico. Invertir en la participación plena de las mujeres —especialmente en sectores estratégicos como la tecnología— no es solo lo correcto: es lo necesario para avanzar hacia un país más innovador, inclusivo y resiliente.

El desafío no es solo cerrar brechas, sino abrir posibilidades. Limitar el acceso de niñas y jóvenes a estos espacios implica tomar decisiones con menos diversidad de enfoques, lo que afecta directamente la calidad de las soluciones tecnológicas que desarrollamos como sociedad. En campos como la inteligencia artificial, ciencia de datos o ciberseguridad, la homogeneidad puede traducirse en sesgos que perjudican a toda la población. Por el contrario, los equipos diversos han demostrado ser más creativos, adaptables y eficaces.

En este contexto, iniciativas como el Día Internacional de las Niñas en las TIC cumplen un rol clave. No solo visibilizan la brecha, sino que ofrecen experiencias concretas para que niñas y jóvenes exploren caminos como la programación, la robótica o el análisis de datos. Necesitamos abrir más espacios donde ellas puedan imaginarse creando soluciones, liderando proyectos y siendo parte activa de los equipos que diseñan el futuro.

A pesar de los avances, el contexto sigue siendo desafiante. En algunos lugares del mundo han ganado fuerza discursos que buscan retroceder en políticas de igualdad de género, debilitando su respaldo ciudadano. Aunque en Chile los niveles de rechazo son menores, no podemos dar por sentados los logros alcanzados. La inclusión exige constancia, voluntad política y colaboración transversal.

La revolución digital ya está en marcha. Lo que definirá su impacto será cuán capaces seamos de convocar todas las ideas, todas las miradas y todo el talento disponible. Y eso comienza por invitar, con convicción, a todas las niñas a imaginar —y construir— el futuro como protagonistas del desarrollo tecnológico.

Estudiantes del Colegio Thomas Morus descubren los misterios del MNHN de la mano de CAPES 

Mediante una búsqueda del tesoro interactiva, niños y niñas del Colegio Alemán Sankt Thomas Morus recorrieron las salas del Museo Nacional de Historia Natural junto al investigador y divulgador español Gonzalo Durante, quien visitó Chile invitado por CAPES, UTEM, y la red de investigación LINC-Global.

Un grupo de niños descifrando una de las pistas de la actividad en el salón principal del MNHN.

El pasado 7 de agosto, un grupo de estudiantes de cuarto básico del Colegio Alemán Sankt Thomas Morus participó de una entretenida actividad interactiva en dependencias del Museo Nacional de Historia Natural, ubicado en el corazón del parque Quinta Normal, en Santiago. 

Armados de su ingenio y de artefactos dignos del más avezado explorador (como una lupa, una linterna de luz azul y un códice basado en la tabla periódica de los elementos), los estudiantes recorrieron las salas del Museo buscando respuestas a una serie de pistas que, horas antes, los miembros del equipo del divulgador español Gonzalo Durante, de visita en Chile durante agosto, plantaron para ellos en este histórico edificio. 

La actividad, realizada por primera vez fuera de España, es parte de un proyecto del investigador conocido como “Divulgaming”, el cual propone una estrategia de divulgación científica basada en la gamificación, y dirigida principalmente al público infantil, consistente en el diseño y desarrollo de un juego interactivo (en este caso, la búsqueda de un “tesoro”) que permite transmitir determinados conceptos científicos de una forma divertida y emocionante. 

El Prof. Durante ayudando en la resolución de las pistas.

La visita del Prof. Durante, microbiólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Madrid, fue posible gracias al vinculo del investigador con el también microbiólogo CAPES y académico de la Universidad Tecnológica Metropolitana, Danilo Pérez Pantoja, a través de la Red Internacional de Cambio Global (LINCGlobal), una plataforma de investigación conjunta entre científicos de España y América Latina y el Caribe. 

Como parte de este intercambio, el Dr. Durante visitó Chile con el fin de participar en una serie de actividades de socialización y divulgación de la ciencia con públicos escolares y de educación superior. Entre las actividades programadas, estuvieron visitas a colegios de Santiago y Rancagua, su intervención en el 4to Simposio de Genómica y Biotecnología UTEM, y un taller de divulgación científica en esta misma casa de estudios.  

Ciencia interactiva 

Durante la búsqueda, los estudiantes se ayudaban de una serie de implementos propios de un investigador, como esta linterna de luz negra.

Divididos en dos grupos, cada uno guiado y dirigido por un miembro del equipo del Dr. Durante y un docente a cargo, los estudiantes recorrieron las instalaciones del museo de busca de una serie de pistas plantadas previamente por el equipo organizador, debiendo, en cada etapa, trabajar en equipo para descifrar los acertijos que se les presentaban. 

Al finalizar el recorrido, los estudiantes recibieron un diploma que los declaraba exploradores científicos en práctica, por haber completado exitosamente las pruebas del juego. 

Magdalena Westermeyer, una de las docentes que participaron de la experiencia, comentó la importancia de acercar de esta forma a los niños a la ciencia: “Los niños estaban muy motivados y fascinados con la idea de recorrer el museo y encontrar las pistas. Además, todos pudieron participar con mucha energía” indicó. La profesional agradeció a los organizadores por la oportunidad de participar en lo que calificó como “una experiencia inolvidable” para los estudiantes.  

Por su parte, la encargada de Educación del Museo Nacional de Historia Natural, Desirée Román, valoró la participación del Museo en la instancia: “el MNHN es de todas y todos, por lo que como institución siempre estamos recibiendo y teniendo la disposición de trabajar con distintas experiencias de educación y aprendizaje. El poder relacionarnos con estas actividades a nosotros nos permite también innovar en algunas acciones y ver cómo podemos adaptar estas experiencias a nuestra propia realidad. Trabajar de manera colaborativa por supuesto que para nosotros siempre va a ser un beneficio” finalizó. 

Al concluir la actividad, el Prof. Gonzalo Durante evaluó positivamente su primera incursión en Chile con estos pequeños exploradores: “Desde el punto de vista personal, ha sido enormemente gratificante ver sus caras cuando hacen “clic” y logran resolver el enigma. También estamos muy contentos de haber contado con la colaboración del Museo, pues es el primer Museo con quien trabajamos fuera de España, y afortunadamente nos han ofrecido generosamente todas sus instalaciones y toda su ayuda. Estamos muy contentos” relató. 

Asimismo, calificó como “similares” las formas de proceder tanto de los niños en Chile como en España: “se ve en todos ellos esa adrenalina que tienen cuando van resolviendo pistas; en seguida se excitan y van corriendo por la siguiente pista, pero no obstante también se ve bastante compañerismo. Les he visto muy pendientes de sus compañeros, tratar de que todos jueguen. En España normalmente la experiencia es igual de gratificante”.  

El equipo de Gonzalo Durante en pleno, junto al investigador CAPES, Danilo Pérez Pantoja (cuarto de izquierda a derecha).

Gonzalo Durante es Licenciado en Biología y en Bioquímica de la Universidad Complutense de Madrid y doctorado en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas, en temas relacionados con la regulación genética de rutas de degradación de aromáticos en bacterias. En 2022, obtiene una plaza de investigador laboral fijo en el grupo de Microbiología Medioambiental de esta institución, donde, además de su labor investigadora, lidera 2 proyectos de divulgación científica que combinan juegos de ingenio con la enseñanza de la ciencia a niños de 5 a 12 años en escuelas y museos de Latinoamérica. 

La visita del Prof. Durante a Chile también incluyó una estadía de 7 días en Punta Arenas patrocinada por la Universidad de Magallanes.

Otras imágenes de la actividad

Lanzamiento exhibición «Rizósfera viviente»

Cuando: entre el 10 de abril y el 8 de mayo de 2024
Dónde: Museo Nacional de Historia Natural, Quinta Normal
Organiza: Núcleo Milenio de Plantas Super Adaptables (MN-SAP) y Museo Nacional de Historia Natural (con la colaboración de CAPES)

¿Qué resulta de la mezcla poco común entre creación artística, ciencia, plantas que podrían absorber más nutrientes y la co-creación entre autor y espectador? La respuesta es “Rizósfera Viviente: descubriendo el microcosmos de las raíces”, una exposición que mezcla distintas disciplinas, y que por un mes se tomará el Salón Central del Museo Nacional de Historia Natural, en el Parque Quinta Normal.

La génesis del proyecto tiene que ver con las investigaciones científicas del Núcleo Milenio para el Desarrollo de Plantas Súper Adaptables (MN-SAP), su relación con el calentamiento global y las actividades que realizan para llevar ese conocimiento -específico y técnico- a un público no especializado.

La rizósfera es la parte del suelo que está más cercana a las raíces de las plantas. En esta zona se desarrolla una gran diversidad de vida microbiana y, además, cuenta con nutrientes y agua.

Para representarla los y las creadoras de la idea pensaron en una obra que fuera inmersiva y que, en último término, invitara a los espectadores a co-crearla, a través de distintas instancias en las que podrán construir con sus propias manos elementos que simulen componentes vitales de la rizósfera, tales como bacterias y hongos.

Así surge “Rizósfera Viviente”, una muestra que estará abierta al público entre el 10 de abril y el 8 de mayo y que pretende generar conciencia sobre los efectos del cambio climático y el rol de la ciencia en buscar soluciones para producir plantas con una mayor capacidad de absorción de nutrientes.

La inauguración de la muestra se realizará el miércoles 10 de abril a las 11:00 hrs. en dependencias del museo en Quinta Normal. Posterior a la apertura se realizará un taller de construcción de elementos tejidos que podrán contribuir a la muestra (cupos limitados, sin inscripción), a cargo de Verónica Curihuinca, artesana Mapuche con 23 años de trayectoria y experiencia en diferentes técnicas ancestrales como: Witral (telar), orfebrería (joyería mapuche en metal y piedras), bordados en arpillera y crochet.

Exposición inmersiva sobre los efectos del cambio climático se tomará el Museo Nacional de Historia Natural

  • El cruce entre ciencia y arte está en el corazón de “Rizósfera Viviente: descubriendo el microcosmos de las raíces», una muestra que se instalará en el emblemático museo al interior del Parque Quinta Normal, y que es organizada por el Núcleo Milenio para el Desarrollo de Plantas Súper Adaptables (MN-SAP), con el apoyo del Museo Nacional de Historial Natural.
  • Andrea Errázuriz es la artista nacional que dio vida a esta obra inmersiva, que busca generar conciencia sobre los efectos del cambio climático y el rol de la ciencia en buscar soluciones para producir plantas con una mayor capacidad de absorción de nutrientes.
  • “Rizósfera Viviente” se exhibirá del 10 de abril al 8 de mayo, de martes a sábado entre 10:00 a 17:30 horas, en el Salón Central del museo. Este proyecto es financiado por la Iniciativa Científica Milenio de ANID.

Santiago, marzo de 2024.  ¿Qué resulta de la mezcla poco común entre creación artística, ciencia, plantas que podrían absorber más nutrientes y la co-creación entre autor y espectador? La respuesta es “Rizósfera Viviente: descubriendo el microcosmos de las raíces”, una exposición que mezcla distintas disciplinas, y que por un mes se tomará el Salón Central del Museo Nacional de Historia Natural, en el Parque Quinta Normal. 

La génesis del proyecto tiene que ver con las investigaciones científicas del Núcleo Milenio para el Desarrollo de Plantas Súper Adaptables (MN-SAP), su relación con el calentamiento global y las actividades que realizan para llevar ese conocimiento -específico y técnico- a un público no especializado.

La rizósfera es la parte del suelo que está más cercana a las raíces de las plantas. En esta zona se desarrolla una gran diversidad de vida microbiana y, además, cuenta con nutrientes y agua.

Para representarla los y las creadoras de la idea pensaron en una obra que fuera inmersiva y que, en último término, invitara a los espectadores a co-crearla, a través de distintas instancias en las que podrán construir con sus propias manos elementos que simulen componentes vitales de la rizósfera, tales como bacterias y hongos.

Así surge “Rizósfera Viviente”, una muestra que estará abierta al público entre el 10 de abril y el 8 de mayo y que pretende generar conciencia sobre los efectos del cambio climático y el rol de la ciencia en buscar soluciones para producir plantas con una mayor capacidad de absorción de nutrientes.

“Este proyecto busca explicar, a través de una apuesta original, la compleja y, a su vez, fascinante relación de las plantas con el cambio climático, enfatizando en los estudios que lideramos como núcleo de investigación en este campo. Estamos entusiasmados de liderar esta propuesta que ha sido co-diseñada con la visión de todos nuestros investigadores e investigadoras, involucrando así a la comunidad académica en el rol de crear más puentes que conecten el conocimiento con la sociedad, visibilizando en este caso la importancia de la rizósfera en nuestra vida y entorno”, detalla la Dra. María Francisca Blanco, directora del Núcleo Milenio para el Desarrollo de Plantas Súper Adaptables e investigadora del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES.

Este proyecto es financiado por el programa Proyección al Medio Externo (PME) de la Iniciativa Científica Milenio de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo ANID, adjudicada por el núcleo MN-SAP en 2023. Dicho programa busca conectar a los Centros Milenio con la sociedad, el sector educativo, público y/o privado a través de distintas iniciativas de extensión y comunicación científica.

Una muestra que invita a cocrear

“Se quiso mostrar a través de una obra en alambre, de una manera conceptual”, explica Andrea Errázuriz, la artista chilena que dio vida y forma a “Rizósfera Viviente”, usando materialidades como el alambre. “El hecho de que sea interactiva, hace que el público sea parte de la obra. Esta no está terminada sin la participación de los y las espectadoras, y eso los hace ser artistas a ellos también”, destaca la creadora sobre el concepto de co-creación, que es parte de la esencia de esta experiencia.

Se trata del debut de Andrea Errázuriz en un proyecto vinculado con una temática científica. “Esta unión ya es algo original. Es la primera vez que me toca crear una obra relacionada con la ciencia. Me parece muy interesante hacer estos cruces, con temas tan específicos y científicos y lograr representarlo de una manera conceptual y artística, dejando la interpretación libre para cada espectador”, añade la artista, creadora de Lambra.cl

“Rizósfera Viviente” también se trata de “sacar a la luz esta vida oculta que no logramos ver, representada en un manto sustentable”, detalla, respecto a la forma que tendrá la exposición en el museo.

Colaboración nacional

Para alcanzar un alcance significativo y que niños, niñas, jóvenes y familias completas vivencien esta experiencia, el Museo Nacional de Historia Natural – que recibe miles de visitas mensuales- colabora desde el inicio de este proyecto, facilitando el espacio donde estará la muestra y promoviendo la participación de los visitantes en los talleres y mediaciones.

Mario Castro, director del Museo Nacional de Historia Natural, señala que “nos entusiasma como museo recibir una muestra como ‘Rizósfera Viviente’, puesto que resalta varias temáticas que están muy vinculadas con nuestro quehacer, como el dar relevancia al mundo natural, con actores poco conocidos como el reino Fungi y su fundamental aporte a nuestros ecosistemas, y además se hace desde un formato que combina ciencia y arte, lo que también es de gran interés para el MNHN. Esperamos que una gran cantidad de personas interactúen con esta muestra, y que también tomen conciencia de que el cuidado de nuestro planeta es una urgencia.”

El Núcleo Milenio para el Desarrollo de Plantas Súper Adaptables es dirigido por María Francisca Blanco (Universidad Andrés Bello) y por Claudio Meneses (Pontificia Universidad Católica de Chile), como director alterno. También participan como universidades asociadas la Universidad Adolfo Ibáñez y Universidad de Talca. La exposición cuenta, además, con el apoyo del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES) y el Instituto Milenio de Biología Integrativa (IBIO).

Apertura muestra

La inauguración de la muestra se realizará el miércoles 10 de abril a las 11:00 hrs. en dependencias del museo en Quinta Normal. Posterior a la apertura se realizará un taller de construcción de elementos tejidos que podrán contribuir a la muestra (cupos limitados, sin inscripción), a cargo de Verónica Curihuinca, artesana Mapuche con 23 años de trayectoria y experiencia en diferentes técnicas ancestrales como: Witral (telar), orfebrería (joyería mapuche en metal y piedras), bordados en arpillera y crochet.

Fuente: Comunicaciones MN-SAP

Investigadores chilenos confirman que campos magnéticos promueven el crecimiento de plantas

Estos resultados reafirman el potencial de los campos magnéticos como una herramienta adicional, y no invasiva, para aumentar la eficiencia de los cultivos de forma sustentable.

Un estudio efectuado por investigadores del Laboratorio de Bioingeniería de la Universidad Adolfo Ibáñez —entre ellos, la investigadora CAPES, María Josefina Poupin— confirmó los efectos positivos que la exposición a campos magnéticos de diversa índole tienen sobre el crecimiento de las plantas, en un estudio recientemente publicado por la revista Bio Electro Magnetics.

Aun cuando la influencia positiva del magnetismo en las plantas se viene estudiando desde los años 30 en el mundo, no existían, hasta ahora, estudios que resolvieran de manera sistemática las discrepancias observadas en algunos de los estudios dedicados a este tema, impidiendo confirmar si los resultados obtenidos a la fecha son generalizables, específicos para cada especie, o dependientes de las condiciones de cada experimento.

“Algunos artículos muestran discrepancias en los efectos del magnetismo en el crecimiento y desarrollo de especies vegetales”, comenta la Dra. Poupin, co-autora del estudio. “Esto puede explicarse porque no hay una forma sistemática de hacer los experimentos. Por ejemplo, se usan distintas formas para inducir cambios en los cambios magnéticos, la duración de la exposición de las plantas al cambio magnético o el momento en la vida de la planta en la que se aplica el estímulo”.

Para salvar estas contradicciones, los investigadores realizaron un meta-análisis de 45 artículos abocados a explorar efectos del campo magnético sobre 29 especies distintas de plantas, identificando los distintos parámetros usados en cada estudio así como las condiciones experimentales de cada cual.

La investigadora CAPES y académica de la Universidad Adolfo Ibáñez, María Josefina Poupin.

“Con toda esa información realizamos un análisis estadístico que nos permitió concluir, por ejemplo, que los campos magnéticos no uniformes —aquellos donde la magnitud y la intensidad no son iguales a lo largo de toda su área, como en el caso del campo magnético de la Tierra— tienen mayor efecto en el crecimiento de las plantas, y que campos uniformes afectan significativamente su germinación”, explica la microbióloga. “También identificamos que los resultados que se obtienen dependen fuertemente de cómo se realizan los experimentos”.

Estos resultados sugieren que las plantas podrían ser más susceptibles a las diferencias de intensidad y magnitud dentro de un mismo campo magnético (sus “gradientes”), que a la mera magnitud del campo. Esta conclusión, comentan los autores, “abre muy interesantes preguntas acerca de los mecanismos biofisiológicos que subyacen a estas respuestas”, un área de estudio que, explica Poupin, aún se encuentra en ciernes.

“Se desconoce exactamente cuáles son los mecanismos a nivel físico o molecular”, afirma la investigadora. “Por ejemplo, no está claro cómo las plantas perciben este estímulo ambiental. Se sabe que la respuesta es rápida, por lo que no depende en primera instancia de la expresión de genes. Tampoco si la respuesta depende de un sistema de percepción que sirve para percibir otros estímulos o si es exclusivo para el magnetismo”. 

Una hipótesis que se postula, es que moléculas encargadas de la percepción de la luz, como los criptocromos, podrían estar involucradas, pero no serían las únicas responsables. “En otros tipos celulares, no vegetales, se ha propuesto que cambios en el magnetismo podrían traducirse en deformaciones de la membrana induciendo respuestas eléctricas mediadas por canales iónicos, pero se desconoce si eso podría ocurrir en células vegetales que tienen otras propiedades mecánicas. Por lo tanto hay muchas interrogantes aún al respecto”.

Así y todo, estos resultados reafirman el potencial de los campos magnéticos como una herramienta adicional, y no invasiva, para aumentar la eficiencia de los cultivos de forma sustentable, y bajo condiciones de estrés producidas por procesos como la sequía, las temperaturas extremas, o la falta de nutrientes. “Al ser sistemas reutilizables, los magnetos podrían ser una forma eficiente y sostenible de estimular el crecimiento de plantas para mejorar su rendimiento. Por ejemplo, estimulando durante la etapa de semilla. Sin embargo, para cada especie hay que determinar las condiciones más estimulantes”, advierte Poupin. 

Texto: Comunicaciones CAPES

Microbiomas urbanos: los microorganismos que viven con nosotros

Los microbiomas son el conjunto de microorganismos que interactúan con todos los seres vivos, lo que incluye los lugares construidos y habitados por humanos, en donde estas comunidades microbianas pueden tener efectos benéficos o negativos para nosotros. Bernardo González, investigador principal de CAPES y académico UAI, participa en un proyecto que estudia la relación entre los microorganismos, la vivienda y su entorno.

La Tierra, hasta el momento, es el único planeta que sabemos que alberga vida, y ¡vaya que hay vida! Sólo entre los organismos que podemos ver contamos miles de millones de animales, plantas, invertebrados, hongos, sobre y bajo la superficie del suelo, en el mar y en el aire. Pero esa cantidad aumenta exponencialmente si además contamos a los microorganismos, bacterias, arqueas, protozoos, algas y hongos unicelulares.

La vida establece interrelaciones en todos los niveles, si nos acercamos a mirar con atención, todos los seres vivos tienen asociados un microbioma, o una comunidad de microorganismos que interactúan entre sí y con el hospedero que los alberga, por ejemplo, cada uno de nosotros. Tal vez hayan escuchado hablar sobre la micorriza, la simbiosis entre hongos y las raíces de las plantas, o de la flora (microbiota) intestinal, que son las bacterias que viven en nuestro aparato digestivo, ambos son ejemplos de microbiomas y hay muchísimos más.

Conversamos con Bernardo González, biólogo y bioquímico, profesor titular de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez e investigador principal de la Línea 2 de CAPES, acerca de los microbiomas urbanos con los que convivimos en todas las ciudades, en los espacios públicos y en nuestras casas.

Lo primero que le preguntamos es ¿Qué son los microbiomas, dónde los encontramos y cuál es su importancia para sustentar la vida?

El investigador explica que “los microbiomas son el conjunto de microorganismos que forman parte de los otros (macro)organismos, plantas y animales, incluido el ser humano. Están, entonces, formando parte de todos los seres vivos y, por ello, son fundamentales para la sobrevida, adaptación y evolución de todos los seres vivos”.

Entre las funciones indispensables de los microorganismos están el mantener el ciclo biogeoquímico de los principales elementos necesarios para la sostener la vida, como el nitrógeno, oxígeno, carbono o fósforo, entre otros, y del metabolismo de los gases de efecto invernadero: dióxido de carbono, metano, óxido nítrico y óxido nitroso. Además, gracias al trabajo de las cianobacterias y su fotosíntesis oxigénica (que libera oxígeno), hace 2.300 millones de años lograron comenzar a cambiar las condiciones ambientales del planeta permitiendo la respiración aeróbica y la aparición de vida multicelular compleja.

Microbiomas en las ciudades

Cuando hablamos de microbios, muchos aún los asocian a microorganismos patógenos, es decir, que producen enfermedades, pero la verdad es que estos corresponden a un porcentaje menor de los microorganismos. La gran mayoría de ellos son benéficos para humanos, plantas y animales, e incluso indispensables para la vida, según lo ya expuesto. Pero no sólo están presentes en la naturaleza, también en las ciudades, sus espacios públicos y en nuestras casas. “El microbioma urbano hace referencia al conjunto de microorganismos que están presentes, solos, o en asociación con los macroorganismos, en lo que se llama el espacio construido, casas, lugares de trabajo, escuelas, y un gran etcétera” indica González.

Las y los investigadores comenzaron hace unos años a estudiar los microbiomas de las ciudades, encontrando que cada una posee un perfil microbiano particular y que incluso se podría determinar en qué ciudad vive una persona sólo analizando los microbios de la suela de sus zapatos. Pero ¿qué factores determinan los perfiles microbianos de las ciudades? “Esto está en activo estudio”, menciona Bernardo González, “se sabe que varía mucho dependiendo de cada centro urbano, de su población, tamaño, emplazamiento, tipo de actividad productiva, nivel de ingresos, etc.”, indica además que sólo recientemente se está comenzando a estudiar cómo es el microbioma de Santiago y otras ciudades en Chile.

Los microbiomas urbanos, además, son muy dinámicos y dependen de múltiples factores que pueden provocar cambios en su composición, como, por ejemplo, la aparición de enfermedades nuevas como el Covid. ¿Qué otros agentes modifican las comunidades microbianas de las ciudades?, González menciona algunos como “el cambio climático, la legislación, la actitud cultural, la pandemia, la contaminación, etc.”.

Por supuesto que la composición de este microbioma puede tener efectos en la salud humana, el investigador afirma que “un microbioma bien mantenido protege a la comunidad, sus habitantes, mascotas, plantas”, pero que también existen “hábitos que afectan el microbioma, como la mala ventilación, un mal diseño urbano, la contaminación, malos hábitos de higiene, sobrepoblación, los que están asociados a patologías como las del tipo respiratorio, alergias, enfermedades infecciosas, etc.”.

Microbiomas en los espacios construidos

La importancia del microbioma urbano está siendo destacada hace poco tiempo, así como su monitoreo en las ciudades para apoyar definiciones en políticas públicas y de salud. “En los espacios construidos permite tomar decisiones arquitectónicas y urbanísticas, educar a la población, corregir potenciales fuentes de enfermedades, entre otras acciones”, señala González.

Como parte del proyecto Fondecyt titulado “Nexo Pobreza-Energía-Vivienda: Lineamientos de política pública para abordar la pobreza energética desde la relación con la vivienda en áreas metropolitanas”, liderado por Felipe Encinas, profesor de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos UC, Bernardo González es coinvestigador en el Nexo Microbioma, que estudia la relación entre microorganismos, la vivienda y su entorno desde una perspectiva asociada a la pobreza energética para abordar medidas sanitarias y de diseño habitacional.

La investigación busca avanzar en conocer los factores que determinan el perfil microbiano de un lugar; los agentes que provocan cambios en el microbioma y para ello ya se han realizado mediciones de detección metagenómica total de bacterias, hongos y viruses en viviendas en Renca. Entre los resultados preliminares González menciona que “se conoce mejor las características del microbioma del espacio construido analizado y con ello se puede informar a los residentes sobre el estatus, las condiciones de salud e higiene, las reglas a adoptar para mejorar/mantener un microbioma sano y por ello a sus habitantes bien protegidos. Tener elementos para tomar decisiones sobre remodelaciones y mejoras del espacio construido”.

Como vemos, los microorganismos y los macroorganismos formamos una comunidad dinámica que convive en armonía desde hace millones de años, estos microbiomas se han extendido a las construcciones humanas, ciudades, edificios, plazas, medios de transporte y nuestras casas. Un microbioma sano nos protege y uno deteriorado o afectado por malas condiciones puede exponernos a enfermedades, por lo que es importante conocerlos y aprender cuáles son las prácticas que lo convierten en un aliado de humanos, flora y fauna.

Texto: Comunicaciones CAPES
Créditos fotos: Waag (Foto superior), Bernardo González (imagen central), KC Wong (foto inferior).

Estudio develó los marcos conceptuales tras el proceso de creación de la Constitución del 80

Un grupo de investigadores utilizó herramientas computacionales para estudiar los distintos conceptos y teorías de sociedad producidas durante el proceso de redacción de la actual Carta Magna, en plena dictadura militar.

Los miembros permanentes de la «Comisión de Estudios para la Nueva Constitución», o «Comisión Ortúzar», encargada por la Junta Militar para elaborar el nuevo texto constitucional.

Usando como objeto de estudio el proceso de creación de la actual Constitución Política de Chile, diseñada y redactada durante la dictadura de Augusto Pinochet entre 1973 y 1978, un grupo de investigadores de las universidades Diego Portales y Adolfo Ibáñez, junto con el Centro de Estudios Públicos, CEP, puso a prueba distintas herramientas de análisis computacional para intentar desentrañar los marcos conceptuales que ayudaron a dicho texto a refundar, por la vía autoritaria, las bases institucionales del Estado de Chile, y a sobrevivir incluso al régimen de facto que le dio forma.

Sus resultados, publicados recientemente en la revista Historical Methods, permiten identificar las ideas y conceptos que ayudaron a los redactores del texto a delimitar y definir el ámbito de acción de esta nueva Carta Fundamental, y de paso, el nuevo orden político y social que inauguraba. Muestran, además, la estrecha relación entre la acción política y la elaboración conceptual que subyace a la creación una constitución, así como el potencial de los métodos computacionales para el estudio de la historia constitucional de un Estado y de sus procesos de formación.

“La Constitución chilena de 1980 tiene un estatus especial en la historia de América Latina”, nos cuenta Rodrigo Cordero, académico del departamento de Sociología de la U. Diego Portales y autor principal del estudio, “no solo porque fue creada en condiciones de agitación social y represión política, sino también porque estableció, con éxito, el modelo normativo que soportó el experimento neoliberal de una sociedad centrada en el mercado radicalmente nueva. En este marco, el proceso de cambio conceptual impulsado por los redactores de la Constitución de 1980 tenía como horizonte político y normativo superar lo que, según ellos, eran los vicios del pasado socialista, y así dar nacimiento a una nueva democracia, basada en el valor de la autoridad, la protección de la libertad personal y la autonomía radical de los mercados y la propiedad privada”.

Para conocer cómo operó este cambio también a nivel conceptual durante la discusión y redacción del texto, los investigadores se embarcaron en un análisis exhaustivo de los registros oficiales de la comisión encargada por la Junta Militar para elaborar la propuesta, denominada formalmente Comisión de Estudios para la Nueva Constitución, o “Comisión Ortúzar”, el honor a su presidente, el abogado Enrique Ortúzar Escobar.

La revisión de estas actas, agrupadas en 11 volúmenes, 10,950 páginas y más de 80,005 palabras distintas, significó el primer desafío a enfrentar por parte de Cordero y el resto del equipo, tal como comenta el académico de la U. Adolfo Ibáñez e investigador del CAPES, Gonzalo Ruz: “resumir esa información y lograr extraer patrones interesantes, resulta ser una tarea muy compleja para una persona, e incluso un grupo de personas. En ese sentido” comenta, “el uso de herramientas computacionales destinadas al análisis de textos históricos jugó un rol fundamental para lograr resumir la data textual e identificar estas fronteras conceptuales”.

Dichas “fronteras conceptuales” o “fronteras semánticas” eran aquellas palabras (o asociaciones de palabras) dentro de las cuales se enmarcó, o habría de enmarcarse, la discusión constituyente al interior de la Comisión, conceptos que, en la práctica, terminarían por delimitar los rangos de acción de la nueva Constitución y de todo aquello que sus integrantes daban en calificar por “constitucional”. Mal que mal, y como diría Wittgenstein, “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”.

“En línea con esta mirada” resaltan en el trabajo, “nosotros postulamos que los procesos de creación de una constitución pueden explorarse empíricamente en términos de la construcción de fronteras semánticas que moldean el espacio conceptual de los significados constitucionales”. Esto, prosiguen, basados en el hecho de que “para que una Constitución funcione como un orden vinculante legalmente, no basta con consagrar una serie de normas, reglas e instituciones doctrinales, sino también establecer un espacio conceptual que dibuje los límites que definen las decisiones, instituciones e interpretaciones consideradas “constitucionales”.

“Una de las hipótesis base era que, para comprender adecuadamente la naturaleza refundacional del proyecto constitucional de la dictadura, así como su resiliencia en el tiempo” acota Cordero, “se requería poner atención no sólo a las transformaciones de índole institucional (por ejemplo, la forma del Estado, la estructura de los derechos o los mecanismos de limitación de la democracia, etc.), sino que también a las importantes transformaciones conceptuales que dicha constitución gatilla en el lenguaje social, político y jurídico de la época”.

Y es en esta tarea donde instrumentos propios del análisis computacional y estadístico, como la agrupación de conceptos mediante algoritmos conocida como clustering, o análisis de grupos, sirvieron como una ayuda invaluable. “El clustering nos permitió identificar la agrupación natural de las palabras dentro de un contexto discursivo, logrando descubrir los patrones de asociación semántica y la ubicación espacial de los términos en torno a un “centroide” —es decir, a la palabra más representativa de un clúster o conjunto” explica Ruz. “Al tratarse de un trabajo de investigación multidisciplinario, una vez utilizadas estas técnicas computacionales, sus resultados son luego analizados por investigadores del área de la sociología y la historia, para poder entregarle una interpretación dado el contexto”.

Los nudos que marcaron la redacción del texto

¿Y qué fue lo que descubrieron? “Nuestro análisis nos llevó a identificar tres dinámicas clave que recorren el trabajo de delimitación de la Comisión Constituyente chilena”, señalan los investigadores. La primera de estas dinámicas habría sido las constantes tensiones internas que modelaron el proceso de construcción del texto, entre el rol asesor que proveía la Comisión a la Junta Militar, y la tarea encomendada de diseñar una nueva carta fundamental. Estas tensiones se vieron expresadas en la articulación de distintos “temas de preocupación” entre los miembros de la Comisión, así como cambios en los patrones de asociación de palabras clave como “constitución” a lo largo de proceso.

Una segunda dinámica consistió en la lógica política que subyació a la transformación conceptual llevaba a cabo por la Comisión. Usando términos como “constitución”, “constitucional” y “ley”, los comisionados definieron el horizonte normativo del nuevo orden mediante la revocación de viejas referencias semánticas y la elaboración de nuevos significados, un rasgo, explican, “distintivo de la redacción de textos constitucionales”.

Así, el proceso de redacción de la actual Constitución habría “invertido” el campo semántico del viejo orden instaurando, por ejemplo, la libertad de los órganos sociales autónomos en contraste con el control estatal de tipo marxista; consolidando una democracia autoritaria o protegida a contrapelo de una representativa y constitucional; reafirmando la propiedad individual por sobre la propiedad social, “o cambiando el colectivismo estatal por la libertad individual” explican los autores.

La tercera y última dinámica asociada a la construcción de estas “fronteras constitucionales” consistió en las formas de institucionalización que habrían de blindar el nuevo orden creado de cualquier reforma posterior. “Esto es particularmente visible a través del rol vinculante de términos como “establecer”, “proteger”, “indicar” o “asegurar”, así como mediante el diseño de instituciones fuertes y el refinamiento de ciertas leyes por la vía de decretos y el ensamblaje orgánico de los sistemas político, judicial y de administración estatal” comentan los investigadores.

“Esta dinámica no es sólo consistente con las maneras en que el debate de la Comisión expresó la compulsión de la dictadura pinochetista por institucionalizar un nuevo orden social y explorar las fórmulas para darle forma constitucional” aclaran. “También es consistente con la articulación de un espacio de significados constitucionales que proveyeron la munición intelectual y jurídica para asegurar la larga influencia social y política de esta Constitución. En ese sentido, las transformaciones semánticas de conceptos como “libertad”, “democracia” y “propiedad” jugaron un rol importante”, y lo que es más; “cada concepto se forma alrededor de tensiones particulares que han permeado a la sociedad durante las últimas cuatro décadas”.

Las claves de un nuevo proceso

La Convención Constitucional de 2022, durante su primer día de funciones, el 4 de julio de 2021.

Este 4 de septiembre, sin embargo, la “larga influencia social y política” que ha tenido la Constitución de 1980 vivirá, 42 años después de su promulgación, el primer gran escollo de su historia, cuando 15 millones de chilenas y chilenos habilitados para votar lleguen a las urnas para decidir si aprueban, o rechazan, la nueva propuesta de Constitución redactada por la recién disuelta, y democráticamente electa, Convención Constitucional.

Ante este escenario, resulta casi imposible no comparar los procesos de creación y redacción de ambas cartas fundamentales, especialmente a la luz de los hallazgos detallados en este trabajo. Afortunadamente, estos mismos investigadores están abocados actualmente a la aplicación de estos resultados para el proceso constitucional en curso. “El artículo publicado en Historical Methods entrega algunos de los parámetros fundamentales —tanto en técnicas como en contenidos— con los cuales hemos podido hacer seguimiento y evaluación del proceso constituyente actual”, revela Aldo Mascareño, académico de la U. Adolfo Ibáñez e investigador senior del Centro de Estudios Públicos, CEP.

Así, Mascareño comenta que, “por supuesto, hay conceptos centrales (“derecho”, “derechos”, “constitución”, “ley”, “persona”, “república”, o “presidente”) que están presentes tanto en la Constitución de 1980 como en el proyecto constitucional de 2022, así como en varias constituciones a nivel global. Las diferencias entre ambas se aprecian en dos niveles: primero, en las relaciones entre términos y, segundo, en nuevos términos que surgen en el proyecto 2022”.

“En cuanto a las relaciones conceptuales” profundiza el investigador, “la Constitución de 1980 configura un escenario semántico con centro en la economía y la propiedad, mientras que la de 2022 tiene su foco en la estructura regional del Estado, los derechos sociales y la plurinacionalidad. En cuanto a los términos, el proyecto de 2022 incluye conceptos inéditos en el constitucionalismo chileno, como “plurinacionalidad”, “enfoque de género”, “enfoque interseccional”, “enfoque ecológico”, “autonomía territorial”, y el concepto clave de “región, que si bien ya aparecía en la Constitución de 1980, en esta propuesta adquiere una posición semántica central. El análisis digital permite hacer evidente las continuidades basales entre ambos textos constitucionales, así como también muestra en detalle los giros conceptuales del texto propuesto por la Convención Constitucional”.

Los resultados y actualizaciones de este análisis pueden seguirse a través de la plataforma del grupo C22, en https://c22cepchile.cl

El artículo Drawing constitutional boundaries: A digital historical analysis of the writing process of Pinochet’s 1980 authoritarian constitution es parte de un proyecto Fondecyt que busca estudiar los distintos conceptos y teorías de la sociedad que se producen y circulan en el proceso de redacción de la Constitución de 1980, aunque, como indica Ruz, “este equipo multidisciplinario viene trabajando de manera conjunta desde el 2015, gracias a un proyecto Anillo”.

En palabras de su autor principal, el trabajo da cuenta “de las operaciones de transformación semántica de términos clave realizadas por esta Constitución, la cual se observa a través de la disolución de vínculos semánticos existentes y su recomposición en nuevas estructuras conceptuales, que a su vez dan forma a un espacio emergente de significados constitucionales”.

Texto: Comunicaciones CAPES
Créditos foto: Fundación Jaime Guzmán (Comisión Ortúzar) y Cristina Dorador (Convención Constitucional