Lecturas CAPES para capear el calor

En un reciente artículo publicado en su canal de noticias, la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica entregó una lista de lecturas recomendadas para pasar el verano aprendiendo más sobre ciencia y medio ambiente. Entre los libros sugeridos, se encuentran 3 publicaciones CAPES de divulgación lanzadas en el último tiempo que nos llenan de orgullo.

Las vacaciones se acercan y es tiempo para relajarse y descansar, pero también de gozar de una buena lectura.  En días venideros, te queremos recomendar nuevos libros que reflexionan en torno a la naturaleza, la ecología, el cambio climático e incluso la poesía y filosofía. Algunas de estas recomendaciones son textos escritos por investigadores de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile; otros, consideramos deben ser imprescindibles de llevar en tu bolso o mochila.

Los mamíferos marinos de Chile

“El libro más completo que se ha escrito por investigadores nacionales sobre las poblaciones de las especies de mamíferos marinos registrados en aguas de jurisdicción chilena”, según señalan en el prólogo sus autores Agustín Iriarte, investigador asociado del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES); Carlos Olavarría, director del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA); Jhoann Canto, Jefe del Área de Zoología de Vertebrados del Museo Nacional de Historia Natural; Cayetano Espinosa, investigador del Centro de Investigación para la Sustentabilidad, (CIS); Stefan Gelcich, director del Instituto Milenio SECOS y académico de la Facultad de Ciencias Biológicas; y el diseño e ilustraciones de Rodrigo Verdugo.

Según Agustín Iriarte, “lo que distingue a este libro de otros documentos, es que se visibiliza la evolución y conservación de mamíferos marinos de Latinoamérica”.

“Los mamíferos marinos son entretenidos porque se han convertido en animales símbolos de la conservación. Nos seducen porque tenemos una evidente obsesión con la inteligencia de estos animales. Sin embargo, hay muchos detalles que las personas desconocen. Por eso quisimos trabajar un documento que se abocara en la interdisciplina para hacer más llevadera la lectura. Además, consideramos que, por medio de estos mamíferos tan populares, podemos llegar a extender este símbolo de conservación a otros animales”, agrega Jhoann Canto.

El libro hace un recorrido por el avance de estas especies en los últimos sesenta años. Además, las espectaculares fotografías que aparecen para complementar los textos no siempre son de fotógrafos profesionales, sino que también de personas de diferentes localidades de Chile que quisieron compartir sus obras para que se publicaran.

“¿Para quién es el libro? Es para la familia. Imagínense que solo la portada la estuvimos pensando siete meses. ¿Por qué? Queríamos una fotografía que fuera símbolo de conservación y esperanza. Por eso escogimos esta imagen de un delfín chileno en la Región de Aysén y como se puede observar, sus glándulas mamarias están abultadas porque está amamantando. Eso nos dio esperanza y es lo que queremos transmitir…”, agregó Agustín Iriarte. 

¿Dónde lo encuentro? En Libro Verde aquí

Créditos fotografía: Delfines lisos y delfines de Fitzroy compartiendo un paseo; Por Jonathan González.

De expansiones y retiradas: un viaje poblacional del Homo sapiens

“La población no es el problema. El problema es nuestra forma de vivir”, así el académico UC, Mauricio Lima, analiza nuestro presente en la tierra.

El ecólogo en los últimos diez años se ha enfocado en entender la dinámica de las sociedades, en particular los procesos que gatillan los colapsos demográficos en las sociedades agrícolas del pasado. Específicamente en este libro se aborda el principal problema planetario: la sobrepoblación de nuestra especie y el uso, cada vez más insostenible, de los recursos de la biósfera.

“Este es un libro que va más allá de la ciencia: invita a narrar un nuevo mundo”, declara el también investigador de CAPES.

El académico UC señala que las próximas décadas serán de gran tensión e incertidumbre para las nuevas generaciones que necesitarán acceder (cada vez más) a mayores cantidades de energía para resolver problemas. Cabe preguntarse entonces: ¿cómo se puede brindar una vida decente a millones de personas que hoy están por debajo de los estándares mínimos del siglo XXI?

¿Y dónde encuentro un ejemplar? En Ediciones UC, aquí.

Los territorios de Gabriela

Lucila Godoy Alcayaga (Gabriela Mistral) nació en Chile y se crió entre los cerros del Valle del Elqui, pero vivió fuera del país gran parte de su vida adulta. Sin embargo, siguió añorando este territorio tanto que durante más de veinte años estuvo escribiendo un libro para homenajearlo: Poema de Chile.

Ahí relata el viaje que emprende acompañada por un niño y un huemul. Recorren el país de norte a sur descubriendo las distintas especies que habitan cada ecosistema. Se detienen para conocer los árboles, las plantas y los distintos animales. Los poemas narran el país con toda la precisión que se obtiene de la curiosa y atenta mirada de la poetisa.

En este libro, a través de ocho poemas escogidos por sus autoras (una de ellas la destacada divulgadora científica Luz Valeria Oppliger y ex estudiante de la Facultad), se encuentran explicaciones literarias y ecológicas de la Premio Nobel de Literatura que invitan a las y los más pequeños de la casa acercarse al mundo de la naturaleza y la poesía.

Disponible en las Librerías del GAM

El resto de las lecturas recomendadas está disponible en el sitio web de la Facultad de Ciencias Biológicas UC.

Fuente: Comunicaciones Facultad de Ciencias Biológicas UC

Lanzamiento del libro “De expansiones y retiradas. El viaje poblacional del Homo sapiens”

Cuándo: 20 de diciembre de 2022
Dónde: Edificio del Departamento de Ecología de la Facultad de Ciencias Biológicas UC, Casa Central
Invitan:  Ediciones UC y CAPES

Ediciones UC y CAPES invitan este martes 20 de diciembre, a las 19:00 horas, al lanzamiento del libro “De expansiones y retiradas. El viaje poblacional del Homo sapiens” del investigador CAPES y académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica, Dr. Mauricio Lima.

En esta nueva publicación, el destacado ecólogo describe y explica el viaje poblacional que ha realizado el Homo sapiens durante los últimos 250.000 años. «En este recorrido siempre rigió una ley: crecer, estancarse y decrecer».

Durante los últimos siglos, relata el texto, y gracias a combustibles fósiles como el petróleo, nuestra civilización ha crecido como nunca antes. En 200 años se multiplicó por diez el número de habitantes y por casi veinte el consumo per cápita de energía. Pero el costo que pagamos por ello es demasiado alto: la estabilidad de la Tierra corre grave peligro. ¿Es posible alcanzar un desarrollo sostenible o la única alternativa será limitar el crecimiento? «De expansiones y retiradas» nos invita a un recorrido por la historia poblacional de nuestra especie, intentando encontrar alternativas para este gran desafío que acorrala a la humanidad.

La actividad de lanzamiento del libro es gratuita, y se realizará en la Sala de profesores del edificio 210 (Departamento de Ecología), Facultad de Ciencias Biológicas UC, Casa Central, Alameda 340, Santiago.

Columna de Mauricio Lima: «Un territorio para 8 mil millones»

El pasado martes 15 de noviembre, la población mundial alcanzó los 8 mil millones de personas. Lo emblemática de esta cifra ha reavivado la discusión sobre los impactos que tal cantidad de humanos ejercen sobre los ecosistemas del planeta y sobre el resto de los organismos que conviven con nosotros. Todo, en medio de un proceso de crisis climática que avanza casi tan rápido como nuestra capacidad para consumir los limitados recursos de la Tierra. A continuación, replicamos una columna aparecida en El Mostrador del investigador CAPES y académico de la Universidad Católica, Dr. Mauricio Lima, quien nos alerta sobre el presente, y el futuro, de una humanidad que sigue creciendo a un ritmo insostenible.

Crecimiento, progreso y desarrollo son palabras que se repiten en el discurso público de los últimos 60 años, como si fueran el destino inevitable de nuestra civilización. De la misma manera, el incremento de la población humana, la economía y la capacidad extractiva de los recursos materiales del planeta, son los pilares bajo los cuales se ha construido la sociedad contemporánea, y, al mismo tiempo, son estos “avances” los que ponen en peligro la vida en la Tierra. Desde el pasado 15 de noviembre de 2022, somos 8 mil millones de Homo sapiens viviendo en el mundo, todos reclamando el derecho a una vida digna. Demoramos más de doscientos mil años en alcanzar un tamaño poblacional de mil millones de personas, y en apenas dos siglos, nos hemos multiplicado por ocho. El circuito de retroalimentación positivo entre el numero de habitantes del planeta y el nicho socio-cultural construido —nuestra civilización— ha estado aprovechando la energía solar acumulada por las plantas hace millones de años y enterrada en la corteza terrestre como combustibles fósiles.

Es esa inyección inesperada de energía que recibimos desde criaturas que vivieron hace mucho tiempo, lo que nos ha permitido vivir este “extravagante período de prosperidad”, como le llamara el premio Nobel de Química, Frederick Soddy, hace un siglo. Emborrachados de ingresos, con esa sensación de riqueza que nos desconecta de la terrenalidad y de la fuente real de nuestra existencia, cada vez se hace más difícil encontrar un lugar digno para vivir y morir con otros seres vivos, humanos y no humanos.

Se argumenta, y con razón, que hay que preparar a las futuras generaciones para poder encarar la barbarie que se avecina, y de la que nadie parece darse cuenta. Pero lo terrible, es que nuestros hijos y nietos no se estarán enfrentando a una crisis venidera, a una amenaza que los aceche desde el futuro. Por el contrario, las próximas generaciones deberán lidiar con eventos que están detrás de ellos, en el pasado; a las consecuencias de cambios y revoluciones que ya han ocurrido.

En las últimas 7 décadas, denominadas por algunos académicos como “la Gran Aceleración”,hemos sido testigos de nuestra incesante expansión. Nos hemos comenzado a dar cuenta que la civilización que hemos construido “no entra” en el planeta, y el rendimiento de la energía y los materiales que extraemos son cada vez menores. Vivimos, de un tiempo a esta parte, en una Tierra sobregirada. En paralelo, la naturaleza reacciona, recordándonos lo indefensos que estamos frente a las respuestas de las otras entidades que la componen: el clima, los suelos, los ciclos del carbono, del agua, del nitrógeno, los bosques, la pérdida de especies claves, la acumulación de contaminantes, en resumen, un planeta dañado que reacciona a nuestras acciones.

A pesar de toda la sabiduría acumulada, por primera vez en la historia, una civilización debe hacer frente a las múltiples reacciones que supone albergar 8 mil millones de individuos en un mismo ecosistema terrestre. De alguna manera, el planeta nos está obligando a retornar a este estado “terrenal” olvidado desde la revolución industrial, y a permanecer atentos a sus propias necesidades y capacidades.

Se argumenta, y con razón, que hay que preparar a las futuras generaciones para poder encarar la barbarie que se avecina, y de la que nadie parece darse cuenta. Pero lo terrible, es que nuestros hijos y nietos no se estarán enfrentando a una crisis venidera, a una amenaza que los aceche desde el futuro. Por el contrario, las próximas generaciones deberán lidiar con eventos que están detrás de ellos, en el pasado; a las consecuencias de cambios y revoluciones que ya han ocurrido. Hemos estado evitando enfrentar lo que nos persigue desde hace décadas. Ciegos y un poco aturdidos por el humo que provoca nuestra frenética quema de energías fósiles, no hemos prestado atención a las alarmas que comenzaron a prenderse hacia mediados de los años 60. Sobrepoblación, crisis energética, desestabilización de las democracias, pérdida de la estabilidad laboral, liberalización corporativa, deforestación, sobrepesca y cambio climático son solo los síntomas de un mismo proceso.

Es irónico darse cuenta que los 8 mil millones de personas que habitamos actualmente este planeta, con toda nuestra tecnología, conocimiento acumulado, infraestructura y bienestar económico, no somos sino la consecuencia de millones de años de vida almacenada bajo nuestros pies. Nos hemos estado alimentando de los fantasmas de criaturas de otro tiempo, y esa energía, que nos propulsa desde el pasado, es la que ha permitido que consumamos el futuro.