Mariella Canales: “Mi interacción con el mar comenzó en mi niñez”

Bióloga marina de la Universidad de Concepción y doctora en biología de la Universidad de York, Inglaterra, Mariella Canales ha desarrollado una carrera un poco distinta a lo que normalmente sigue un científico, intercalando actividad laboral con postgrados. Con experiencia en la ciencia pesquera desde la industria, el sector público y la academia, se ha especializado en las pesquerías de peces pelágicos, como anchoveta, sardina y otros, y también ha explorado los peces litorales como el róbalo.

Mariella Canales

Nacida en Tomé, comuna costera al norte de Concepción, Mariella Canales pasó toda su niñez y primera juventud al lado del mar. “Mis recuerdos de infancia son pasar todos los veranos en la playa, mi mamá que era profesora básica normalista disponía del tiempo en las vacaciones de verano. Mi papá trabajaba la mayor parte del verano en las Fábricas Paños de la ciudad (hoy ya no existen), entonces, nuestra diversión era ir prácticamente todos los días del verano a la playa, la cual teníamos al lado. Aquí podíamos jugar y explorar libremente la verdad. Me llamaba mucho la atención todo lo que “crecía y andaba” en las rocas, y a mi mamá le costaba literalmente un gran esfuerzo sacarme del agua. Fue también a través de mi familia que aprendí a consumir productos del mar desde algas hasta peces desde muy chica”, recuerda la investigadora, quién entró a estudiar Biología Marina en la Universidad de Concepción (UdeC).

“Mi vida de alguna manera se vincula al mar desde mi niñez temprana”, afirma Canales, cuya carrera ha sido algo distinta a la que siguen la mayoría de las mujeres y hombres de ciencia “en el sentido que no pasé directamente a la realización de un postgrado cuanto obtuve mi título de Bióloga Marina, eso me permitió acumular experiencia en varios ámbitos y reorientarme. Recién terminada la carrera de Biología Marina comencé trabajando en la Estación de Biología Marina de UdeC en Dichato (¡hermoso!) en un proyecto asociado al desarrollo del cultivo de ostión en la zona. Luego se dio una oportunidad en el Instituto de Investigación Pesquera (INPESCA) en Talcahuano, Instituto privado de investigación aplicada en pesquerías y medio ambiente, cuyo financiamiento proviene principalmente de los industriales pesqueros (ASIPES) de la Octava Región. Allí comencé trabajando en el monitoreo biológico-pesquero de sardinas y anchovetas, y participé en varios otros proyectos de investigación pesquera, fue allí donde comencé a encontrar mi norte profesional”.

“En INPESCA entré a trabajar con el Dr. Luis Cubillos”, recuerda Mariella, “de quien tuve la suerte aprender muchísimo y colaborar con sus estudios de dinámica poblacional y pesquera de anchoveta y sardina común. Del monitoreo nacieron varias publicaciones que describen la dinámica del esfuerzo pesquero en la zona sobre sardina común y anchoveta, y también la dinámica poblacional de estas especies y su acoplamiento con la variabilidad climática de la zona, en particular con los procesos reproductivos y de crecimiento corporal de ambas especies. La generación de ese conocimiento decanta en una propuesta de modelo de evaluación de stock para estos recursos”.

La maestría le permitió a Mariella trabajar en el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP), como investigadora dedicada a la evaluación de stock de sardinas y anchovetas. (Foto: José Antonio Gil Martínez)

En esa época, en la segunda mitad de la década 90, comienza el auge de la captura de cerco de sardinas y anchovetas para producir harina de pescado, y en paralelo ocurre la primera crisis del jurel que llevó a la restructuración del esfuerzo de pesca industrial de cerco en la zona, pasando estas pesquerías de libre acceso, a ser reguladas vía cuota de captura. La necesidad de monitorear estas especies, le permitió a Mariella adquirir experiencia en toma y análisis de muestras de peces, participar de cruceros científicos, manejo y análisis de datos, evaluación de stock, en general “participé en distintos proyectos científico-pesquero financiados por el Fondo de Investigación Pesquera y Acuicultura (FIPA)”, indica la investigadora, “trabajando en INPESCA ingrese al Magister en Ciencias con mención en Pesquerías en la UdeC, la maestría me permitió decantar y/o darle una estructura y profundidad a todo el conocimiento adquirido trabajando en INPESCA había mucho más que aprender que lo aprendido en el pregrado”.

La maestría le permitió entrar a trabajar al Instituto de Fomento Pesquero (IFOP), como investigadora del Departamento de Evaluación de Recursos, trabajar en evaluación de stock de sardinas y anchovetas y colaborar en otros proyectos: “ahí estuve mucho rato ‘en mi salsa’, señala Canales, “los desafíos del trabajo fueron muchos y todos muy entretenidos, aprendí a programar, modelación matemática y estadística, también me permitió interactuar con distintos actores de la institucionalidad pesquera chilena oportunidad que no había tenido en INPESCA, y todo ayuda a crecer y desarrollarse profesionalmente. Particularmente mis primeros años en IFOP fueron de mucho crecimiento profesional, muy motivadores, y me nutrí mucho de los colegas, así como de investigadores de otros países.  Sin duda, el Departamento de Evaluación de Stock del IFOP era el lugar donde aprender “evaluación de stock” en Chile”.

“Todo está conectado de Islandia a Inglaterra”

Un día, llegó una invitación del Gobierno de Islandia a un investigador de IFOP vía Subsecretaría de Pesca (SUBPESCA) y fue designada para asistir, Canales relata: “realicé una pasantía de 6 meses en el frío país del norte (a los 64º Norte) enfocada en evaluación de stock y financiada por Islandia. Islandia es un país pesquero por excelencia, uno de sus principales comodities”.

Esta pasantía en el Marine & Freshwater Research Institute (MFRI) de Islandia le permitió entrar en contacto con la Dr Julia Blanchard, “ella trabajaba para el Centro de Acuicultura, Medioambiente y Pesquería del Reino Unido (CEFAS), y estaba haciendo su doctorado en la Universidad de York con el Profesor Richard Law”. Tiempo después Canales se fue a hacer su Doctorado en Biología en esa universidad británica con Richard y Julia como tutores, “mi tesis de doctorado comprendió la modelación comunitaria de ecosistemas marinos mediante la aproximación por espectro de tamaños”, indica Mariella, “el tamaño corporal e incorporar este rasgo particularmente en el caso del modelamiento de sardinas y anchoveta, era algo que me daba vuelta en la cabeza desde lo aprendido en INPESCA y el trabajo en IFOP. A lo anterior se le sumaba también el efecto del clima, y rol que juegan estas especies en los ecosistemas de surgencia, estos últimos aspectos los había tocado de alguna forma en la Maestría. De mi tesis de doctorado surgieron algunos aportes, por ejemplo, un trabajo más bien teórico donde a través de la implementación de un modelo por espectro de tamaño, explore los efectos de los cambios de la composición del plancton, la predación intraespecífica, y canibalismo sobre estas especies, bajo distintos escenarios climáticos mediados por el plancton. Lo que encontramos fue que estos factores al interaccionar generan cambios en el tamaño corporal de la anchoveta y sardina lo cual conlleva a un efecto en la abundancia debido a cambio en las tasas de predación. Sin embargo, el cambio en esta estructura del plancton es gatillada por la variabilidad climática, en este caso, condición “El Niño”.

Barcos pesqueros en las costas de Husavik, Islandia: “realicé una pasantía de 6 meses en el frío país del norte (a los 64º Norte) enfocada en evaluación de stock y financiada por Islandia. Islandia es un país pesquero por excelencia, uno de sus principales comodities», cuenta Mariella (Foto: TJH1976)

A su regreso a Chile retomó su puesto en el IFOP y posteriormente se unió al equipo de la línea 4 de CAPES “Dinámica de la población, cambio global y sustentabilidad socioecológica”, encabezada por Mauricio Lima, donde ha participado de distintos proyectos asociados a pesquerías chilenas, y donde también realizó su Postdoctorado patrocinada por el Profesor Lima.

“En el Postdoctorado usamos un enfoque ‘holístico ‘para estudiar la dinámica de las poblaciones de peces pelágicos pequeños en Chile”, explica Canales, “analizamos la tasa de cambio de crecimiento poblacional de anchoveta y sardina común de Chile. Este permite analizar factores, denso-dependiente e independientes (clima, pesca) a la vez. Lo que encontramos fue que estos efectos varían a través de las poblaciones, por ejemplo, en el caso de la sardina común, la temperatura superficial del mar y sus efectos de retardo explicó el explosivo crecimiento en biomasa que este recurso mostró después del 2006, y en la mayoría estas poblaciones encontramos que el factor denso-dependiente era significativo. En un segundo trabajo del postdoctorado abordé este último tema de la denso-dependencia en forma teórica, simulando una población tipo anchoveta. La pregunta aquí es porque es difícil observar relaciones stock-recluta (clásicas) en peces pelágicos pequeños. Lo que encontramos fue que los procesos denso-dependientes pueden permanecer completamente operativos y medibles en estas especies, sin embargo, es más factible identificarlos a nivel de las tasas vitales de nacimiento, crecimiento y muerte que utilizando las clásicas relaciones stock-recluta”.

Peces pelágicos y peces litorales

Los peces pelágicos viven en la columna de agua, desde la zona costera hasta ambientes oceánicos. Entre las especies pelágicas de pequeño tamaño, están la anchoveta y las sardinas, las más conocidas por su importancia económica y su gran biomasa en los ecosistemas de surgencia.

“Estando en el INPESCA me tocó participar de varios cruceros en el contexto de la aplicación del método de producción de huevos para estimar biomasa desovante del jurel, anchoveta y sardina”, cuenta la bióloga marina, “en jurel se navegaba haciendo estaciones de muestreo y lances de pesca hasta las 1000 millas náuticas de la costa en barcos industriales cerqueros. El objetivo era muestrear hembras y huevos de jurel en el plancton (el jurel desova en océano abierto), enorme el esfuerzo realizado por la flota industrial cerquera”.

Actualmente, Mariella Canales dirige el proyecto FIPA “Caracterización y propuesta de manejo sustentable de las actuales y potenciales pesquerías costeras de peces litorales en las regiones de La Araucanía y Los Ríos”, que busca determinar la diversidad, abundancia y distribución de tallas de los peces litorales en ambas zonas.

Los peces pelágicos como las anchovetas y las sardinas, predan sobre el plancton, y cumplen un rol fundamental particularmente en los ecosistemas de surgencias donde dominan en biomasa. Los peces litorales tienen una dinámica completamente distinta, se encuentran en fondos arenosos y rocosos cerca de la costa, reducido desplazamiento comparado a un jurel, por ejemplo, y se alimentan de algas, de otros peces, de moluscos y de crustáceos. “Presentan estrategias reproductivas más variadas, uno puede encontrar especies hermafroditas, como en el caso del róbalo, que es una de las especies principales que hemos estudiado en el FIPA 2021-16”, indica la investigadora.

Actualmente, Mariella Canales dirige el proyecto FIPA “Caracterización y propuesta de manejo sustentable de las actuales y potenciales pesquerías costeras de peces litorales en las regiones de La Araucanía y Los Ríos”, que busca determinar la diversidad, abundancia y distribución de tallas de los peces litorales en ambas zonas, identificando los parámetros de historia de vida de las especies que son más extraídas y proponer orientaciones para su manejo sustentable. Canales añade que “la captura de estas especies en la zona de estudio está asociada al consumo humano (para el hogar), se venden en restaurantes y también se capturan en forma recreativa”.

¿Cuántos peces hay en el mar?

Las poblaciones de peces se evalúan desde el punto de vista de su manejo para estimar su abundancia y biomasa y poder saber cuánto pescar o remover para que sean sustentables en el tiempo. Desde la perspectiva del ecosistema marino, todas las especies están relacionadas de manera trófica (y otras interacciones también), son presas y predadores a la vez. “En el caso de sardinas y anchovetas, estas cumplen un rol ecológico fundamental porque primero son, en términos de biomasa, dominantes en los ecosistemas de surgencia como el chileno, y al predar sobre el plancton transfieren y dispersan esa energía rápidamente a otros niveles tróficos”, explica Mariella, “ya que sobre ellas se alimentan distintas especies de peces, mamíferos marinos (lobos marinos), y también el hombre (pesca)”.

Entonces, si la pesca remueve demasiado, “desde una perspectiva mono-específica se arriesga la sustentabilidad de la población, pero desde una perspectiva multi-específica además se perturban las relaciones tróficas, tanto para aquellas especies que se alimentan de anchovetas y sardinas, como en el plancton que son su alimento”, indica la investigadora. Algunos trabajos basados en modelamiento ecosistémico, muestran que remover anchovetas “genera una disminución en la biomasa de predadores tróficos altos, como mamíferos marinos y las aves marinas. Hay debate al respecto, porque en su mayoría estos estudios están basados en modelaciones, pienso que hay que analizar cada ecosistema por separado, porque la pesca afecta en forma distinta a cada comunidad y la variación climática tiene un efecto importante”, señala Canales.

En el caso de la pesquería de peces litorales, que como vimos está relacionada al consumo humano de las comunidades costeras locales, la comunicación entre pescadores y los investigadores en terreno fue muy importante por varias razones, señala la bióloga marina “particularmente cuando se sabe muy poco, ellos tienen la memoria de la actividad de pesca en sus caletas y las especies que extraen. Lo otro es que los pescadores conocen mucho del comportamiento de los peces, ese conocimiento es valioso para determinar la vulnerabilidad de las especies, y creo que debe recogerse cuando no tienes información, y aún si la tienes”.

Además, es relevante porque cualquier medida de manejo afecta directamente a las comunidades pesqueras locales, en la economía del hogar, en la generación de entradas. “También es importante acercar la ciencia a quienes hacen uso directo de estos recursos marinos, eso es algo que surgió en las reuniones con los pescadores en este proyecto, ellos están interesados en saber de la biología, y ecología de estas especies,” afirma Mariella Canales, “ellos quieren conocer más detalles de las especies que extraen, entonces, la transmisión del conocimiento generado es importante, porque de esa manera ellos también saben la razón de porqué se establecen las medidas de manejo”.

Texto: Comunicaciones CAPES

Presentan «GeoLibro» que entrega bases para una gestión integrada de áreas litorales

El libro, realizado por académicos de la Universidad Católica, CAPES, el Observatorio de la Costa, Instituto Milenio SECOS y CIGIDEN, se dio a conocer en el seminario internacional «Ley de Costas para una nueva gobernanza costera en Chile”, evento que celebró el ingreso al Senado de la Ley de Costas.

Aunque hasta hace una década la erosión no era considerada un problema en Chile, el cambio climático, las marejadas y los desastres de origen natural se han sumado a la intervención humana en los paisajes costeros, confluyendo para generar un escenario preocupante. 

En ese contexto, durante el seminario internacional «Ley de Costas para una nueva gobernanza costera en Chile”, realizado en el Ex-Congreso Nacional, se dio a conocer el GeoLibro “Hacia una Ley de Costas en Chile: bases para una Gestión integrada de Áreas Litorales”. El texto fue elaborado por diversos científicos y científicas del Observatorio de la Costa, el Programa Austral Patagonia de la Universidad Austral de Chile; el Centro de Investigación para la Gestión integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) y el Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS). Entre ellos, el también investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), Sergio Navarrete.

“En Chile tenemos suficiente evidencia científica para poder generar una visión integrada de cómo funciona nuestra costa, pero necesitamos integrarla a las políticas públicas. Este libro documenta cómo la costa de nuestro país ha cambiado en los últimos 50 años y esperamos que sea un apoyo para sentar las bases de la propuesta de Ley de Costas”, señala Carolina Martínez, directora del Observatorio de la Costa, académica de Geografía UC e investigadora SECOS y CIGIDEN, quien ha liderado la visión científica de la Ley de Costas.

El documento compila a través de 28 capítulos escritos por diversas personas de las ciencias y especialistas, las bases físicas, normativas e institucionales de la costa chilena y describe cómo ha cambiado durante las tres últimas décadas. Estas bases se centran en la gestión integrada, conocimiento físico, socioeconómico, ambiental y cultural, el entendimiento de las amenazas, riesgos y desastres, la influencia del cambio climático, la normativa, institucionalidad y gobernanza, protección de ecosistemas, ordenamiento territorial y los conflictos y desafíos para la gobernanza. 

“Este GEOLibro, es un esfuerzo académico motivado por aportar desde la interdisciplina y transdisciplina, a una problemática compleja que, si bien nos muestra un desolador diagnóstico, nos presenta también oportunidades de cambio para generar actuaciones de recuperación, restauración o reconstrucción del espacio costero, utilizando diferentes instrumentos o recursos de gestión. Para ello, será necesario una colaboración más amplia de todos los sectores de la sociedad y una voluntad política de cambio, aspectos que serán claves para este viaje hacia la sostenibilidad. Creemos decididamente que esto es posible, trabajando en el diálogo y la cooperación”, señalan los editores del documento: Carolina Martínez (Geografía UC, SECOS, CIGIDEN), Rodrigo Cienfuegos (CIGIDEN e Ingeniería UC), Juan Manuel Barragán (Universidad de Cádiz), Rodrigo Hidalgo (Geografía UC), Federico Arenas (Geografía UC) y Luis Fuentes (Geografía UC), y Navarrete (ECIM UC, SECOS y CAPES)

El texto, que incluye un análisis de 66 playas entre Arica y Chiloé, tiene como objetivo la transformación sostenible fundamentada en ciencia, participación, diálogo y colaboración entre sus distintos actores y ámbitos.

“Muchos han sostenido que las ciudades viven de espalda al mar. Hoy, la falta de ordenamiento territorial en la costa es una visión de arrastre, que ya nos está pasando la cuenta”, dijo el senador Alfonso de Urresti durante el lanzamiento en el Ex-Congreso Nacional, quien además es uno de los autores del proyecto de Ley de Costas. 

En ese sentido, este libro blanco de la Ley de Costas para Chile, espera promover espacios de diálogo, reflexión y acción, frente a problemáticas urgentes de resolver sobre sostenibilidad de los espacios marino-costeros, la justicia ambiental, la equidad y vulnerabilidad social, la adaptación al cambio climático y el desarrollo humano en general.

Revisa al GeoLibro “Hacia una Ley de Costas en Chile: bases para una Gestión integrada de Áreas Litorales” aquí.

Texto: Comunicaciones SECOS

Con éxito se realiza primer taller internacional sobre el calamar argentino

Entre el 29 de noviembre y el 1 de diciembre de 2022, con el mar de la Estación de Investigaciones Marino Costeras (ECIM), de la Universidad Católica en Las Cruces, de fondo, se realizó el “Primer Taller Internacional sobre Dinámica Poblacional del Calamar Argentino (Illex argentinus)”, organizado por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad CAPES

El calamar argentino (Illex argentinus) se distribuye en las aguas al sur del océano Atlántico y es una de las especies de cefalópodos más capturadas en el mundo. A pesar de la importancia económica de esta especie para la seguridad alimentaria de países como Argentina, China, Corea del Sur, Uruguay o España, no existe un manejo pesquero a nivel regional. Tampoco se cuenta con una evaluación de stock que cubra la distribución completa de este calamar en el Atlántico Sur.

Es por esto que CAPES ha sido el anfitrión del primer taller internacional sobre el calamar argentino, que tuvo como objetivo principal indagar sobre la información disponible que permita lograr un manejo sustentable de esta pesquería en la zona. Durante el encuentro se revisó la biología básica, la dinámica poblacional y los métodos de evaluación de la abundancia para el calamar argentino.

La actividad tuvo como investigadores principales al Dr. Rubén Roa-Ureta, consultor independiente con 30 años de experiencia en ecología marina y pesquerías y autor de más de 60 artículos en revistas especializadas; y al Dr. Rodrigo Wiff, investigador de la línea 4 de CAPES y en el Instituto Milenio de Socioecología Costera, SECOS. El taller contó con la participación de destacados científicos de América del Sur, Europa y las Islas Malvinas-Falkland.

Conversamos con Rodrigo Wiff acerca de las temáticas discutidas en el workshop, además de los desafíos y perspectivas de investigación en esta área. El científico pesquero comienza contextualizando la importancia del calamar argentino señalando que “es una de las especies de cefalópodos con mayores volúmenes de capturas en el mundo. El principal uso es a través de consumo humano directo, siendo Europa y Asia los mayores mercados de venta bajo la forma de anillos (rabas) de calamar”.

Illex argentinus se captura en la zona económica exclusiva de los países ribereños del Atlántico sur y en aguas internacionales. Algunas cifras para ilustrar su importancia económica: entre 2010 y 2019 se desembarcaron 410.000 toneladas por año, lo que representa aproximadamente el 10% de los desembarques mundiales de cefalópodos. Ocho países fueron responsables de casi la totalidad de estos volúmenes: China (34,9%), Argentina (27,1%), Taipei Chino (22,9%), Corea del Sur (9,1%), España (3,5%), Islas Malvinas-Falkland (1,2%), Vanuatu (0,8%) y Uruguay (0,3%).

“Como cualquier recurso que es explotado por diferentes países, tanto en aguas de jurisdicciones como en mar abierto, las principales dificultades se presentan por tener acuerdos de manejo entre diferentes usuarios de la pesquería”, explica Wiff. Con respecto a la evaluación formal de la población de calamares, que permita garantizar una futura gestión sostenible, el investigador destaca que “la evaluación de stock en calamares en general es compleja, debido a que tienen ciclos de vida particulares, son regularmente migradores de vida corta y donde la edad de los individuos es difícil de asignar”. El taller buscó comenzar a recopilar información relevante acerca de estos y otros temas.

Evidencia científica para el manejo sustentable de recursos 

Con una población que hace unas semanas sobrepasó los 8 mil millones de habitantes, el desafío de alimentar a tantos seres humanos se cruza con una disponibilidad de recursos finita, en la tierra y en el mar, con el riesgo de sobreexplotación e incluso colapso de algunas especies . Por ejemplo, en Chile, según el informe de estados de pesquerías año 2021, de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca), de las 28 especies sobre las cuales existe Punto Biológico de Referencia (PBR), 10 se hallan sobreexplotadas y 6 agotadas o colapsadas. Entre las primeras se encuentran la sardina común, el bacalao de profundidad, el congrio dorado del norte y del sur, la merluza común y la merluza austral, mientras que la merluza de tres aletas y la merluza de cola de la zona sur austral están agotadas.

La seguridad alimentaria mundial es la principal razón para desarrollar una metodología de manejo sustentable de recursos naturales, terrestres y marinos, basado en investigación científica, Para el caso de los recursos provenientes del mar, Rodrigo Wiff indica que “el manejo de recursos se basa en la premisa de que conocemos, con algún grado de certeza, la cantidad de animales que están en el agua y cuánta es la producción que estos animales generan en el largo plazo. Para responder esas preguntas se debe tener evidencia científica que asesore las decisiones posteriores de manejo”.

Es así como en este taller, según comentó Rodrigo Wiff, se discutieron “datos disponibles a nivel regional, posibles métodos de evaluación de stock” del calamar argentino, pero también “se esbozaron los primeros pasos para caminar hacia una organización que haga manejo pesquero regional sobre este recurso”.

Entre los principales resultados del workshop, el investigador menciona que “existe mucho interés regional en caminar hacia un manejo sustentable de este recurso. Se acordó generar un grupo establecido de científicos que haga recomendaciones de investigación y manejo en esta pesquería. Las perspectivas de trabajo son múltiples, tanto desde el punto de vista de biología básica, indicadores pesqueros, evaluación de stocks y manejo de especies transnacionales”. 

Texto: Comunicaciones CAPES

Sistemas de manejo colectivo de recursos marinos favorecen la sostenibilidad y la cooperación, estudio sugiere

Investigación basada en teoría de juegos en el que participaron más de cien pescadores artesanales de la zona central del país, reveló que sistemas de manejo colectivo y participativo con derecho exclusivo sobre recursos marinos, como el loco, favorecen la cooperación y la regulación entre pares y, de paso, su gestión sostenible.

Los pescadores artesanales tienden a una mayor cooperación y autorregulación entre ellos en sistemas de manejo colectivo de recursos. Así lo plantea un estudio que llevaron a cabo investigadores del Centro de Investigación en Complejidad Social (CICS) de la Universidad del DesarrolloUniversidad de California Santa Bárbara e Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS). El estudio, basado en teoría de juegos, midió el nivel de cumplimiento de 120 pescadores artesanales de la zona central de Chile, respecto a las cuotas de extracción de recursos y la disposición a sancionar a quienes infringían estas cuotas. Los resultados, reafirmaron la capacidad de los sistemas de co-manejo de uso exclusivo de recursos, de generar condiciones para su sostenibilidad.

Los investigadores realizaron el estudio con juegos, simulando condiciones reales, para evaluar cómo la experiencia previa de los pescadores con distintos regímenes de manejo y acceso (pesquerías de acceso exclusivo y pseudo libre acceso), se relaciona con sus comportamientos de cumplimiento y de sanción de pares en un escenario simulado. Además, se compararon los resultados de asociaciones de pescadores que han mostrado desempeño de manejo relativamente alto y bajo con las políticas de acceso exclusivo. De esta forma, a través de la co-producción de conocimiento, pescadores e investigadores pudieron explorar qué tipo de política pública está asociada a más cooperación para favorecer la sustentabilidad de una pesquería.

Un primer grupo de pescadores jugó en torno a la extracción del loco, que desde mediados de la década de los 90 es extraído bajo el sistema de gestión de Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERB), el cual otorga derechos de uso exclusivos a organizaciones de pescadores artesanales en sectores geográficos delimitados. Este sistema de co-manejo, hoy cuenta con más de 500 áreas operativas y cerca de 770 en total a lo largo del país y, según evidencia reciente, lograrían fomentar la sostenibilidad de los recursos, a través de la consolidación de las organizaciones de pescadores y su capacidad de gestión cooperativa.

El segundo grupo que participó en la investigación fueron pescadores artesanales que simularon extracción de merluza, especie que hoy es explotada en un sistema de pseudo libre acceso, lo que se debe, entre otros factores, a que es una especie móvil y donde su manejo aún no ha asegurado su sostenibilidad. Hoy, de acuerdo con datos de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, la pesquería de merluza común se encuentra sobreexplotada.

Cooperación para la sostenibilidad

Los resultados del estudio, publicados en la revista Conservation Biology, respaldan investigaciones previas sobre la gobernanza de recursos marinos, mediante la evaluación experimental del papel que tienen las políticas de acceso participativas en la gestión del usuario y sugieren mecanismos para la internalización de dicha gestión.

“Encontramos evidencia de que los regímenes de acceso exclusivo-colectivo pueden apoyar la cooperación entre usuarios para el uso sostenible de recursos comunes. Los comportamientos que observamos en el juego sugieren que algunos grupos de usuarios son capaces de desarrollar normas sociales que favorecen conductas como el cumplimiento con las cuotas de extracción, o la sanción de miembros que exceden la cuota. Estas normas aplican solo al contexto de régimen de acceso exclusivo-colectivo y no se manifiestan en el contexto de libre acceso», explica María Ignacia Rivera, autora principal del artículo, investigadora del Centro de Investigación en Complejidad Social (CICS) de la Universidad del Desarrollo y doctora del Bren School of Environmental Science & Management de la Universidad de California Santa Bárbara.

Según Rivera, “las políticas que asignan acceso exclusivo a grupos de usuarios para apoyar la acción colectiva, son cada vez más promovidas para el manejo de recursos de uso comunitario bajo la premisa de que fomentan la gestión ambiental responsable. Sin embargo, la evidencia experimental vinculada a políticas existentes que respalden esta premisa, es insuficiente. En este estudio contribuimos con evidencia que lo respalda”.

“En la investigación demostramos que este tipo de política pública, asociada a mayor participación por parte de los usuarios en la gestión de recursos, pudiese tener influencias importantes en gatillar la cooperación. A mi juicio, las políticas pesqueras debiesen apoyar de una forma más fuerte y concreta a las pesquerías de pequeña escala y artesanales. Las nuevas políticas pesqueras tienen que considerar la heterogeneidad y la diversidad que existe dentro de estas pesquerías, para lo que es fundamental que tengan una aproximación participativa importante y que vayan desarrollando espacios para la toma de decisiones más deliberativa.”, analiza Stefan Gelcich, director del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS), académico de la Facultad de Ciencias Biológicas UC y coautor del artículo.

Para Gelgich, también investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), “esto último es clave para la gestión de recursos naturales, en especial en el océano, ya que la fiscalización es muy difícil, por lo que necesitamos generar los instrumentos de políticas públicas para que haya un proceso de autofiscalización y autorregulación en la extracción de los recursos. Los resultados evidencian que marcos institucionales más participativos, que otorgan derechos de uso exclusivo, permiten más cooperación en pescadores artesanales. Tenemos que avanzar en estos sistemas de co-manejo con participación efectiva”.

Del laboratorio a terreno

De acuerdo a Carlos Rodríguez, director del Centro Investigación en Complejidad Social (CICS) de la Universidad del Desarrollo y también coautor del paper, “históricamente experimentos basados en teoría de juegos que consideran incentivos económicos condicionales al desenlace de los juegos, han sido implementados con muestras en su mayoría compuestas por alumnos universitarios (ya que tienen un acceso más expedito por parte de los investigadores)”, explica.

“Si bien estos experimentos han permitido profundizar nuestro conocimiento sobre la naturaleza humana, por ejemplo, de los mecanismos que subyacen a la cooperación, la teoría de juegos enfrenta a los sujetos a situaciones estratégicas o dilemas sociales abstractos, desprovistos de contexto”, explica.

Para superar esta carencia, en la última década han emergido una serie de investigaciones en las que se lleva el laboratorio al campo (bringing the lab to the field) para el estudio de poblaciones naturales. “Cada vez hay más evidencia acumulada de que existen formas de conectar lo que ocurre en la realidad con lo que se hace en el juego. El laboratorio ya no es un espacio abstracto, sino que entrega información sobre comunidades que enfrentan problemáticas específicas”, agrega Rodríguez.

De esta forma, se ha demostrado que, por ejemplo, grupos de pescadores artesanales que se comportan de forma más cooperativa en la vida real, también se comportan en forma más cooperativa en el juego, o los Wikipedians que contribuyen más a la Wikipedia en la vida real, se comportan de forma más cooperativa en el experimento.

La novedad de esta investigación, profundiza Ignacia Rivera, “es que se aplica en un contexto social específico en donde las acciones que cada persona toma, inciden en el recurso en sí y en otros y, además, condicionan el monto final que se obtiene como premio del experimento. Es decir, lo que ocurre en el juego tiene correlato con lo que ocurre en la vida real, ya que en ambas se enfrentan a consecuencias concretas que les afectan directamente, lo que hace que los resultados sean más creíbles”.

“La existencia de validez externa en esta investigación no sólo nos permite medir las capacidades preexistentes de los grupos sociales, que podrían incidir en el éxito de una política pública orientada a dicho grupo, sino que además nos permite testear distintos regímenes institucionales (formas de manejo)”, añade Rodríguez.

Finalmente, Stefan Gelcich concluye que “usando herramientas desde múltiples disciplinas -en este caso de la economía experimental- podemos entender y apoyar la elección de buenos marcos institucionales para la gestión de recursos. En ese sentido, generar políticas que entregan mayores derechos de administración a las comunidades locales, apoyadas por organizaciones del Estado, para, por ejemplo, la vigilancia, las capacidades de gestión y el apoyo en términos logísticos de mercado. Eso va a hacer que avancemos hacia sistemas pesqueros más sostenibles, pero también más equitativos”.

Texto e imagen: Comunicaciones SECOS