Entre los días 27 y 30 de noviembre, el Campus Villarrica de la Universidad Católica de Chile fue el lugar donde más de 200 profesionales, investigadores, estudiantes, campesinos, huerteros y entusiastas de la agricultura educativa, comunitaria y ecológica compartieron experiencias y sembraron diversas alianzas personales e institucionales con miras a proteger y promover la agroecología y la soberanía alimentaria en Latinoamérica, al tiempo de difundir el valor del huerto como espacio de aprendizaje común y de protección de nuestros ecosistemas.
La ocasión: el IX Encuentro de la Red Internacional de Huertos Educativos (RIHE), cuya versión 2019 fue co-organizada por el Centro UC de Desarrollo Local (CEDEL), Regeneration International, la Red Escuela Huerto de la Universidad de Chile, el Centro de Estudios Interculturales Indígenas, y la Pontificia Universidad Católica de Chile, con la colaboración de CAPES y otras treinta organizaciones públicas y privadas.
La primera jornada de actividades estuvo marcada por la presentación de la RIHE y el estado de avance de la iniciativa desde su último Encuentro, celebrado en Montevideo, Uruguay, en 2017. Antes, los asistentes al evento participaron de una rogativa tradicional del pueblo mapuche, comunidad en gran medida anfitriona del evento por celebrarse éste en el corazón del Wallmapu, territorio ancestral de dicha cultura.
El resto de la jornada se repartió en numerosos talleres y mesas temáticas dedicadas a distintos aspectos de la agroecología comunitaria y escolar, donde los asistentes pudieron aprender de temas tan diversos como el levantamiento y gestión de huertos urbanos, proyectos de educación ambiental alrededor de la huerta, formas de autogestión alimentaria, insectos benéficos para el control de plagas, lombricultura, apicultura, huertos sustentables, extracción y conservación de semillas, y mucho más.
Por la tarde, el auditorio principal del Complejo Interdisciplinario para el Desarrollo Sustentable, CIDS (en cuyas dependencias transcurrió buena parte del Encuentro), sirvió de espacio para una feria de sociobiodiversidad donde pequeños comerciantes de la zona mostraron el producto de su trabajo, mientras que en la sala contigua se presentaba una serie de posters con proyectos de investigación relacionados a la agroecología y la diversidad biocultural.
Durante el segundo día, los asistentes compartieron con distintas comunidades mapuche (denominadas lof en mapudungun), donde aprendieron aspectos esenciales de su cosmovisión, específicamente, la forma en que el mapuche habita el territorio que lo recibe al nacer; viviendo (y conviviendo) en continuo equilibrio con los elementos que le rodean, a sabiendas que su paso por el mundo “tiene siempre una repercusión espacial y espiritual” en palabras de Simón Loncopan, uno de los guías de la jornada. “Somos pueblos territoriales” explicó, “y de donde nacemos, depende nuestra identidad, y de esa identidad, nace nuestra resistencia por conservar y cuidar nuestra tierra”.
Junto con caminar por senderos de araucarias y raulíes, los participantes del Encuentro también visitaron las huertas de distintos lugareños de la zona (conociendo así sus técnicas y métodos específicos de siembra y cosecha), y realizaron diversas actividades tradicionales del pueblo mapuche, como la tinción de telas, la elaboración del catuto o multrun (masa hecha de granos de trigo cosido o mote), o la interpretación de instrumentos musicales.
La jornada final consistió en dos momentos de gran significación para quienes pudieron participar en ellos. Por la mañana, se produjo el ya típico intercambio de semillas entre huerteros y huerteras de la Red y provenientes de todos los rincones del mundo, el cual tiene por misión no sólo compartir el resultado de su trabajo y el alimento de su tierra, sino también saberes, prácticas y experiencias, en aras a la diversificación y expansión tanto de la cultura comunitaria que rodea a la huerta, como de la rica variedad biológica de nuestros recursos naturales.
Luego, los asistentes se dividieron en grupos para conversar y acordar avances en las distintas áreas de acción que confirman la RIHE, desde formación hasta ciencia colaborativa, pasando por semillas, difusión y articulación central. Todo, para proyectar el trabajo conjunto de la Red hacia el próximo Encuentro bianual. Luego de aquella instancia de reflexión, un grupo de asistentes nacionales se reunión para contemplar la creación de una Red Nacional de Huertos Educativos, con sedes en el norte, centro y sur del país.
En palabras de Tomás Ibarra, investigador CAPES y uno de los organizadores del evento, los diálogos surgidos durante el encuentro “permitieron integrar visiones de distintas disciplinas y oficios asociados a las huertas familiares y comunitarias, inspirar el desarrollo de preguntas, cultivar el conocimiento, prácticas y creencias en torno al florecimiento de huertas en los distintos territorios urbano-rurales del país, y articular los intereses, aspiraciones e inspiraciones de aquellos interesados en la soberanía alimentaria de base local y de pensamiento global”.
“El Encuentro fue un espacio para reconocer, visibilizar y potenciar los movimientos de resistencia proactivos y optimistas asociados al cultivo de huertas educativas, incluyendo las huertas familiares y comunitarias” nos cuenta Ibarra, “y hacer esto en momentos de crisis socio ambiental es crítico, en tanto , pese a existir, éstos son muchas veces ignorados, minimizados e invisibilizados, aún cuando ofrecen alternativas, inspiración y contenido para la resiliencia socioambiental y la soberanía alimentaria”.
La Red
La Red Internacional de Huertos Educativos es una agrupación creada en 2009 por investigadores del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), en Chiapas, México. Está compuesta de personas, organizaciones e iniciativas “comprometidas con los huertos educativos como espacios de aprendizaje vivencial mediante la producción agroecológica de alimentos y la conservación de la agro biodiversidad”.
Actualmente, la Red posee integrantes de México, Argentina, Uruguay, Perú, Colombia, Venezuela, España con proyectos e iniciativas de educación ambiental a través de huertos escolares, universitarios y vecinales repartidos por toda Latinoamérica.