El trabajo, publicado en la revista Restoration Ecology, buscó incorporar una dimensión socioecológica a la planificación de objetivos de restauración en tierras con fines agrícolas o silvícolas, considerando para ello la información provista por las familias campesinas que viven alrededor de los ríos y esteros de la cuenca del río Toltén.
En un estudio que incluyó la participación de los mismos habitantes y productores de la zona, investigadores de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales de la Universidad Católica identificaron más de 60 especies de árboles nativos clave para la restauración de los hábitats ribereños que componen la cuenca del río Toltén, en la región de la Araucanía, un área altamente degradada por la actividad agrícola.
De ellas, cinco especies prioritarias destacaron por la alta frecuencia de menciones, y el variado conocimiento qué los participantes del estudio tenían sobre sus usos y manejos. Estas especies fueron: el roble pellín (Nothofagus obliqua); el coigüe (Nothofagus dombeyi); el arrayán (Luma apiculata); el canelo (Drimys winteri), y el laurel chileno (Laurelia sempervirens).
El trabajo, publicado recientemente en la revista Restoration Ecology, buscó incorporar una dimensión socioecológica a la planificación de objetivos de restauración en tierras destinadas a la ganadería o al cultivo de cereales y frutales, considerando para ello la información provista por las mismas familias campesinas que viven y se asientan en las riberas de los ríos y esteros que componen la cuenca. Entre sus autores, se encuentran los investigadores del CAPES Isabel Rojas y Tomás Ibarra, además de Tania Lucero, de los centros CIIR y CEDEL UC.
“El conocimiento de los aspectos socioculturales de los paisajes permite avanzar hacia iniciativas de restauración ecológica más efectivas”, explicó Isabel Rojas en conversación con CAPES, “lo más importante es diseñar planes de restauración que incorporen los usos que las personas hacen de la biodiversidad para sustentar sus vidas, de manera que se reduzcan conflictos de restauración con la economía de las familias” agregó.
Entre los usos más frecuentemente mencionados por los 45 propietarios entrevistados (27 hombres y 18 mujeres), destacaron los de extracción de leña y madera para la construcción, donde el roble y el coigüe predominaron.
A partir de estos resultados, los investigadores encontraron una gran variabilidad en las condiciones socioculturales y ecológicas de los hábitats ribereños a lo largo del territorio. Por ejemplo, algunas riberas mostraron alto valor social, pero bajo valor ecológico.[IR1] .Así y todo, la mayoría de los hábitats estudiados mostraron una baja presencia de especies prioritarias y malas condiciones ecológicas.
Para los autores, las diferencias observadas en la valoración de estos hábitats puede ser un insumo importante a la hora de predecir el éxito o fracaso de planes de restauración en zonas donde la relevancia sociocultural de las especies puede entrar en conflicto con su relevancia ecológica. “En nuestro estudio, por ejemplo, encontramos que las especies prioritarias tienden a ser especies abundantes y pioneras, en muchos casos asociadas a procesos de degradación del bosque, por lo que, desde el punto de vista de la conservación de biodiversidad, podrían no ser elegidas como objetivo de restauración en el largo plazo” comenta Rojas. “Al mismo tiempo”, continúa “encontramos que las especies arbóreas son frecuentemente usadas para leña y construcción, por lo que un programa de restauración con estas especies podría implicar que el bosque restaurado va a ser usado para esos fines en el largo plazo, a fin de proveer esos usos a las personas.”
Pese a ello, también pueden existir sinergias entre criterios aparentemente disímiles, advierte la investigadora: “por ejemplo, los indicadores nos permitieron identificar donde hay riberas en que varias especies de importancia sociocultural coexisten, y tienen altos valores ecológicos. Esos sitios pueden ser referencia para diseñar proyectos de restauración en otros sitios que están más degradados. Lo más relevante de considerar estos indicadores es ver las sinergias y los conflictos” concluye.
En términos generales, el trabajo proporcionó información original sobre el valor sociocultural y ecológico de los hábitats ribereños al integrar simultáneamente conocimientos sobre los árboles que son importantes para las personas y, al mismo tiempo, abordar la condición ecológica de los bosques ribereños en un hotspot de biodiversidad global. Un enfoque valioso para el establecimiento de planes de restauración y conservación de bosques, y para la toma de decisiones.
“Los planes de restauración deben innovar y desarrollar aproximaciones inclusivas que permitan motivar a los propietarios a participar en la restauración, por ejemplo, considerando las especies más importantes para las personas y sus usos” finaliza Rojas.
Texto: Comunicaciones CAPES