Expo «La inspiración de Darwin» y actividades sobre ciencia y arte se desarrollarán en Concepción durante mayo 

La exposición, a presentarse en el Museo de Historia Natural de Concepción, muestra cinco importantes momentos del viaje que el naturalista británico Charles Darwin hizo a Chile a bordo del Beagle, entre 1832 y 1835.

Fue desarrollada por el Instituto de Ecología y Biodiversidad, el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, y creado por la artista visual Cecilia Toro, productora del corto animado nominado al Óscar, “Bestia”. Ver video de exposición

La erupción de volcanes, el terremoto de 1835 en Concepción, el paso por la cordillera de Los Andes, el asombro por la fauna nativa en la selva valdiviana y el encuentro con habitantes de Tierra del Fuego, fueron cinco momentos claves que marcaron la travesía de Charles Darwin por nuestro país, hace casi dos siglos.

La artista Cecilia Toro

El naturalista, que a los 22 años surcara las aguas del mundo a bordo del Beagle, visitó Chile en distintas oportunidades entre 1832 y 1835, explorando y observando desde Cabo de Hornos hasta Iquique. En suma, Darwin pasó 20 meses recorriendo los misterios de la naturaleza y cultura chilenas, tiempo que representó una etapa clave de su investigación.

Precisamente de este tramo de su larga aventura surge “La inspiración de Darwin”, una propuesta visual dedicada al reconocido autor – junto a Alfred Russel Wallace – de la teoría de la evolución por selección natural, y que, durante el mes de mayo, será exhibida en el Museo de Historia Natural de Concepción, junto con actividades infantiles.

“La Bitácora de Carlitos Darwin” es el cuentacuentos de la agrupación local Somos Palabras, junto con un taller de plasticina de especies nativas a cargo de la artista visual e ilustradora Makarena Kramcsak. Además, el jueves 18 de mayo a las 17:00 horas, se llevará a cabo un conversatorio sobre “Educación artística y conciencia ambiental desde nuestro territorio”. Este espacio contará con la participación de dos artistas visuales con vasta trayectoria en el tema: Marianela Camaño arquitecta, docente de la UdeC, y co-directora de la I Bienal de Concepción de Arte y Ciencia y de la Fundación Proyecta Memoria; y Carlota Durán, diseñadora industrial, ceramista, y directora del estudio Teja Verde Ecodiseño. Esta actividad será moderada por la coordinadora de comunicaciones del nodo Concepción del IEB, Xuksa Kramcsak.

Darwin en plasticina

La muestra fue elaborada el 2017 por un equipo interdisciplinar proveniente de las ciencias, artes, y comunicaciones, y utiliza la técnica de la ilustración corpórea (realizada con plasticina, género, y alambre de estaño, entre otros materiales) para recrear los paisajes y encuentros que impresionaron a Darwin durante su paso por Chile.

La idea original del proyecto fue desarrollada por el área de Comunicaciones del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, con la colaboración del Instituto de Ecología y Biodiversidad IEB, y la artista visual Cecilia Toro, productora y realizadora audiovisual, reconocida mundialmente por el cortometraje “Bestia”, que fue nominado al Premio Óscar el año 2022.

Nélida Pohl, directora de comunicaciones del IEB, se refirió a la relevancia de esta exposición: “La muestra, generada de manera colaborativa por dos centros de investigación chilenos, no pasa de moda, porque presenta algo que la gente aún desconoce mucho, que es el origen de algunas de las ideas más importantes de Charles Darwin, vinculadas a los cerca de dos años que estuvo en nuestro país. Él era un pensador científico cuya curiosidad cruzaba las barreras de las disciplinas. Observar fósiles marinos en la cordillera, por ejemplo, lo llevó a formular ideas sobre el funcionamiento de la Tierra en términos tanto geológicos como biológicos”.

El primer paso para la creación de los cinco dioramas fue la selección de los momentos que vivió Darwin en Chile y que marcaron su pensamiento científico. En esta etapa de investigación y documentación de las vivencias y percepciones del naturalista, también participaron la bióloga y diseñadora Silvia Lazzarino y la comunicadora científica Jade Rivera. En dicha fase, se identificaron instancias clave, como el momento en que Darwin se encontró con los habitantes de Tierra del Fuego, en 1832, o el hallazgo de fósiles marinos en la punta de la cordillera de los Andes, hecho que lo impresionó e hizo constatar que la montaña que todos conocemos hoy fue hace mucho tiempo el fondo de un extenso mar.

Luego, el gran reto fue dar vida a este joven e intrépido explorador. La artista Cecilia Toro, especialista en la ilustración corpórea, se encargó de ello: “Me encanta la plasticina porque es dúctil y puede imitar cualquier material, como las pieles que visten los habitantes de Tierra del Fuego, o el cuero del equipaje de Darwin cuando subió a la montaña”. Sobre la restauración de la exposición para volver a ser montada en Concepción, la diseñadora industrial y ceramista local, Carlota Durán de Teja Verde Ecodiseño, señala que ha sido un proceso que implicó limpiar, reparar, y estabilizar la obra de dioramas para asegurar que la muestra permanezca en buenas condiciones para ser disfrutada por el público en futuras exposiciones. “El proceso comenzó con un diagnóstico de las obras para determinar el alcance y la naturaleza del daño. Luego realizamos una limpieza mecánica y química para eliminar la suciedad, y se repararon los daños estructurales, además almacenamos la obra de manera adecuada para evitar daños por factores ambientales”, destacó la artista.

Cuentacuentos y taller de plasticina para niñas y niños

Como una forma de celebrar la “Semana de la Educación Artística” (desde el 15 al 19 de mayo), el “Día de los Museos” (18 de mayo) y el “Día del Patrimonio” (27 y 28 de mayo), se realizarán, en colaboración con el equipo del Museo de Historia Natural de Concepción, tres funciones de cuentacuentos denominado “La Bitácora de Carlitos Darwin” a cargo del colectivo local “Somos Palabras”, formado por Bernardita Gutiérrez y Andrea Seguel, actrices y pedagogas teatrales con una amplia trayectoria en el área de la educación, el teatro y la narración oral. “Desde la narración oral de los cuentos se realizará un énfasis en la visualidad desde el uso de dibujos e ilustraciones como soportes escénicos para retratar la inspiración y la travesía de Darwin al dibujar su bitácora y las especies con las cuales se iba encontrando en su camino” señaló Andrea Seguel.

La artista Makarena Kramcsak

Estas funciones abiertas se realizarán el sábado 20 y 27 de mayo, y luego de ello habrá un taller de plasticina a cargo de la artista visual Makarena Kramcsak para crear especies nativas de la zona, el cual requiere inscripción previa en el formulario habilitado en la web del museo: https://www.mhnconcepcion.gob.cl/cartelera/calendario-de-actividades-de-mayo

Texto: Comunicaciones IEB y CAPES

Lanzamiento libro «La invasión del conejo europeo en Chile»

Cuándo: 27 de abril de 2023, 10:45 hrs.
Dónde: Sala Abate Molina, Facultad de Ciencias Biológicas UC (Avda. Libertador Bernardo O'Higgins 340, Santiago).
Organiza:  CAPES UC

El Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, y su proyecto «Conociendo mejor al conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) en Chile para dimensionar sus impactos y plantear recomendaciones para su gestión», tienen el agrado de invitarles al lanzamiento del libro “La invasión del conejo europeo en Chile”, una obra pionera fruto de la investigación y trabajo colaborativo entre profesionales de CAPES, la Corporación Nacional Forestal (CONAF), el Servicio Agrícola Ganadero (SAG), el Instituto Milenio SECOS y la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile (FAVET).

La publicación revisa los estudios existentes sobre el conejo europeo, catalogado como una especie exótica invasora, en nuestro país, en relación a su historia, ecología, control, epidemiología de enfermedades virales e impactos económicos. Todo, con el objetivo de proporcionar una síntesis, detectar vacíos del conocimiento y entregar orientaciones para su investigación y manejo en nuestro territorio.

El conejo europeo fue introducido en Chile a mediados del siglo XVIII, desde entonces, se ha expandido a lo largo de nuestro país, teniendo registros de su presencia, al menos, entre las regiones de Atacama y Los Lagos, además de la de Magallanes.

El evento, a realizarse este jueves 27 de abril desde las 10:45 hrs en la Sala Abate Molina de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica (Alameda 340, Santiago de Chile), contará con las presentaciones de la investigadora de la Universidad de Chile y experta en gestión y planificación ambiental, Claudia Cerda, y la encargada del Programa Nacional Integrado de Gestión de Especies Exóticas Invasoras del Ministerio de Medio Ambiente, Paulina Stowhas, además de las y los autores del libro.

Quienes no puedan asistir, pueden seguir la transmisión del lanzamiento vía Zoom desde las 11:00 hrs., mediante el siguiente link: https://us02web.zoom.us/j/86530205376?pwd=ZEdYSjhaSVM5dEZCanpuVEY5NG1WUT09

Inscripción

Las personas interesadas de participar del lanzamiento pueden inscribirse llenando el siguiente formulario: https://forms.gle/9EdFBkATeqmvfshYA

La actividad cuenta con cupos limitados.

Libro electrónico

“La invasión del conejo europeo en Chile” puede descargarse en formato digital en capes.cl/conejo-en-chile-recursos/

Estreno documental «Elementos»

Cuándo: 5 de abril de 2023
Dónde: Centro Cultural Gabriela Mistral, GAM
Organiza:  CAPES UC, Proyecto "Elementos"

Este 5 de abril, a las 18:15 horas, se realizará el esperado lanzamiento del documental ELEMENTOS, en el Centro Cultural Gabriela Mistral.

Participan en la pieza audiovisual la Ministra Maisa Rojas, los artistas Francisca Valenzuela, Gepe y Pedropiedra, el colectivo Delight Lab, los investigadores Stefan Gelcich y Rafael Larraín, entre otros representantes de las artes y la ciencia.

@docuelementos es un nuevo proyecto audiovisual que, en 30 minutos, narra el cruce entre ciencia, arte y saberes ancestrales. A través de los ingredientes primigenios que en la sabiduría antigua forman el mundo: aire, agua y tierra, un grupo de científicos, científicas, artistas y realizadores se unen para crear una obra que pone en relieve la urgencia de cambiar nuestra relación con el planeta.

En el documental participan destacadas y destacados representantes del mundo de las ciencias y las artes:

Ciencia: Maisa Rojas, Ministra del Medio Ambiente; Stefan Gelcich Director de SECOS e investigador principal de CAPES y Rafael Larraín, Académico UC e investigador CAPES
Música: Francisca Valenzuela, GEPE y Pedropiedra
Artes visuales: Amelia Ibáñez y Marcos Sánchez, Andrea y Octavio Gana del colectivo Delight Lab y Pablo González

Luego de la exhibición del documental tendremos un conversatorio entre investigadores y artistas. El proyecto cuenta con el apoyo del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES UC, el Instituto Milenio SECOS, el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia, y el Programa Ciencia Pública del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

Conoce más del documental Elementos en su Instagram: @docuelementos.

Proyecto CICE sobre picaflor de Arica obtiene primer lugar en Congreso Nacional Explora 

El proyecto, previamente ganador del Congreso Regional Explora del PAR RM Norte, realizó un muestreo de 15 sitios dentro de los valles de la Región de Arica y Parinacota para identificar y catalogar los espacios que cumplen con las condiciones para resguardar a las poblaciones de Picaflor de Arica.

La ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Aisen Etcheverry, junto a los investigadores CICE María Emilia Cañas y Francisco Soto, y el director de CICE, Carlos Zurita (Crédito: Carlos Zurita).

Entre el 14 y el 17 de marzo de 2023, se vivió en Chile la vigésimo primera versión del reconocido Congreso Nacional Explora de Investigación e Innovación Escolar, certamen que reúne anualmente a los mejores proyectos de ciencia escolar provenientes de cada región del país. 

En esta oportunidad, nuestro Centro de Investigación Científica Escolar, CICE, estuvo brillantemente representado por los jóvenes investigadores María Emilia Cañas y Francisco Soto, quienes obtuvieron el premio al mejor proyecto de investigación en la categoría educación media con su proyecto denominado «Categorización de sitios para la conservación de Eulidia yarrellii (Picaflor de Arica) en los valles de la región de Arica y Parinacota, Chile».

El proyecto, previamente ganador del Congreso Regional Explora del PAR RM Norte, realizó un muestreo de 15 sitios dentro de los valles de la Región de Arica y Parinacota para identificar y catalogar los espacios que cumplen con las condiciones para resguardar a las poblaciones de Picaflor de Arica, una especie nativa de Chile en peligro de extinción.

Esta es la la quinta vez que CICE participa del Congreso Nacional Explora; 2015 en Valparaíso, 2016 en Santiago, 2017 en Arica y 2018 en Concepción; siendo esta la primera vez que obtenemos tal reconocimiento. El Premio fue entregado por Aisén Etcheverry, Ministra de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

Carlos Zurita, director del CICE, señaló que “Recibo este premio muy feliz, porque detrás de esto hay un arduo trabajo, trabajo en terreno, trabajo bibliográfico, de lectura, un trabajo sistemático, tabulación de resultados, análisis de resultados, reunión con asesor científico, que es Fabián Jaksic, sumado al trabajo individual de los estudiantes, da como fruto lo obtenido hoy. Este premio nos motiva a seguir trabajando y potenciando al Cice dentro del área de educación, investigación, comunicación y divulgación de la ciencia”.

El poster del proyecto sobre el picaflor de Arica en la Plaza de la Constitución, durante los días del Congreso (Crédito: Carlos Zurita).

Una jornada para la ciencia joven

El Congreso Explora lleva más de 20 años apoyando la investigación científica escolar, la instancia nacional reúne a los ganadores de los Congresos Científicos Regionales, no sólo para compartir los conocimientos y resultados de sus investigaciones, si no que también para socializar y comunicar la ciencia que hacen en todos los rincones del país.

El evento, que en esta ocasión reunió a 70 proyectos de investigación de Arica hasta Punta Arenas, comenzó el martes 14 con un acto inaugural en el Teatro Municipal de la comuna de La Pintana. Allí, el equipo de Explora Central encabezados por su Directora Nacional Marisol Gómez, dio la bienvenida a los 70 equipos de investigación e innovación escolar participantes de este año. La ceremonia también incluyó palabras de bienvenida de la Subsecretaria del Ministerio de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Carolina Gainza. 

El miércoles 15 las actividades se realizaron en Bosques Santiago, un espacio para investigación y educación ambiental del Parque Metropolitano donde se realizaron diferentes acciones para los investigadores escolares y sus profesores, además de poder tener gratas conversaciones con científicas y científicos de todo el país.

El jueves 16 estuvo caracterizado por el trabajo en equipo, donde los estudiantes y docentes reflexionaron sobre investigación científica, comunicación y divulgación de la ciencia, motivaciones y dificultades que tuvieron al momento de realizar su investigación. El viernes 17 se realizó el cierre del evento en el Centro Cultural Alameda donde los escolares del país tuvieron un espacio de socialización de sus proyectos de investigación entre pares.

El fruto de un trabajo conjunto

“Siento que hablo por todo el equipo al decir que esto fue, a la vez que inesperado, un sueño logrado”, expresó Francisco Soto, uno de los investigadores escolares galardonados. “No es fácil expresar el torbellino de emociones que todos sentimos al escuchar nuestros nombres siendo mencionados por parlante, sentimientos desde alegría o euforia, hasta gratitud y satisfacción, esa sensación de sentir que todo valió la pena, el esfuerzo, la disciplina, la organización, las horas invertidas y el complejo pero muy gratificante y llenador proceso de aprendizaje y evolución tanto del proyecto como de nosotros como investigadores”, añadió.

Para Francisco, “nuestro enfoque dentro del congreso no iba dirigido a la obtención de un reconocimiento, sino que más bien a la difusión y divulgación de nuestro proyecto, experiencias y conocimientos, además del inevitable enriquecimiento tanto personal como social al poder compartir y por haber tenido la oportunidad de generar lazos con personas con diversos intereses a lo largo del país”.

Los investigadores y su profesor, en terreno en Arica (Crédito: Carlos Zurita).

Por su parte, María Emilia Cañas valoró la experiencia que significó trabajar en este proyecto: «Ha sido una experiencia profundamente enriquecedora, no solo en cuanto a conocimiento, sino también para mi proceso de aprendizaje, potenciando el pensamiento crítico y la resolución de problemáticas dentro del contexto país. Ha sido un antes y después en mi proceso formativo, permitiéndome integrar muchísimas herramientas, y abriéndome las puertas a la posibilidad de conocer personas trascendentes para este mismo”. 

A su vez, la joven investigadora recalcó que “la investigación científica es la base para el aprendizaje metódico y riguroso, siendo una instancia de desarrollo para las habilidades tanto sociales como cognitivas, además de estimular diversas áreas del pensamiento y la generación de conocimiento, presentándose como la forma de entender, cuestionar y modificar el contexto en el que vivimos. El mayor aprendizaje dentro de esta experiencia es el entender que somos capaces de cambiar nuestro entorno, de plantear preguntas relevantes y proponer soluciones influyentes y coherentes ante las problemáticas actuales”.

Para saber más información sobre el proyecto CICE del Picaflor de Arica, visita www.cice.cl/proyectoscice.

Para conocer más sobre los proyectos participantes del XXI Congreso Nacional Explora te invitamos a visitar su web y descargar el Libro de Resúmenes 2023 que reúne los proyectos del certamen.

Texto: Comunicaciones CAPES

Los hitos y lecciones de SUFICA, el proyecto que llevó la fruticultura sustentable al centro de Brasil

Un grupo de investigadores chilenos, brasileños y británicos trabajó durante 5 años en un proyecto que buscó promover prácticas de intensificación ecológica en una zona de Brasil altamente afectada por la actividad humana, en un intento por replicar un nuevo enfoque de producción agrícola en un contexto latinoamericano.

La Caatinga, al noreste de Brasil (Crédito: Nadia Rojas).

Al noreste de Brasil, en un territorio que comprende cerca del 10% del área total del país, se encuentra la Caatinga. Esta ecorregión, llamada así por el tipo de vegetación que la cubre (caatinga viene del tupí “kaatinga” o “bosque blanco”), es un bioma único en el mundo, caracterizado por una flora desértica especialmente adaptada a ambientes secos, y compuesta por una rica diversidad de árboles, arbustos y matorrales, muchos de los cuales sólo se encuentran en esta parte del globo.

Es allí, también, donde cientos de agricultores frutícolas del valle de São Francisco hacen su vida bajo las inclemencias de este entorno semiárido, transformando, a su paso, la estructura, funcionalidad y biodiversidad de este magnífico ecosistema, amenazado por la actividad agrícola y el aumento de la sequía a causa del cambio climático.

Se estima, por ejemplo, que entre 1990 y 2010, una décima parte de este territorio —alrededor de 90 mil kilómetros cuadrados— se perdió a causa de la agricultura, la actividad forestal y la continua expansión urbana a la que se ha visto sometida, afectando a las 500 especies de aves y 1.000 especies de plantas —31% de ellas endémicas— que habitan la región.

Para hacer frente a este problema, un grupo de investigadores internacionales liderado por académicos de la Universidad de East Anglia, en el Reino Unido, creó SUFICA, un consorcio que buscó mejorar la sostenibilidad de la fruticultura que se realiza en el valle, un esfuerzo de 5 años que hoy llega a su fin con excelentes y prometedores resultados.

Conversamos con Eduardo Arellano, investigador CAPES y director del capítulo chileno de este proyecto pionero, para rememorar los principales hitos que marcaron el trabajo en la región y las lecciones que dejó SUFICA para el futuro de la investigación en agroecología y el desafío de contar con alimentos producidos —y consumidos— de manera sustentable con el medio ambiente.

Intensificación ecológica en ambientes semiáridos

Una de las aristas del proyecto fue la instalación de dispositivos para el monitoreo de fauna (en este caso reptiles) bajo los cultivo. Las mallas (al fondo de la foto) buscan guiar el paso de los animales por la lámina de concho monitoreada por la cámara trampa.

“Fruticultura Sostenible en la Caatinga” (o SUFICA, por sus siglas en inglés), nació en 2018 a partir de un llamado conjunto de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (ANID) y el programa Newton Fund del Reino Unido para el levantamiento que proyectos de investigación asociativos entre investigadores del Reino Unido y de Chile que contribuyesen al desarrollo económico y al bienestar de otros países de la región bajo el tema de “Nexos Energía-Alimentos-Agua-Medio Ambiente”. Esto, nos cuenta Eduardo, permitió crear un proyecto multidisciplinario y global que abarcó toda la cadena de producción involucrada en la elaboración de agro-alimentos, desde la producción en el huerto hasta la venta en supermercados de Inglaterra.

¿En qué consistió el proyecto SUFICA y cómo nació esta colaboración?

“El proyecto es un consorcio de investigación internacional, conformado por investigadores de Brasil, Inglaterra y Chile, que buscó mejorar la sustentabilidad de la producción frutícola en áreas de prioridad para la biodiversidad, como son la zona semiárida de la Caatinga en Brasil y la zona central de Chile. En el proyecto se plantearon diversos desafíos sobre cómo potenciar el aporte de los predios a los servicios ecosistémicos, de modo de contar con alimentos que no impactarán negativamente en la biodiversidad de los lugares donde eran producidos”. 

La colaboración, añade Eduardo, fue una respuesta a las recientes señales del mercado en el sector agroalimentario, especialmente en Europa, para que los agricultores tomarán medidas para promover la biodiversidad.

“El proyecto incorporó la cadena completa de suministro de fruta, desde agricultores en Chile y Brasil hasta cadenas de supermercados (Waitrose) en Inglaterra, además de una plataforma nacida desde la industria que busca desarrollar métricas para la agricultura sustentable con uso a nivel predial de zonas semiáridas y mediterráneas”.

¿Cuáles fueron las principales áreas de estudio/trabajo?

“La investigación se centró en el estudio y promoción de los servicios ecosistémicos que mejoraban la producción de los frutales —polinización, almacenamiento de carbono y regulación del flujo de agua— y la evaluación de los beneficios que estos servicios traen a los mismos agricultores”, muchos de ellos, comenta Eduardo, reticentes a abandonar las técnicas tradicionales a favor de prácticas más amables con los entornos naturales.

El proyecto co-diseñó junto a productores y empresas exportadoras internacionales una serie de innovaciones basadas en la naturaleza en huertos frutales intensivos. “Estas innovaciones”, explica el también académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Universidad Católica, “generan múltiples beneficios ambientales, al tiempo que mejoran la rentabilidad de los predios a través de un mejor rendimiento o calidad y una reducción de insumos (agua y agroquímicos)”.

El enfoque, denominado “intensificación ecológica”, se ha mostrado prometedor en Europa y América del Norte, pero no había sido probado experimentalmente en ambientes tropicales semiáridos.

Una red sustentable para el futuro

Luego de 5 años de trabajo, ¿cuáles son los principales resultados y conclusiones a las que llegaron?

“Antes que todo, SUFICA nos permitió formar una red de investigadoras e investigadores, productores, asesores y exportadores de los tres países involucrados, con la realización de 8 talleres en Chile y Brasil, además de la instalación de pilotajes con agricultores que buscaban potenciar las acciones de intensificación ecológica en sus predios”.

“El principal resultado fue el aprendizaje del proceso de co-creación, donde se unió a investigadores y agricultores en busca de la priorización y adaptación de las mejores técnicas de intensificación ecológica en sus predios frutícolas. Además, se validó la herramienta online para gestionar la biodiversidad predial, para fruticultura de zonas mediterráneas”.

Una de las conclusiones principales, es que aún existen grandes brechas entre las actividades de los fruticultores y los objetivos globales de sustentabilidad. Si bien se entiende lo que se debe hacer en cuanto a acciones de intensificación ecológica que promuevan la biodiversidad, existen barreras culturales y sociales que dificultan o impiden la aplicación de estas prácticas. Para superar estas brechas se requerirá de incentivos, como los existentes en las políticas europeas”.

¿Qué productos de transferencia o divulgación dejó este proyecto? 

“A nivel de transferencia, se realizaron seminarios en Brasil y dos seminarios en Chile sobre avances del proyecto, acciones de intensificación ecológica y de adaptación y mitigación para el cambio climático. Tuvimos, además, dos seminarios de cierre en Chile, uno en Santiago y otro en Rancagua, los cuales contaron con una alta asistencia y participación”.

“En cuanto a divulgación, se generaron una serie de boletines (o booklets) y manuales en portugués o español, que describen en detalle la biodiversidad de la región a través de sus aves, mamíferos, fauna del suelo, flora e insectos, además de un manual de prácticas agrícolas de bajo impacto. Participamos, asimismo, en webinars y cursos online”.

“Finalmente, en lo que se respecta a producción científica, ya hemos publicado 4 artículos científicos y estamos en el proceso de cerrar las publicaciones de varios más asociados a distintos aspectos de biodiversidad en agricultura”, remata el investigador.

Junto a Arellano, el proyecto también fue liderado por Lynn Dicks, de la Universidad de Cambridge (UK), y contó con la participación de Fabiana Oliveira da Silva, Kátia Siqueira, Patricia Rebouças, Lúcia Kill y Vinina Silva Ferreira como co-investigadoras; Andrés Muñoz-Sáez (CAPES) y Liam Crowther como investigadores posdoctorales; Natalia Zielonka como estudiante de doctorado; Nadia Rojas como asistente de campo, además de Gonzalo Neira y Xavier Baudequin como miembros representantes de la industria.

Alcances y desafíos

¿Cuáles son los alcances de este proyecto en términos de sus aplicaciones futuras en agroecosistemas?

“Este proyecto refuerza uno de los objetivos más importantes de la Línea de Intensificación Ecológica de nuestro Centro, que es la identificación y transferencia de acciones que potencien servicios ecosistémicos y la biodiversidad. Generamos información relevante para sistemas frutícolas de Chile y Brasil sobre el potencial de adaptar recomendaciones de manejo que se implementan principalmente en el hemisferio norte”. 

“Además, la adaptación de la herramienta Cool Farm Tool para sistemas frutícolas permitirá a los productores identificar acciones y generar reportes de biodiversidad predial. Este es uno de los puntos más relevantes, porque la biodiversidad tiene aspectos muy locales que deben ser validados”.

¿Qué aprendizajes y lecciones obtuvieron de este proyecto, más allá de esos resultados?

“Una parte importante de la ejecución de SUFICA fue en plena pandemia Covid-19, por lo que la ejecución del proyecto fue un permanente desafío debido a que incorporaba viajes, trabajos de implementación y monitoreos en campo tanto en Brasil como en Chile. Finalmente, la colaboración e interés de los agricultores y los investigadores permitió sacar adelante los objetivos”.

“Para nosotros, el aprendizaje fue la inducción a redes internacionales de investigación en biodiversidad y agricultura mediante un proyecto de gran envergadura, que funcionaba en tres idiomas y que consideraba una gran diversidad de actores. Aprendimos sobre la realidad de los agricultores en Brasil en las zonas semiáridas de la Caatinga y como los mercados globales de fruta influencian las decisiones que toman los agricultores”.

Finalmente ¿qué pendientes dejó este trabajo para investigaciones futuras?

“Dentro de las acciones que se probaron se implementaron ensayos de cultivos de cobertura y perchas para rapaces. Se trabajó y avanzó en los diseños e implementación y se logró un monitoreo inicial, dejando pendiente las evaluaciones del efecto de estas intervenciones sobre la producción frutícola a largo plazo”.

“Gracias al proyecto, se conformó una red de colaboración de investigadores y estudiantes de la Universidad de Cambridge, Universidad de East Anglia, PUC, Universidad de Sergipe, Universidade Federal de Bahía y la Universidad del Valle de San Francisco, la que esperamos poder mantener en forma activa a través de otras iniciativas de carácter internacional”.

Texto: Comunicaciones CAPES

Llega a Chile proyecto que mide el campo electromagnético de los árboles

Tree Rhythms es parte de un programa que busca desarrollar una nueva tecnología que, mediante un sencillo sensor, lee las señales eléctricas en los árboles y la tierra circundante. Desde enero, un quillay en Campus San Joaquín es uno de estos árboles.

La prof. Rosanna Ginocchio junto al nuevo miembro de la red Tree Rhythms, un quillay ubicado en la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC (Crédito: Camila Rey).

Desde fines de enero de 2023, oculto entre los pastos de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal (FAIF) de la Universidad Católica, se encuentra un quillay (Quillaja saponaria) que, a simple vista, no parece muy distinto a otros ejemplares de su especie. Sin embargo, este árbol, representante nativo del bosque esclerófilo de la zona central de Chile, no es como cualquier otro, pues forma parte de una red internacional de árboles que son parte del reciente proyecto de Ciencia Ciudadana Tree RhythmsTM, una iniciativa liderada por el HeartMath Institute, con base en California (Estados Unidos) y que acaba de incorporar a Chile y a FAIF como parte de esta red.

Tree Rhythms es parte de un programa que busca desarrollar una nueva tecnología que, mediante un sencillo sensor, lee las señales eléctricas en los árboles y la tierra circundante. Actualmente, son más de 23 árboles los árboles ubicados en todo el mundo en los que se han instalado estos sensores, siendo el quillay alojado en FAIF el último de este grupo.
La coordinadora local a cargo del monitoreo de este árbol es la profesora Rosanna Ginocchio, académica del Departamento de Ecosistemas y Medio Ambiente de la FAIF e investigadora principal del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES.

Hasta ahora, Tree Rhythms cuenta con 23 árboles siendo monitoreados alrededor del mundo. El de Chile es el segundo en suelo sudamericano.

La energía oculta de los árboles

Aunque aún queda mucho por investigar al respecto, se sabe que los árboles generan potenciales de voltaje en el rango de los milivolts (mV), con voltajes de hasta 200 mV, medidos con electrodos puestos en sus troncos (como en este árbol de Quillay). Estos potenciales de voltaje son similares a los medidos a través de los electrocardiogramas en los seres humanos y otros animales. 

Instalando el sensor de campo electromagnético.

En el caso de las plantas, los cambios en estos potenciales de voltaje son más lentos (horas y días) y muestran ritmos circadianos de 24 horas. También se sabe que estos ciclos son afectados por factores ambientales, tales como la luz del día y la cantidad de agua disponible.

Esta corriente eléctrica de los árboles genera un campo electromagnético (biofield), el que, los científicos especulan, podría interactuar con los campos electromagnéticos de las personas, de otros seres vivos y de la tierra. De esta forma, este proyecto de ciencia ciudadana busca demostrar que la naturaleza es una sola red de campos energéticos que interactúan (la llamada “Hipótesis de la interconectividad de los campos electromagnéticos”).

Una de las primeras preguntas de investigación de interés de los científicos del HeartMath fue si estas respuestas eléctricas de los árboles presentes en una región o en el planeta se correlacionan con eventos que gatillan respuestas emocionales masivas en poblaciones humanas, tales como guerras, estallidos sociales y desastres naturales (pandemias, inundaciones, mega-incendios, etc.). Para ello, los investigadores comenzaron a hacer mediciones de los potenciales de voltaje en árboles ubicados en distintas partes del mundo, invitando a otras personas del globo a sumarse a esta investigación.

¿Predictores de terremotos?

Además del potencial de voltaje del árbol, los sensores instalados en los árboles realizan una segunda medición, que corresponde al potencial de voltaje entre el tronco del árbol y el suelo donde crece. Con este parámetro de medición, el proyecto quiere responder si los árboles pueden llegar a ser sensores de bajo costo para la predicción de terremotos. 

El investigador de la NASA, Friedemann Freund, que está colaborando con esta iniciativa, postula que las rocas ubicadas en las profundidades de la tierra actuarían como grandes baterías cuando son estresadas por las fuerzas tectónicas de las placas en movimiento, que anteceden a los terremotos, los que afectarían la actividad eléctrica de los árboles ubicados en el área de ocurrencia de un terremoto. Investigaciones realizadas en Japón han determinado la ocurrencia de cambios en los potenciales de voltaje de los árboles con días de antelación a la ocurrencia de un terremoto, pero aún es necesario profundizar en dichas investigaciones.

Un quillay “eléctrico”

Actualmente los registros de potencial de voltaje del tronco (Canal 1) y del diferencial tronco-suelo (Canal 2) del quillay de la FAIF pueden ser vistos en línea, al igual que los de los demás árboles que están siendo monitoreados en el mundo (https://treerhythms.net/view). De hecho, ya se han observado variaciones en los potenciales de voltaje del tronco, con algunos peaks luego de su instalación, como ocurrió a mediados del mes de febrero cuando se produjo un peak de baja en el potencial del tronco del árbol (Figura 3), coincidiendo con la baja de personas dentro del campus San Joaquín por las vacaciones de verano. 

Posteriormente, al llegar a la quincena de marzo, se produjo un peak de alta en este voltaje, coincidiendo con la llegada de la comunidad UC al campus en el mes de marzo (Figura 3). En el Canal 2 (tronco árbol-suelo) se han producido variaciones en el potencial de voltaje durante el mes de marzo (Figura 3), las que podrían estar relacionadas con un aumento de actividad sísmica en esta zona (baste recordar el temblor de 5,6 registrado pocos días atrás). Esto solo es un análisis inicial al comportamiento observado en los gráficos que se van entregando en tiempo real. En el caso de nuestro país, se suma el interés de verificar en terreno y con datos precisos la posible relación con eventos sísmicos que puedan ocurrir.

Quién sabe lo que nos podrá decir este eléctrico árbol en el futuro.

Para mayor información visita el sitio web https://treerhythms.net/

Texto: Camila Rey y Comunicaciones CAPES

Estrenan “Elementos”, el documental chileno que reúne a exponentes de las artes y las ciencias por el cambio climático

Francisca Valenzuela, Gepe, Pedropiedra y la actual ministra de Medioambiente, Maisa Rojas, son algunas de las personas que conforman el proyecto.

En una de las escenas del documental, el investigador CAPES, Rafael Larraín (centro), explica los procesos que ocurren en la tierra al cantante Pedro Piedra (izquierda) y el diseñador Pablo González (derecha). (Crédito: Equipo «Elementos»)

¿Qué ocurre cuando el arte y la ciencia se cruzan para buscar soluciones a la crisis climática y sus efectos en el planeta? Esa es la pregunta que busca resolver el documental Elementos, obra que relata el camino de artistas y representantes del mundo de las ciencias para buscar soluciones sustentables en las raíces de nuestra propia sociedad, y que reúne a figuras de la talla de Francisca Valenzuela, Gepe y Pedropiedra, además de instituciones como el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad de la Universidad Católica (CAPES), el Instituto Milenio SECOS, el Centro de ciencia del Clima y la resiliencia CR2 y el Ministerio de Ciencia.

Luego de una exitosa presentación en el Festival de Cine de vida salvaje y medioambiente de Latinoamérica, Santiago Wild, “Elementos” tendrá su estreno oficial este miércoles 5 de abril, a las 18:15 horas, en el Centro Cultural Gabriela Mistral.      

“Elementos es un cruce de saberes entre las artes, las ciencias y los conocimientos ancestrales que nos permiten entender a la naturaleza que nos rodea como un complejo ecosistema interconectado que hay que proteger, principalmente a través del agua, la tierra y el aire. Se trata de una invitación a que nos replanteemos cómo nos vinculamos con el medioambiente y a mantener viva la conversación ambiental para que avancemos hacia los cambios que se necesitan”, explica la directora del proyecto que dio vida a este trabajo, Francisca Boher.

La cantante Francisca Valenzuela, parte del proyecto «Aire». (Créditos: Equipo «Elementos»).

Desde danza hasta biología marina

Junto a la exhibición del documental, de 30 minutos de duración, la instancia contará con una presentación de la ministra del Medioambiente, Maisa Rojas, y concluirá  con un conversatorio de parte de las y los protagonistas del proyecto, tales como el doctor en Ciencias Animales Rafael Larraín, el investigador experto en conservación marina Stefan Gelcich, la bailarina Amelia Ibáñez, el artista visual Marcos Sánchez, además de Andrea y Octavio Gana del estudio de arte, luz y sonido Delight Lab.

Además, como parte de esta iniciativa, los artistas Gepe y Francisca Valenzuela lanzarán dos nuevas canciones de su autoría: Gepe presentará “Yenny, Las Cruces”, que cuenta la historia de una mujer del mar que nos enseña acerca del cuidado y valor del agua, el océano y sus recursos y “Aire”, un homenaje a este elemento por parte de Valenzuela. Ambas canciones están disponibles en sus respectivos perfiles de Spotify  y el próximo 21 de abril se lanzará “La cadena” de Pedropiedra haciendo alusión al elemento tierra.

¿Dónde ver «Elementos»?

El documental estará disponible para ser visto en la plataforma Ondamedia de forma gratuita.

Pueden ver adelantos del documental, puedes visitar la cuenta de Instagram @docuelementos o el canal de YouTube del documental.

https://youtu.be/6NI6hfpcR2M

Texto: Comunicaciones equipo «Elementos»

Viajeros clandestinos: la larga historia de los insectos introducidos a Chile

Casi 600 especies de insectos han sido introducidas a nuestro territorio en los últimos 500 años, la mayor parte de ellos después de la Segunda Guerra Mundial y relacionados con la actividad agrícola y silvícola, según un estudio realizado por investigadores de CAPES, UACh, SAG y U de Talca.

Un 40% de las especies de insectos introducidos pertenecen al orden Hemiptera, como el pulgón Diuraphis noxi. (Créditos: Wikipedia)

Desde la llegada de los europeos a América hace más de 500 años, además del intercambio económico, comenzó un intercambio masivo de una gran diversidad de plantas, vertebrados, invertebrados, hongos, bacterias, entre otros organismos. El arribo de especies exóticas a nuestro territorio se aceleró durante el siglo XX, después de la Segunda Guerra Mundial y del aumento del tráfico aéreo.

Un equipo de investigadores de la Universidad Austral, Universidad de Talca, Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y CAPES, se enfocó en examinar 500 años de historia de la introducción de insectos en nuestro territorio en el trabajo A bug’s tale: revealing the history, biogeography and ecological patterns of 500 years of insect invasions”, publicado en la revista NeoBiota.

Sergio Estay, académico del Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas de la Universidad Austral de Chile e investigador CAPES, quien es el autor principal del artículo, explica que la idea de realizar este estudio “surge porque creemos que es fundamental entender la historia de las introducciones de insectos para poder predecir los riesgos actuales y futuros, las potenciales vías de ingreso y cómo enfrentar este problema”.

Para lograr comprender los procesos involucrados en las invasiones biológicas de insectos, en una escala temporal de siglos, los investigadores analizaron las tendencias temporales, diversidad taxonómica, origen biogeográfico y los principales impactos de estas especies. Encontrar los patrones de distribución permitirá mejorar las políticas públicas para minimizar los efectos de los insectos invasores en los ecosistemas.

Áfidos introducidos en un jardín en Chile (Créditos: Sergio Estay).

600 especies de insectos en 500 años

Para poder abordar esta enorme tarea, fue necesario revisar una gran cantidad de registros en bibliotecas, museos, colecciones, públicas y privadas, artículos científicos, registros de expediciones, catálogos, entre muchas otras fuentes, trabajo que duró varios años. La información recolectada mostró que desde la llegada de los españoles a Chile se ha reportado el ingreso de 592 especies de insectos, con una fuerte aceleración a partir de la segunda mitad del siglo XX.

¿Por qué se da este auge en ese punto histórico? “Pueden existir múltiples explicaciones”, señala Estay, “lo primero, es el crecimiento de la producción agrícola posterior a la Segunda Guerra Mundial durante la “Revolución Verde”. Bonnamour et al. (2021), describen este momento como la segunda ola de globalización, donde el comercio internacional comenzó a incrementarse significativamente”.

“Una segunda explicación”, continúa el investigador, “proviene del gran desarrollo de los programas de control biológico de plagas vegetales en Chile en la segunda mitad del siglo XX. Ambas explicaciones hacen referencia a cambios en la producción agrícola, pero una tercera alternativa está relacionada con el fuerte aumento del transporte aéreo. El uso del transporte aéreo internacional por parte de los chilenos mostró un marcado y fuerte crecimiento a principios de la década de 1950. Además, el comercio internacional en Chile también aumentó en las últimas décadas del siglo XX, junto con la globalización”.

El análisis de la biogeografía y los patrones ecológicos del ingreso de insectos indica que muchos de estos llegaron asociados a la introducción de cultivos foráneos, agrícolas y silvícolas, otros arribaron, de manera accidental o intencionada, en plantas ornamentales, en conjunto con el ganado o en el equipaje humano. Esta es una tendencia que se repite en muchos países de Latinoamérica y el mundo.

Un 40% de las especies de insectos introducidos pertenecen al orden Hemiptera, que agrupa a chinches, pulgones, cigarras, chanchitos blancos, entre otros. Los órdenes Coleoptera (escarabajos) e Hymenoptera (abejas, avispas y hormigas), contribuyen con un 20% de insectos exóticos cada uno. El restante 20% se distribuye en órdenes como lepidópteros (mariposas), dípteros (moscas, mosquitos) y otros.

En el estudio, los investigadores identificaron los tanto los principales órdenes y especies de insecto introducidos en Chile (esquema superior izquierdo), como sus ecozonas de procedencia (esquema superior derecho). (Crédito: Sergio Estay).

¿Por qué los insectos del orden Hemiptera han sido tan exitosos en establecerse en Chile? “Esto probablemente se debe a la relación entre plantas cultivadas y estos insectos”, responde Sergio Estay, “si bien se requiere un análisis más detallado, es probable que la llegada de muchas plantas cultivadas originarias del hemisferio norte desencadenó el establecimiento exitoso de estos insectos. Ejemplos de esto son los pulgones de los cereales en Chile”.

Efectos del cambio climático

El aumento de las temperaturas, la sequía, la desertificación, la transformación de los ecosistemas, son algunas de las consecuencias del cambio climático que estamos observando, que entre otros resultados, puede promover la expansión del rango de distribución de algunos insectos. Al respecto, el académico comenta que “el cambio climático por supuesto genera y generará cambios en la distribución de plantas y animales. Sin embargo, existe una discusión sobre si insectos que llegan a un nuevo territorio producto de migración debido a la aparición de nuevos hábitats debido al cambio climático pueden considerarse como exóticos. Es un punto aún abierto en la discusión de los especialistas”.

El investigador también aclara que “la mayor parte de los insectos introducidos no causa casi ningún impacto significativo”. El Ministerio del Medio Ambiente, define a las especies invasoras como cualquier animal, vegetal, hongo o microorganismo que llega a un lugar donde no es nativo y expande su distribución, desplazando y/o dañando a las especies nativas y provocando un impacto negativo en los ecosistemas, lo que significa que los insectos introducidos son todos exóticos, pero no necesariamente invasores.

Tremex fuscicornis capturado en Chile. (Crédito: Sergio Estay).

Cuando los insectos foráneos se transforman en especies invasoras, se pueden producir daños económicos, sociales y/o ambientales, como cuando los invertebrados se convierten en plagas que destruyen los cultivos agrícolas o forestales. En este escenario, “lo principal es la prevención”, afirma Sergio Estay. “Aún así, con las mejores prácticas preventivas, es muy difícil prevenir el ingreso de nuevos insectos al país. La educación, como enseñar a no traer material vegetal desde el exterior, el monitoreo en puertos, etc., son medidas muy útiles, pero aún así es una labor muy difícil, y ningún país tiene un sistema que realmente impida totalmente el ingreso de nuevas especies de insectos”.

El equipo de investigadores e investigadoras construyó una base de datos con la información recopilada, la primera en su tipo y un trabajo en progreso, que puede ser actualizada y mejorada por especialistas, académicos y agencias de gobierno. El objetivo es apoyar la investigación y la toma de decisiones, en especial en los sectores agrícolas y silvícolas, para gestionar nuevas introducciones de insectos no nativos y prevenir daños ambientales, sociales o económicos.

Texto: Comunicaciones CAPES

Nuevo sendero educativo busca poner en valor al característico bosque esclerófilo de la zona central

El proyecto, financiado por el programa Ciencia Pública, será instalado en un predio de 80 ha en San Carlos de Apoquindo perteneciente a la Pontificia Universidad Católica de Chile, y un creará parque educativo y experiencial que pondrá en valor el bosque con el objetivo de concientizar para su conservación.

El nuevo sendero «Umbral» estará ubicado al comienzo del parque San Carlos de Apoquindo, propiedad de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Crédito: Proyecto Umbral).

El bosque esclerófilo es un tipo de ecosistema tan rico como único: se encuentra solo en cinco lugares del mundo y nuestro país tiene el privilegio de ser uno de ellos, junto con Sudáfrica, California, Australia y la cuenca del Mediterráneo.

Sin embargo, y pese a su revelancia como proveedor de importantes servicios ecosistémicos, además del hogar de un sinfín de especies endémicas, este bosque se encuentra altamente amenazado por efectos del cambio climático y la intervención del ser humano, especialmente en Chile.

Precisamente para ayudar a combatir estas amenazas, potenciar la protección de estos ecosistemas y generar instancias de valoración de sus múltiples beneficios, un grupo de instituciones encabezadas por el Centro de Ecología Aplicada y Sostenibilidad (CAPES UC) decidió crear un parque educativo interpretativo enclavado en el corazón de este bosque, en plena precordillera de Santiago. La primera etapa de este proyecto fue  recientemente seleccionada por el Concurso Nacional Ciencia Pública de Espacios Públicos Regionales del Programa Ciencia Pública del Ministerio de Ciencia, Tecnología, conocimiento e Innovación.

La iniciativa tiene una duración de 15 meses y una vez finalizado el proyecto, se espera que las experiencias que allí se diseñen permitan una integración de conocimiento en las comunidades que se refleje en un cambio de actitudes y motivaciones para enfrentar la crisis del bosque esclerófilo.

“Poner en valor la experiencia como herramienta para la comprensión de los componentes y procesos que subyacen a los sistemas naturales ofrece oportunidades únicas y significativas para la vinculación efectiva entre la persona y su entorno”, explica Pablo Becerra, investigador CAPES, académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC y director general del proyecto.

Actualmente, los procesos históricos de explotación y amenazas de origen humano como el cambio de uso de suelo y los incendios forestales han causado un profundo daño a la composición y funcionamiento del bosque, así como a los servicios ecosistémicos que nos otorga. A esto se suman los efectos de más de una década de mega sequía en la zona central, que ha profundizado la vulnerabilidad de este ecosistema.

Por lo tanto, “la recuperación del bosque esclerófilo es una tarea de largo aliento que requiere de la contribución de toda la comunidad. Sin embargo, el acceso a la montaña es limitado, lo que ha profundizado la desconexión entre el humano y el bosque. Es por ello que la creación de espacios educativos y de interacción son vitales para el re encuentro con este ecosistema, el reconocimiento de sus amenazas actuales y el desarrollo de actitudes que contribuyan a su recuperación”, explica Francisca Boher Elton, profesional CAPES y coordinadora general de la iniciativa.

Parte de las señaléticas con que contará el sendero interpretativo (Crédito: Proyecto Umbral).

Educación y experiencias familiares en la precordillera santiaguina

El proyecto consiste en un sendero de aproximadamente 800 metros inserto en un predio propiedad de la Pontificia Universidad Católica, en una zona urbana accesible al público a través de vehículo y transporte público. Su administración estará a cargo Asociación Parque Cordillera (APC), institución asociada en esta propuesta quienes administran una red de parques en la precordillera de Santiago.

El conocimiento científico y experiencias educativas y técnicas para su restauración que se integrarán en el parque lo convertirán en un espacio de encuentro comunitario y familiar a través de soportes educativos, interactivos e inclusivos se transmitirán los valores del bosque, su estado actual, y las acciones personales y colectivas que se pueden realizar para su recuperación.

“Una vez finalizado el proyecto, esperamos que la experiencia permita una integración de conocimiento en las comunidades que se refleje en un cambio de actitudes y motivaciones para enfrentar la crisis del bosque esclerófilo”, explica Becerra.

Destacan dentro del diseño del parque dos espacios demostrativos sobre actividades que se llevan a cabo en el sitio: restauración ecológica y una zanja de infiltración de aguas lluvia, ambas acopladas con la información y el soporte correspondientes. “Este parque recoge los valores y desafíos que enfrenta el BE, los que están claramente representados en el territorio, constituyéndose como un excelente modelo para desarrollar un espacio público que permita recibir al visitante, informar, sensibilizar y movilizar a la acción”, finaliza Becerra.

“Este parque educativo interpretativo busca ofrecer un sendero educativo sensorial donde personas con discapacidad visual y auditiva puedan interactuar a través de visitas guiadas y soportes educativos inclusivos donde se transmitan los valores del bosque.”

Encargada creativa y profesional CAPES, Sofía Herrera.

“Los contenidos didácticos, cognitivos y visuales se presentan combinando la exhibición escrita con braille, videos con lenguaje de señas y audioguías junto a una interacción mecánica para reforzar la idea de parque escuela”, señala la Dra. Fabiola Orrego, Encargada de contenidos y profesional CAPES Este proyecto fue presentado por la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC, el Centro de Ecología Aplicada y Sostenibilidad (CAPES UC) y tiene como instituciones asociadas a Parque Cordillera, la Municipalidad de Las Condes, la Corporación Educacional de Las Condes, CAC Las Condes, la Fundación Araucanía Inclusiva y la Fundación Luz.

El sendero también dará acceso a las zanjas de infiltración, acopio y distribución de aguas lluvias instaladas como parte del programa de restauración del parque San Carlos de Apoquindo (Crédito: Proyecto Parque San Carlos).

Algunos datos sobre el bosque esclerófilo de la zona central de Chile

  1. Forma parte del ecosistema mediterráneo que cubre un 5% de la superficie de la tierra, pero aloja cerca del 20% de las especies vegetales, muchas endémicas (Myers et al 2000).
  2. Su distribución coincide con las áreas más pobladas del país, por lo que ha estado sujeto a fuertes presiones. El cambio de uso de suelo, los incendios, la introducción de especies invasoras y el cambio climático, han causado la reducción y fragmentación del BE (Fischer & Lindermayer 2007).
  3. Actualmente está sujeto a los efectos de más de una década de sequía, que ha causado un evento masivo de desecación en las especies leñosas que implica un daño a su estructura, funcionamiento, además de impactar negativamente en los beneficios ecosistémicos que recibimos de él, como el control de la erosión, purificación del aire, infiltración del agua, polinización, refugio para mamíferos y aves, entre otros (Álvarez-Codoceo et al 2021)
  4. El gran valor ecológico del BE, y el gran riesgo de desaparición motivó su clasificación como un hotspot de biodiversidad (Myers et al 2000).

Texto: Comunicaciones Agronomía UC y CAPES