CAPES y “Red Visón” lanzan libro sobre el exitoso carnívoro invasor de la Patagonia

Investigadoras e investigadores chilenos y argentinos, con el apoyo de CAPES, lanzan el libro “Carnívoro exótico: el caso del visón americano (Neovison vison) en América del Sur”, en el marco del “2° Encuentro de la Red de Colaboración para el Control del Visón” que se realiza este 30 y 31 de marzo. El texto actualiza y sistematiza la información sobre el visón, especie exótica invasora que se ha distribuido en Chile y Argentina y que provoca importantes daños ecológicos, económicos y sociales.

Paula Zucolillo, una de las autoras del trabajo, durante una de las salidas a terreno en búsqueda de rastros de visones (© Paula Zucolillo)

El visón americano, o Neovison vison, su nombre científico, es un mamífero carnívoro semi-acuático, de la familia de los mustélidos, originario de América del Norte. Son voraces depredadores que consumen una gran variedad de animales, en especial roedores y aves acuáticas, por lo que provocan un gran impacto en la biodiversidad nativa de los territorios que habitan. El visón es una de las especies exóticas invasoras que más se ha extendido en el sur del continente americano, se mueven entre ambientes silvestres y rurales, facilitando la transmisión de enfermedades entre animales domésticos y silvestres y afectando la economía de las familias al atacar aves de corral. 

El visón llegó a Chile y Argentina en la década del 1930, introducido por empresarios que esperaban iniciar una lucrativa industria peletera, pero que fracasaron en su intento debido a la baja rentabilidad y a lo complejo de la crianza en cautiverio de esta especie. La consecuencia de este fracaso comercial fue que muchos de estos visones fueron liberados o escaparon al medio silvestre en la Patagonia chilena y argentina, donde encontraron un ambiente ideal para asentarse y prosperar.

Portada del librillo

Con los años el visón se dispersó en ambos lados de la cordillera, y actualmente se encuentra en estado silvestre desde la provincia de Neuquén hasta Tierra del Fuego en Argentina, y desde la región de la Araucanía a Magallanes en Chile, generando impactos en la biodiversidad de ambos países. Esto llevó a que el Ministerio del Medio Ambiente, formalizara en julio de 2020 el Comité́ Operativo de Colaboración para el Control del Visón, o “Red Visón”, conformándose un grupo de trabajo interinstitucional, publico y privado, con el objetivo de facilitar el acceso a la información, potenciar acciones en desarrollo y fomentar el apalancamiento de recursos.

El “2° Encuentro de la Red de Colaboración para el Control del Visón” se lleva a cabo este 30 y 31 de marzo para actualizar a los participantes acerca de los proyectos, programas e iniciativas que están desarrollando los distintos miembros de la red. En la ocasión se realizará además el lanzamiento del libro “Carnívoro exótico: el caso del visón americano (Neovison vison) en América del Sur”, publicado por CAPES y desarrollado por Laura Fasola de CONICET, Argentina; Paula Zucolillo, investigadora CAPES-UC; Ignacio Roesler de CONICET, Argentina y José Luis Cabello de Island Conservation.

El texto es una síntesis actualizada y en español sobre la invasión del visón en Chile y Argentina. La idea de su realización surgió de una invitación de Fabián Jaksic, director de CAPES, para elaborar un documento que acompañe a la Red Visón, ponga en común y actualice el estado de conocimiento sobre la especie y sus impactos en Latinoamérica. Laura Fasola, que además pertenece al Programa Patagonia – Aves Argentinas / Asociación Ornitológica del Plata, señala que “existe una publicación de 2002 liderada por Jaksic en relación con varias especies entre las que se encuentra el visón, y era deseable que la red tuviera un documento actualizado sobre la misma. En casi 20 años de diferencia entre las publicaciones, se ha generado mucha información en relación a la ecología de la especie y también se han acumulado algunas experiencias para su control. El librillo trata de abordar esta información generada de manera que sea un documento introductorio completo, tanto para nuevos investigadores como personas que deben encargarse de gestionar el manejo de sus impactos. Este documento obviamente necesitará actualizaciones periódicas, para que pueda seguir cumpliendo este rol. De hecho, ya hay secciones que han quedado un poco desactualizadas y eso tiene que ver con la importancia que se le está dando a la especie por las urgencias de conservación que surgen a su alrededor, los conflictos con actividades económicas y distintas situaciones sanitarias”.

Un carnívoro exótico muy exitoso

Un ejemplar de Neovison vison o visón americano capturado. (© Paula Zucolillo)

El visón americano se ha convertido en uno de los vertebrados invasores más exitosos de Sudamérica, ¿Cómo sucedió esto? “Principalmente porque el visón es una especie de hábitos muy generalistas y con una plasticidad ecológica increíble que le permite desarrollarse en una variedad muy importante de condiciones ambientales”, explica Laura Fasola, “esto lo sabemos en base al rango de distribución natural que tiene, donde los límites ambientales los han impuesto los desiertos más rigurosos (Arizona) o condiciones casi polares. En cuanto a las condiciones que han favorecido su éxito en Latinoamérica, por un lado, ha habido muchos focos de invasión en la región y por el otro, Patagonia es pobre en competidores y los predadores son ocasionales”.

El visón americano puede producir daños ecológicos y socioeconómicos de importancia en los ecosistemas invadidos. “Al ser un carnívoro oportunista posee una dieta muy variada causando un impacto evidente sobre las presas de las cuales se alimenta como crustáceos, roedores y principalmente sobre aves acuáticas”, afirma Paula Zucolillo de CAPES, “este impacto es más profundo cuando se alimenta de aves migratorias en ciertos periodos de tiempo como la época reproductiva, siendo este un momento extremadamente vulnerable tanto para los adultos como para huevos y polluelos. Sin embargo, existen otros impactos menos evidentes e igualmente graves como la transmisión de enfermedades a la fauna silvestre, en especial a carnívoros nativos como la nutria de río o zorro chilote, ambas especies en peligro de extinción . Por último y no menos importante, su rol en la transmisión de enfermedades de importancia en salud pública como la leptospirosis”.

En su expansión por los ecosistemas que invade, el visón amenaza a múltiples especies, en especial aves acuáticas nativas y emblemáticas. “En Chile podemos nombrar aves como el quetru no volador, canquén colorado, cisne de cuello negro, piden austral, diversas especies de aves marinas y otras especies que anidan en el suelo, en especial en aquellas zonas como las islas, donde evolutivamente carecen de depredadores”, según detalla Paula Zucolillo, también están en peligro “los carnívoros nativos como la nutria de río o huillín, a través de la transmisión de enfermedades como el distémper, están expuestas a contraer esta enfermedad letal poniendo en riesgo las poblaciones que ya están gravemente amenazadas y en disminución”.

¿Por qué es tan complejo el control del visón en los territorios australes? La investigadora CAPES comenta que el “control efectivo del visón precisa de un objetivo e indicadores claros, la colaboración a mediano y largo plazo entre las instituciones que se encargan de ello, un presupuesto suficiente para poder llevar a cabo las actividades de captura y eutanasia y un equipo técnico correctamente capacitado para trabajar en áreas remotas y complejas como las zonas invadidas, en las que deben sortear logísticas complejas. Además, capturar mustélidos como el visón americano, es una tarea que requiere experiencia ya que es un animal bastante elusivo e inteligente, por lo que continuamente se buscan maneras de mejorar la eficiencia a través de la mejora en distintos tipos de trampas, atractores y métodos adaptados al área a controlar. La información generada por las investigaciones y programas de control existentes, tanto en Chile como en Argentina, permitirían poder plantear un plan efectivo. Sin embargo, aún queda camino por recorrer y desafíos por superar para abordar un plan exitoso de control a lo largo de la extensa distribución del visón”.

El texto relata la historia de la introducción del visón en Chile y Argentina y las rutas de distribución que han seguido en ambos países desde los lugares donde se encontraban las antiguas granjas peleteras, conocer esta información es importante, en palabras de la Dra. Laura Fasola, “por un lado, porque aún se encuentra en expansión en la región y es necesario para poder entender cómo continuará el avance en estos sectores. Por otro, se necesita conocer qué factores han acelerado o retrasado la velocidad de avance, o incluso cuales los han detenido, para poder ajustar las estrategias de las acciones de control”.

El libro busca llegar a todos los interesados en la problemática de la invasión del visón, incluyendo las comunidades afectadas, tomadores de decisiones en biodiversidad, economía rural y turismo de intereses especiales, investigadores, y en especial a todos quienes trabajan en terreno para la investigación y control de esta amenaza a nuestra biodiversidad nativa.

Pueden descargar el libro desde el siguiente enlace: https://capes.cl/librillo-vison/

Texto: Comunicaciones CAPES

Científicos estiman entre 3 mil y 4 mil el número de Kawésqar previo al arribo europeo

Los resultados obtenidos confirman que este y otros pueblos cazadores-recolectores tenían una baja densidad poblacional, cuyo declive definitivo no se alcanzó hasta la llegada de los colonización de chilenos y europeos a mediados del siglo XIX.

Ilustración de habitantes Kawésqar a la caza de lobos marinos. Autor: Eduardo Armstrong, 1975. Créditos: Memoria Chilena

El pasado 16 de febrero de 2022, la última hablante activa del idioma Yagán y Tesoro Humano Vivo 2009, Cristina Calderón Harban, murió a los 93 años en Villa Ukika, en Isla Navarino, la localidad más austral del planeta, y el lugar de residencia de la mayoría de los cien descendientes que aún quedan de este pueblo originario, que poblara gran parte de los canales y costas de Tierra del Fuego y el archipiélago del Cabo de Hornos.

La muerte de Calderón es otro golpe más al frágil legado que han podido dejar los distintos grupos de cazadores-recolectores que alguna vez poblaron el archipiélago patagónico y las tierras interiores de Chile y Argentina, y que hoy se hallan al borde de la extinción. Ya en 2020, otra de estas naciones, los Kawésqar, perdieron en el lapso de seis meses a dos de sus últimos bastiones vivos: Carlos Renchi y Ester Edén.

Hoy, se estima que el pueblo Kawésqar cuenta con apenas cuatro hablantes enteramente competentes en su lengua homónima, pese a que, según el último censo de 2017 realizado en Chile, 3.500 personas declararon ser descendientes de esta etnia (0.16% de la población). Casi todas ellas residen actualmente en puerto Edén, una localidad al sur del golfo de Penas, en la región de Magallanes, que constituye el principal asentamiento de una cultura otrora caracterizada por su nomadismo. 

La historia de los Kawesqar, así como la de yaganes, aónikenk, chonos, haush y selk’nam, es una historia de olvido y exterminio. La intermitente llegada a la región de colonos chilenos y europeos a comienzos del siglo XIX —y más ostensiblemente a mediados de dicho siglo— significó para estos pueblos un acelerado colapso demográfico, causado por el efecto combinado de un aumento de muertes por enfermedades infecciosas (sífilis, tuberculosis y sarampión), la violencia del proceso de colonización, y la pérdida de su estilo de vida debido a los esfuerzos de occidentalización por parte de los chilenos.

Esta historia de destrucción tanto de seres humanos como de sus tradiciones ha logrado borrar casi por completo los ya de por si escasos registros históricos y arqueológicos que un pueblo de cazadores-recolectores, como el Kawésqar, deja a su paso, dificultando aún más los esfuerzos del mundo científico por reconstruir la forma de vida de estos antiguos habitantes del Chile austral.

Un número preciso con datos imprecisos

Algo tan básico, como, por ejemplo, saber el número de habitantes que alcanzaba la nación Kawésqar a principios del 1800, es decir, antes de los primeros contactos con los colonizadores, es en la actualidad un tema de controversia entre arqueólogos, antropólogos e historiadores. Las cifras fluctúan entre los 1.100 y 6.000 individuos, una discrepancia explicada en parte por la ausencia de censos o muestreos sistemáticos que dificultan la reconstrucción de patrones sólidos. De hecho, casi toda la información cuantitativa disponible proviene, o bien de estimaciones de expertos, o de encuentros accidentales entre los kawésqar y los exploradores, colonos y misioneros “occidentales”, datos de por si altamente susceptibles a sesgos e incertidumbres.

Pese a esto, un grupo de investigadores del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES-UC), el Centro del Desierto de Atacama de la Universidad Católica de Chile, y el Núcleo Milenio UPWELL en Surgencia costera, asumió el desafío de calcular, con mayor precisión, el tamaño de la población Kawésqar para el período anterior a su declive, usando esta vez un enfoque estadístico nuevo, capaz de estimar con solidez los tamaños de población históricos aun sirviéndose de evidencia dispar.

“El principal desafío en este tipo de estudios es la falta de datos” nos cuenta Sergio Estay, ecólogo de la Universidad Austral de Chile y CAPES, y autor principal del estudio. “En ese sentido, lo importante es saber cómo se pueden aprovechar de la mejor manera los datos existentes para tener estimaciones robustas”.

“La evidencia arqueológica asociada a estas tradiciones no es escaza, pero tampoco abundante” aporta Eugenia Gayó, investigadora CAPES, UPWELL y co-autora del estudio. “Ésta da cuenta de las estrategias que los grupos de cazadores-recolectores del extremo sur del continente emplearon en el pasado”. En cuanto al tipo de evidencia que dejan estos grupos, la paleoecóloga detalla: “se trata principalmente de objetos materiales, como cuchillos de concha, asociados a los campamentos canoeros que levantaban, y donde también se pueden encontrar restos de los recursos marinos y terrestres que consumían”.

Pero la evidencia directa no es la única fuente de información a la hora de desentrañar el pasado de este pueblo. “En nuestro caso” revela Estay, “a partir de los datos de opiniones de expertos y evidencia indirecta (como relatos de encuentros entre colonos y población indígena), generamos un modelo estadístico que podía hacerse cargos de las limitaciones en los datos y de sus posibles sesgos. No es perfecto, pero provee interesantes resultados”.

En total, los investigadores recopilaron 49 estimaciones de expertos distintas sobre el número de habitantes histórico del pueblo Kawésqar, las que fueron luego cotejadas con los más de 140 registros históricos de encuentros entre miembros de esta nación y los colonos chilenos y europeos. Usando como predictores la densidad de encuentro y la densidad de área de encuentro, Estay y compañía produjeron así tres modelos basados en diversos escenarios. Sus resultados, publicados en la revista The Holocene, muestran que la población histórica de los Kawésqar osciló aproximadamente entre 3700 y 3900 personas para principios del siglo XIX. Una cifra intermedia entre las estimaciones más conservadoras y las más abultadas. “Los resultados obtenidos” explica Estay, “confirman que estos pueblos tenían una baja densidad poblacional, debido, seguramente, al difícil ambiente donde habitaban, el cual no permitía tamaños poblacionales mucho mayores”.

Ester Edén, una de las últimas hablantes Kawésqar, fallecida en 2020, navegando en Puerto Edén, en 2017. Créditos: Leopoldo Pizarro.

Un ambiente difícil

Efectivamente, durante su apogeo, el pueblo Kawésqar habitó principalmente los mares interiores y fiordos del accidentado relieve costero de la Patagonia, caracterizado por los desprendimientos de hielo y los vendavales. Allí, establecían circuitos de movilidad y conectividad entre los bosques subantárticos siempre verdes y la costa austral, subsistiendo predominantemente de la fauna costera representada por lobos marinos, cetáceos, aves, crustáceos y moluscos) y de uno que otro recurso terrestre como huemules o bayas.

Sin embargo, como indican en el estudio, entre los siglos XV y XIX, “el avance de los glaciares desde el Campo de Hielo Patagónico probablemente condujo a una mayor contribución de agua dulce y sedimentos glaciares durante la Pequeña Edad de Hielo” frenando más de un milenio de aumentos en la disponibilidad de alimentos. No obstante, los investigadores también señalan que, “mucho más allá del impacto de los cambios en las condiciones ambientales regionales, la disponibilidad de mamíferos marinos se redujo drásticamente debido a la sobreexplotación por parte de cazadores de focas y balleneros extranjeros desde el siglo XVIII”, lo que condujo a los Kawésqar a reducir su densidad poblacional para evitar el agotamiento de los recursos.

En opinión de los investigadores, el enfoque desarrollado en este trabajo tiene el potencial de ser aplicado en la caracterización de los tamaños de población de otras tradiciones de cazadores-recolectores, para los cuales se dispone de datos sobre encuentros y áreas ocupadas. “Las descripciones de encuentros históricos, en combinación con la evidencia arqueológica, ambiental y etnográfica sobre la movilidad de estos grupos, podrían ser útiles para obtener o mejorar las estimaciones históricas de población existentes”.

Sin embargo, a la hora de extender estos modelos a otros casos similares, Estay sugiere cautela. “No es una buena idea tomar un método cualquiera y usarlo sin tener en cuenta la disponibilidad y calidad de la información existente. Nuestro trabajo debe ser visto más como una forma de enfrentar el análisis de este tipo de datos (incluyendo el diseño de la estrategia de análisis), y tomar algunas de sus fortalezas, pero no es una receta que se pueda aplicar a rajatabla en otras circunstancias”. Así y todo, el trabajo permite echar luz sobre un aspecto fundamental del estudio, y el rescate, de estos pueblos y de sus formas de vida. “Creemos que nuestro marco no solo contribuye a comprender mejor la trayectoria de los cazadores-recolectores del sur de Sudamérica, sino también a probar hipótesis sobre diferentes dinámicas entre cazadores-recolectores, en diferentes escalas espacio-temporales y contextos ecogeográficos” concluyen los autores.

A este respecto, Eugenia Gayó complementa: “siempre es útil contar con este tipo de datos para entender como se establece la dinámica de las poblaciones. En el caso particular de los Kawésqar, contar con información permite ciertamente evaluar cuantitativamente los factores o hechos que llevaron a la reducción significativa de su población. Por ejemplo, evaluar el rol de las enfermedades introducidas por los colonos versus las políticas de estado y de los privados en apropiarse de territorios a costa de violencia y exclusión. Es importante destacar que los kawésqar no se han extinguido, por lo que estimaciones de los tamaños poblacionales históricas pueden representar elementos importantes para reparar la injusticia racial, y avanzar hacia un Estado plurinacional”.

Texto: Comunicaciones CAPES

“Karachi”, el sorprendente pez del desierto altiplánico

La publicación del primer genoma de un pez altiplánico es uno de los hitos destacados de una investigación sobre Orestias ascotanensis, un pequeño pez que habita solamente en el salar de Ascotán en el desierto de Atacama, realizada por un equipo multidisciplinario de investigadores de distintas universidades y centros de investigación.

Orestias ascotanensis. Créditos: Méndez, et. al.

En la inmensidad del Altiplano chileno, rodeado de montañas y volcanes, a 3.700 ms. sobre el nivel del mar, se encuentra el salar de Ascotán, perteneciente a la comuna de Ollagüe, en la región de Antofagasta. El salar es un reservorio de vida natural adaptada a las duras condiciones del desierto en altura, entre las que se pueden mencionar amplias oscilaciones de temperatura entre el día y la noche, baja humedad, oxígeno reducido y la radiación ultravioleta superficial más alta del planeta.

A pesar del estrés al que están sometidos, en los salares encontramos diversos organismos bien adaptados para vivir y prosperar en estos hábitats de gran altitud, como caracoles del género Biomphalaria y Heleobia, ranas del género Telmatobius, peces del género Orestias, flamencos andinos y camélidos como llamas, alpacas, vicuñas y guanacos, entre otros.

Uno de estos organismos, Orestias ascotanensis, también llamado “karachi”, es un pequeño pez endémico de los manantiales que alimentan el salar de Ascotán. Pertenece al género Orestias (Orden Cyprinodontiformes; Familia Cyprinodontidae), grupo endémico de especies que habitan sistemas acuáticos en las cuencas interandinas de Perú, Bolivia y Chile. Estos peces se han adaptado a vivir en las condiciones extremas de los salares, que, a las mencionadas anteriormente, se suman concentraciones elevadas de metales pesados ​​en el agua y salinidad variable, por lo que son un modelo biológico atractivo para abordar los mecanismos de adaptación de los peces a hábitats de gran altitud.

Un amplio equipo de investigación de las universidades de Chile, Andrés Bello, Católica de Chile, CAPES e IEB, que reunió a especialistas en genética, microbiología, ingeniería, matemáticas, entre otras disciplinas, publicó recientemente un artículo sobre esta especie, titulado “Genome sequencing and transcriptomic analysis of the Andean killifish Orestias ascotanensis reveals adaptation to high-altitude aquatic life”. Conversamos sobre este estudio con uno de sus autores, Marco A. Méndez, investigador CAPES y docente de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile.

Un pez de altura

Cómo se adaptan los organismos a ambientes acuáticos de gran altura como el altiplano, es una de las interrogantes que buscaron responder los investigadores. O. ascotanensis es una especie interesante que nos permite la búsqueda de señales a nivel genómico que nos den información sobre cómo esta especie se adapta a las condiciones ambientales impuestas por habitar en un salar de altura, por ejemplo, la alta salinidad y la alta radiación UV presente en esta zona”, señala Méndez.

Para comprender la adaptación de este pequeño pez, a la fecha se han realizado estudios morfológicos y de desarrollo embrionario, análisis filogenéticos y comparaciones citogenéticas de las especies de Orestias del Altiplano Andino, los cuales, según los autores, no explican completamente las adaptaciones a estos ambientes. Es por esto, replican, que se necesitan análisis genómicos y transcriptómicos que complementen esos resultados.

Salar de Ascotán en la región de Antofagasta, Chile. Créditos: Alejandro Soffia

Genómica, transcriptómica y reparación molecular del ADN

¿En qué consisten estos análisis? “El transcriptoma es el conjunto de todas las moléculas de ARN (transcritos) presentes en una célula o grupo de células en un momento determinado” explica el investigador, especificando que cada tejido expresa distintos transcritos, y esta expresión diferencial es lo que se denomina transcriptoma. “Al hacer un análisis transcriptómico, buscamos identificar aquellos genes que se expresan diferencialmente dada una condición de interés. En nuestro caso, la expresión transcriptómica asociada a los ambientes del salar de Ascotán donde vive esta especie”. 

Por otro lado, podemos decir que el genoma son todas moléculas de ADN que contiene una especie, “con las actuales técnicas de secuenciación masiva somos capaces de obtener todo el genoma de un individuo”, afirma el investigador, “de este modo, aplicando los principios de la biología comparativa, somos capaces de inferir los cambios en las secuencias entre especies y proponer la historia evolutiva de las especies de interés, mediante árboles filogenéticos”.

Para sobrevivir y desarrollarse en ambientes extremos, los seres vivos poseen múltiples mecanismos de adaptación. A nivel molecular, por ejemplo, se conoce la reparación de ADN. “En la secuencia de nucleótidos se encuentran las instrucciones necesarias para formar todos los componentes de las células, así como las proteínas y las moléculas de ARN y la información heredable. De aquí la importancia de que existan mecanismos de reparación del ADN que corrijan los problemas generados por agentes mutagénicos, uno de estos factores es la radiación UV que es muy alta en el norte de Chile”, menciona Méndez.

Entre los resultados relevantes de esta investigación, Marco A. Méndez destaca que “lo primero es la publicación del primer genoma de un pez altiplánico, adicionalmente se pudo caracterizar a nivel transcriptómico los genes implicados en la respuesta adaptativa de Orestias ascotanensis a la vida en el Salar de Ascotán, un ambiente único en el mundo por su altura y condiciones abióticas extremas. Finalmente se caracteriza la respuesta molecular a nivel de microARN (miARN) permitiendo postular posibles respuestas regulatorias de la expresión génica involucradas en la adaptación de esta especie a este ambiente extremo”.

Los tipos de análisis genómicos y transcriptómicos de O. ascotanensis son los primeros realizados en peces del Altiplano Andino; hasta la fecha sólo se habían efectuado en animales que habitan en el entorno de gran altitud de la meseta tibetana en los Himalayas, como la serpiente de aguas termales tibetana, el pollo tibetano, el antílope tibetano o los monos de nariz chata. Las características del hábitat del pez andino, altísima radiación ultravioleta, bajo nivel de oxígeno, altas concentraciones de sales y metales pesados, convierte al salar de Ascotán en uno de los ecosistemas más duros para la vida de los peces. El genoma secuenciado y estudiado en este paper es una referencia de alta calidad que puede ser usado para genómica comparativa y como fuente de información que ayudará a comprender el desarrollo y la fisiología de esta especie.

Texto: Comunicaciones CAPES

CAPES estrena nuevo sitio web centrado en sus proyectos y áreas de acción

La nueva versión de la plataforma incluye nuevos contenidos y mejoras en su diseño, navegación y estructura. Completamente adaptada a dispositivos móviles.

La nueva cara de capes.cl

A partir de marzo, y luego de más de un año de planificación y trabajo, el portal institucional web del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, www.capes.cl, mostrará una nueva y mejorada cara, su primera gran transformación desde la creación del Centro, hace ya 8 años.

“Los sitios web se van desarrollando junto con las instituciones a las que promueven” explica la coordinadora de Extensión y Comunicaciones del CAPES, Mónica Paz, “y van cumpliendo un ciclo con el paso del tiempo. Desde su creación en 2014, CAPES ha crecido mucho, aumentaron sus líneas de investigación, sumando proyectos y actividades, generando una gran productividad científica a través de nuestros investigadores, o realizando las actividades de difusión y vinculación, entonces, ya era tiempo de cambiar de “casa” por una más grande, refrescar la imagen y reordenar los contenidos para que sea más fácil encontrarlos”.

Entre las novedades de esta nueva versión —que espera acompañar el quehacer del Centro por los próximos años­—, la plataforma incorpora una navegación mejor adaptada a los requerimientos y necesidades de sus distintos públicos, provenientes del sector público, la industria, la sociedad civil y, por supuesto, la academia. 

Sobre éstos, el director de CAPES y Premio Nacional de Ciencias Naturales, Fabián Jaksic, acota: “los productos den nuestro Centro apelan a distintos tipos de públicos y por eso nos dirigimos a cada uno de ellos. Tenemos un público que es científico, quienes se interesan en los papers que publicamos y los proyectos de investigación que desarrollamos. Hay otro segmento, proveniente tanto de las agencias del Estado como de las empresas privadas, al cual tratamos de llegar mediante transferencia tecnológica o de conocimiento, aportando en áreas como la determinación de cuotas de pesca, la intensificación ecológica, la conservación del agua, es decir, con ciencia aplicada a problemas que afectan en lo concreto y en lo inmediato y con expectativas a futuro de conocimiento científico”.

En ese sentido, destaca en la nueva estructura una sección especialmente dedicada a las áreas del acontecer nacional sobre las cuales inciden las investigaciones aplicadas de CAPES, la cual complementará, en un lenguaje más llano y accesible, los contenidos de sus siete líneas de investigación ya incorporados en el sitio original.

Así, los usuarios podrán conocer los proyectos que realizan los investigadores e investigadoras del Centro en ámbitos como la minería, la energía, la industria alimentaria, el cambio climático, las invasiones biológicas, la contaminación ambiental, la agroindustria, e incluso el trabajo efectuado por nuestros miembros en torno a la actual pandemia de COVID-19, entre otras.  

Además de estos contenidos, el nuevo sitio incorpora espacios dedicados a las diversas redes de colaboración del Centro —tanto nacionales como internacionales— y las distintas zonas de Chile donde realiza su investigación.

Un panorama en tiempo real

El rediseño también supuso la actualización de toda la información institucional ya obsoleta dentro del portal a nivel de personal, publicaciones y proyectos, a través de listas interactivas donde cada visitante podrá consultar los artículos científicos, tesis, libros, proyectos de divulgación y transferencia y servicios en los que participan nuestros investigadores, filtrados por línea de investigación y tipo de contenido.

“Esperamos que nuestro público, compuesto principalmente por personas interesadas en temas ambientales y de sustentabilidad, puedan ver y revisar rápidamente, desde la misma portada, las novedades, noticias, actividades y publicaciones del Centro, pero también que puedan encontrar contenidos en sus temas de interés” relata Paz.

En cuanto a nuestros canales de comunicación, esta nueva versión pone a disposición de todos los usuarios el boletín mensual del Centro, hasta hace poco sólo visible para sus públicos internos, y una sección de contacto donde los usuarios podrán enviarnos consultas, avisos y comentarios, simplemente completando un formulario. De este modo, nuestro portal se convierte en una fuente de referencia confiable y fidedigna para todo quien desee mantenerse al día sobre nuestro trabajo.

“La idea” comenta Jaksic, “tener en nuestro sitio web acceso a este tipo de conocimiento que está calibrado para distintos tipos de personas, de acuerdo a sus intereses y a su experiencia, incluso éstas no tienen formación académica especializada”.

Una cara más fresca

Los cambios en el sitio, sin embargo, no se limitan a sus contenidos. Un diseño renovado, moderno y adaptado a dispositivos móviles, hará más placentera la experiencia de navegación, implementando para estos efectos una nueva tipografía que facilita la lectura, amplias zonas de descanso para la vista, y el uso más predominante de imágenes en tamaño grande y a todo color.

Particularmente notorio es el cambio en nuestra sección de noticias, la cual presenta una gráfica que enfatiza los contenidos visuales de nuestras informaciones, y reduce el área de texto para hacerla cómoda sobre todo a los lectores que se conectan desde dispositivos móviles, y con un acceso rápido a notas relacionadas.

“Los dejamos invitados a explorar y aprovechar nuestro nuevo sitio” señala Paz, “a conocer a las instituciones con las que interactuamos, a seguirnos en nuestras redes sociales y a suscribirse a nuestro boletín mensual, que es un resumen detallado de la actividad científica de los miembros de CAPES. De a poco iremos desplegando más novedades en la plataforma, como las apariciones en prensa más importantes de nuestro Centro, y una nueva versión en inglés. ¡Así que a estar atentos!”

Texto: Comunicaciones CAPES

Fabián Jaksic y el origen de una vocación

Fabián Jaksic, zoólogo, uno de los especialistas en especies exóticas invasoras más destacados del país y director del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES-UC, acaba de lanzar su libro “Memorias de un naturalista magallánico”, obra que describe su recorrido de vida desde su natal Punta Arenas, su trabajo, descubrimientos, sus vicios y virtudes, y sus motivaciones para investigar la Naturaleza que nos rodea en los múltiples ecosistemas que componen Chile.

Jaksic en 1982. Créditos: Fabian Jaksic. Archivo personal. Reproducciones digitales de fotografías en papel. Santiago de Chile, 15-10-2021 (©Alvaro de la Fuente)

Un niño observando la extensa planicie de la estepa magallánica, recolectando, ordenando y clasificando insectos: ese era Fabián Jaksic Andrade a mediados del siglo pasado. Hoy, el hombre que se transformó en uno de los ecólogos más importantes de Chile, escribió sus memorias después de superar un grave episodio de Covid-19 en el año 2020.

Jaksic actualmente es el director del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, el que encabeza desde su creación en 2014 y también lideró el Centro de Estudios Avanzados en Ecología y Biodiversidad, CASEB, entre 2001 y 2011. Entre sus múltiples reconocimientos, está la obtención del Premio Nacional de Ciencias Naturales en 2018, hecho que, si bien aparece reseñado en sus memorias, es sólo un pequeño capítulo de un ejercicio de autorreflexión que se sumerge en recuerdos de infancia, su evolución, sus referentes y motivaciones.

En el libro, el zoólogo construye un relato de su vida honesto y entretenido, con luces y sombras, desde su paso por la educación básica y media en colegios municipales y técnico-profesionales —él es técnico en electricidad es su profesión— y su itinerario por la educación superior en la Universidad de Chile y en distintos planteles en Estados Unidos y finalmente en la Universidad Católica de Chile.

¿Por qué escribir un libro sobre su vida? “Mis memorias puede que no sean mucho más interesantes que las de cualquier persona, pero hay que tomarlas en el contexto que son las memorias de una persona entrenada científicamente, que intenta comprender la Naturaleza de su país” se explaya el autor. “Cómo una persona que nace en este país se ilusiona, fascina e interesa por conocer su Naturaleza, y cuál es el camino que hace para llegar a ese conocimiento. Yo diría que ese es el ímpetu que hay detrás de la producción de mis memorias”.

Zoólogo, ecólogo y también naturalista

Jaksic en 2012, por entonces director de CASEB.

Su carrera científica ocupa por supuesto un lugar importante en su biografía, donde destacan tres contribuciones: al conocimiento sobre ecología de los vertebrados, las especies exóticas invasoras y la influencia del clima sobre las poblaciones animales.

La primera, es la menos “gloriosa”, según sus palabras. “El logro fue sistematizar el conocimiento existente sobre la ecología de los animales vertebrados de Chile. Lo primero que aprende un científico es que hay que conocer los datos disponibles. Entonces lo que hice fue reunir todo lo que se había hecho en ecología de los vertebrados de Chile, poniéndolo bajo la óptica de la ecología moderna, donde la interacción entre el acercamiento al problema y el nivel de organización genera una matriz cuadrada, en donde uno puede ver que se sabe mucho de tal tipo de organismos, en tal tipo de ambientes, con tal tipo de énfasis en el estudio de sus interacciones y, al revés, que se sabe muy poco de otros organismos”.

Su segunda contribución, en la que trabaja hasta el día de hoy, “fue darme cuenta de que los animales exóticos, introducidos a Chile, funcionaban de manera muy distinta a como lo hacen los animales nativos en relación con su ambiente” señala Jaksic. Sus primeros trabajos, en los años 70, trataban sobre las diferencias que había entre el modo de alimentación y la depredación sobre conejos europeos versus roedores nativos. Este tema lo abandonó por largos años hasta 1998, cuando lo retoma “esta vez bajo la influencia de ecólogos que típicamente describen tres grandes cambios planetarios: en el uso del suelo, en los ciclos biogeoquímicos, como por ejemplo la emisión de CO2 a la atmósfera, y con las invasiones biológicas. A mí me costó ver el tema de las invasiones biológicas porque no había una teoría, y a contar del año 1996 o 1997, sale un primer trabajo que a mí me influyó mucho y dije ¡caramba!, este es un problema serio, el de las especies exóticas invasoras, y por supuesto lo retomé y eventualmente he publicado muchísimos trabajos incluyendo dos libros enteros dedicados a las invasiones biológicas”.

Una tercera línea de investigación importante surgió “cuando pensé en la influencia del clima sobre las poblaciones animales en Chile”, relata el investigador, y recuerda: “quedé muy impresionado cuando en 1972, con un profesor de la Facultad de Ciencias, fuimos a observar una ratada, que es una explosión demográfica de ratones, que se dio en la región de Coquimbo. Me acuerdo que poníamos las trampas-jaula y los ratones se metían hasta de a tres a comerse el cebo porque estaban muertos de hambre. Tú ponías 100 trampas y capturabas 130 ratones, eso es 130% de eficiencia; eso me dejó muy impresionado. Vi una nueva plaga de ratones el año 1987, y posteriormente en 1991, y eso me quedó rebotando en la mente hasta que, después de la sequía prolongada del año 1992 al 97, se me ocurrió que podía deberse al fenómeno de El Niño y la Niña. El Niño en Chile representa lluvia, alta producción primaria, un Chile verde, y, además, plagas de ratones, entonces, se me ocurrió proponer como proyecto usar el fenómeno de El Niño como un experimento natural de gran escala para evaluar los escenarios de sequía versus exceso de precipitaciones, en lo que se refiere al funcionamiento de los ecosistemas terrestres”.

Entre otros temas que ha estudiado, hay uno al que le tiene especial cariño: la interacción entre depredadores y presas. “A mí siempre me han gustado los carnívoros, las aves rapaces, las lechuzas, todo tipo de depredadores. Así, aparte de los tres temas mencionados antes, un cuarto aspecto que he desarrollado muy intensamente y con mucha pasión es el conocimiento de qué es lo que hacen los depredadores en los ecosistemas”, destaca Jaksic, tema en el que ha publicado libros como “Los Carnívoros de Chile”, que lleva dos ediciones, o “Las Aves Rapaces de Chile”, a los que se suman muchos artículos científicos.

Ecosistema científico

Jaksic es actualmente Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), apoyado por el Programa de Investigación Asociativa de CONICYT, que ha aglutinado a más de cien investigadores dedicados al impacto del cambio global sobre la biodiversidad. Santiago de Chile, 17-09-2021 (©Alvaro de la Fuente)

Además de su trayectoria personal y profesional, Fabián Jaksic dedicó un apartado especial a lo que él tituló como “Mi ecosistema científico, 116 compañeros de ruta”. Este capítulo web, que no forma parte del libro físico, es un repaso por las relaciones de investigación, amistad, mentoría y trabajo que ha cultivado a lo largo de los años. Sin pelos en la lengua, menciona a todas las personas de las que ha aprendido y a las que admira, que afirma son cerca de un 95% del total, pero también a aquellos a los que él denomina sus “villanos favoritos”.

“Es gente que me enseñó cómo no debe ser una relación entre colegas, o peor, entre profesores y estudiantes”, explica el zoólogo, “la mayor parte de mis “villanos favoritos” eran personas que tenían un cierto poder sobre mí, por el hecho de ser mayores que yo, de tener más conocimiento, más experiencia, más formación, y que me trataron mal, según mi experiencia; tales como profesores que me dieron pésimos ejemplos, que fueron malos maestros. Sin embargo, y aquí hago la salvedad, algunas de las personas que yo califico como mis “villanos favoritos” son los “héroes favoritos” de otros, de gente muy cercana a mí. Tengo colegas y amigos que disienten profundamente que yo trate de villano a tal profesor, pero lo que digo es que no estoy hablando de la persona, estoy hablando de mi experiencia con esa persona y eso es lo que debiera entenderse”.

“Tengo excelentes impresiones del 95% de las personas, principalmente porque me han dado, me han regalado experiencias, me han enseñado cosas, eso se los agradezco. Ojalá yo les haya enseñado a ellos, los haya influido positivamente, les haya expandido la mente; pero más bien lo que relato es cómo esas personas me impresionaron a mí”. Así finaliza este hombre de ciencia que se define como un coleccionista, primero de bichos en su infancia y luego también de experiencias, “te das cuenta que, del afán por coleccionar al afán de ordenar la colección, el paso siguiente es la mentalidad científica”.

Puedes encontrar un extracto del libro y el complemento digital “Mi ecosistema científico” en: www.capes.cl/memoriasdeunnaturalista

Texto: Comunicaciones CAPES

Seminario «Desafíos de la reforestación en tiempos de sequía»

Cuándo: 10 de marzo a las 10:00 hrs.
Dónde: actividad telemática
Organiza: Proyecto CONAF034/2018

El próximo jueves 10 de marzo de 2022 de 10:00 a 12:00 horas (hora de Chile), se llevará a cabo el seminario «Desafíos de la reforestación en tiempos de sequía», que contará con la participación de Eduardo Arellano, académico @agroyforestaluc; Juan Ovalle, académico @ingenieria.forestal.uch y Claudia Rojas, académica de @la_uoh, todos además investigadores @capeschile.

La actividad se enmarca en el Proyecto «Técnicas silviculturales costo efectivas para reducción de estrés hídrico de plantas en procesos de restauración de bosque esclerófilo» (Proyecto FIBN 034/2018), financiado por el Fondo de Investigación del Bosque Nativo.

Invitan @conaf_minagri Metropolitana, @ucatolicaoficial@uchile y @la_uoh. El seminario se realizará en formato virtual en la plataforma Zoom.

Inscripciones en el mail: [email protected]

Lanzamiento del libro «Programa educativo: reduciendo la contaminación por plástico en el océano»

Cuándo: 7 de marzo a las 15:00 hrs.
Dónde: actividad telemática
Organiza: Universidad de Concepción, EfD, Seremi de Medio Ambiente de la región del Bio-Bio

Este lunes 7 de marzo, a partir de las 15:00 horas, se realizará el lanzamiento del libro «Programa Educativo: Reduciendo la Contaminación por Plástico en el Océano”, que recoge las experiencias del proyecto de investigación en los colegios de la Región del Biobío, encabezado por Marcela Jaime, académica de la @udeconcepcion, directora de @efdinitiative, EfD Chile e investigadora @capeschile

La obra será presentada por la Dra. Jaime, Mario Delannays, Seremi Medio Ambiente, Región del Biobío, comentará Nelson Vásquez de @cientificos_delabasura y moderará César Salazar, también de EfD-Chile.

Durante el evento se compartirá el link de descarga gratuita del libro, el que contiene guías prácticas para trabajar con estudiantes.

La actividad está abierta a todo el público previo registro en el siguiente formulario: https://bit.ly/3tma625

11 de febrero: Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

Este 11 de febrero nos sumamos a la celebración del #DiaMujerYNinaEnLaCiencia

Les presentamos los perfiles de 6 de nuestras investigadoras que impulsan el trabajo en distintos temas de estudio, como Claudia Rojas, que investiga el ecosistema suelo, Loretto Contreras, que se dedica a estudiar las algas y sus múltiples servicios ecosistémicos; Belén Gallardo, que indaga en la biodiversidad del bosque nativo; Josefina Poupin, que se concentra en la microbiota de las plantas y sus interrelaciones; Francisca Blanco, que estudia las estructuras genéticas y moleculares de las plantas en respuesta a fenómenos ambientales, y Marcela Jaime, economista ambiental que analiza las respuestas humanas frente a políticas públicas medioambientales.

Revisa abajo las entrevistas que hemos realizado.

Claudia Rojas: visibilizando el mundo vivo bajo nuestros pies

Loretto Contreras: “hemos perdido la conexión con los alimentos del mar”

Belén Gallardo: apreciando el bosque nativo, un tejido a la vez

Josefina Poupin, y la estrecha relación entre microorganismos y plantas

Francisca Blanco y las respuestas de las plantas ante un mundo cambiante

Marcela Jaime Torres: “Es posible buscar la excelencia desde la colaboración”


Nuevo mapa compila el conocimiento en torno a la conservación de la Patagonia

Un mapa que recopila, caracteriza y sintetiza la evidencia científica asociada al conocimiento de la conservación en la Patagonia Chilena es la nueva herramienta creada por un grupo interdisciplinario de investigadores nacionales liderados por la ecóloga espacial María José Martínez, y con la participación de investigadores del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES) y el Instituto Milenio en Socio-ecología Costera (SECOS).

El objetivo de este trabajo fue apoyar la toma de decisiones en torno al desarrollo y aplicación de planes de manejo que resguarden efectivamente los delicados ambientes terrestres y marinos de la zona, una de las pocas partes del mundo que todavía cuentan con más de la mitad de sus hábitats naturales legalmente protegidos (54%).

Sin embargo, “pese a los progresos realizados a la fecha, sigue habiendo serias preocupaciones, debido, principalmente, a las brechas que aún existen entre la protección legal y la protección real de éstas áreas”, afirman los investigadores. Y aun cuando el interés científico, nacional e internacional, por conservar la región está, así como la información científica necesaria para conocer en tiempo real el estado de su biodiversidad, sus procesos ecológicos y sus principales amenazas, “esta información”, recalcan “se encuentra actualmente fragmentada y nunca ha sido colectada, integrada o analizada a escala regional”.

Para remediar este problema, los autores levantaron una base de datos con más de 1.000 publicaciones abocadas al estudio de la Patagonia Chilena entre 1975 y 2018, las cuales fueron clasificadas según el tipo de ecosistema que trataban (terrestre, marino, de agua dulce, social u otro), y el conocimiento asociada a los impactos que los principales impulsores de cambio global de la zona (cambio climático cambio de hábitat, especies invasoras, sobreexplotación y contaminación) tenían sobre dichos ecosistemas y sus áreas protegidas.

Predilección por la tierra

Entre sus principales hallazgos, los investigadores notaron que la mayoría de las publicaciones correspondían a estudios sobre ecosistemas marinos (33%) y terrestres (29%) con un lento incremento en el tiempo de aquellos asociados a sistemas sociales (21%), y a la inclusión de variables sociales y dimensiones humanas relativas a la conservación y manejo de estos ecosistemas.

En cuanto a los impulsores de cambio global, los estudios referidos a los efectos del cambio climático (19%) y las especies invasoras (13%, concentrándose en investigaciones sobre la introducción del salmón y el castor) fueron los más numerosos. El estudio de estos estresores en ecosistemas terrestres mostró una tendencia significativa al alza entre los años 2000 y 2010, mientras que aquellos dedicados al cambio de hábitat (también en sistemas terrestres) comienza un crecimiento a partir de la segunda década del Siglo XXI.

El problema más estudiado en el caso de los sistemas marinos, en cambio, fue la contaminación, con un 7% de los estudios dedicados a este tema en particular. Le siguen igualmente especies invasoras (6%), hábitat (3,5%), y cambio climático (3,3%). Para estudios sobre ecosistemas de agua dulce, la mayoría versó sobre este último tema (9%) abocándose principalmente a la pérdida de masa de glaciares a causa del calentamiento global.

Por último, los estudios sobre sistemas sociales exploraron mayoritariamente el problema de la sobreexplotación de recursos (1,8%) y la contaminación (1%), aunque gran parte de ellos atendían más bien a las relaciones humano-naturaleza, a pueblos originarios, y a los patrones humanos de ocupación en la Patagonia, y no consideraban otros impulsores de cambio global.

Junto con estas clasificaciones, los investigadores también analizaron la distribución espacial de estos estudios, detectando que menos del 31,5% de la evidencia recopilada fue adquirida dentro del sistema de áreas protegidas. “La mayoría de los estudios se concentran en sólo tres de los parques nacionales más grandes (el Parque Bernardo O’Higgins, la laguna San Rafael y las Torres del Paine), lo que revela que hay una vasta fracción de esta región se mantiene subestudiada, y que trabajo adicional será necesario para mejores el conocimiento de estas áreas a nivel de conversación” comentan.

Otras brechas de conocimiento

Pero esta no fue la única brecha de conocimiento identificada por el estudio. Durante la confección de este mapa, los autores también pudieron descubrir vacíos y sesgos de conocimiento en el conjunto de la evidencia existente hasta ahora. Estos hallazgos, sumados a un conjunto de recomendaciones de conservación elaboradas por el grupo de expertos que analizó dicha evidencia, fueron presentados en el libro “Conservación en la Patagonia Chilena: Evaluación del conocimiento, oportunidades y desafíos”, editado por los autores Juan Carlos Castilla, Juan Armesto y María José Martínez.

Entre las tareas pendientes, los expertos señalan un énfasis en la investigación asociada a ecosistemas terrestres en desmedro de otros sistemas, tendencia que se refleja también en términos del manejo de áreas protegidas de la región. “Hay grandes brechas entre protección legal y protección real, particularmente en materia marina” señalan, “la cual se haya enormemente amenazada por el uso agro-industrial”.

«También identificamos cómo una brecha, la necesidad de incorporar el estudio de las dimensiones sociales de la conservación, y los esfuerzos futuros deben enfocarse en incorporar el conocimiento tradicional y local, ya que esto puede ayudar a señalar el camino hacia la conservación de los ecosistemas» explica María José Martínez, investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) y SECOS, además de colaboradora CAPES.

Pese a estos vacíos, los autores coinciden en que los 1.600 km de extensión que comprenden la Patagonia Chilena, el más largo sistema de fiordos y estuarios del hemisferio sur, representan una oportunidad única para la conservación de grandes paisajes terrestres y marinos no intervenidos. “La aplicación de estrategias innovadoras de conservación, como proyectos integrados tierra-mar, la gestión de parques, la conservación marina de usos múltiples y la conservación biocultural a través de la asignación de derechos de acceso y gestión sobre áreas marinas a comunidades indígenas”, explican, son algunas de las medidas que deben impulsarse para continuar estos esfuerzos.

«Es urgente intensificar los esfuerzos para entregar la evidencia a los tomadores de decisión en un formato que permita su consideración e incorporación en políticas de conservación» advierte Martínez. «En esta revisión, proporcionamos una herramienta que puede ayudar a alcanzar este objetivo de manera confiable y transparente».

Este trabajo, que contó con la co-autoría de los investigadores CAPES Stefan Gelcich y Patricio Pliscoff, fue publicado en la revista Conservation Science and Practice, y la base de datos generada por los autores se encuentra libremente disponible en Mendeley Data.

Texto: Comunicaciones CAPES
Imágenes: Jennifer Argáez (foto principal) y Simenon (foto interior)