«Perros de la calle»: estudio identificó las causas y consecuencias de un problema social y ambiental

Investigadores de la Universidad Austral, de la República de Uruguay, y de la Universidad de Wisconsin-Madison, en Estados Unidos, buscaron evaluar ciertos supuestos sobre la relación entre la abundancia de perros en las calles y las características socioeconómicas de la población, con miras a entender cuáles son las principales fuentes de ingreso de estos animales a la vía pública.

Chile es uno de los países con el mayor número de perros con dueño por persona del mundo, y en donde la presencia de perros «libres» es un serio problema sanitario y ambiental. (Créditos foto: Patricia Quiles)

El primer censo de perros y gatos en Chile, realizado en 2022 por la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Católica y el Programa “Mascota Protegida” de la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere), reportó que 3.4 millones de perros (un 29,4% del total de perros registrados en nuestro país) vive actualmente en la calle.

La realidad de estos animales —y la de otros perros que, pese a tener dueño, deambulan sin supervisión a ciertas horas del día— fue el objeto de estudio de un grupo de investigadores nacionales, quienes buscaron comprender las causas y mecanismos asociados a la presencia y abundancia de Canis lupus familiaris en sectores urbanos y rurales de la región de Los Ríos, y los distintos comportamientos humanos que subyacen a este importante problema socioambiental. 

Para ello, los investigadores registraron la presencia de perros “callejeros” a lo largo de 213 transectos (o puntos de observación) entre julio y octubre de 2018. En conjunto, estos puntos abarcaron 540 mil hectáreas de áreas urbanas (ciudades como Los Lagos, Valdivia y San José de la Mariquina), además de amplias extensiones de bosque nativo, plantaciones forestales, y tierras agrícolas. 

Los datos obtenidos durante estas incursiones, además de entrevistas realizadas a los vecinos del lugar, permitieron al equipo de investigación evaluar algunos supuestos acerca de la relación existente entre la abundancia de perros en las calles y las características socioeconómicas de la población, o más específicamente, la incidencia que estos factores tienen sobre el número de perros viviendo en la calle en una zona determinada.

Así, “en la región de interés para este estudio, observamos que un porcentaje importante de los dueños de perros (cerca de 30% en áreas urbanas, y 70% en áreas rurales) permiten que estos deambulen libremente en la calle, independientemente del contexto socioeconómico. Es así que gran parte de los perros presentes en la calle tiene un dueño definido, y se vuelven más abundantes en los sectores de bajo ingreso económico, donde la densidad de hogares es también mayor”, nos cuenta Ariel Farías, investigador del CAPES y académico de la Universidad de la República, en Uruguay

El investigador, uno de los coautores del estudio, advierte sin embargo que este (la densidad poblacional) es sólo uno de los factores que explicaría la presencia de perros callejeros y su abundancia mayor en sectores menos favorecidos: “el abandono de animales en la vía pública es otro fenómeno que se manifiesta más fuertemente en zonas rurales y de menor ingreso. En zonas urbanas, la presencia y persistencia en la calle de los perros sin dueño se ve favorecida también por los cuidados provistos por la gente del lugar, en forma de alimento y refugio. Estos factores, en conjunto, explican en gran medida las diferencias observadas en la abundancia de perros presentes en la calle” explica

La abundancia de perros «callejeros» se correlaciona con el número de perros con dueño con acceso al exterior y a su vecindario, descubrió el estudio. (Créditos: Carla Ulloa Vera)

Con dueños, pero sin supervisión

Pese a que el estudio no ahondó en los motivos detrás de estos comportamientos, Farías comentó que trabajos realizados en otras localidades, como el de Astorga y colaboradores, muestran que si bien la mayoría de los dueños reprueban la existencia de perros deambulando libremente en la calle, un gran porcentaje de ellos lo permite de todas formas, arguyendo razones como el alto costo económico requerido para su correcto confinamiento, la ocurrencia de escapes involuntarios, entre otros.

Sin embargo, prosigue el investigador, esto puede variar mucho de un contexto a otro: “algunos relevamientos que realizamos con estudiantes en Uruguay, por ejemplo, determinaron que en una localidad costera los dueños de perros mostraban una actitud positiva asociada a la libertad de los perros de moverse libremente” menciona, “incluso, algunos expresaron que la posibilidad de que los perros pudieran pasear por los alrededores fue uno de los factores que influyó positivamente en la selección de dicha localidad para vivir”.

De hecho, el mismo censo de la Escuela de Medicina UC detectó en 2022 que un 51% de las mascotas (perros y gatos, principalmente) duerme afuera de las casas, y que un 19,8% de ellos salen solos a la calle, confirmando la recurrencia de este tipo de comportamientos en nuestro país.

En cuanto al número de perros abandonados (otro de los comportamientos analizados) en el 75% de los transectos se observó a ejemplares sin un dueño aparente, mientras que residentes reportaron el abandono de animales por parte de vecinos en un tercio de los puntos de observación. La falta de atención veterinaria también fue un fenómeno común: en 57% de los transectos se reportó al menos a un perro que no asistió al veterinario en los últimos 12 meses, y la presencia de animales no vacunados contra la rabia, desparasitados o castrados fue observada en el 70, 45 y 87 por cientos de los terrenos.

Por último, 45% de las personas encuestadas comentaron haber dado de comer a perros callejeros en áreas aledañas a sus casas, lo que supone que estos perros fueron alimentados, al menos ocasionalmente, en 71% de los transectos donde se realizaron entrevistas. Durante las observaciones, de hecho, los investigadores detectaron evidencia de comida y agua en 32% de los transectos de zonas urbanas, y sólo en un 1.9% de las rurales.

Estrategia multidimensional

En muchos casos, durante sus paseos, los mismos investigadores pudieron apreciar, y registrar, algunos de los impactos negativos asociados a los perros abandonados y «callejeros».

Otro de los aspectos estudiados en el trabajo, fueron los potenciales impactos sociales y ambientales de este fenómeno. Casi dos tercios de las personas encuestadas consideraron a los perros que viven en la calle un problema en su área, siendo los problemas más reportados la presencia de heces en veredas y antejardines, daños en bolsas de basura, ataques a otros perros, sensación de inseguridad y amenaza, acoso a otras especies silvestres (especialmente aves) y,en zonas rurales, el ataque al ganado y a aves de corral. 

Alrededor del mundo, los perros que viven en la calle son una importante preocupación sanitaria y ambiental. 59 mil personas al año mueren en el planeta a causa de mordeduras de perros con rabia, y según estimaciones, más del 1% de la población es mordida por un perro anualmente. Canis lupus familiaris también puede ser un transmisor de hidatidosis (o equinococosis), entre el ganado, una enfermedad parasitaria causante de enormes pérdidas económicas a nivel global en la industria ganadera. 

Desde el punto de vista ambiental, los perros libres pueden amenazar seriamente la biodiversidad, siendo el tercer depredador invasor que más daños causa a otros vertebrados, sólo superado por las ratas y los gatos. Asimismo, estos animales afectan negativamente una serie de necesidades humanas fundamentales, tales como la seguridad, la subsistencia, y la búsqueda de afecto. 

Para los investigadores, cualquier estrategia que apunte a reducir el número de perros que deambulan libremente debería centrarse principalmente en aquellos perros con dueño, y especialmente en los dueños de estos perros. “Específicamente”, arguyen, “el componente central de cualquier política responsable de tenencia de perros debería ser mantener a los perros dentro de casa”.

“Esto es clave en países como Chile” continúan, “donde el número de perros con dueño por persona es extremadamente alto en comparación con la mayoría de los países del mundo, y en donde la contención de las mascotas —pese a la promulgación, en 2017, de una inédita ley de tenencia responsable de mascotas— no es estrictamente regulada, como se observó en nuestro estudio”.

“Desde mi punto de vista personal” añade Ariel Farías, “es importante moverse hacia una legislación que regule tanto la cría de animales como las condiciones mínimas para su tenencia. De poco sirven las campañas masivas de esterilización de animales vagabundos en las calles, si al mismo tiempo no se evita el abandono de animales o si no se mejora las condiciones de confinamiento y control de sus movimientos”. 

Para el investigador, promover las condiciones para el mantenimiento de los animales dentro de los hogares, o el paseo con correa en sitios habilitados, disminuir su tenencia en espacios no aptos (por ejemplo de escasa superficie), y la reproducción indiscriminada, posiblemente reduciría el número de individuos en las calles y la frecuencia de los problemas asociados a estos. “Es importante reconocer que detrás de todos estos aspectos existen tanto factores culturales como limitantes económicas, y que los perros cumplen diversos roles en el hogar (compañía, protección de bienes y personas, etc.). En mi opinión la provisión de espacios adecuados para el movimientos y socialización de los animales, así como brindar soluciones económicas en contextos de menores recursos para la adecuación de los espacios dentro de los hogares pueden resultar tan importantes como la legislación y fiscalización, y de hecho mejoraría la efectividad en el mediano y largo plazo de estas últimas” concluye.
Los resultados completos de este estudio fueron publicados recientemente en la revista internacional Science of the Total Environment.

Fuente: Comunicaciones CAPES