Seminario “Pesticidas en base a cobre para el manejo de frutales en Chile central: residuales y calidad de suelo”

Cuándo: 26 de septiembre de 2022 - 14:30 hrs.
Dónde: Auditorio de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC
Organiza:  Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC y CAPES

El seminario “Pesticidas en base a cobre para el manejo de frutales en Chile central: residuales y calidad de suelo” busca ser un espacio de reflexión en torno a los riesgos asociados al uso de pesticidas en base a cobre en huertos frutales de la zona central de Chile, con énfasis en residuos y calidad de suelo.

Participarán como expositores/as Rosanna Ginocchio, académica de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC e investigadora principal CAPES; Celine Pelosi, del Instituto Nacional para la Investigación Agronómica, INRAE, Francia; Jaime Auger, académico del Departamento de Sanidad Vegetal de la Universidad de Chile; y Tomás Schoffer, investigador CAPES.

El evento se realizará en el auditorio de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC, entre las 14:30 y las 17:00 horas.

Link de inscripción: https://forms.gle/iheRw7BB8DszC2RZ8

Consultas: psarmientog@vinculoagrario.cl

Seminario «Acciones prediales para la sustentabilidad en vides y frutales»

Cuándo: 14 de septiembre de 2022
Dónde: Hotel Diego de Almagro, Rancagua (Av. Libertador Bernardo O'Higgins 34, Rancagua, O'Higgins - Ver mapa)
Organiza:  Gobierno Regional de O'Higgins, CORE O'Higgins, Pontificia Universidad Católica de Chile

El seminario «Acciones prediales para la sustentabilidad en vides y frutales» se enmarca en el proyecto FIC denominado «Transferencia acciones prediales en fruticultura sustentable» y presentará experiencias nacionales e internacionales de gestión predial para mejorar la resiliencia y productividad del sector. 

El proyecto, cuenta con financiamiento de el Fondo para la Competitividad del Gobierno Regional de O´Higgins y su Consejo Regional, enmarcado en la Estrategia Regional de Innovación.

En el evento, participarán investigadoras e investigadores de la Universidad Católica, (Chile), Universidad Federal Sergipe, (Brasil) y University of Cambridge (UK), entre quienes se encuentran los expertos CAPES Luz María de la Fuente y Eduardo Arellano.

El evento se realizará en el Salón Rancagua del Hotel Diego de Almagro de Rancagua.

Link de inscripción: https://forms.office.com/r/CuA0T60VWy

Seminario «Intensificación ecológica para agricultura de zonas semiáridas»

Cuándo: 12 de septiembre de 2022
Dónde: Auditorio de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC, Campus San Joaquín (Vicuña Mackenna 4860, Macul).
Organiza:  CAPES UC

Este lunes 12 septiembre, 09:30 horas, se llevará a cabo el Seminario «Intensificación ecológica para agricultura de zonas semiáridas».

El evento presentará los resultados y experiencias del proyecto “Sustainable Fruit Farming at the Caatinga (SUFICA)” ejecutado para sistemas frutícolas de Chile y Brasil, y liderado por Eduardo Arellano, académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la UC e investigador principal de la línea 6 de CAPES “Intensificación Ecológica y Agricultura Sustentable”.

La iniciativa buscó mejorar la sostenibilidad de la producción de frutas en regiones semi-áridas desarrollando metodologías participativas para la implementación de prácticas de manejo de intensificación ecológica, con el objetivo de mejorar la resiliencia y productividad de estos sistemas productivos. Contó con la participación de investigadoras e investigadores de la Universidad Católica, Universidad de Chile (Chile), Universidad Federal del Valle de San Francisco, Universidad Federal Sergipe, Universidad del Estado de Bahía (Brasil) University of East Anglia y University of Cambridge (UK), y cuenta con financiamiento de ANID y Newton Fund.

La actividad se desarrollará en el Auditorio de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC, Campus San Joaquín, Vicuña Mackenna 4860, Macul.

Inscripciones en: https://forms.office.com/r/1rFWnmdndL

Medicina veterinaria tradicional: investigación buscó resignificar saberes campesinos del sur

En un paper publicado en mayo, el investigador UC, Tomás Ibarra, junto a las investigadoras de la UACh, Carla Marchant y Fernanda Olivares, documentaron el efecto que tiene el predominio de la Medicina Veterinaria Moderna frente a la Medicina Veterinaria Tradicional. “Es un conocimiento que ha sufrido un fuerte proceso de erosión”, indica.

El orégano y el canelo son algunas de las hierbas medicinales que más utiliza Pablo Neculpan, un campesino proveniente de Relicura, en la comuna de Curarrehue, quien las emplea en el tratamiento de enfermedades o problemas de salud de su ganado, compuesto principalmente por vacas, caballos y ovejas.

Se trata de saberes que, tal como explica Pablo, son conocimientos que se han traspasado de generación en generación, a partir de las observaciones que sus propios antepasados alguna vez realizaron. “Uno no necesariamente puede creer por superstición o por tincada, sino que también hay prueba en los hechos (…) esta medicina uno la iba adaptando a sus recursos para poder subsistir tanto en alimentos como en salud”.

“Mi suegro me hablaba del toronjil cuyano”, cuenta, a modo de ejemplo, este hombre de 44 años: “contaba que en una ocasión andaba una yegua con un potrillo que estaba un poquito desnutrido, entonces la yegua, que andaba comiendo, fue a dar a un manchón de toronjil cuyano y cuando él revisó la bosta del potrillo, vio parásitos que el animal había botado ahí. Y después se recuperó”.

El tratamiento de animales basado en prácticas socioculturales sostenidas a lo largo del tiempo es conocido como medicina veterinaria tradicional o etnoveterinaria, y surge de la experiencia de campesinos y campesinas que, a través de la prueba y el error, han desarrollado sus propios conceptos y técnicas en el manejo y cuidado del ganado.

Un conocimiento erosionado

“La medicina veterinaria tradicional tiene una raigambre profunda” explica el investigador de los centros UC de Desarrollo Local (CEDEL) y Ecología Aplicada y Biodiversidad (CAPES), Tomás Ibarra. “Esto se pone de manifiesto en el complejo cuerpo de conocimientos, prácticas y creencias vinculadas al cuidado de los animales en territorios rurales. Por ejemplo, entre las prácticas de manejo animal que aún se mantienen y son utilizadas comúnmente, se encuentra el uso de ceniza en gallineros para prevenir y eliminar ectoparásitos en aves, la planificación de castraciones en luna menguante, como también el uso de abono animal para la fertilización de praderas” comenta.

Sin embargo, como él mismo argumenta, este conocimiento se ha ido erosionado con el pasar de los años, una erosión que, en sus palabras, “se refiere básicamente a que el conocimiento y la práctica relacionada al mundo agrícola, se ha visto afectado por una serie de procesos históricos y contemporáneos”. 

Para entender los factores que influyen en esta pérdida y conocer su vigencia entre los campesinos del sur de Chile, Ibarra participó en un estudio encabezado por la investigadora Fernanda Olivares, médica veterinaria magíster en Desarrollo Rural, además de la académica de la Universidad Austral de Chile, Carla Marchant, que buscó, además, documentar y revitalizar este tipo de conocimientos. 

Los efectos de una agricultura intensiva

El trabajo, cuyos resultados fueron publicados en la destacada revista Journal of Ethnobiology and Ethnomedicine, abordó la experiencia de 60 campesinos y campesinas del sur de los Andes, específicamente de los municipios de Pucón y Curarrehue, a través de entrevistas que tuvieron lugar entre diciembre de 2020 y marzo de 2021.

A partir de estas conversaciones, los investigadores pudieron determinar algunos de los fenómenos que intervienen en esta erosión paulatina del saber veterinario tradicional. Según Ibarra, éste es un proceso político y social de décadas, que tiene sus bases en la Contrarreforma Agraria desarrollada en dictadura. Por entonces, “se les empieza a tratar a los campesinos de agricultores y de clientes, y se da con mucha fuerza la conversión de estos hacia una agricultura intensiva y, en particular, al manejo del ganado basado en el uso de químicos o agroquímicos, entre ellos fármacos” señala.

Los efectos que tendría el uso de estos elementos en el ganado tendrían una directa relación no solo con la pérdida de estas prácticas, sino que también con la pérdida de biodiversidad. Como señalan Marchant y Olivares, “estudios de nivel mundial alertan de los crecientes procesos de resistencia bacteriana y parasitaria que se han desatado por el uso intensivo de fármacos sintéticos, junto con la contaminación alimentaria y ambiental que genera el empleo de estos químicos en los sistemas de producción animal”.

“Por ejemplo” explican, “se ha estudiado que el uso fármacos como la ivermectina —compuesto medicinal utilizado en animales para tratar afecciones como la nematodiasis, garrapatas y sarna— se relaciona con la disminución de los escarabajos estercoleros que habitan las praderas movilizando el abono animal, asociándose a una mayor fertilidad del suelo y control biológico indirecto de parásitos en animales”.

Para Pablo Neculpan, sin embargo, el uso de fármacos es una forma rápida y fácil de tratar a sus animales. “Uno siempre cuida a sus animales cuando están afectados”, señala, “por ejemplo, ahora tengo un animal que tiene mucha mucosidad y para salir luego del paso, ahí vamos al fármaco”.

Políticas públicas culturalmente apropiadas

Es por ello por lo que los investigadores apuestan por el desarrollo de políticas públicas que estén en sintonía con las comunidades que se ven impactadas por este tipo de acciones y sus prácticas.

“Para que las acciones de proyectos y planes de dichas políticas públicas que trabajan con la agricultura familiar y el mundo rural sean exitosas”, explican las autoras del estudio, “es necesario que estas sean territorialmente pertinentes y participativas, es decir, que se realicen considerando la diversidad biocultural de las y los campesinos de cada rincón del país”.

En otros países de la región, como Colombia, Bolivia o Perú, el desarrollo de políticas públicas con enfoque participativo ha dado buenos resultados, al ser medidas que han involucrado a las comunidades desde el principio.

Para Ibarra, estas políticas públicas pertinentes con el mundo agrícola tienen que desarrollarse de manera sistémica y generalizada. “No solamente la política pública referida al ministerio de Agricultura o al Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP), sino que también políticas educativas, económicas, que fomenten la revitalización de estos saberes, con cambios de carácter más sistémico” menciona.

“Las políticas no tienen que quedarse en lo que fue, sino que avanzar a una estrategia de adaptación e innovación en la práctica de manejo de animales”, agrega, “para poder fomentar e incluir el conocimiento tradicional con nuevos aspectos que se han ido desarrollando en los territorios, nuevos conocimientos, nuevas prácticas e ir pensando en el futuro de los rebaños, de la economía local y en realidad de la soberanía alimentaria local”.

Para colaborar en este esfuerzo, una de las primeras metas de los investigadores es devolver y difundir los resultados de este estudio a la misma comunidad. Lo anterior, a partir del diseño e implementación de talleres de medicina tradicional veterinaria en comunidades en los que quienes lideren estos talleres sean representantes de los mismos territorios y que conozcan este oficio. “También queremos buscar otros mecanismos de comunicación de los hallazgos, tales como la generación de un manual de medicina veterinaria tradicional, que permitan ampliar el alcance de esta investigación a través de distintos medios” plantea Ibarra.

Se trata, de alguna forma, de diseminar estos saberes de la misma forma como llegaron a Pablo a través de sus padres, abuelos y suegros, y que hoy él trabaja con sus propias hijas. “Una de ellas está estudiando agronomía y a ella le voy enseñando el uso de estas hierbas en los animales”, relata.

Para el campesino, estos son conocimientos valiosos en su subsistir y en cómo comprende su relación con el ganado, algo que, asegura, fue un conocimiento que “siempre fue”, que siempre existió, al menos en los relatos de su familia.

Texto: Comunicaciones CAPES y CEDEL UC

Investigadores y huerteras de la zona lacustre celebraron encuentro en torno a los alimentos

Dos talleres sobre agroecología, un almuerzo compartido y un intercambio de semillas, fueron parte de las actividades que se desarrollaron en este encuentro que buscó retribuir el aporte de huerteras y huerteros de la zona en la biodiversidad alimentaria.

©CEDEL

Como una forma de retribuir el aporte realizado por las huerteras y huerteros de la zona lacustre al desarrollo de la investigación en biodiversidad alimentaria y agroecología, investigadores del Centro UC de Desarrollo Local (Cedel UC) organizaron un Encuentro en la Huerta que contó con talleres e instancias compartidas que buscaron reforzar las redes sociales entre las huertas familiares, pero también generar un espacio de encuentro en la UC en Villarrica.

El encuentro fue realizado el pasado 30 de abril en el Complejo Interdisciplinario para el Desarrollo Sustentable, CIDS, Michel Durand Q., edificio administrado por el Cedel UC y que en su interior cuenta con la Huerta Agroecológica El Boldo, espacio que aunó los intereses de las y los participantes del encuentro.

Una retribución a la comunidad

La bióloga Josefina Cortés, quien organizó el encuentro junto a las investigadoras Francisca Santana y Guadalupe Barrera, y junto al investigador de la línea Sustentabilidad de Sistemas Socio-ecológicos, Tomás Ibarra, señala que la práctica de las huertas familiares realiza un aporte fundamental en el desarrollo de investigaciones relacionadas al cuidado de las semillas y la agrobiodiversidad.

“[En el Encuentro] participaron huerteras y huerteros que nos han abierto sus puertas desde hace cinco temporadas para recorrer sus huertas, conocimientos y memorias”, indica.

Actualmente, Guadalupe Barrera y Cortés se encuentran realizando su tesis de doctorado en redes de intercambio y su tesis de magíster sobre el conocimiento agroecológico, respectivamente.

“Me he apoyado de su experiencia en la cuenca del Lago Mallolafquén para graficar la red que se conforma a partir sus relaciones”, señala Barrera respecto a su tesis. “Esta red moviliza la agrobiodiversidad y el conocimiento que sostiene a la práctica de la agricultura en este territorio”.

©CEDEL

Refugios bioculturales

En abril de este año, el académico UC e investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES) y CEDEL, Tomás Ibarralideró la organización de dos conversatorios que buscaron abordar el conocimiento local para enfrentar el cambio climático.

En esta oportunidad, las investigadoras aseguran que este encuentro también busca potenciar el rol que cumplen las huerteras a la adaptación del cambio climático en sus territorios. “Las huertas familiares están en constante adaptación a cambios y crisis socio-ambientales”, explica Cortés.

“La escasez de agua, crisis climática, erosión del conocimiento local, crisis sanitaria, violencia de género, transporte y conectividad, son algunas de las preocupaciones actuales que tienen las huerteras (…) las huertas familiares son verdaderos refugios bioculturales que permiten hacer frente a estos desafíos, al promover altos niveles de biodiversidad e intercambio”.

“Los sistemas agrícolas, como sistemas socio-ecológicos, son vulnerables a los cambios globales y experimentan constantes procesos de adaptación, transformación y aprendizaje”, complementa por su parte Barrera. “Comprender cómo las comunidades agrícolas afrontan estos cambios y aprenden de ellos, es necesario para fortalecer la resiliencia de los sistemas que las sustentan”.

El intercambio de conocimientos en estos contextos, se vuelve por lo tanto clave para la subsistencia de estos espacios, un valor que reconocen las huerteras y huerteros. “El Encuentro es también la necesidad de dar respuesta a la inquietud de las huerteras y huerteros, manifestada durante esta temporada, de contar con instancias para conectarse, dialogar y aprender en conjunto sobre la agrobiodiversidad, el manejo agroecológico y la transformación de los productos de la huerta”, señala la investigadora.

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Encuentro en la Huerta

El Encuentro se dividió en dos grandes momentos: un primer momento donde durante la mañana las huerteras se reunieron para conocerse y para dar un recorrido por el Museo Interactivo Regional de Agroecología y Sustentabilidad, MIRAS Araucanía, además de participar en dos talleres: un taller de Manejo Agroecológico y Salud del Suelo y un taller de Sabores y Saberes de la Huerta.

De estas actividades surgieron, además, los alimentos que más tarde compartieron las huerteras durante la hora de almuerzo, en una comida que se realizó en el hall del CIDS, Michel Durand Q. con alimentos orgánicos y frescos, presentando preparaciones como una salsa de murta o una ensalada de lentejas.

Luego, durante la tarde las huerteras se instalaron en el hall del edificio para un intercambio de semillas y saberes que se realizó a partir de los productos que cada una tenía para ofrecer.

Finalmente, la jornada se cerró con la entrega de reconocimientos a algunas de las huerteras por su rol y aportes al conocimiento científico y a la agroecología. “Las huertas familiares son espacios multripropósito con diversos usos: alimenticio, medicinal, ornamental, artístico, identitario, espirituales, entre otros”, explica Cortés.

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“Todos los días se aprende algo nuevo”

Una de las huerteras que participó del Encuentro, Miriam Muñoz de Huepil, una aldea cercana al Lago Carbugua, agradeció la oportunidad para intercambiar experiencias con personas que “también se preocupan de conservar la gran diversidad de semillas orgánicas que tenemos en la región”.

“Todos los días se aprende algo nuevo (…) y debemos ser generosos al entregar nuestros conocimientos a las personas”, señaló, manifestando su deseo de llegar a más personas con este tipo de iniciativas “para que aprendan a cultivar sus hortalizas libres de contaminación química”.

A este deseo se suma, asimismo, Yuvixa Barrera, otra de las participantes que reconoce también la importancia que tienen las huertas familiares para los territorios, “dando a conocer la importancia y necesidad de las huertas familiares para el futuro”.

Para Silvia Navarro, huertera de la zona rural de Curarrehue y kimche de su comunidad, el Encuentro es también un halo de luz en la consolidación de estas prácticas. “Mi sensación es de satisfacción y esperanza al ver que el conocimiento y las prácticas están latentes en las personas que aman la tierra y entregan a ella sus semillas con esperanza, equilibrio y armonía para con los espacios naturales en los que habitan, creando conciencia y multiplicando sabiduría, soberanía y sociabilidad humana”.

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Participa en el próximo intercambio de semillas y saberes

La coordinadora General del MIRAS Araucanía, la agrónoma Claudia Ríos, quien invitó a las huerteras y huerteros en un recorrido por el Museo, destacó el valor de estos aprendizajes y experiencias en un mundo en constante cambio.

“Conversamos sobre el suelo vivo y la importancia del cuidado de este en un escenario de crisis hídrica y cambio climático, porque mantener un suelo vivo ayuda tanto a fijar carbono, como a mantener el agua dentro del sistema huerta”.

Es por ello, que este próximo 24 de mayo, el Cedel UC y el MIRAS Araucanía, junto a la Fundación Ibañez Atkinson, realizarán en la Huerta Agroecológica El Boldo, del CIDS, Michel Durand Q. en Villarrica, un intercambio de semillas y saberes abierto a todo el público.

La invitación es a acercarte con semillas, plantas, conservas, artesanías o alimentos, entre otros productos que menciona la agrónoma, destacando que siempre deben ser de producción propia. “Es una experiencia muy enriquecedora donde se aprende de otros y es así como vamos fijando conocimiento para aplicar luego en nuestros espacios”.

Inscríbete escribiendo al WhatsApp +56 9 9639 1653, o al correo criosg@uc.cl indicando en el asunto “Inscripción intercambio semillas”.

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Texto gentileza de: Matías Durán, Comunicaciones CEDEL UC

Seminario SUFICA: «¿Cómo proteger la biodiversidad en fincas agrícolas en la Caatinga?»

Cuándo: 1 de abril a las 9:00 hrs.
Dónde: Transmisión en línea
Organiza: Proyecto CONICYT / FONDEF N°BBR0164291

El proyecto SUFICA – «Sustainable Fruit farming In the Caatinga: managing ecosystem service trade-offs as agriculture intensifies« (CONICYT / FONDEF N°BBR0164291) invita a todas las personas interesadas en fruticultura sustentable al seminario SUFICA «¿Cómo proteger la biodiversidad en fincas frutícolas en la Caatinga?» a realizarse este viernes 1 de abril a las 9:00 hrs. vía telemática.

El seminario contará con la participación de destacados investigadores nacionales e internacionales provenientes del campo de la agroecología, quienes, a través de conversatorios y conferencias temáticas, presentarán sus últimos resultados asociados al proyecto de recuperación y conservación de la biodiversidad en en el valle del São Francisco, en el noreste de Brasil, una región altamente afectada por la intensificación agrícola.

Las y los interesados podrán acceder al seminario a través del linkk https://bitly.com/seminariosufica. No requiere inscripción.

El proyecto SUFICA es una colaboración entre investigadores de Chile, Brasil y UK, para el desarrollo de metodologías y estrategias para la gestión sustentable de la biodiversidad al interior de predios frutícolas.

Programa del seminario

11 de febrero: Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

Este 11 de febrero nos sumamos a la celebración del #DiaMujerYNinaEnLaCiencia

Les presentamos los perfiles de 6 de nuestras investigadoras que impulsan el trabajo en distintos temas de estudio, como Claudia Rojas, que investiga el ecosistema suelo, Loretto Contreras, que se dedica a estudiar las algas y sus múltiples servicios ecosistémicos; Belén Gallardo, que indaga en la biodiversidad del bosque nativo; Josefina Poupin, que se concentra en la microbiota de las plantas y sus interrelaciones; Francisca Blanco, que estudia las estructuras genéticas y moleculares de las plantas en respuesta a fenómenos ambientales, y Marcela Jaime, economista ambiental que analiza las respuestas humanas frente a políticas públicas medioambientales.

Revisa abajo las entrevistas que hemos realizado.

Claudia Rojas: visibilizando el mundo vivo bajo nuestros pies

Loretto Contreras: “hemos perdido la conexión con los alimentos del mar”

Belén Gallardo: apreciando el bosque nativo, un tejido a la vez

Josefina Poupin, y la estrecha relación entre microorganismos y plantas

Francisca Blanco y las respuestas de las plantas ante un mundo cambiante

Marcela Jaime Torres: “Es posible buscar la excelencia desde la colaboración”


Núcleo Milenio con presencia CAPES producirá plantas «súper adaptables»

El centro, liderado por la Universidad Andrés Bello (UNAB), contará con un grupo multidisciplinario de investigadores, entre los que se encuentra, como directora alterna, la bióloga CAPES María Francisca Blanco.

“Núcleo Milenio para el Desarrollo de Plantas Super Adaptables”, o MN-SAP, es el nombre de uno de los ocho nuevos Núcleo Milenio en Ciencias Naturales y Exactas aprobados el pasado 23 de noviembre por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), en una nueva versión de este importante concurso. El centro, comandado institucionalmente por la Universidad Andrés Bello (UNAB), tendrá como directora alterna a la investigadora de Línea 2 de CAPES, María Francisca Blanco.

La propuesta apunta al desarrollo de plantas que adquieran y utilicen de forma más eficiente el fosfato de roca (Pi), un nutriente no renovable indispensable para el crecimiento vegetal, y del cual se proyecta un déficit global en los próximos 50 años, asociado a la contaminación de agua y suelos.

La Dra. Blanco, académica y directora de Investigación de la UNAB, presentó la nueva iniciativa en el sexto Encuentro Anual CAPES, donde detalló los alcances el nuevo Centro y sus desafíos para los próximos años.

El agro contra el cambio global

“El problema que buscamos atender es el alto impacto que tiene el cambio climático en el desarrollo socioeconómico de nuestro país, específicamente, sobre la agricultura. En Chile, poseemos abundante evidencia de fenómenos como la desertificación de la zona central, la pérdida en la disponibilidad de agua, la erosión y falta de nutrientes, y la persistencia de plagas, todos los cuales afectan de sobremanera al sector agrícola” explicó la investigadora.

Estos efectos, sumados a la creciente demanda por alimentos a causa de la sobrepoblación, ponen una enorme presión sobre la producción de alimentos tanto a nivel mundial como nacional, y específicamente, sobre la capacidad de las plantas para sostener dicha demanda.

“Este escenario llevó a nuestro equipo a pensar en soluciones sostenibles y provenientes de la misma naturaleza” nos contó Blanco, “incorporando oportunidades que están presentes en nuestros suelos Allí, los microorganismos asociados a las plantas tienen una serie de capacidades que podemos identificar y utilizar para mejorar la nutrición de estas plantas y hacer de ellas organismos súper-adaptables, que hagan frente a los distintos tipos de estrés que experimentan”.

De este modo, señaló la profesional, “nuestro principal objetivo es aumentar la productividad vegetal mejorando la captación de fósforo y la translocación de este nutriente bajo condiciones de múltiples estreses, aprovechando las propiedades de las comunidades microbianas que logremos identificar y seleccionar”.

Plantas súper-adaptables, microbios súper-compañeros

Para lograr estos objetivos, los investigadores miembros del nuevo Núcleo planean, en primer lugar, elucidar los mecanismos celulares que subyacen a la captación de fosfato por parte de la planta bajo condiciones de estrés salino, y presencia de áfidos. “Usando como planta modelo a la especie Arabidopsia vamos a trabajar con variaciones genéticas naturales, redes transcripcionales y estrategias de secuenciación y análisis masivos hasta llegar a obtener cinco genes candidatos asociados a la captación de este nutriente, que esperamos validar”, comentó Blanco.

En una segunda etapa, continuó, la idea es maximizar la performance de estas plantas bajo condiciones de baja disponibilidad de fósforo, integrando microorganismos productivos acoplados a la selección de tomates genéticamente modificados.

“Nuestro propósito es finalmente es ser pioneros en la generación de avances en ciencia básica y agricultura para promover el desarrollo socioeconómico de Chile, y con impacto mundial, teniendo la sostenibilidad de nuestros servicios ecosistémicos el en el centro de nuestro trabajo” concluyó la bióloga.

MN-SAP también contará con la participación de los investigadores CAPES Josefina Poupin como investigadora asociada, Thomas Ledger como investigador adjunto, y Bernardo González como miembro del comité de investigadores Senior del Centro. Su director será el académico UNAB, Dr. José Estévez.

Junto con UNAB, institución responsable, son parte de este Núcleo las Universidades Adolfo Ibáñez, de Talca, Arturo Prat, y Pontificia Universidad Católica de Chile. El Núcleo también cuenta con el apoyo de la empresa SynergiaBio, compañía especializada en biotecnología agrícola ubicada en la región del Maule y que permitirá llevar estos experimentos directamente al campo.

Texto: Comunicaciones CAPES


Claudia Rojas: visibilizando el mundo vivo bajo nuestros pies

El estudio de la biodiversidad edáfica, entender cómo funciona este ecosistema, y aplicar estos conocimientos en procesos de recuperación de suelos y de adaptación y mitigación del cambio climático es el objetivo de investigación de Claudia Rojas Alvarado, académica de la Universidad de O’Higgins e investigadora de la línea 6 de CAPES.

“La ciencia estuvo siempre cercana a mi, desde la infancia, sin yo darme cuenta. Porque afortunadamente crecí en una familia donde la valoración, observación y cuidado de la naturaleza era algo común, lo que finalmente me derivó de forma natural a lo que me dedico hoy en día”.

Claudia Rojas Alvarado nació en Santiago, vivió y cursó la educación básica en La Florida y su educación media en el Liceo Carmela Carvajal de Prat, en Providencia, “aunque mucho de mi tiempo lo pasé en San Francisco de Mostazal, en la región de O’Higgins, y en Los Andes, en la Región de Valparaíso, donde visitaba continuamente a mi familia”, recuerda. Esta cercanía con el mundo rural fue lo que la llevó a estudiar la carrera de Ingeniería Agronómica en la Universidad de Chile, que fue donde comenzó su admiración por los suelos.

Claudia Rojas, biogeoquímica y ecóloga microbiana de suelos

Ver suelos degradados, no sólo por procesos de erosión, sino también por efecto de la contaminación, hizo que, tempranamente en su carrera, Claudia se preguntara qué podía hacer para recuperar esos suelos. El deseo de responder esa pregunta a través la ciencia la motivó a realizar un doctorado en “Environmental Soil Science” en la Universidad del Estado de Pennsylvania (EEUU), enfocado en ecosistemas naturales. “En las ciencias del suelo hay varias ramas, que se dedican al estudio de flujo de gases en el suelo, movimiento y almacenamiento de agua, estado nutricional, mineralogía, etc.; pero había un área que no había desarrollado mucho pero que siempre me llamó la atención, que era el aspecto biológico, la vida que ocurría dentro de los suelos y sus procesos biológicos, y fue justamente en esto que enfoqué mi doctorado”, explica la investigadora.

Al regresar a Chile, después de realizar dos posdoctorados de investigación, Rojas se presentó al primer concurso académico ofrecido por una de las dos Universidades estatales de reciente creación, la Universidad de O´Higgins (UOH), que inició su funcionamiento en 2017. “Ahí comenzó esta historia de desafío y motivación en una universidad nueva, donde hay todo por hacer. La mayoría de los académicos son más bien jóvenes, entre 30 y 40 años, con visiones y experiencias muy diversas; hay académicos que han estudiado en Chile, en Europa, en otras partes de Sudamérica, en Estados Unidos, hay una diversidad de pensamiento interesante, esa riqueza de formas de pensar es sin duda algo súper motivador que incentiva la investigación colaborativa y la innovación en la docencia”, señala.

Ecología microbiana y biogeoquímica de suelos

La ecología microbiana de suelos es la rama de la ciencia del suelo que analiza la interacción entre los microorganismos del suelo y cómo se relacionan con su medio. Por otro lado, la biogeoquímica es una ciencia interdisciplinaria, que convoca a la ciencia del suelo, ecología, biología, química, geología, entre otras áreas del conocimiento, que estudia los cambios geoquímicos que son mediados biológicamente.

“Mi investigación busca entender cómo la interacción entre los componentes bióticos y abióticos del suelo repercute en procesos como el ciclo del carbono y recuperación de suelos, temas tremendamente relevantes en este contexto de cambio climático”, señala Rojas, y agrega que “el conocimiento sobre la biota del suelo y este hábitat mineralógico y orgánico, lo aplico para restaurar estos suelos degradados, suelos que no pueden cumplir sus funciones ecosistémicas en el ambiente. Por ejemplo, si son suelos bajo bosque esclerófilo, están degradados de tal manera que se afecta el crecimiento de la vegetación nativa, o suelos agrícolas degradados que no pueden suplir o apoyar a la provisión de alimentos”.

Cuando hablamos de recuperar los suelos, se trata de recuperar la salud de estos ecosistemas para que puedan proveer servicios vitales como la provisión de alimentos, fibras y combustibles, reserva de agua dulce, captura de carbono, reciclaje de nutrientes, entre muchos otros. Claudia Rojas ha enfocado su trabajo en recuperar suelos que han sido afectados por la minería y, después de los megaincendios de 2017, también en la recuperación de suelos afectados por el fuego.

¿Cómo podemos proteger los suelos?

Los suelos son un ecosistema vivo, los organismos que viven ahí tienen diversos requerimientos metabólicos, por lo tanto, necesitan condiciones para que cumplan sus ciclos biológicos y puedan cumplir de buena manera sus funciones ecológicas. Por lo general, la vida que ocurre en los suelos está más concentrada en la superficie, en el primer metro de suelo, donde hay más acumulación de materia orgánica y crecimiento de raíces.

¿Cómo podemos cuidar el suelo? “Protegiendo siempre la superficie. El suelo es muy susceptible a la erosión, por lo que en cualquier contexto, agrícola o natural, siempre es importante tener una cubierta de suelo para que lo proteja, por ejemplo, de los impactos de la gota de lluvia”, manifiesta Rojas, “por eso cuando hay una tala de bosque acompañado de evento de precipitación, se favorecen los procesos erosivos (desprendimiento, arrastre y depósito de material ex situ); el color pardo que vemos en los ríos luego de estos eventos es justamente el suelo que se ha perdido desde las laderas de cerros desprotegidos”. Al perder las primeras capas de suelo, se pierde la vida asociada y por tanto sus beneficios ecosistémicos.

El mensaje, según ella, es mantener siempre los suelos cubiertos, con una capa de vegetación o de residuos orgánicos que puedan proteger del impacto de la gota de lluvia, y eso aplica también a los sistemas agrícolas. “Hoy en día el sector agrícola no solo tiene el desafío de producir alimentos, sino que también proteger los elementos naturales que hacen posible esta producción, es así entonces que prácticas de agricultura regenerativa o de conservación pueden ayudar a este doble propósito, donde la recuperación y conservación de suelos es clave. Esto se puede lograr con la utilización de cultivos de cobertera, cultivos entre hileras, mulch orgánicos como residuos de cereales, e incorporación de materia orgánica que disminuyan los riesgos de erosión y protejan la biota del suelo”, indica Rojas.

Además, estos manejos favorecen la acumulación de materia orgánica en los suelos, lo que también aporta a la retención de agua en el suelo, y por consiguiente a la adaptación a los efectos del cambio climático.

Suelo, incendios y cambio climático

Cuando se pierden las primeras capas de suelo en un incendio, uno de los componentes más importantes que se ve afectado es la materia orgánica y los organismos del suelo. Mientras más temperatura alcance el fuego, más poder tiene de calcinar estos elementos y de alterar las características fisicoquímica de los suelos.

“Parte de nuestros estudios están buscando mejorar estas condiciones en suelos incendiados por medio de reincorporar materia orgánica, y aquí me gustaría hacer un link con el tema de la importancia de los suelos para mitigar el cambio climático”, afirma la investigadora. “Estamos buscando fuentes de materia orgánica, más bien estables, que fomenten el secuestro de carbono en el suelo. Hemos probado distintas enmiendas y mientras más frescas, más promueven éstas la actividad biológica y, por tanto, la respiración del suelo. Eso quiere decir que más CO2 se libera a la atmósfera de lo que queda retenido en el suelo. Si consideramos que alrededor del 80% del carbono de los ecosistemas terrestres se encuentra en los suelos y que estos son capaces de almacenar cerca de 3 veces la cantidad de CO2 atmosférico, podemos considerar a estos ecosistemas como tremendos aliados para la mitigación del cambio climático si son manejados de forma adecuada”, enfatiza Rojas.

Por otro lado, su proyecto Fondecyt actual estudia el efecto de los incendios forestales en la biodiversidad microbiana y microorganismos fijadores de nitrógeno en suelos de bosque esclerófilo en la zona centro de Chile, dominados por especies como el quillay, litre, boldo y otras de tipo arbustivo. “Vimos cómo los incendios afectaban la biodiversidad microbiana, específicamente de algunas divisiones de bacterias y arqueas, así como microorganismos diazótrofos (fijadores de nitrógeno) de vida libre, que son aquellos que habitan los suelos sin necesidad de que existan plantas”, señala Rojas y añade que estos “son parte de los organismos pioneros en un proceso de sucesión ecológica, colonizan el suelo degradado, para luego dar paso a otros organismos y asociaciones simbióticas que van mejorando las condiciones de suelo que finalmente promoverá el crecimiento de la vegetación y la recuperación del funcionamiento de los bosques”.

Vinculación de la ciencia con el medio escolar

En 2017, después de los megaincendios, el Ministerio del Medio Ambiente convocó a un concurso extraordinario del fondo de protección ambiental y Claudia Rojas participó en uno de los proyectos adjudicados, que junto con buscar alternativas para recuperar los ecosistemas afectados por los incendios, también tenía un componente importante de educación ambiental. El trabajo experimental lo realizaron en Pumanque, una de las tres comunas más afectadas en la región de O’Higgins, donde en la escuela de esa localidad implementaron el programa de educación ambiental.

“Durante ese programa llevamos a las y los estudiantes a terreno para que vieran las parcelas experimentales montadas como parte del estudio, la idea era que ellas(os), visitaran y conocieran un experimento de campo y observaran en terreno aquellas diferencias que nosotros podemos reportar en un artículo científico, en un gráfico, por ejemplo, la comparación visual fue muy importante para explicar conceptos que de otra manera hubiesen sido más complejos de abordar”, cuenta Rojas,

“Para nosotros era muy importante llevar el conocimiento que se generó en esa experiencia a la comunidad, que fue directamente afectada por los incendios. Queríamos dar el mensaje de que, si bien es tremendamente importante que estos fenómenos se eviten, también necesitamos saber ‘qué hacemos luego de un incendio’, cómo podemos proteger el suelo y fomentar el crecimiento de la vegetación afectada. El hacer ciencia local y pertinente, creo que fue algo muy destacable de este proyecto”, finaliza.

Texto: Comunicaciones CAPES
Créditos imagen: Claudia Rojas