Todo listo para una nueva versión del curso de restauración de bosques de Huinay

Con dos clases introductorias en línea, a realizarse el próximo 28 y 30 de abril, respectivamente, dará comienzo la tercera edición del curso de especialización “Metodologías de Restauración de Bosques”, una instancia de educación continua organizada por la Fundación San Ignacio de Huinay, la Facultad de Ciencias Forestales y Conservación de la Naturaleza (FCFCN) de la Universidad de Chile, el Instituto Forestal (INFOR) y CAPES, dirigida a profesionales y estudiantes de posgrado interesados en la restauración de ecosistemas forestales y la rehabilitación de paisajes degradados.

El objetivo del curso es generar competencias para la toma de decisiones durante el desarrollo de “proyectos de restauración de bosques, específicamente, en las fases de diagnóstico, planificación y diseño, implementación, monitoreo y evaluación de las acciones restaurativas”. Su fase práctica, proyectada entre el 6 y 12 de mayo próximos, contempla una estadía de una semana en la Estación científica San Ignacio del Huinay en la comuna de Hualaihué (Región de Los Lagos).

El curso es coordinado por el investigador CAPES y académico de la Universidad de Chile, Juan Ovalle.

Durante el curso, se promoverá la generación de espacios de debate sobre los desafíos de la restauración en Chile y Latinoamérica, considerando el actual contexto de crisis climática y conflictos socio-ambientales por el uso de la tierra. En específico, las actividades contemplan un trabajo de campo para la colecta de información, trabajo en vivero (y campo) para selección de especies nativas utilizadas para reforestación, y trabajo en gabinete para el procesamiento de información y preparación de informe escrito y oral.

Asimismo, el plan de contenidos incluye temáticas como procesos de degradación de hábitats y métodos de caracterización en campo; fundamentos de ecología de la restauración; definición de objetivos, metas e indicadores de éxito en procesos de restauración; mapeo de actores sociales para el diagnóstico y construcción de escenarios participativos; estrategia de restauración y prescripción de acciones restaurativas, y métodos y técnicas de producción de plantas en vivero, evaluación de calidad de planta, preparación de sitios y técnicas de revegetación, monitoreo y evaluación de éxito de restauración, y evaluación participativa post-restauración.

A cargo de transmitir estos saberes, se encuentra un destacado grupo de académicos, expertos e investigadores de la más diversas procedencias, entre quienes se incluyen el profesional CAPES y director de Investigación de la Facultad de CFCN Juan ovalle; el investigador INFOR Jan Bannister; la investigadora del Centro de Investigación de Ecosistemas de la Patagonia (CIEP) Ángela Hernández; las también académicas de la Facultad de CFCN Anahí Ocampo y Claudia Cerda, y el académico de la Facultad de Ciencias Agropecuarias y Medio Ambiente de la Universidad de la Frontera, Rodrigo Vargas.

El programa también incluye 3 charlas magistrales de los investigadores Antonio Lara, Profesor Emérito de la Facultad de Ciencias Forestales y RRNN de la Universidad Austral de Chile; y los investigadores del proyecto Bioforest de Arauco, Pablo Ramírez y Guillermo Olmedo.

CAPES, ODEPA y WRI organizaron actividad paralela a la Cumbre de la Iniciativa 20X20

  • Se trata del Seminario Internacional «Aprendizajes y oportunidades para la restauración de paisajes en Chile», el cual se celebró el pasado 8 de abril en Puerto Varas.
  • Un destacado grupo de expertos y expertas en restauración de paisajes expusieron y conversaron sobre los desafíos, lecciones y proyecciones que han dejado distintas experiencias de restauración a nivel regional y nacional, así como las oportunidades a futuro en torno a esta temática.

El pasado 8 de abril, en el marco de la Cumbre Anual de la Iniciativa 20×20 que se celebra en Puerto Varas, se desarrolló con éxito el Seminario Internacional «Aprendizajes y oportunidades para la restauración de paisajes en Chile», una actividad organizada en conjunto por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES) y la Oficina de Estudios y Políticas Públicas (ODEPA) del Ministerio de Agricultura, con el apoyo del World Resources Institute (WRI) Y WWF Chile.

La instancia contó con especialistas nacionales e internacionales dedicados a la restauración de paisajes en nuestro país, quienes expusieron ante un público de casi 100 personas provenientes del mundo público, privado, y la sociedad civil, sobre distintas experiencias de restauración desarrolladas en Chile y su impacto en el avance de la recuperación de paisajes y ecosistemas en el territorio.

“Este seminario representó una oportunidad única para abrir espacios de conversación entre los distintos actores involucrados en las iniciativas de restauración a escala de paisaje, destacando la importancia otorgada al rol de los ecosistemas productivos en el concepto de restauración, mencionándose que aquellos sistemas productivos con características y prácticas sostenibles son capaces de restaurar servicios ecosistémicos esenciales para los territorios” explicó la directora de CAPES y académica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Dra. Rosanna Ginocchio.

La jornada fue inaugurada por la misma Dra. Ginnochio y la directora de ODEPA, Andrea García Lizama, quien destacó el rol clave que posee los paisajes en la provisión de alimentos para Chile y el mundo: “si nosotros no tenemos un paisaje que responda a las características necesarias para entregar este servicio ecosistémico de manera sustentable, no tenemos nada” recalcó.

Entre los expositores del evento, estuvieron el Coordinador General de la Iniciativa 20X20 y Gerente Senior de WRI, René Zamora-Cristales; la Jefa de la División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, Daniela Manuschevich, la encargada de Bosques y Cambio Climático de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), Constanza Troppa; la Representante Regional Adjunta de la FAO para América Latina y el Caribe, Eve Crowley; la investigadora senior del Programa de Bosques de WRI, Dra. Robin Chazdon; el coordinador del Programa de Paisajes Terrestres de WWF Chile y presidente de la Red Chilena de Restauración Ecológica, Trevor Walter, y el investigador de CAPES y académico PUC, Eduardo Arellano.

Luego de las ponencias, se celebró un interesante conversatorio que discutió sobre los desafíos que existen a la hora escalar iniciativas locales de restauración a nivel de políticas públicas, y la necesidad de que los planes nacionales de restauración se adapten así mismo a la realidad de cada territorio. La instancia contó con la participación de Javiera Herrera, jefa del Departamento de Sustentabilidad y Cambio Climático de ODEPA; Daniel Álvarez, encargado de Políticas y Planificación de la Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente; José Luis Buitano, representante de colectivo Comunidad APR de Mashue, y Juan Ovalle, investigador de CAPES y académico de la Universidad de Chile.

El evento sirvió como antesala de la Cumbre Anual de la Iniciativa 20X20, una alianza latinoamericana liderada por 18 países miembros que buscan cambiar las dinámicas que llevan a la degradación y llevar a 50 millones de hectáreas a la restauración para el 2030.

Revive lo acontecido en el seminario desde el canal de YouTube de CAPES.

Mañana ciudadana

Previo al seminario, tanto CAPES como ODEPA participaron de la Jornada Ciudadana “Saberes Locales y Experiencias Compartidas”, una segunda instancia paralela A LA Cumbre Anual organizada por el proyecto GEF en Restauración de Paisajes de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, en colaboración con la Ilustre Municipalidad de Puerto Varas.

La actividad reunió a diversas instituciones en el galón central del Parque Estación, en Puerto Varas, quienes expusieron sobre algunos de sus productos y proyectos destinados a la valorización de distintos sistemas ecológicos y servicios ecosistémicos.

Durante la jornada, que convocó a más de 200 visitantes a lo largo de la mañana, CAPES presentó algunos de los proyectos de investigación, transferencia y divulgación de sus dos líneas dedicadas a la restauración de sistemas ecológicos y productivos: la línea “Impactos de la contaminación por metales y rehabilitación de suelos”, y la línea “Intensificación ecológica para una agricultura sustentable”, lideradas por los profesores Ginocchio y Arellano, respectivamente. Revisa aquí algunas imágenes de ambos eventos, y revive lo acontecido en el seminario desde el canal de YouTube de CAPES.

Revisa aquí algunas imágenes de ambos eventos:

CAPES y Facultad de Ciencias Forestales de la U. de Chile capacitan en terreno a profesionales CONAF

El pasado 7 y 8 de noviembre, 14 funcionarios CONAF provenientes de diversas regiones del país participaron de un taller que buscó validar la efectividad y utilidad de los planes de restauración como instrumentos de gestión y conservación de los ecosistemas naturales y los servicios que éstos proveen, con miras a la aplicación del Plan Nacional de Restauración a Escala de Paisajes (PNRP) elaborado por el Estado de Chile en 2020.  

El taller, coordinado por el investigador CAPES y académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la U. de Chile, Dr. Juan Ovalle, fue una continuación práctica del curso celebrado el pasado año a estos mismos profesionales, y, al igual que éste, se enmarca dentro del Plan Anual de Capacitación encargado por la Gerencia de Conservación de Ecosistemas Boscosos y Xerofíticos de CONAF en 2022.

Durante esa primera instancia, los participantes elaboraron una serie de pautas técnicas para establecer criterios de selección de material de propagación (semillas y plantas nativas) en viveros forestales, y criterios para el monitoreo del avance de los procesos de restauración a escala de paisaje, ambas con implicancias directas en componentes del PNRP. En este segundo taller, denominado “Desarrollo de Pautas Técnicas para la Evaluación de Proyectos de Restauración”, Ovalle y su equipo buscaron validar la efectividad de estos instrumentos aplicándolos a experiencias reales de restauración en terreno.

Validando pautas en Quebrada de la Plata

En la primera jornada del taller, los estudiantes visitaron las dependencias de la Estación Experimental Germán Greve Silva, en la comuna de Maipú, para informarse sobre los principales aspectos prácticos a considerar a la hora de realizar un monitoreo de restauración de paisaje, y recibir instrucciones generales sobre la jornada.

Las exposiciones, a cargo del profesor Ovalle y la coordinadora de la Estación Experimental, Solange Vargas, también sirvieron para conocer el trabajo que realiza la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile en este recinto, que además de contar con espacios para la producción de rumiantes menores y el manejo de pastizales en áreas de secano, alberga también uno de los 11 santuarios de la naturaleza que posee la región Metropolitana, el Santuario Nacional Quebrada de la Plata.  

Justamente, una vez concluidas las presentaciones, los participantes del taller debieron recorrer buena parte de las 1.100 hectáreas del Santuario para observar, en terreno, tres de los proyectos de restauración que actualmente se ejecutan en esta zona, con el fin de levantar datos que les permitieran evaluar adecuadamente el estado de avance de estos experimentos, utilizando para ello las pautas técnicas diseñadas en el curso de 2022. 

De regreso a la Estación, los estudiantes fueron parte de un trabajo grupal donde discutieron y validaron los criterios y/o atributos seleccionados para el monitoreo de estos proyectos, el cual estuvo a cargo de la profesora de la Facultad de Ciencias Forestales de la U. de Chile, Dra. Anahí Ocampo.

Sobre esta primera jornada, el profesor Ovalle dijo que “la importancia de que profesionales como los de CONAF aprendan y se involucren en estos procesos de capacitación es muy grande, dado que ellos van a ser actores fundamentales de la implementación del Plan Nacional de Restauración a Escala de Paisaje. Ellos van a tener la tarea de monitorear el avance de los procesos de restauración que se van a ir dando durante la próxima década. De ahí lo importante de que conozcan la diversidad de metodologías que hay para monitorear procesos de recuperación de ecosistemas degradados.” 

Por su parte, la Dra. Ocampo valoró positivamente esta segunda versión práctica del curso: “estoy muy contenta de haber participado en esta nueva edición, donde por fin pude conocer personalmente a cada uno de los estudiantes, y aprender muchísimo de ellos, que son profesionales con mucha experiencia. Fue muy grato estar caminando entre las parcelas y poder discutir y poder escuchar las distintas visiones que tienen, lo que me permitirá ajustar mis clases y metodologías a sus realidades y a lo que necesitaban”. 

Estudiando semillas en San Pedro

El miércoles 8 de noviembre las y los profesionales de CONAF participaron de la segunda jornada donde se desarrolló un taller teórico-práctico donde pusieron sus aprendizajes a prueba en el Vivero San Pedro, en la región Metropolitana.

Allí, se tomaron en consideración aspectos en la cadena de provisión de semillas y plantas para planes de restauración. De esta manera, se realizó la aplicación de una pauta técnica que tomó en cuanto el levantamiento de información del vivero a partir de datos entregados por su encargado; la evaluación de atributos e indicadores de calidad de infraestructura como de la calidad de semillas y plantas de vivero.

Claudia Alcaraz, profesional de la Red de Viveros de CONAF, desde donde se encargan de las 30 unidades a nivel nacional destacó la importancia de este tipo de capacitaciones “principalmente para ver la ejecución respecto del trabajo que nosotros realizamos en nuestras unidades y evaluar si, además de los viveros a nivel nacional que producen plantas para distintos fines, como los productos se orientan hacia la reforestación”.

Juan Vera, encargado del Vivero San Pedro y quien lleva más de 20 años trabajando en esta área destaca la participación y el uso de espacios para el desarrollo de nuevos conocimientos. “Me parece excelente que se puedan hacer este tipo de capacitaciones en nuestra Unidad y todas estas instancias sirven de aprendizaje tanto para nosotros como trabajadores para poder traspasar estos conocimientos”, señala Vera.

“Con esta capacitación estamos desarrollando un instrumento de evaluación para seleccionar los viveros idóneos para proveer semillas y plantas nativas para los proyectos de restauración», comenta el profesor Ovalle. Y agrega que: “el grupo de profesionales de diferentes comunas y oficinas de CONAF, está encargado de evaluar una pauta técnica que ellos mismos diseñaron y que validamos en un vivero”.

Revisa más imágenes de ambas jornadas

Texto: Comunicaciones CAPES y Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, U. de Chile

Lanzamiento libro «La invasión del conejo europeo en Chile»

Cuándo: 27 de abril de 2023, 10:45 hrs.
Dónde: Sala Abate Molina, Facultad de Ciencias Biológicas UC (Avda. Libertador Bernardo O'Higgins 340, Santiago).
Organiza:  CAPES UC

El Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, y su proyecto «Conociendo mejor al conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) en Chile para dimensionar sus impactos y plantear recomendaciones para su gestión», tienen el agrado de invitarles al lanzamiento del libro “La invasión del conejo europeo en Chile”, una obra pionera fruto de la investigación y trabajo colaborativo entre profesionales de CAPES, la Corporación Nacional Forestal (CONAF), el Servicio Agrícola Ganadero (SAG), el Instituto Milenio SECOS y la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile (FAVET).

La publicación revisa los estudios existentes sobre el conejo europeo, catalogado como una especie exótica invasora, en nuestro país, en relación a su historia, ecología, control, epidemiología de enfermedades virales e impactos económicos. Todo, con el objetivo de proporcionar una síntesis, detectar vacíos del conocimiento y entregar orientaciones para su investigación y manejo en nuestro territorio.

El conejo europeo fue introducido en Chile a mediados del siglo XVIII, desde entonces, se ha expandido a lo largo de nuestro país, teniendo registros de su presencia, al menos, entre las regiones de Atacama y Los Lagos, además de la de Magallanes.

El evento, a realizarse este jueves 27 de abril desde las 10:45 hrs en la Sala Abate Molina de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica (Alameda 340, Santiago de Chile), contará con las presentaciones de la investigadora de la Universidad de Chile y experta en gestión y planificación ambiental, Claudia Cerda, y la encargada del Programa Nacional Integrado de Gestión de Especies Exóticas Invasoras del Ministerio de Medio Ambiente, Paulina Stowhas, además de las y los autores del libro.

Quienes no puedan asistir, pueden seguir la transmisión del lanzamiento vía Zoom desde las 11:00 hrs., mediante el siguiente link: https://us02web.zoom.us/j/86530205376?pwd=ZEdYSjhaSVM5dEZCanpuVEY5NG1WUT09

Inscripción

Las personas interesadas de participar del lanzamiento pueden inscribirse llenando el siguiente formulario: https://forms.gle/9EdFBkATeqmvfshYA

La actividad cuenta con cupos limitados.

Libro electrónico

“La invasión del conejo europeo en Chile” puede descargarse en formato digital en capes.cl/conejo-en-chile-recursos/

Investigadores presentan resultados de estudios sobre invasión del conejo

Los trabajos se enmarcan en un proyecto de colaboración entre CONAF, CAPES y la Facultad de Ciencias Veterinarias de la U. de Chile, el primer gran esfuerzo por estudiar el impacto socioecológico del conejo europeo en nuestro país.

El coordinador general de CONAF, Miguel Díaz, durante su presentación.

Conocer y controlar la población de conejos en Chile continental y continuar con su proceso de erradicación en islas nacionales, fue la principal conclusión alcanzada el pasado 6 de octubre tras la presentación de investigaciones ejecutadas bajo el proyecto “Conociendo mejor al conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) en Chile para dimensionar sus impactos y plantear recomendaciones para su control”.

El evento, realizado en las dependencias de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) en Santiago, y transmitido a través de la plataforma Zoom, fue liderado por las instituciones patrocinantes del proyecto: CONAF, el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES) y la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (FAVET) de la Universidad de Chile.

Más de 60 personas provenientes de organismos relacionados con la conservación de especies nativas y el control de especies exóticas participaron de la instancia. Entre ellas, representantes del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y las organizaciones no gubernamentales Island Conservation y Oikonos.

Avances preliminares

“Conociendo mejor al conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) en Chile” es una iniciativa creada en 2018 que reúne investigaciones orientadas a incrementar el conocimiento en torno a la ecología, percepciones e impactos de esta especie exótica, presente en Chile hace más de 150 años. Entre sus instituciones colaboradoras también se encuentran la Commonwealth Scientific Industrial Research Organisation, (CSIRO) y SAG Magallanes.

El encuentro fue inaugurado por el director ejecutivo de CONAF, Christian Little, quien expresó la importancia de estas alianzas para gestionar el daño que genera el conejo, el cual se expresa, por ejemplo, en el 30% de pérdida anual en las plantaciones forestales del país y en la degradación del bosque nativo.

Durante la jornada, profesionales e investigadores CAPES presentaron aspectos relacionados con los impactos negativos de esta especie en el sector silvoagropecuario y en diversos ecosistemas de Chile, así como también sus efectos positivos, especialmente como alimento suplementario de distintas poblaciones humanas y animales.

En primera instancia, Gabriela Flores, profesional CAPES y coordinadora general del proyecto, introdujo los alcances de éste y entregó un panorama general de la presencia de conejo europeo en territorio nacional, además de analizar las vías potenciales para su manejo.

Las profesionales CAPES Gabriela Flores (centro) y Melanie Duclos (derecha), parte del equipo del proyecto.

A su vez, el coordinador del proyecto asociado a CONAF, Miguel Díaz, habló sobre la historia de esta especie invasora en Chile y los hasta ahora infructuosos intentos por controlarla en el continente, situación que contrasta con experiencias exitosas lideradas por CONAF en algunas islas del país como Santa Clara, en el archipiélago de Juan Fernández, y Choros y Chañaral, en este último caso con el apoyo de Island Conservation. También se analizó el caso de Australia, país que sufrió en la década del 30 una plaga (0,5 billones de conejos) y que hoy ha logrado controlar la especie.

A estos trabajos, también se informó sobre los resultados de distintos estudios realizados en áreas silvestres protegidas del país (públicas y privadas), centrados en percepciones sobre la especie, sus dinámicas poblacionales, enfermedades que lo afectan, y redes tróficas (cadena alimentaria) en las que está presente el conejo.

Paola Correa, investigadora posdoctoral de CAPES, presentó a continuación los avances del proyecto a nivel de investigación, divulgación y formación de capacidades, entre los que se encuentran una serie de talleres con guardaparques CONAF y una campaña de identificación y aviso de presencia de conejos en áreas de Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE) y alrededores.

Asimismo, se analizó el impacto de la mixomatosis, enfermedad viral que solo ataca a esa especie, la que podría constituir una alternativa de control de población en zonas con altos índices de degradación. Melanie Duclos, también investigadora posdoctoral CAPES y parte de estos esfuerzos, detalló el trabajo de muestreo en torno a esta enfermedad.

Se espera que las investigaciones deriven en una síntesis e integración de conocimientos para la gestión de la especie, recomendaciones para gestionar el conejo y sus impactos en Chile continental y recomendaciones para su control en islas, específicamente en Robinson Crusoe.

Nuevo espacio digital

El nuevo sitio web del proyecto Conejo.

Durante el encuentro, los organizadores también tuvieron la oportunidad de presentar en sociedad el nuevo sitio web del proyecto, www.capes.cl/conejoenChile.

La web, alojada en el portal institucional de CAPES, reunirá toda la información general del Proyecto Conejo, así como sus principales avances. Adicionalmente, cuenta con distintas secciones que informarán sobre oportunidades de investigación que surjan en el marco de esta iniciativa, además de una serie de recursos bibliográficos y audiovisuales sobre esta especie invasora.

La plataforma, abierta a todo público, busca convertirse en un punto de comunicación entre el proyecto y la comunidad, ya sea entre aquellos interesados en conocer más de esta problemática, así como los múltiples actores más afectados por ella. En su pestaña de Contacto, sus visitantes podrán escribir directamente a los miembros del equipo para hacer llegar sus consultas, comentarios y aportes.

Próximos pasos

Entre los desafíos futuros del proyecto, Miguel Díaz señaló que en los próximos meses el equipo dictará un curso nacional sobre el conejo y formas de control, de modo de mejorar el conocimiento y capacidades locales que permitan mantener a raya a una especie que, se estima, alcanza los más de 200 millones de individuos en Chile.

A su vez, se espera para fines de este año y comienzos del próximo, la realización de encuentros adicionales y la publicación de un librillo de acceso gratuito que resumirá el estado de avance y control del conejo en nuestro país.

El equipo principal del proyecto CAPES-CONAF-FAVET sobre el conejo en Chile. De izquierda a derecha: Gabriela Flores, Miguel Díaz, Melanie Duclos, Paola Correa y Cristobal Briceño.

Texto: Comunicaciones CAPES
Fotos: Paola Correa

Taller capacita a guardaparques en la detección del conejo europeo y mixomatosis

La instancia se enmarca dentro del proyecto “Detección y caracterización de la enfermedad viral Mixomatosis en poblaciones de conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) en Chile central”, coordinado por CAPES, CONAF y la Facultad de Ciencias Veterinarias de la U. de Chile.

Sebastián Carrasco Fernández, uno de los investigadores del proyecto, explicando la metodología de muestreo de conejos.

La Reserva Nacional Lago Peñuelas, ubicada 12 kilómetros al sudeste de la ciudad de Valparaíso, fue el lugar elegido para la realización del primer taller CAPES sobre estudio y monitoreo del conejo europeo (Oryctolagus cuniculus), una especie invasora introducida en Chile a finales del siglo XIX y cuya distribución real, 150 años después, aún no se conoce del todo.

El taller, celebrado el pasado 6 de abril, contó con la participación de los guardaparques y el personal de apoyo de la reserva, quienes pudieron ver, de forma inédita, los dos primeros adelantos de una serie de videos informativos destinados a actualizar y capacitar al personal de CONAF en la identificación de esta especie, sus rasgos biológicos y ecológicos más característicos y las prácticas de manejo más adecuadas para su control.

La instancia se enmarca dentro de un proyecto conjunto entre CONAF, FAVET Uchile y el Centro de Ecología Aplicada (CAPES) denominado “Detección y caracterización de la enfermedad viral Mixomatosis en poblaciones de conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) en Chile central”, cuyo objetivo es conocer el estado de la invasión del conejo en esta parte del territorio chileno. “Para nosotros es muy importante contar con los ojos de aquellos actores que están en el territorio, porque una especie tan extendida como el conejo es imposible monitorearla de manera centralizada” explicó Miguel Díaz, Coordinador Nacional de Conservación de Especies Animales y Humedales del SNAPE y coordinador CONAF del proyecto, en sus palabras de apertura.

De la misma opinión fue Gabriela Flores, profesional de la línea de Dirección del CAPES y coordinadora del proyecto en representación del centro, y quien también participó en la reunión: “los guardaparques CONAF son fundamentales para la generación de conocimiento sobre el conejo europeo en Chile. Ellos se encuentran trabajando en terreno, observando día a día la flora y fauna en más de 100 áreas protegidas a lo largo del país” comentó.

Durante el taller, también se instruyó a los presentes en la detección de mixomatosis en los conejos, una enfermedad infecciosa de origen viral que afecta exclusivamente a la familia de los lepóridos (conejos y liebres), y que se caracteriza por abscesos en la piel y en las membranas mucosas, particularmente en cabeza y genitales. “En Chile ésta es una enfermedad de denuncia obligatoria al Servicio Agrícola Ganadero (SAG). Lo que nosotros quisimos en este taller fue enseñar a los guardaparques a reconocer esta enfermedad para que estén atentos a la presencia de conejos con su sintomatología y notificar al SAG y a CONAF cuando detecten alguno de estos casos. La idea es, en la medida de nuestras capacidades, realizar muestreos que nos permitan caracterizar mejor esta enfermedad”, expresó Flores.

Luego de la presentación de los videos, desarrollados por la agencia audiovisual E-voluciona, los asistentes también pudieron conocer el estado de avance del proyecto de la voz del mismo Miguel Díaz y de los distintos investigadores que forman parte de él. “Nos pareció pertinente e importante que los guardaparques pudieran conocer las preguntas, metodologías y primeros resultados de esta investigación” comentó Flores, “que contempla a la Reserva Nacional Lago Peñuelas dentro de los sitios de estudio”.

“Nosotros en la línea de dirección de CAPES estamos muy interesados en colaborar con CONAF para el diseño e implementación de investigaciones que permitan generar antecedentes relevantes para la gestión de especies exóticas invasoras y la conservación de fauna silvestre” continuó la profesional. “Esta investigación, liderada por CAPES, CONAF y la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la U. de Chile, se aproxima al conejo europeo desde diferentes perspectivas como, por ejemplo, la ecología de poblaciones, la ecología comunitaria y la caracterización de enfermedades infecciosas. En el ámbito de las enfermedades infecciosas, también contamos con apoyo técnico internacional de CSIRO (Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation), agencia con una enorme experiencia en la investigación de enfermedades del conejo y también en el control de esta plaga en Australia”.

La profesional CAPES, Gabriela Flores, agradeció a la Reserva Nacional Lago Peñuelas por la organización del taller.

Invasores eficientes

El conejo europeo fue introducido en el centro y sur de Chile en la década de 1880, y hoy, se encuentra entre las especies invasoras que más afectan el ecosistema chileno, generando una pérdida aproximada de 3 millones de dólares por año. “Los conejos son invasores eficientes” explica Paola Correa Cuadros, investigadora posdoctoral de CAPES y ejecutora principal de la iniciativa. “Son especies capaces de colonizar desde matorrales semiáridos hasta bosques templados debido a su alta capacidad reproductiva y su adaptabilidad para explotar recursos alimenticios variados, como arbustos, corteza de árboles, frutales, cactus, tubérculos, rizomas, flores, hierbas, pastos, y en casos extremos, cualquier tejido vegetal”.

En Chile, los conejos europeos presentan una extensa distribución, desde la Región de Atacama por el norte, la Región de Los Lagos por el sur, en incluso en buena parte del área continental de la Región de Magallanes. De acuerdo con PNUD (2017), el conejo podría también estar presente en las regiones de Antofagasta y Aysén, debido a la presencia de hábitat adecuado. “No obstante, la información disponible sobre la distribución y abundancia de conejos en Chile es muy general y sería valiosa una mayor precisión”, añade Correa.

La ecóloga y especialista en dinámica poblacional de plagas y especies invasoras también detalla los impactos que tiene este mamífero en los ecosistemas que invade: el conejo europeo causa grandes daños tanto en los ecosistemas como en los sistemas productivos chilenos que coloniza. Específicamente, los conejos afectan la productividad de los cultivos agrícolas y forestales, y compiten con el ganado y la fauna nativa. Además, afectan el funcionamiento de los ecosistemas, su biodiversidad y la viabilidad de plantas nativas; dispersan especies de plantas invasoras, y erosionan laderas”.

Los mayores estragos de las poblaciones de conejo, revela, son ocasionados en islas como Robinson Crusoe, Santa Clara, e Isla Grande de Tierra del Fuego, y en Chile central, específicamente en el bosque esclerófilo. “Este lagomorfo ha generado un profundo cambio en la distribución espacial de plantas nativas, favoreciendo el crecimiento de especies invasoras de plantas como la amapola (Papaver somniferum) y alterando la sucesión del bosque nativo.

No obstante, la especie también tiene impactos positivos en la conservación, ya que forma complejas redes de interacción con depredadores nativos, siendo un recurso alimenticio importante. “En los últimos años se ha registrado un aumento del consumo de conejo por parte de los depredadores, es decir, si el conejo desapareciera o se viera afectado por alguna causa que disminuya su población, afectaría las dietas de estos depredadores (zorro culpeo, zorro chilla, peuco y el águila ratonera de pecho negro)”. De ahí la importancia de más y mejor información sobre su estado de invasión y dinámicas de población actuales.

Conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) ©Jose L. Manzanero

Buenas impresiones

Para Oscar Salazar, administrador de la Reserva Nacional Lago Peñuelas, la visita de los miembros CAPES fue una rara oportunidad de generar vínculos más estrechos y provechosos entre la academia y el personal experto de CONAF. “El material mostrado género una muy buena percepción por parte de nuestros guardaparques, sobre todo por lo didáctico y claro de su lenguaje. La instancia, además, es muy relevante debido a que es posible realizar retroalimentación entre el mundo científico y nosotros, los conocedores in situ del área” acotó.

En cuanto a la presencia de conejos en la zona, el profesional comentó que “hoy en día se nota una gran población de conejos en la reserva, los que, a causa de la sequía, se ven obligados a buscar agua en los árboles o plantas, depredando individuos de diferentes especies vegetales, y entre ellos, todas las plantaciones recientes de bosque nativo que hemos estado produciendo para combatir la deforestación. El impacto, por lo tanto, es alto desde el punto de vista de la biodiversidad y también monetario”.

Para Salazar, “un guardaparques bien informado y entrenado podría ser incluso un agente controlador de la especie en cuestión, por ejemplo, podría tener un coto de caza de conejo con algún método de bajo impacto como el rifle de aire comprimido. Con esta acción, estaría contribuyendo directamente al control de una especie exótica invasora considerada una amenaza directa al Área Protegida”.

Por su parte, Gabriela Flores también valoró la realización de este primer taller en lago Peñuelas, porque “nos permitió conocer mejor a los guardaparques, apreciar su entusiasmo por adquirir nuevas herramientas y, en especial, descubrir su excelente disposición a compartir con nosotros su experiencia y conocimientos de campo. Además, luego del taller pudimos recorrer la reserva, apreciando la abundancia local del conejo a través de la observación de ejemplares, y en especial la abundancia de sus heces y madrigueras. Fue muy llamativo apreciar la alta presencia de conejos pese a la sequedad del paisaje, donde lamentablemente, a la fecha de la visita, no había asomo del lago que le dio su nombre a la reserva”.

Algunas de las tantas madrigueras de conejo presentes en la Reserva Nacional Lago Peñuelas.

Texto: Comunicaciones CAPES

Posibles “tormentas de fuego” amenazan la zona central de Chile

Pese a las últimas lluvias, investigadores señalan que la próxima temporada de incendios puede ser catastrófica. Con bosques secos convertidos en acelerantes, los siniestros afectarían a sectores cercanos a zonas altamente pobladas del país. El llamado es a proteger los bosques de alto valor para la conservación y las personas que viven en sus cercanías.

En una declaración conjunta, representantes del mundo científico, ONG y organismos públicos, advirtieron de los peligros que los incendios pueden generar en la zona central del país durante el verano, asegurando que están dadas todas las condiciones para un desastre en esta macrozona. A este llamado, han adherido más de 100 profesionales, entre los que cuentan, tres Premios Nacionales de Ciencia.

Al mismo tiempo, y de acuerdo a recientes investigaciones, los incendios que podrían presentarse en los próximos meses implican un riesgo extra, pues ocurrirán en las cercanías de las principales urbes del país y áreas agrícolas aledañas, donde habitan alrededor de diez millones de personas.

Entre los efectos directos e indirectos que estos fenómenos podrían tener sobre la población, están la intoxicación por humo, golpes de calor, interrupción de vías de comunicación, abastecimiento de energía y pérdida de la producción agrícola.

En el caso de la exposición al humo, los declarantes advierten que las consecuencias de salud pueden ser aún mayores en un contexto de emergencia sanitaria producto de COVID-19, especialmente en comunas con cuarentena. Ante este escenario, consideran que la prevención de estos siniestros como una “prioridad nacional”, que debe ser tomada en cuenta tanto por autoridades como por la ciudadanía.

La advertencia, explican, se extiende para los sectores aledaños a Valparaíso-Viña Del Mar, Santiago y Rancagua, y estaría presente para ésta y las próximas temporadas de incendios forestales.

El peligro de la megasequía

La inminencia de esta nueva ola de incendios se debe en gran parte a que Chile vive desde 2010 una sequía sin precedentes en los últimos mil años, que se muestra con mayor severidad entre la Cuarta Región y la del Biobío. No sólo los cultivos y las poblaciones humanas se han visto afectadas por la megasequía, sino también la vegetación nativa.

A finales de 2019, investigadores de la Universidad de la Frontera, Universidad Austral de Chile y del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, observaron cómo el bosque esclerófilo de las cordilleras de la Costa y los Andes, caracterizado por vegetación de hojas duras y perennes, se transformó de manera masiva en “un bosque café” o pardo. Miles de peumos, quillayes, litres, lingues, bellotos y otras especies de plantas, propias de este sistema mediterráneo, se estarían secando.

“A pesar de no saber si todas las plantas que perdieron el verdor realmente murieron, es urgente tomar acciones por las consecuencias que tiene vivir cerca de grandes extensiones de vegetación seca, la cual es altamente inflamable, pudiendo alimentar las posibles calderas de tormentas de fuego, cuyas temperaturas pueden superar los mil grados Celsius. Tales incendios son imparables para cualquier sistema de contención”, señalan los expertos en su declaración.

Las llamadas “tormentas de fuego” ocurren cuando los mismos incendios generan condiciones favorables para su propagación, modificando las condiciones microclimáticas de tal forma que éstas les permiten avanzar con mayor rapidez y con una alta energía. “Debido a que la masa de aire que está sobre el incendio se vuelve extremadamente caliente, ésta puede generar nubes que a su vez causan vientos y relámpagos, transportando partículas y favoreciendo la propagación de las llamas” explican en el documento.

“Los bosques esclerófilos están adaptados a periodos secos, sin embargo, esta sequía sin precedentes y el extremadamente seco año 2019 han llevado a los bosques a un cambio abrupto de estado en el verano 2020, donde gran parte de la copa de los árboles se encuentran secas” señala Alejandro Miranda, investigador del (CR)2 y del Laboratorio de Ecología del Paisaje y Conservación de la Universidad de la Frontera. “A pesar de que una potencial recuperación de este ecosistema es posible, todo ese material seco de hojas y ramas incrementa el peligro de incendios, por la gran acumulación de combustible en el piso y en la parte aérea del bosque, amenazando la biodiversidad que sustentan y potencialmente generando incendios de grandes dimensiones”.

Para apoyar a la comunidad, los investigadores y organizaciones también entregaron una serie de recomendaciones que podrían mitigar una eventual crisis producto de estos incendios. Entre éstas, se encuentran reforzar tempranamente los planes de prevención y coordinación para proteger la infraestructura crítica, así como también implementar un plan de comunicación y educación a la ciudadanía residente de sectores rurales de la zona centro del país, que considere protocolos de evacuación y áreas seguras en caso de grandes incendios.

Finalmente, hicieron un llamado a constituir un consejo asesor que considere la participación de actores del sector público y privado, y que permita analizar y trabajar coordinadamente en las estrategias necesarias para enfrentar el alto riesgo de incendios en las regiones de Valparaíso, O’Higgins y Metropolitana, así como también gatillar una respuesta temprana a los impactos de los incendios, que incluya el destino de recursos para este tema.

La agrupación a cargo del llamado incluye a académicos y representantes de más de 10 universidades, 4 centros de estudio, 4 organismos estatales y 6 organizaciones de la sociedad civil, tales como Centro de Ciencias del Clima y la Resiliencia (CR)2; Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES; Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB; Greenpeace; CONAF; Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA; Servicio Agrícola Ganadero, entre otras.

La declaración ha sido respaldada por más de cien profesionales, incluido el recién electo Premio Nacional de Ciencias Naturales, Francisco Bozinovic.

“Es muy importante que estemos atentos y sepamos que puede haber una tormenta de fuego. Sin embargo, también es fundamental mantener la calma y hacer esta advertencia, justamente, para que las instituciones y la ciudadanía puedan contribuir a su prevención. En ese contexto, es muy relevante que CONAF disponga de los recursos económicos y humanos para enfrentar de la mejor manera estos eventuales incendios. Iniciativas como el nuevo incentivo de dicha institución que incluye reforestar en áreas incendiadas, aportando presupuesto al manejo de los bosques cafés, va en la dirección correcta”, señala Cecilia Smith, investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad y de la Universidad de Los Lagos.

Lee la declaración completa en este enlace.

Posibles “tormentas de fuego” amenazan la zona central de Chile

Pese a las últimas lluvias, investigadores señalan que la próxima temporada de incendios puede ser catastrófica. Con bosques secos convertidos en acelerantes, los siniestros afectarían a sectores cercanos a zonas altamente pobladas del país. El llamado es a proteger los bosques de alto valor para la conservación y las personas que viven en sus cercanías.

En una declaración conjunta, representantes del mundo científico, ONG y organismos públicos, advirtieron de los peligros que los incendios pueden generar en la zona central del país durante el verano, asegurando que están dadas todas las condiciones para un desastre en esta macrozona. A este llamado, han adherido más de 100 profesionales, entre los que cuentan, tres Premios Nacionales de Ciencia.

Al mismo tiempo, y de acuerdo a recientes investigaciones, los incendios que podrían presentarse en los próximos meses implican un riesgo extra, pues ocurrirán en las cercanías de las principales urbes del país y áreas agrícolas aledañas, donde habitan alrededor de diez millones de personas.

Entre los efectos directos e indirectos que estos fenómenos podrían tener sobre la población, están la intoxicación por humo, golpes de calor, interrupción de vías de comunicación, abastecimiento de energía y pérdida de la producción agrícola.

En el caso de la exposición al humo, los declarantes advierten que las consecuencias de salud pueden ser aún mayores en un contexto de emergencia sanitaria producto de COVID-19, especialmente en comunas con cuarentena. Ante este escenario, consideran que la prevención de estos siniestros como una “prioridad nacional”, que debe ser tomada en cuenta tanto por autoridades como por la ciudadanía.

La advertencia, explican, se extiende para los sectores aledaños a Valparaíso-Viña Del Mar, Santiago y Rancagua, y estaría presente para ésta y las próximas temporadas de incendios forestales.

El peligro de la megasequía

La inminencia de esta nueva ola de incendios se debe en gran parte a que Chile vive desde 2010 una sequía sin precedentes en los últimos mil años, que se muestra con mayor severidad entre la Cuarta Región y la del Biobío. No sólo los cultivos y las poblaciones humanas se han visto afectadas por la megasequía, sino también la vegetación nativa.

A finales de 2019, investigadores de la Universidad de la Frontera, Universidad Austral de Chile y del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, observaron cómo el bosque esclerófilo de las cordilleras de la Costa y los Andes, caracterizado por vegetación de hojas duras y perennes, se transformó de manera masiva en “un bosque café” o pardo. Miles de peumos, quillayes, litres, lingues, bellotos y otras especies de plantas, propias de este sistema mediterráneo, se estarían secando.

“A pesar de no saber si todas las plantas que perdieron el verdor realmente murieron, es urgente tomar acciones por las consecuencias que tiene vivir cerca de grandes extensiones de vegetación seca, la cual es altamente inflamable, pudiendo alimentar las posibles calderas de tormentas de fuego, cuyas temperaturas pueden superar los mil grados Celsius. Tales incendios son imparables para cualquier sistema de contención”, señalan los expertos en su declaración.

Las llamadas “tormentas de fuego” ocurren cuando los mismos incendios generan condiciones favorables para su propagación, modificando las condiciones microclimáticas de tal forma que éstas les permiten avanzar con mayor rapidez y con una alta energía. “Debido a que la masa de aire que está sobre el incendio se vuelve extremadamente caliente, ésta puede generar nubes que a su vez causan vientos y relámpagos, transportando partículas y favoreciendo la propagación de las llamas” explican en el documento.

“Los bosques esclerófilos están adaptados a periodos secos, sin embargo, esta sequía sin precedentes y el extremadamente seco año 2019 han llevado a los bosques a un cambio abrupto de estado en el verano 2020, donde gran parte de la copa de los árboles se encuentran secas” señala Alejandro Miranda, investigador del (CR)2 y del Laboratorio de Ecología del Paisaje y Conservación de la Universidad de la Frontera. “A pesar de que una potencial recuperación de este ecosistema es posible, todo ese material seco de hojas y ramas incrementa el peligro de incendios, por la gran acumulación de combustible en el piso y en la parte aérea del bosque, amenazando la biodiversidad que sustentan y potencialmente generando incendios de grandes dimensiones”.

Para apoyar a la comunidad, los investigadores y organizaciones también entregaron una serie de recomendaciones que podrían mitigar una eventual crisis producto de estos incendios. Entre éstas, se encuentran reforzar tempranamente los planes de prevención y coordinación para proteger la infraestructura crítica, así como también implementar un plan de comunicación y educación a la ciudadanía residente de sectores rurales de la zona centro del país, que considere protocolos de evacuación y áreas seguras en caso de grandes incendios.

Finalmente, hicieron un llamado a constituir un consejo asesor que considere la participación de actores del sector público y privado, y que permita analizar y trabajar coordinadamente en las estrategias necesarias para enfrentar el alto riesgo de incendios en las regiones de Valparaíso, O’Higgins y Metropolitana, así como también gatillar una respuesta temprana a los impactos de los incendios, que incluya el destino de recursos para este tema.

La agrupación a cargo del llamado incluye a académicos y representantes de más de 10 universidades, 4 centros de estudio, 4 organismos estatales y 6 organizaciones de la sociedad civil, tales como Centro de Ciencias del Clima y la Resiliencia (CR)2; Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES; Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB; Greenpeace; CONAF; Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA; Servicio Agrícola Ganadero, entre otras.

La declaración ha sido respaldada por más de cien profesionales, incluido el recién electo Premio Nacional de Ciencias Naturales, Francisco Bozinovic.

“Es muy importante que estemos atentos y sepamos que puede haber una tormenta de fuego. Sin embargo, también es fundamental mantener la calma y hacer esta advertencia, justamente, para que las instituciones y la ciudadanía puedan contribuir a su prevención. En ese contexto, es muy relevante que CONAF disponga de los recursos económicos y humanos para enfrentar de la mejor manera estos eventuales incendios. Iniciativas como el nuevo incentivo de dicha institución que incluye reforestar en áreas incendiadas, aportando presupuesto al manejo de los bosques cafés, va en la dirección correcta”, señala Cecilia Smith, investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad y de la Universidad de Los Lagos.

Lee la declaración completa en este enlace.

Reserva Las Chinchillas: la larga marcha de un ecosistema resiliente

Creada en 1983, las 4,200 hectáreas que comprenden esta área silvestre protegida son hogar del estudio ecológico de largo plazo más grande en ejecución. Los casi 33 años de datos acumulados a la fecha, revelan la importancia que estos monitoreos tienen para el conocimiento de los sistemas biológicos y sus cambios en el tiempo.

Hace poco más de dos años, durante uno de sus transectos matutinos por las escarpadas quebradas de la Reserva Nacional Las Chinchillas, en la IV Región, Boris Saavedra se encontró de pronto con una vieja conocida.

Posada sobre una roca, completamente ajena a la presencia del guardarques, una iguana chilena (Callopistes maculatus) recibía impávida el sol de la mañana.

Era el primer avistamiento de este lagarto en casi un lustro de observaciones. Un período particularmente seco, iniciado en 2012, había eliminado cualquier rastro de la especie al interior de la reserva, al punto de hacerle creer al personal de CONAF encargado de administrarla que el reinado de la iguana en esta importante área protegida había vivido ya sus últimos días.

Y, sin embargo, ahí estaba nuevamente. Convocado por un súbito período de precipitaciones –de los que cada vez hay menos en esta zona del país– el reptil endémico más grande de Chile se dejaba ver, y registrar, por un par de ojos humanos.

Aun cuando detectar la presencia –o ausencia– de la iguana chilena en la reserva no se encuentra entre las obligaciones de Saavedra, este tipo de hallazgos es un ejemplo de la importancia del registro y seguimiento de ecosistemas como éste durante años, e incluso décadas, para entender su comportamiento y características.

“Cualquier investigador que hubiese estudiado a la iguana durante esos 4 o 5 años, un lapso de tiempo más que suficiente para un proyecto de investigación en Chile, habría consignado que esta especie simplemente no era parte del ecosistema de la reserva” explica Sergio Silva, doctor en Ecología de la Universidad Católica de Chile. “Es gracias a los seguimientos de más larga data que podemos entender que la presencia de la iguana chilena, y de otras especies, en Las Chinchillas, fluctúa de acuerdo a la abundancia o escasez de ciertos recursos”.

Tanto Silva como Saavedra forman parte de un equipo de investigación con más de 33 años registrando y analizando las poblaciones de vertebrados al interior de Las Chinchillas, en el estudio de largo plazo más longevo del país actualmente en curso.

El fruto de su trabajo no sólo ha servido de base para múltiples investigaciones derivadas, sino que ha permitido conocer con lujo de detalle la marcha de un ecosistema sometido a diversas presiones ambientales a lo largo del tiempo, documentando su historia y la de los organismos que lo habitan.

Datos en terreno

La historia de los estudios de largo plazo en la Reserva Nacional Las Chinchillas comienza cuatro años después de su creación, en 1987, cuando los ecólogos Fabián Jaksic y Jaime Jiménez iniciaron un proyecto de investigación patrocinado por la Corporación Nacional Forestal (CONAF) y la World Wildlife Fund (WWF), destinado a monitorear las poblaciones de diversos vertebrados en la zona.

Hoy, el trabajo implica el conteo y registro de buena parte de las especies animales que habitan esa área de 4 200 hectáreas, repartidas a lo largo de un sistema de quebradas que unen la cordillera de Los Andes por el este y la cordillera de la Costa por el oeste. Estas quebradas albergan pequeños microambientes donde la vida, si bien constreñida a nivel de espacio y recursos, abunda.

Silva, integrado al proyecto en 1995, detalla la diversidad de especies monitoreadas: “El proyecto estudia la poblaciones e interacciones de aves diurnas, rapaces nocturnos, micro mamíferos (roedores y marsupiales) y depredadores terrestres como el zorro, el puma y el gato colocolo, recientemente detectado”.

Entre los datos que se recogen de cada especie, los investigadores y guardaparques asociados al proyecto identifican su número y fluctuación estacional a través de censos y muestreos, así como el sexo, tamaño y estado de reproducción de roedores.

“Tenemos la información de sus números y su fluctuación en el tiempo. Hacemos cuatro muestreos anuales, uno por estación, consignando el número de aves, depredadores y micro mamíferos presentes. Siempre se hace el mismo trabajo, a la misma hora, y con los mismos investigadores” señala Silva.

La metodología detrás de estos monitoreos varía de comunidad en comunidad, pero en conjunto demanda altas cuotas de constancia y dedicación. Cada mes, Saavedra, Silva, y el biólogo y asistente del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES UC), Enrique Silva, recorren los 17 kilómetros que separan Las Chinchillas de su ciudad más cercana, Illapel, para recoger muestras de fecas y egagrópilas con el fin de identificar la composición dietaria de los depredadores de la zona, y así estimar indirectamente la cantidad de microfauna del lugar.

Otro método más directo para el conteo de micro mamíferos –chinchilla, cururo, degú y otros– es la instalación de trampas en zonas estratégicas de la reserva. Durante cuatro o cinco días de otoño, invierno, primavera y verano, los investigadores revisan las 98 trampas (no letales) distribuidas en dos grillas de media hectárea de extensión, una ubicada en la ladera norte de la Quebrada del Cobre (un sector a poco más de dos kilómetros de la entrada a Las Chinchillas), y otra en la ladera sur.

Durante esos días, Saavedra y compañía identifican el número de roedores que caen en las trampas, anotando su especie, tamaño y otras características, para luego etiquetarlos con un código que permite evitar la sobrestimación en el conteo.

Con la fauna más esquiva, las técnicas de seguimiento descansan más en la observación: “En el caso de las aves, contamos con puntos de observación dentro de la reserva en los sectores de El Grillo y El Cobre” explica Sergio Silva. “Estos puntos de observación tienen un radio de 50 metros, donde escuchamos y vemos todas las aves que podemos durante 5 minutos. De esta forma, podemos estimar el número mínimo de individuos presentes”. Actualmente, la Reserva es ya sea hogar o estación de paso de 75 especies de aves.

En cuanto a los depredadores, los miembros del equipo realizan observaciones diarias a través transectos de dos o tres kms, anotando sus hallazgos. Para los más grandes, suelen ser útiles las cámaras trampa: “Es una buena herramienta que se está utilizando bastante y que ha permitido identificar especies que antes no era posible identificar, como el puma o el colocolo, o el gato andino para el norte”, cuenta Saavedra.

Fuente inagotable de información

Con más de 30 años de seguimientos en terreno, Silva, Silva y Saavedra han realizado más 100 muestreos trimestrales y analizado más de 35.000 individuos de distintas especies, tanto vegetales como animales.

Toda esa información es eventualmente ingresada a una base de datos que contiene lo recabado a lo largo todo el proyecto, desde sus inicios en 1987, hasta este último verano. Posiblemente, se trata del registro ecológico más completo y extendido sobre un ecosistema en Chile.

Esta base, y el trabajo realizado en el contexto de su proyecto, ha servido como una fuente inagotable de nuevo conocimiento científico, especialmente referido a la capacidad de adaptación de las comunidades ante largos períodos de escasez de agua y alimentos, motivados en buena parte por ciclos de sequía y la influencia progresiva del cambio climático.

Enrique Silva da un ejemplo: “Entre otras cosas, hemos descubierto cómo los zorros que habitan la reserva han aprendido a comer conejos ante el descenso en el número de roedores nativos, pudiendo determinar que, a partir de un n número de roedores por hectárea, el zorro empieza incluso a alimentarse de semillas, es decir, adapta su dieta a su disponibilidad de alimento”.

“A nivel de conocimiento nuevo, se ha logrado saber qué tan elásticos son estos sistemas” añade Sergio Silva, “cómo son capaces de funcionar a pesar de todas las restricciones que impone hoy el cambio climático. Estos ecosistemas están funcionando: se comprimen y se acomodan. A veces una especie puede desaparecer de la película, al punto que uno cree que no van volver, y de pronto hay un período de bonanza y estas especies vuelven a llegar al sistema y el sistema vuelve a reacomodarse”.

Fabián Jaksic, director del proyecto, concuerda: “La importancia primaria de los estudios de largo plazo es la generación de conocimiento que no es posible extraer a partir de experimentos acotados en el tiempo. Éstos constituyen una fuente de información estandarizada para analizar el funcionamiento de sistemas ecológicos y sus respuestas frente a fluctuaciones de diferente amplitud y frecuencia, así como para desarrollar investigaciones en base a nuevas hipótesis”.

A la fecha, esas nuevas investigaciones se han convertido en 14 tesis de pre y postgrado en el área, las cuales han generado más de 60 publicaciones científicas en revistas de alto impacto. Desde los primeros trabajos de Jaime Jiménez (1987) sobre los métodos de trampeo más efectivos para la chinchilla, hasta los esfuerzos de Matías Arim para entender cómo las cadenas tróficas son alteradas por la disponibilidad de recursos (2007), pasando por el estudio del investigador CAPES Mauricio Lima, quien analizó con detalle las dinámicas demográficas de los micro mamíferos de la región (especialmente marsupiales) (2001).

La reserva, fortalezas y amenazas

Pero los beneficios de este proyecto no sólo se limitan al ámbito científico. Pablo Povea, encargado de áreas silvestres de la Provincia de Choapa y de la administración de Las Chinchillas, reconoce el aporte que ha significado el estudio para los esfuerzos de conservación que allí se realizan. “A veces es complejo trabajar con investigadores. Muchos ocupan la reserva para sus trabajos en terreno, y luego se van sin dejar nada, pero éste no ha sido el caso” afirma. “Se produce mucho intercambio de información con los investigadores, quienes nos facilitan todo el material que publican”.

“Hemos ganado la confianza de la CONAF” confirma Sergio Silva, “Hemos logrado trabajar de una manera mancomunada, y ellos se apoyan mucho en nosotros. Nos invitan a charlas y nosotros los asesoramos técnicamente en diversos proyectos. Cualquier iniciativa que se efectúa en la reserva, como sus planes de manejo, se apoyan en nuestros datos, asegurando la efectividad de estos esfuerzos”.

Y hasta ahora, dichos esfuerzos han valido la pena. Creada en 1983, Las Chinchillas fue originalmente creada para resguardar la fauna nativa que poblaba la zona, especialmente la del peludo roedor al que debe su nombre. El año de su instalación, apenas 1 500 ejemplares de chinchilla de cola larga (Chinchilla lanígera) quedaban en la reserva, diezmada por décadas de caza indiscriminada a raíz del alto valor de su piel. Hoy, se estima que su población ronda entre los 9 mil a 12 mil individuos.

“La reserva es el único lugar donde la chinchilla silvestre se mantiene protegida”, nos cuenta Ian Araya, uno de sus guardaparques, mientras recorremos junto a él el nocturama que simula el horario de actividad predilecto de esta especie. La muestra también incluye ejemplares de la chinchilla de cola corta (Chinchilla chinchilla), la otra especie de chinchilla presente en Chile (aunque ubicada algo más al norte), y la chinchilla de criadero, además de degús, cururos y yacas.

La reserva recibe alrededor de 3 500 visitantes al año, cifra que, aunque significativa, aún es baja en comparación con otros parques y reservas de la zona norte-centro. De ellos, el 15% son extranjeros y una gran parte corresponde a colegios y delegaciones universitarias.

“Las Chinchillas se enorgullece de hacer mucha educación ambiental”, señala Povea, “Regularmente generados actividades para los niños de dos colegios rurales de la zona, Las Chinchillas de Cocou y Matancilla. Durante los paseos y charlas que hacemos, los niños (casi todos en situación de vulnerabilidad) aprenden haciendo y lo pasan muy bien. Los guardaparques les enseñan, y a ellos les fascina cuando los ven llegar”. No por nada la reserva es reconocida como aula complementaria por el Ministerio de Educación.

Sin embargo, pese al aporte que representa la reserva para la protección y cuidado de la biodiversidad local, ésta no se haya exenta de problemas o amenazas. Junto a la reserva se asientan distintos proyectos mineros (plantas de áridos, mayoritariamente), las cuales generan desechos y contaminación acústica que ahuyenta y molesta a las aves y chinchillas cercanas, sin contar que muchas de estas instalaciones generan fuego y, por tanto, un alto riesgo de incendios.

“Aun cuando hacemos patrullaje por las áreas aledañas –y por los 58 postes eléctricos al interior del terreno– es muy difícil mantener protegido en todo momento el perímetro completo de la reserva, por lo que la posibilidad de un incendio está siempre presente” comenta Povea, quien también cita al ganado y los perros callejeros como otro problema a solucionar.

El avance del desierto

La amenaza del fuego también se incrementa por causa de otro factor que, de un tiempo a esta parte, empieza a ser determinante para la estabilidad de la reserva y de la vida que contiene: la desertificación provocada por el cambio climático y la actividad humana.

“En los últimos diez años ha mermado el agua y con ella los avistamientos de especies, incluso de insectos como la vinchuca” explica Ian Araya. “Toda la cadena trófica ha sufrido. A estas alturas del año (diciembre), por ejemplo, debería haber más aves, pero éstas no han llegado. Lo mismo pasa con el matorral que caracteriza a la zona”.
“Los quillayes están secos, lo mismo los espinos y los litres”, suma Povea.

“Uno ve, con cada visita, cómo se ha ido secando la vegetación asociada a ambientes más húmedos, que básicamente está constituida por vegetación esclerófila” ahonda Silva. No lo estamos evaluando, pero empíricamente eso nos indica que la reserva y todos los sistemas de quebrada de la IV Región están pasando por este proceso. Tu entras a quebradas que antes eran verdes y ahora las ves amarillas, porque se están secando los árboles”.

Otra evidencia del avance progresivo del desierto en la zona es la presencia de especies nunca vistas hace 5, 10 años, dice Silva. “A la reserva han llegado especies como el picaflor del norte o la tenca de alas blancas, que normalmente no deberían aparecer en estas latitudes”.

Para el ecólogo, la Región de Coquimbo representa una paradoja propia de la actitud del hombre hacia la naturaleza. “Es la región que, en términos de biodiversidad vegetal, es la más rica del país. Aquí habitan alrededor de 1 500 especies vegetales nativas, y el 53% de esa vegetación es endémica de la región. Y, sin embargo, aun sabiendo desde hace 20 años que la región presenta escasez crítica de agua, tú ves cómo se lotean franjas de apenas 2 kms. de ancho que sirven de conectores para especies animales y vegetales, que son fundamentales para la conservación de la biodiversidad”.

“La gente no comprende que la reserva, y quienes cuidamos su patrimonio estamos, literalmente, intentando parar el desierto”, concluye.

Para saber más sobre la Reserva Nacional de las Chinchillas, visita su página de Facebook.