Pablo Camus y la historia ambiental de Chile

El historiador Pablo Camus, académico e investigador del Instituto de Historia de la Universidad Católica y parte del equipo de CAPES, ha realizado su carrera profesional estudiando la relación entre distintos elementos ambientales y la sociedad. Es así como, en su larga trayectoria, ha investigado las invasiones biológicas, los bosques, las comunidades pesqueras, el agua, entre muchos otros temas. Ahora, está lanzando un libro que aborda la relación entre el Fenómeno de El Niño y las crisis sociopolíticas de los últimos 200 años en Chile.

Pablo Camus (©Pablo Camus)

Su tesis de pregrado fue sobre los centros psiquiátricos en el Chile del siglo XIX, o “casas de orates” como se les conocía en ese tiempo. Pablo Camus es un historiador interesado en temas atípicos, lejos de la mirada convencional que considera que la Historia debe centrarse en el “hombre”. “Antes la historia era sobre todo política y militar. Pero a principios del siglo XX, hay una Escuela en Francia que se llama “Annales”, que empieza a decir que hay una relación entre el tema del ambiente y la geografía en la historia”, señala.

Pablo Camus Gayan nació en Viña del Mar, pero su familia emigró a Santiago cuando él tenía 6 años. Desde pequeño que le gustó leer, y aunque en su familia hay varios abogados, él optó por estudiar Historia en la Universidad Católica, “en una época en que las tesis de licenciatura duraban como 3 años”, recuerda. “Para poder financiarme, tenía una empresa de lavados de alfombra, la empresa era yo, pero me hacía contactos; iba a lavar alfombras, muebles a las casas, luego empecé a hacer clases en un preuniversitario”.

Antes de terminar su tesis, un amigo lo contactó con Armando de Ramón, historiador urbano y Premio Nacional de Historia en 1998, y con Patricio Gross, arquitecto experto en temas ambientales, a quienes acompañó en sus investigaciones mientras realizaba su magister. Poco después, conoció a Ernst Hajek, académico pionero de la ecología en Chile, con quién trabajó arduamente en la publicación del libro «Historia ambiental de Chile».

Así, Pablo Camus también comenzó a comprender que el medio ambiente es mucho más que “el decorado” de la historia de la humanidad.

Para su doctorado en Historia, que también realizado en la Universidad Católica, decidió que iba a estudiar los bosques en Chile. “Fue difícil, porque me demoré como 6 meses en hacerles entender a los profesores de historia de esa época que esto podía ser historia. Me preguntaban, ‘pero Pablo, los árboles, y dónde están los hombres, dónde está la historia’, y les respondía ‘pero si yo no les voy a explicar cuánto demoran los árboles en crecer, qué tipo de hoja, cuánta agua necesitan, eso lo verá un ingeniero forestal, yo quiero ver lo que está detrás del árbol, la relación con los hombres”, comenta el investigador.

Esta especialización contemplaba estudios en Francia, y fue allí donde obtuvo el doctorado en Etudes sur l’Amerique Latine. Mention Geographie et Amenagement du Territoire, en la Universidad de Toulouse II. Camus cuenta que “fue súper bueno, estuve 1 año y medio dedicado a hacer la tesis, estuve con mi señora, tuvimos a mi hijo, una vida bien plácida, no había mucha plata, pero estaba todo como un piso firme”.

Cuando volvió a Chile no fue una época muy feliz por la falta de trabajo, pero poco a poco comenzó a hacer clases en la UC para posteriormente conocer a Fabián Jaksic, quien en ese tiempo era director del Centro de Estudios Avanzados en Ecología y Biodiversidad, CASEB, “Fabián estaba en el segundo período del CASEB, que ya tenía 5 años y tenía que renovar, y una de las críticas decía que le faltaba alguien de las ciencias sociales, la economía, y bueno, los economistas eran muy caros”, comenta Pablo Camus. Así comenzó una productiva sociedad que ya ha editado varios libros de temas diversos, como la invasión de conejos, la piscicultura y las invasiones biológicas en los ríos y en los lagos de Chile, los naturalistas chilenos o la historia de los ecólogos y la Ecología en la Facultad de Ciencias Biológicas de la UC.

El Fenómeno de El Niño y su relación con las crisis sociales en Chile

El último libro de la dupla Camus-Jaksic se titula “Clima y Sociedad: El fenómeno El Niño y La Niña en la historia de Chile” y representa un nuevo salto temático para ambos científicos. «Los historiadores ambientales mencionan tres líneas de investigación: la influencia del hombre sobre la Naturaleza, la influencia de la Naturaleza sobre el hombre y el pensamiento geográfico o ecológico de las ciencias naturales», explica Camus.. “En general, habíamos abordado el tema de la influencia del hombre sobre el medio ambiente, por ejemplo en la historia del bosque, de las invasiones biológicas, de la pesca; cuando Fabián ganó el Premio Nacional de Ciencias fui a conversar con él y le dije hagamos el ejercicio al revés, veamos cómo la Naturaleza afecta al hombre y a las sociedades”.

Este texto estudia la interrelación entre clima y sociedad, no como determinismo geográfico, sino como un factor explicativo a considerar, que dentro del contexto de crisis sociales, puede retardar o acelerar acontecimientos históricos. El Fenómeno de El Niño y La Niña puede desencadenar eventos meteorológicos extremos como inundaciones o sequías en distintas zonas del planeta, y Chile no escapa a su influencia.

Como punto de inicio a la investigación, Camus recopiló una base de datos con las precipitaciones en Santiago entre 1820 hasta 2020. “Me di cuenta que los momentos de máxima precipitación o de máxima sequía, eran momentos importantes en la historia de Chile, momentos clave, y eso está asociado con el Fenómeno de El Niño. Había varios casos muy evidentes, seleccionamos cinco que eran representativos, tres relacionados con las precipitaciones y dos relacionados con la sequía” comenta.

Trabajando en plena pandemia, consiguieron documentos digitalizados de periódicos como El Mercurio de Santiago y de Valparaíso, además de los mensajes presidenciales y las sesiones del Congreso Nacional que están en su sitio web. El primer capítulo habla sobre las inundaciones de 1877: “había una crisis económica a nivel mundial, Chile fue muy afectado porque habían bajado las exportaciones de trigo y de cobre”, expone Camus, “hay mensajes del presidente Pinto que ya no sabe de dónde recortar plata para poder financiar al Estado. Y en ese momento llegan las inundaciones, se perdieron las cosechas, se destruyeron caminos, puentes, aumentó la cesantía, la crisis se profundizó. Y la hipótesis que nosotros creemos razonablemente probada, y esto también lo dice Luis Ortega, que es un historiador económico, es que más que reformular las estructuras socioeconómicas internas, ajustar el país por dentro, redistribuir, etc. buscaron la solución en un recurso natural como el salitre. Y efectivamente, hay un gráfico en el libro donde se ve cómo las entradas de Chile van bajando y al año siguiente de la guerra, suben”.

El segundo capítulo también ahonda sobre las inundaciones, específicamente las de 1899 y 1900, los años seguidos más lluviosos en Santiago, y la relación con las huelgas más importantes del movimiento obrero del cambio de siglo. «Durante esos dos años, precipitaron cerca de 800 mm cada año, una cifra impactante considerando que, en lo que va de este siglo, sólo ha llovido entre 100 y 200 mm anualmente»,.

El capítulo tres está referido a la sequía que comenzó en 1924 y la irrupción de los militares. “1924 es un año clásico de las crisis de la historia de Chile. Se produce el ‘ruido de sables’ de los militares, que ingresan al Congreso y comienzan a exigir aumentos de sueldo, pero los parlamentarios estaban aumentándose el sueldo ellos. Alessandri sale de Chile al exilio, hay una junta militar, después vuelve Alessandri, se redacta la Constitución del 25”, reseña el historiador y agrega que “durante ese período, desde septiembre de 1924, la sequía empieza a pronunciarse, pero se manifiesta en toda su expresión en marzo de 1925, porque se perdieron las cosechas de trigo. Entonces, marzo fue un mes súper álgido, con huelgas y movimientos obreros por todos lados, además se produjeron dos matanzas obreras bien trágicas, la matanza de La Coruña y la de Marusia. Dos años después Ibáñez entra al poder, que en el fondo es la solución chilena a los problemas”.

Durante 1968 también se produjo una sequía, pero esta vez en plena Reforma Agraria, cuando la entrega de tierras a los campesinos no estuvo necesariamente ligada a la entrega de aguas, pese al código de aguas recientemente promulgado. Eso, relata Camus, incrementó la efervescencia social. «La izquierda se radicalizó, luego sale elegido Presidente Salvador Allende en 1970, quien era partidario de profundizar la Reforma Agraria, y finalmente 3 años después, llegan de nuevo los militares al poder con el Golpe de Estado de 1973, similar a lo ocurrido después de la sequía de 1924».

Los temporales de 1982

Sin duda, una de las imágenes que se ha estampado en la retina de los chilenos nacidos por esos años, es la del auto cayendo al río Mapocho durante las inundaciones de 1982, un evento climático extremo que dejó más de 600 mm de agua caída sólo en la capital. Entre los años 1982 y 1983 el Fenómeno de El Niño se dejó sentir en todo el mundo, provocando pérdidas económicas estimadas en más de 10.000 millones de dólares, principalmente a causa de las sequías en Australia y el sureste asiático, incendios forestales en el oeste de África, aluviones por lluvias torrenciales en Ecuador y Perú, entre otras catástrofes.

El último capítulo del libro está dedicado precisamente a estas inundaciones, ocurridas en plena dictadura militar. Camus manifiesta que “la tesis es que después de 10 años de división, de mucho miedo y desconfianza entre las personas por toda la represión que había, en medio de una crisis mundial que había visto dispararse el dólar en Chile apenas dos semanas antes, llegan las inundaciones. Entonces se mezcló todo; la desesperación, el hambre, suben los alimentos, etc. y de repente llegan las inundaciones y no se inunda sólo el Mapocho, si no que se salen todos los canales de regadío. Y ante la desgracia a la gente no le queda otra que unirse, no te puedes salvar solo, despertó la solidaridad, la conciencia de clase, el estrechar los vínculos, el reconocerse finalmente”.

“Poco después, en agosto del 82 hay una primera protesta y el 83 es el año célebre de las protestas”, continúa relatando el historiador, “y nosotros vemos ahí una relación, que la catástrofe permitió a las personas reconocerse, mirarse a los ojos y de algún modo cohesionarse. También hablamos de un segundo coletazo que fue el tema de las erradicaciones, en que sacaron a toda la gente que vivía en la zona del Mapocho, y con la excusa de los temporales, se los llevaron a la periferia y ahora tenemos todas estas poblaciones en el sur de Santiago, que carecen de equipamiento, infraestructura, espacios de sociabilidad”. Todos estos factores se sumaron para que los pobladores organizados hicieran frente a la dictadura de Pinochet, quien finalmente fue derrotado en las urnas en 1988.

Como la historia continúa y las expresiones del Fenómeno del Niño también, Camus cuenta que ahora están estudiando lo que pasó el año 1997, “que fue un año en que llovieron como 700 mm y fue el año de las casas Copeva, en que habían fallas en las construcciones, que el dueño de las Copeva le regaló un caballo al ministro Hermosilla, se inundaron algunas ciudades, y eso empezó a corroer las confianzas en la Concertación. Después de eso vendieron las sanitarias en el 98, siempre con la excusa que necesitaban más plata después de las inundaciones”. Otro tema a estudiar será el de la megasequía de los últimos años, con el 2019 como un año peak de falta de precipitaciones, el estallido social del 18 de octubre de ese año, luego la pandemia y la Constitución que se está escribiendo en estos momentos, pero esa es otra historia.

Un automóvil modelo Lada es tragado por las aguas del río Mapocho, una de las imágenes más famosas de las inundaciones de Santiago de 1982.

Texto: Comunicaciones CAPES

Lanzamiento librillo «Carnívoro exótico: el caso del visón americano (Neovison vison) en América del Sur»

Cuándo: 30 de marzo a las 12:10 hrs.
Dónde: actividad telemática
Organiza: CAPES y Comité Operativo para el Control del Visón (MMA)

En el marco del “2° Encuentro de la Red de Colaboración para el Control del Visón” a realizarse entre el 30 y 31 de marzo vía telemática, el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES-UC, efectuará una actividad de lanzamiento de su libro “Carnívoro exótico: el caso del visón americano (Neovison vison) en América del Sur”, una publicación desarrollada por las y los investigadoras Laura Fasola de CONICET, Argentina; Paula Zucolillo, de CAPES-UC; Ignacio Roesler de CONICET, Argentina y José Luis Cabello de Island Conservation.

El texto es una síntesis actualizada y en español sobre la invasión del visón en Chile y Argentina. La idea de su realización surgió de una invitación de Fabián Jaksic, director de CAPES, para elaborar un documento que acompañe a la Red Visón, conformada en 2019 por CAPES y otros centros de investigación, que pusiera en común y actualizara el estado del conocimiento sobre la especie y sus impactos en Latinoamérica.

Durante la actividad, Laura Fasola, autora principal del trabajo, hará un repaso general del librillo, para luego participar de un breve conversatorio con otros dos de sus autores.

La instancia comienza a las 12:10 hrs. de este miércoles 30 de marzo, y podrá verse a través del siguiente link: https://us02web.zoom.us/j/81309746431?pwd=OFF4OFpmV3hreDVQbE9WeEdlQ0RPdz09

CAPES y “Red Visón” lanzan libro sobre el exitoso carnívoro invasor de la Patagonia

Investigadoras e investigadores chilenos y argentinos, con el apoyo de CAPES, lanzan el libro “Carnívoro exótico: el caso del visón americano (Neovison vison) en América del Sur”, en el marco del “2° Encuentro de la Red de Colaboración para el Control del Visón” que se realiza este 30 y 31 de marzo. El texto actualiza y sistematiza la información sobre el visón, especie exótica invasora que se ha distribuido en Chile y Argentina y que provoca importantes daños ecológicos, económicos y sociales.

Paula Zucolillo, una de las autoras del trabajo, durante una de las salidas a terreno en búsqueda de rastros de visones (© Paula Zucolillo)

El visón americano, o Neovison vison, su nombre científico, es un mamífero carnívoro semi-acuático, de la familia de los mustélidos, originario de América del Norte. Son voraces depredadores que consumen una gran variedad de animales, en especial roedores y aves acuáticas, por lo que provocan un gran impacto en la biodiversidad nativa de los territorios que habitan. El visón es una de las especies exóticas invasoras que más se ha extendido en el sur del continente americano, se mueven entre ambientes silvestres y rurales, facilitando la transmisión de enfermedades entre animales domésticos y silvestres y afectando la economía de las familias al atacar aves de corral. 

El visón llegó a Chile y Argentina en la década del 1930, introducido por empresarios que esperaban iniciar una lucrativa industria peletera, pero que fracasaron en su intento debido a la baja rentabilidad y a lo complejo de la crianza en cautiverio de esta especie. La consecuencia de este fracaso comercial fue que muchos de estos visones fueron liberados o escaparon al medio silvestre en la Patagonia chilena y argentina, donde encontraron un ambiente ideal para asentarse y prosperar.

Portada del librillo

Con los años el visón se dispersó en ambos lados de la cordillera, y actualmente se encuentra en estado silvestre desde la provincia de Neuquén hasta Tierra del Fuego en Argentina, y desde la región de la Araucanía a Magallanes en Chile, generando impactos en la biodiversidad de ambos países. Esto llevó a que el Ministerio del Medio Ambiente, formalizara en julio de 2020 el Comité́ Operativo de Colaboración para el Control del Visón, o “Red Visón”, conformándose un grupo de trabajo interinstitucional, publico y privado, con el objetivo de facilitar el acceso a la información, potenciar acciones en desarrollo y fomentar el apalancamiento de recursos.

El “2° Encuentro de la Red de Colaboración para el Control del Visón” se lleva a cabo este 30 y 31 de marzo para actualizar a los participantes acerca de los proyectos, programas e iniciativas que están desarrollando los distintos miembros de la red. En la ocasión se realizará además el lanzamiento del libro “Carnívoro exótico: el caso del visón americano (Neovison vison) en América del Sur”, publicado por CAPES y desarrollado por Laura Fasola de CONICET, Argentina; Paula Zucolillo, investigadora CAPES-UC; Ignacio Roesler de CONICET, Argentina y José Luis Cabello de Island Conservation.

El texto es una síntesis actualizada y en español sobre la invasión del visón en Chile y Argentina. La idea de su realización surgió de una invitación de Fabián Jaksic, director de CAPES, para elaborar un documento que acompañe a la Red Visón, ponga en común y actualice el estado de conocimiento sobre la especie y sus impactos en Latinoamérica. Laura Fasola, que además pertenece al Programa Patagonia – Aves Argentinas / Asociación Ornitológica del Plata, señala que “existe una publicación de 2002 liderada por Jaksic en relación con varias especies entre las que se encuentra el visón, y era deseable que la red tuviera un documento actualizado sobre la misma. En casi 20 años de diferencia entre las publicaciones, se ha generado mucha información en relación a la ecología de la especie y también se han acumulado algunas experiencias para su control. El librillo trata de abordar esta información generada de manera que sea un documento introductorio completo, tanto para nuevos investigadores como personas que deben encargarse de gestionar el manejo de sus impactos. Este documento obviamente necesitará actualizaciones periódicas, para que pueda seguir cumpliendo este rol. De hecho, ya hay secciones que han quedado un poco desactualizadas y eso tiene que ver con la importancia que se le está dando a la especie por las urgencias de conservación que surgen a su alrededor, los conflictos con actividades económicas y distintas situaciones sanitarias”.

Un carnívoro exótico muy exitoso

Un ejemplar de Neovison vison o visón americano capturado. (© Paula Zucolillo)

El visón americano se ha convertido en uno de los vertebrados invasores más exitosos de Sudamérica, ¿Cómo sucedió esto? “Principalmente porque el visón es una especie de hábitos muy generalistas y con una plasticidad ecológica increíble que le permite desarrollarse en una variedad muy importante de condiciones ambientales”, explica Laura Fasola, “esto lo sabemos en base al rango de distribución natural que tiene, donde los límites ambientales los han impuesto los desiertos más rigurosos (Arizona) o condiciones casi polares. En cuanto a las condiciones que han favorecido su éxito en Latinoamérica, por un lado, ha habido muchos focos de invasión en la región y por el otro, Patagonia es pobre en competidores y los predadores son ocasionales”.

El visón americano puede producir daños ecológicos y socioeconómicos de importancia en los ecosistemas invadidos. “Al ser un carnívoro oportunista posee una dieta muy variada causando un impacto evidente sobre las presas de las cuales se alimenta como crustáceos, roedores y principalmente sobre aves acuáticas”, afirma Paula Zucolillo de CAPES, “este impacto es más profundo cuando se alimenta de aves migratorias en ciertos periodos de tiempo como la época reproductiva, siendo este un momento extremadamente vulnerable tanto para los adultos como para huevos y polluelos. Sin embargo, existen otros impactos menos evidentes e igualmente graves como la transmisión de enfermedades a la fauna silvestre, en especial a carnívoros nativos como la nutria de río o zorro chilote, ambas especies en peligro de extinción . Por último y no menos importante, su rol en la transmisión de enfermedades de importancia en salud pública como la leptospirosis”.

En su expansión por los ecosistemas que invade, el visón amenaza a múltiples especies, en especial aves acuáticas nativas y emblemáticas. “En Chile podemos nombrar aves como el quetru no volador, canquén colorado, cisne de cuello negro, piden austral, diversas especies de aves marinas y otras especies que anidan en el suelo, en especial en aquellas zonas como las islas, donde evolutivamente carecen de depredadores”, según detalla Paula Zucolillo, también están en peligro “los carnívoros nativos como la nutria de río o huillín, a través de la transmisión de enfermedades como el distémper, están expuestas a contraer esta enfermedad letal poniendo en riesgo las poblaciones que ya están gravemente amenazadas y en disminución”.

¿Por qué es tan complejo el control del visón en los territorios australes? La investigadora CAPES comenta que el “control efectivo del visón precisa de un objetivo e indicadores claros, la colaboración a mediano y largo plazo entre las instituciones que se encargan de ello, un presupuesto suficiente para poder llevar a cabo las actividades de captura y eutanasia y un equipo técnico correctamente capacitado para trabajar en áreas remotas y complejas como las zonas invadidas, en las que deben sortear logísticas complejas. Además, capturar mustélidos como el visón americano, es una tarea que requiere experiencia ya que es un animal bastante elusivo e inteligente, por lo que continuamente se buscan maneras de mejorar la eficiencia a través de la mejora en distintos tipos de trampas, atractores y métodos adaptados al área a controlar. La información generada por las investigaciones y programas de control existentes, tanto en Chile como en Argentina, permitirían poder plantear un plan efectivo. Sin embargo, aún queda camino por recorrer y desafíos por superar para abordar un plan exitoso de control a lo largo de la extensa distribución del visón”.

El texto relata la historia de la introducción del visón en Chile y Argentina y las rutas de distribución que han seguido en ambos países desde los lugares donde se encontraban las antiguas granjas peleteras, conocer esta información es importante, en palabras de la Dra. Laura Fasola, “por un lado, porque aún se encuentra en expansión en la región y es necesario para poder entender cómo continuará el avance en estos sectores. Por otro, se necesita conocer qué factores han acelerado o retrasado la velocidad de avance, o incluso cuales los han detenido, para poder ajustar las estrategias de las acciones de control”.

El libro busca llegar a todos los interesados en la problemática de la invasión del visón, incluyendo las comunidades afectadas, tomadores de decisiones en biodiversidad, economía rural y turismo de intereses especiales, investigadores, y en especial a todos quienes trabajan en terreno para la investigación y control de esta amenaza a nuestra biodiversidad nativa.

Pueden descargar el libro desde el siguiente enlace: https://capes.cl/librillo-vison/

Texto: Comunicaciones CAPES

“Karachi”, el sorprendente pez del desierto altiplánico

La publicación del primer genoma de un pez altiplánico es uno de los hitos destacados de una investigación sobre Orestias ascotanensis, un pequeño pez que habita solamente en el salar de Ascotán en el desierto de Atacama, realizada por un equipo multidisciplinario de investigadores de distintas universidades y centros de investigación.

Orestias ascotanensis. Créditos: Méndez, et. al.

En la inmensidad del Altiplano chileno, rodeado de montañas y volcanes, a 3.700 ms. sobre el nivel del mar, se encuentra el salar de Ascotán, perteneciente a la comuna de Ollagüe, en la región de Antofagasta. El salar es un reservorio de vida natural adaptada a las duras condiciones del desierto en altura, entre las que se pueden mencionar amplias oscilaciones de temperatura entre el día y la noche, baja humedad, oxígeno reducido y la radiación ultravioleta superficial más alta del planeta.

A pesar del estrés al que están sometidos, en los salares encontramos diversos organismos bien adaptados para vivir y prosperar en estos hábitats de gran altitud, como caracoles del género Biomphalaria y Heleobia, ranas del género Telmatobius, peces del género Orestias, flamencos andinos y camélidos como llamas, alpacas, vicuñas y guanacos, entre otros.

Uno de estos organismos, Orestias ascotanensis, también llamado “karachi”, es un pequeño pez endémico de los manantiales que alimentan el salar de Ascotán. Pertenece al género Orestias (Orden Cyprinodontiformes; Familia Cyprinodontidae), grupo endémico de especies que habitan sistemas acuáticos en las cuencas interandinas de Perú, Bolivia y Chile. Estos peces se han adaptado a vivir en las condiciones extremas de los salares, que, a las mencionadas anteriormente, se suman concentraciones elevadas de metales pesados ​​en el agua y salinidad variable, por lo que son un modelo biológico atractivo para abordar los mecanismos de adaptación de los peces a hábitats de gran altitud.

Un amplio equipo de investigación de las universidades de Chile, Andrés Bello, Católica de Chile, CAPES e IEB, que reunió a especialistas en genética, microbiología, ingeniería, matemáticas, entre otras disciplinas, publicó recientemente un artículo sobre esta especie, titulado “Genome sequencing and transcriptomic analysis of the Andean killifish Orestias ascotanensis reveals adaptation to high-altitude aquatic life”. Conversamos sobre este estudio con uno de sus autores, Marco A. Méndez, investigador CAPES y docente de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile.

Un pez de altura

Cómo se adaptan los organismos a ambientes acuáticos de gran altura como el altiplano, es una de las interrogantes que buscaron responder los investigadores. O. ascotanensis es una especie interesante que nos permite la búsqueda de señales a nivel genómico que nos den información sobre cómo esta especie se adapta a las condiciones ambientales impuestas por habitar en un salar de altura, por ejemplo, la alta salinidad y la alta radiación UV presente en esta zona”, señala Méndez.

Para comprender la adaptación de este pequeño pez, a la fecha se han realizado estudios morfológicos y de desarrollo embrionario, análisis filogenéticos y comparaciones citogenéticas de las especies de Orestias del Altiplano Andino, los cuales, según los autores, no explican completamente las adaptaciones a estos ambientes. Es por esto, replican, que se necesitan análisis genómicos y transcriptómicos que complementen esos resultados.

Salar de Ascotán en la región de Antofagasta, Chile. Créditos: Alejandro Soffia

Genómica, transcriptómica y reparación molecular del ADN

¿En qué consisten estos análisis? “El transcriptoma es el conjunto de todas las moléculas de ARN (transcritos) presentes en una célula o grupo de células en un momento determinado” explica el investigador, especificando que cada tejido expresa distintos transcritos, y esta expresión diferencial es lo que se denomina transcriptoma. “Al hacer un análisis transcriptómico, buscamos identificar aquellos genes que se expresan diferencialmente dada una condición de interés. En nuestro caso, la expresión transcriptómica asociada a los ambientes del salar de Ascotán donde vive esta especie”. 

Por otro lado, podemos decir que el genoma son todas moléculas de ADN que contiene una especie, “con las actuales técnicas de secuenciación masiva somos capaces de obtener todo el genoma de un individuo”, afirma el investigador, “de este modo, aplicando los principios de la biología comparativa, somos capaces de inferir los cambios en las secuencias entre especies y proponer la historia evolutiva de las especies de interés, mediante árboles filogenéticos”.

Para sobrevivir y desarrollarse en ambientes extremos, los seres vivos poseen múltiples mecanismos de adaptación. A nivel molecular, por ejemplo, se conoce la reparación de ADN. “En la secuencia de nucleótidos se encuentran las instrucciones necesarias para formar todos los componentes de las células, así como las proteínas y las moléculas de ARN y la información heredable. De aquí la importancia de que existan mecanismos de reparación del ADN que corrijan los problemas generados por agentes mutagénicos, uno de estos factores es la radiación UV que es muy alta en el norte de Chile”, menciona Méndez.

Entre los resultados relevantes de esta investigación, Marco A. Méndez destaca que “lo primero es la publicación del primer genoma de un pez altiplánico, adicionalmente se pudo caracterizar a nivel transcriptómico los genes implicados en la respuesta adaptativa de Orestias ascotanensis a la vida en el Salar de Ascotán, un ambiente único en el mundo por su altura y condiciones abióticas extremas. Finalmente se caracteriza la respuesta molecular a nivel de microARN (miARN) permitiendo postular posibles respuestas regulatorias de la expresión génica involucradas en la adaptación de esta especie a este ambiente extremo”.

Los tipos de análisis genómicos y transcriptómicos de O. ascotanensis son los primeros realizados en peces del Altiplano Andino; hasta la fecha sólo se habían efectuado en animales que habitan en el entorno de gran altitud de la meseta tibetana en los Himalayas, como la serpiente de aguas termales tibetana, el pollo tibetano, el antílope tibetano o los monos de nariz chata. Las características del hábitat del pez andino, altísima radiación ultravioleta, bajo nivel de oxígeno, altas concentraciones de sales y metales pesados, convierte al salar de Ascotán en uno de los ecosistemas más duros para la vida de los peces. El genoma secuenciado y estudiado en este paper es una referencia de alta calidad que puede ser usado para genómica comparativa y como fuente de información que ayudará a comprender el desarrollo y la fisiología de esta especie.

Texto: Comunicaciones CAPES

Fabián Jaksic y el origen de una vocación

Fabián Jaksic, zoólogo, uno de los especialistas en especies exóticas invasoras más destacados del país y director del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES-UC, acaba de lanzar su libro “Memorias de un naturalista magallánico”, obra que describe su recorrido de vida desde su natal Punta Arenas, su trabajo, descubrimientos, sus vicios y virtudes, y sus motivaciones para investigar la Naturaleza que nos rodea en los múltiples ecosistemas que componen Chile.

Jaksic en 1982. Créditos: Fabian Jaksic. Archivo personal. Reproducciones digitales de fotografías en papel. Santiago de Chile, 15-10-2021 (©Alvaro de la Fuente)

Un niño observando la extensa planicie de la estepa magallánica, recolectando, ordenando y clasificando insectos: ese era Fabián Jaksic Andrade a mediados del siglo pasado. Hoy, el hombre que se transformó en uno de los ecólogos más importantes de Chile, escribió sus memorias después de superar un grave episodio de Covid-19 en el año 2020.

Jaksic actualmente es el director del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, el que encabeza desde su creación en 2014 y también lideró el Centro de Estudios Avanzados en Ecología y Biodiversidad, CASEB, entre 2001 y 2011. Entre sus múltiples reconocimientos, está la obtención del Premio Nacional de Ciencias Naturales en 2018, hecho que, si bien aparece reseñado en sus memorias, es sólo un pequeño capítulo de un ejercicio de autorreflexión que se sumerge en recuerdos de infancia, su evolución, sus referentes y motivaciones.

En el libro, el zoólogo construye un relato de su vida honesto y entretenido, con luces y sombras, desde su paso por la educación básica y media en colegios municipales y técnico-profesionales —él es técnico en electricidad es su profesión— y su itinerario por la educación superior en la Universidad de Chile y en distintos planteles en Estados Unidos y finalmente en la Universidad Católica de Chile.

¿Por qué escribir un libro sobre su vida? “Mis memorias puede que no sean mucho más interesantes que las de cualquier persona, pero hay que tomarlas en el contexto que son las memorias de una persona entrenada científicamente, que intenta comprender la Naturaleza de su país” se explaya el autor. “Cómo una persona que nace en este país se ilusiona, fascina e interesa por conocer su Naturaleza, y cuál es el camino que hace para llegar a ese conocimiento. Yo diría que ese es el ímpetu que hay detrás de la producción de mis memorias”.

Zoólogo, ecólogo y también naturalista

Jaksic en 2012, por entonces director de CASEB.

Su carrera científica ocupa por supuesto un lugar importante en su biografía, donde destacan tres contribuciones: al conocimiento sobre ecología de los vertebrados, las especies exóticas invasoras y la influencia del clima sobre las poblaciones animales.

La primera, es la menos “gloriosa”, según sus palabras. “El logro fue sistematizar el conocimiento existente sobre la ecología de los animales vertebrados de Chile. Lo primero que aprende un científico es que hay que conocer los datos disponibles. Entonces lo que hice fue reunir todo lo que se había hecho en ecología de los vertebrados de Chile, poniéndolo bajo la óptica de la ecología moderna, donde la interacción entre el acercamiento al problema y el nivel de organización genera una matriz cuadrada, en donde uno puede ver que se sabe mucho de tal tipo de organismos, en tal tipo de ambientes, con tal tipo de énfasis en el estudio de sus interacciones y, al revés, que se sabe muy poco de otros organismos”.

Su segunda contribución, en la que trabaja hasta el día de hoy, “fue darme cuenta de que los animales exóticos, introducidos a Chile, funcionaban de manera muy distinta a como lo hacen los animales nativos en relación con su ambiente” señala Jaksic. Sus primeros trabajos, en los años 70, trataban sobre las diferencias que había entre el modo de alimentación y la depredación sobre conejos europeos versus roedores nativos. Este tema lo abandonó por largos años hasta 1998, cuando lo retoma “esta vez bajo la influencia de ecólogos que típicamente describen tres grandes cambios planetarios: en el uso del suelo, en los ciclos biogeoquímicos, como por ejemplo la emisión de CO2 a la atmósfera, y con las invasiones biológicas. A mí me costó ver el tema de las invasiones biológicas porque no había una teoría, y a contar del año 1996 o 1997, sale un primer trabajo que a mí me influyó mucho y dije ¡caramba!, este es un problema serio, el de las especies exóticas invasoras, y por supuesto lo retomé y eventualmente he publicado muchísimos trabajos incluyendo dos libros enteros dedicados a las invasiones biológicas”.

Una tercera línea de investigación importante surgió “cuando pensé en la influencia del clima sobre las poblaciones animales en Chile”, relata el investigador, y recuerda: “quedé muy impresionado cuando en 1972, con un profesor de la Facultad de Ciencias, fuimos a observar una ratada, que es una explosión demográfica de ratones, que se dio en la región de Coquimbo. Me acuerdo que poníamos las trampas-jaula y los ratones se metían hasta de a tres a comerse el cebo porque estaban muertos de hambre. Tú ponías 100 trampas y capturabas 130 ratones, eso es 130% de eficiencia; eso me dejó muy impresionado. Vi una nueva plaga de ratones el año 1987, y posteriormente en 1991, y eso me quedó rebotando en la mente hasta que, después de la sequía prolongada del año 1992 al 97, se me ocurrió que podía deberse al fenómeno de El Niño y la Niña. El Niño en Chile representa lluvia, alta producción primaria, un Chile verde, y, además, plagas de ratones, entonces, se me ocurrió proponer como proyecto usar el fenómeno de El Niño como un experimento natural de gran escala para evaluar los escenarios de sequía versus exceso de precipitaciones, en lo que se refiere al funcionamiento de los ecosistemas terrestres”.

Entre otros temas que ha estudiado, hay uno al que le tiene especial cariño: la interacción entre depredadores y presas. “A mí siempre me han gustado los carnívoros, las aves rapaces, las lechuzas, todo tipo de depredadores. Así, aparte de los tres temas mencionados antes, un cuarto aspecto que he desarrollado muy intensamente y con mucha pasión es el conocimiento de qué es lo que hacen los depredadores en los ecosistemas”, destaca Jaksic, tema en el que ha publicado libros como “Los Carnívoros de Chile”, que lleva dos ediciones, o “Las Aves Rapaces de Chile”, a los que se suman muchos artículos científicos.

Ecosistema científico

Jaksic es actualmente Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), apoyado por el Programa de Investigación Asociativa de CONICYT, que ha aglutinado a más de cien investigadores dedicados al impacto del cambio global sobre la biodiversidad. Santiago de Chile, 17-09-2021 (©Alvaro de la Fuente)

Además de su trayectoria personal y profesional, Fabián Jaksic dedicó un apartado especial a lo que él tituló como “Mi ecosistema científico, 116 compañeros de ruta”. Este capítulo web, que no forma parte del libro físico, es un repaso por las relaciones de investigación, amistad, mentoría y trabajo que ha cultivado a lo largo de los años. Sin pelos en la lengua, menciona a todas las personas de las que ha aprendido y a las que admira, que afirma son cerca de un 95% del total, pero también a aquellos a los que él denomina sus “villanos favoritos”.

“Es gente que me enseñó cómo no debe ser una relación entre colegas, o peor, entre profesores y estudiantes”, explica el zoólogo, “la mayor parte de mis “villanos favoritos” eran personas que tenían un cierto poder sobre mí, por el hecho de ser mayores que yo, de tener más conocimiento, más experiencia, más formación, y que me trataron mal, según mi experiencia; tales como profesores que me dieron pésimos ejemplos, que fueron malos maestros. Sin embargo, y aquí hago la salvedad, algunas de las personas que yo califico como mis “villanos favoritos” son los “héroes favoritos” de otros, de gente muy cercana a mí. Tengo colegas y amigos que disienten profundamente que yo trate de villano a tal profesor, pero lo que digo es que no estoy hablando de la persona, estoy hablando de mi experiencia con esa persona y eso es lo que debiera entenderse”.

“Tengo excelentes impresiones del 95% de las personas, principalmente porque me han dado, me han regalado experiencias, me han enseñado cosas, eso se los agradezco. Ojalá yo les haya enseñado a ellos, los haya influido positivamente, les haya expandido la mente; pero más bien lo que relato es cómo esas personas me impresionaron a mí”. Así finaliza este hombre de ciencia que se define como un coleccionista, primero de bichos en su infancia y luego también de experiencias, “te das cuenta que, del afán por coleccionar al afán de ordenar la colección, el paso siguiente es la mentalidad científica”.

Puedes encontrar un extracto del libro y el complemento digital “Mi ecosistema científico” en: www.capes.cl/memoriasdeunnaturalista

Texto: Comunicaciones CAPES

Investigadora CAPES obtiene Fondecyt para estudiar dinámica poblacional de conejos

Paola Correa Cuadros, investigadora que acaba de adjudicarse un proyecto Fondecyt postdoctoral 2022, trabajará en 2 líneas de CAPES, combinando el modelamiento de dinámicas poblacionales y la ecología de los procesos de invasión, para identificar los factores causantes del incremento poblacional de los conejos en Chile.

Los conejos son animales carismáticos, percibidos como “tiernos y lindos”, muchas veces escogidos como mascotas para niños y niñas. Sin embargo, en estado silvestre, se han transformado en una plaga difícil de controlar en diversas regiones del país, como Chile central, Tierra del Fuego e islas Juan Fernández, aunque inicialmente fueron vistos como una oportunidad de desarrollo económico a partir del aprovechamiento de su piel y su carne.

El conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) fue introducido en el centro y sur de Chile aproximadamente en 1880 y se encuentra entre las siete especies invasoras que más afectan el ecosistema nacional, generando una pérdida de 3 millones de dólares por año. “La Corporación Nacional Forestal, CONAF, estima que hay 200 millones de conejos que se alimentan de cuatro millones de hectáreas al año, lo que significa el 30% de todos los pastizales en Chile, por lo que esta especie causa grandes daños tanto en los ecosistemas (bosque esclerófilo e islas del Archipiélago Juan Fernández) como en  sistemas productivos (ganadería, cultivos agrícolas y forestales) consumiendo la cobertura vegetal y generando erosión en el suelo por la construcción de sus madrigueras”, según nos cuenta Paola Correa Cuadros, bióloga, ecóloga e investigadora de las líneas 0 y 4 de CAPES, seleccionada con un Fondecyt postdoctoral para estudiar en profundidad esta especie y sus efectos en los ecosistemas.

Ecología y dinámica poblacional del conejo

Aunque el conejo europeo lleva más de 150 años en Chile y está catalogado entre las siete especies invasoras que más afectan el ecosistema, aún se desconocen los mecanismos que desencadenan sus aumentos poblacionales, siendo necesario identificarlos para poder predecir sus brotes y realizar un control eficiente de su población. “Es por esto que el proyecto Fondecyt postdoctoral analizará la dinámica poblacional del conejo europeo en Chile a través de modelos matemáticos y bases de datos de la abundancia de esta especie invasora en la Reserva Nacional Las Chinchillas (Coquimbo, Illapel), junto con variables climáticas (precipitación, humedad, temperatura y evaporación) y su red trófica (competidores y depredadores) para identificar los factores causantes del incremento poblacional de los conejos. Entendiendo cómo es la dinámica poblacional de esta especie y qué factores influyen en su población, se puede tener un panorama más claro en cuanto al tipo de manejo que se debe realizar para controlar a esta especie dañina”, acota la investigadora.

Paola Correa desarrollará este proyecto colaborando en dos líneas de investigación de CAPES, la línea de Dirección y la línea 4, “Dinámicas de población, cambio global y sustentabilidad socio-ecológica”, lideradas por los investigadores principales Fabián Jaksic y Mauricio Lima, respectivamente.  “El laboratorio del Dr. Jaksic cuenta con una vasta experiencia sobre especies invasoras y el estudio de los factores asociados a los procesos de invasión de estas especies y un amplio conocimiento sobre el conejo europeo en Chile. En cuanto al laboratorio del Dr. Lima cuenta con una gran experiencia en el modelamiento de dinámicas poblacionales de especies que aumentan rápida y repentinamente, entendiendo y prediciendo sus dinámicas”, indica Paola acerca del trabajo interdisciplinar que estará realizando.

Cómo mitigar los efectos de las invasiones biológicas

Las especies invasoras son consideradas una de las principales causas de pérdida de biodiversidad en el mundo, por lo que reducir sus impactos es imprescindible para la conservación de la biodiversidad. “Los ecosistemas y sistemas productivos sufren daños por la presencia de estas especies invasoras donde la solución es manejarlas mediante agroquímicos u otro tipo de controles, muchas veces sin éxito”, explica la bióloga, “debido a que se olvida que los ecosistemas se encuentran regulados por interacciones entre el clima, las especies invasoras y las demás especies animales y vegetales. La dinámica de poblaciones permite estudiar los cambios poblacionales de las especies invasoras, para comprender su aumento y relaciones con el ambiente, con el fin de predecir sus densidades a futuro y manejarlas eficientemente, para conservar el ecosistema donde habitan”.

Desde el punto de vista de la gestión y manejo de especies invasoras, “esta información es un punto de partida clave para saber cómo podemos manejar al conejo y empezar a acortar las brechas de conocimiento entre la ecología de esta especie y otras disciplinas como la epidemiología o la economía, ya que sabiendo cómo incrementa la densidad y bajo qué condiciones, se puede relacionar con otras dinámicas poblacionales como la de los virus y sus vectores, o saber qué tan propenso es un hábitat para que los conejos proliferen en él”, finaliza la investigadora.

Texto: Comunicaciones CAPES
Créditos imágenes: Juan Riquelme