Sistemas de manejo colectivo de recursos marinos favorecen la sostenibilidad y la cooperación, estudio sugiere

Investigación basada en teoría de juegos en el que participaron más de cien pescadores artesanales de la zona central del país, reveló que sistemas de manejo colectivo y participativo con derecho exclusivo sobre recursos marinos, como el loco, favorecen la cooperación y la regulación entre pares y, de paso, su gestión sostenible.

Los pescadores artesanales tienden a una mayor cooperación y autorregulación entre ellos en sistemas de manejo colectivo de recursos. Así lo plantea un estudio que llevaron a cabo investigadores del Centro de Investigación en Complejidad Social (CICS) de la Universidad del DesarrolloUniversidad de California Santa Bárbara e Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS). El estudio, basado en teoría de juegos, midió el nivel de cumplimiento de 120 pescadores artesanales de la zona central de Chile, respecto a las cuotas de extracción de recursos y la disposición a sancionar a quienes infringían estas cuotas. Los resultados, reafirmaron la capacidad de los sistemas de co-manejo de uso exclusivo de recursos, de generar condiciones para su sostenibilidad.

Los investigadores realizaron el estudio con juegos, simulando condiciones reales, para evaluar cómo la experiencia previa de los pescadores con distintos regímenes de manejo y acceso (pesquerías de acceso exclusivo y pseudo libre acceso), se relaciona con sus comportamientos de cumplimiento y de sanción de pares en un escenario simulado. Además, se compararon los resultados de asociaciones de pescadores que han mostrado desempeño de manejo relativamente alto y bajo con las políticas de acceso exclusivo. De esta forma, a través de la co-producción de conocimiento, pescadores e investigadores pudieron explorar qué tipo de política pública está asociada a más cooperación para favorecer la sustentabilidad de una pesquería.

Un primer grupo de pescadores jugó en torno a la extracción del loco, que desde mediados de la década de los 90 es extraído bajo el sistema de gestión de Áreas de Manejo y Explotación de Recursos Bentónicos (AMERB), el cual otorga derechos de uso exclusivos a organizaciones de pescadores artesanales en sectores geográficos delimitados. Este sistema de co-manejo, hoy cuenta con más de 500 áreas operativas y cerca de 770 en total a lo largo del país y, según evidencia reciente, lograrían fomentar la sostenibilidad de los recursos, a través de la consolidación de las organizaciones de pescadores y su capacidad de gestión cooperativa.

El segundo grupo que participó en la investigación fueron pescadores artesanales que simularon extracción de merluza, especie que hoy es explotada en un sistema de pseudo libre acceso, lo que se debe, entre otros factores, a que es una especie móvil y donde su manejo aún no ha asegurado su sostenibilidad. Hoy, de acuerdo con datos de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, la pesquería de merluza común se encuentra sobreexplotada.

Cooperación para la sostenibilidad

Los resultados del estudio, publicados en la revista Conservation Biology, respaldan investigaciones previas sobre la gobernanza de recursos marinos, mediante la evaluación experimental del papel que tienen las políticas de acceso participativas en la gestión del usuario y sugieren mecanismos para la internalización de dicha gestión.

“Encontramos evidencia de que los regímenes de acceso exclusivo-colectivo pueden apoyar la cooperación entre usuarios para el uso sostenible de recursos comunes. Los comportamientos que observamos en el juego sugieren que algunos grupos de usuarios son capaces de desarrollar normas sociales que favorecen conductas como el cumplimiento con las cuotas de extracción, o la sanción de miembros que exceden la cuota. Estas normas aplican solo al contexto de régimen de acceso exclusivo-colectivo y no se manifiestan en el contexto de libre acceso», explica María Ignacia Rivera, autora principal del artículo, investigadora del Centro de Investigación en Complejidad Social (CICS) de la Universidad del Desarrollo y doctora del Bren School of Environmental Science & Management de la Universidad de California Santa Bárbara.

Según Rivera, “las políticas que asignan acceso exclusivo a grupos de usuarios para apoyar la acción colectiva, son cada vez más promovidas para el manejo de recursos de uso comunitario bajo la premisa de que fomentan la gestión ambiental responsable. Sin embargo, la evidencia experimental vinculada a políticas existentes que respalden esta premisa, es insuficiente. En este estudio contribuimos con evidencia que lo respalda”.

“En la investigación demostramos que este tipo de política pública, asociada a mayor participación por parte de los usuarios en la gestión de recursos, pudiese tener influencias importantes en gatillar la cooperación. A mi juicio, las políticas pesqueras debiesen apoyar de una forma más fuerte y concreta a las pesquerías de pequeña escala y artesanales. Las nuevas políticas pesqueras tienen que considerar la heterogeneidad y la diversidad que existe dentro de estas pesquerías, para lo que es fundamental que tengan una aproximación participativa importante y que vayan desarrollando espacios para la toma de decisiones más deliberativa.”, analiza Stefan Gelcich, director del Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS), académico de la Facultad de Ciencias Biológicas UC y coautor del artículo.

Para Gelgich, también investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), “esto último es clave para la gestión de recursos naturales, en especial en el océano, ya que la fiscalización es muy difícil, por lo que necesitamos generar los instrumentos de políticas públicas para que haya un proceso de autofiscalización y autorregulación en la extracción de los recursos. Los resultados evidencian que marcos institucionales más participativos, que otorgan derechos de uso exclusivo, permiten más cooperación en pescadores artesanales. Tenemos que avanzar en estos sistemas de co-manejo con participación efectiva”.

Del laboratorio a terreno

De acuerdo a Carlos Rodríguez, director del Centro Investigación en Complejidad Social (CICS) de la Universidad del Desarrollo y también coautor del paper, “históricamente experimentos basados en teoría de juegos que consideran incentivos económicos condicionales al desenlace de los juegos, han sido implementados con muestras en su mayoría compuestas por alumnos universitarios (ya que tienen un acceso más expedito por parte de los investigadores)”, explica.

“Si bien estos experimentos han permitido profundizar nuestro conocimiento sobre la naturaleza humana, por ejemplo, de los mecanismos que subyacen a la cooperación, la teoría de juegos enfrenta a los sujetos a situaciones estratégicas o dilemas sociales abstractos, desprovistos de contexto”, explica.

Para superar esta carencia, en la última década han emergido una serie de investigaciones en las que se lleva el laboratorio al campo (bringing the lab to the field) para el estudio de poblaciones naturales. “Cada vez hay más evidencia acumulada de que existen formas de conectar lo que ocurre en la realidad con lo que se hace en el juego. El laboratorio ya no es un espacio abstracto, sino que entrega información sobre comunidades que enfrentan problemáticas específicas”, agrega Rodríguez.

De esta forma, se ha demostrado que, por ejemplo, grupos de pescadores artesanales que se comportan de forma más cooperativa en la vida real, también se comportan en forma más cooperativa en el juego, o los Wikipedians que contribuyen más a la Wikipedia en la vida real, se comportan de forma más cooperativa en el experimento.

La novedad de esta investigación, profundiza Ignacia Rivera, “es que se aplica en un contexto social específico en donde las acciones que cada persona toma, inciden en el recurso en sí y en otros y, además, condicionan el monto final que se obtiene como premio del experimento. Es decir, lo que ocurre en el juego tiene correlato con lo que ocurre en la vida real, ya que en ambas se enfrentan a consecuencias concretas que les afectan directamente, lo que hace que los resultados sean más creíbles”.

“La existencia de validez externa en esta investigación no sólo nos permite medir las capacidades preexistentes de los grupos sociales, que podrían incidir en el éxito de una política pública orientada a dicho grupo, sino que además nos permite testear distintos regímenes institucionales (formas de manejo)”, añade Rodríguez.

Finalmente, Stefan Gelcich concluye que “usando herramientas desde múltiples disciplinas -en este caso de la economía experimental- podemos entender y apoyar la elección de buenos marcos institucionales para la gestión de recursos. En ese sentido, generar políticas que entregan mayores derechos de administración a las comunidades locales, apoyadas por organizaciones del Estado, para, por ejemplo, la vigilancia, las capacidades de gestión y el apoyo en términos logísticos de mercado. Eso va a hacer que avancemos hacia sistemas pesqueros más sostenibles, pero también más equitativos”.

Texto e imagen: Comunicaciones SECOS


Estudio analizó los efectos de distintas enmiendas orgánicas en la recuperación de suelos afectados por mega incendios

Científicos de la Universidad de O’Higgins y CAPES testearon el desempeño de distintas enmiendas orgánicas sobre suelos quemados de una zona costera de secano de la región de O’Higgins, arrasada por las llamas en enero de 2017.

Los últimos incendios de gran magnitud ocurridos en Chile —conocido como “mega incendios”— se produjeron en el verano de 2016-2017 afectando principalmente la zona comprendida entre las regiones de O’Higgins y Biobío, y amenazando los ecosistemas de tipo mediterráneo que caracterizan estos territorios. Durante dicho período, la extensión arrasada por el fuego alcanzó un máximo histórico de cerca de 600 mil hectáreas y puso en peligro no sólo a las especies animales y vegetales que habitan estos ecosistemas, considerados hotspots de biodiversidad a nivel global, sino también sus suelos, soporte fundamental para para su subsistencia.

Aunque los incendios son parte importante de los ecosistemas de bosque, el aumento de la intensidad y frecuencia de los mismos ha puesto en riesgo la capacidad natural de recuperación de los ecosistemas de la zona central de Chile, caracterizados por vegetación esclerófila, como el quillay o el litre, volviendo cruciales los esfuerzos de conservacionistas e investigadores por restaurar estos ambientes afectados, comenzando por los suelos.

Uno de estos esfuerzos lo representa el trabajo de los científicos de la Universidad de O’Higgins y del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), Claudia Rojas y César Marín, quienes, en conjunto con investigadores de la Universidad Miguel Hernández, de España, testearon el desempeño de una serie de enmiendas orgánicas sobre suelos afectados por los incendios de 2017, específicamente, aquellos ubicados en una zona costera de secano de la región de O’Higgins arrasada por las llamas en enero de aquel año.

Con el objetivo de recuperar las propiedades biológicas y condiciones fisicoquímicas fundamentales para sustentar la recuperación de la vegetación y otros servicios ecosistémicos de los suelos, los investigadores buscaron determinar, entre enmiendas orgánicas de fácil acceso para las comunidades afectadas, cuáles de estas promovían más eficazmente su recuperación. Para esto, los investigadores analizaron los efectos que la aplicación de estiércol fresco (de ave y porcino), por una parte, y compost de origen agrícola, por otra, tenían sobre aspectos clave como la actividad biológica, contenido de nutrientes, así como también la presencia de carbono orgánico en los suelos tratados.

Entre sus resultados, publicados en el Journal of Soil Sciente and Plant Nutrition, los especialistas hallaron que tanto las enmiendas frescas en forma de estiércol y más estabilizada en forma de compost mejoraban la fertilidad de estos suelos y estimulaban su actividad microbiana luego de ocho meses de aplicación. Sin embargo, un aspecto a considerar es el efecto a corto y largo plazo que este tipo de enmienda pueda tener en las condiciones de suelos afectados por incendios. En particular, las enmiendas frescas (especialmente el estiércol de cerdo) promovieron la recuperación inmediata de la actividad biológica de los suelos, aunque los autores también comprobaron que el uso de esta enmienda generaría mayores tasas de mineralización de carbono —proceso mediante el cual la materia orgánica se degrada hasta convertirse en CO2 que es luego liberado a la atmósfera— reduciendo así potencialmente el período de almacenamiento de carbono en el suelo.

Los suelos tratados con compost de residuos agrícolas, en cambio, acumularon una mayor cantidad de carbono y nitrógeno, asegurando por más tiempo el almacenamiento de carbono en el suelo y la liberación de nutrientes a largo plazo y, por consiguiente, la recuperación prolongada de las funciones de estos suelos.

Una recuperación orgánica

Los incendios severos dañan los suelos debido, principalmente, a la combustión de la materia orgánica, componente crítico de los ecosistemas terrestres y clave para la actividad microbiana, el ciclo de nutrientes y la formación de la estructura del suelo. La dinámica y crecimiento microbiano se ven fuertemente afectados tanto por los incendios como por las sequías frecuentes, dificultando la recuperación de funciones del ecosistema que dependen de los microorganismos, como el ciclo del nitrógeno y carbono. Por lo que restablecer los niveles de materia orgánica aplicando, por ejemplo, enmiendas al suelo, es una de las principales estrategias para restaurar los suelos post-incendios.

En todo plan de restauración de suelos, elegir el tipo de enmienda orgánica que será aplicada a los terrenos degradados es un paso importante, pues son éstas las que determinan las tasas de descomposición y, además, tienen consecuencias transitorias y duraderas en las condiciones edáficas. A corto plazo, aumentan la fertilidad, el ciclo de nutrientes, el crecimiento y actividad biológica del suelo y favorecen un rápido establecimiento de plantas. A largo plazo, mejoran la capacidad de retención de agua y la estructura y estabilidad del suelo, reduciendo el riesgo de erosión y pérdida de nutrientes.

Las enmiendas orgánicas frescas, como el estiércol de cerdo o ave, agregan gran cantidad de carbono orgánico fácil de degradar que impulsa el rápido crecimiento de microorganismos y vegetación, lo que es muy útil para los suelos con tiempos de rotación cortos. Pero también pueden ocurrir efectos adversos como aumento de la mineralización, emisiones de CO2 a corto plazo, salinidad o acidez, o la incorporación de contaminantes o potenciales patógenos al suelo.

Por otra parte, los materiales estabilizados como el compost o vermicompost, entregan una alta proporción de sustancias orgánicas estables que favorecen la fertilidad duradera del suelo, la liberación paulatina de nutrientes y la recuperación de la función del suelo a largo plazo. Esto significa que la elección del tipo de enmienda a utilizar dependerá de los objetivos a lograr, según del plan de restauración trazado y el uso del suelo.

El último informe del IPCC predice un aumento de las temperaturas para las próximas décadas, lo que traerá, entre otras consecuencias, incendios forestales más frecuentes y severos. Bajo ese escenario, se hace urgente seguir estudiando los efectos de las enmiendas orgánicas en la recuperación de los suelos y cómo afectarán a los esfuerzos en la restauración y conservación de ecosistemas únicos, como los bosques esclerófilos de la zona central de Chile.

Texto: Comunicaciones CAPES
Créditos de imagen: Claudia Rojas, PhD


Bombus terrestris: el invitado de piedra que prolongó su estadía

Alterar las relaciones entre plantas y polinizadores dentro de los ecosistemas, introducir enfermedades y promover la expansión de otras especies invasoras son algunos de los efectos negativos que trajo consigo el ubicuo abejorro común desde su llegada al continente. Un grupo de investigadores trazó y proyecto el rápido avance de este polinizador exótico en Chile y Sudamérica, y planteó posibles alternativas para impedir su expansión.

Las especies invasoras, uno de los motores de la extinción de plantas, animales, insectos y microorganismos a lo largo de todo el mundo, son una grave amenaza para la biodiversidad del planeta. Se trata de especies que, transportadas naturalmente o por acción humana, pueden establecerse y prosperar en hábitats nuevos, impactando en las comunidades locales. Es el caso del abejorro común o Bombus terrestris, un insecto polinizador originario de Eurasia y del norte de África introducido intencionadamente en Chile en 1997 para polinizar cultivos de tomate en invernaderos, y que rápidamente se extendió por todo el país a su llegada.

Una nueva investigación de científicos de la Universidad Católica de Valparaíso, Universidad de La Frontera y Universidad Mayor, bajo el alero del proyecto SURPASS, analizó el proceso de expansión de la Bombus terrestris en el Cono Sur, encontrando que el área invadida por esta especie en esta parte de Sudamérica presenta un incremento lineal en el tiempo que, de no contenerse, continuará expandiéndose hacia otros países sudamericanos en el futuro. “Esto fue lo que sucedió en Argentina” explica Francisco Fonturbel, académico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y co-autor del estudio, “pues a pesar que este país prohibió la introducción de B. terrestris a su territorio, igualmente se vio invadido por la dispersión de este insecto desde Chile. Como este abejorro es un supergeneralista, puede invadir una amplia gama de hábitats, aprovechando para ellos una alta variedad de recursos florales”.

Un organismo disruptivo

Los impactos negativos del abejorro común han sido ampliamente documentados tanto en Chile como en el mundo. Puede alterar drásticamente, por ejemplo, relaciones vitales dentro de un ecosistema como lo es la interacción entre las plantas y sus polinizadores. Maureen Murua, académica de la Universidad Mayor y también co-autora del trabajo, nos comenta que “durante su forrajeo B. Terrestris daña las flores de muchas especies de plantas, tanto silvestres como de cultivo. Es por esto que se la conoce como un “ladrón de néctar”, pues disminuye la cantidad de néctar disponible para otras abejas, insectos y aves nectarívoras, afectando negativamente el éxito reproductivo de las plantas”.

La investigadora del Centro GEMA: Genómica, Ecología y Medio Ambiente, suma a estos impactos lo que ocurre en la zona de la cordillera del Maule, donde científicos han observado que B. terrestris favorece la polinización entre dos especies distintas de la planta capachito (Calceolaria), favoreciendo la formación de individuos estériles. “Además, prosigue la investigadora, este insecto favorece la reproducción de otras plantas invasoras como, por ejemplo, el berro cordillerano. Y si esto fuera poco, porta enfermedades transmisibles a nuestro abejorro chileno (Bombus dalbhomii) hoy en peligro de extinción, y a la abeja de la miel, afectando a la producción melífera”.

Soluciones potenciales

Para los autores del trabajo, las medidas necesarias para detener, o al menos enlentecer, el avance de esta especie invasora, son aún difíciles de definir, por lo que sugieren una aproximación multidimensional al problema: “No sabemos de métodos eficaces para controlar esta especie invasora en Chile, por lo que lo primero sería contar con líneas de financiamiento dirigidas a estudios de este tipo” relata Lorena Vieli, académica de la Universidad de La Frontera e investigadora del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES UC . “En todo caso, ninguna medida de control será eficaz mientras no se detengan las importaciones de nuevas reinas de B. terrestris, ya que la llegada de nuevos individuos refuerza su diversidad genética y así su capacidad de afrontar condiciones ambientales desfavorables y colonizar con éxito nuevos hábitats.

“Asimismo, continua Vieli, es muy importante realizar un monitoreo de esta especie. El SAG, por ejemplo, debería solicitar y recibir información respecto del destino y uso de estas colmenas comerciales a partir de 2020 (cuando una nueva regulación entró en vigencia), por lo cual esperamos hagan disponible esta información e implementen un programa de monitoreo de esta especie invasora”.

Para la especialista, la posición de organismos como el Servicio Agrícola Ganadero, mandatado a apoyar la actividad agrícola y no necesariamente la conservación de la biodiversidad del país, es compleja. “Por esta razón, arguye, necesitamos con urgencia contar con un organismo que pueda velar por la conservación de la biodiversidad de Chile, como es el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP)”.

“Autorizar los ingresos de B. terrestris a Chile es una medida que atenta no sólo la conservación de la biodiversidad chilena, sino que también la de países vecinos y otros más en Latinoamérica si es que los pronósticos de su expansión son acertados” remata.

El estudio también destaca la importancia de regular las prácticas apícolas de B. terrestris en Chile, llevar registros de su uso y hacer un seguimiento de la información disponible. “La normativa medioambiental internacional debería centrarse en las consecuencias multilaterales de este tipo de invasión y buscar una regulación eficaz y coordinada” señalan.

Casos exitosos

Una medida que bien puede ayudar la frenar la importación de más ejemplares de abejorro común al país para fines polinizadores, es reemplazar esta tarea con especies nativas que ya cumplan la misma tarea en nuestro territorio. “En Chile, existen varias especies de abejas nativas zumbadoras, partiendo por el abejorro nativo del centro y sur de Chile, B. dahlbomii” comenta Lorena Vieli. “Sin embargo, en vez de esperar el desarrollo de tecnologías propias en Chile, el Estado opta por la importación del producto ya desarrollado, desincentivando la innovación local”.

Esto no ocurre, por ejemplo, en Argentina, donde una empresa a la cual le fue negado el permiso de importación de B. terrestris desarrolló una tecnología para la crianza de colmenas comerciales del abejorro nativo Bombus atratus. Aunque en el caso de Chile, atraer estas abejas nativas a los cultivos o invernaderos (semi abiertos) está mediado probablemente por la existencia de corredores de vegetación por los que puedan moverse y usar de hábitat.

Con todo, los autores concuerdan en que el uso de estas especies en invernaderos cerrados no ocurre por la falta de conocimiento y tecnología, y el tiempo para dedicar recursos y esfuerzos a este tipo de prácticas comienza a agotarse. Como afirma Francisco Fonturbel, “si no se toman medidas urgentes, B. terrestris probablemente se expandirá por el resto de Sudamérica, tal como lo predicen los modelos de nicho climático”.

Los detalles y resultados del estudio fueron publicados en la revista Scientific Reports, de Nature.

Texto: Comunicaciones CAPES
Créditos de imagen: Juan Cisterna Santana


Fabián Jaksic es certificado como Ecologista Senior de ESA

La comunidad de ecólogos más grande del mundo, Ecological Society of America, ESA, acaba de certificar a Fabián Jaksic, director de CAPES, como Ecologista Senior.

La Ecological Society of America, ESA, certificó a Fabián Jaksic, director de CAPES y Premio Nacional de Ciencias Naturales 2018, como Ecologista Senior de la institución. ESA es una de las sociedades científicas más antiguas en ecología. Fundada en 1915, con sede en Washington DC, se define como una organización no partidista sin fines de lucro, que tiene entre sus objetivos promover la ciencia ecológica, mejorar la comunicación entre ecólogos, promover la difusión de la importancia de la ecología entre el público, aumentar los recursos disponibles para la investigación e incidir en la toma de decisiones ambientales por parte de los responsables políticos.

ESA cuenta con más de 9.000 miembros, en 90 países, entre investigadores, académicos, tomadores de decisiones, gerentes de políticas, profesores y estudiantes de las más diversas áreas, como biotecnología, restauración ecológica, ecosistemas, cambio climático, extinción de especies, biodiversidad, entre muchas otras.

La organización publica 6 revistas científicas, las que se encuentran entre las más leídas y citadas en el campo de la ecología: Ecology, Frontiers in Ecology and the Environment, Ecological Applications, Issues in Ecology, Ecological Monographs y Ecosphere, esta última sólo online y de acceso abierto.

La categoría de Ecologista Senior se otorga a los líderes profesionales en ecología que han establecido un historial de excelentes contribuciones al campo en entornos teóricos y aplicados y que adhieren a los valores de ESA: integridad, inclusión y adaptabilidad.

Fabián Jaksic, Licenciado en Ciencias de la Universidad de Chile y Doctor en Zoología de la Universidad de California-Berkeley, es especialista en ecología comunitaria, estructura gremial, interacciones depredador/presa, biodiversidad, y especies invasoras. Actualmente es Profesor Titular del Departamento de Ecología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Miembro Correspondiente de la Academia Chilena de Ciencias.

Jaksic cuenta con más de 40 años de trayectoria, gran número de publicaciones ISI y múltiples asesorías al Estado, empresas privadas y organizaciones no gubernamentales tanto nacionales como internacionales. Su gran contribución científica ha sido reconocida con numerosos premios nacionales e internacionales y también por sus pares, con el nombre del lagarto del norte de Chile Liolaemus fabiani.

Texto: Comunicaciones CAPES


Fabián Jaksic es certificado como Ecólogo Senior de ESA

La comunidad de ecólogos más grande del mundo, Ecological Society of America, ESA, acaba de certificar a Fabián Jaksic, director de CAPES, como Ecólogo Senior.

La Ecological Society of America, ESA, certificó a Fabián Jaksic, director de CAPES y Premio Nacional de Ciencias Naturales 2018, como Ecólogo Senior de la institución. ESA es una de las sociedades científicas más antiguas en ecología. Fundada en 1915, con sede en Washington DC, se define como una organización no partidista sin fines de lucro, que tiene entre sus objetivos promover la ciencia ecológica, mejorar la comunicación entre ecólogos, promover la difusión de la importancia de la ecología entre el público, aumentar los recursos disponibles para la investigación e incidir en la toma de decisiones ambientales por parte de los responsables políticos.

ESA cuenta con más de 9.000 miembros, en 90 países, entre investigadores, académicos, tomadores de decisiones, gerentes de políticas, profesores y estudiantes de las más diversas áreas, como biotecnología, restauración ecológica, ecosistemas, cambio climático, extinción de especies, biodiversidad, entre muchas otras.

La organización publica 6 revistas científicas, las que se encuentran entre las más leídas y citadas en el campo de la ecología: Ecology, Frontiers in Ecology and the Environment, Ecological Applications, Issues in Ecology, Ecological Monographs y Ecosphere, esta última sólo online y de acceso abierto.

La categoría de Ecólogo Senior se otorga a los líderes profesionales en ecología que han establecido un historial de excelentes contribuciones al campo en entornos teóricos y aplicados y que adhieren a los valores de ESA: integridad, inclusión y adaptabilidad.

Fabián Jaksic, Licenciado en Ciencias de la Universidad de Chile y Doctor en Zoología de la Universidad de California-Berkeley, es especialista en ecología comunitaria, estructura gremial, interacciones depredador/presa, biodiversidad, y especies invasoras. Actualmente es Profesor Titular del Departamento de Ecología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Miembro Correspondiente de la Academia Chilena de Ciencias.

Jaksic cuenta con más de 40 años de trayectoria, gran número de publicaciones ISI y múltiples asesorías al Estado, empresas privadas y organizaciones no gubernamentales tanto nacionales como internacionales. Su gran contribución científica ha sido reconocida con numerosos premios nacionales e internacionales y también por sus pares, con el nombre del lagarto del norte de Chile Liolaemus fabiani.

Texto: Comunicaciones CAPES


Los árboles que necesita Santiago

Estudio comparativo muestra que los árboles nativos son capaces de entregar mejores beneficios ecosistémicos en la ciudad de Santiago que las especies exóticas. Paradójicamente, en la capital los árboles exóticos son mucho más numerosos que los nativos. Revisa los resultados del equipo de investigadores de la USACH, UCENTRAL y CAPES.

Según estudios sobre los bosques urbanos en Santiago, de las 171 especies de árboles registradas, 150 son exóticas y sólo 21 nativas. Esto ha sucedido porque, históricamente, los criterios para forestar los espacios públicos de la ciudad son ornamentales o económicos, es decir, árboles considerados “bonitos”, baratos o los que estuvieran disponibles en los viveros.

Esta práctica ha provocado que las especies nativas, la mayoría de ellas parte del bosque esclerófilo endémico de la zona central de nuestro país, estén subrepresentadas en parques y plazas capitalinas. Así, podemos encontrar solo algunos espinos, molles, huinganes o maquis, y muchos arces japoneses, haya común, ginkgo, crespón rosados o magnolios.

Un equipo de investigadores de las universidades de Santiago de Chile, Central y CAPES UC han realizado un trabajo para ofrecer argumentos a favor de priorizar las especies nativas, considerando los servicios ecosistémicos que requieren los habitantes de Santiago. La investigación fue publicada en la revista Trees, con el título Native trees provide more benefits than exotic trees when ecosystem services are weighted in Santiago, Chile”. Conversamos con Sergio Castro, autor principal, investigador CAPES y académico de la Universidad de Santiago de Chile, quien relató que la idea del proyecto “nació ante la necesidad de reconocer la diversidad florística en la ciudad de Santiago. En términos generales, una fracción amplia de la población no es capaz de reconocer las especies de árboles que se hallan en la ciudad y valorar su importancia ecológica. Cubrir esta brecha es un aspecto muy relevante para tornar hacia un modelo de desarrollo que considere aspectos de sustentabilidad y bienestar humano”.

Servicios ecosistémicos

El concepto de “servicios ecosistémicos” se ha hecho cada vez más habitual en las conversaciones sobre medio ambiente, pero ¿a qué se refiere? Podemos decir que son aquellos beneficios que obtienen las personas de los ecosistemas y su biodiversidad. Pueden clasificarse en servicios de base o soporte (producción de oxígeno, reciclaje de nutrientes, etc.), de suministro (producción de madera, papel, otros), de regulación (polinización, flujos de agua, etc.) y culturales (turismo, recreación, educación, entre otros).

Son muchos los servicios que nos entregan los distintos ecosistemas en los que habitamos, los que varían según las especies que componen cada ecosistema y sus características climáticas, de suelo, ubicación, etc. En el caso de los bosques urbanos y áreas verdes, los especialistas realizaron un ranking con los 5 servicios más relevantes para los habitantes del gran Santiago: mitigación de material particulado atmosférico durante la temporada otoño-invierno; reducción del riego y economía del agua; provisión de sombra de calidad durante primavera-verano; mantenimiento de la calidad del suelo / suelos nitrificados; producción de frutos comestibles.

¿Por qué se eligieron estos servicios? “La elección se debió a la importancia que le brindan los ciudadanos”, indica Castro, “en general, se demanda una ciudad con una atmósfera menos contaminada, con un uso más eficiente del recurso hídrico y energético, fresca en verano, etc. Los árboles pueden contribuir a estos servicios demandados, por lo que su elección (como criterio) fue prácticamente inmediata”.

Características de los árboles

Los rasgos morfofuncionales de los árboles son las características que posee cada especie con las que pueden cumplir determinados servicios ecosistémicos. Por ejemplo, si consideramos la arquitectura del follaje, la forma del árbol permite proporcionar sombra con mayor o menor calidad. Como los árboles tienen características distintas, su aporte a los servicios ecosistémicos también es diferente. Por lo que los investigadores compararon árboles nativos y exóticos y su contribución a las necesidades de la ciudad.

Los rasgos analizados fueron el tipo de follaje, si es perenne o caducifolio, el primero (siempre verde) contribuye a la capacidad de retención de material particulado atmosférico; el requerimiento de riego, relacionado con la economía del agua; la arquitectura del follaje (sombra de alta o baja calidad); la capacidad de nodulación y fijación de nitrógeno, lo que aporta al buen mantenimiento de suelos orgánicos y si produce o no fruta comestible.

Sergio Castro y equipo encontraron que “en Santiago, la representación de especies nativas es baja; entre las especies de árboles, las especies nativas corresponden al 15%, en contraste al 85% que representan los exóticos” y cuando compararon los servicios ecosistémicos provistos por especies nativas y exóticas, “encontramos que los árboles nativos ofrecen un mayor beneficio cuando estos servicios son priorizados de acuerdo a las demandas reconocidas para Santiago. No obstante, las especies nativas no solo son las especies menos diversas al interior de la ciudad, sino que también las de menor abundancia”.

Estos resultados se transforman en una paradoja, ya que Santiago necesita una mayor infraestructura verde y los servicios ecosistémicos que brindan las especies arbóreas nativas son múltiples, temporalmente persistentes y muy demandados en Santiago, pero a la vez, las especies nativas son las menos comunes en la capital.

Al consultarle cuáles serían las mejores especies nativas para plantar en Santiago, Castro señala que “esto depende de los intereses y objetivos; de nuestro estudio, por ejemplo, podríamos proponer elegir entre los árboles mejor ponderados: belloto del norte, patagua, peumo, boldo, maqui, maitén, quillay, pimiento, olivillo, litre, entre otras especies. Todos ellos se encuentran presentes al interior de Santiago. De esta manera, aseguraríamos la representación de especies de árboles que más nos benefician, satisfaciendo a su vez, la necesidad de propagarlos para asegurar su conservación”.

El primer paso para contar con un diseño de infraestructura verde adecuada y tomar mejores decisiones sobre las especies arbóreas nativas y / o exóticas en las ciudades, es contar con una comparación de los servicios ecosistémicos proporcionados por estas diferentes especies, que es justamente lo que realiza este estudio. Conocida esta información, es necesario avanzar en el uso de criterios basados en servicios ecosistémicos para la plantación de árboles en Santiago, priorizando las especies nativas, maximizando los servicios ecosistémicos que proveen, mejorando la calidad de vida y la sostenibilidad urbana.

Texto: Comunicaciones CAPES
Créditos imagen: Claudio Olivares Medina


CAPES ofrece taller sobre acceso abierto a código y datos de investigación

El Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES UC, abre su taller “Disponibilidad del conocimiento científico y acceso abierto a código y datos de investigación”, de manera gratuita para la comunidad científica interesada.

El taller será dictado por Luis Verde Arregoitía, de la Universidad Austral de Chile, con la participación de Adriana Calahorra del Museo de Zoología de la Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México. La actividad es una introducción a algunas de las herramientas que facilitan análisis reproducibles y trazables mediante el uso de proyectos en el entorno de programación R y el ambiente interactivo RStudio. Además, se abordará el uso de repositorios permanentes para los datos, el código utilizado en una investigación, y el procedimiento para citar, compartir, y archivar esta información

La modalidad de estudio es 100% virtual, (50% teórico y 50% práctico), y se realizará los días 2, 7, 9 y 14 de septiembre de 16:00 a 18:00 horas, con un total de 8 horas. Para la realización del taller se solicita a los estudiantes tener previamente instalado R y R Studio, así como manejar los conceptos básicos de estas herramientas. Los inscritos recibirán un instructivo para descargar los materiales necesarios para las sesiones prácticas desde una carpeta compartida.

El taller se impartirá por Zoom y se utilizara un documento colaborativo en GoogleDocs para el material práctico. La grabación del taller dependerá del consentimiento otorgado por los asistentes. Sin tareas entre sesiones ni lecturas previas al inicio, no se contempla evaluaciones formales.

Las inscripciones son a través del formulario hasta el 1 de septiembre o hasta completar el cupo de 25 personas. La selección de estudiantes se hará por orden de inscripción

Consultas a Luis Verde, [email protected] con copia al encargado de la organización del taller, César González Lagos, [email protected]

Accede al formulario inscripciones.

 

Científicos piden aprobar proyecto que obliga a forestales a ingresar al SEIA

En una carta conjunta firmada por las sociedades de Ecología y Botánica de Chile, IALE Chile, CAPES, el Instituto de Ecología y Biodiversidad y el Centro del Fuego y Resiliencia de Socioecosistemas, científicos y científicas nacionales demandan la aprobación del proyecto que modifica la Ley 19.300, que establece el ingreso de las plantaciones forestales industriales al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, y que se vota esta tarde en el Senado. A continuación compartimos la declaración íntegra.

Honorable Senador Juan Castro Prieto
Presidente Comisión de Agricultura del Senado de Chile

En relación a la moción parlamentaria de modificar la Ley 19.300 de Bases del Medio Ambiente para que las actividades de desarrollo o explotación forestal industrial ingresen al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, las Sociedades Científicas y Centros de Investigación Científica abajo firmantes queremos expresar lo siguiente:

En Chile, las plantaciones forestales cubren más de 3,1 millones de hectáreas. Más del 77% del total de esa superficie se concentra en las regiones de Biobío, La Araucanía y Maule, y más de la mitad del total de la superficie pertenece a dos grandes empresas forestales.

Los impactos y riesgos ambientales asociados a las plantaciones forestales industriales sobre la biodiversidad, disponibilidad de agua, suelo, paisaje y los incendios que afectan a las comunidades y a la sociedad en su conjunto son ampliamente conocidos y están documentados por numerosos estudios científicos. Tanto la disponibilidad de agua como los incendios forestales se ven exacerbados por el cambio climático, y por lo tanto, se hace aún más necesaria la evaluación de los impactos ambientales y riesgos de la actividad forestal.

No obstante, a pesar de sus impactos en diversos territorios, estas actividades no ingresan al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Esto debido a que la ley especifica que las actividades a ser sometidas al SEIA se deben desarrollar en suelos frágiles, en terrenos cubiertos por bosque nativo y deben tener dimensiones industriales. El Decreto Nº 40 del Ministerio del Medio Ambiente establece que en las regiones de Chile con mayor actividad forestal, las dimensiones industriales
corresponden a superficies únicas o continuas de corta de cosecha final o corta de regeneración por tala rasa de 500 hectáreas anuales. Las grandes empresas presentan planes de manejo a CONAF por superficies inferiores, eludiendo así su ingreso al SEIA. El Estado y la ciudadanía no cuentan con
las herramientas legales y técnicas de transparencia y participación ciudadana, ni evaluación desde el Ministerio de Medio Ambiente y otros servicios del Estado, que permitan que las explotaciones forestales industriales evalúen, mitiguen, compensen y reparen sus impactos ambientales. Por otra parte, estas actividades no están sujetas al monitoreo y mediciones periódicas de variables de seguimiento como parte del Sistema Nacional de Información de Fiscalización Ambiental, accesibles a la ciudadanía.

El año pasado, la Comisión de Medio Ambiente del Senado aprobó el proyecto de ley que modifica la ley 19.300 para incluir la evaluación ambiental de plantaciones forestales industriales en cualquier tipo de suelo, y no solo en los frágiles. Esta iniciativa esperó por meses su votación en la Sala del Senado, y ahora se encuentra pronta a ser votada en la Comisión que Ud. preside.

Diferentes estudios científicos muestran que con el cambio climático, los impactos de las plantaciones forestales industriales se verán agravados por la disminución de precipitaciones y aumento de temperaturas en el centro sur de Chile. Es por esto, que los bosques nativos y su restauración han sido señalados como parte de los elementos clave para cumplir con los compromisos climáticos y adaptarnos a los desafíos del clima, ya que estos ecosistemas, además de capturar carbono atmosférico, proporcionan múltiples beneficios a la sociedad: Regulan el clima y el ciclo hidrológico, protegen los suelos de la erosión y éstos últimos actúan como sumideros de
carbono. Los bosques nativos conservan la biodiversidad, proveen medicinas y alimentos a las comunidades, crean oportunidades para el turismo y generan sentido de pertenencia.

Hacemos un llamado a las y los parlamentarios a aprobar el proyecto de ley que modifica la Ley 19.300, de manera que las actividades de desarrollo y explotación de plantaciones forestales industriales ingresen al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, pudiendo excluir de forma explícita de esta exigencia a los pequeños propietarios forestales definidos en la legislación forestal vigente. La aprobación de este proyecto de ley será de gran beneficio para el medio ambiente, las comunidades, la sociedad en su conjunto y las empresas forestales, que, al mejorar su desempeño ambiental y transparencia, mejorarán su aceptación social y operaciones en los vastos territorios que ocupan.

Reciba Ud. nuestros cordiales saludos,

Sociedad de Ecología de Chile
Sociedad de Botánica de Chile
IALE Chile
IEB-Instituto de Ecología & Biodiversidad
CAPES-Center of Applied Ecology & Sustainability
FireSES-Centro del Fuego y Resiliencia de Socioecosistemas

Imagen cortesía de: Danilo Medina (Flicr)


Declaración Pública: “Llamado urgente a suspender el uso de Especies Exóticas para la forestación dirigida a la captura de carbono en la Patagonia chilena”

En una declaración pública, miembros de CAPES y de otros 10 centros científicos chilenos, realizaron un llamado urgente a suspender la forestación con especies exóticas en la Patagonia, para captura de carbono.

En relación a las recientes iniciativas de forestación con especies exóticas en la estepa patagónica chilena con objetivo de captura de carbono, los abajo firmantes queremos expresar lo siguiente:

El cambio climático es un fenómeno global queestá afectando a los ecosistemas y las sociedades en todo el mundo con consecuencias aún impredecibles que representan una amenaza para el bienestar humano y la integridad de la naturaleza. En este escenario, es urgente reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2, metano, etc.) y propiciar el aumento del secuestro de carbono mediante conservación, restauración y manejo de ecosistemas. Entre las soluciones basadas en la naturaleza para el secuestro de carbono, el establecimiento y recuperación de la cobertura boscosa perdida o degradada ha recibido especial atención, ya que es un mecanismo simple, relativamente barato y con otros múltiples beneficios ecológicos y sociales. Sin embargo, la evidencia científica ha demostrado que la plantación de árboles también puede tener impactos negativos si no se realiza de acuerdo a estrictos estándares que aseguren una adecuada compatibilidad entre las especies utilizadas y los ecosistemas a reforestar o restaurar. Un claro ejemplo del impacto negativo que puede resultar de forestaciones de coníferas introducidas con fines de captura de carbono son los incendios de gran magnitud que pueden liberar repentinamente gran parte del carbono almacenado.

En Chile, se están promoviendo y analizando diversos proyectos de forestación para aumentar la captura de carbono. Sin duda, estas iniciativas pueden ser beneficiosas cuando se evalúan y consideran los impactos sociales y ecológicos, y la toma de decisiones, a escala local, se realiza de manera participativa y abierta, pero resulta crucial también considerar los impactos negativos de estas acciones.

Recientemente, se han conocido algunas iniciativas que buscan mitigar el cambio climático mediante la plantación de especies exóticas en ecosistemas de estepa de la Patagonia chilena. Al respecto es importante considerar:

1) La estepa patagónica es un ecosistema endémico del cono sur de Sudamérica, y contiene un elevado número de especies de flora y fauna únicas. Dada la exclusividad de su fauna y flora, y el alto grado de estrés ambiental  al que están sometidos, la estepa patagónica ha sido clasificada como una de las ecoregiones del mundo prioritarias para la conservación por el programa Global 200 del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). La estepa patagónica es un ecosistema que ha evolucionado desde la era glacial en ausencia de cobertura arbórea, lo que no representa ningún problema ambiental; todo lo contrario, genera un paisaje único de inestimable valor ecológico, histórico, social, cultural, y además de importancia económica para la ganadería y el turismo.

2) La evidencia científica indica que, debido a que los pinos utilizados en estas plantaciones forestales provienen del hemisferio Norte y han evolucionado bajo otras condiciones climáticas y ecológicas, las plantaciones de pinos en la estepa patagónica generan una multiplicidad de impactos negativos como: a) reducir hábitat de especies nativas y la biodiversidad de especies herbáceas y arbustivas que no soportan competencia o sombra por especies arbóreas; b) disminuir la disponibilidad de agua en el suelo, las napas freáticas y los caudales, lo cual es crítico en estos ecosistemas de carácter semiárido; c) reducir el valor paisajístico y turístico de estas zonas australes al interferir con la mirada del paisaje, afectando el valor sociocultural de estas formaciones vegetacionales que son parte de la identidad de los habitantes de la Patagonia; d) promover la invasión de las especies plantadas, como los pinos, a zonas aledañas donde no se ha plantado, generando densos bosquetes que rápidamente homogenizan el paisaje y cuyo control es muy costoso; por último y de máxima preocupación dado el escenario de cambio climático, e) la combinación de plantaciones e invasiones de pinos en la estepa patagónica puede alterar el régimen de incendios forestales, aumentando la frecuencia, extensión y severidad de éstos.

3) Respecto a la fijación y secuestro de carbono, no hay evidencia concluyente respecto a cuánto carbono se libera o se captura al reemplazar la diversa estepa patagónica por una plantación monoespecífica de pinos. Estudios en otros ambientes de praderas naturales,  demuestran que una importante cantidad de carbono se almacena bajo la superficie, en el suelo, las raíces, y otros organismos del suelo. La evidencia indica que ecosistemas más diversos son capaces de capturar más carbono en el mediano y largo plazo.

En consideración de todos estos antecedentes hacemos un llamado urgente a suspender el uso de especies exóticas para la forestación dirigida a la captura de carbono en la Patagonia chilena. Además, queremos reafirmar que aún existen muchas tierras que históricamente estuvieron cubiertas de bosques en las regiones del sur de Chile y la Patagonia que actualmente se encuentran deforestadas, cuya reforestación y restauración con especies nativas sería una verdadera “solución basada en la naturaleza”. Es decir, una alternativa sustentable y duradera de captura de carbono recuperando la cobertura boscosa y conservando los procesos ecológicos y la biodiversidad de estos ecosistemas, además de proveer una multiplicidad de servicios ecosistémicos para las comunidades locales.

Instituciones firmantes

SOCIEDAD DE ECOLOGÍA DE CHILE

SOCIEDAD DE BOTÁNICA DE CHILE

SOCIEDAD DE BIOLOGÍA DE CHILE

INSTITUTO DE ECOLOGÍA Y BIODIVERSIDAD (IEB)

CENTER FOR CLIMATE AND RESILIENCE RESEARCH (CR)2

CENTER OF APPLIED ECOLOGY AND SUSTAINABILITY (CAPES)

ASOCIACIÓN CHILENA DE ECOLOGÍA DEL PAISAJE (IALE-CHILE)

CENTRO DEL FUEGO Y RESILIENCIA DE SOCIOECOSISTEMAS (FIRESES)

PROGRAMA VINO, CAMBIO CLIMÁTICO Y BIODIVERSIDAD (VCCB)

FUNDACIÓN CENTRO DE LOS BOSQUES NATIVOS FORECOS RED CHILENA DE RESTAURACIÓN ECOLÓGICA

Referencias relevantes

Di Sacco, A., Hardwick, K. A., Blakesley, D., Brancalion, P. H. S., Breman, E., Cecilio Rebola, L., Chomba, S., Dixon, K., Elliott, S., Ruyonga, G., Shaw, K., Smith, P., Smith, R. J., & Antonelli, A. (2021). Ten golden rules for reforestation to optimize carbon sequestration, biodiversity recovery and livelihood benefits. Global Change Biology, August 2020, 1–21. https://doi.org/10.1111/gcb.15498

Hisano, M., Searle, E. B., & Chen, H. Y. (2018). Biodiversity as a solution to mitigate climate change impacts on the functioning of forest ecosystems. Biological Reviews, 93(1), 439-456.

Nuñez, M. A., Davis, K. T., Dimarco, R. D., Peltzer, D. A., Paritsis, J., Maxwell, B. D., & Pauchard, A. (2021). Should tree invasions be used in treeless ecosystems to mitigate climate change?. Frontiers in Ecology and the Environment. https://doi.org/10.1002/fee.2346


Foto: Mónica Paz