Sergio Silva, y el rol de los técnicos en los estudios de ecología

Con más de 30 años de trabajo en esta disciplina, el biólogo nos cuenta de las aptitudes para gestionar y ejecutar estudios de campo prolongados y la especial relación entre científicos y técnicos en el éxito de todo proyecto de investigación.

El biólogo de la Universidad de Talca, Sergio Silva, llegó a la Pontificia Universidad Católica de Chile en 1989, para participar de un proyecto Fondecyt junto al ecólogo Pablo Marquet. Al año siguiente, en 1990, comenzó la que sería la relación profesional más significativa de su carrera, junto al también ecólogo y Premio Nacional de Ciencias Naturales, Fabián Jaksic. “Comencé trabajando con él en un estudio a largo plazo en el Parque Nacional Bosque Fray Jorge. Por entonces, solo contaba con mi licenciatura, pero luego de cinco años Fabián me dio la posibilidad de entrar a hacer el doctorado y dos post doctorados” cuenta.

Tiempo después, Silva se integraría como técnico de otro proyecto importante del investigador; un extenso monitoreo de la fauna presente en la Reserva Nacional Las Chinchillas (IV Región) que 33 años después, sigue en ejecución.

Desde esos primeros años hasta hoy, su trabajo se ha concentrado en la ejecución de proyectos en el área de la ecología, así como en el diseño experimental de los mismos. En el caso de Las Chinchillas, está a cargo de los cuatro muestreos anuales que se realizan en la zona, uno para cada estación del año. Para conducirlos, él y el resto de los técnicos encargados del proyecto –el biólogo Enrique Silva y el guardaparques Boris Saavedra– pasan hasta cuatro días en la reserva, recorriendo sus alrededores y recabando datos.

Las tareas del técnico

¿Pero cuáles son las diferencias de labores entre el técnico y el investigador? Silva explica que el técnico es quien “ejecuta y aplica el método de investigación generado por el investigador”. Esto incluye, pero no se limita a, las salidas a terreno, los muestreos, la generación de las bases de datos y la transmisión de los avances y reportes periódicos al investigador.

Para Silva, la relación entre técnicos e investigadores no solo necesita de profesionalismo para fluir correctamente. El profesional destaca que, sobre todo, requiere de confianza y cercanía, la suficiente como para poder confiarse datos investigación valiosos, que constituyen la base de cada proyecto. “Para los investigadores del CAPES, y para el de cualquier centro de estudio, el técnico es el depositario de una gran confianza, por lo que, visto desde la parte técnica, éstos tienen una gran responsabilidad de guardar los datos e información de sus investigadores” dice.

Silva reconoce que es un trabajo en el cual se va “ascendiendo”, y son los años de confianza los que permiten, al final del día, hacerse cargo de un proyecto. “Los primeros pasos de un técnico son en el laboratorio, encargándose de mantener el orden y la productividad del mismo. Desde ahí tú vas subiendo hasta que llegas a una relación de par con tu investigador” dice.

“Todo técnico o técnica recibe una base desde la academia, pero es el día a día lo que los va formando y permitiéndoles avanzar poco a poco en su carrera” relata. La expertise que estos profesionales desarrollan en lo práctico muchas veces los lleva a tener mejor manejo sobre los temas instrumentales que el mismo científico encargado: “el grado de compenetración entre el técnico y el investigador agiliza todo el trabajo que se realiza durante la investigación. Es como el mecanismo de un reloj bastante sofisticado”. Esa misma experiencia es la que también lo ayuda a tomar decisiones importantes en terreno, y para las cuales él y otros técnicos no están necesariamente capacitados.

El último peldaño en la trayectoria de un técnico se adquiere de la mano de una especialización académica sólida, alcanzando, por ejemplo, el grado de doctor. “Esto le permite al técnico hacer propuestas de investigación propias dentro de las mismas investigaciones”, comenta Silva. Un ejemplo de aquello es una investigación reciente ideada por el propio biólogo, que busca establecer un corredor biológico adyacente a la Reserva Las Chinchillas. En este proyecto, aun cuando lidera el equipo técnico que ejecuta el trabajo, su labor es más la de un investigador que de un técnico.

Vínculos y experiencias

Lo que más destaca el biólogo de su vasta experiencia como técnico ecólogo es, como él mismo comenta, “está ahí directamente en la cocina”, una posición que trae consigo muchas anécdotas y experiencias que dejan huella. Silva reconoce que los accidentes y sorpresas son parte del trabajo, como cuando, en una ocasión, él y su equipo quedaron atrapados en Las Chinchillas producto de una crecida del río tras las lluvias invernales, o inconvenientes algo más pedestres. “No son raras las caídas, por ejemplo. En cualquier momento uno se haya en el suelo, esperando que sus compañeros le saquen las espinas por haberse tropezado con un cactus. Son cosas que ocurren habitualmente, se comparte mucho”.

Pero por sobre todo, Silva destaca el ambiente familiar, la calidad humana y los lazos que ha podido formar durante su trayectoria. “Terminar de trabajar y quedarse en la casa de mis compañeros, compartir con su familia, o ellos con la mía, es algo irremplazable. Somos como una mini familia”, cuenta.

Silva se considera un técnico “avanzado”, condición que, en sus palabras, se ha ganado por los estudios que posee y por la experiencia adquirida en más de 20 años de relación con Jaksic. Actualmente, y siguiendo sus motivaciones personales, realiza ciencia aplicada de conservación de ecosistemas en La Serena. Eligió ese lugar porque se le presentó como una oportunidad para disminuir la actual brecha de conocimiento sobre la ecología y biodiversidad local entre las personas, y la poca transferencia desde la academia.

“Además, a partir de la información que surge de la Reserva Nacional Las Chinchillas, hemos construido un programa de difusión a la comunidad, pues no nos sirve solo comunicar a la academia, sino también a las personas de la zona” concluye.

MMA crea nuevo comité nacional para el control del visón

Con la participación de CAPES, la nueva entidad tendrá por objetivo impulsar mecanismos de trabajo colaborativos para la gestión de esta especie exótica invasora, e intercambiar experiencias de trabajo para la prevención, control y erradicación del visón en Chile.

Con la formalización del nuevo Comité Operativo de Colaboración para el Control del Visón (COCCV), comenzará el trabajo de articulación y coordinación de iniciativas asociadas al pequeño carnívoro en las Regiones de La Araucanía, Los Ríos, Los Lagos, Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo y la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, zonas que se han visto afectadas por la invasión y posterior colonización del visón (Neovison vison).

Esta especie, original de Norte América, llegó al país hace aproximadamente 50 años a través del escape y liberación de criaderos del mercado de la peletería y la industria de la moda. La especie es una amenaza a la biodiversidad nativa, ya que es un depredador de invertebrados y vertebrados tanto acuáticos como terrestres.

El visón es una especie de gran adaptabilidad, lo que sumado a la falta de depredadores naturales, una alta tasa reproductiva y la facilidad de dispersarse por cuerpos de agua dulce, costa marina y tierra, han posibilitado que genere un dramático impacto sobre especies nativas, muchas de ellas endémicas, mediante la depredación, competencia por recursos y transmisión de enfermedades, afectando también sectores productivos rurales como las aves de corral, salmoniculturas y el turismo.

“Con este comité, potenciaremos el trabajo desarrollado en cuanto a la gestión de especies exóticas invasoras en nuestro país, aunaremos esfuerzos y generaremos sinergias con actores claves para mejorar la eficiencia en el manejo del visón, evitando una mayor dispersión con un trabajo colaborativo entre organismos públicos, privados y comunidades aledañas”, explicó la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt.

El comité contará con un Consejo Directivo, y deberá sesionar al menos una vez al año, siendo presidido por el Ministerio del Medio Ambiente. El COCCV se integra de distintos organismos, entre ellos el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG); la Corporación Nacional Forestal (CONAF); el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (SERNAPESCA); la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (SUBPESCA); el Instituto de Salud Pública (ISP); el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), y el Ministerio de Bienes Nacionales (MBN).

En respuesta a la extensa área del país ya invadida por el visón, también forman parte del Comité distintos centros de investigación y organismos no gubernamentales, entre los cuales se encuentra el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, UC, además del Centro de Investigación para la Sustentabilidad, Universidad Andrés Bello (CIS); Centro de Estudios del Cuaternario; Fundación CEQUA (CEQUA); Centro de Humedales Río Cruces (CEHUM); Universidad Austral de Chile (UACH); Universidad de Chile (U de Chile); Universidad de Magallanes (UMAG); Universidad San Sebastián – Los Lagos (USS); Wildlife Conservation Society (WCS) y Centro de Estudio y Conservation del Patrimonio Natural (CECPAN).

“Este Comité generará instancias de comunicación entre servicios públicos, ONGs y centros de investigación, tanto a nivel regional como nacional. Estas instancias serán muy importantes para el intercambio de información, para detectar necesidades, promover investigación aplicada y para alcanzar acuerdos que permitan avanzar hacia una gestión coordinada y un control más eficiente de la amenaza que el visón representa para nuestra fauna nativa” explicó el director de CAPES UC, el ecólogo Fabián Jaksic.

Funciones

Entre las principales funciones que realizará el comité, se encuentra promover la investigación en el impacto en la biodiversidad de esta especie, la salud de ecosistemas, como también en gestión, técnicas de control y erradicación, la evaluación de medidas de mitigación de sus impactos en el territorio donde se encuentra. Por la extensión del área invadida por la especie, un aspecto importante es la permanente evaluación de los avances en el conocimiento de la eficiencia en técnicas de control y erradicación en diferentes condiciones geográficas.

Asimismo, el Comité elaborará un manual de buenas prácticas para su captura y remoción, de modo generar capacitaciones a guardaparques y otros actores relevantes en nuevas metodologías de trampeo y manipulación de la especie, además de un protocolo de registro de datos, la implementación de acuerdos internacionales de colaboración, y elaborar un Plan de Acción Nacional para el Control, Erradicación y Mitigación de los Daños del Visón, basado en evidencia científica y buenas prácticas.

Estas actividades se enmarcan en distintos tratados nacionales e internacionales referidos a la conservación de la diversidad biológica, entre ellos el Convenio sobre Diversidad Biológica de las Naciones Unidas, que establece el control, erradicación e impedimento de introducción de especies exóticas que amenacen ecosistemas, hábitats y especies, además de iniciativas nacionales, especialmente la Red de Colaboración para el Control del Visón, proyecto de coordinación liderado por CAPES junto a otras instituciones (muchas de las cuales son también parte del Comité) que sirvió como antecedente de la entidad recién creada.

MMA crea nuevo comité nacional para el control del visón

Con la participación de CAPES, la nueva entidad tendrá por objetivo impulsar mecanismos de trabajo colaborativos para la gestión de esta especie exótica invasora, e intercambiar experiencias de trabajo para la prevención, control y erradicación del visón en Chile.

Con la formalización del nuevo Comité Operativo de Colaboración para el Control del Visón (COCCV), comenzará el trabajo de articulación y coordinación de iniciativas asociadas al pequeño carnívoro en las Regiones de La Araucanía, Los Ríos, Los Lagos, Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo y la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, zonas que se han visto afectadas por la invasión y posterior colonización del visón (Neovison vison).

Esta especie, original de Norte América, llegó al país hace aproximadamente 50 años a través del escape y liberación de criaderos del mercado de la peletería y la industria de la moda. La especie es una amenaza a la biodiversidad nativa, ya que es un depredador de invertebrados y vertebrados tanto acuáticos como terrestres.

El visón es una especie de gran adaptabilidad, lo que sumado a la falta de depredadores naturales, una alta tasa reproductiva y la facilidad de dispersarse por cuerpos de agua dulce, costa marina y tierra, han posibilitado que genere un dramático impacto sobre especies nativas, muchas de ellas endémicas, mediante la depredación, competencia por recursos y transmisión de enfermedades, afectando también sectores productivos rurales como las aves de corral, salmoniculturas y el turismo.

“Con este comité, potenciaremos el trabajo desarrollado en cuanto a la gestión de especies exóticas invasoras en nuestro país, aunaremos esfuerzos y generaremos sinergias con actores claves para mejorar la eficiencia en el manejo del visón, evitando una mayor dispersión con un trabajo colaborativo entre organismos públicos, privados y comunidades aledañas”, explicó la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt.

El comité contará con un Consejo Directivo, y deberá sesionar al menos una vez al año, siendo presidido por el Ministerio del Medio Ambiente. El COCCV se integra de distintos organismos, entre ellos el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG); la Corporación Nacional Forestal (CONAF); el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (SERNAPESCA); la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (SUBPESCA); el Instituto de Salud Pública (ISP); el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), y el Ministerio de Bienes Nacionales (MBN).

En respuesta a la extensa área del país ya invadida por el visón, también forman parte del Comité distintos centros de investigación y organismos no gubernamentales, entre los cuales se encuentra el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, UC, además del Centro de Investigación para la Sustentabilidad, Universidad Andrés Bello (CIS); Centro de Estudios del Cuaternario; Fundación CEQUA (CEQUA); Centro de Humedales Río Cruces (CEHUM); Universidad Austral de Chile (UACH); Universidad de Chile (U de Chile); Universidad de Magallanes (UMAG); Universidad San Sebastián – Los Lagos (USS); Wildlife Conservation Society (WCS) y Centro de Estudio y Conservation del Patrimonio Natural (CECPAN).

“Este Comité generará instancias de comunicación entre servicios públicos, ONGs y centros de investigación, tanto a nivel regional como nacional. Estas instancias serán muy importantes para el intercambio de información, para detectar necesidades, promover investigación aplicada y para alcanzar acuerdos que permitan avanzar hacia una gestión coordinada y un control más eficiente de la amenaza que el visón representa para nuestra fauna nativa” explicó el director de CAPES UC, el ecólogo Fabián Jaksic.

Funciones

Entre las principales funciones que realizará el comité, se encuentra promover la investigación en el impacto en la biodiversidad de esta especie, la salud de ecosistemas, como también en gestión, técnicas de control y erradicación, la evaluación de medidas de mitigación de sus impactos en el territorio donde se encuentra. Por la extensión del área invadida por la especie, un aspecto importante es la permanente evaluación de los avances en el conocimiento de la eficiencia en técnicas de control y erradicación en diferentes condiciones geográficas.

Asimismo, el Comité elaborará un manual de buenas prácticas para su captura y remoción, de modo generar capacitaciones a guardaparques y otros actores relevantes en nuevas metodologías de trampeo y manipulación de la especie, además de un protocolo de registro de datos, la implementación de acuerdos internacionales de colaboración, y elaborar un Plan de Acción Nacional para el Control, Erradicación y Mitigación de los Daños del Visón, basado en evidencia científica y buenas prácticas.

Estas actividades se enmarcan en distintos tratados nacionales e internacionales referidos a la conservación de la diversidad biológica, entre ellos el Convenio sobre Diversidad Biológica de las Naciones Unidas, que establece el control, erradicación e impedimento de introducción de especies exóticas que amenacen ecosistemas, hábitats y especies, además de iniciativas nacionales, especialmente la Red de Colaboración para el Control del Visón, proyecto de coordinación liderado por CAPES junto a otras instituciones (muchas de las cuales son también parte del Comité) que sirvió como antecedente de la entidad recién creada.

Reporte GAMA UC mide cumplimiento de promesas en materia ambiental

Una de las áreas con mayores pendientes es pesca y acuicultura (solo 2 compromisos de 19 cumplidos), a lo que se suman proyectos de ley claves (creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, la reformulación del SEA, creación del Servicio Nacional Forestal, y la ley marco de Cambio Climático, entre otros) todavía en tramitación.

El Grupo Asesor en Medio Ambiente, GAMA UC, publicó los resultados del reporte “Compromisos y Cumplimiento de promesas en materia ambiental 2018 – 2020”, que presenta el nivel de cumplimiento de los desafíos de relevancia ambiental que el gobierno ha contraído tanto en su Programa de Gobierno como en las distintas Cuentas Públicas, desde marzo de 2018 a la fecha.

El estudio es liderado por Francisca Reyes, profesora asociada adjunta del Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica, e investigadora asociada al Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), y del Centro para el Impacto Socioeconómico de las Políticas Ambientales (CESIEP), y busca generar un instrumento de rendición de cuentas y un mecanismo de priorización y seguimiento de la agenda de política pública ambiental.

Para la investigadora, el documento es de particular interés, ya que se realiza faltando menos de dos años para el fin del periodo del presidente Sebastián Piñera, por lo que se hace aún más relevante conocer los avances y pendientes del Gobierno en materia ambiental.

“Si bien hay avances importantes y un interesante trabajo en curso en muchos de los compromisos contraídos, preocupa la falta de avance sustantivo en Proyectos de Ley claves que se encuentran en tramitación en el Congreso de Chile. Esto especialmente considerando los tiempos de tramitación y el tiempo restante de gobierno. En este sentido, se hace un llamado a ordenar y priorizar la agenda legislativa de relevancia ambiental de manera de dar cumplimiento a los compromisos contraídos, e ir preparando el testimonio que este gobierno le traspase a su sucesor”, expresó.

En la misma dirección, destacó que “la buena política pública se juega en horizontes que trascienden los ciclos electorales: las políticas de relevancia ambiental deben ser políticas de Estado que trascienda periodos de gobierno para ser efectivas, por lo que hacer seguimiento de los compromisos permite detectar cuales son los pendientes que cada gobierno hereda al gobierno siguiente”, agregó.

Finalmente comentó que “hay que visualizar la política pública de relevancia ambiental como una maratón que se corre en modalidad carrera de relevos, es muy importante que el traspaso del testimonio sea hecho de manera transparente y ordenada, si no pasamos el testimonio entre administraciones de Gobierno, el país siempre vuelve a partir de cero, lo que nos aleja cada vez más de nuestra meta común, de ahí la relevancia de este reporte”, concluyó.

Hallazgos del estudio

De acuerdo a la información recabada, tras la cuenta pública 2020 existen 91 compromisos de gobierno en materia ambiental. De ellos 90 fueron evaluados en términos de su cumplimiento con los siguientes resultados: 27 se consideran cumplidos, 46 en proceso, 6 sin avance y 11 sin información (con 8 compromisos sin información concentrados en el área de pesca y acuicultura).

Las áreas con mayores pendientes son pesca y acuicultura (solo 2 compromisos de 19 cumplidos) y silvicultura (ningún compromiso de 5 cumplidos).

Por otra parte, se destacan los avances en curso en áreas como cambio climático, relevándose el ingreso del proyecto de ley Marco de Cambio Climático en enero de este año, después de un periodo de consulta ciudadana inédito. Sin embargo, preocupa que este proyecto no se alcance a aprobar antes del fin del gobierno de Sebastián Piñera.

En materia de Biodiversidad se destacan los avances en parques, como la implementación del Plan de Mejoramiento y Accesibilidad en Parques y Reservas Nacionales, y Mejoramiento de Cobertura y Calidad de Red de Parques. No obstante, está aún pendiente la aprobación del Proyecto de Ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), que ha sido comprometido por el Presidente Piñera tanto en su programa de gobierno como en la cuenta pública 2018, siendo, además, un compromiso retomado desde el gobierno de la Presidenta Bachelet. Asimismo, cabe destacar que de su aprobación depende el cumplimiento de otros 4 compromisos en la materia.

En Silvicultura, si bien se destaca el trabajo realizado en la creación del anteproyecto de Ley de Recuperación de Bosques Quemados y Forestación (proyecto se encuentra en revisión de antecedentes financieros en DIPRES), preocupa la falta de avance en el compromiso de impulsar una Ley de Prevención y Control de Incendios, y sobre todo la falta de avance en la modernización de CONAF mediante la creación de nuevo Servicio Forestal como ente público, cuyo proyecto de ley se encuentra aún en segundo tramite constitucional, siendo la última votación enero de 2018.

En el área Minera se visualiza el positivo proceso de generación de la primera Política Nacional Minera que está llevando a cabo el Ministerio de Minería. Este proceso, que además ha sido realizado con altos niveles de participación de todos los actores involucrados, da cumplimiento al compromiso único en el área de desarrollar una minería más sustentable ambientalmente e inclusiva socialmente.

En el área de Energía se destaca también la gran actividad y avances de los compromisos contraídos, con 6 cumplidos y 9 en proceso. Cabe destacar que 5 de estos compromisos fueron retomados en la cuenta pública 2020 indicando la prioridad que el Gobierno ha puesto en sus avances.

En materia de residuos, se evidencia un nulo avance en el compromiso de creación de Fondo de Remediación para iniciar acciones de reparación de componentes del medio ambiente dañados, y de la actualización de normativa de rellenos sanitarios.

Finalmente, en el área de instituciones, preocupa nuevamente los plazos de tramitación legislativa del actual proyecto de ley que reformula el Servicio de Evaluación Ambiental y el proyecto de ley que crea el Servicio Nacional Forestal.

Metología

En la construcción del reporte, se revisó el Programa de Gobierno y las Cuentas Públicas 2018-2020 del presidente Sebastián Piñera, para catastrar los compromisos del Gobierno en materia ambiental.

Estos compromisos fueron categorizados en torno a las distintas áreas de relevancia ambiental, tales como agua, pesca y acuicultura, silvicultura y otras.

Para medir el nivel de cumplimiento, se enviaron solicitudes vía Transparencia a los distintos ministerios y organismos sectoriales responsables del cumplimiento de estos compromisos, además de la consulta de fuentes públicas, contactos directos a ministerios relevantes y el apoyo de académicos de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Finalmente, con estas respuestas se categorizó el nivel de cumplimiento en cuatro categorías: cumplido, en proceso, sin avance y sin información.

“Compromisos y Cumplimiento de promesas en materia ambiental 2018 – 2020” es una publicación de la Iniciativa Votaciones Ambientales del Grupo Asesor en Medio Ambiente, GAMA, integrado por diez académicos de distintas áreas disciplinarias de la UC, perteneciente a siete facultades e institutos de la PUC.

La iniciativa es financiada por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES UC). Este reporte recibió financiamiento para su edición del Núcleo Milenio Centro para el Impacto Socioeconómico de las Políticas Ambientales (CESIEP).


Textos: Comunicaciones CESIEP
Imágenes: GAMA UC

Reporte GAMA UC mide cumplimiento de promesas en materia ambiental

Una de las áreas con mayores pendientes es pesca y acuicultura (solo 2 compromisos de 19 cumplidos), a lo que se suman proyectos de ley claves (creación del Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, la reformulación del SEA, creación del Servicio Nacional Forestal, y la ley marco de Cambio Climático, entre otros) todavía en tramitación.

El Grupo Asesor en Medio Ambiente, GAMA UC, publicó los resultados del reporte “Compromisos y Cumplimiento de promesas en materia ambiental 2018 – 2020”, que presenta el nivel de cumplimiento de los desafíos de relevancia ambiental que el gobierno ha contraído tanto en su Programa de Gobierno como en las distintas Cuentas Públicas, desde marzo de 2018 a la fecha.

El estudio es liderado por Francisca Reyes, profesora asociada adjunta del Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica, e investigadora asociada al Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), y del Centro para el Impacto Socioeconómico de las Políticas Ambientales (CESIEP), y busca generar un instrumento de rendición de cuentas y un mecanismo de priorización y seguimiento de la agenda de política pública ambiental.

Para la investigadora, el documento es de particular interés, ya que se realiza faltando menos de dos años para el fin del periodo del presidente Sebastián Piñera, por lo que se hace aún más relevante conocer los avances y pendientes del Gobierno en materia ambiental.

“Si bien hay avances importantes y un interesante trabajo en curso en muchos de los compromisos contraídos, preocupa la falta de avance sustantivo en Proyectos de Ley claves que se encuentran en tramitación en el Congreso de Chile. Esto especialmente considerando los tiempos de tramitación y el tiempo restante de gobierno. En este sentido, se hace un llamado a ordenar y priorizar la agenda legislativa de relevancia ambiental de manera de dar cumplimiento a los compromisos contraídos, e ir preparando el testimonio que este gobierno le traspase a su sucesor”, expresó.

En la misma dirección, destacó que “la buena política pública se juega en horizontes que trascienden los ciclos electorales: las políticas de relevancia ambiental deben ser políticas de Estado que trascienda periodos de gobierno para ser efectivas, por lo que hacer seguimiento de los compromisos permite detectar cuales son los pendientes que cada gobierno hereda al gobierno siguiente”, agregó.

Finalmente comentó que “hay que visualizar la política pública de relevancia ambiental como una maratón que se corre en modalidad carrera de relevos, es muy importante que el traspaso del testimonio sea hecho de manera transparente y ordenada, si no pasamos el testimonio entre administraciones de Gobierno, el país siempre vuelve a partir de cero, lo que nos aleja cada vez más de nuestra meta común, de ahí la relevancia de este reporte”, concluyó.

Hallazgos del estudio

De acuerdo a la información recabada, tras la cuenta pública 2020 existen 91 compromisos de gobierno en materia ambiental. De ellos 90 fueron evaluados en términos de su cumplimiento con los siguientes resultados: 27 se consideran cumplidos, 46 en proceso, 6 sin avance y 11 sin información (con 8 compromisos sin información concentrados en el área de pesca y acuicultura).

Las áreas con mayores pendientes son pesca y acuicultura (solo 2 compromisos de 19 cumplidos) y silvicultura (ningún compromiso de 5 cumplidos).

Por otra parte, se destacan los avances en curso en áreas como cambio climático, relevándose el ingreso del proyecto de ley Marco de Cambio Climático en enero de este año, después de un periodo de consulta ciudadana inédito. Sin embargo, preocupa que este proyecto no se alcance a aprobar antes del fin del gobierno de Sebastián Piñera.

En materia de Biodiversidad se destacan los avances en parques, como la implementación del Plan de Mejoramiento y Accesibilidad en Parques y Reservas Nacionales, y Mejoramiento de Cobertura y Calidad de Red de Parques. No obstante, está aún pendiente la aprobación del Proyecto de Ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), que ha sido comprometido por el Presidente Piñera tanto en su programa de gobierno como en la cuenta pública 2018, siendo, además, un compromiso retomado desde el gobierno de la Presidenta Bachelet. Asimismo, cabe destacar que de su aprobación depende el cumplimiento de otros 4 compromisos en la materia.

En Silvicultura, si bien se destaca el trabajo realizado en la creación del anteproyecto de Ley de Recuperación de Bosques Quemados y Forestación (proyecto se encuentra en revisión de antecedentes financieros en DIPRES), preocupa la falta de avance en el compromiso de impulsar una Ley de Prevención y Control de Incendios, y sobre todo la falta de avance en la modernización de CONAF mediante la creación de nuevo Servicio Forestal como ente público, cuyo proyecto de ley se encuentra aún en segundo tramite constitucional, siendo la última votación enero de 2018.

En el área Minera se visualiza el positivo proceso de generación de la primera Política Nacional Minera que está llevando a cabo el Ministerio de Minería. Este proceso, que además ha sido realizado con altos niveles de participación de todos los actores involucrados, da cumplimiento al compromiso único en el área de desarrollar una minería más sustentable ambientalmente e inclusiva socialmente.

En el área de Energía se destaca también la gran actividad y avances de los compromisos contraídos, con 6 cumplidos y 9 en proceso. Cabe destacar que 5 de estos compromisos fueron retomados en la cuenta pública 2020 indicando la prioridad que el Gobierno ha puesto en sus avances.

En materia de residuos, se evidencia un nulo avance en el compromiso de creación de Fondo de Remediación para iniciar acciones de reparación de componentes del medio ambiente dañados, y de la actualización de normativa de rellenos sanitarios.

Finalmente, en el área de instituciones, preocupa nuevamente los plazos de tramitación legislativa del actual proyecto de ley que reformula el Servicio de Evaluación Ambiental y el proyecto de ley que crea el Servicio Nacional Forestal.

Metología

En la construcción del reporte, se revisó el Programa de Gobierno y las Cuentas Públicas 2018-2020 del presidente Sebastián Piñera, para catastrar los compromisos del Gobierno en materia ambiental.

Estos compromisos fueron categorizados en torno a las distintas áreas de relevancia ambiental, tales como agua, pesca y acuicultura, silvicultura y otras.

Para medir el nivel de cumplimiento, se enviaron solicitudes vía Transparencia a los distintos ministerios y organismos sectoriales responsables del cumplimiento de estos compromisos, además de la consulta de fuentes públicas, contactos directos a ministerios relevantes y el apoyo de académicos de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Finalmente, con estas respuestas se categorizó el nivel de cumplimiento en cuatro categorías: cumplido, en proceso, sin avance y sin información.

“Compromisos y Cumplimiento de promesas en materia ambiental 2018 – 2020” es una publicación de la Iniciativa Votaciones Ambientales del Grupo Asesor en Medio Ambiente, GAMA, integrado por diez académicos de distintas áreas disciplinarias de la UC, perteneciente a siete facultades e institutos de la PUC.

La iniciativa es financiada por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES UC). Este reporte recibió financiamiento para su edición del Núcleo Milenio Centro para el Impacto Socioeconómico de las Políticas Ambientales (CESIEP).


Textos: Comunicaciones CESIEP
Imágenes: GAMA UC

Loretto Contreras: “hemos perdido la conexión con los alimentos del mar”

La investigadora CAPES y presidenta de la Sociedad Chilena de Ficología nos habló de los innumerables beneficios que traen estos organismos marinos tanto a sus ecosistemas como a la salud y bienestar humanos.

En las costas chilenas abundan diferentes especies de algas, y son varios los estudios que confirman el importante rol que juegan éstas tanto como alimentos beneficiosos para la salud humana, como a nivel de conservación de los ecosistemas marinos.

Loretto Contreras, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora CAPES de la línea 1, lleva 15 años dedicados a la ficología, el estudio de las algas, con diversas investigaciones que nos permiten entender el escenario actual y futuro de estos organismos.

Su relación con esta disciplina partió en 2005, durante su doctorado; fue entonces cuando comenzó a plantearse por qué ciertos organismos vegetales tienen resistencia a condiciones ambientales particulares. “Una persona clave en este camino fue el profesor Juan Correa”, actual decano de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica, “quien en ese minuto investigaba sobre contaminación”, relata.

“No fue el típico cuento de la niña que siempre quiso hacer ciencia. Sí tenía una relación muy profunda con el mar, pero fue en el doctorado cuando profundicé más y mantuve esa línea de investigación” explica. Una línea que comenzó durante la ejecución de su tesis, donde dice haberse enamorado de las algas y “el estudio de cómo ciertos organismos pueden tolerar situaciones de estrés y ambientes contaminados”, tema al que se dedica hasta hoy.

Actualmente, trabaja en dos campos de investigación, uno sobre toxicología, que analiza la respuesta de las algas frente a la contaminación ambiental, y otra orientada a la ecología aplicada, mediante la extracción de compuestos provenientes de estos organismos potencialmente beneficiosos para los seres humanos. Es el caso, por ejemplo, de su más reciente estudio, que busca patentar el uso terapéutico de un extracto proveniente del pelillo, un alga natural de las costas de Chile, como tratamiento para combatir enfermedades neurodegenerativas.

Hacia una mayor cultura marina

A pesar de los 6.435 km de costa de nuestro país, Contreras considera que la relación de las personas con el mundo marino aún es distante, dificultando tanto la valoración de estos importantes ecosistemas como su conocimiento. A esto, se suma la existencia de políticas públicas insuficientes en materia de investigación y educación.

Uno de los grandes desafíos para las personas dedicadas a la ficología, como Contreras, es generar cultura alrededor de estos organismos: “la sociedad chilena no siente un arraigo demasiado grande al borde costero, es más terrestre. Para generar un cambio de conducta se necesita un esfuerzo especial por parte del Estado no sólo en áreas protegidas, sino también en la tarea de acercar las comunidades costeras a las terrestres y mejorar la educación escolar”, dice.

La bióloga hace especial énfasis en que el Estado tiene una tarea importante en cuanto al financiamiento y difusión de la investigación en esta área. Según ella, la educación ambiental en temas de biodiversidad marina aún es limitada, pues si bien “la contaminación por plástico ha generado más conciencia en ese medio”, aún hay aspectos significativos por mejorar.

Algas: alimento del futuro

En Chile tenemos más de 400 especies de algas, pero sólo tres de ellas se utilizan para alimentación humana, y aun así, en un bajo porcentaje. Contreras explica que esto se debe, en parte, “a que hemos perdido la conexión con los alimentos del mar y con la cultura de nuestros pueblos originarios, cuya parte de su alimentación era justamente a base de algas”.

“Hay muchos registros antiguos de nuestros pueblos originarios que evidencian la utilización de estos recursos en su alimentación, y esa es una parte de la cultura que se perdió. Pero el alimento siempre ha estado” explica.

La poca cultura ficológica presente en nuestro país se vuelve más evidente si nos comparamos con otras culturas mucho más conectadas con el mar. En ese sentido, la bióloga aboga por una mayor diversidad en la matriz productiva de nuestro país, que permita el acceso a una alimentación más variada: “falta la entrada de otros tipos de especies y preparaciones, como sí lo hacen en Perú, que comen una alta variedad de algas como guarnición”.

A nivel industrial, en Chile el 99% de las algas que se comercializan provienen de praderas naturales, mientras que en países de Asia, otra cultura vinculada a los océanos, un 95% de su producción y consumo proviene del cultivo. “Una de las vías para aumentar la cultura en torno a las algas es comenzar a instalar cultivos terrestres”, lo que permitiría, en su opinión, tener una industria en torno a este recurso, así como generar bancos de semillas y educar a la ciudadanía.

La ficóloga también ve en esto la oportunidad de involucrar a los pescadores artesanales en la producción de este recurso, vendiéndolo tanto en mesas nacionales como internacionales. Estos alimentos otorgan múltiples beneficios a la salud humana; diversas investigaciones han demostrado que poseen propiedades antioxidantes, inmunoestimulantes, anti virales y anti tumorales, entre otras.

Servicios ecosistémicos de las algas

Las algas son productores primarios, es decir, capaces de almacenar energía de fuentes químicas en compuestos orgánicos, los que los hace una pieza clave en cuanto al mantenimiento de los ecosistemas marinos. Cuidar los bosques marinos no solo mantiene en equilibrio los hábitats donde conviven estas especies, sino que genera más protección frente amenazas como tsunamis o marejadas: estudios señalan que en áreas con bajo follaje, las olas acceden con mayor fuerza y facilidad al interior, causando más daño.

Otro de los servicios ecosistémicos provistos por estos organismos dice relación con el cambio climático: las algas son captadoras naturales de carbono además de remediadoras, generando un impacto positivo a nivel ecológico y ecosistémico. “Es por eso que la conservación de éstas es fundamental” señala.

Actualmente, Contreras también se desempeña como presidenta de la Sociedad Chilena de Ficología, “una experiencia estupenda, con muchos desafíos de por medio” dice. “Como asociación tuvimos que unirnos más, estábamos un poco disgregados”.

Hoy, goza de una buena comunicación entre los científicos del rubro, y del contacto continuo con las autoridades científicas del área, lo que ha permitido que otros académicos empiecen a conocer la Sociedad. “Conversar y canalizar inquietudes de tomadores de decisión ha sido uno de nuestros objetivos en este período, así como estimular a nuestros socios a mostrar avances y logros en la investigación de las algas a la sociedad común”.



Textos: Comunicaciones CAPES
Fotografía: Loretto Contreras Porcia

Loretto Contreras: “hemos perdido la conexión con los alimentos del mar”

La investigadora CAPES y presidenta de la Sociedad Chilena de Ficología nos habló de los innumerables beneficios que traen estos organismos marinos tanto a sus ecosistemas como a la salud y bienestar humanos.

En las costas chilenas abundan diferentes especies de algas, y son varios los estudios que confirman el importante rol que juegan éstas tanto como alimentos beneficiosos para la salud humana, como a nivel de conservación de los ecosistemas marinos.

Loretto Contreras, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora CAPES de la línea 1, lleva 15 años dedicados a la ficología, el estudio de las algas, con diversas investigaciones que nos permiten entender el escenario actual y futuro de estos organismos.

Su relación con esta disciplina partió en 2005, durante su doctorado; fue entonces cuando comenzó a plantearse por qué ciertos organismos vegetales tienen resistencia a condiciones ambientales particulares. “Una persona clave en este camino fue el profesor Juan Correa”, actual decano de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica, “quien en ese minuto investigaba sobre contaminación”, relata.

“No fue el típico cuento de la niña que siempre quiso hacer ciencia. Sí tenía una relación muy profunda con el mar, pero fue en el doctorado cuando profundicé más y mantuve esa línea de investigación” explica. Una línea que comenzó durante la ejecución de su tesis, donde dice haberse enamorado de las algas y “el estudio de cómo ciertos organismos pueden tolerar situaciones de estrés y ambientes contaminados”, tema al que se dedica hasta hoy.

Actualmente, trabaja en dos campos de investigación, uno sobre toxicología, que analiza la respuesta de las algas frente a la contaminación ambiental, y otra orientada a la ecología aplicada, mediante la extracción de compuestos provenientes de estos organismos potencialmente beneficiosos para los seres humanos. Es el caso, por ejemplo, de su más reciente estudio, que busca patentar el uso terapéutico de un extracto proveniente del pelillo, un alga natural de las costas de Chile, como tratamiento para combatir enfermedades neurodegenerativas.

Hacia una mayor cultura marina

A pesar de los 6.435 km de costa de nuestro país, Contreras considera que la relación de las personas con el mundo marino aún es distante, dificultando tanto la valoración de estos importantes ecosistemas como su conocimiento. A esto, se suma la existencia de políticas públicas insuficientes en materia de investigación y educación.

Uno de los grandes desafíos para las personas dedicadas a la ficología, como Contreras, es generar cultura alrededor de estos organismos: “la sociedad chilena no siente un arraigo demasiado grande al borde costero, es más terrestre. Para generar un cambio de conducta se necesita un esfuerzo especial por parte del Estado no sólo en áreas protegidas, sino también en la tarea de acercar las comunidades costeras a las terrestres y mejorar la educación escolar”, dice.

La bióloga hace especial énfasis en que el Estado tiene una tarea importante en cuanto al financiamiento y difusión de la investigación en esta área. Según ella, la educación ambiental en temas de biodiversidad marina aún es limitada, pues si bien “la contaminación por plástico ha generado más conciencia en ese medio”, aún hay aspectos significativos por mejorar.

Algas: alimento del futuro

En Chile tenemos más de 400 especies de algas, pero sólo tres de ellas se utilizan para alimentación humana, y aun así, en un bajo porcentaje. Contreras explica que esto se debe, en parte, “a que hemos perdido la conexión con los alimentos del mar y con la cultura de nuestros pueblos originarios, cuya parte de su alimentación era justamente a base de algas”.

“Hay muchos registros antiguos de nuestros pueblos originarios que evidencian la utilización de estos recursos en su alimentación, y esa es una parte de la cultura que se perdió. Pero el alimento siempre ha estado” explica.

La poca cultura ficológica presente en nuestro país se vuelve más evidente si nos comparamos con otras culturas mucho más conectadas con el mar. En ese sentido, la bióloga aboga por una mayor diversidad en la matriz productiva de nuestro país, que permita el acceso a una alimentación más variada: “falta la entrada de otros tipos de especies y preparaciones, como sí lo hacen en Perú, que comen una alta variedad de algas como guarnición”.

A nivel industrial, en Chile el 99% de las algas que se comercializan provienen de praderas naturales, mientras que en países de Asia, otra cultura vinculada a los océanos, un 95% de su producción y consumo proviene del cultivo. “Una de las vías para aumentar la cultura en torno a las algas es comenzar a instalar cultivos terrestres”, lo que permitiría, en su opinión, tener una industria en torno a este recurso, así como generar bancos de semillas y educar a la ciudadanía.

La ficóloga también ve en esto la oportunidad de involucrar a los pescadores artesanales en la producción de este recurso, vendiéndolo tanto en mesas nacionales como internacionales. Estos alimentos otorgan múltiples beneficios a la salud humana; diversas investigaciones han demostrado que poseen propiedades antioxidantes, inmunoestimulantes, anti virales y anti tumorales, entre otras.

Servicios ecosistémicos de las algas

Las algas son productores primarios, es decir, capaces de almacenar energía de fuentes químicas en compuestos orgánicos, los que los hace una pieza clave en cuanto al mantenimiento de los ecosistemas marinos. Cuidar los bosques marinos no solo mantiene en equilibrio los hábitats donde conviven estas especies, sino que genera más protección frente amenazas como tsunamis o marejadas: estudios señalan que en áreas con bajo follaje, las olas acceden con mayor fuerza y facilidad al interior, causando más daño.

Otro de los servicios ecosistémicos provistos por estos organismos dice relación con el cambio climático: las algas son captadoras naturales de carbono además de remediadoras, generando un impacto positivo a nivel ecológico y ecosistémico. “Es por eso que la conservación de éstas es fundamental” señala.

Actualmente, Contreras también se desempeña como presidenta de la Sociedad Chilena de Ficología, “una experiencia estupenda, con muchos desafíos de por medio” dice. “Como asociación tuvimos que unirnos más, estábamos un poco disgregados”.

Hoy, goza de una buena comunicación entre los científicos del rubro, y del contacto continuo con las autoridades científicas del área, lo que ha permitido que otros académicos empiecen a conocer la Sociedad. “Conversar y canalizar inquietudes de tomadores de decisión ha sido uno de nuestros objetivos en este período, así como estimular a nuestros socios a mostrar avances y logros en la investigación de las algas a la sociedad común”.



Textos: Comunicaciones CAPES
Fotografía: Loretto Contreras Porcia

Científicos llaman a un cambio en la gobernanza sobre los océanos

A través de un estudio titulado “Una transición a la gobernanza sustentable de los océanos”, los investigadores describen tres vías de transición claves en la obtención de un futuro más sustentable para los ecosistemas marinos.

De acuerdo a un nuevo paper publicado hoy en la revista Nature Communications, la continuidad de los océanos como soportes y proveedores de servicios ecosistémicos depende de una nueva relación entre los seres humanos y estos importantes sistemas ecológicos.

“Los sistemas complejos suelen requerir de pequeñas perturbaciones para provocar efectos a gran escala”, explica Tanya Brodie Rudolph, una de las autoras del paper. “La actual crisis provocada por COVID-19 es un ejemplo clásico de este “efecto mariposa”: de la sobreexplotación de especies animales en un mercado de Wuhan a una pandemia global, esta crisis demuestra la necesidad de construir el tipo de resiliencia que permita respuestas efectivas y ágiles a cambios sistémicos abruptos, y esto es tan cierto para el comercio animal como para los intrincados sistemas oceánicos de los que dependemos, porque de colapsar éstos, la crisis resultante sería tanto o más devastadora que la actual crisis sanitaria” comenta.

El trabajo, titulado “Una transición a la gobernanza sustentable de los océanos” describe tres vías de transición claves para alcanzar un futuro más sustentable para los sistemas océanos complejos.

La primera es la necesidad de reconfigurar la idea misma de gobernanza, construida bajo una estructura anidada de decisiones a nivel local como global, tanto desde las superestructuras como de las bases mismas de la sociedad, informadas bajo una visión común. La segunda es el empoderamiento de aquellas personas que dependen de los recursos oceánicos a través del aprendizaje nacido de la transferencia de conocimiento, y el traspaso de derechos sobre el océano como un bien público. La tercera vía es mediante una reforma a la propiedad sobre la administración de estos recursos, a través de mecanismos como la certificación y la colaboración pre-competitiva, generando incentivos y ayudando a construir responsabilidad.

Al respecto, el trabajo identifica al sistema de certificación pesquera del Consejo Internacional de Administración Marina, y las reformas pesqueras como las cuotas de captura como ejemplos prometedores de estas innovaciones.

Stefan Gelcich, biólogo marino del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES) de la Universidad Católica, y el único investigador chileno autor del estudio, hizo hincapié en la necesidad de este cambio, aunque apunto a multiplicidad de caminos para llegar a él: “La gobernanza de los océanos debe ser adaptativa. Van cambiando los forzantes sociales y ambientales, por lo que debemos responder con modelos que apunten a la sostenibilidad y equidad en el acceso y distribución de beneficios de los recursos, frente a estas nuevas y dinámicas realidades. En este sentido, no hay una receta para resolver los problemas de sostenibilidad; debe haber constantes procesos de co-aprendizaje y co-diseño de soluciones”, afirmó.

“Es clave que reconozcamos la importancia de océanos saludables para sustentar el bienestar humano. El océano es vital para la salud de las sociedades humanas y para una economía mundial próspera, es nuestro gran aliado en la búsqueda de un futuro sostenible. En este sentido, construir modelos de gobernanza, con la participación de los diferentes actores, para alcanzar la sostenibilidad de los océanos, es una de las tareas más importantes y de las mayores oportunidades para afrontar los desafíos asociados a cambios globales“, explicó el también académico de la Facultad de Ciencias Biológicas UC.

La salud de los océanos es crucial para la humanidad, por lo que debemos cuidar de mejor forma este recurso compartido, para la salud y prosperidad de las generaciones actuales y futuras, el medio ambiente, la biodiversidad y el clima. La forma en que hemos gobernado los océanos en el pasado no ha sido efectiva, y no ha sabido reflejar estas relaciones complejas”, añade Brodie Rudolph.

Junto con Gelcich, otros autores del documento Tanya Brodie Rudolph y el profesor Mark Swilling del Centro de Sistemas Complejos en Transición de la Universidad de Stellenbosch (Sudáfrica); Mary Ruckelshaus del proyecto Capital Natural de la Universidad de Stanford (EEUU); Edward H. Allison de Centro Ocean Nexus de la Universidad de Washington (EEUU); Henrik Österblom del Centro para la Resiliencia de Estocolmo (Suecia) y Philile Mbatha de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica).

Este trabajo es un resumen de un reciente “Blue Paper” compilado por los autores a cargo del Alto Panel para una Economía Sustentable para los Océanos, una iniciativa de 14 estados líderes en el mundo que busca crear momentum hacia una economía marina sustentable, donde la protección efectiva, la producción sostenible y el bienestar equitativo vayan mano a mano.



Texto: Comunicaciones CAPES y CST Communications

Científicos llaman a un cambio en la gobernanza sobre los océanos

A través de un estudio titulado “Una transición a la gobernanza sustentable de los océanos”, los investigadores describen tres vías de transición claves en la obtención de un futuro más sustentable para los ecosistemas marinos.

De acuerdo a un nuevo paper publicado hoy en la revista Nature Communications, la continuidad de los océanos como soportes y proveedores de servicios ecosistémicos depende de una nueva relación entre los seres humanos y estos importantes sistemas ecológicos.

“Los sistemas complejos suelen requerir de pequeñas perturbaciones para provocar efectos a gran escala”, explica Tanya Brodie Rudolph, una de las autoras del paper. “La actual crisis provocada por COVID-19 es un ejemplo clásico de este “efecto mariposa”: de la sobreexplotación de especies animales en un mercado de Wuhan a una pandemia global, esta crisis demuestra la necesidad de construir el tipo de resiliencia que permita respuestas efectivas y ágiles a cambios sistémicos abruptos, y esto es tan cierto para el comercio animal como para los intrincados sistemas oceánicos de los que dependemos, porque de colapsar éstos, la crisis resultante sería tanto o más devastadora que la actual crisis sanitaria” comenta.

El trabajo, titulado “Una transición a la gobernanza sustentable de los océanos” describe tres vías de transición claves para alcanzar un futuro más sustentable para los sistemas océanos complejos.

La primera es la necesidad de reconfigurar la idea misma de gobernanza, construida bajo una estructura anidada de decisiones a nivel local como global, tanto desde las superestructuras como de las bases mismas de la sociedad, informadas bajo una visión común. La segunda es el empoderamiento de aquellas personas que dependen de los recursos oceánicos a través del aprendizaje nacido de la transferencia de conocimiento, y el traspaso de derechos sobre el océano como un bien público. La tercera vía es mediante una reforma a la propiedad sobre la administración de estos recursos, a través de mecanismos como la certificación y la colaboración pre-competitiva, generando incentivos y ayudando a construir responsabilidad.

Al respecto, el trabajo identifica al sistema de certificación pesquera del Consejo Internacional de Administración Marina, y las reformas pesqueras como las cuotas de captura como ejemplos prometedores de estas innovaciones.

Stefan Gelcich, biólogo marino del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES) de la Universidad Católica, y el único investigador chileno autor del estudio, hizo hincapié en la necesidad de este cambio, aunque apunto a multiplicidad de caminos para llegar a él: “La gobernanza de los océanos debe ser adaptativa. Van cambiando los forzantes sociales y ambientales, por lo que debemos responder con modelos que apunten a la sostenibilidad y equidad en el acceso y distribución de beneficios de los recursos, frente a estas nuevas y dinámicas realidades. En este sentido, no hay una receta para resolver los problemas de sostenibilidad; debe haber constantes procesos de co-aprendizaje y co-diseño de soluciones”, afirmó.

“Es clave que reconozcamos la importancia de océanos saludables para sustentar el bienestar humano. El océano es vital para la salud de las sociedades humanas y para una economía mundial próspera, es nuestro gran aliado en la búsqueda de un futuro sostenible. En este sentido, construir modelos de gobernanza, con la participación de los diferentes actores, para alcanzar la sostenibilidad de los océanos, es una de las tareas más importantes y de las mayores oportunidades para afrontar los desafíos asociados a cambios globales“, explicó el también académico de la Facultad de Ciencias Biológicas UC.

La salud de los océanos es crucial para la humanidad, por lo que debemos cuidar de mejor forma este recurso compartido, para la salud y prosperidad de las generaciones actuales y futuras, el medio ambiente, la biodiversidad y el clima. La forma en que hemos gobernado los océanos en el pasado no ha sido efectiva, y no ha sabido reflejar estas relaciones complejas”, añade Brodie Rudolph.

Junto con Gelcich, otros autores del documento Tanya Brodie Rudolph y el profesor Mark Swilling del Centro de Sistemas Complejos en Transición de la Universidad de Stellenbosch (Sudáfrica); Mary Ruckelshaus del proyecto Capital Natural de la Universidad de Stanford (EEUU); Edward H. Allison de Centro Ocean Nexus de la Universidad de Washington (EEUU); Henrik Österblom del Centro para la Resiliencia de Estocolmo (Suecia) y Philile Mbatha de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica).

Este trabajo es un resumen de un reciente “Blue Paper” compilado por los autores a cargo del Alto Panel para una Economía Sustentable para los Océanos, una iniciativa de 14 estados líderes en el mundo que busca crear momentum hacia una economía marina sustentable, donde la protección efectiva, la producción sostenible y el bienestar equitativo vayan mano a mano.



Texto: Comunicaciones CAPES y CST Communications