Presentan Informe País sobre estado del medio ambiente en Chile

En una ceremonia celebrada en las dependencias de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el pasado viernes se presentó la sexta edición del Informe País denominado “Estado del Medio Ambiente en Chile 2018”, un documento de más de 600 páginas, 600 cuadros y 500 gráficos que detalla la situación de los distintos ecosistemas del país, sus principales amenazas, y el avance de la institucionalidad ambiental a la fecha.

El Informe fue elaborado por la Universidad de Chile a través del Centro de Análisis de Políticas Públicas (CAPP) del INAP, con la contribución de destacados académicos de varias facultades de esa casa de estudios y de otras universidades del país, entre los que se encuentran los profesionales CAPES Daniella Mella y Fabián Jaksic, director del Centro.

La ceremonia de lanzamiento fue encabezada por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL; Ennio Vivaldi, Rector de la Universidad de Chile; Luis Pinto, Rector de la Universidad Tecnológica Metropolitana, y Hugo Frühling, Director del Instituto de Asuntos Públicos (INAP) de la Universidad de Chile.

La presentación del informe estuvo a cargo del académico Nicolo Gligo, Director del CAPP, quien profundizó en cuatro materias específicas del estudio: la baja disponibilidad de agua a causa de la megasequía, la sobrecarga acuífera y la reducción de glaciares; la situación del bosque nativo, sobre el cual se registró una pérdida anual de 14 mil hectáreas en los últimos 17 años; el estado del suelo, cuyo porcentaje de erosión grave, muy grave o irrecuperable alcanza el 24% del territorio nacional, y los ecosistemas marinos del borde costero, cuyo principal peligro radica en el aumento de la basura que va a dar a sus aguas.

La publicación, cuya primera edición data de 1999, entrega datos cuantitativos sobre el estado del medio ambiente en el país y también presenta un análisis comparativo de los avances y retrocesos en la materia.

Biodiversidad: un capítulo preocupante

La sección del documento dedicada al estado de la diversidad biológica del país estuvo a cargo de Daniela Mella, bióloga y profesional CAPES, y Fabián Jaksic, director del Centro, quienes lograron recopilar buena parte de la literatura científica referida a la biodiversidad nacional producida desde la última edición del Informe, a la fecha.

“Es la recopilación, en un solo documento, de todo, o casi todo, el conocimiento actual sobre el estado de la biodiversidad en Chile, desde una actualización sobre la diversidad genética, de especies y ecosistemas descritos en Chile, pasando por las amenazas a las que se enfrentan, hasta las políticas públicas que rigen actualmente para la gestión de la biodiversidad. Es una gran síntesis que esperamos sea un material de consulta frecuente tanto para los tomadores de decisiones como para el público en general”, comentan sus autores.

Entre los resultados extraídos del análisis, uno de los principales hace referencia a la falta de conocimiento que tenemos sobre nuestra biodiversidad. “Sabemos que debemos proteger nuestra biodiversidad, ya que en ella radica el patrimonio ambiental de nuestro país y nuestra sobrevivencia misma, pero si no la conocemos, si no la entendemos, si no podemos evaluar su estado actual y anticipar sus respuestas frente a los cambios futuros, es difícil avanzar en materia de conservación y manejo” comenta Jaksic.

A manera de ejemplo, sólo un 3,3% de las especies conocidas en Chile han sido clasificadas y validadas por el Reglamento de Clasificación de Especies (RCA), dentro de las cuales un 65% se encuentran bajo algún tipo de amenaza. “¿Qué pasa con el otro 96,7% que no ha sido evaluado? ¿Y con todas aquellas especies que ni siquiera han sido aún descritas? No lo sabemos” remata el académico.

Otro resultado importante, aunque ya sabido, es la gran vulnerabilidad de la biodiversidad frente a un número importante de amenazas, las cuales actúan en conjunto y de forma sinérgica. Sin embargo, en palabras de Daniella Mella, “todas estas amenazas, tales como el cambio climático, la degradación de hábitats, la contaminación, las especies exóticas invasoras y la sobre-explotación de recursos, tienen un factor común, que es el ser humano y su uso desmedido, insustentable, de los recursos naturales”.

Más allá de un informe

Consultados sobre los obstáculos que impiden convertir los datos provistos por trabajos como este Informe en políticas públicas que ayuden a frenar sus conclusiones más aciagas, ambos autores coinciden en el diagnóstico: “Voluntad política. La evidencia está y se acumula en los escritorios de los tomadores de decisión a la espera de algo que reactive su tramitación. Esto se hizo claro en este año previo a la COP 25, dónde un montón de proyectos de ley sin prioridad o simplemente olvidados, fueron retomados y trabajados para que Chile pudiese mostrar congruencia entre su discurso y sus políticas reales” comentaron.

¿Pero una vez concluida la COP, mas no la grave crisis socio ambiental que afecta a Chile, ¿se olvidarán los problemas ambientales? “Esperamos que no” responden, “pues para salir de esta crisis hay que trabajar desde la base del problema: el desigual acceso a los recursos naturales y a los ambientes sanos”.

Descarga el Informe País sobre el estado del medio ambiente en Chile, en este enlace.

Foto cortesía de: CEPAL

Presentan Informe País sobre estado del medio ambiente en Chile

En una ceremonia celebrada en las dependencias de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el pasado viernes se presentó la sexta edición del Informe País denominado “Estado del Medio Ambiente en Chile 2018”, un documento de más de 600 páginas, 600 cuadros y 500 gráficos que detalla la situación de los distintos ecosistemas del país, sus principales amenazas, y el avance de la institucionalidad ambiental a la fecha.

El Informe fue elaborado por la Universidad de Chile a través del Centro de Análisis de Políticas Públicas (CAPP) del INAP, con la contribución de destacados académicos de varias facultades de esa casa de estudios y de otras universidades del país, entre los que se encuentran los profesionales CAPES Daniella Mella y Fabián Jaksic, director del Centro.

La ceremonia de lanzamiento fue encabezada por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL; Ennio Vivaldi, Rector de la Universidad de Chile; Luis Pinto, Rector de la Universidad Tecnológica Metropolitana, y Hugo Frühling, Director del Instituto de Asuntos Públicos (INAP) de la Universidad de Chile.

La presentación del informe estuvo a cargo del académico Nicolo Gligo, Director del CAPP, quien profundizó en cuatro materias específicas del estudio: la baja disponibilidad de agua a causa de la megasequía, la sobrecarga acuífera y la reducción de glaciares; la situación del bosque nativo, sobre el cual se registró una pérdida anual de 14 mil hectáreas en los últimos 17 años; el estado del suelo, cuyo porcentaje de erosión grave, muy grave o irrecuperable alcanza el 24% del territorio nacional, y los ecosistemas marinos del borde costero, cuyo principal peligro radica en el aumento de la basura que va a dar a sus aguas.

La publicación, cuya primera edición data de 1999, entrega datos cuantitativos sobre el estado del medio ambiente en el país y también presenta un análisis comparativo de los avances y retrocesos en la materia.

Biodiversidad: un capítulo preocupante

La sección del documento dedicada al estado de la diversidad biológica del país estuvo a cargo de Daniela Mella, bióloga y profesional CAPES, y Fabián Jaksic, director del Centro, quienes lograron recopilar buena parte de la literatura científica referida a la biodiversidad nacional producida desde la última edición del Informe, a la fecha.

“Es la recopilación, en un solo documento, de todo, o casi todo, el conocimiento actual sobre el estado de la biodiversidad en Chile, desde una actualización sobre la diversidad genética, de especies y ecosistemas descritos en Chile, pasando por las amenazas a las que se enfrentan, hasta las políticas públicas que rigen actualmente para la gestión de la biodiversidad. Es una gran síntesis que esperamos sea un material de consulta frecuente tanto para los tomadores de decisiones como para el público en general”, comentan sus autores.

Entre los resultados extraídos del análisis, uno de los principales hace referencia a la falta de conocimiento que tenemos sobre nuestra biodiversidad. “Sabemos que debemos proteger nuestra biodiversidad, ya que en ella radica el patrimonio ambiental de nuestro país y nuestra sobrevivencia misma, pero si no la conocemos, si no la entendemos, si no podemos evaluar su estado actual y anticipar sus respuestas frente a los cambios futuros, es difícil avanzar en materia de conservación y manejo” comenta Jaksic.

A manera de ejemplo, sólo un 3,3% de las especies conocidas en Chile han sido clasificadas y validadas por el Reglamento de Clasificación de Especies (RCA), dentro de las cuales un 65% se encuentran bajo algún tipo de amenaza. “¿Qué pasa con el otro 96,7% que no ha sido evaluado? ¿Y con todas aquellas especies que ni siquiera han sido aún descritas? No lo sabemos” remata el académico.

Otro resultado importante, aunque ya sabido, es la gran vulnerabilidad de la biodiversidad frente a un número importante de amenazas, las cuales actúan en conjunto y de forma sinérgica. Sin embargo, en palabras de Daniella Mella, “todas estas amenazas, tales como el cambio climático, la degradación de hábitats, la contaminación, las especies exóticas invasoras y la sobre-explotación de recursos, tienen un factor común, que es el ser humano y su uso desmedido, insustentable, de los recursos naturales”.

Más allá de un informe

Consultados sobre los obstáculos que impiden convertir los datos provistos por trabajos como este Informe en políticas públicas que ayuden a frenar sus conclusiones más aciagas, ambos autores coinciden en el diagnóstico: “Voluntad política. La evidencia está y se acumula en los escritorios de los tomadores de decisión a la espera de algo que reactive su tramitación. Esto se hizo claro en este año previo a la COP 25, dónde un montón de proyectos de ley sin prioridad o simplemente olvidados, fueron retomados y trabajados para que Chile pudiese mostrar congruencia entre su discurso y sus políticas reales” comentaron.

¿Pero una vez concluida la COP, mas no la grave crisis socio ambiental que afecta a Chile, ¿se olvidarán los problemas ambientales? “Esperamos que no” responden, “pues para salir de esta crisis hay que trabajar desde la base del problema: el desigual acceso a los recursos naturales y a los ambientes sanos”.

Descarga el Informe País sobre el estado del medio ambiente en Chile, en este enlace.

Foto cortesía de: CEPAL

Encuentro RIHE 2019, un espacio de intercambio de alimentos y saberes

Entre los días 27 y 30 de noviembre, el Campus Villarrica de la Universidad Católica de Chile fue el lugar donde más de 200 profesionales, investigadores, estudiantes, campesinos, huerteros y entusiastas de la agricultura educativa, comunitaria y ecológica compartieron experiencias y sembraron diversas alianzas personales e institucionales con miras a proteger y promover la agroecología y la soberanía alimentaria en Latinoamérica, al tiempo de difundir el valor del huerto como espacio de aprendizaje común y de protección de nuestros ecosistemas.

La ocasión: el IX Encuentro de la Red Internacional de Huertos Educativos (RIHE), cuya versión 2019 fue co-organizada por el Centro UC de Desarrollo Local (CEDEL), Regeneration International, la Red Escuela Huerto de la Universidad de Chile, el Centro de Estudios Interculturales Indígenas, y la Pontificia Universidad Católica de Chile, con la colaboración de CAPES y otras treinta organizaciones públicas y privadas.

La primera jornada de actividades estuvo marcada por la presentación de la RIHE y el estado de avance de la iniciativa desde su último Encuentro, celebrado en Montevideo, Uruguay, en 2017. Antes, los asistentes al evento participaron de una rogativa tradicional del pueblo mapuche, comunidad en gran medida anfitriona del evento por celebrarse éste en el corazón del Wallmapu, territorio ancestral de dicha cultura.

El resto de la jornada se repartió en numerosos talleres y mesas temáticas dedicadas a distintos aspectos de la agroecología comunitaria y escolar, donde los asistentes pudieron aprender de temas tan diversos como el levantamiento y gestión de huertos urbanos, proyectos de educación ambiental alrededor de la huerta, formas de autogestión alimentaria, insectos benéficos para el control de plagas, lombricultura, apicultura, huertos sustentables, extracción y conservación de semillas, y mucho más.

Por la tarde, el auditorio principal del Complejo Interdisciplinario para el Desarrollo Sustentable, CIDS (en cuyas dependencias transcurrió buena parte del Encuentro), sirvió de espacio para una feria de sociobiodiversidad donde pequeños comerciantes de la zona mostraron el producto de su trabajo, mientras que en la sala contigua se presentaba una serie de posters con proyectos de investigación relacionados a la agroecología y la diversidad biocultural.

Durante el segundo día, los asistentes compartieron con distintas comunidades mapuche (denominadas lof en mapudungun), donde aprendieron aspectos esenciales de su cosmovisión, específicamente, la forma en que el mapuche habita el territorio que lo recibe al nacer; viviendo (y conviviendo) en continuo equilibrio con los elementos que le rodean, a sabiendas que su paso por el mundo “tiene siempre una repercusión espacial y espiritual” en palabras de Simón Loncopan, uno de los guías de la jornada. “Somos pueblos territoriales” explicó, “y de donde nacemos, depende nuestra identidad, y de esa identidad, nace nuestra resistencia por conservar y cuidar nuestra tierra”.

Junto con caminar por senderos de araucarias y raulíes, los participantes del Encuentro también visitaron las huertas de distintos lugareños de la zona (conociendo así sus técnicas y métodos específicos de siembra y cosecha), y realizaron diversas actividades tradicionales del pueblo mapuche, como la tinción de telas, la elaboración del catuto o multrun (masa hecha de granos de trigo cosido o mote), o la interpretación de instrumentos musicales.

La jornada final consistió en dos momentos de gran significación para quienes pudieron participar en ellos. Por la mañana, se produjo el ya típico intercambio de semillas entre huerteros y huerteras de la Red y provenientes de todos los rincones del mundo, el cual tiene por misión no sólo compartir el resultado de su trabajo y el alimento de su tierra, sino también saberes, prácticas y experiencias, en aras a la diversificación y expansión tanto de la cultura comunitaria que rodea a la huerta, como de la rica variedad biológica de nuestros recursos naturales.

Luego, los asistentes se dividieron en grupos para conversar y acordar avances en las distintas áreas de acción que confirman la RIHE, desde formación hasta ciencia colaborativa, pasando por semillas, difusión y articulación central. Todo, para proyectar el trabajo conjunto de la Red hacia el próximo Encuentro bianual. Luego de aquella instancia de reflexión, un grupo de asistentes nacionales se reunión para contemplar la creación de una Red Nacional de Huertos Educativos, con sedes en el norte, centro y sur del país.

En palabras de Tomás Ibarra, investigador CAPES y uno de los organizadores del evento, los diálogos surgidos durante el encuentro “permitieron integrar visiones de distintas disciplinas y oficios asociados a las huertas familiares y comunitarias, inspirar el desarrollo de preguntas, cultivar el conocimiento, prácticas y creencias en torno al florecimiento de huertas en los distintos territorios urbano-rurales del país, y articular los intereses, aspiraciones e inspiraciones de aquellos interesados en la soberanía alimentaria de base local y de pensamiento global”.

El Encuentro fue un espacio para reconocer, visibilizar y potenciar los movimientos de resistencia proactivos y optimistas asociados al cultivo de huertas educativas, incluyendo las huertas familiares y comunitarias” nos cuenta Ibarra, “y hacer esto en momentos de crisis socio ambiental es crítico, en tanto , pese a existir, éstos son muchas veces ignorados, minimizados e invisibilizados, aún cuando ofrecen alternativas, inspiración y contenido para la resiliencia socioambiental y la soberanía alimentaria”.

La Red

La Red Internacional de Huertos Educativos es una agrupación creada en 2009 por investigadores del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), en Chiapas, México. Está compuesta de personas, organizaciones e iniciativas “comprometidas con los huertos educativos como espacios de aprendizaje vivencial mediante la producción agroecológica de alimentos y la conservación de la agro biodiversidad”.

Actualmente, la Red posee integrantes de México, Argentina, Uruguay, Perú, Colombia, Venezuela, España con proyectos e iniciativas de educación ambiental a través de huertos escolares, universitarios y vecinales repartidos por toda Latinoamérica.

Encuentro RIHE 2019, un espacio de intercambio de alimentos y saberes

Entre los días 27 y 30 de noviembre, el Campus Villarrica de la Universidad Católica de Chile fue el lugar donde más de 200 profesionales, investigadores, estudiantes, campesinos, huerteros y entusiastas de la agricultura educativa, comunitaria y ecológica compartieron experiencias y sembraron diversas alianzas personales e institucionales con miras a proteger y promover la agroecología y la soberanía alimentaria en Latinoamérica, al tiempo de difundir el valor del huerto como espacio de aprendizaje común y de protección de nuestros ecosistemas.

La ocasión: el IX Encuentro de la Red Internacional de Huertos Educativos (RIHE), cuya versión 2019 fue co-organizada por el Centro UC de Desarrollo Local (CEDEL), Regeneration International, la Red Escuela Huerto de la Universidad de Chile, el Centro de Estudios Interculturales Indígenas, y la Pontificia Universidad Católica de Chile, con la colaboración de CAPES y otras treinta organizaciones públicas y privadas.

La primera jornada de actividades estuvo marcada por la presentación de la RIHE y el estado de avance de la iniciativa desde su último Encuentro, celebrado en Montevideo, Uruguay, en 2017. Antes, los asistentes al evento participaron de una rogativa tradicional del pueblo mapuche, comunidad en gran medida anfitriona del evento por celebrarse éste en el corazón del Wallmapu, territorio ancestral de dicha cultura.

El resto de la jornada se repartió en numerosos talleres y mesas temáticas dedicadas a distintos aspectos de la agroecología comunitaria y escolar, donde los asistentes pudieron aprender de temas tan diversos como el levantamiento y gestión de huertos urbanos, proyectos de educación ambiental alrededor de la huerta, formas de autogestión alimentaria, insectos benéficos para el control de plagas, lombricultura, apicultura, huertos sustentables, extracción y conservación de semillas, y mucho más.

Por la tarde, el auditorio principal del Complejo Interdisciplinario para el Desarrollo Sustentable, CIDS (en cuyas dependencias transcurrió buena parte del Encuentro), sirvió de espacio para una feria de sociobiodiversidad donde pequeños comerciantes de la zona mostraron el producto de su trabajo, mientras que en la sala contigua se presentaba una serie de posters con proyectos de investigación relacionados a la agroecología y la diversidad biocultural.

Durante el segundo día, los asistentes compartieron con distintas comunidades mapuche (denominadas lof en mapudungun), donde aprendieron aspectos esenciales de su cosmovisión, específicamente, la forma en que el mapuche habita el territorio que lo recibe al nacer; viviendo (y conviviendo) en continuo equilibrio con los elementos que le rodean, a sabiendas que su paso por el mundo “tiene siempre una repercusión espacial y espiritual” en palabras de Simón Loncopan, uno de los guías de la jornada. “Somos pueblos territoriales” explicó, “y de donde nacemos, depende nuestra identidad, y de esa identidad, nace nuestra resistencia por conservar y cuidar nuestra tierra”.

Junto con caminar por senderos de araucarias y raulíes, los participantes del Encuentro también visitaron las huertas de distintos lugareños de la zona (conociendo así sus técnicas y métodos específicos de siembra y cosecha), y realizaron diversas actividades tradicionales del pueblo mapuche, como la tinción de telas, la elaboración del catuto o multrun (masa hecha de granos de trigo cosido o mote), o la interpretación de instrumentos musicales.

La jornada final consistió en dos momentos de gran significación para quienes pudieron participar en ellos. Por la mañana, se produjo el ya típico intercambio de semillas entre huerteros y huerteras de la Red y provenientes de todos los rincones del mundo, el cual tiene por misión no sólo compartir el resultado de su trabajo y el alimento de su tierra, sino también saberes, prácticas y experiencias, en aras a la diversificación y expansión tanto de la cultura comunitaria que rodea a la huerta, como de la rica variedad biológica de nuestros recursos naturales.

Luego, los asistentes se dividieron en grupos para conversar y acordar avances en las distintas áreas de acción que confirman la RIHE, desde formación hasta ciencia colaborativa, pasando por semillas, difusión y articulación central. Todo, para proyectar el trabajo conjunto de la Red hacia el próximo Encuentro bianual. Luego de aquella instancia de reflexión, un grupo de asistentes nacionales se reunión para contemplar la creación de una Red Nacional de Huertos Educativos, con sedes en el norte, centro y sur del país.

En palabras de Tomás Ibarra, investigador CAPES y uno de los organizadores del evento, los diálogos surgidos durante el encuentro “permitieron integrar visiones de distintas disciplinas y oficios asociados a las huertas familiares y comunitarias, inspirar el desarrollo de preguntas, cultivar el conocimiento, prácticas y creencias en torno al florecimiento de huertas en los distintos territorios urbano-rurales del país, y articular los intereses, aspiraciones e inspiraciones de aquellos interesados en la soberanía alimentaria de base local y de pensamiento global”.

El Encuentro fue un espacio para reconocer, visibilizar y potenciar los movimientos de resistencia proactivos y optimistas asociados al cultivo de huertas educativas, incluyendo las huertas familiares y comunitarias” nos cuenta Ibarra, “y hacer esto en momentos de crisis socio ambiental es crítico, en tanto , pese a existir, éstos son muchas veces ignorados, minimizados e invisibilizados, aún cuando ofrecen alternativas, inspiración y contenido para la resiliencia socioambiental y la soberanía alimentaria”.

La Red

La Red Internacional de Huertos Educativos es una agrupación creada en 2009 por investigadores del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), en Chiapas, México. Está compuesta de personas, organizaciones e iniciativas “comprometidas con los huertos educativos como espacios de aprendizaje vivencial mediante la producción agroecológica de alimentos y la conservación de la agro biodiversidad”.

Actualmente, la Red posee integrantes de México, Argentina, Uruguay, Perú, Colombia, Venezuela, España con proyectos e iniciativas de educación ambiental a través de huertos escolares, universitarios y vecinales repartidos por toda Latinoamérica.

Expertos se reúnen para enfrentar en conjunto la amenaza del visón

Desde su llegada a Chile durante la primera mitad del siglo XX, a hombros de la incipiente industria peletera, el visón americano (Neovison vison) ha representado una de las principales amenazas para la biodiversidad de la zona sur de nuestro país.

Entre los impactos negativos producidos por esta pequeña especie invasora, pueden contarse hoy la depredación de diversos vertebrados, entre los que se cuentan, mayoritariamente, aves nativas y de corral; la potencial transmisión de enfermedades críticas para la fauna local, y la facilitación de la entrada de otras especies invasoras, como la rata almizclera y el Didymo.

Para enfrentar estos y otros problemas, múltiples actores provenientes de instituciones dedicadas al estudio y control del visón se reunieron el pasado 18 de noviembre en la Universidad Mayor de Temuco, Región de la Araucanía, con motivo del Primer Encuentro de la Red de Colaboración para el Control del Visón (RCCV).

La reunión tuvo por objetivo difundir el estado del arte de la gestión y control de esta especie entre los miembros de la Red, compuesta por representantes de instituciones públicas y privadas, pasando por centros de estudios, universidades y organizaciones de la sociedad civil.

Durante dos días, los asistentes al Encuentro pudieron conocer la realidad de cada una de las regiones afectadas por este carnívoro de la familia de los mustélidos, cuya presencia en Chile se extiende desde los bosques de la Araucanía por el norte a Tierra del Fuego por el sur, con potenciales avistamientos en las regiones de Ñuble, Biobío y Magallanes continental.

La primera jornada del Encuentro consistió en una serie de exposiciones destinadas a compartir experiencias locales en el manejo del visón, en lugares con programas de control de larga data, o allí donde recién se implementan iniciativas de prospección y monitoreo.

Paulina Stowhas, encargada del Programa Nacional de Gestión de Especies Exóticas Invasoras del Ministerio de Medio Ambiente, comenzó las presentaciones con un repaso histórico de la invasión del visón en territorio nacional y los principios que motivaron la creación de la RCCV, cuyos objetivos generales son los de generar canales de intercambio de información entre diferentes organizaciones interesadas en el tema, como metodologías, casos de éxito y vías de financiamiento, con miras a producir estrategias de manejo efectivas de esta especie.

Sobre la Red, Stowhas comentó que ésta nace “de la necesidad de conectarnos entre los actores para poder avanzar más rápido en el control de esta amenaza”. En cuanto a las primeras metas de la Red, explicó, está la de “identificar las áreas de intervención que, por su alta biodiversidad (sitios, por ejemplo, con alta nidificación de aves, o que tengan importancia crítica para su desarrollo), son prioritarias de trabajar”.

A Stowhas le siguieron la especialista en fauna silvestre del Departamento de Conservación de Diversidad Biológica de CONAF, Gabriela López, y la profesional del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad de la Universidad Católica (CAPES UC), Gabriela Flores, también integrantes de la Red.

López expuso sobre la gestión del visón dentro del Sistema de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), ocho de las cuales, repartidas en cuatro regiones, albergan a la especie. Entre las estrategias de CONAF para combatir su propagación, se encuentran tareas de monitoreo (prospecciones, avistamientos, detección temprana y captura), la capacitación de personal en parques, iniciativas de educación y sensibilización ante esta amenaza, y la búsqueda permanente de alianzas estratégicas.

Flores, por su parte, revisó los alcances preliminares de la Red en materia de investigación, haciendo hincapié en la producción científica recopilada a la fecha, y en la necesidad de un levantamiento más exhaustivo y sistemático de la información. Asimismo, recalcó el propósito de la Red de ser un polo de comunicación entre los actores, con miras a la creación de un Plan de Acción Nacional para el Control del Visón: “el control del visón es para siempre” concluyó.

La jornada también estuvo marcada por las exposiciones de representantes regionales de la Red, quienes se explayaron sobre la realidad de sus territorios en la contención del mustélido. Eduardo Raffo, Coordinador Regional de Fauna Silvestre del Servicio Agrícola Ganadero (SAG) de Los Ríos, informó a los asistentes del programa de control comunitario impulsado desde 2015 en la región, una iniciativa que busca incorporar a los habitantes de la zona en la caza y captura de estos animales. Entre los logros alcanzados por el programa, está la erradicación de 4.176 individuos a la fecha y el consecuente aumento en la aparición de cisnes en las zonas controladas.

Otros exponentes regionales fueron Ignacio Rodríguez, director del Centro de Humedales (CEHUM), centro que encabeza un proyecto de control de visón y chaqueta amarilla del Programa de Biodiversidad del Fondo Newton (UK); Patricio Contreras, administrador CONAF del Santuario Nacional Río Cruces, en la Región de Los Ríos; Gonzalo Medina, del Centro de Investigación para la Sustentabilidad (CIS-UNAB); Catherine Dougnac, de la Wildlife Conservation Society (WCS); Jaime Calderón, administrador CONAF de la Reserva Nacional Dos Lagunas, en Aysén; Alejandra Contreras, del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), Los Lagos, y Luis Mena, profesional del SAG en la misma región, y encargado del Proyecto FNDR de Erradicación del Visón en la zona.

La jornada del 19 de noviembre, tanto expositores como asistentes participaron de sendas mesas regionales de trabajo, donde identificaron las zonas clave de interés en sus respectivas regiones y definieron las acciones específicas a desarrollar allí tanto en el corto como el mediano o largo plazo, ya sea de control, monitoreo, educación o difusión.

Expertos se reúnen para enfrentar en conjunto la amenaza del visón

Desde su llegada a Chile durante la primera mitad del siglo XX, a hombros de la incipiente industria peletera, el visón americano (Neovison vison) ha representado una de las principales amenazas para la biodiversidad de la zona sur de nuestro país.

Entre los impactos negativos producidos por esta pequeña especie invasora, pueden contarse hoy la depredación de diversos vertebrados, entre los que se cuentan, mayoritariamente, aves nativas y de corral; la potencial transmisión de enfermedades críticas para la fauna local, y la facilitación de la entrada de otras especies invasoras, como la rata almizclera y el Didymo.

Para enfrentar estos y otros problemas, múltiples actores provenientes de instituciones dedicadas al estudio y control del visón se reunieron el pasado 18 de noviembre en la Universidad Mayor de Temuco, Región de la Araucanía, con motivo del Primer Encuentro de la Red de Colaboración para el Control del Visón (RCCV).

La reunión tuvo por objetivo difundir el estado del arte de la gestión y control de esta especie entre los miembros de la Red, compuesta por representantes de instituciones públicas y privadas, pasando por centros de estudios, universidades y organizaciones de la sociedad civil.

Durante dos días, los asistentes al Encuentro pudieron conocer la realidad de cada una de las regiones afectadas por este carnívoro de la familia de los mustélidos, cuya presencia en Chile se extiende desde los bosques de la Araucanía por el norte a Tierra del Fuego por el sur, con potenciales avistamientos en las regiones de Ñuble, Biobío y Magallanes continental.

La primera jornada del Encuentro consistió en una serie de exposiciones destinadas a compartir experiencias locales en el manejo del visón, en lugares con programas de control de larga data, o allí donde recién se implementan iniciativas de prospección y monitoreo.

Paulina Stowhas, encargada del Programa Nacional de Gestión de Especies Exóticas Invasoras del Ministerio de Medio Ambiente, comenzó las presentaciones con un repaso histórico de la invasión del visón en territorio nacional y los principios que motivaron la creación de la RCCV, cuyos objetivos generales son los de generar canales de intercambio de información entre diferentes organizaciones interesadas en el tema, como metodologías, casos de éxito y vías de financiamiento, con miras a producir estrategias de manejo efectivas de esta especie.

Sobre la Red, Stowhas comentó que ésta nace “de la necesidad de conectarnos entre los actores para poder avanzar más rápido en el control de esta amenaza”. En cuanto a las primeras metas de la Red, explicó, está la de “identificar las áreas de intervención que, por su alta biodiversidad (sitios, por ejemplo, con alta nidificación de aves, o que tengan importancia crítica para su desarrollo), son prioritarias de trabajar”.

A Stowhas le siguieron la especialista en fauna silvestre del Departamento de Conservación de Diversidad Biológica de CONAF, Gabriela López, y la profesional del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad de la Universidad Católica (CAPES UC), Gabriela Flores, también integrantes de la Red.

López expuso sobre la gestión del visón dentro del Sistema de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), ocho de las cuales, repartidas en cuatro regiones, albergan a la especie. Entre las estrategias de CONAF para combatir su propagación, se encuentran tareas de monitoreo (prospecciones, avistamientos, detección temprana y captura), la capacitación de personal en parques, iniciativas de educación y sensibilización ante esta amenaza, y la búsqueda permanente de alianzas estratégicas.

Flores, por su parte, revisó los alcances preliminares de la Red en materia de investigación, haciendo hincapié en la producción científica recopilada a la fecha, y en la necesidad de un levantamiento más exhaustivo y sistemático de la información. Asimismo, recalcó el propósito de la Red de ser un polo de comunicación entre los actores, con miras a la creación de un Plan de Acción Nacional para el Control del Visón: “el control del visón es para siempre” concluyó.

La jornada también estuvo marcada por las exposiciones de representantes regionales de la Red, quienes se explayaron sobre la realidad de sus territorios en la contención del mustélido. Eduardo Raffo, Coordinador Regional de Fauna Silvestre del Servicio Agrícola Ganadero (SAG) de Los Ríos, informó a los asistentes del programa de control comunitario impulsado desde 2015 en la región, una iniciativa que busca incorporar a los habitantes de la zona en la caza y captura de estos animales. Entre los logros alcanzados por el programa, está la erradicación de 4.176 individuos a la fecha y el consecuente aumento en la aparición de cisnes en las zonas controladas.

Otros exponentes regionales fueron Ignacio Rodríguez, director del Centro de Humedales (CEHUM), centro que encabeza un proyecto de control de visón y chaqueta amarilla del Programa de Biodiversidad del Fondo Newton (UK); Patricio Contreras, administrador CONAF del Santuario Nacional Río Cruces, en la Región de Los Ríos; Gonzalo Medina, del Centro de Investigación para la Sustentabilidad (CIS-UNAB); Catherine Dougnac, de la Wildlife Conservation Society (WCS); Jaime Calderón, administrador CONAF de la Reserva Nacional Dos Lagunas, en Aysén; Alejandra Contreras, del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), Los Lagos, y Luis Mena, profesional del SAG en la misma región, y encargado del Proyecto FNDR de Erradicación del Visón en la zona.

La jornada del 19 de noviembre, tanto expositores como asistentes participaron de sendas mesas regionales de trabajo, donde identificaron las zonas clave de interés en sus respectivas regiones y definieron las acciones específicas a desarrollar allí tanto en el corto como el mediano o largo plazo, ya sea de control, monitoreo, educación o difusión.

María José Martínez recibe Premio L’Oréal-Unesco For Women In Science

María José Martínez, ecóloga del paisaje e investigadora de posdoctorado del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES UC), fue una de las dos científicas galardonadas con el Premio L’Oréal Chile-Unesco For Women In Science en su edición 2019, en una ceremonia celebrada anoche en Santiago. La distinción, que se otorga anualmente desde 2007, busca promover el rol de las científicas jóvenes en el avance y desarrollo de la ciencia en Chile.

Martínez, junto a la bioquímica y estudiante de doctorado de la Universidad de Chile, Bárbara Casas, se convirtieron en las ganadoras número 27 y 28 de este premio, consistente en una beca de 9.030 euros (o 7 millones de pesos) para sus investigaciones posdoctorales y doctorales, respectivamente.

El galardón es uno de los tres reconocimientos que el Programa L’Oreal Unesco Para Mujeres en Ciencia entrega desde 1998, que también distingue a científicas reconocidas a nivel internacional, así como a talentos emergentes que realizan ciencia a lo largo del mundo.

En esta oportunidad, el premio fue decidido por un jurado encabezado por la destacada bióloga Gloria Montenegro y compuesto por Juan Asenjo, Mónica Rubio, Liliana Cardemil, y María Teresa Ruiz, tras un proceso de evaluación que analizó una cifra record de 68 candidaturas.

La ceremonia de premiación fue inaugurada por el director de L’Oreal Chile, Yann Le Bourdeon, quien repasó la historia del Programa, cuyo objetivo es “incitar a la mujer a encontrar respuestas allí donde nadie las ha buscado antes”. “La presencia de la mujer en el desarrollo social, económico y científico del mundo no es algo caprichoso, es una necesidad vital para nuestra sociedad. Estamos convencidos que el mundo necesita de la ciencia para lograr sus objetivos, y particularmente, de la ciencia femenina” acotó.

La presentación de las ganadoras y la entrega de los galardones estuvo a cargo de Gloria Montenegro, ganadora del Premio Internacional L’Oréal UNESCO FWIS 1998 en la categoría de Laureadas Internacionales. Durante su intervención, la bióloga presentó el estado actual de la desigualdad de género en el ámbito científico, dónde sólo el 29% del total de investigadores del mundo son mujeres, así como la amplia brecha de género que existe a medidas que éstos avanzan en su carrera científico a puestos de mayor importancia.

De Martínez, la presidenta del jurado destacó el impacto que el trabajo de la joven ecóloga ha tenido en el estudio de los servicios ecosistémicos que provee la naturaleza y su adecuada evaluación para la toma de decisiones: “Lo que más me impresiona de María José es el hecho de haber publicado en revistas de gran prestigio internacional, como Science, Trends in Ecology and Evolution, Biological Conservation, o Sustainability Science, logrando que su trabajo sea hoy en día un referente en el estudio de servicios ecosistémicos a nivel internacional, con más de 758 citas sólo entre 2014 y 2019”.

En su discurso de aceptación, Martínez agradeció el reconocimiento, al tiempo de considerarlo una buena oportunidad para visibilizar la importancia de conservar nuestros ecosistemas y de preservarlos, sobre todo en tiempos de crisis climática y, en el caso de Chile, social. “Las presiones que la sociedad ejerce sobre la naturaleza van en aumento, y la incapacidad para mitigar adecuadamente estos impactos ha traído consigo un deterioro de la biodiversidad a nivel mundial. Este premio es importante porque le da visibilidad al valor que esa biodiversidad y los servicios ecosistémicos tienen para nuestra propia continuidad como especie”.

Asimismo, la investigadora CAPES instó a los científicos a tomar un rol activo en la búsqueda de soluciones que permitan salir del actual conflicto que vive el país, al que calificó como una crisis “socio ambiental”. “Una de las principales causas de esta crisis es la desigualdad, que no es sólo económica, sino también de acceso. De acceso a la salud, la educación, y también a la naturaleza. Quienes estudiamos estos temas debemos vincularnos con los tomadores de decisión para entregar evidencia de calidad que ayude a resolver los problemas sociales, priorizando una investigación que mejore la vida de las personas y elimine las desigualdades, siempre con la mira en el respeto a los derechos humanos y a nuestros entornos”, declaró.

“Y de desigualdad” continuó, “las mujeres sabemos mucho. Durante décadas hemos sido invisibilizadas, especialmente en la Academia, debiendo esforzarnos el doble que nuestros colegas hombres para alcanzar los mismos puestos y objetivos. Los tiempos, afortunadamente, están cambiando; se están generando cada vez más oportunidades para nosotras, y debemos aprovecharlas. Las perspectivas de la mujer en ciencia son indispensables para generar perspectivas de investigación más inclusivas”.

La galardonada

María José Martínez es ingeniera en Recursos Naturales Renovables de la Universidad de Chile, master en Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional Autónoma de México, y doctora en Conservación de la Biodiversidad de la Universidad de Queensland. Durante su carrera profesional, se ha especializado en el estudio y evaluación espacial de los servicios ecosistémicos, aquellos beneficios que la sociedad obtiene de la naturaleza y la biodiversidad para su bienestar.

Entre sus intereses, está el fortalecer el diálogo entre la evaluación y valoración equitativa de los servicios ecosistémicos y la toma de decisiones en materia de conservación, proveyendo recomendaciones a partir de la recolección y síntesis de datos imparciales y en terreno. Actualmente, su investigación posdoctoral consiste en la aplicación de un marco de planificación espacial marina en la ecorregión de Chiloé, considerando las interacciones humanas y ecológicas que se dan en el paisaje. En esta investigación, explora escenarios de planificación que minimicen conflictos y maximicen co-beneficios entre los servicios ecosistémicos, la biodiversidad y el bienestar humano.

En la actualidad, Martínez co-dirige la red de científicos internacionales Future Earth, con el desafío de crear una comunidad puente entre la ciencia y la práctica, para lograr el manejo sustentable de los servicios ecosistémicos que sustentan el bienestar humano. También apoya la coordinación de la Evaluación Científica Regional de Conservación de la Patagonia Chilena, cuya finalidad es la documentación del estado de conservación de los ecosistemas terrestres y marinos de la Patagonia Chilena, identificando vacíos y oportunidades para fortalecer la gestión de conservación en la región.

María José Martínez recibe Premio L’Oréal-Unesco For Women In Science

María José Martínez, ecóloga del paisaje e investigadora de posdoctorado del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES UC), fue una de las dos científicas galardonadas con el Premio L’Oréal Chile-Unesco For Women In Science en su edición 2019, en una ceremonia celebrada anoche en Santiago. La distinción, que se otorga anualmente desde 2007, busca promover el rol de las científicas jóvenes en el avance y desarrollo de la ciencia en Chile.

Martínez, junto a la bioquímica y estudiante de doctorado de la Universidad de Chile, Bárbara Casas, se convirtieron en las ganadoras número 27 y 28 de este premio, consistente en una beca de 9.030 euros (o 7 millones de pesos) para sus investigaciones posdoctorales y doctorales, respectivamente.

El galardón es uno de los tres reconocimientos que el Programa L’Oreal Unesco Para Mujeres en Ciencia entrega desde 1998, que también distingue a científicas reconocidas a nivel internacional, así como a talentos emergentes que realizan ciencia a lo largo del mundo.

En esta oportunidad, el premio fue decidido por un jurado encabezado por la destacada bióloga Gloria Montenegro y compuesto por Juan Asenjo, Mónica Rubio, Liliana Cardemil, y María Teresa Ruiz, tras un proceso de evaluación que analizó una cifra record de 68 candidaturas.

La ceremonia de premiación fue inaugurada por el director de L’Oreal Chile, Yann Le Bourdeon, quien repasó la historia del Programa, cuyo objetivo es “incitar a la mujer a encontrar respuestas allí donde nadie las ha buscado antes”. “La presencia de la mujer en el desarrollo social, económico y científico del mundo no es algo caprichoso, es una necesidad vital para nuestra sociedad. Estamos convencidos que el mundo necesita de la ciencia para lograr sus objetivos, y particularmente, de la ciencia femenina” acotó.

La presentación de las ganadoras y la entrega de los galardones estuvo a cargo de Gloria Montenegro, ganadora del Premio Internacional L’Oréal UNESCO FWIS 1998 en la categoría de Laureadas Internacionales. Durante su intervención, la bióloga presentó el estado actual de la desigualdad de género en el ámbito científico, dónde sólo el 29% del total de investigadores del mundo son mujeres, así como la amplia brecha de género que existe a medidas que éstos avanzan en su carrera científico a puestos de mayor importancia.

De Martínez, la presidenta del jurado destacó el impacto que el trabajo de la joven ecóloga ha tenido en el estudio de los servicios ecosistémicos que provee la naturaleza y su adecuada evaluación para la toma de decisiones: “Lo que más me impresiona de María José es el hecho de haber publicado en revistas de gran prestigio internacional, como Science, Trends in Ecology and Evolution, Biological Conservation, o Sustainability Science, logrando que su trabajo sea hoy en día un referente en el estudio de servicios ecosistémicos a nivel internacional, con más de 758 citas sólo entre 2014 y 2019”.

En su discurso de aceptación, Martínez agradeció el reconocimiento, al tiempo de considerarlo una buena oportunidad para visibilizar la importancia de conservar nuestros ecosistemas y de preservarlos, sobre todo en tiempos de crisis climática y, en el caso de Chile, social. “Las presiones que la sociedad ejerce sobre la naturaleza van en aumento, y la incapacidad para mitigar adecuadamente estos impactos ha traído consigo un deterioro de la biodiversidad a nivel mundial. Este premio es importante porque le da visibilidad al valor que esa biodiversidad y los servicios ecosistémicos tienen para nuestra propia continuidad como especie”.

Asimismo, la investigadora CAPES instó a los científicos a tomar un rol activo en la búsqueda de soluciones que permitan salir del actual conflicto que vive el país, al que calificó como una crisis “socio ambiental”. “Una de las principales causas de esta crisis es la desigualdad, que no es sólo económica, sino también de acceso. De acceso a la salud, la educación, y también a la naturaleza. Quienes estudiamos estos temas debemos vincularnos con los tomadores de decisión para entregar evidencia de calidad que ayude a resolver los problemas sociales, priorizando una investigación que mejore la vida de las personas y elimine las desigualdades, siempre con la mira en el respeto a los derechos humanos y a nuestros entornos”, declaró.

“Y de desigualdad” continuó, “las mujeres sabemos mucho. Durante décadas hemos sido invisibilizadas, especialmente en la Academia, debiendo esforzarnos el doble que nuestros colegas hombres para alcanzar los mismos puestos y objetivos. Los tiempos, afortunadamente, están cambiando; se están generando cada vez más oportunidades para nosotras, y debemos aprovecharlas. Las perspectivas de la mujer en ciencia son indispensables para generar perspectivas de investigación más inclusivas”.

La galardonada

María José Martínez es ingeniera en Recursos Naturales Renovables de la Universidad de Chile, master en Ciencias Ambientales de la Universidad Nacional Autónoma de México, y doctora en Conservación de la Biodiversidad de la Universidad de Queensland. Durante su carrera profesional, se ha especializado en el estudio y evaluación espacial de los servicios ecosistémicos, aquellos beneficios que la sociedad obtiene de la naturaleza y la biodiversidad para su bienestar.

Entre sus intereses, está el fortalecer el diálogo entre la evaluación y valoración equitativa de los servicios ecosistémicos y la toma de decisiones en materia de conservación, proveyendo recomendaciones a partir de la recolección y síntesis de datos imparciales y en terreno. Actualmente, su investigación posdoctoral consiste en la aplicación de un marco de planificación espacial marina en la ecorregión de Chiloé, considerando las interacciones humanas y ecológicas que se dan en el paisaje. En esta investigación, explora escenarios de planificación que minimicen conflictos y maximicen co-beneficios entre los servicios ecosistémicos, la biodiversidad y el bienestar humano.

En la actualidad, Martínez co-dirige la red de científicos internacionales Future Earth, con el desafío de crear una comunidad puente entre la ciencia y la práctica, para lograr el manejo sustentable de los servicios ecosistémicos que sustentan el bienestar humano. También apoya la coordinación de la Evaluación Científica Regional de Conservación de la Patagonia Chilena, cuya finalidad es la documentación del estado de conservación de los ecosistemas terrestres y marinos de la Patagonia Chilena, identificando vacíos y oportunidades para fortalecer la gestión de conservación en la región.

Seminario abordó casos de reintroducción y conservación de guanacos en Sudamérica

El Santuario de la Naturaleza Cáscada de las Ánimas, ubicado en pleno Cajón del Maipo en la Región Metropolitana fue el lugar de reunión de más de 40 estudiantes e investigadores interesados en la conservación y protección de la fauna nacional, y específicamente del guanaco (Lama guanicoe), un mamífero artiodáctilo de la familia de los camélidos natural de América del sur.

El motivo de este encuentro fue la realización del seminario internacional “Reintroducción de Guanacos en Sudamérica: oportunidades y desafíos para la conservación de sus ecosistemas”, una actividad organizada por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica, y el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) de la Universidad de Chile.

El seminario, celebrado el pasado miércoles 20 de noviembre, tuvo por objetivo informar sobre distintas iniciativas de repoblamiento y “reasilvestramiento” (rewilding) de esta especie tanto en Chile como en Argentina, sus resultados y aprendizajes, además de concentrar en un mismo lugar a diversos actores dedicados al cuidado y estudio de este fascinante herbívoro, el más grande de nuestro país.

La elección de este Santuario como sede para la realización del evento no fue casual, pues fue allí donde, entre 2017 y 2018, una pareja de jóvenes investigadores, Meredith Root-Bernstein y Matías Guerrero, liberó a dos guanacos machos provenientes del sur de Chile en un intento por estudiar y confirmar el rol de estos animales como potenciales “restauradores” del amenazado bosque esclerófilo, misión que cumplieron en periodos donde todavía poblaban el valle del Chile central, antes de que su caza indiscriminada los hiciera desaparecer.

Justamente fue Root-Bernstein, ecóloga del Instituto Nacional de Ciencias del Medio Ambiente, Alimentos y Tecnologías para la Vida (AgroParisTech), en París, Francia, quien inauguró la ronda de exposiciones detallando algunos de los resultados parciales de este experimento. En su presentación, la también investigadora del IEB comentó la buena adaptación de estos dos ejemplares han tenido a su nuevo hábitat, destacando que, pese a su reducido número, éstos ya presentan conductas propias de animales ya aclimatados, como la demarcación de su territorio por medio de defecaderos.

En cuanto al papel de los guanacos como “jardineros naturales” de ecosistemas degradados como el del espinal de la zona central, Root-Berstein se declaró optimista con los resultados preliminares, aunque en su opinión, aún queda mucho por estudiar: «Preliminarmente, el ramoneo de los guanacos sí favorecería el crecimiento de los espinos de la zona, a lo que se suma su ya conocida condición de dispersores naturales de plantas nativas como la palma chilena» explicó.

A continuación, Moisés Grimberg, Superintendente de la Red de Parques de la Patagonia de CONAF y representante nacional de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), expuso sobre el estado de la institucionalidad chilena en torno a la protección de esta especie, clasificada como “vulnerable” en gran parte del país. Más específicamente, enumeró los objetivos y lineamientos del Plan Nacional de Conservación del Guanaco, un trabajado emprendido en 2010 por diversos organismos públicos y de la sociedad civil que buscó sistematizar los esfuerzos alrededor del cuidado del guanaco a lo largo de todo el territorio nacional, promoviendo su protección y reduciendo sus amenazas.

«En Chile hay muchas comunidades locales que entienden el rol ecológico y cultural que tiene guanaco en la vida nacional, pero nos falta que esa sensibilidad se dé a todo nivel, sobre todo entre los tomadores de decisión» concluyó.
Las intervenciones internacionales estuvieron a cargo de la ecóloga Celina Flores, del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC, CONICET), en Argentina, y del también trasandino Alejandro Calderón, encargado de vida silvestre del Gobierno de la Pampa.

En su exposición, Flores divulgó los resultados de un proyecto de reintroducción de guanacos realizado en 2009 en el Parque Nacional Quebrada del Condorito, en Argentina, con el objetivo de potenciar sus servicios ecosistémicos en la zona, y estudiar la forma en que estas especies seleccionan su hábitat. Entre sus conclusiones, la investigadora comentó que “los guanacos introducidos prefirieron espacios con forraje de mayor valor nutricional (césped seco y húmedo), y en relieves que favorecían su estrategia para evitar depredadores», validando el comportamiento de otras especies investigadas.

Calderón, por su parte, hizo un repaso de los distintos proyectos de reintroducción de guanacos en la pampa trasandina, una región que alguna vez contó con 33 millones de estos animales y cuya población hoy alcanza los 2 millones de individuos (aproximadamente).

Al finalizar las presentaciones, Matías Guerrero, uno de los organizadores del evento, valoró la alta convocatoria de la actividad e incentivó a sus asistentes a seguir colaborando en los intentos por devolver al guanaco a su hábitat original y aprovechar su capacidad para restaurar y recuperar ecosistemas degradados.

Durante la tarde, expositores y asistentes participaron de un taller para delinear posibles caminos de acción para potenciar los proyectos actuales de reintroducción de la especie en la zona central de Chile.