Los beneficios económicos y ambientales de la ganadería regenerativa

A través de la recuperación de los sistemas biológicos que soportan y rodean las tierras agrícolas, la ganadería regenerativa intenta trabajar con la naturaleza para recuperar los ecosistemas, fortalecer las comunidades y mejorar la rentabilidad.

Novillos pastando en un campo regenerativo orgánico de la empresa Trailenco. (Créditos: Alfredo Escobar)

Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), para el año 2050 será necesario producir un 70 % más alimento del que se produce hoy si se quiere cubrir la demanda de una población mundial que, por entonces, superará los 10 mil millones de personas.

Los requerimientos alimentarios de un planeta en constante crecimiento, sumado al interés económico por generar mayores ingresos, han empujado a sectores como la agricultura a intensificar sus procesos de producción, aumentando de este modo los impactos ambientales de estas industrias en los ecosistemas donde se insertan, como la degradación de los suelos a causa de la labranza y el pastoreo, o la emisión permanente de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Es en este contexto, que diversos científicos a lo largo del mundo han dirigido su mirada a la ganadería regenerativa como una alternativa viable para alcanzar, de manera sustentable, la demanda futura por más y mejor alimento, utilizando la menor cantidad de recursos posibles, y reduciendo ostensiblemente los efectos negativos asociados a esta importante actividad humana. 

Uno de esos científicos es Rafael Larraín, académico de la Universidad Católica e investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, quien, junto a un grupo de colaboradores, acaba de concluir un importante estudio que buscó conocer no sólo los beneficios ambientales que trae consigo el paso de una ganadería convencional a una regenerativa, sino también los cambios económicos y productivos que conlleva esta transición.

Producir sin degradar

El investigador CAPES, Rafael Larraín.

“En términos simples, la agricultura y ganadería regenerativas son un conjunto de principios y prácticas que buscan generar bienes y servicios para el ser humano mientras, al mismo tiempo, se aumenta la biodiversidad, se enriquecen los suelos, y se fomenta la provisión de servicios ecosistémicos” explica Larraín. “A la larga, es una forma de hacer agricultura y ganadería trabajando con la naturaleza, en vez de en contra de ella”.

Entre las prácticas que promueve la agricultura y ganadería regenerativas, está la incorporación de animales mediante una correcta planificación del pastoreo, el uso de enmiendas y biofertilizantes, la cobertura permanente de los suelos con miras a minimizar lo más posible su labranza, y la rotación de cultivos tradicionales junto a cultivos de cobertura (granos y leguminosas, principalmente), que ayudan a prevenir la erosión, fijar nitrógeno, controlar la humedad de los suelos, además de atraer polinizadores. 

Para el investigador CAPES, sin embargo, cada técnica a implementar dependerá siempre de las condiciones ambientales y ecológicas de cada predio: “esto es muy importante de entender, porque lo que para uno puede ser regenerativo, para otro podría no serlo. Por ejemplo, si estás en un clima donde hay crecimiento de plantas todo el año (selva tropical o bosques siempreverdes templados), una forma de regenerar podría ser eliminando el ganado del lugar. Con la humedad disponible, los ciclos de nutrientes se mantienen activos, las plantas crecen, la fotosíntesis aumenta, la biodiversidad también. En cambio, en un ambiente donde solo hay crecimiento de plantas unos pocos meses en el año, el paso de animales herbívoros es la mejor forma de estimular el reciclaje de nutrientes, que las plantas no queden en pie y mueran, generando sombra para el crecimiento de la próxima temporada. En ese caso, un pastoreo planificado sería una herramienta de regeneración”.


Así, a través de la recuperación de los sistemas biológicos que soportan y rodean las tierras agrícolas, la ganadería regenerativa intenta trabajar con la naturaleza para recuperar los ecosistemas, fortalecer las comunidades y mejorar la rentabilidad. “Para la agricultura regenerativa un suelo vivo y sano es la base para una producción vegetal abundante, sana y rentable” comenta Larraín.

Una buena inversión

Pero la adopción de este tipo de acciones en los campos y siembras no sólo trae consigo beneficios para el medio ambiente. La recuperación y enriquecimiento de los suelos conlleva una mejora sustantiva en la calidad de los alimentos que se producen en éstos y reduce los costos asociados, por ejemplo, al uso de fertilizantes químicos, mejorando y haciendo más eficiente la producción. 

Para entender el alcance y magnitud de estos beneficios, durante dos años Larraín y su equipo conocieron el trabajo de 17 productores y productoras ganaderas de Chile que han ido adoptando, progresivamente, un modo de producción regenerativo, de modo de identificar y evaluar indicadores de desempeño económico y productivo en campos que han experimentado esta transición. 

Mediante entrevistas, visitas en terreno y reuniones periódicas, los investigadores identificaron los cambios de manejo realizados por cada productor y productora, y la información necesaria para cuantificar estos cambios desde un punto de vista económico y productivo. Los campos analizados se ubicaron en las regiones de La Araucanía (8), Los Ríos (2), Los Lagos (6)y Aysén (1).

Al contrastar los cambios en ingresos y costos, el equipo observó que todos los predios aumentaron sus ingresos netos, es decir, los 17 campos aumentaron su rentabilidad. Esto, debido principalmente a una reducción en los costos de producción equivalente a los $372.000 por hectárea (ha) en promedio. 

“El ítem de costo con mayor disminución”, explican los investigadores en su informe, “fue el costo en praderas, que se explica principalmente por una caída en la siembra de praderas y en el uso de fertilizantes químicos, equivalente a $254.419 /ha. Por otro lado, en 16 de los 17 campos hubo también una disminución en la conservación de forraje”, lo que sugiere que la reducción en gastos se debió a la menor necesidad que tuvieron los agricultores de alimentar a sus animales. 

Pero eso no es todo, añade Larraín: “además de eso, nuestra experiencia conversando con productores y la evidencia en estudios fuera de Chile, indica que no solo hay una mejora en rentabilidad, sino que también los productores reportan una mejora en su calidad de vida. En algunos casos, esa mejora está ligada a una reducción en la carga de trabajo, a un mejor alineamiento entre sus valores y lo que están haciendo en el campo, a una menor necesidad de capital de trabajo y el estrés que impone sobre uso de capital, etc”.

Cambio de paradigma

Pese a estos beneficios, aún son pocos los productores y ganaderos que, en Chile, han adoptado este tipo de prácticas agroecológicas, pues, en opinión de los investigadores, aún persisten barreras de entrada que previenen a éstos de transitar de un modelo convencional a uno regenerativo. 

“La principal barrera de entrada tiene que ver con la estructura de pensamiento de los productores”, reflexiona Larraín. “La mayoría de ellos fue educado en un modelo de agricultura/ganadería donde la clave del éxito eran los sistemas simples, las intervenciones con maquinaria y químicos, la alta productividad por unidad de superficie o animal, etc. Al mismo tiempo, existe una red de negocios que funcionan en torno a la venta y uso de insumos y maquinarias, donde existe un permanente bombardeo de información indicando que mientras más se use el producto X, más segura y rentable será la producción. Entonces ir en contra de eso es muy difícil”. 

Para Larraín, con el paso de los años, los productores se construyen una imagen mental de sí mismos donde aplicar estas prácticas y usar estos insumos son una reafirmación interna de que están haciendo las cosas bien. “Entonces, aparece un sistema donde les dices que muchas de las cosas que ellos consideraban como buenas, en realidad tienen un montón de efectos negativos y que en vez de haber estado cuidando sus campos, los han estado dañando. Eso es muy duro. Te cuestiona lo que has hecho probablemente durante décadas”, explica.

“Entonces” continua, “la principal barrera de entrada es hacer lo que se conoce como cambio de paradigma. Aceptar una forma de ver, analizar y trabajar el campo diferente a la que has estado usando hasta ese punto. Este cambio de paradigma no es fácil, y normalmente va asociado a una crisis por la que pasa el productor y productora, que suele ser gatillada por problemas económicos o conflictos internos sobre el uso de pesticidas, cuidado del medio ambiente, etc”.

Para promover y hacer factible este cambio de paradigma, dice el ingeniero agrónomo de la Universidad Católica, es necesario avanzar tanto en conocimientos como en educación ambiental y transferencia de conocimientos. “Eso permite que las personas vean casos de éxito, vean como otros productores han ido haciendo el cambio, han adaptado las prácticas a diferentes condiciones, etc. Primero conocer, luego entender y finalmente adoptar. También pueden haber incentivos vía el mercado o por apoyo del estado, fundaciones, etc. Pero estos incentivos tendrán poco efecto a largo plazo si antes el productor no hace un cambio en su forma de pensar”, finaliza.
Los resultados de este estudio, financiado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y CAPES, están disponibles en línea desde el sitio oficial de FIA. También puedes descargar el informe final del proyecto en este enlace.

Texto: Comunicaciones CAPES

Maletín Educativo EduLab: entendiendo el cambio global, desde Melipilla

El proyecto “Seres humanos y naturaleza, un todo inseparable: Maleta pedagógica como herramienta para educar sobre la emergencia climática”, es una iniciativa que propone una herramienta educativa para entregar conocimientos y generar las actitudes necesarias para enfrentar los efectos del cambio global. Está desarrollada para docentes y estudiantes de segundo ciclo de 5° a 8° básico.

Este proyecto, fue ejecutado por profesores del Centro de Investigación Científica Escolar (CICE), y profesionales de CAPES, y financiado por el fondo EduLab del Centro de Innovación UC del año 2022, que busca resolver desafíos educativos presentados por distintos actores de la sociedad. La propuesta fue realizada en la escuela Puangue en colaboración con la Corporación de Educación de la Municipalidad de Melipilla, en base a los problemas ambientales que se han observado en la comuna los últimos años.

Fabiola Orrego, coordinadora del eje de Vinculación y Transferencia CAPES y doctora en Ciencias Agrícolas de la Universidad Católica, fue la encargada del proyecto y nos cuenta cómo partió la propuesta: “antes de la elaboración del maletín se realizó un diagnóstico sobre las motivaciones y conocimientos de estudiantes, apoderados y funcionarios del colegio. Una vez hecho el diagnóstico, la herramienta educativa fue diseñada en base a esas respuestas. Posteriormente, la maleta educativa se probó en distintas clases de ciencias naturales entre quinto y octavo básico, antes de la etapa final de diseño y ajustes”.

Las actividades diseñadas para la maleta educativa responden a las necesidades ambientales de la comunidad educativa de Melipilla: contaminación, crisis hídrica, biodiversidad, y se ajustaron a los contenidos del currículum nacional de ciencias naturales para 5°, 6°, 7° y 8° básico.

Estudiantes de la comunidad educativa de Melipilla aplicando los conocimientos contenidos en el maletín.

“En este maletín se abordan contenidos, ejercicios y recursos relacionados al cambio climático, la naturaleza, el recurso hídrico y la salud humana”, señala Orrego, “nuestro objetivo fue mostrar que los seres humanos somos parte de la naturaleza: vivimos y visitamos distintos ecosistemas e interactuamos con distintas especies a lo largo de nuestra vida. Y en este contexto, el cambio global es más que el cambio en el clima, es una amenaza multifactorial que está presente en distintas dimensiones de la vida”.

Fabiola Orrego (segunda, de derecha a izquierda) durante el reconocimiento a los proyectos Edulab de 2022).

Los detectives del agua, Conociendo al súpervillano: el Cambio Climático, Naturalistas a terreno: Biodiversidad y bienestar, Mi plato y mi planeta, son algunas de las actividades, ejercicios y experiencias prácticas que profesores, estudiantes y también sus familias pueden realizar para conocer las relaciones entre las especies, los ecosistemas, sus recursos y las personas, y comprender cómo todo el sistema interactúa bajo los efectos del cambio global.

“La comunidad escolar recibió con mucha alegría la maleta educativa, y valoran en particular que se haya hecho poniendo atención a la realidad de su comuna”, relata Fabiola Orrego, “es por eso, que este proyecto de innovación pedagógica de CICE y CAPES fue entregado como instrumento a la Corporación Municipal para ser utilizado en todos los establecimientos municipales de la comuna”.

El pasado 4 de abril de 2023 fue la jornada de cierre de la versión 2022 de Edulab en el que se entregó un reconocimiento a los proyectos que finalizaron sus productos con éxito. En esta instancia, Fabiola Orrego, coordinadora del proyecto pudo compartir con el equipo EduLab UC Magaly Silva, coordinadora de Ciencias del Departamento de Educación de la Corporación Municipal de Melipilla; Jorge Retamales, docente de ciencias naturales y Nicole Hernández, directora de la Escuela Puangue.

Puedes descargar el material desarrollado para este Maletín Educativo EduLab en el sitio web de CICE, ubicado en este enlace.

Texto: Comunicaciones CAPES
Fotos cortesía de: Fabiola Orrego (CAPES)

El rol de ANDRO como promotor de la salud neurológica: evidencia desde un roedor chileno modelo natural de Alzheimer

Una inédita investigación en hembras adultas y envejecidas del roedor chileno degú, mostró los efectos de la administración de largo plazo de ANDRO, un compuesto derivado de la planta medicinal asiática Andrographis paniculata, que mejoró aspectos como la memoria de reconocimiento social y la memoria de largo plazo, ambas necesarias para la socialización y el reconocimiento de los animales en sus entornos biológicos.

Este es uno de los últimos estudios en los que participó nuestro ex subdirector Francisco Bozinovic, fallecido a principios de 2023, quien fomentaba la colaboración y el trabajo interdisciplinario, aportando su conocimiento como ecofisiólogo en una investigación sobre enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Degú costino (Créditos: Bruno Savelli)

El proceso de envejecimiento es natural e irreversible para todos los seres vivos. En los humanos, además del deterioro físico se producen daños a nivel molecular o celular provocando deterioro cognitivo, pérdida de neuronas y una actividad sináptica deficiente, entre otras, es la evolución habitual del cerebro humano.

En Chile habita un pequeño roedor social que en condiciones de laboratorio muestra síntomas de envejecimiento muy parecidos a los de las personas, es el Octodon degus, conocido como degú, un ratón con una cola semejante a un pincel, que es endémico de nuestro país y que ha sido utilizado como modelo biológico para estudiar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Un equipo interdisciplinario, encabezado por Daniela Rivera, ecóloga del Centro GEMA: Genómica, Ecología y Medio Ambiente de la Universidad Mayor, y en el que trabajó entusiastamente el subdirector de CAPES, Francisco Bozinovic, evaluó los efectos de la administración de ANDRO en el largo plazo -un año-, en la conducta y en los aspectos neuroquímicos del cerebro de hembras de degú adultas (36 meses) y envejecidas (72 meses).

La investigación «Age-Dependent Behavioral and Synaptic Dysfunction Impairment Are Improved with Long-Term Andrographolide Administration in Long-Lived Female Degus (Octodon degus)«, fue publicada en la revista International Journal of Molecular Sciences.

¿Cómo surgió la idea de desarrollar esta investigación y por qué decidieron realizarla en degus hembras?

Conversamos con Daniela Rivera, quien nos comentó que “la idea de realizar este trabajo comenzó el 2018, junto con Francisco y Nibaldo Inestrosa nos reunimos para planificar el diseño experimental de este trabajo. El objetivo principal era evaluar el efecto de la administración de Andrografólido (ANDRO) en el largo plazo en el inicio del envejecimiento (desde los 3 años) y compararlo con hembras ya envejecidas. La decisión de usar hembras fue porque habíamos determinado en varios trabajos previos (Neurobiology of Aging, 2016; Frontiers in Integrative Neuroscience, 2022) que durante el proceso de envejecimiento a las hembras degus les va peor que a los machos desde el punto de vista de la bioquímica del cerebro. Por lo tanto, era interesante preguntarnos si ANDRO, que reportaba muchos beneficios en la mejora neuronal y cognitiva, tenía un efecto en hembras maduras y envejecidas”.

¿Andrografólido?

Para comprender los alcances de esta investigación, necesitamos saber qué es el ANDRO o Andrografólido. Es una molécula que se extrae de la planta medicinal Andrographis paniculata, presente en India, China y el sudeste asiático, y que es utilizada en la medicina china y ayurvédica por sus múltiples propiedades, como su atributo antiinflamatorio.

“En un trabajo colaborativo que realizamos junto con el Dr. Bozinovic en el 2016”, señala la investigadora, “demostramos que el ANDRO es capaz de revertir el daño cognitivo en hembras degus adultas. Lo más notable de este trabajo, es que algunos animales son capaces de comportarse como individuos jóvenes luego de la aplicación de ANDRO durante solo tres meses. Además, la administración de ANDRO fue capaz de revertir algunos de los principales signos patológicos de la enfermedad de Alzheimer no solo en degus sino también en otros modelos transgénicos de la enfermedad (es decir, aquellos modelos que son manipulados genéticamente o farmacológicamente para expresar la enfermedad). Sin embargo, en otros aspectos como la plasticidad celular, el tratamiento con ANDRO no fue exitoso, por lo que argumentamos que un tratamiento de más larga duración podría mejorar esos aspectos de la fisiología neuronal, razón por la cual surgió la motivación para hacer este estudio”.

(Créditos: Paula Díaz Levi)

El degú y su forma de vida social

El Octodon degus, también conocido como degú o ratón cola de pincel, es un pequeño roedor endémico de nuestro territorio, que habita entre Vallenar y Curicó. Cabe aproximadamente en la palma de una mano, su cola termina con un penacho que le da la apariencia de un mini pincel. Es un animal diurno, vive en comunidades en madrigueras excavadas en zonas montañosas o de matorrales. Su período de gestación es de 90 días, al cabo de los cuales nacen entre 3 y 9 crías completamente cubiertas de pelo y con los ojos abiertos. En cautiverio pueden vivir hasta 8 años, una de las muchas razones que los hace un muy buen modelo biológico para estudios relacionados con envejecimiento natural.

En 2022 entrevistamos a nuestro ex subdirector Francisco Bozinovic para uno de los capítulos del podcast “Maestra Naturaleza, realizado en conjunto entre CAPES y Ladera Sur, durante la conversación Francisco nos comentó sobre sus estudios en este roedor y por qué es utilizado para investigaciones en distintos temas, desde los efectos del cambio climático hasta enfermedades como la diabetes o el Alzheimer.

Acerca del degú Bozinovic nos cuenta que “en biología se ocupan modelos animales para estudiar las enfermedades, y el degú ha sido muy exitoso, puesto que además es social, igual que nosotros”. Además, comparte una característica con los seres humanos que tiene que ver con la proteína Beta-amiloide (β-amiloide), “que está en el cerebro de las personas que tienen Alzheimer y es prácticamente igual en el degú”, explica el Premio Nacional de Ciencias 2020, “el degú tiene síntomas muy parecidos a los humanos cuando son viejos”.

“Hemos hecho estudios, liderados por la doctora Daniela Rivera, que muestran que entre organismos que están viviendo juntos o están separados, cambia mucho su capacidad cognitiva, capacidad de aprendizaje, en función de si están socializando o no y en función de la edad”, comenta el biólogo integrativo. “Hicimos experimentos en animales de diferente edad viviendo solos o viviendo en grupos, y efectivamente, los animales que vivían en grupos tenían mejores habilidades cognitivas que los que estaban separados”.

ANDRO y degus hembras adultas y ancianas

Durante esta investigación Rivera y su equipo administraron ANDRO a degus hembras durante un año y se les realizaron diversas pruebas de comportamiento que permitieron estudiar el rendimiento cognitivo. Rivera señala que “ANDRO fue capaz de mejorar la memoria y preferencia por nuevas experiencias no solo en las hembras adultas sino también en las envejecidas. ANDRO también restauró la memoria de reconocimiento social y la memoria de largo plazo en las hembras de mayor edad”.

A nivel neuronal, el estudio determinó que ANDRO puede mejorar, en ambas edades los procesos que son potenciadores de la actividad neuronal. Rivera complementa que “sin embargo, en las hembras adultas, ANDRO no mejora la actividad neuronal basal, pero sí la mejora en las hembras envejecidas donde la actividad basal está empeorada. Todos estos efectos a nivel neuronal se correlacionan con cambios en las proteínas que forman parte relevante en el funcionamiento de las conexiones y por lo tanto de las redes neuronales, efecto a través del cual creemos el ANDRO estaría haciendo su efecto en la mejora cognitiva”.

Hacia una mejor comprensión de los procesos del envejecimiento

En la actualidad, es posible encontrar fármacos derivados de ANDRO registrados ante la FDA. En España se están desarrollando derivados semisintéticos de ANDRO para su uso en el tratamiento de COVID-19 y fibrosis pulmonar asociada a COVID-19 por sus efectos antiinflamatorios, sin embargo, los efectos descritos a nivel de sistema nervioso son más recientes y hay que hacer más estudios para evaluar sus efectos y consecuencias.

La Dra. Rivera está consciente de que no se puede cambiar el curso del envejecimiento, un proceso biológico natural de los seres vivos, de todas maneras, el escenario ideal sería envejecer física y cognitivamente de la mejor manera. “Los procesos de envejecimiento y deterioro cognitivo son procesos que dependen de muchas variables”, afirma Rivera, “una de las cuales recae fuertemente en el hecho de si eres hembra/mujer o macho/hombre. Y este es uno de los puntos principales. Hasta ahora podemos establecer que estos procesos no son equivalentes en ambos sexos y que es fundamental determinar los mecanismos que hacen la diferencia para mirar con más detalle y generar, ahora sí, fármacos que sean puntuales para aquellos procesos diferenciadores. Queda mucho estudio por hacer”.

Acerca de los aportes de Francisco Bozinovic a la investigación de Daniela Rivera y equipo, ella menciona que “estuvo desde siempre interesado en los alcances del degú como modelo experimental. Fue parte importante en la planificación y elaboración del diseño experimental en este y en todos los recientes artículos que involucran al degú, tanto en los estudios farmacológicos como en los que evalúan el estrés social”. Sobre la importancia que Francisco otorgaba al trabajo interdisciplinario, Rivera señala que “como se puede apreciar de la afiliación de los autores de este trabajo, los que participamos somos de muchas instituciones académicas; eso le gustaba a Francisco, apoyar el trabajo interdisciplinario y la colaboración entre investigadores. Ese fue uno de sus mayores aportes, generar vínculos de colaboración entre investigadores de diferentes disciplinas”.

Los investigadores Francisco Bozinovic (al medio, de gorro) y Daniela Rivera (a su derecha), durante el Primer Workshop Internacional del Degú, organizado por el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso, CINV, en 2019.

Texto: Comunicaciones CAPES

Mariella Canales: “Mi interacción con el mar comenzó en mi niñez”

Bióloga marina de la Universidad de Concepción y doctora en biología de la Universidad de York, Inglaterra, Mariella Canales ha desarrollado una carrera un poco distinta a lo que normalmente sigue un científico, intercalando actividad laboral con postgrados. Con experiencia en la ciencia pesquera desde la industria, el sector público y la academia, se ha especializado en las pesquerías de peces pelágicos, como anchoveta, sardina y otros, y también ha explorado los peces litorales como el róbalo.

Mariella Canales

Nacida en Tomé, comuna costera al norte de Concepción, Mariella Canales pasó toda su niñez y primera juventud al lado del mar. “Mis recuerdos de infancia son pasar todos los veranos en la playa, mi mamá que era profesora básica normalista disponía del tiempo en las vacaciones de verano. Mi papá trabajaba la mayor parte del verano en las Fábricas Paños de la ciudad (hoy ya no existen), entonces, nuestra diversión era ir prácticamente todos los días del verano a la playa, la cual teníamos al lado. Aquí podíamos jugar y explorar libremente la verdad. Me llamaba mucho la atención todo lo que “crecía y andaba” en las rocas, y a mi mamá le costaba literalmente un gran esfuerzo sacarme del agua. Fue también a través de mi familia que aprendí a consumir productos del mar desde algas hasta peces desde muy chica”, recuerda la investigadora, quién entró a estudiar Biología Marina en la Universidad de Concepción (UdeC).

“Mi vida de alguna manera se vincula al mar desde mi niñez temprana”, afirma Canales, cuya carrera ha sido algo distinta a la que siguen la mayoría de las mujeres y hombres de ciencia “en el sentido que no pasé directamente a la realización de un postgrado cuanto obtuve mi título de Bióloga Marina, eso me permitió acumular experiencia en varios ámbitos y reorientarme. Recién terminada la carrera de Biología Marina comencé trabajando en la Estación de Biología Marina de UdeC en Dichato (¡hermoso!) en un proyecto asociado al desarrollo del cultivo de ostión en la zona. Luego se dio una oportunidad en el Instituto de Investigación Pesquera (INPESCA) en Talcahuano, Instituto privado de investigación aplicada en pesquerías y medio ambiente, cuyo financiamiento proviene principalmente de los industriales pesqueros (ASIPES) de la Octava Región. Allí comencé trabajando en el monitoreo biológico-pesquero de sardinas y anchovetas, y participé en varios otros proyectos de investigación pesquera, fue allí donde comencé a encontrar mi norte profesional”.

“En INPESCA entré a trabajar con el Dr. Luis Cubillos”, recuerda Mariella, “de quien tuve la suerte aprender muchísimo y colaborar con sus estudios de dinámica poblacional y pesquera de anchoveta y sardina común. Del monitoreo nacieron varias publicaciones que describen la dinámica del esfuerzo pesquero en la zona sobre sardina común y anchoveta, y también la dinámica poblacional de estas especies y su acoplamiento con la variabilidad climática de la zona, en particular con los procesos reproductivos y de crecimiento corporal de ambas especies. La generación de ese conocimiento decanta en una propuesta de modelo de evaluación de stock para estos recursos”.

La maestría le permitió a Mariella trabajar en el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP), como investigadora dedicada a la evaluación de stock de sardinas y anchovetas. (Foto: José Antonio Gil Martínez)

En esa época, en la segunda mitad de la década 90, comienza el auge de la captura de cerco de sardinas y anchovetas para producir harina de pescado, y en paralelo ocurre la primera crisis del jurel que llevó a la restructuración del esfuerzo de pesca industrial de cerco en la zona, pasando estas pesquerías de libre acceso, a ser reguladas vía cuota de captura. La necesidad de monitorear estas especies, le permitió a Mariella adquirir experiencia en toma y análisis de muestras de peces, participar de cruceros científicos, manejo y análisis de datos, evaluación de stock, en general “participé en distintos proyectos científico-pesquero financiados por el Fondo de Investigación Pesquera y Acuicultura (FIPA)”, indica la investigadora, “trabajando en INPESCA ingrese al Magister en Ciencias con mención en Pesquerías en la UdeC, la maestría me permitió decantar y/o darle una estructura y profundidad a todo el conocimiento adquirido trabajando en INPESCA había mucho más que aprender que lo aprendido en el pregrado”.

La maestría le permitió entrar a trabajar al Instituto de Fomento Pesquero (IFOP), como investigadora del Departamento de Evaluación de Recursos, trabajar en evaluación de stock de sardinas y anchovetas y colaborar en otros proyectos: “ahí estuve mucho rato ‘en mi salsa’, señala Canales, “los desafíos del trabajo fueron muchos y todos muy entretenidos, aprendí a programar, modelación matemática y estadística, también me permitió interactuar con distintos actores de la institucionalidad pesquera chilena oportunidad que no había tenido en INPESCA, y todo ayuda a crecer y desarrollarse profesionalmente. Particularmente mis primeros años en IFOP fueron de mucho crecimiento profesional, muy motivadores, y me nutrí mucho de los colegas, así como de investigadores de otros países.  Sin duda, el Departamento de Evaluación de Stock del IFOP era el lugar donde aprender “evaluación de stock” en Chile”.

“Todo está conectado de Islandia a Inglaterra”

Un día, llegó una invitación del Gobierno de Islandia a un investigador de IFOP vía Subsecretaría de Pesca (SUBPESCA) y fue designada para asistir, Canales relata: “realicé una pasantía de 6 meses en el frío país del norte (a los 64º Norte) enfocada en evaluación de stock y financiada por Islandia. Islandia es un país pesquero por excelencia, uno de sus principales comodities”.

Esta pasantía en el Marine & Freshwater Research Institute (MFRI) de Islandia le permitió entrar en contacto con la Dr Julia Blanchard, “ella trabajaba para el Centro de Acuicultura, Medioambiente y Pesquería del Reino Unido (CEFAS), y estaba haciendo su doctorado en la Universidad de York con el Profesor Richard Law”. Tiempo después Canales se fue a hacer su Doctorado en Biología en esa universidad británica con Richard y Julia como tutores, “mi tesis de doctorado comprendió la modelación comunitaria de ecosistemas marinos mediante la aproximación por espectro de tamaños”, indica Mariella, “el tamaño corporal e incorporar este rasgo particularmente en el caso del modelamiento de sardinas y anchoveta, era algo que me daba vuelta en la cabeza desde lo aprendido en INPESCA y el trabajo en IFOP. A lo anterior se le sumaba también el efecto del clima, y rol que juegan estas especies en los ecosistemas de surgencia, estos últimos aspectos los había tocado de alguna forma en la Maestría. De mi tesis de doctorado surgieron algunos aportes, por ejemplo, un trabajo más bien teórico donde a través de la implementación de un modelo por espectro de tamaño, explore los efectos de los cambios de la composición del plancton, la predación intraespecífica, y canibalismo sobre estas especies, bajo distintos escenarios climáticos mediados por el plancton. Lo que encontramos fue que estos factores al interaccionar generan cambios en el tamaño corporal de la anchoveta y sardina lo cual conlleva a un efecto en la abundancia debido a cambio en las tasas de predación. Sin embargo, el cambio en esta estructura del plancton es gatillada por la variabilidad climática, en este caso, condición “El Niño”.

Barcos pesqueros en las costas de Husavik, Islandia: “realicé una pasantía de 6 meses en el frío país del norte (a los 64º Norte) enfocada en evaluación de stock y financiada por Islandia. Islandia es un país pesquero por excelencia, uno de sus principales comodities», cuenta Mariella (Foto: TJH1976)

A su regreso a Chile retomó su puesto en el IFOP y posteriormente se unió al equipo de la línea 4 de CAPES “Dinámica de la población, cambio global y sustentabilidad socioecológica”, encabezada por Mauricio Lima, donde ha participado de distintos proyectos asociados a pesquerías chilenas, y donde también realizó su Postdoctorado patrocinada por el Profesor Lima.

“En el Postdoctorado usamos un enfoque ‘holístico ‘para estudiar la dinámica de las poblaciones de peces pelágicos pequeños en Chile”, explica Canales, “analizamos la tasa de cambio de crecimiento poblacional de anchoveta y sardina común de Chile. Este permite analizar factores, denso-dependiente e independientes (clima, pesca) a la vez. Lo que encontramos fue que estos efectos varían a través de las poblaciones, por ejemplo, en el caso de la sardina común, la temperatura superficial del mar y sus efectos de retardo explicó el explosivo crecimiento en biomasa que este recurso mostró después del 2006, y en la mayoría estas poblaciones encontramos que el factor denso-dependiente era significativo. En un segundo trabajo del postdoctorado abordé este último tema de la denso-dependencia en forma teórica, simulando una población tipo anchoveta. La pregunta aquí es porque es difícil observar relaciones stock-recluta (clásicas) en peces pelágicos pequeños. Lo que encontramos fue que los procesos denso-dependientes pueden permanecer completamente operativos y medibles en estas especies, sin embargo, es más factible identificarlos a nivel de las tasas vitales de nacimiento, crecimiento y muerte que utilizando las clásicas relaciones stock-recluta”.

Peces pelágicos y peces litorales

Los peces pelágicos viven en la columna de agua, desde la zona costera hasta ambientes oceánicos. Entre las especies pelágicas de pequeño tamaño, están la anchoveta y las sardinas, las más conocidas por su importancia económica y su gran biomasa en los ecosistemas de surgencia.

“Estando en el INPESCA me tocó participar de varios cruceros en el contexto de la aplicación del método de producción de huevos para estimar biomasa desovante del jurel, anchoveta y sardina”, cuenta la bióloga marina, “en jurel se navegaba haciendo estaciones de muestreo y lances de pesca hasta las 1000 millas náuticas de la costa en barcos industriales cerqueros. El objetivo era muestrear hembras y huevos de jurel en el plancton (el jurel desova en océano abierto), enorme el esfuerzo realizado por la flota industrial cerquera”.

Actualmente, Mariella Canales dirige el proyecto FIPA “Caracterización y propuesta de manejo sustentable de las actuales y potenciales pesquerías costeras de peces litorales en las regiones de La Araucanía y Los Ríos”, que busca determinar la diversidad, abundancia y distribución de tallas de los peces litorales en ambas zonas.

Los peces pelágicos como las anchovetas y las sardinas, predan sobre el plancton, y cumplen un rol fundamental particularmente en los ecosistemas de surgencias donde dominan en biomasa. Los peces litorales tienen una dinámica completamente distinta, se encuentran en fondos arenosos y rocosos cerca de la costa, reducido desplazamiento comparado a un jurel, por ejemplo, y se alimentan de algas, de otros peces, de moluscos y de crustáceos. “Presentan estrategias reproductivas más variadas, uno puede encontrar especies hermafroditas, como en el caso del róbalo, que es una de las especies principales que hemos estudiado en el FIPA 2021-16”, indica la investigadora.

Actualmente, Mariella Canales dirige el proyecto FIPA “Caracterización y propuesta de manejo sustentable de las actuales y potenciales pesquerías costeras de peces litorales en las regiones de La Araucanía y Los Ríos”, que busca determinar la diversidad, abundancia y distribución de tallas de los peces litorales en ambas zonas, identificando los parámetros de historia de vida de las especies que son más extraídas y proponer orientaciones para su manejo sustentable. Canales añade que “la captura de estas especies en la zona de estudio está asociada al consumo humano (para el hogar), se venden en restaurantes y también se capturan en forma recreativa”.

¿Cuántos peces hay en el mar?

Las poblaciones de peces se evalúan desde el punto de vista de su manejo para estimar su abundancia y biomasa y poder saber cuánto pescar o remover para que sean sustentables en el tiempo. Desde la perspectiva del ecosistema marino, todas las especies están relacionadas de manera trófica (y otras interacciones también), son presas y predadores a la vez. “En el caso de sardinas y anchovetas, estas cumplen un rol ecológico fundamental porque primero son, en términos de biomasa, dominantes en los ecosistemas de surgencia como el chileno, y al predar sobre el plancton transfieren y dispersan esa energía rápidamente a otros niveles tróficos”, explica Mariella, “ya que sobre ellas se alimentan distintas especies de peces, mamíferos marinos (lobos marinos), y también el hombre (pesca)”.

Entonces, si la pesca remueve demasiado, “desde una perspectiva mono-específica se arriesga la sustentabilidad de la población, pero desde una perspectiva multi-específica además se perturban las relaciones tróficas, tanto para aquellas especies que se alimentan de anchovetas y sardinas, como en el plancton que son su alimento”, indica la investigadora. Algunos trabajos basados en modelamiento ecosistémico, muestran que remover anchovetas “genera una disminución en la biomasa de predadores tróficos altos, como mamíferos marinos y las aves marinas. Hay debate al respecto, porque en su mayoría estos estudios están basados en modelaciones, pienso que hay que analizar cada ecosistema por separado, porque la pesca afecta en forma distinta a cada comunidad y la variación climática tiene un efecto importante”, señala Canales.

En el caso de la pesquería de peces litorales, que como vimos está relacionada al consumo humano de las comunidades costeras locales, la comunicación entre pescadores y los investigadores en terreno fue muy importante por varias razones, señala la bióloga marina “particularmente cuando se sabe muy poco, ellos tienen la memoria de la actividad de pesca en sus caletas y las especies que extraen. Lo otro es que los pescadores conocen mucho del comportamiento de los peces, ese conocimiento es valioso para determinar la vulnerabilidad de las especies, y creo que debe recogerse cuando no tienes información, y aún si la tienes”.

Además, es relevante porque cualquier medida de manejo afecta directamente a las comunidades pesqueras locales, en la economía del hogar, en la generación de entradas. “También es importante acercar la ciencia a quienes hacen uso directo de estos recursos marinos, eso es algo que surgió en las reuniones con los pescadores en este proyecto, ellos están interesados en saber de la biología, y ecología de estas especies,” afirma Mariella Canales, “ellos quieren conocer más detalles de las especies que extraen, entonces, la transmisión del conocimiento generado es importante, porque de esa manera ellos también saben la razón de porqué se establecen las medidas de manejo”.

Texto: Comunicaciones CAPES

CAPES y ECIM UC inauguran nuevo sendero interpretativo en Las Cruces

En un acto que incluyó la celebración de ceremoniales mapuche y múltiples pies de cueca, el proyecto liderado por la divulgadora científica María Dulce Subida dio por inaugurado este nuevo recorrido, el cual busca incentivar el conocimiento del ecosistema costero presente en la zona con miras a su conservación como patrimonio natural y cultural.

Al sur de El Tabo, en el balneario del antipoeta, se alza un promontorio de roca conocido como Punta del Lacho. Allí, un observador agudo puede detenerse y apreciar, en un día especialmente claro, una vista que abarca desde la península hermana de Punta de Tralca, por el norte, hasta los buques que recalan en puerto de San Antonio, por el sur: casi 20 kilómetros ininterrumpidos de costa.

El cabo es también el hogar de uno de los ecosistemas más biodiversos del litoral chileno, donde numerosas especies de algas, aves y mamíferos marinos desarrollan su vida al resguardo de las olas, escondidos entre las rocas, o descansando sobre alguna de las dunas que cubren este hermoso entorno natural.

La belleza de este paisaje y la protección y difusión de su riqueza biológica fueron justamente los aspectos que motivaron a la ex profesional UC y divulgadora científica, María Dulce Subida, a crear TransforMAR, un proyecto de conservación y restauración ecológico que tuvo por misión incentivar el conocimiento de este patrimonio natural, mediante la construcción de un nuevo sendero interpretativo alrededor de la zona, declarada área marina protegida en 2005. 

Dicho sendero fue inaugurado el pasado 27 de mayo de 2023 como parte de las celebraciones del Día Nacional de los Patrimonios, y contó con la participación de miembros de las comunidades locales, autoridades municipales, y representantes del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, y la Estación Costera de Investigaciones Marinas de la Universidad Católica, ECIM UC, las dos instituciones patrocinantes del proyecto. 

Más de 100 personas pudieron participar de la ceremonia de inauguración del sendero, la cual también incluyó el recorrido por las instalaciones de la Estación Costera de Investigaciones Marinas de la Universidad Católica, a cargo de su administración.

El ecosistema

Entre los oradores presentes en la ceremonia se encontró Sofía Herrera, encargada de Vinculación y Transferencia de CAPES, quien durante su intervención rememoró el involucramiento del Centro con el proyecto: “Desde CAPES, conocimos de este proyecto, que se quería desarrollar en asociación con ECIM en terrenos UC, y decidimos apoyarlo, ya que contaba, y cuenta, con aspectos de conservación, restauración pasiva, vinculación con las comunidades, ciencia ciudadana y presenta muchas oportunidades de investigación” explicó. 

La encargada de Vinculación y Transferencia de CAPES, Sofía Herrera, fue una de las encargadas de presentar este nuevo sendero.

Para Herrera, lo más desafiante de levantar este nuevo recorrido “fue el poder usar de la manera más efectiva posible los pocos fondos existentes, organizar los voluntariados, y coordinar a la comunidad y múltiples actores. Fue un trabajo organizado con mucha paciencia y dedicación por parte de María Dulce, Hans Muhr (Asesor de la Prorrectoría de Gestión Institucional UC y arquitecto del paisaje) y un equipo de trabajadores que construyeron el sendero y múltiples voluntarios lograron hacerlo realidad con mucho esfuerzo”.

Por su parte, Sergio Navarrete, investigador de CAPES y director de ECIM UC —institución encargada de la administración y protección de la reserva— destacó la importancia de conservar este ecosistema ante las progresivas amenazas que éste enfrenta, de las cuales el ‘trampling’, o tránsito indiscriminado de turistas por la zona, “sobresale por su severidad, provocando erosión en los suelos transitados y la pérdida de plantas nativas a causa de la recolección (principalmente de quiscos), entre otros impactos”.

La frágil posición en la que se encuentra Punta del Lacho y sus paisajes aledaños se debe, principalmente, a la gran presión turística e inmobiliaria que, hasta hoy, se observa en la zona, junto con la falta de una adecuada planificación territorial que aumenta la vulnerabilidad de estos ecosistemas costeros frente a desastres naturales y prácticas extractivas como la pesca no sustentable.

A estos estresores, se suman la extracción furtiva de recursos pesqueros; la contaminación acuática y acústica originada por actividades humanas; la introducción de fauna y vegetación exótica, y la generación y disposición de residuos sólidos domiciliarios, procesos que, en conjunto y por separado, han llevado a los ecosistemas presentes en la zona (como los bosques subterráneos de huiro palo presentes a lo largo de la costa) al borde del colapso.

El litoral rocoso de la zona central de Chile, del que Punta del Lacho es parte, es un ecosistema hogar de múltiples especies de fauna y vegetación marina.

El sendero

Es así como, ante las amenazas que presionan sus costas, el nuevo “Sendero Mirador Punta del Lacho” se alza no sólo como un espacio de protección de la diversidad biológica presente en la zona—demarcando, y delimitando, las vías de desplazamiento e intervención de turistas y visitantes—, sino también como una instancia para apreciar, y valorar, los atributos que hacen de este entorno un tesoro natural digno de conservación.

“Al recorrer el sendero”, señalan sus creadores, “los visitantes podrán disfrutar de la belleza y beneficios del contacto con la Naturaleza, estarán evitando la degradación que provoca el pisoteo descontrolado sobre la flora y la fauna del lugar (…) y serán testigos, finalmente, de los cambios que evidencian la recuperación de este ecosistema”.

Y a dos meses de terminado el sendero, cuenta Sofía Herrera, los resultados de su implementación ya saltan a la vista: “es impresionante ver cómo la vegetación volvió a aparecer en las áreas donde la gente pisaba y que hoy el sendero limita”, nos dice contenta.

Asimismo, la cualidad interpretativa del sendero, que utiliza elementos de comunicación multidimediales e interactivos a lo largo de su recorrido, estimula el interés de los visitantes por conocer y comprender los distintos aspectos de la relación entre los seres humanos y el medio ambiente, de manera atractiva y a través de un proceso de reflexión que los lleve a sus propias conclusiones. Esto, porque a diferencia de los enfoques de educación convencionales, la interpretación ambiental enfatiza el análisis de las relaciones y procesos, en lugar de entregar información de fenómenos o cifras aisladas.

El fin último, cuentan en su sitio web, “es poder comunicar los valores del patrimonio natural y cultural, así como la importancia de su conservación, y colaborar en la diversificación de las actividades turísticas hacia opciones más sustentables para el entorno y la comunidad local”.

Y hablando de la comunidad local, el sendero también ofrece varias actividades educativas de divulgación y socialización que fueron co-creadas junto a miembros y representantes de las localidades aledañas al sitio del proyecto, centradas en el conocimiento científico del entorno natural y cultural de sus ecosistemas. Igualmente, la iniciativa incluyó la generación de un protocolo de visitas guiadas, dirigido a la capacitación de monitores locales.

Para conocer más del sendero, sus horarios de visita y las recomendaciones para recorrerlo de manera responsable y respetuosa con el medio ambiente, puedes visitar su sitio oficial, https://senderopuntadelacho.cl/

Video introductorio

Texto: Comunicaciones CAPES
Fotos cortesía de: Sofía Herrera y Proyecto TransforMAR

Organismos podrían ser más vulnerables de lo que se pensaba al calentamiento global

Analizando la respuesta de un grupo especial de ectotermos acuáticos, los anfípodos, a las variaciones de temperatura en el agua, investigadores de las universidades de Radboud, Granada, Lyon y Católica de Chile pudieron mejorar una serie de estimaciones sobre la capacidad de supervivencia de estos organismos bajo distintos escenarios climáticos.

Los anfípodos observados en el estudio son un orden de crustáceos acuáticos con más de 7.000 especies descritas alrededor del mundo (Créditos: cephalopodcast)

Los anfípodos, orden de crustáceos acuáticos con más de 7.000 especies descritas alrededor del mundo, son animales mucho más propensos al calentamiento de las aguas de los ríos de lo que se pensaba. Esto, según un estudio global publicado recientemente en la revista Global Change Biology, y liderado por científicos de Chile, España, Francia y Países Bajos. Entre ellos, el académico de la Universidad Católica e investigador CAPES, Dr. Enrico Rezende.

En dicho trabajo, los investigadores presentaron un nuevo método para medir la tolerancia térmica en animales, unificando de mejor forma lo observado en terreno con los experimentos efectuados en ambientes controlados. “La tolerancia térmica, o tolerancia al calor, suele medirse sacando a los animales del agua y llevándolos al laboratorio, donde son expuestos a aguas progresivamente más cálidas durante una o dos horas, y determinando la temperatura a la que éstos empiezan a morir”, explica el Dr. Wilco Verberk, ecólogo de la Universidad de Radboud (Países Bajos) y autor principal del estudio.

En el caso de las especies de anfípodos estudiadas —Dikerogammarus villosus y Echinogammarus trichiatusesta, ambas provenientes de afluentes del río Waal, en Países Bajos— esta temperatura ronda los 34° Celsius, “y como la temperatura de nuestros ríos no suele sobrepasar los 27°C, se asumía que éstos organismos contaban con un margen de seguridad de unos 7 grados antes de empezar a morir”, cuenta Verbek. Sin embargo, los cortos períodos de tiempo utilizados en los experimentos bien pudieron haber sobreestimado las cosas, según el investigador: “los seres humanos podemos soportar perfectamente una hora en el sauna, por ejemplo, pero no deberíamos pasar todo el día ahí”, señaló.  

Aclimatación

Verbek y su equipo estudiaron qué tan bien podían los anfípodos soportar el calor extremo más allá de unas cuantas horas. Así, en su nuevo modelo, la sobrevivencia es expresada como una probabilidad más que como una temperatura crítica, o máxima. “Matemáticamente, las probabilidades son un indicador mucho más flexible a la hora de pronosticar cambios en las poblaciones de animales, permitiendo, mediante cálculos sencillos, saber qué es lo que pasaría en períodos de exposición más largos”.

Precisamente, una de las consecuencias de medir la supervivencia de estos crustáceos a lo largo de semanas, en vez de horas, fue la abrupta desaparición de esos 7 grados de margen previamente estimados. Más aún, los investigadores hallaron una diferencia notable en los resultados dependiendo de si los anfípodos estaban previamente aclimatados al agua fría o caliente, y si eran mantenidos en ambientes con un alto o un bajo contenido de oxígeno. “Como cualquier otro animal de sangre fría (o “ectotermos”, como le denominan los científicos), los anfípodos necesitan oxígeno para su metabolismo cuando se hallan en aguas cálidas”, comenta Verbek, “de este modo, notamos que los anfípodos podrían soportar de mejor manera el calor extremo si estaban previamente aclimatados a condiciones donde se requiere de más oxígeno (en el caso del agua cálida) o cuando la extracción de oxígeno es difícil (agua pobremente oxigenada). 

A esta capacidad de los organismos de aumentar su capacidad de tolerancia mediante la exposición previa a altas temperaturas, se le conoce como “aclimatación térmica”. En palabras de Enrico Rezende, co-autor del estudio e investigador CAPES, “así como nuestros cuerpos pueden adecuarse a mayores cantidades de ejercicio o mayor altitud, los organismos también pueden aclimatarse a temperaturas más altas y, por lo tanto tolerar temperaturas más extremas,. El problema es que esta capacidad es limitada, y no puede compensar del todo las diferencias evolutivas entre especies, por lo que un pingüino puede aclimatarse y tolerar temperaturas más altas, pero nunca tanto como un ave tropical”.

Si bien ya se sabía que, en el caso de los anfípodos y otros grupos ectotermos, el calor extremo genera estrés, los autores del estudio pudieron demostrar que no es un asunto solo de temperaturas. El tiempo también es un factor importante: mientras más tiempo debían los anfípodos soportar el calor, más estresante se volvía. En ese sentido, Verbek complementa: “no puedes sencillamente expresar la tolerancia al calor en términos de un cierto umbral de temperatura; también deben considerar el tiempo y la cantidad de oxígeno presente en el agua”.

Nueva perspectiva

Los hallazgos obtenidos por los investigadores son relevantes para calcular lo que son capaces de aguantar no sólo los anfípodos, sino también otros animales de río. ¿Con qué temperaturas y niveles de oxígeno pueden lidiar y cuáles resultan letales para ellos? Los cálculos de este estudio muestran que, aun cuando la mortalidad provocada por estrés térmico en ambientes fluviales se encuentra hoy dentro de márgenes aceptables, en 100 años —si las temperaturas continúan elevándose a causa del cambio climático— estos podrían llegar a tasas del 60 e incluso el 100%.

“El modelo es absolutamente general y puede ser empleado para predecir cómo el calentamiento puede impactar poblaciones de organismos, por ejemplo, en Chile”, explica Enrico Rezende. “Solo pusimos las predicciones del modelo a prueba empleando los ríos en Europa porque los anfípodos que medimos en el laboratorio —pequeños crustáceos que recuerdan a las pulgas de mar— provenían del río Waal, en Holanda”.

Parte del equipo de investigación del estudio durante su participación en el del simposio “Limits to thermal performance in ecototherms: the interplay between physical constrains, physiological boundaries and evolutionary trade-offs” de la Sociedad de Biología Experimental, en Montpellier, Francia (con el Prof. Rezende en medio). Créditos: Enrico Rezende.

“Esta nueva forma de calcular puede ser útil si deseamos proteger ciertos tipos de animales. Hoy, tenemos una mejor idea de cuándo las temperaturas se vuelven demasiado intolerables para los animales fuera del laboratorio. Dentro del laboratorio, acostumbramos trabajar con plazos más cortos, donde los animales no tienen tiempo de habituarse a las condiciones que les creamos, y por ende nuestros resultados no necesariamente reflejan la realidad en el campo”, añade Verbek.

“Ahora podemos tomar acción más rápido, por ejemplo, atendiendo los niveles de oxígeno en las aguas de nuestros ríos. El cambio climático es difícil de combatir, parcialmente porque ocurre a nivel global, pero hoy, podemos hacer algo sobre la calidad del agua a nivel regional” finaliza. 

Texto: Redboud University y Comunicaciones CAPES

Miembros CAPES reciben reconocimientos de la Universidad Católica

Durante el mes de junio, los investigadores CAPES y académicos UC Rosanna Ginocchio y Stefan Gelcich recibieron el rango de profesor titular de la Universidad Católica , mientras que el posdoctorante Tomás Schoffer fue distinguido con un premio a su tesis de doctorado.

La profesora Rosanna Ginocchio, subdirectora CAPES, junto al rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez.

Junto con celebrar su aniversario número 135, la Pontificia Universidad Católica otorgó la Titularidad Académica a ocho académicas y nueve académicos, entre los que estaban Rosanna Ginocchio, profesora de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, subdirectora CAPES e investigadora principal de la línea 1, y Stefan Gelcich, director del Instituto Milenio SECOS e investigador principal de la línea 5.

La ceremonia se celebró el pasado 16 de junio, Día del Sagrado Corazón 2023, en  el Salón Juan Francisco Fresno del Centro de Extensión UC. A las y los nominados, les fue entregada una medalla que acredita su rango académico como profesoras y profesores titulares, el rango más alto dentro de la Universidad Católica.

Acerca de lo que significa este reconocimiento, la profesora Rosanna Ginocchio mencionó que “este nombramiento es una distinción que me honra al reconocer todo el trabajo académico, en todas sus dimensiones, que he venido realizado con mucho compromiso y dedicación en estos 25 años de carrera académica. Esta nueva etapa me responsabiliza aún más con la comunidad UC, sobre todo en estos tiempos tan desafiantes e inciertos. Se vuelve así más desafiante trabajar con mayor foco en la generación de conocimiento relevante a las importantes necesidades medioambientales actuales, la adecuada formación de nuestros estudiantes no solo desde la excelencia sino también desde el cuidado y lo valórico, y en aportar a un cambio de paradigma de cómo hacemos comunidad desde el yo o tú al yo y tú. Será entonces importante hacer aportes relevantes al bienestar y calidad de vida de las personas, así como en la definición de formas más adecuadas de cómo percibimos y nos relacionamos con la naturaleza”.

El profesor Stefan Gelcich, investigador principal de CAPES, junto al rector de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez.

En tanto el Profesor Stefan Gelcich señaló que “el nombramiento de profesor titular me desafía a ser un articulador, promotor y partícipe de brindar los espacios necesarios para la integración de distintos tipos de conocimientos enfocados en encontrar soluciones innovadoras a las urgencias de sustentabilidad que enfrentamos. Me refiero a la crisis climática, de biodiversidad y desigualdad social. La integración de las ciencias sociales, las ciencias naturales, el conocimiento alojado en instituciones del estado y en comunidades locales e indígenas, son claves para alcanzar un planeta más equitativo y sustentable. ¡Debemos trabajar por hacer cotidiana su interacción!”

Puedes revisar la ceremonia acá:

Tesis de doctorado

Después de 18 meses desde que se suscribió el acuerdo entre la Pontificia Universidad Católica y CMPC para crear la Cátedra de Biodiversidad y Desarrollo Sostenible en el marco de Endowment UC, la instancia colaborativa entre ambas entidades realizó su primera premiación anual para reconocer a las mejores tesis de postgrado y la trayectoria profesional de académicos de la universidad.

La ceremonia de premiación se llevó a cabo el miércoles 7 de junio en la Sala Colorada del Centro de Extensión UC, en la oportunidad se premiaron 5 tesis, Tomás Schoffer fue distinguido con una Mención honrosa por su trabajo Copper-litter-soil interaction assessment in fruit tree productive systems.

Tomás Schoffer durante la presentación de su tesis en el último Encuentro Anual CAPES (2023).

Sobre la investigación, Tomás explica que “evaluamos el rol que juega la hojarasca en sistemas frutales, específicamente como fuente protectora frente al ingreso de cobre (cuando este elemento es aplicado como pesticida) al suelo. Se ha descrito que menos del 0.1% de los pesticidas aplicados llegan a su objetivo, en este caso, las hojas de los árboles frutales. Además, se ha demostrado que ciertas formulaciones de pesticidas en base a cobre tienen mala adherencia en las hojas, por lo que son fácilmente removidas después de lluvias. Entonces, hay un gran porcentaje de este pesticida que tiene un destino diferente al objetivo. Uno de estos destinos es el suelo. Sin embargo, algunos productores de frutales en Chile, mantienen la hojarasca de los frutales a los cuales aplican estos pesticidas por aproximadamente 6 meses. Dada a esta práctica, nos surgió la pregunta: ¿qué rol juega la hojarasca sobre la incorporación de cobre al suelo?”, indica Shoffer, quien actualmente cursa un posdoctorado en CAPES. En su investigación demostró que la hojarasca cumple un rol protector sobre la incorporación de cobre al suelo, observando hasta siete veces más cobre en la hojarasca que en el suelo, lo que se tradujo en actividad microbiana del suelo.

Texto: Comunicaciones CAPES
Fotos cortesía de: Pontificia Universidad Católica de Chile

Sofía Herrera realiza curso de Liderazgo en Desarrollo Sustentable de Naciones Unidas

El programa “Executive Leadership Programme for Sustainable Development», concluyó sus actividades en Singapur el pasado mayo, donde se dieron cita una treintena de líderes mundiales en temáticas de desarrollo sostenible, y entre ellos, la encargada del área de Vinculación y Transferencia de CAPES.

La profesional CAPES Sofía Herrera (segunda desde la izquieda), recibiendo el certificado que acredita su participación en el programa.

Este año el Programa Ejecutivo en Liderazgo en Desarrollo Sustentable de Naciones Unidas se abrió a postulantes de todo el mundo, llegando a casi 500 los interesados en participar. Entre los 34 seleccionados finales, se encontró Sofía Herrera, encargada del eje de Vinculación y Transferencia de CAPES.

El curso, diseñado e implementado en asociación con la Hertie School de Berlín, Alemania, y la Lee Kuan Yew School of Public Policy de Singapur, busca fortalecer conocimientos y experiencias transversales en el área de desarrollo sostenible, en los temas de gobernanza ambiental global, digitalización, inteligencia artificial, construcción de escenarios, prospectiva, análisis de partes interesadas y creación de consenso, entre otros.

Este programa se presenta como un “viaje de aprendizaje virtual inmersivo” con 6 meses de clases sincrónicas telemáticas, donde los participantes interactuaron con expertos temáticos y líderes experimentados, para terminar con una semana presencial, en esta oportunidad en Singapur, en que todos los estudiantes se reunieron y compartieron sus aprendizajes.

Durante 6 meses, los 34 participantes interactuaron con expertos temáticos y líderes experimentados, para terminar con una semana presencial en Singapur.

Acerca de las clases online, Sofía Herrera señala que “fue mucho más enriquecedora de lo que esperaba, ya que el equipo de UN Executive Leadership Programme, además de contar con una selección variada y muy interesante de profesores e invitados, manejaban muchas herramientas de interacción y participación online que fueron bien valiosas”. Sobre el encuentro en Asia menciona que “fue muy provechoso y sirvió para consolidar los vínculos humanos, los contactos y los aprendizajes”.

Representantes de instituciones de Kenia, Sudáfrica, India, Estados Unidos, Malasia, Australia, México, Nigeria, Irlanda, entre otros países, fueron convocados entre el 9 y 12 de mayo en Singapur, en una oportunidad para conocerse en persona, compartir experiencias, establecer contactos y reflexionar sobre los desafíos y transformaciones de la sustentabilidad.

“Hubo muchos aprendizajes significativos”, afirma Herrera, “quizás algunos de los más importantes es sentir realmente la oportunidad y responsabilidad de actuar y ser un líder dentro de esta crisis de cambio global, el internalizar las prácticas y valores y trabajar para ser un líder generoso y efectivo. También es muy interesante el aprender a usar todas las herramientas de procesos, sistematización y distintos mapas conceptuales que maneja la UN y los participantes que vienen del mundo corporativo, y que quizás el mundo científico y la academia no utilizan tanto”.

Entre las conexiones realizadas con personeros del mundo privado y agencias de las Naciones Unidas que le servirán en su labor en CAPES, Sofía Herrera menciona que “realicé contactos paralelos con dos instituciones muy interesantes de Singapur: National Parks of Singapur a través de la Dra. Lena Chan, autora del índice de Biodiversidad Urbana (también conocido como Índice de Singapur) y con la National University of Singapore a través de la profesional de Vinculación Estratégica Claire Oei, que trabaja en el centro de investigación de soluciones para el clima basadas en la naturaleza (Centre for Nature-based Climate Solutions). La Dra. Lena Chan nos brindó oficialmente su apoyo al programa de Jardines x la Biodiversidad y la profesional MSc Claire Oei compartió su experiencia, comentarios e ideas de cómo enfocar los recursos y esfuerzos de manera efectiva en labores de Vinculación y Transferencia”.

Singapur es conocida como una ciudad-estado muy moderna, con una alta calidad de vida para sus habitantes y un polo de comercio mundial. La directora del eje de Vinculación y Transferencia de CAPES relata que “el futuro está en Singapur en muchas áreas, y en otras no, y eso es lo interesante. Singapur en cuanto a biodiversidad urbana y los programas que ellos tienen, están muy avanzados, pero por ejemplo en temas como el reciclaje, en términos de lo que puede reciclar la ciudadanía, es súper limitado. Por otro lado, en cuanto a políticas públicas hay cosas muy interesantes, como que cada Ministerio tiene un “Departamento del Futuro”, donde se analiza lo que va a pasar y se desarrollan estrategias. Es una cultura asiática muy diversa y efervescente, muy interesante de poder visitar”.

El “Executive Leadership Programme for Sustainable Development», de Naciones Unidas, es un espacio muy atractivo y enriquecedor para los profesionales líderes que buscan fortalecer las capacidades y herramientas que les permitirán conformar equipos de trabajo y redes de colaboración internacionales, en pos de un desarrollo sostenible en un mundo cambiante.

Más información en: www.unssc.org/un-executive-leadership-programme-sustainable-development

Texto: Comunicaciones CAPES
Fotos cortesía de: Sofía Herrera (CAPES)

Curso 2023 de «Jardines x la Biodiversidad»

El Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES y la Corporación Jardín Botánico Chagual, tienen el agrado de invitarte a participar en la tercera versión del curso de «Jardines x la Biodiversidad».

El objetivo del curso es compartir conceptos sobre prácticas de manejo sustentable que pueden fomentar la biodiversidad en los jardines urbanos, promoviendo refugios seguros para la flora y fauna local.

El formato es de 8 clases teóricas, en formato virtual, y 2 clases prácticas presenciales.

Las sesiones se realizarán los días miércoles entre 19.00 y 21.00 hrs., comenzando el 4 de octubre de 2023.

El valor del curso es de $180.000, pagables en dos cuotas de $90.000 (siendo la primera cuota al momento de la inscripción y el saldo al iniciar el curso). El mínimo de participantes es de 15 personas.

Para mayor información, se adjunta el programa del curso:

Más información

Para más información sobre el curso, puedes escribir a  [email protected].