Informe declara necesidad de incorporar a la sociedad en la restauración de los bosques de Chile central

El trabajo fue liderado por los investigadores CAPES Rocío Almuna y Matías Guerrero, junto a un equipo de colaboradoras y colaboradores. El informe propone realizar restauración ecológica desde un enfoque transdisciplinario, socio-ecológico y con perspectiva de género.

Los bosques aportan innumerables beneficios a las personas, como la provisión de agua, seguridad alimentaria, su valor como espacio recreativo y cultural, y fomento de la salud física, emocional y social, entre muchos otros.  Sin embargo, en nuestro país, las múltiples amenazas que estos ecosistemas sufren, producto de la actividad humana, ponen en peligro estos territorios y sus comunidades humanas.

Tal es el caso del bosque esclerófilo, ecosistema que se extiende entre el sur de la región de Coquimbo y el norte de la región del Biobío, y que es considerado un hotspot de biodiversidad, o punto prioritario de conservación planetaria. Esto, porque el 50% de la vegetación presente sólo crece ahí y en ningún otro lugar del mundo, y porque además esta área se encuentra altamente amenazada, debido a la disminución de su superficie por transformaciones del humano en un 64%, la amenaza el cambio climático y la megasequía, entre otros factores.

Este informe analiza la situación actual de este ecosistema y plantea un llamado urgente a restaurar el vínculo entre el bosque esclerófilo y las personas, considerando los escenarios actuales de vulnerabilidad socioambiental. Su apuesta, es hacerlo desde los enfoques transdisciplinario, socio-ecológico y de género, para los que también entrega una serie de recomendaciones específicas.

En ese contexto, Rocío Almuna, investigadora CAPES, CERES, y autora principal del informe creado a partir de un trabajo colaborativo y participativo,  se refiere a la importancia del mismo. “Creemos que este documento contribuye como base teórica para futuras iniciativas de restauración de paisajes, ya que desarrolla recomendaciones basadas en tres necesarios enfoques para recuperar nuestro bosque esclerófilo, no solo en su dimensión ecológica, sino también sociocultural. Aporta desafiando la concepción separada de humanidad y naturaleza, y reconociendo el rol de las comunidades humanas en la rehabilitación de paisajes degradados”, señala.

Bosques y bienestar humano

El documento señala que los bosques nativos de Chile Central tienen un rol central en el bienestar humano, y gran significancia cultural al ser un espacio para el ejercicio de prácticas tradicionales locales, de contemplación de la belleza escénica, además de sus contribuciones esenciales al bienestar humano. “Los bosques almacenan agua en sus suelos. Su disminución y degradación, por tanto, incrementa la vulnerabilidad de comunidades rurales a la actual megasequía. Esto amenaza el abastecimiento de ciudades como Santiago o el Gran Valparaíso. La degradación del bosque se ha ligado también a una mayor frecuencia e intensidad de incendios forestales, por la baja capacidad de los suelos erosionados de almacenar humedad”, se detalla.

Matías Guerrero, también investigador del Instituto de Ecología Aplicada, IEB, comenta al respecto: “El valor del bosque y matorral esclerófilo es fundamental en muchas dimensiones, y realmente podría ser una solución basada en la naturaleza a la hora de abordar temáticas relevantes como la sequía o las olas de calor, entre otras.  La provisión de agua y la presencia de nutrientes en los suelos contribuye a los sistemas productivos y al abastecimiento hídrico tanto de comunidades rurales como ciudades. Pero si seguimos degradándolo, tendremos graves problemas no solo con el abastecimiento de agua, aumentando la vulnerabilidad social, principalmente de mujeres, niñas y niños”.

Enfoques de la restauración y recomendaciones

Considerando este escenario, el trabajo propone tres enfoques para abordar los desafíos en la restauración del bosque esclerófilo. El enfoque transdisciplinario llama a integrar y valorar tanto conocimientos tradicionales, como científicos, para co–diseñar planes de restauración junto a comunidades locales; utilizar metodologías participativas para ello; enfocar esfuerzos en problemáticas ambientales contingentes y pertinentes socialmente; y usar metodologías provenientes de las ciencias ambientales, ciencias sociales y humanidades.

“Se habla mucho del conocimiento local e indígena en el contexto de la conservación. Pero no hay metodologías participativas reales en torno a la restauración. Sin embargo, existen muchas comunidades trabajando en esta dirección y estas acciones deberían tomarse de manera más vinculante para generar un diálogo verdaderamente más integrado entre la ciencia y los actores locales”, complementa Guerrero.

En cuanto al enfoque socio-ecológico, el informe recomienda velar por la protección y sustentabilidad conjuntas de la vida silvestre y los medios de vida rurales. También, llama a generar acciones que aumenten la capacidad de adaptación de los sistemas socio-ecológicos ante cambios y perturbaciones, e identificar las necesidades particulares de cada territorio, tanto a nivel ecológico como sociocultural.

En relación al enfoque de género, las y los autores del texto llaman a reconocer la relevancia del rol de las mujeres y de la niñez en los procesos de restauración, y a facilitar la participación de las mujeres, visualizándolas como un grupo heterogéneo.

Matías Guerrero se refiere a este punto: “Para el equipo fue muy importante incluir la perspectiva de género. En el contexto de la degradación del bosque esclerófilo, no todas las personas son igualmente vulnerables, mujeres, niñas y niños son principalmente afectados. Esto se debe a que, en términos generales, son las mujeres las que proveen en los campos y trabajan en los huertos. Producto de la sequía y degradación de este ecosistema, las contribuciones que nos provee la naturaleza se ven cada vez más amenazados. Así es que, si vamos a hablar de vulnerabilidad social y de restauración, es fundamental incorporar la perspectiva de género”.

El documento también menciona iniciativas de restauración participativa de Chile central y comparte un link a un seminario en el que representantes de estas iniciativas hablaron sobre su trabajo con las comunidades en paisajes degradados. La experiencia de estas organizaciones fue clave para identificar los enfoques y el desarrollo del contenido del informe.

Con estos antecedentes, el informe espera sumar evidencia y conocimiento y ponerlos a disposición de diversos actores. “Queremos que este documento sea leído por tomadores de decisiones y autoridades gubernamentales, y que aporte a futuras iniciativas en materia medioambiental impulsadas por organismos públicos. Por otro lado, buscamos llegar a las organizaciones locales, para apoyar el diseño y planificación de sus proyectos de restauración”, concluye Almuna.

Texto: Comunicaciones IEB

Huinay Summer School: «Metodologías de restauración de bosques»

Cuándo: 14-22 de marzo de 2023
Dónde: Estación Científica Fundación San Ignacio del Huinay, Fiordo Comau, Los Lagos
Organiza:  Fundación San Ignacio del Huinay, Facultad de Ciencias Forestales U. de Chile, CAPES, MASCN, Instituto Forestal

En el marco de Huinay Summer School (Fundación San Ignacio del Huinay), el programa de Magíster en Áreas Silvestres y Conservación de la Naturaleza (MASCN) de la Universidad de Chile invita a estudiantes de postgrado a conocer y profundizar el uso de metodologías de restauración de ecosistemas, entendiendo esta disciplina, como una de las principales herramientas utilizadas en la actualidad para recuperar la calidad de hábitat y la biodiversidad a diferentes niveles (genes, especies y ecosistemas), especialmente enfocado en elementos de la naturaleza de interés para conservación biológica.

El objetivo del curso «Metodologías de restauración de bosques» es generar competencias profesionales para la correcta toma de decisiones en las metodologías que se aplican durante el desarrollo de un proyecto de restauración de bosques, específicamente, en las fases de diagnóstico, planificación y diseño, implementación, monitoreo y evaluación de las acciones restaurativas.

Su programa se compone de clases teórico-prácticas dictadas por académicos/as e investigadores de universidades y centros de investigación nacional e internacional. Durante el curso se promoverá la generación de espacios de debate sobre los desafíos de la restauración en Chile y Latinoamérica, considerando el actual contexto de crisis climática y conflictos socio-ambientales por el uso de la tierra. En específico, las actividades contemplan trabajo de campo para la colecta de muestras, trabajo en vivero para selección de especies nativas utilizadas para reforestación, trabajo en laboratorio para el procesamiento de muestras vegetales y análisis de los datos

Requisitos y costos de inscripción

El curso estará abierto a estudiantes de postgrado de ciencias forestales, ecología y/o conservación. El postulante debe enviar los siguientes antecedentes a carolaa@uchile.cl antes del 15 de enero. Los documentos a entregar son:

  • Carta de motivación (media página)
  • Formulario de postulación (descargar)
  • Certificado de alumno regular de programa de postgrado

Plazo para postular:

01 de diciembre al 15 de enero 2022

Vacantes:
12 estudiantes (8 U. de Chile + 4 otras Universidades).

Costo del curso:
$50.000 (CLP). El costo de inscripción incluye alojamiento, alimentación y materiales durante la estadía en Huinay. Los costos de traslado Santiago-Hornopirén (ida y vuelta) no están considerados en el costo de la inscripción.

Webinar «Forestación para la captura de Carbono. Enfoques de Chile y España»

Cuándo: 13 de octubre de 2022, 8:30 hrs.
Dónde: Actividad vía telemática (Link de inscripción) 
Organizado por:  CAPES UC, Centro UC Cambio Global, DesicionES, Universidad Politécnica de Madrid

Exponen: 

  • Marta Hernández de la Cruz: Oficina Española de Cambio Climático. Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico. España.
  • María Menéndez Mihuélez: Programa Europeo de forestación en tierras agrícolas. Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria. España.
  • Constanza Troppa: Gerencia de Bosques y Cambio Climático. Corporación Nacional Forestal, CONAF, Chile. 

Moderan:

  • Juan Oliet: Universidad Politécnica de Madrid. 
  • Eduardo Arellano: Pontificia Universidad Católica de Chile, investigador principal CAPES

La actividad se realizará este jueves 13 de octubre de 2022 entre 8:30 y 10:30 hrs. 

Link de inscripción: https://forms.office.com/r/96z0LHayuU

Pablo Becerra: investigando la regeneración, dinámica y restauración de los bosques nativos de Chile

Pablo Becerra es ingeniero forestal y Doctor en Ecología y Biología Evolutiva, académico de la Facultad de Agronomía y Ciencias Forestales de la Universidad Católica e investigador de la línea 1 de CAPES. Aunque ha realizado estudios en terreno en casi todos los tipos de bosque del país, se ha especializado en el bosque esclerófilo de Chile central, el que se encuentra atravesando por una grave crisis debido a que no se está regenerando de manera natural y está ocurriendo mortalidad de individuos adultos.

Pablo Becerra Osses nació en Santiago, y desde pequeño, sus padres lo acercaron a la naturaleza, por lo que siempre estuvo muy cerca de los ambientes naturales. Siguiendo esa pulsión, estudió Ingeniería Forestal en la Universidad de Chile, luego un Magister en Ciencias Ecológicas y posteriormente un Doctorado en Ecología y Biología Evolutiva en la misma casa de estudios.

Ya en el 4° año de su carrera, se dio cuenta de que le gustaba la investigación, la ciencia y las ciencias ecológicas en particular: “el último año, con algunos compañeros, tomamos como electivos algunos cursos del posgrado en botánica en la Facultad de Ciencias, hice unos cursos en biogeografía y en ecología de la reproducción en plantas”, recuerda, “yo partí bien naturalista, con harta observación de flora, de plantas, paseos por el cerro, etc.”.

Como tema de su tesis del doctorado, comenzó a estudiar la invasión de plantas exóticas, centrándose en dos especies simbólicas del área forestal, el Pinus radiata y el Eucalyptus globulus. “Era un análisis de cuáles son los factores que pueden estar facilitando o restringiendo la invasión de estas dos especies exóticas”, señala el investigador, “la elección de esas especies fue porque son las dos más plantadas en Chile y, por lo tanto, podían tener un alto potencial de invasión por la cantidad de semillas que se producen en las plantaciones, que probablemente producen más semillas que cualquier otra especie exótica que hay en Chile”.

Luego, en el posdoctorado, ahondó en el tema y evaluó cómo el pino radiata está influyendo en la regeneración de especies nativas, encontrando la ocurrencia de una importante invasión de esta especie exótica, incluso desde la Región de Valparaíso hacia el sur. “En general se considera invasión cuando una especie naturalizada se ha expandido más allá de las plantaciones o de los lugares en que fue introducida, y en el caso de pino radiata efectivamente eso está ocurriendo. Son individuos que ya están creciendo naturalmente, es decir, las semillas llegaron por dispersión natural a lugares fuera de las plantaciones, a ambientes naturales y están formando individuos, creciendo naturalmente y produciendo a su vez semillas, por lo tanto poseen un alto potencial para producir poblaciones autosustentables”, explica.

Bosques de Chile

“Hay bosques en todo Chile. Desde la I hasta la XII región uno puede encontrar distintos tipos de bosques” comienza contando Becerra cuando le consultamos por los bosques presentes en nuestro territorio. “Los bosques de la I, II y III región eran bosques xerofíticos, de especies adaptadas a esas condiciones, pero que estaban a su vez restringidas o distribuidas en ambientes más húmedos, principalmente orillas de ríos, eran bosques pequeños, siempre ribereños”.

Desde la IV región comienzan a aparecer bosques más abundantes de algarrobos, guayacanes y litres. Luego, en la zona de clima mediterráneo encontramos los bosques esclerófilos, y más al sur, los bosques templados. “A mi me ha tocado estudiar prácticamente todos los tipos de bosques, quizás los únicos en que no he hecho estudios más formales, son los bosques de queñuas, (Polylepis), en el altiplano”, indica, “en mi tesis de pregrado estudié los bosques de araucarias y de coigüe-raulí de la IX región, en mi tesis de magister hice estudios en bosques de robles, de hualo, de raulí, he hecho otros estudios en los bosques siempreverdes de Chiloé y también en los bosques de lenga y ñirre en la Patagonia”.

Bosque esclerófilo de clima mediterráneo

Pero su objeto de estudio más constante ha sido siempre el bosque esclerófilo. Este tipo de bosque tiene factores restrictivos para su conservación, no sólo en términos de impacto humano sino también de sus condiciones abióticas naturales, incluso sin cambio climático. Esto, debido a que el clima mediterráneo tiene estaciones secas y años en que no llueve mucho, lo que genera condiciones difíciles para varias especies del bosque esclerófilo en términos de su regeneración, en comparación con otros bosques en que si no hay factores externos antrópicos como tala, ganado, o incendios, el bosque se regenera naturalmente, que es lo que ocurre desde la región del Biobío al sur.

“En cambio en el bosque esclerófilo no”, afirma Becerra, “hay muchos lugares en que hay individuos adultos pero con cero regeneración, es decir, no hay individuos jóvenes. Entonces la pregunta es por qué esas especies están presentes en esos lugares, qué condiciones habían en el pasado cuando esas semillas se produjeron, qué les permitió regenerar, crecer y sobrevivir, cómo han cambiado esas condiciones que ahora no les permiten germinar, crecer y sobrevivir hasta etapas adultas”.

Esto está ocurriendo en la mayoría de las especies del bosque esclerófilo y ha empeorado en los últimos 10 años. De hecho, los estudios han demostrado que además de no haber regeneración, hay individuos adultos que están muriendo, dependiendo de las condiciones ambientales o microambientales, hay más o menos mortalidad, lo que antes no ocurría o sucedía de manera aislada.

Pablo Becerra comenzó ha realizar estudios en el bosque esclerófilo el año 2006, y en ese tiempo, aún había algo de regeneración bajo condiciones específicas como ambientes más húmedos, cercanos a cursos de agua y cuando se presenta un dosel que genere sombra, más aún controlando a los herbívoros, reduciendo la cantidad de conejos y si no hay incendios u otro tipo de perturbaciones.

“A partir del 2014 empezamos a hacer muestreos geográficamente masivos, abarcando prácticamente toda la distribución del bosque esclerófilo, evaluando los niveles de regeneración”, indica Becerra, “y ahí se empezó a notar una reducción importante a nivel de prácticamente no existir regeneración de la mayoría de las especies del bosque esclerófilo en ninguna parte, ni siquiera en las condiciones más húmedas, ni bajo dosel, ni cuando no hay conejos ni cuando no hay ganado, nada. Entonces, el factor que va quedando obviamente es el agua y eso se asocia con la reducción en los niveles de precipitación que ha ocurrido en los últimos 10 a 15 años”.

Junto con eso, en el verano de 2018-2019, se empezaron a ver los primeros manchones de individuos adultos que mostraban los estragos de la sequía. Comenzaron primero a secarse los peumos, que es una especie relativamente higrófila en Chile central, que tiene su distribución sobre todo en laderas de exposición sur y en fondos de quebradas. El fenómeno se ha incrementado y ahora está ocurriendo con el quillay, que tiene una distribución en ambientes no tan húmedos por lo que está siendo mucho más afectado. También se ha visto cierta mortalidad en litre, que tolera aún más la sequía que el quillay, y en el boldo, en algunos sectores precosteros.

“En esas 4 especies se ha notado la mortalidad”, señala Pablo Becerra, “sin embargo, hay otras especies que no. Por ejemplo, colliguayes, huinganes, espinos, no tienen problemas de mortalidad de individuos adultos, aunque esas especies tampoco se están regenerando. ¿Qué es lo que sugiere todo esto? que en los lugares o localidades donde en el pasado dominaban especies esclerófilas como el quillay, peumo, litre, probablemente van a ser reemplazados o se va a reducir su abundancia de manera importante y van a sobrevivir ahí otras especies como las más adaptadas a condiciones más secas, en reemplazo de lo que eran los bosques esclerófilos más densos”.

Proyecto de restauración en San Carlos de Apoquindo

La Universidad Católica posee dos predios importantes, uno en Pirque y otro en San Carlos de Apoquindo, en los que se empezó a trabajar en proyectos de restauración ambiental que además de la restauración ecológica de los ecosistemas, incluyen un componente de educación ambiental.

“Se generaron anteproyectos de restauración en estos dos predios, los que fueron financiados por CAPES, para hacer los estudios de línea base y las propuestas de acciones de restauración y de educación ambiental”, señala Becerra, “en San Carlos de Apoquindo están hechos los proyectos para restaurar la vegetación y generar una infraestructura que permita hacer educación ambiental, incluyendo un centro de visitantes, senderos de interpretación, reintroduciendo especies emblemáticas con sus letreros de información, etc., lo que se está haciendo ahora es buscar financiamiento para llevar a cabo todo eso”.

Le preguntamos a Pablo Becerra: ¿cómo debería ser la relación del ser humano con los bosques?, nos comenta que “lo que debiera ocurrir es que en el mundo se incremente la superficie de bosque nativo de manera importante y obviamente se conserve lo que ya existe. No debiera eliminarse ni una hectárea más de bosque, en especial de los ecosistemas amenazados como el bosque esclerófilo y de roble-hualo. Primero, porque por ejemplo, de los bosques esclerófilos o los bosques de robles o de hualos, no queda prácticamente nada, y segundo, porque lamentablemente en Chile no existe una legislación ambiental que exija la restauración completa de los ecosistemas por parte de las empresas que los eliminan para sus faenas, con suerte se les exige hacer una plantación compensatoria, que muchas veces es bastante deficiente o poco exitosa, pero no se restaura el ecosistema en ningún caso”.

Pablo Becerra continúa trabajando y en estos momentos está realizando el cierre de algunos proyectos, como el de la evaluación a gran escala de los niveles de regeneración del bosque esclerófilo en toda su distribución o el análisis de técnicas de restauración en ambientes incendiados. Además, él y su equipo están trabajando en los procesos de regeneración y dinámicas de la vegetación del bosque nativo de la región de Coquimbo. También quieren estudiar un efecto que han observado acerca de las precipitaciones en la zona central de Chile, debido a que no sólo cae menos agua, si no que la que cae se pierde por escurrimiento y no alcanza a almacenarse en el sustrato de los cerros y no es aprovechada por la vegetación.

“Las ventajas de tener bosques en general, a nivel planetario, es que los bosques producen oxígeno, absorben CO2, mantienen biodiversidad, controlan plagas, producen distintos tipos de productos alimenticios, farmacológicos, etc., entre varias otras funciones y servicios ecosistémicos. Necesitamos que exista mayor educación ambiental desde los niveles escolares, respecto de la importancia de la biodiversidad, de la vegetación y de los bosques. Mientras más personas tengan ese conocimiento y valoren nuestros ecosistemas, se podría exigir, generar y financiar más proyectos que permitan incrementar la superficie de bosques y reducir al máximo la eliminación de ecosistemas que están en peligro de extinción”, finaliza.

Texto: Comunicaciones CAPES

Científicos advierten que la actual estrategia climática de Chile no es suficiente para alcanzar la carbononeutralidad en 2050

Ésto, explican, debido al complejo escenario climático actual, caracterizado por sequías severas, incendios forestales y alta mortandad de árboles, y al uso de este tipo de plantaciones como medida de mitigación.

En un reciente artículo publicado en la revista Environmental Science and Policy, un grupo de investigadores del Centro de Investigación del Clima y Resiliencia (CR)² realizó un llamado a diversificar las acciones climáticas destinadas a mitigar la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) en nuestro país, arguyendo que la actual estrategia llevada a cabo por Chile, basada en buena parte en la capacidad del sector forestal para capturar carbono mediante plantaciones industriales, no es suficiente para alcanzar la carbononeutralidad en el año 2050.

Ésto, explican, debido al complejo escenario climático actual, caracterizado por sequías severas, incendios forestales y alta mortandad de árboles, y al uso de este tipo de plantaciones como medida de mitigación.

¿Pinos y eucaliptus?

En marzo de 2020, Chile presentó ante los países miembros del Acuerdo de París sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), una serie de compromisos voluntarios adquiridos por cada Estado con el fin de reducir la emisión de GEI en su territorio.

Originalmente vista como una de las propuestas más audaces de las presentadas en el Acuerdo, la estrategia incluía, entre otras medidas, distintas acciones relacionadas con el uso de suelo, el cambio de uso de suelo, y la actividad forestal existente en el país: desde el manejo sostenible de 200,000 hectáreas (ha.) de bosque nativo y 100,000 ha. de plantaciones industriales, a la forestación de otras 100,000 ha. de bosque (70% nativo y 30% exótico), pasando por la reducción de la degradación forestal y la deforestación asociada a la silvicultura.

“Sin embargo, la capacidad de estas medidas para actuar consistentemente como un sumidero de carbono efectivo se ha vuelto discutible, sobre todo considerando la estrategia de usar plantaciones industriales intensivas de árboles exóticos (de rotación corta) como acción climática, y la incertidumbre de la futura capacidad de los bosques nativos para secuestrar carbono en los escenarios de clima futuros” explica el economista ambiental de CAPES-UC, Felipe Vásquez, uno de los autores del estudio.

Si bien en las últimas dos décadas, la pérdida de cobertura arbórea a causa de la deforestación, la tala de árboles, la actividad agrícola y los desastres naturales ha afectado tanto a bosques nativos como a plantaciones industriales, ésta ha impactado principalmente a la zona central de Chile, hogar del 92% de las plantaciones forestales del país. 

“Los incendios forestales, cada vez más intensos y recurrentes en nuestro territorio, han cambiado las plantaciones forestales de sumideros, a fuentes de emisión de carbono” afirma Vásquez, alterando las proyecciones iniciales que dieron sentido a esta estrategia.

De hecho, se ha estimado que los 3,1 millones de ha. de plantaciones forestales existentes en Chile, compuestas mayormente por “bosques” de pino (Pinus radiate) y Eucalyptus, funcionan más como una fuente neta de carbono, ya que su captura de este CO² se ve cancelada por la tala rasa que cada 12-18 años se realiza para la producción de bienes de corta vida, la quema de leña, las prácticas de quema y corta, y, justamente, los incendios forestales.

Más aún, los autores acotan que el uso de plantaciones industriales como un mecanismo conducente a la carbononeutralidad ha sido fuertemente criticado por la comunidad científica, debido al alto consumo hídrico que éstas demandan (muchas de ellas desde áreas diezmadas por la sequía), sus impactos negativos en la biodiversidad, la fragmentación del paisaje y los conflictos socio-ambientales.

Boldos, maitenes y humedales

De ahí que, ante este panorama, los autores del estudio propongan un cambio de estrategia orientado hacia los bosques nativos como verdaderos captadores de carbono del futuro, fortaleciendo su capacidad de secuestro ante la amenazada de la sequía y los incendios. “Así, en el contexto de la actual crisis climática, el gobierno de Chile debe implementar una estrategia ambiciosa que apoye la restauración de sus bosques nativos, siguiendo un plan similar al que promovió exitosamente la expansión de plantaciones industriales en las décadas pasadas” escriben..

Sin embargo, como plantea Vásquez, “pensar en el bosque nativo como verdadero y principal sumidero de carbono, requiere equiparar los incentivos asociados a la protección y restauración del bosque nativo con aquellos derivados de las plantaciones forestales. Esta tarea es compleja, dado que la estructura actual de incentivos favorece a estas últimas. Solo comparar lo que el Estado ha gastado en subsidiar las actividades silvícolas versus las de protección del bosque nativo dan un indicio del problema”.

Para complementar estos esfuerzos, los investigadores también sugieren diversificar la matriz de acciones de mitigación de Chile hacia otras soluciones basadas en la naturaleza, también conocidas como soluciones climáticas naturales. Mal que mal, la protección de turberas, humedales costeros y ecosistemas oceánicos ya son acciones que otros países miembros del Acuerdo de París han incorporado a sus respectivos NDC, ante la evidencia de que su conservación, restauración y manejo sustentable puede contribuir al aumento de la captación de CO² y a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Además, las soluciones climáticas basadas en la naturaleza proveen múltiples servicios ecosistémicos que podrían considerarse como beneficios complementarios a su rol como sumideros de carbono; estos incluyen impactos positivos a nivel de biodiversidad, disponibilidad de agua, y salud del suelo que, en palabras de los autores “son esenciales para consolidar el componente de adaptación de los compromisos de Chile”.

Hasta ahora, Chile se ha comprometido a desarrollar mediciones estandarizadas que evalúen adecuadamente la contribución neta de turberas, humedales y océanos a la mitigación del cambio climático, aunque esta promesa, dicen, debe ir aparejada de transformaciones en la institucionalidad ambiental del país que aseguren programas de resguardo y monitoreo a largo plazo, y ecosistemas resilientes. “Desde la ciencia tenemos respuestas para muchas de estas interrogantes, pero no basta solo con esto. Es necesario implementar los cambios institucionales y culturales a nivel del Estado, y también del sector privado, para entender que esto debería ser parte central de las estrategias de desarrollo económico futuras. Nuestras estimaciones muestran que tanto los costos de corto plazo como de largo plazo no son prohibitivos, y que los beneficios en calidad de vida y sustentabilidad que vienen aparejados con estos cambios superan estos costos”, afirma Vásquez.

De no actuar, concluyen los investigadores, bien podemos hallarnos en la posición de que, citando a Gabriel García Márquez, “la sabiduría llegue a nosotros cuando ya no nos sirva para nada”.

Texto: Comunicaciones CAPES
Crédito foto: Mónica Paz, CAPES

Los árboles que necesita Santiago

Estudio comparativo muestra que los árboles nativos son capaces de entregar mejores beneficios ecosistémicos en la ciudad de Santiago que las especies exóticas. Paradójicamente, en la capital los árboles exóticos son mucho más numerosos que los nativos. Revisa los resultados del equipo de investigadores de la USACH, UCENTRAL y CAPES.

Según estudios sobre los bosques urbanos en Santiago, de las 171 especies de árboles registradas, 150 son exóticas y sólo 21 nativas. Esto ha sucedido porque, históricamente, los criterios para forestar los espacios públicos de la ciudad son ornamentales o económicos, es decir, árboles considerados “bonitos”, baratos o los que estuvieran disponibles en los viveros.

Esta práctica ha provocado que las especies nativas, la mayoría de ellas parte del bosque esclerófilo endémico de la zona central de nuestro país, estén subrepresentadas en parques y plazas capitalinas. Así, podemos encontrar solo algunos espinos, molles, huinganes o maquis, y muchos arces japoneses, haya común, ginkgo, crespón rosados o magnolios.

Un equipo de investigadores de las universidades de Santiago de Chile, Central y CAPES UC han realizado un trabajo para ofrecer argumentos a favor de priorizar las especies nativas, considerando los servicios ecosistémicos que requieren los habitantes de Santiago. La investigación fue publicada en la revista Trees, con el título Native trees provide more benefits than exotic trees when ecosystem services are weighted in Santiago, Chile”. Conversamos con Sergio Castro, autor principal, investigador CAPES y académico de la Universidad de Santiago de Chile, quien relató que la idea del proyecto “nació ante la necesidad de reconocer la diversidad florística en la ciudad de Santiago. En términos generales, una fracción amplia de la población no es capaz de reconocer las especies de árboles que se hallan en la ciudad y valorar su importancia ecológica. Cubrir esta brecha es un aspecto muy relevante para tornar hacia un modelo de desarrollo que considere aspectos de sustentabilidad y bienestar humano”.

Servicios ecosistémicos

El concepto de “servicios ecosistémicos” se ha hecho cada vez más habitual en las conversaciones sobre medio ambiente, pero ¿a qué se refiere? Podemos decir que son aquellos beneficios que obtienen las personas de los ecosistemas y su biodiversidad. Pueden clasificarse en servicios de base o soporte (producción de oxígeno, reciclaje de nutrientes, etc.), de suministro (producción de madera, papel, otros), de regulación (polinización, flujos de agua, etc.) y culturales (turismo, recreación, educación, entre otros).

Son muchos los servicios que nos entregan los distintos ecosistemas en los que habitamos, los que varían según las especies que componen cada ecosistema y sus características climáticas, de suelo, ubicación, etc. En el caso de los bosques urbanos y áreas verdes, los especialistas realizaron un ranking con los 5 servicios más relevantes para los habitantes del gran Santiago: mitigación de material particulado atmosférico durante la temporada otoño-invierno; reducción del riego y economía del agua; provisión de sombra de calidad durante primavera-verano; mantenimiento de la calidad del suelo / suelos nitrificados; producción de frutos comestibles.

¿Por qué se eligieron estos servicios? “La elección se debió a la importancia que le brindan los ciudadanos”, indica Castro, “en general, se demanda una ciudad con una atmósfera menos contaminada, con un uso más eficiente del recurso hídrico y energético, fresca en verano, etc. Los árboles pueden contribuir a estos servicios demandados, por lo que su elección (como criterio) fue prácticamente inmediata”.

Características de los árboles

Los rasgos morfofuncionales de los árboles son las características que posee cada especie con las que pueden cumplir determinados servicios ecosistémicos. Por ejemplo, si consideramos la arquitectura del follaje, la forma del árbol permite proporcionar sombra con mayor o menor calidad. Como los árboles tienen características distintas, su aporte a los servicios ecosistémicos también es diferente. Por lo que los investigadores compararon árboles nativos y exóticos y su contribución a las necesidades de la ciudad.

Los rasgos analizados fueron el tipo de follaje, si es perenne o caducifolio, el primero (siempre verde) contribuye a la capacidad de retención de material particulado atmosférico; el requerimiento de riego, relacionado con la economía del agua; la arquitectura del follaje (sombra de alta o baja calidad); la capacidad de nodulación y fijación de nitrógeno, lo que aporta al buen mantenimiento de suelos orgánicos y si produce o no fruta comestible.

Sergio Castro y equipo encontraron que “en Santiago, la representación de especies nativas es baja; entre las especies de árboles, las especies nativas corresponden al 15%, en contraste al 85% que representan los exóticos” y cuando compararon los servicios ecosistémicos provistos por especies nativas y exóticas, “encontramos que los árboles nativos ofrecen un mayor beneficio cuando estos servicios son priorizados de acuerdo a las demandas reconocidas para Santiago. No obstante, las especies nativas no solo son las especies menos diversas al interior de la ciudad, sino que también las de menor abundancia”.

Estos resultados se transforman en una paradoja, ya que Santiago necesita una mayor infraestructura verde y los servicios ecosistémicos que brindan las especies arbóreas nativas son múltiples, temporalmente persistentes y muy demandados en Santiago, pero a la vez, las especies nativas son las menos comunes en la capital.

Al consultarle cuáles serían las mejores especies nativas para plantar en Santiago, Castro señala que “esto depende de los intereses y objetivos; de nuestro estudio, por ejemplo, podríamos proponer elegir entre los árboles mejor ponderados: belloto del norte, patagua, peumo, boldo, maqui, maitén, quillay, pimiento, olivillo, litre, entre otras especies. Todos ellos se encuentran presentes al interior de Santiago. De esta manera, aseguraríamos la representación de especies de árboles que más nos benefician, satisfaciendo a su vez, la necesidad de propagarlos para asegurar su conservación”.

El primer paso para contar con un diseño de infraestructura verde adecuada y tomar mejores decisiones sobre las especies arbóreas nativas y / o exóticas en las ciudades, es contar con una comparación de los servicios ecosistémicos proporcionados por estas diferentes especies, que es justamente lo que realiza este estudio. Conocida esta información, es necesario avanzar en el uso de criterios basados en servicios ecosistémicos para la plantación de árboles en Santiago, priorizando las especies nativas, maximizando los servicios ecosistémicos que proveen, mejorando la calidad de vida y la sostenibilidad urbana.

Texto: Comunicaciones CAPES
Créditos imagen: Claudio Olivares Medina


Científicos piden aprobar proyecto que obliga a forestales a ingresar al SEIA

En una carta conjunta firmada por las sociedades de Ecología y Botánica de Chile, IALE Chile, CAPES, el Instituto de Ecología y Biodiversidad y el Centro del Fuego y Resiliencia de Socioecosistemas, científicos y científicas nacionales demandan la aprobación del proyecto que modifica la Ley 19.300, que establece el ingreso de las plantaciones forestales industriales al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, y que se vota esta tarde en el Senado. A continuación compartimos la declaración íntegra.

Honorable Senador Juan Castro Prieto
Presidente Comisión de Agricultura del Senado de Chile

En relación a la moción parlamentaria de modificar la Ley 19.300 de Bases del Medio Ambiente para que las actividades de desarrollo o explotación forestal industrial ingresen al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, las Sociedades Científicas y Centros de Investigación Científica abajo firmantes queremos expresar lo siguiente:

En Chile, las plantaciones forestales cubren más de 3,1 millones de hectáreas. Más del 77% del total de esa superficie se concentra en las regiones de Biobío, La Araucanía y Maule, y más de la mitad del total de la superficie pertenece a dos grandes empresas forestales.

Los impactos y riesgos ambientales asociados a las plantaciones forestales industriales sobre la biodiversidad, disponibilidad de agua, suelo, paisaje y los incendios que afectan a las comunidades y a la sociedad en su conjunto son ampliamente conocidos y están documentados por numerosos estudios científicos. Tanto la disponibilidad de agua como los incendios forestales se ven exacerbados por el cambio climático, y por lo tanto, se hace aún más necesaria la evaluación de los impactos ambientales y riesgos de la actividad forestal.

No obstante, a pesar de sus impactos en diversos territorios, estas actividades no ingresan al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Esto debido a que la ley especifica que las actividades a ser sometidas al SEIA se deben desarrollar en suelos frágiles, en terrenos cubiertos por bosque nativo y deben tener dimensiones industriales. El Decreto Nº 40 del Ministerio del Medio Ambiente establece que en las regiones de Chile con mayor actividad forestal, las dimensiones industriales
corresponden a superficies únicas o continuas de corta de cosecha final o corta de regeneración por tala rasa de 500 hectáreas anuales. Las grandes empresas presentan planes de manejo a CONAF por superficies inferiores, eludiendo así su ingreso al SEIA. El Estado y la ciudadanía no cuentan con
las herramientas legales y técnicas de transparencia y participación ciudadana, ni evaluación desde el Ministerio de Medio Ambiente y otros servicios del Estado, que permitan que las explotaciones forestales industriales evalúen, mitiguen, compensen y reparen sus impactos ambientales. Por otra parte, estas actividades no están sujetas al monitoreo y mediciones periódicas de variables de seguimiento como parte del Sistema Nacional de Información de Fiscalización Ambiental, accesibles a la ciudadanía.

El año pasado, la Comisión de Medio Ambiente del Senado aprobó el proyecto de ley que modifica la ley 19.300 para incluir la evaluación ambiental de plantaciones forestales industriales en cualquier tipo de suelo, y no solo en los frágiles. Esta iniciativa esperó por meses su votación en la Sala del Senado, y ahora se encuentra pronta a ser votada en la Comisión que Ud. preside.

Diferentes estudios científicos muestran que con el cambio climático, los impactos de las plantaciones forestales industriales se verán agravados por la disminución de precipitaciones y aumento de temperaturas en el centro sur de Chile. Es por esto, que los bosques nativos y su restauración han sido señalados como parte de los elementos clave para cumplir con los compromisos climáticos y adaptarnos a los desafíos del clima, ya que estos ecosistemas, además de capturar carbono atmosférico, proporcionan múltiples beneficios a la sociedad: Regulan el clima y el ciclo hidrológico, protegen los suelos de la erosión y éstos últimos actúan como sumideros de
carbono. Los bosques nativos conservan la biodiversidad, proveen medicinas y alimentos a las comunidades, crean oportunidades para el turismo y generan sentido de pertenencia.

Hacemos un llamado a las y los parlamentarios a aprobar el proyecto de ley que modifica la Ley 19.300, de manera que las actividades de desarrollo y explotación de plantaciones forestales industriales ingresen al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, pudiendo excluir de forma explícita de esta exigencia a los pequeños propietarios forestales definidos en la legislación forestal vigente. La aprobación de este proyecto de ley será de gran beneficio para el medio ambiente, las comunidades, la sociedad en su conjunto y las empresas forestales, que, al mejorar su desempeño ambiental y transparencia, mejorarán su aceptación social y operaciones en los vastos territorios que ocupan.

Reciba Ud. nuestros cordiales saludos,

Sociedad de Ecología de Chile
Sociedad de Botánica de Chile
IALE Chile
IEB-Instituto de Ecología & Biodiversidad
CAPES-Center of Applied Ecology & Sustainability
FireSES-Centro del Fuego y Resiliencia de Socioecosistemas

Imagen cortesía de: Danilo Medina (Flicr)


Seminario virtual internacional: «La sanidad forestal en el cono sur» | Miércoles 18 de noviembre | 9:00 hrs.

El Grupo de Sanidad Forestal del Cono Sur, en colaboración con CAPES, los invitar al Seminario virtual internacional: «La sanidad forestal en el cono sur: Problemas comunes, enfoques compartidos», a realizar se forma remota el próximo 18 de noviembre de 2020.

El seminario, que incluye charlas de referentes de la sanidad forestal de Uruguay, Argentina, Chile y Brasil, se realizará en el marco de las I Jornadas de Sanidad Forestal del Cono Sur (suspendidas hasta 2021 por la restricciones asociadas a la pandemia de COVID-19) y por el año Internacional de la Sanidad Vegetal.

La actividad es la primera de una serie de seminarios preparados en anticipo de las próximas Jornadas, y congregarán a investigadores, docentes y técnicos de diversas disciplinas, tales como la patología, entomología, micología, epidemiología, ecología, química, ciencias sociales, biología, economía, silvicultura, fisiología vegetal, entre otras, las cuales forman parte del estudio de la masa forestal, integrada por bosque nativo y plantaciones comerciales.

Accede a este enlace para inscribirte en la actividad y obtener el link oficial a la transmisión.

También puedes seguir el seminario en vivo desde YouTube Live.

Consultas e información a jsanidadforestal@gmail.com

Seminario virtual internacional: «La sanidad forestal en el cono sur» | Miércoles 18 de noviembre | 9:00 hrs.

El Grupo de Sanidad Forestal del Cono Sur, en colaboración con CAPES, los invitar al Seminario virtual internacional: «La sanidad forestal en el cono sur: Problemas comunes, enfoques compartidos», a realizar se forma remota el próximo 18 de noviembre de 2020.

El seminario, que incluye charlas de referentes de la sanidad forestal de Uruguay, Argentina, Chile y Brasil, se realizará en el marco de las I Jornadas de Sanidad Forestal del Cono Sur (suspendidas hasta 2021 por la restricciones asociadas a la pandemia de COVID-19) y por el año Internacional de la Sanidad Vegetal.

La actividad es la primera de una serie de seminarios preparados en anticipo de las próximas Jornadas, y congregarán a investigadores, docentes y técnicos de diversas disciplinas, tales como la patología, entomología, micología, epidemiología, ecología, química, ciencias sociales, biología, economía, silvicultura, fisiología vegetal, entre otras, las cuales forman parte del estudio de la masa forestal, integrada por bosque nativo y plantaciones comerciales.

Accede a este enlace para inscribirte en la actividad y obtener el link oficial a la transmisión.

También puedes seguir el seminario en vivo desde YouTube Live.

Consultas e información a jsanidadforestal@gmail.com