IV Encuentro CAPES concluye con énfasis en nuevo ciclo del Centro

Más de 70 investigadores, estudiantes y profesionales participaron el pasado viernes en el IV Encuentro Anual del CAPES, una instancia de reunión cuyo propósito es convocar a toda la comunidad del Centro, agrupada en sus siete líneas de investigación y su línea de Dirección, en torno a temas relacionados con el quehacer de la institución y su proyección a futuro. La versión 2020 del encuentro fue realizada en la sede Presidente Errázuriz de la Universidad Adolfo Ibáñez.

En esta oportunidad, el énfasis de las actividades y presentaciones realizadas durante la jornada estuvo puesto en los objetivos institucionales del CAPES de cara a su segundo ciclo de vida, luego de que en julio pasado se aprobara su renovación como Centro Científico y Tecnológico de Excelencia para el quinquenio 2019-2024.

Tras las palabras de bienvenida de nuestro director, Fabián Jaksic, la charla inaugural del encuentro estuvo a cargo del biólogo marino y director de Línea 5 CAPES, Stefan Gelcich, quien expuso sobre los desafíos socio ambientales del Centro en el actual contexto país, situación donde la interacción y retroalimentación entre sistemas sociales y ecológicos se vuelve cada vez más presente. “Ese paradigma”, propuso Gelcich, “no invita a innovar en la forma en que hacemos y comunicamos ciencia orientada a la sostenibilidad”.

Durante su intervención, el también investigador CESIEP y Musels planteó una nueva perspectiva de investigación que aboga por la co-creación de proyectos de sustentabilidad, capaces de generar nuevo conocimiento en conjunto con los diversos actores que intervienen en un determinado contexto socio ambiental, aceptando la existencia de múltiples saberes, basado en valores, objetivos y metas claras, y mediante un proceso de aprendizaje mutuo entre estos agentes.

Luego de esta charla llegó el turno de las presentaciones de la Línea de Dirección del Centro, a cargo de Diego Pozo, periodista miembro del Área de Comunicaciones y Extensión, y Carlos Zurita, profesor residente y director del Centro de Investigación Científica Escolar (CICE), unidad perteneciente a CAPES desde este segundo ciclo. Mientras que Pozo detalló los avances del área de Comunicaciones en estos primeros seis meses del año 6, Zurita explicó los hitos que marcaron el 2019 del CICE y sus objetivos para este año, invitando a los investigadores a colaborar con los estudiantes que integran el Centro durante sus procesos de aprendizaje.

La segunda parte de la mañana contó con la participación de los expertos en datos abiertos Daniel Sol, del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CSIC); Leisy Amaya, de la División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio del Medio Ambiente, y Patricia Muñoz, de la Subdirección de Redes, estrategia y conocimiento de la ANID (ex Conicyt).

En su alocución, Sol relevó la importancia de los datos abiertos en el estudio de la ecología y las ciencias ambientales, disciplinas que se valen de grandes bases de datos para el estudio de los procesos y fenómenos naturales, y que sólo pueden entenderse desde un punto de vista “integrador y multidisciplinario”, en palabras del académico. Amaya, por su parte, repasó el estado del arte en materia de datos de biodiversidad en Chile, revelando que menos del 1% de los datos recolectados sobre diversidad biológica son, actualmente, de libre acceso. Por lo mismo, la experta instó a los investigadores a contribuir y compartir la mayor cantidad de información posible derivada de sus estudios y trabajos.

Finalmente, Patricia Muñoz presentó la propuesta de política de acceso abierto elaborada por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), la cual tiene por finalidad fortalecer la democratización del acceso al conocimiento a todos los ciudadanos y ciudadanas, especialmente el generado con fondos públicos, al tiempo de disponer de estándares de transparencia mínimos, y trazabilidad de los resultados obtenidos por instrumentos de la ANID.

El bloque de la tarde, que dio fin a la jornada, estuvo destinado a una sesión plenaria moderada por el subdirector del CAPES, Francisco Bozinovic, y el director de la Línea 4 del Centro, Mauricio Lima, donde se discutieron los posibles lineamientos de la institución para el próximo año y se evaluaron potenciales proyectos de extensión y divulgación interdisciplinarios que vincularan la labor del Centro con los problemas que afectan hoy al país y a la ciudadanía.

IV Encuentro CAPES concluye con énfasis en nuevo ciclo del Centro

Más de 70 investigadores, estudiantes y profesionales participaron el pasado viernes en el IV Encuentro Anual del CAPES, una instancia de reunión cuyo propósito es convocar a toda la comunidad del Centro, agrupada en sus siete líneas de investigación y su línea de Dirección, en torno a temas relacionados con el quehacer de la institución y su proyección a futuro. La versión 2020 del encuentro fue realizada en la sede Presidente Errázuriz de la Universidad Adolfo Ibáñez.

En esta oportunidad, el énfasis de las actividades y presentaciones realizadas durante la jornada estuvo puesto en los objetivos institucionales del CAPES de cara a su segundo ciclo de vida, luego de que en julio pasado se aprobara su renovación como Centro Científico y Tecnológico de Excelencia para el quinquenio 2019-2024.

Tras las palabras de bienvenida de nuestro director, Fabián Jaksic, la charla inaugural del encuentro estuvo a cargo del biólogo marino y director de Línea 5 CAPES, Stefan Gelcich, quien expuso sobre los desafíos socio ambientales del Centro en el actual contexto país, situación donde la interacción y retroalimentación entre sistemas sociales y ecológicos se vuelve cada vez más presente. “Ese paradigma”, propuso Gelcich, “no invita a innovar en la forma en que hacemos y comunicamos ciencia orientada a la sostenibilidad”.

Durante su intervención, el también investigador CESIEP y Musels planteó una nueva perspectiva de investigación que aboga por la co-creación de proyectos de sustentabilidad, capaces de generar nuevo conocimiento en conjunto con los diversos actores que intervienen en un determinado contexto socio ambiental, aceptando la existencia de múltiples saberes, basado en valores, objetivos y metas claras, y mediante un proceso de aprendizaje mutuo entre estos agentes.

Luego de esta charla llegó el turno de las presentaciones de la Línea de Dirección del Centro, a cargo de Diego Pozo, periodista miembro del Área de Comunicaciones y Extensión, y Carlos Zurita, profesor residente y director del Centro de Investigación Científica Escolar (CICE), unidad perteneciente a CAPES desde este segundo ciclo. Mientras que Pozo detalló los avances del área de Comunicaciones en estos primeros seis meses del año 6, Zurita explicó los hitos que marcaron el 2019 del CICE y sus objetivos para este año, invitando a los investigadores a colaborar con los estudiantes que integran el Centro durante sus procesos de aprendizaje.

La segunda parte de la mañana contó con la participación de los expertos en datos abiertos Daniel Sol, del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CSIC); Leisy Amaya, de la División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio del Medio Ambiente, y Patricia Muñoz, de la Subdirección de Redes, estrategia y conocimiento de la ANID (ex Conicyt).

En su alocución, Sol relevó la importancia de los datos abiertos en el estudio de la ecología y las ciencias ambientales, disciplinas que se valen de grandes bases de datos para el estudio de los procesos y fenómenos naturales, y que sólo pueden entenderse desde un punto de vista “integrador y multidisciplinario”, en palabras del académico. Amaya, por su parte, repasó el estado del arte en materia de datos de biodiversidad en Chile, revelando que menos del 1% de los datos recolectados sobre diversidad biológica son, actualmente, de libre acceso. Por lo mismo, la experta instó a los investigadores a contribuir y compartir la mayor cantidad de información posible derivada de sus estudios y trabajos.

Finalmente, Patricia Muñoz presentó la propuesta de política de acceso abierto elaborada por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), la cual tiene por finalidad fortalecer la democratización del acceso al conocimiento a todos los ciudadanos y ciudadanas, especialmente el generado con fondos públicos, al tiempo de disponer de estándares de transparencia mínimos, y trazabilidad de los resultados obtenidos por instrumentos de la ANID.

El bloque de la tarde, que dio fin a la jornada, estuvo destinado a una sesión plenaria moderada por el subdirector del CAPES, Francisco Bozinovic, y el director de la Línea 4 del Centro, Mauricio Lima, donde se discutieron los posibles lineamientos de la institución para el próximo año y se evaluaron potenciales proyectos de extensión y divulgación interdisciplinarios que vincularan la labor del Centro con los problemas que afectan hoy al país y a la ciudadanía.

Taller Internacional de Políticas Ambientales Basadas en Evidencia: Tendencias Actuales y Desafíos Futuros | 23 de octubre | Casa Central UC

#CAPES y el Centro para el Impacto Socioeconómico de las Políticas Ambientales les invitan al «Seminario Internacional de Políticas Ambientales Basadas en Evidencia», a realizarse el próximo 23 de octubre, de 9:00 a 12:50 hrs., en el Aula Magna de Casa Central de la Universidad Católica de Chile.

Para inscribirte al seminario, llena el siguiente formulario.

Taller Internacional de Políticas Ambientales Basadas en Evidencia: Tendencias Actuales y Desafíos Futuros | 23 de octubre | Casa Central UC

#CAPES y el Centro para el Impacto Socioeconómico de las Políticas Ambientales les invitan al «Seminario Internacional de Políticas Ambientales Basadas en Evidencia», a realizarse el próximo 23 de octubre, de 9:00 a 12:50 hrs., en el Aula Magna de Casa Central de la Universidad Católica de Chile.

Para inscribirte al seminario, llena el siguiente formulario.

Investigadora CAPES participa en congreso sobre toxicología ambiental

La investigadora asociada CAPES, Melanie Duclos, participó, entre los días 15 y 18 de septiembre, de la 13° edición de la Reunión Bienal de la Sociedad de Toxicología y Química Ambiental, SETAC Latinoamérica, realizada en la ciudad de Cartagena, Colombia.

El objetivo de la reunión es “promover la interacción entre los profesionales latinoamericanos dedicados a las ciencias ambientales y sus colegas de otras partes del mundo”, con miras a facilitar el intercambio científico entre los sectores académico, empresarial y gubernamental.

Durante su estadía, Duclos realizó dos presentaciones sobre el comportamiento alimentario del Cóndor andino y su relación con la presencia de contaminantes (orgánicos persistentes, plásticos y microplásticos) en Chile.

La primera de las exposiciones, titulada “La latitud y el comportamiento alimentario afectan los niveles de contaminantes orgánicos persistentes y contaminantes emergentes en el cóndor andino (Vultur Gryphus) en Chile”, corresponde a parte del segundo capítulo de la tesis doctoral de la investigadora, mientras que la segunda, “Primera evidencia del consumo de plásticos y microplásticos como contaminante emergente en la dieta del cóndor andino (Vultur Gryphus) en Chile” es una tesis de pregrado del estudiante de biología ambiental de la Universidad Andrés Bello (UNAB), Patricio Herrera, de la que Duclos es co-tutora.

Asimismo, la estudiante del Doctorado en Medicina de la Conservación de la UNAB participó de un curso teórico-práctico previo al comienzo de la reunión. Denominado “Ecotoxicología en animales silvestres con foco en Latinoamérica”, el curso tuvo por objeto proporcionar a sus asistentes una visión general del campo de la ecotoxicología en la vida silvestre, entregando herramientas prácticas para abordar todo tipo de amenazas toxicológicas.

Para Duclos, la reunión le permitió adquirir un conocimiento acabado acerca del estado de la ecotoxicología y la química ambiental en la región, pues “abarcó múltiples aristas, desde la investigación, hasta acciones de prevención, gestión y política de forma integrada. Siempre con un tono serio y responsable de la real urgencia y relevancia de la contaminación y sus consecuencias, y la intención de generar estrategias que permitan proteger la salud de los ecosistemas, la vida silvestre y el ser humano” comenta.

En formidable sintonía con la fecha, las presentaciones de Duclos se realizaron el último día del evento —18 de septiembre— como parte de la sesión «Vida Silvestre». “A pesar de ser el último día, hubo una gran asistencia e interacción con el público presente” mencionó.

El congreso contó con la asistencia de más de 300 profesionales, provenientes de 21 países.

La Sociedad de Toxicología y Química Ambiental es una organización mundial sin fines de lucro, que reúne a más de 6000 profesionales e instituciones de la academia, en torno a la misión de apoyar el desarrollo de principios y prácticas para la protección, mejora y gestión de la calidad ambiental sostenible y la integridad de los ecosistemas.

Investigadora CAPES participa en congreso sobre toxicología ambiental

La investigadora asociada CAPES, Melanie Duclos, participó, entre los días 15 y 18 de septiembre, de la 13° edición de la Reunión Bienal de la Sociedad de Toxicología y Química Ambiental, SETAC Latinoamérica, realizada en la ciudad de Cartagena, Colombia.

El objetivo de la reunión es “promover la interacción entre los profesionales latinoamericanos dedicados a las ciencias ambientales y sus colegas de otras partes del mundo”, con miras a facilitar el intercambio científico entre los sectores académico, empresarial y gubernamental.

Durante su estadía, Duclos realizó dos presentaciones sobre el comportamiento alimentario del Cóndor andino y su relación con la presencia de contaminantes (orgánicos persistentes, plásticos y microplásticos) en Chile.

La primera de las exposiciones, titulada “La latitud y el comportamiento alimentario afectan los niveles de contaminantes orgánicos persistentes y contaminantes emergentes en el cóndor andino (Vultur Gryphus) en Chile”, corresponde a parte del segundo capítulo de la tesis doctoral de la investigadora, mientras que la segunda, “Primera evidencia del consumo de plásticos y microplásticos como contaminante emergente en la dieta del cóndor andino (Vultur Gryphus) en Chile” es una tesis de pregrado del estudiante de biología ambiental de la Universidad Andrés Bello (UNAB), Patricio Herrera, de la que Duclos es co-tutora.

Asimismo, la estudiante del Doctorado en Medicina de la Conservación de la UNAB participó de un curso teórico-práctico previo al comienzo de la reunión. Denominado “Ecotoxicología en animales silvestres con foco en Latinoamérica”, el curso tuvo por objeto proporcionar a sus asistentes una visión general del campo de la ecotoxicología en la vida silvestre, entregando herramientas prácticas para abordar todo tipo de amenazas toxicológicas.

Para Duclos, la reunión le permitió adquirir un conocimiento acabado acerca del estado de la ecotoxicología y la química ambiental en la región, pues “abarcó múltiples aristas, desde la investigación, hasta acciones de prevención, gestión y política de forma integrada. Siempre con un tono serio y responsable de la real urgencia y relevancia de la contaminación y sus consecuencias, y la intención de generar estrategias que permitan proteger la salud de los ecosistemas, la vida silvestre y el ser humano” comenta.

En formidable sintonía con la fecha, las presentaciones de Duclos se realizaron el último día del evento —18 de septiembre— como parte de la sesión «Vida Silvestre». “A pesar de ser el último día, hubo una gran asistencia e interacción con el público presente” mencionó.

El congreso contó con la asistencia de más de 300 profesionales, provenientes de 21 países.

La Sociedad de Toxicología y Química Ambiental es una organización mundial sin fines de lucro, que reúne a más de 6000 profesionales e instituciones de la academia, en torno a la misión de apoyar el desarrollo de principios y prácticas para la protección, mejora y gestión de la calidad ambiental sostenible y la integridad de los ecosistemas.

Centro de Investigación Científica Escolar: ciencia joven de alto vuelo

Desde 2014, CICE fomenta la importancia de la ciencia a nivel escolar mediante proyectos de investigación llevados a cabo por los mismos estudiantes con apoyo de su director, Carlos Zurita.

El Parque Pingüino Rey es un hermoso tramo de costa fueguina ubicado justo en la punta oriental de Bahía Inútil, en la isla grande de Tierra del Fuego. Allí, 50 pingüinos de la especie Aptenodytes patagonicus llegaron un día para criar a sus polluelos y abastecerse de alimento, generando lo que luego se convertiría en uno de los más importantes proyectos de conservación privados del país.

Allí fue también donde Carlos Zurita, profesor de biología de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), tuvo la idea de crear una instancia de investigación permanente que aprovechara el potencial científico de aquella fluctuante —aunque numerosa— población de pingüinos, y contribuir, de ser posible, a la enseñanza temprana de la ciencia en los jóvenes.

Impulsado por una charla con la administradora del parque durante una visita en 2014, Zurita regresó a Santiago decidido a remediar la por entonces escasa presencia de proyectos de investigación en la zona. Con ese objetivo, invitó a Matías Vargas, Pablo Rubilar y George Meredith, estudiantes secundarios del colegio donde impartía clases, a embarcarse en una verdadera aventura científica: estudiar el asentamiento de los pingüinos de Bahía Inútil y analizar los factores que contribuyeron a su arribo y permanencia.

Así fue como, sin más armas que “las ganas de hacer ciencia”, como cuenta Zurita, él y su equipo de nóveles investigadores dieron comienzo al CICE, o Centro de Investigación Científica Escolar, el primer centro dedicado a fomentar, desde la escolaridad, la investigación científica en estudiantes y profesores a través del desarrollo de las habilidades del pensamiento crítico y la elaboración de proyectos de investigación en torno a la fauna silvestre nacional.

Cada año desde ese primer viaje a Tierra del Fuego, CICE convoca a dos parejas de escolares a realizar investigación usando los mismos estándares que podrían esperarse de un estudiante universitario. Los proyectos que ejecutan abordan cada una de las fases propias del quehacer científico, incluyendo la identificación de problemas y la elaboración de hipótesis, la revisión de bibliografía, y por supuesto, la recolección de datos y salidas a terreno.

“Lo que hacemos es desarrollar competencias que acerquen a los chicos al mundo real de la ciencia. Antes de integrarse al CICE, los muchachos tienen la idea de que hacer ciencia toma años y que se requieren muchos recursos y conocimientos para llegar a resultados importantes. Pero aquí han aprendido que, con pocos recursos, y sin tener que vivir días y días en un lugar, basta para hacer la diferencia y realizar proyectos interesantes”, explica Zurita.

Tomando vuelo

Uno de los proyectos que siguieron al estudio sobre la distribución de los pingüinos rey en Bahía Inútil logró identificar un retraso en el ciclo reproductivo de estas poblaciones, que provocaba la muerte prematura de polluelos. El hallazgo les valió a Matías Huidobro y Javier Oporto —sus autores— el primer lugar en la Feria Científica Nacional del Museo de Historia Natural (MNHN) en 2016 y el mismo galardón en el Congreso Regional Explora Conicyt al año siguiente.

Desde entonces, la presencia de CICE en ferias científicas de renombre nacional no sólo ha ido en aumento, sino que se ha expandido más allá de nuestras fronteras. Para los jóvenes que participan en estas actividades, la oportunidad de comparar su trabajo con el de estudiantes de otras latitudes es un excelente barómetro para evaluar cuánto han aprendido como miembros del Centro.

“Estando fuera de Chile” dice Javier, quien ya ha representado al CICE y a Chile en Bélgica y México con sus investigaciones sobre pingüino rey, “uno se sorprende del gran nivel que tienen nuestros proyectos en comparación con el de otros equipos internacionales, incluso de aquellos provenientes de países del primer mundo. La experiencia es espectacular y una de las mejores cosas de trabajar en el Centro”.

Para Carlos Zurita, “más que la competencia misma, este tipo de instancias les ayudan a difundir su ciencia y entender la relevancia de la comunicación en la vida de un investigador. Además, los viajes les ayudan a conocer otras realidades científicas, a expandir sus miradas y sus posibilidades”.

Hoy, el Centro lleva a cabo tres líneas de investigación simultáneas, en fases distintas de ejecución. La más avanzada de ellas, lideradas por los estudiantes Alonso Erazo y Tyndall Volosky, se dedica a detectar potenciales reservorios de Hanta en áreas protegidas del Estado, por medio del análisis de la dieta del tucúquere (Bubo magellanicus) y la lechuza alba (Tyto alba), dos controladores naturales de roedores portadores del virus.

Los jóvenes resumieron sus conclusiones en un artículo publicado en 2018 por la revista de investigación escolar “Brotes científicos” y actualmente se preparan para participar en dos exposiciones internacionales: la Exposcience MILSET, a realizarse este mes en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, y la Genius Olympiad, que se celebrará en Nueva York en 2020.

Otra investigación en curso sobre lechuza blanca, esta vez en la Reserva Nacional Río Clarillo, la protagonizan Catalina Carrasco y Francisco Cornejo, los cuales buscan comparar la dieta de este estrigiforme en un sector suburbano perturbado versus un área silvestre protegida, con el fin de determinar sus implicancias en la diversidad de la especie y su control de roedores exóticos.

Trabajo en equipo

Para Catalina, estudiante de segundo año, uno de los aspectos más enriquecedores de la experiencia en el Centro son las salidas a terreno, las cuales califica como “agotadoras”, pero entretenidas: “es muy interesante leer sobre estos animales y luego ir a su hábitat a seguirles el rastro y estudiar su comportamiento. Además, es en esas salidas donde más conectas con tus compañeros, donde más se siente el trabajo en equipo”.

Su compañero, Francisco, coincide: “Lo que más me gusta es el compañerismo que tenemos entre todos. La experiencia y los resultados serían muy distintos si el trabajo se hiciera sólo. Somos como una gran familia”.

”Yo enfatizo el tema de los equipos de trabajo” explica Zurita. “Si a uno se le olvida algo, su compañero está ahí para apoyarlo. Los 12 estudiantes que están o han pasado por CICE colaboran en las investigaciones de sus pares. Se forma una suerte de cadena donde los que fueron primero estudiantes se transforman en asesores de los que vienen” agrega.

En la actualidad, todos los antiguos investigadores del Centro estudian disciplinas relacionadas al ámbito científico, “ya sea medicina, veterinaria, ingeniería forestal o licenciatura en biología” dice Zurita. “La idea, sin embargo, no es lavarles el cerebro ni obligarlos a seguir un camino científico. Lo que se espera es fomentar la ciencia como forma de pensamiento sobre el mundo. Las habilidades científicas son al final un pretexto para esta persona que se está formando”, remata Zurita.

La ciencia de cerca

Pero no sólo de aves vive CICE. La tercera línea del Centro se dedica al estudio del impacto de la presencia humana en la dieta de los zorros culpeo (Lycalopex culpaeus) y grises (Lycalopex griseus) tanto en la Reserva Nacional Río Clarillo (a cargo de las estudiantes Laura Carrasco y Sofía Fuenzalida), como en el Parque Nacional Torres del Paine.

Este último proyecto, encabezado por la misma Laura y Benjamín Rodríguez (alumnos de segundo y tercero medio), identificó la presencia de desechos de origen humano en la composición dietaria de estas especies en las zonas de mayor afluencia turística de este parque. Su investigación fue ampliamente difundida en los medios de comunicación nacionales y, recientemente, elegida para competir en la versión 2019 de la Feria Científica Nacional del MNHN.

La visibilidad que ha tenido el Centro a manos del trabajo de sus investigadores permite que los jóvenes también desarrollen habilidades de comunicación y oratoria, una parte de la experiencia curricular sin duda incorporada en el calendario académico.

Para su director, el éxito de este tipo de iniciativas pasa en parte por el grado de participación que tienen los estudiantes en un contexto educativo nuevo: “en una sala de clases, más que hacer ciencia, los chicos repiten los contenidos que se les imparte. Aquí tienen la oportunidad de colaborar en la producción de conocimiento nuevo, y al mismo tiempo, conocer personas y lugares que les hacen mirar el mundo y la ciencia con otros ojos”.

“En el CICE hemos aprendido a conocer en detalle cada una de las fases del trabajo científico, y las habilidades necesarias para realizarlo” cuentan Francisco y Catalina, “al estar aquí, una se da cuenta de que, si uno se lo propone, puede aportar con un grano de arena en la generación de ciencia”.

El plan de Zurita es conectar cada vez más a los estudiantes con la vida académica, “el día a día, las instalaciones, los profesores. Viéndolos pasar y conversando con ellos, ellos empiezan a ver al científico como alguien cercano, no como un dios en su torre, desconectado del mundo. Me interesa que los chicos se conecten con esa realidad y la vean cercana”.

Una nueva etapa

Más allá de todo lo conseguido hasta ahora, el gran hito del CICE este 2019 bien puede ser su incorporación, como institución asociada, al Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad de la Universidad Católica de Chile, CAPES UC, transición que, a juicio de su director, “provee al CICE de una mayor institucionalidad y de espaldas financieras más sólidas”.

Bajo el patrocinio del CAPES (y de la Comisión Nacional Chilena de Cooperación de UNESCO), el CICE busca expandir su trabajo por medio de charlas en colegios y cursos abiertos al público. También intentará apoyar con más fuerza a los docentes en la enseñanza de habilidades científicas en el aula.

Luz Valeria Oppliger, encargada de Extensión y Comunicaciones del CAPES, ve en la incorporación del CICE una oportunidad para redondear el programa de extensión de este Centro UC a través de la educación ambiental. Esto, comenta, “tiene una relevancia importantísima, pues entre los desafíos que enfrentamos como especie frente a la crisis climática, son la reconexión con la naturaleza y la conservación de sus ecosistemas y servicios”.

Los desafíos del CICE para los años que vienen son, por de pronto, la incorporación de una nueva línea de investigación abocada a la investigación con guanacos y el reclutamiento de otros cuatro jóvenes (especialmente mujeres y alumnos de colegios públicos) con ganas de aprender y hacer ciencia de calidad.

“Nos interesa que las autoridades sepan que existe un Centro donde jóvenes escolares están generando nuevo conocimiento científico, publicable y compartible con el resto de la comunidad”, concluye Zurita.

Sigue las aventuras de los investigadores CICE en su sitio web oficial o en sus diversas redes sociales.

Centro de Investigación Científica Escolar: ciencia joven de alto vueloCenter of School Science Research : high fliying young science

Desde 2014, CICE fomenta la importancia de la ciencia a nivel escolar mediante proyectos de investigación llevados a cabo por los mismos estudiantes con apoyo de su director, Carlos Zurita.

El Parque Pingüino Rey es un hermoso tramo de costa fueguina ubicado justo en la punta oriental de Bahía Inútil, en la isla grande de Tierra del Fuego. Allí, 50 pingüinos de la especie Aptenodytes patagonicus llegaron un día para criar a sus polluelos y abastecerse de alimento, generando lo que luego se convertiría en uno de los más importantes proyectos de conservación privados del país.

Allí fue también donde Carlos Zurita, profesor de biología de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), tuvo la idea de crear una instancia de investigación permanente que aprovechara el potencial científico de aquella fluctuante —aunque numerosa— población de pingüinos, y contribuir, de ser posible, a la enseñanza temprana de la ciencia en los jóvenes.

Impulsado por una charla con la administradora del parque durante una visita en 2014, Zurita regresó a Santiago decidido a remediar la por entonces escasa presencia de proyectos de investigación en la zona. Con ese objetivo, invitó a Matías Vargas, Pablo Rubilar y George Meredith, estudiantes secundarios del colegio donde impartía clases, a embarcarse en una verdadera aventura científica: estudiar el asentamiento de los pingüinos de Bahía Inútil y analizar los factores que contribuyeron a su arribo y permanencia.

Así fue como, sin más armas que “las ganas de hacer ciencia”, como cuenta Zurita, él y su equipo de nóveles investigadores dieron comienzo al CICE, o Centro de Investigación Científica Escolar, el primer centro dedicado a fomentar, desde la escolaridad, la investigación científica en estudiantes y profesores a través del desarrollo de las habilidades del pensamiento crítico y la elaboración de proyectos de investigación en torno a la fauna silvestre nacional.

Cada año desde ese primer viaje a Tierra del Fuego, CICE convoca a dos parejas de escolares a realizar investigación usando los mismos estándares que podrían esperarse de un estudiante universitario. Los proyectos que ejecutan abordan cada una de las fases propias del quehacer científico, incluyendo la identificación de problemas y la elaboración de hipótesis, la revisión de bibliografía, y por supuesto, la recolección de datos y salidas a terreno.

“Lo que hacemos es desarrollar competencias que acerquen a los chicos al mundo real de la ciencia. Antes de integrarse al CICE, los muchachos tienen la idea de que hacer ciencia toma años y que se requieren muchos recursos y conocimientos para llegar a resultados importantes. Pero aquí han aprendido que, con pocos recursos, y sin tener que vivir días y días en un lugar, basta para hacer la diferencia y realizar proyectos interesantes”, explica Zurita.

Tomando vuelo

Uno de los proyectos que siguieron al estudio sobre la distribución de los pingüinos rey en Bahía Inútil logró identificar un retraso en el ciclo reproductivo de estas poblaciones, que provocaba la muerte prematura de polluelos. El hallazgo les valió a Matías Huidobro y Javier Oporto —sus autores— el primer lugar en la Feria Científica Nacional del Museo de Historia Natural (MNHN) en 2016 y el mismo galardón en el Congreso Regional Explora Conicyt al año siguiente.

Desde entonces, la presencia de CICE en ferias científicas de renombre nacional no sólo ha ido en aumento, sino que se ha expandido más allá de nuestras fronteras. Para los jóvenes que participan en estas actividades, la oportunidad de comparar su trabajo con el de estudiantes de otras latitudes es un excelente barómetro para evaluar cuánto han aprendido como miembros del Centro.

“Estando fuera de Chile” dice Javier, quien ya ha representado al CICE y a Chile en Bélgica y México con sus investigaciones sobre pingüino rey, “uno se sorprende del gran nivel que tienen nuestros proyectos en comparación con el de otros equipos internacionales, incluso de aquellos provenientes de países del primer mundo. La experiencia es espectacular y una de las mejores cosas de trabajar en el Centro”.

Para Carlos Zurita, “más que la competencia misma, este tipo de instancias les ayudan a difundir su ciencia y entender la relevancia de la comunicación en la vida de un investigador. Además, los viajes les ayudan a conocer otras realidades científicas, a expandir sus miradas y sus posibilidades”.

Hoy, el Centro lleva a cabo tres líneas de investigación simultáneas, en fases distintas de ejecución. La más avanzada de ellas, lideradas por los estudiantes Alonso Erazo y Tyndall Volosky, se dedica a detectar potenciales reservorios de Hanta en áreas protegidas del Estado, por medio del análisis de la dieta del tucúquere (Bubo magellanicus) y la lechuza alba (Tyto alba), dos controladores naturales de roedores portadores del virus.

Los jóvenes resumieron sus conclusiones en un artículo publicado en 2018 por la revista de investigación escolar “Brotes científicos” y actualmente se preparan para participar en dos exposiciones internacionales: la Exposcience MILSET, a realizarse este mes en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, y la Genius Olympiad, que se celebrará en Nueva York en 2020.

Otra investigación en curso sobre lechuza blanca, esta vez en la Reserva Nacional Río Clarillo, la protagonizan Catalina Carrasco y Francisco Cornejo, los cuales buscan comparar la dieta de este estrigiforme en un sector suburbano perturbado versus un área silvestre protegida, con el fin de determinar sus implicancias en la diversidad de la especie y su control de roedores exóticos.

Trabajo en equipo

Para Catalina, estudiante de segundo año, uno de los aspectos más enriquecedores de la experiencia en el Centro son las salidas a terreno, las cuales califica como “agotadoras”, pero entretenidas: “es muy interesante leer sobre estos animales y luego ir a su hábitat a seguirles el rastro y estudiar su comportamiento. Además, es en esas salidas donde más conectas con tus compañeros, donde más se siente el trabajo en equipo”.

Su compañero, Francisco, coincide: “Lo que más me gusta es el compañerismo que tenemos entre todos. La experiencia y los resultados serían muy distintos si el trabajo se hiciera sólo. Somos como una gran familia”.

”Yo enfatizo el tema de los equipos de trabajo” explica Zurita. “Si a uno se le olvida algo, su compañero está ahí para apoyarlo. Los 12 estudiantes que están o han pasado por CICE colaboran en las investigaciones de sus pares. Se forma una suerte de cadena donde los que fueron primero estudiantes se transforman en asesores de los que vienen” agrega.

En la actualidad, todos los antiguos investigadores del Centro estudian disciplinas relacionadas al ámbito científico, “ya sea medicina, veterinaria, ingeniería forestal o licenciatura en biología” dice Zurita. “La idea, sin embargo, no es lavarles el cerebro ni obligarlos a seguir un camino científico. Lo que se espera es fomentar la ciencia como forma de pensamiento sobre el mundo. Las habilidades científicas son al final un pretexto para esta persona que se está formando”, remata Zurita.

La ciencia de cerca

Pero no sólo de aves vive CICE. La tercera línea del Centro se dedica al estudio del impacto de la presencia humana en la dieta de los zorros culpeo (Lycalopex culpaeus) y grises (Lycalopex griseus) tanto en la Reserva Nacional Río Clarillo (a cargo de las estudiantes Laura Carrasco y Sofía Fuenzalida), como en el Parque Nacional Torres del Paine.

Este último proyecto, encabezado por la misma Laura y Benjamín Rodríguez (alumnos de segundo y tercero medio), identificó la presencia de desechos de origen humano en la composición dietaria de estas especies en las zonas de mayor afluencia turística de este parque. Su investigación fue ampliamente difundida en los medios de comunicación nacionales y, recientemente, elegida para competir en la versión 2019 de la Feria Científica Nacional del MNHN.

La visibilidad que ha tenido el Centro a manos del trabajo de sus investigadores permite que los jóvenes también desarrollen habilidades de comunicación y oratoria, una parte de la experiencia curricular sin duda incorporada en el calendario académico.

Para su director, el éxito de este tipo de iniciativas pasa en parte por el grado de participación que tienen los estudiantes en un contexto educativo nuevo: “en una sala de clases, más que hacer ciencia, los chicos repiten los contenidos que se les imparte. Aquí tienen la oportunidad de colaborar en la producción de conocimiento nuevo, y al mismo tiempo, conocer personas y lugares que les hacen mirar el mundo y la ciencia con otros ojos”.

“En el CICE hemos aprendido a conocer en detalle cada una de las fases del trabajo científico, y las habilidades necesarias para realizarlo” cuentan Francisco y Catalina, “al estar aquí, una se da cuenta de que, si uno se lo propone, puede aportar con un grano de arena en la generación de ciencia”.

El plan de Zurita es conectar cada vez más a los estudiantes con la vida académica, “el día a día, las instalaciones, los profesores. Viéndolos pasar y conversando con ellos, ellos empiezan a ver al científico como alguien cercano, no como un dios en su torre, desconectado del mundo. Me interesa que los chicos se conecten con esa realidad y la vean cercana”.

Una nueva etapa

Más allá de todo lo conseguido hasta ahora, el gran hito del CICE este 2019 bien puede ser su incorporación, como institución asociada, al Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad de la Universidad Católica de Chile, CAPES UC, transición que, a juicio de su director, “provee al CICE de una mayor institucionalidad y de espaldas financieras más sólidas”.

Bajo el patrocinio del CAPES (y de la Comisión Nacional Chilena de Cooperación de UNESCO), el CICE busca expandir su trabajo por medio de charlas en colegios y cursos abiertos al público. También intentará apoyar con más fuerza a los docentes en la enseñanza de habilidades científicas en el aula.

Luz Valeria Oppliger, encargada de Extensión y Comunicaciones del CAPES, ve en la incorporación del CICE una oportunidad para redondear el programa de extensión de este Centro UC a través de la educación ambiental. Esto, comenta, “tiene una relevancia importantísima, pues entre los desafíos que enfrentamos como especie frente a la crisis climática, son la reconexión con la naturaleza y la conservación de sus ecosistemas y servicios”.

Los desafíos del CICE para los años que vienen son, por de pronto, la incorporación de una nueva línea de investigación abocada a la investigación con guanacos y el reclutamiento de otros cuatro jóvenes (especialmente mujeres y alumnos de colegios públicos) con ganas de aprender y hacer ciencia de calidad.

“Nos interesa que las autoridades sepan que existe un Centro donde jóvenes escolares están generando nuevo conocimiento científico, publicable y compartible con el resto de la comunidad”, concluye Zurita.

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Presencia CAPES en congreso celebrado en Ottawa

Entre los días 5 y 9 de agosto, en Ottawa, Canadá, se celebró la décima versión del Congreso Internacional en Fisiología Comparativa y Bioquímica (ICCBP 2019), un evento organizado por la International Association of Comparative Physiology and Biochemistry (IACPB), que reúne a especialistas de todo el mundo para discutir los últimos avances y descubrimientos en torno a la fisiología y la bioquímica de seres vivos..

En esta ocasión, el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES UC) fue representado por varios investigadores de la línea “Fisiología del Cambio Global”, quienes expusieron sobre sus últimos trabajos ante cientos de asistentes al Congreso.

Una de ellas fue Grisel Cavieres, doctora en Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Chile, quien presentó una investigación denominada “Within- and transgenerational effects of thermal variability on critical thermal limits and fitness in fruit-fly” (“Efectos intra y transgeneracionales de la variabilidad térmica en límites térmicos críticos y de adecuación biológica de la mosca de la fruta”), y escrita en co-autoría con los también miembros CAPES Sabrina Clavijo-Baquet, Francisca Boher,  Jose M. Alruiz , Carla Rivera-Rebella, Enrico Rezende y Francisco Bozinovic.

La investigación estudió los efectos de la variación de temperatura sobre los rasgos fisiológicos en la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), especialmente los referidos a su tolerancia térmica y el grado de adecuación biológica (tasa neta reproductiva y tiempo generacional). Cavieres y su equipo evaluaron los efectos de la variabilidad térmica durante la ontogenia de los individuos y las generaciones siguientes. 

Los resultados del estudio mostraron que tanto los límites térmicos como la adecuación biológica de estos organismos son afectados por la temperatura ambiental. En aquellas moscas que experimentaron altas temperaturas, su tolerancia al calor incrementó a costa de una pérdida en su capacidad de adecuación (fitness), ya sea en su tasa de sobrevivencia como de fecundidad. Esta pérdida, sin embargo, fue menor en los individuos de la segunda generación. 

Para Cavieres, estas conclusiones demuestran que “el límite térmico superior (temperaturas extremas altas) es más plástico de lo que se pensaba, aunque una mejor tolerancia al calor tiene costos para los organismos que la perciben”. La investigadora también explica que tales costos pueden disminuir en la siguiente generación. “La experiencia indirecta (a través de la experiencia térmica parental) puede mejorar la respuesta de los organismos a cambios en la temperatura del ambiente, un dato clave a la hora de evaluar organismos y contextos afectados por el cambio climático” afirma.

OTRAS INTERVENCIONES

Otra expositora del Congreso fue Sabrina Clavijo-Baquet, doctora en Ecología de la Universidad Católica, quien presentó su trabajo “Local adaptation of Triatoma infestans response to thermal variability: implications of climate change over Chagas diseases incidence” (“Adaptación local de la respuesta de Triatoma infestans a la variabilidad térmica: implicancias del cambio climático sobre incidencia de la enfermedad de Chagas”). 

Este estudio, escrito en coautoría con los investigadores CAPES Grisel Cavieres, Avia Gonzalez y Francisco Bozinovic, junto a Diego León, Yester Basmadjián, Pedro Cattan, investigó el impacto de la temperatura ambiental sobre la capacidad vectorial (la eficacia de un organismo para propagar una enfermedad) de la vinchuca (Triatoma infestans), uno de las principales transmisoras de la enfermedad de Chagas, también conocida como tripanosomiasis americana.

El trabajo mostró que un aumento de las temperaturas ambientales producto del cambio climático podría aumentar la capacidad de estos insectos para propagar este mal, que registra entre 6 y 7 millones de infectados en el mundo. 

El Congreso también contó con la participación de investigador CAPES Roberto Nespolo, el cual expuso los resultados del paper titulado “Endothermy, marsupials and hibernation: a tale from three continents” (“Endotermia, marsupiales e hibernación: un cuento de tres continentes”), sobre el fenómeno del topor y la historia evolutiva de la endotermia en marsupiales.

El artículo fue redactado en coautoría con Juan Diego Gaitan-Espitia, Julian Quintero-Galvis, Fernanda Fernandez, Andrea Silva, Cristian Molina, Kenneth Storey y Francisco Bozinovic (CAPES).

EL CONGRESO

El Congreso Internacional en Fisiología Comparada y Bioquímica se realiza cada cuatro años en diversas partes del mundo. Versiones anteriores se celebraron en Polonia y Brasil. Los temas que allí se tratan cubren áreas muy diversas como los mecanismos bioquímicos y fisiológicos de adaptación a nuevos ambientes, la evolución de la endotermia, el estrés oxidativo, fuentes de variación fenotípica, fisiología digestiva, entre otros.  

La instancia, en opinión de Cavieres, permitió a los investigadores CAPES estar al día en las últimas investigaciones de la disciplina y generar vínculos profesionales para futuras colaboraciones.