CAPES, ODEPA y WRI organizaron actividad paralela a la Cumbre de la Iniciativa 20X20

  • Se trata del Seminario Internacional «Aprendizajes y oportunidades para la restauración de paisajes en Chile», el cual se celebró el pasado 8 de abril en Puerto Varas.
  • Un destacado grupo de expertos y expertas en restauración de paisajes expusieron y conversaron sobre los desafíos, lecciones y proyecciones que han dejado distintas experiencias de restauración a nivel regional y nacional, así como las oportunidades a futuro en torno a esta temática.

El pasado 8 de abril, en el marco de la Cumbre Anual de la Iniciativa 20×20 que se celebra en Puerto Varas, se desarrolló con éxito el Seminario Internacional «Aprendizajes y oportunidades para la restauración de paisajes en Chile», una actividad organizada en conjunto por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES) y la Oficina de Estudios y Políticas Públicas (ODEPA) del Ministerio de Agricultura, con el apoyo del World Resources Institute (WRI) Y WWF Chile.

La instancia contó con especialistas nacionales e internacionales dedicados a la restauración de paisajes en nuestro país, quienes expusieron ante un público de casi 100 personas provenientes del mundo público, privado, y la sociedad civil, sobre distintas experiencias de restauración desarrolladas en Chile y su impacto en el avance de la recuperación de paisajes y ecosistemas en el territorio.

“Este seminario representó una oportunidad única para abrir espacios de conversación entre los distintos actores involucrados en las iniciativas de restauración a escala de paisaje, destacando la importancia otorgada al rol de los ecosistemas productivos en el concepto de restauración, mencionándose que aquellos sistemas productivos con características y prácticas sostenibles son capaces de restaurar servicios ecosistémicos esenciales para los territorios” explicó la directora de CAPES y académica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Dra. Rosanna Ginocchio.

La jornada fue inaugurada por la misma Dra. Ginnochio y la directora de ODEPA, Andrea García Lizama, quien destacó el rol clave que posee los paisajes en la provisión de alimentos para Chile y el mundo: “si nosotros no tenemos un paisaje que responda a las características necesarias para entregar este servicio ecosistémico de manera sustentable, no tenemos nada” recalcó.

Entre los expositores del evento, estuvieron el Coordinador General de la Iniciativa 20X20 y Gerente Senior de WRI, René Zamora-Cristales; la Jefa de la División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, Daniela Manuschevich, la encargada de Bosques y Cambio Climático de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), Constanza Troppa; la Representante Regional Adjunta de la FAO para América Latina y el Caribe, Eve Crowley; la investigadora senior del Programa de Bosques de WRI, Dra. Robin Chazdon; el coordinador del Programa de Paisajes Terrestres de WWF Chile y presidente de la Red Chilena de Restauración Ecológica, Trevor Walter, y el investigador de CAPES y académico PUC, Eduardo Arellano.

Luego de las ponencias, se celebró un interesante conversatorio que discutió sobre los desafíos que existen a la hora escalar iniciativas locales de restauración a nivel de políticas públicas, y la necesidad de que los planes nacionales de restauración se adapten así mismo a la realidad de cada territorio. La instancia contó con la participación de Javiera Herrera, jefa del Departamento de Sustentabilidad y Cambio Climático de ODEPA; Daniel Álvarez, encargado de Políticas y Planificación de la Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente; José Luis Buitano, representante de colectivo Comunidad APR de Mashue, y Juan Ovalle, investigador de CAPES y académico de la Universidad de Chile.

El evento sirvió como antesala de la Cumbre Anual de la Iniciativa 20X20, una alianza latinoamericana liderada por 18 países miembros que buscan cambiar las dinámicas que llevan a la degradación y llevar a 50 millones de hectáreas a la restauración para el 2030.

Revive lo acontecido en el seminario desde el canal de YouTube de CAPES.

Mañana ciudadana

Previo al seminario, tanto CAPES como ODEPA participaron de la Jornada Ciudadana “Saberes Locales y Experiencias Compartidas”, una segunda instancia paralela A LA Cumbre Anual organizada por el proyecto GEF en Restauración de Paisajes de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, en colaboración con la Ilustre Municipalidad de Puerto Varas.

La actividad reunió a diversas instituciones en el galón central del Parque Estación, en Puerto Varas, quienes expusieron sobre algunos de sus productos y proyectos destinados a la valorización de distintos sistemas ecológicos y servicios ecosistémicos.

Durante la jornada, que convocó a más de 200 visitantes a lo largo de la mañana, CAPES presentó algunos de los proyectos de investigación, transferencia y divulgación de sus dos líneas dedicadas a la restauración de sistemas ecológicos y productivos: la línea “Impactos de la contaminación por metales y rehabilitación de suelos”, y la línea “Intensificación ecológica para una agricultura sustentable”, lideradas por los profesores Ginocchio y Arellano, respectivamente. Revisa aquí algunas imágenes de ambos eventos, y revive lo acontecido en el seminario desde el canal de YouTube de CAPES.

Revisa aquí algunas imágenes de ambos eventos:

Nuevo libro CAPES reúne arte y ecología para alertar sobre especies en peligro del Chile central

«Vecinos nativos en peligro: cuentos y murales de flora y fauna amenazada en Chile Central», es un nuevo libro de divulgación de CAPES que explora, a través de la literatura y el arte pictórico, diversos ecosistemas y especies en riesgo que habitan la zona central de nuestro país. La obra, en su versión digital, fue presentada el pasado 5 de junio y ya está disponible para descarga gratuita.

En la zona central de Chile viven muchas especies endémicas que dependen unas de otras para sobrevivir. Algunas emblemáticas, como el cóndor o el gato andino, y otras que, a simple vista, no llaman tanto la atención, como el lucumillo o la rana chilena. Carla Rivera, investigadora CAPES, seleccionó 9 de estas especies, entre animales y plantas, para protagonizar el libro «Vecinos nativos en peligro: cuentos murales de flora y fauna amenazada en Chile Central», lanzado el pasado 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente.

La ecóloga e investigadora de la línea 4 de CAPES, junto al artista visual Luis Pérez López y la diseñadora Pía Pulgar, crearon esta obra que reúne en sus 60 páginas, un largo trabajo de arte, ciencia y conservación.

Cada una de estas especies es descrita a través de un cuento y un mural expuesto en un establecimiento educacional de Puente Alto; animales y plantas, vertebrados e invertebrados, mamíferos, reptiles, aves y anfibios, conviviendo todos a través de la palabra y la imagen. La obra, explica su autora, es una mezcla de libro de cuentos, guía de campo y también parte de una investigación científica sobre las interacciones ecológicas entre las especies y sus ecosistemas.

Araña pollito, matuasto, chagualillo

El libro tuvo su gestación hace varios años, durante la ejecución del proyecto Fondart “Muralismo, cruce entre arte y ciencia; flora y fauna en extinción”, una iniciativa liderada por Pérez, Rivera y Marcos Aravena, que consistió en la instalación y exhibición de 9 murales en 9 colegios vulnerables de Puente Alto, los cuales representan el habitat de 9 especies nativas y amenazadas de la zona central de Chile, junto a un relato breve protagonizado por cada una de estas especies: cóndor, gato andino, araña pollito, matuasto, abejorro colorado, rana chilena, lucumillo, chagualillo, y chungungo.

Tiempo después, en un intento por darle continuidad a este hermoso proyecto, Carla Rivera se acercó al área de Comunicación y Extensión de CAPES para proponer la creación de un libro que recopilara estos 9 cuentos junto a imágenes de sus respectivos murales, y que además, entregase información adicional sobre cada una de las especies descritas en los relatos con un enfoque desde la educación ambiental. 

Es así como, tras dos años de arduo trabajo tanto de Carla, candidata a doctora en Ciencias Biológicas con mención en Ecología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, como de la ilustradora del libro, la artista y diseñadora Pía Pulgar, esta obra ve la luz en su versión digital.

Lanzamiento en el Día del Medio Ambiente

Carla Rivera, investigadora CAPES y autora de los cuentos.

El pasado 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, se realizó la presentación oficial de esta obra con una conversación entre su autora y Sofía Rosa, doctora en Literatura e investigadora posdoctoral del proyecto Anillo “Biodiversidad de la costa a las montañas: Un estudio socio-ambiental de las prácticas(eco)-culturales de Comunidades Rurales en un escenario de Cambio Climático” (ANID- ATE 230028) 

Rosa destacó la forma en que la autora se aproximó a los personajes, que son animales y vegetales, sin caer en la tentación “humanizar” demasiado a estas especies, pudiendo encontrar, en cambio, el matiz necesario para transmitir cierta empatía hacia otros seres no humanos. “Carla logra darle ese toque de antropomorfismo hablando de los entornos y de las actitudes de los animales, de su vecindario, de su hogar, de lo que hace para alimentarse y creo que eso… nos hace decir, bueno, no somos tan diferentes unas especies de otras”.

Por su parte, Carla Rivera comentó que “la idea era que el libro mostrara una gran diversidad. Diversidad en ecosistemas, diversidad de las especies, hay vertebrados, invertebrados, hay plantas, entre los vertebrados hay mamíferos, anfibios, que hubiese un abanico, una diversidad en los organismos. Además, que hubiese una diversidad en los ambientes donde viven, entonces hay algunas asociadas a la cordillera, al valle central y otras a la costa, y también tienen distintos grados de amenaza de conservación. La idea es que fueran todas amenazadas, porque justamente son especies que van a ser raras o poco conocidas… acercar esas especies amenazadas para que la gente las conozca”.

En la oportunidad, también se hizo un reconocimiento al artista que logró plasmar en murales a las especies, sus ambientes y sus interrelaciones ecológicas, Luis Pérez López, quien lamentablemente falleció de forma repentina el año 2023 con tan solo 45 años de edad. Luis construyó una trayectoria de más de 15 años en la elaboración de obras visuales en formatos como la ilustración, el dibujo analítico, la pintura clásica y moderna, y los grandes murales. A lo largo de su carrera, el artista hizo de la pintura un instrumento didáctico que acercó a las personas al mundo de la ciencia. Este libro, y este lanzamiento, están dedicados a él.

El artista Luis Pérez junto a uno de sus murales (2021).

Pueden revivir la conversación acá: https://www.instagram.com/p/C74dojnuCc8/

Descarga GRATIS el libro «Vecinos nativos en peligro» en el siguiente enlace: https://capes.cl/vecinos-nativos

Fuente:
CAPES UC

Reunión anual de Iniciativa por el Bosque Esclerófilo fortalece cruces interdisciplinares

Los días 8 y 9 de abril de 2024 se realizó la reunión anual de la Iniciativa Intercentros por el Bosque Esclerófilo, que aúna a investigadoras e investigadores del IEB, CR2, CAPES y USACH, con el objetivo de comprender la situación actual del ecosistema Mediterráneo de Chile central, para encontrar formas efectivas de apoyar la resiliencia de los bosques y las comunidades humanas asociadas a este ecosistema.

El equipo se reunió en Olmué, Región de Valparaíso, y dedicó las jornadas a actualizar sus líneas de investigación, que abarcan desde la microbiología de suelo, ecofisiología vegetal, análisis de fauna, restauración, socioecología y análisis a escala de paisaje, además de la comunicación de estos nuevos conocimientos hacia diferentes agentes clave.

Por otra parte, se realizó una visita a un bosque esclerófilo degradado, y se analizaron los logros obtenidos por la Iniciativa durante el último año, los que incluyen una publicación en Nature Plants, una segunda publicación en revisión, formulación de dos proyectos concursables, y diversas colaboraciones en publicaciones y formación de pre-, postgrado y postdoctorado.

El equipo de la Iniciativa incluye a Solange Vargas (UDA), Cristian Delpiano (ULS) y Nélida Pohl del IEB, Juan Ovalle (U. de Chile) y Claudia Rojas-Alvarado (UOH) de CAPES, Alejandro Miranda (UFRO) del CR2, y Francisco Zorondo-Rodríguez del Departamento de Gestión Agraria, USACH. Solange Vargas, académica de la Universidad de Atacama, destaca: “Esta instancia es fundamental para que se produzca sinergia entre investigadoras e investigadores. Necesitamos tiempo de reflexión, para decantar y afinar las ideas que orientarán nuestro trabajo futuro”.

Por su parte Nélida Pohl, Directora de Comunicaciones del IEB añade que “la interdisciplina no ocurre sin intencionar estos espacios de trabajo conjunto, presencial e intensivo. Necesitamos la interdisciplina para entender las interacciones entre las causas de la compleja situación del esclerófilo, sus posibles trayectorias de cambio, y avenidas de adaptación que permitan su bienestar socioecológico a largo plazo”. 

Fuente: Comunicaciones IEB

CAPES y Agronomía UC lanzan manual sobre las plantas que nos alertan de la condición del suelo

Hierba de San Juan (Hypericum perforatum)

¿Has visto una planta abriéndose paso a través del cemento?, ¿O largos tallos con pequeñas flores creciendo en un sitio eriazo? Estas plantas son capaces de desarrollarse en condiciones en que otros vegetales morirían por la falta de nutrientes o de agua, son las mal llamadas “malezas”, que cuando brotan nos están diciendo que ese suelo tiene problemas.

El libro «Manual de especies indicadoras de condición del suelo», de los autores Alejandro Riquelme y Rafael Larraín, ambos de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia Universidad Católica de Chile y el segundo además investigador asociado a la línea 6 de CAPES, es una completa guía de “las especies vegetales que crecen bajo condiciones de suelo menos que ideales, y que la tradición y experiencia de agricultores a lo largo de los siglos fueron convirtiendo en lo que llamamos especies indicadoras de diferentes condiciones de suelo”, según explica la presentación del texto.

La obra cuenta con ilustraciones de Agustina Hidalgo y Paz Castañeda, además de información relevante de 34 especies, dónde las podemos encontrar a lo largo del territorio nacional y en qué tipo de suelo crecen. Cardo, calabacillo, llantén de agua, chépica, hierba de San Juan, nomeolvides del campo, botón de oro, correhuela, son algunos de los nombres comunes que quizás hemos escuchado y que asociamos a plantas que podemos encontrar en zonas urbanas y rurales.

Cuando aparecen estas “malezas”, significa que estamos en presencia de distintos tipos de daño en el suelo: exceso de humedad/mal drenaje, terreno degradado; exceso de perturbación/ sobrepastoreo o pradera no regenerándose. Estos son suelos deteriorados por décadas de uso intensivo a partir de la “Revolución Verde”, en que se desarrollaron sistemas agrícolas para maximizar la producción y que “han generado en el planeta y las personas: pérdida de biodiversidad, degradación y erosión de suelos, contaminación, daños a la salud de las personas, menor resiliencia del sistema alimentario”, señalan los autores.

Alejandro Riquelme y Rafael Larraín buscan rescatar algunas de estas especies, en el contexto de la agricultura y ganadería de Chile central, “queremos ser un apoyo para que el lector(a) redescubra este acervo de sabiduría y, sobre todo, pueda salir al campo a leer con otros ojos los mensajes que la naturaleza a veces le entrega con un susurro, y otras veces a gritos”.

El libro «Manual de especies indicadoras de condición del suelo», cuenta con el apoyo y financiamiento del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES y ANID PIA/BASAL FB0002-2014 y lo pueden descargar en la dirección www.capes.cl/especies_indicadoras.

Fuente: Comunicaciones CAPES

Árboles torcidos: una invitación a pensar futuros posibles a través de los bosques de La Araucanía

  • El martes 26 de marzo a las 17:30 horas en el auditorio del Complejo Interdisciplinario para el Desarrollo Sustentable (CIDS), del Campus Villarrica de la Universidad Católica (Bernardo O’Higgins 501), se realizará el segundo lanzamiento del libro Árboles torcidos, publicación que reúne reflexiones en torno la separación entre cultura y naturaleza a partir de obras, imágenes y textos. En la ocasión se realizará un diálogo llamado Repensar la experiencia de un bosque.
  • Entre los autores del libro está la artista Seba Calfuqueo, la poeta y académica UC del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR), María Lara Millapan, el ecólogo e investigador del Centro UC de Desarrollo Local (CEDEL UC) y CAPES, José Tomás Ibarra, Agencia de borde (Rosario Montero, Paula Salas y Sebastián Melo),así como la directora de arte y publicaciones de Fundación Mar Adentro Maya Errázuriz. El encuentro es abierto a todo público, previa inscripción en este link.

Reflexiones sobre la dualidad humano y naturaleza; la figura de la torsión de los árboles como un acto de permanencia y resistencia ante la homogeneización del paisaje; y ecologías afectivas en torno al agua, son algunos de los temas expuestos en la publicación Árboles torcidos, editado por Agencia de borde y Fundación Mar Adentro. El lanzamiento tendrá lugar el martes 26 de marzo a las 17:30 horas en el auditorio del Complejo Interdisciplinario para el Desarrollo Sustentable (CIDS), de Campus Villarrica UC, y contará con la participación y diálogo entre algunos de los autores/as y una lectura poética por María Lara Millapan.

El libro surge tras la investigación desarrollada desde 2019 por Agencia de borde llamada «Bosques de fuego«, la cual tuvo continuidad en 2022 a través del Ciclo de Residencias Bosque Pehuén de Fundación Mar Adentro, ocasión en que los autores de la publicación se reunieron para reflexionar sobre las tensiones que surgen de la separación entre cultura y naturaleza en relación con el bosque. Sus voces, obras y reflexiones fueron dadas a conocer en una muestra itinerante presentada en la Galería de Arte de UC Temuco y CENTEX, Valparaíso durante 2022.

En esta residencia desarrollada en Bosque Pehuén, área de conservación de Fundación Mar Adentro, Agencia de borde llevó a cabo exploraciones en el bosque antiguo para comparar ese tipo de ecosistema con el de los monocultivos, específicamente de eucalipto. Además, sumaron la participación de la artista visual Seba Calfuqueo, la poeta  María Lara Millapan y el ecólogo José Tomás Ibarra para examinar los efectos de la hiperseparación de cultura/naturaleza en este territorio en La Araucanía. De este modo, la investigación se abordó desde un enfoque performativo-visual, poético y socioecológico.

Desde una dimensión experiencial, visual, sonora y sensible, las distintas obras que conformaron este proyecto retrataron formas de comunicación y mediación con la naturaleza para recobrar ecologías afectivas de La Araucanía y así, cambiar la percepción dicotómica entre lo humano y lo natural.

Performance, poesía y bioculturalidad

El libro presenta un recorrido por cada una de las obras de los/as artistas, quienes exponen diversas aproximaciones con el bosque. La obra video performance Tray tray ko de la artista visual Seba Calfuqueo, profundiza en la relación histórica de las aguas desde la cosmovisión mapuche, así como la conexión del cuerpo humano extendido en la naturaleza.

La publicación incluye escritos de la poeta mapuche María Lara Millapan, quien cuenta que “la poesía es la manifestación pura de los sentimientos, emanados del am (yo interior), el püllü (espíritu) y los pewma (sueños)”. Para ella, son el vehículo de comunicación directa con lo trascendente. Por medio de la expresión poética, la autora manifiesta un acto de denuncia de las tierras destruidas de su pueblo, donde el lenguaje toma la forma de resistencia ante un aplanamiento cultural y natural. Por su parte, el investigador José Tomás Ibarra, en el texto La rueda de la memoria: árboles torcidos hacia la luz y la comunidad, plantea una mirada desde la socioecología sobre la vida de los árboles como agentes de memoria biocultural. Al respecto, Ibarra enfatiza sobre el ejercicio activo de las comunidades y territorios en la construcción de saberes que accionen el cuidado y prácticas de reparación de las relaciones entre los actores humanos y más que humanos del bosque.

Extracto reseña Árboles torcidos: 

¿Cómo sobrevivir a la homogeneización y simplificación de los paisajes? Esta publicación es un intento por repensar la experiencia de estar en el bosque desde una mirada crítica mediante una exploración de estéticas de co-habitación que promueven el florecimiento de diversidades naturales y culturales para pensar en/desde/ y a través de un bosque, otros posibles futuros. Al abrir estas páginas, busca derivar por la polifonía de voces de Maya Errazuriz, Seba Calfuqueo, José Tomás Ibarra, María Lara Millapan y Agencia de Borde (María/Rosario Montero, Paula Salas y Sebastián Melo), quienes de diversas formas compartieron en colectivo experiencias de bosque que luego fueron materializadas a través de muestras expositivas bajo el título Árboles torcidos.

Fuente: Fundación Mar Adentro

CAPES participa en celebración por los 30 años de Ingeniería Forestal en la Universidad Católica

El rector Ignacio Sánchez durante su intervención.

El pasado 10 de octubre, en el Auditorio Principal del Centro de Innovación UC, ubicado en Campus San Joaquín, la carrera de Ingeniería Forestal de la Universidad Católica celebró sus 30 años de existencia con una ceremonia que contó con la presencia de autoridades, estudiantes y destacados académicos nacionales e internacionales, los cuales conmemoraron el ingreso de la primera generación de estudiantes a este programa de estudios en 1993. 

Entre los invitados al evento, estuvo el rector de la Universidad Católica, Prof. Ignacio Sánchez, quien dio comienzo al acto enfatizando el rol que ha tenido esta carrera en la formación de los más de 400 ingenieros e ingenieras forestales que han pasado por sus aulas, y la capacidad de su malla de estudios para adaptarse a las necesidades de la industria y la demanda por un manejo más sostenible de nuestros bosques y recursos naturales en los últimos años.

La actividad también incluyó la participación de actores fundamentales en la creación de la carrera, como la recientemente asumida decana de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales, Prof. María Angélica Fellenberg, el decano saliente Rodrigo Figueroa, y los académicos Eduardo Venezian, André Laroze, Sonia Reyes, Rodrigo Arriagada, M. Paulina Fernández, Horacio Gilabert y Cristián Bonacic. También estuvieron presentes los investigadores CAPES Rosanna Ginocchio, Pablo Becerra y Eduardo Arellano, miembros destacados del actual plantel académico de la carrera.

El Dr. Juan Oliet, de la Universidad Politécnica de España, fue el invitado de honor de la ceremonia, y a él correspondió liderar una enriquecedora conversación sobre el futuro de la enseñanza de las Ciencias Forestales.

Asimismo, durante la realización del evento, el hall central del Centro de Innovación fue sede de una pequeña feria de innovación y emprendimiento donde diversas instituciones pudieron exhibir algunos de sus proyectos asociados al campo de la ingeniería forestal y la industria maderera. Entre ellas, el programa de certificación de jardines particulares “Jardines x la Biodiversidad”, de CAPES, presentó un stand con los avances de esta iniciativa y algunos de los productos generados en torno a este importante programa de educación y evaluación, que busca llevar la ecología y la conservación de los ecosistemas a los jardines y terrazas privadas de la región Metropolitana. 

Cabe destacar que la organización de esta celebración y de sus actividades asociadas estuvo a cargo de  la académica Isabel Rojas, investigadora de la línea 1 de CAPES sobre impactos ambientales de los metales y rehabilitación de suelos. 

Revive el evento en el siguiente video:

Texto: Comunicaciones CAPES

Los beneficios económicos y ambientales de la ganadería regenerativa

A través de la recuperación de los sistemas biológicos que soportan y rodean las tierras agrícolas, la ganadería regenerativa intenta trabajar con la naturaleza para recuperar los ecosistemas, fortalecer las comunidades y mejorar la rentabilidad.

Novillos pastando en un campo regenerativo orgánico de la empresa Trailenco. (Créditos: Alfredo Escobar)

Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), para el año 2050 será necesario producir un 70 % más alimento del que se produce hoy si se quiere cubrir la demanda de una población mundial que, por entonces, superará los 10 mil millones de personas.

Los requerimientos alimentarios de un planeta en constante crecimiento, sumado al interés económico por generar mayores ingresos, han empujado a sectores como la agricultura a intensificar sus procesos de producción, aumentando de este modo los impactos ambientales de estas industrias en los ecosistemas donde se insertan, como la degradación de los suelos a causa de la labranza y el pastoreo, o la emisión permanente de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

Es en este contexto, que diversos científicos a lo largo del mundo han dirigido su mirada a la ganadería regenerativa como una alternativa viable para alcanzar, de manera sustentable, la demanda futura por más y mejor alimento, utilizando la menor cantidad de recursos posibles, y reduciendo ostensiblemente los efectos negativos asociados a esta importante actividad humana. 

Uno de esos científicos es Rafael Larraín, académico de la Universidad Católica e investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, quien, junto a un grupo de colaboradores, acaba de concluir un importante estudio que buscó conocer no sólo los beneficios ambientales que trae consigo el paso de una ganadería convencional a una regenerativa, sino también los cambios económicos y productivos que conlleva esta transición.

Producir sin degradar

El investigador CAPES, Rafael Larraín.

“En términos simples, la agricultura y ganadería regenerativas son un conjunto de principios y prácticas que buscan generar bienes y servicios para el ser humano mientras, al mismo tiempo, se aumenta la biodiversidad, se enriquecen los suelos, y se fomenta la provisión de servicios ecosistémicos” explica Larraín. “A la larga, es una forma de hacer agricultura y ganadería trabajando con la naturaleza, en vez de en contra de ella”.

Entre las prácticas que promueve la agricultura y ganadería regenerativas, está la incorporación de animales mediante una correcta planificación del pastoreo, el uso de enmiendas y biofertilizantes, la cobertura permanente de los suelos con miras a minimizar lo más posible su labranza, y la rotación de cultivos tradicionales junto a cultivos de cobertura (granos y leguminosas, principalmente), que ayudan a prevenir la erosión, fijar nitrógeno, controlar la humedad de los suelos, además de atraer polinizadores. 

Para el investigador CAPES, sin embargo, cada técnica a implementar dependerá siempre de las condiciones ambientales y ecológicas de cada predio: “esto es muy importante de entender, porque lo que para uno puede ser regenerativo, para otro podría no serlo. Por ejemplo, si estás en un clima donde hay crecimiento de plantas todo el año (selva tropical o bosques siempreverdes templados), una forma de regenerar podría ser eliminando el ganado del lugar. Con la humedad disponible, los ciclos de nutrientes se mantienen activos, las plantas crecen, la fotosíntesis aumenta, la biodiversidad también. En cambio, en un ambiente donde solo hay crecimiento de plantas unos pocos meses en el año, el paso de animales herbívoros es la mejor forma de estimular el reciclaje de nutrientes, que las plantas no queden en pie y mueran, generando sombra para el crecimiento de la próxima temporada. En ese caso, un pastoreo planificado sería una herramienta de regeneración”.


Así, a través de la recuperación de los sistemas biológicos que soportan y rodean las tierras agrícolas, la ganadería regenerativa intenta trabajar con la naturaleza para recuperar los ecosistemas, fortalecer las comunidades y mejorar la rentabilidad. “Para la agricultura regenerativa un suelo vivo y sano es la base para una producción vegetal abundante, sana y rentable” comenta Larraín.

Una buena inversión

Pero la adopción de este tipo de acciones en los campos y siembras no sólo trae consigo beneficios para el medio ambiente. La recuperación y enriquecimiento de los suelos conlleva una mejora sustantiva en la calidad de los alimentos que se producen en éstos y reduce los costos asociados, por ejemplo, al uso de fertilizantes químicos, mejorando y haciendo más eficiente la producción. 

Para entender el alcance y magnitud de estos beneficios, durante dos años Larraín y su equipo conocieron el trabajo de 17 productores y productoras ganaderas de Chile que han ido adoptando, progresivamente, un modo de producción regenerativo, de modo de identificar y evaluar indicadores de desempeño económico y productivo en campos que han experimentado esta transición. 

Mediante entrevistas, visitas en terreno y reuniones periódicas, los investigadores identificaron los cambios de manejo realizados por cada productor y productora, y la información necesaria para cuantificar estos cambios desde un punto de vista económico y productivo. Los campos analizados se ubicaron en las regiones de La Araucanía (8), Los Ríos (2), Los Lagos (6)y Aysén (1).

Al contrastar los cambios en ingresos y costos, el equipo observó que todos los predios aumentaron sus ingresos netos, es decir, los 17 campos aumentaron su rentabilidad. Esto, debido principalmente a una reducción en los costos de producción equivalente a los $372.000 por hectárea (ha) en promedio. 

“El ítem de costo con mayor disminución”, explican los investigadores en su informe, “fue el costo en praderas, que se explica principalmente por una caída en la siembra de praderas y en el uso de fertilizantes químicos, equivalente a $254.419 /ha. Por otro lado, en 16 de los 17 campos hubo también una disminución en la conservación de forraje”, lo que sugiere que la reducción en gastos se debió a la menor necesidad que tuvieron los agricultores de alimentar a sus animales. 

Pero eso no es todo, añade Larraín: “además de eso, nuestra experiencia conversando con productores y la evidencia en estudios fuera de Chile, indica que no solo hay una mejora en rentabilidad, sino que también los productores reportan una mejora en su calidad de vida. En algunos casos, esa mejora está ligada a una reducción en la carga de trabajo, a un mejor alineamiento entre sus valores y lo que están haciendo en el campo, a una menor necesidad de capital de trabajo y el estrés que impone sobre uso de capital, etc”.

Cambio de paradigma

Pese a estos beneficios, aún son pocos los productores y ganaderos que, en Chile, han adoptado este tipo de prácticas agroecológicas, pues, en opinión de los investigadores, aún persisten barreras de entrada que previenen a éstos de transitar de un modelo convencional a uno regenerativo. 

“La principal barrera de entrada tiene que ver con la estructura de pensamiento de los productores”, reflexiona Larraín. “La mayoría de ellos fue educado en un modelo de agricultura/ganadería donde la clave del éxito eran los sistemas simples, las intervenciones con maquinaria y químicos, la alta productividad por unidad de superficie o animal, etc. Al mismo tiempo, existe una red de negocios que funcionan en torno a la venta y uso de insumos y maquinarias, donde existe un permanente bombardeo de información indicando que mientras más se use el producto X, más segura y rentable será la producción. Entonces ir en contra de eso es muy difícil”. 

Para Larraín, con el paso de los años, los productores se construyen una imagen mental de sí mismos donde aplicar estas prácticas y usar estos insumos son una reafirmación interna de que están haciendo las cosas bien. “Entonces, aparece un sistema donde les dices que muchas de las cosas que ellos consideraban como buenas, en realidad tienen un montón de efectos negativos y que en vez de haber estado cuidando sus campos, los han estado dañando. Eso es muy duro. Te cuestiona lo que has hecho probablemente durante décadas”, explica.

“Entonces” continua, “la principal barrera de entrada es hacer lo que se conoce como cambio de paradigma. Aceptar una forma de ver, analizar y trabajar el campo diferente a la que has estado usando hasta ese punto. Este cambio de paradigma no es fácil, y normalmente va asociado a una crisis por la que pasa el productor y productora, que suele ser gatillada por problemas económicos o conflictos internos sobre el uso de pesticidas, cuidado del medio ambiente, etc”.

Para promover y hacer factible este cambio de paradigma, dice el ingeniero agrónomo de la Universidad Católica, es necesario avanzar tanto en conocimientos como en educación ambiental y transferencia de conocimientos. “Eso permite que las personas vean casos de éxito, vean como otros productores han ido haciendo el cambio, han adaptado las prácticas a diferentes condiciones, etc. Primero conocer, luego entender y finalmente adoptar. También pueden haber incentivos vía el mercado o por apoyo del estado, fundaciones, etc. Pero estos incentivos tendrán poco efecto a largo plazo si antes el productor no hace un cambio en su forma de pensar”, finaliza.
Los resultados de este estudio, financiado por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) y CAPES, están disponibles en línea desde el sitio oficial de FIA. También puedes descargar el informe final del proyecto en este enlace.

Texto: Comunicaciones CAPES

Tukukan Wall Mapu Mew: Investigadores lanzan libro ilustrado para niños y niñas sobre los ciclos de la huerta  

Trilingüe e ilustrado en parte por niños y niñas, Tukukan Wall Mapu Mew, o El Habla de la Huerta en español, es un libro que se puede leer, ver y escuchar en un intento por aportar a la revitalización del mapudungun desde los ciclos anuales de la huerta.

Entre los autores de la obra, se encuentra el investigador CAPES, José Tomás Ibarra.

“Es una invitación a honrar la huerta”, así describe Josefina Cortés, socióloga e investigadora en el Centro UC de Desarrollo Local, el libro Tukukan Wall Mapu Mew – El habla de la huerta, un texto ilustrado para niños y niñas que resume el trabajo realizado por la investigadora junto a un equipo de profesionales en torno a la huerta, el valor que tiene para distintas comunidades y su íntimo vínculo con una sociedad intercultural.  

Fue en 2019 cuando Cortés junto a las investigadoras Romina Urra, María de la Luz Marqués, Rukmini Becerra, María Lara Millapan y el investigador CAPES Tomás Ibarra, desarrollaron el proyecto ANID – Explora “Huerteando cultivo mi cultura: La huerta como espacio de revitalización lingüística y cultural mapuche en la educación científica inicial”, un trabajo que involucró a los jardines infantiles We Rayen de Dehuepille, We Kimun y Emanuel de Padre Las Casas, en la región de La Araucanía. 

Durante el lanzamiento del libro, educadoras de los jardines infantiles involucrados en el proyecto fueron reconocidas con el libro. En la imagen Verónica Meliqueo y Norma Quidel del Jardín Emanuel, Lida Oñate del Jardín We Kimun Dehuepille, y Carolaine Caucao y Yoselin Sepúlveda del Jardín We Rayen, junto a los investigadores Rukmini Becerra y Tomás Ibarra.

La huerta como un espacio holístico 

Escrito y vocalizado en mapudungun, español e inglés con audios que se disponen a través de códigos QR a lo largo del libro, el material es una instancia para revalorizar la lengua mapuche a través de la comprensión de los distintos procesos que se viven en la huerta, y que configura un espacio importante para la formación biocultural de niños y niñas que a diario se vinculan con este tipo de espacios.  

A través de palabras destacadas que se presentan junto a ilustraciones hechas por la ilustradora Belén Chávez, en diálogo con dibujos e imágenes realizadas por los mismos niños y niñas de los jardines infantiles participantes del proyecto, el libro habla desde la presencia que tienen un rastrillo y una mariposa en la huerta, hasta el valor de la sabiduría de abuelos y abuelas. 

“Yo soy huertera, pero antes la huerta la veía desde la huerta nada más”, confiesa Marqués, académica de la carrera Pedagogía en Educación de Párvulos en el Campus Villarrica de la UC, quien se desempeñó como codirectora del proyecto desarrollado en 2019, “y este proyecto me permitió ver de manera holística y en el contexto de este territorio y desde la cosmovisión mapuche lo que significa una huerta”.  

El lanzamiento contó con la participación de estudiantes de los colegios El Encuentro y Santa Cruz de Villarrica.

Revitalizar el mapudungun desde el Campus Villarrica 

“Es el puntapié inicial para seguir difundiendo la revitalización lingüística, cultural y ambiental”, asegura Ibarra sobre este libro, refiriéndose al trabajo realizado durante los últimos años por académicos e investigadores del Campus Villarrica, lo que es apoyado por el director de la Unidad, Gonzalo Valdivieso. “Este libro se suma a una gran cantidad de obras que van en la misma línea y que dan la posibilidad de leer y escuchar el mapuzungun”. 

Por su parte, la académica del Campus Villarrica y poetisa mapuche, María Lara Millapan, destaca el uso de un mapudungun que incluye palabras propias del territorio y que abre las puertas a la lectura y escritura de la lengua. “Contiene la palabra propia de los niños y niñas mapuche de Wallmapu. Siento que es un paso para revertir la asimilación lingüística”. 

Como actividad de cierre del lanzamiento, niños, niñas y grandes disfrutaron de una obra de teatro de títeres realizada por la académica del Campus Villarrica UC, María de la Luz Marqués y la encargada de la Biblioteca Gabriela Mistral del Campus, Cherie Araya.

Procesos cíclicos 

El libro “habla sobre los ciclos de la huerta y la naturaleza en Wallmapu. Es una invitación a prestar atención y honrar la huerta, su memoria, sus colores, olores, descansos y cosechas”, explica Cortés. 

Así como estos ciclos son presentados en el libro a través de las cuatro estaciones, comenzando por el otoño y terminando en el verano, Ibarra asegura que el proceso de creación del libro fue un ciclo que integró a diferentes equipos y que hoy se traduce en este producto.  

“Todo el proceso de implementación de una estrategia educativa, investigación, luego el proceso de grabar los audios, vincular todas las lenguas involucradas, el proceso de ilustración, todo eso hoy día se cristaliza en este libro”, señala.  

“En este largo camino se ha sumado mucha gente, a quienes les agradecemos profundamente su trabajo y aportes para crear este libro-obra”, asegura por su parte Cortés. 

El libro cuenta con ilustraciones realizadas por la ilustradora Belén Chávez quien a su vez hizo dialogar sus creaciones con dibujos realizados por niños y niñas que participaron en actividades del proyecto desarrollado en 2019. 

El equipo estuvo compuesto por los investigadores y por un equipo que se encargó de darle forma el libro. Junto a la editorial Orjikh y su equipo, a Eugenia Huisca, Daniela Salazar y Ada Sánchez, que estuvieron a cargo de la vocalización del texto en mapudungun, español e inglés, respectivamente, al estudio de sonido Liucura Records y la ilustradora Belén Chávez, el libro busca convertirse en un “instrumento para acercar el territorio y la realidad sociocultural y bio cultural de los niños y niñas desde muy temprana edad”, según señala Marqués. 

Para Belén Chávez, la ilustradora del texto, la invitación a sumarse al equipo tras el libro fue un “lujo”.  “Lo veo con mucho respeto y como un honor en el fondo, ver esos trazos tan libres tan espontáneos”, señala refiriéndose a los dibujos de niños y niñas con los cuales integró sus ilustraciones, “y como broche de oro el espíritu del libro, que es rescatar el mapuzungun”. 

“Hay algunas ilustraciones que son solamente cosas de ellos, ellas, combinamos entre ambas partes y luego otras mías, entonces es bien dialogante en ese sentido”. 

Lanzamiento

El libro contó con un lanzamiento que incluyó la participación de niños, niñas y adultos, en una jornada con variadas actividades. Particularmente, participaron estudiantes de primero básico de los colegios El Encuentro y Santa Cruz de Villarrica, además de educadoras de jardines interculturales JUNJI.  

Así, niños y niñas tuvieron la oportunidad de disfrutar de actividades organizadas por el Museo Interactivo Regional de Agroecología y Sustentabilidad, MIRAS Araucanía, además de una presentación de títeres organizada entre los autores y la Biblioteca Gabriela Mistral del Campus.  

Mientras tanto, adultos y adultas participaron de un conversatorio junto a los autores del libro, además de asistir a las palabras de la académica María Lara Millapan. 

La encargada del jardín infantil We Kimun, Waleska Sandoval, fue reconocida por los investigadores debido a su participación en el proyecto desarrollado en 2019. 

Un aporte a la formación biocultural 

“Hay que apuntar ahí”, dice una de las asistentes al lanzamiento, Yuvixa Barrera, que también estuvo involucrada en los talleres que se realizaron durante la investigación desarrollada en 2019 y que fue reconocida por su aporte durante el lanzamiento del libro celebrado en abril de 2023. “Es interesante porque los niños aprenden el respeto desde chiquititos por la tierra, a valorar lo que ellos están comiendo y a cuidar el ambiente, a no contaminar, no botar basura y empezar a reciclar, no ser tan consumista y empezar a valorar lo que se produce”. 

Por otra parte, la encargada del jardín infantil We Kimun, Waleska Sandoval, asegura que el valor de este libro está principalmente en la visualización de la huerta y sus ciclos. “Me encantaría que este libro saliera en la tele, hablan los niños, más allá de que se pueda escuchar a través de un QR, el solo verlo es mucho más cercano para los niños que ver otro tipo de textos, los niños con ver reflejan y te cuentan la historia sin tener que contarlo. De verdad me encantó”.  

“Esperamos que sea un aporte a la formación biocultural de niños y niñas, y a la revitalización de saberes mapuche, así como al aprendizaje de nuevas ideas, de manera emocionante y divertida”, finaliza Cortés.  

“Esperamos que lo disfruten tanto como nosotros lo hemos hecho”. 

Texto: Comunicaciones CEDEL

Los hitos y lecciones de SUFICA, el proyecto que llevó la fruticultura sustentable al centro de Brasil

Un grupo de investigadores chilenos, brasileños y británicos trabajó durante 5 años en un proyecto que buscó promover prácticas de intensificación ecológica en una zona de Brasil altamente afectada por la actividad humana, en un intento por replicar un nuevo enfoque de producción agrícola en un contexto latinoamericano.

La Caatinga, al noreste de Brasil (Crédito: Nadia Rojas).

Al noreste de Brasil, en un territorio que comprende cerca del 10% del área total del país, se encuentra la Caatinga. Esta ecorregión, llamada así por el tipo de vegetación que la cubre (caatinga viene del tupí “kaatinga” o “bosque blanco”), es un bioma único en el mundo, caracterizado por una flora desértica especialmente adaptada a ambientes secos, y compuesta por una rica diversidad de árboles, arbustos y matorrales, muchos de los cuales sólo se encuentran en esta parte del globo.

Es allí, también, donde cientos de agricultores frutícolas del valle de São Francisco hacen su vida bajo las inclemencias de este entorno semiárido, transformando, a su paso, la estructura, funcionalidad y biodiversidad de este magnífico ecosistema, amenazado por la actividad agrícola y el aumento de la sequía a causa del cambio climático.

Se estima, por ejemplo, que entre 1990 y 2010, una décima parte de este territorio —alrededor de 90 mil kilómetros cuadrados— se perdió a causa de la agricultura, la actividad forestal y la continua expansión urbana a la que se ha visto sometida, afectando a las 500 especies de aves y 1.000 especies de plantas —31% de ellas endémicas— que habitan la región.

Para hacer frente a este problema, un grupo de investigadores internacionales liderado por académicos de la Universidad de East Anglia, en el Reino Unido, creó SUFICA, un consorcio que buscó mejorar la sostenibilidad de la fruticultura que se realiza en el valle, un esfuerzo de 5 años que hoy llega a su fin con excelentes y prometedores resultados.

Conversamos con Eduardo Arellano, investigador CAPES y director del capítulo chileno de este proyecto pionero, para rememorar los principales hitos que marcaron el trabajo en la región y las lecciones que dejó SUFICA para el futuro de la investigación en agroecología y el desafío de contar con alimentos producidos —y consumidos— de manera sustentable con el medio ambiente.

Intensificación ecológica en ambientes semiáridos

Una de las aristas del proyecto fue la instalación de dispositivos para el monitoreo de fauna (en este caso reptiles) bajo los cultivo. Las mallas (al fondo de la foto) buscan guiar el paso de los animales por la lámina de concho monitoreada por la cámara trampa.

“Fruticultura Sostenible en la Caatinga” (o SUFICA, por sus siglas en inglés), nació en 2018 a partir de un llamado conjunto de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo de Chile (ANID) y el programa Newton Fund del Reino Unido para el levantamiento que proyectos de investigación asociativos entre investigadores del Reino Unido y de Chile que contribuyesen al desarrollo económico y al bienestar de otros países de la región bajo el tema de “Nexos Energía-Alimentos-Agua-Medio Ambiente”. Esto, nos cuenta Eduardo, permitió crear un proyecto multidisciplinario y global que abarcó toda la cadena de producción involucrada en la elaboración de agro-alimentos, desde la producción en el huerto hasta la venta en supermercados de Inglaterra.

¿En qué consistió el proyecto SUFICA y cómo nació esta colaboración?

“El proyecto es un consorcio de investigación internacional, conformado por investigadores de Brasil, Inglaterra y Chile, que buscó mejorar la sustentabilidad de la producción frutícola en áreas de prioridad para la biodiversidad, como son la zona semiárida de la Caatinga en Brasil y la zona central de Chile. En el proyecto se plantearon diversos desafíos sobre cómo potenciar el aporte de los predios a los servicios ecosistémicos, de modo de contar con alimentos que no impactarán negativamente en la biodiversidad de los lugares donde eran producidos”. 

La colaboración, añade Eduardo, fue una respuesta a las recientes señales del mercado en el sector agroalimentario, especialmente en Europa, para que los agricultores tomarán medidas para promover la biodiversidad.

“El proyecto incorporó la cadena completa de suministro de fruta, desde agricultores en Chile y Brasil hasta cadenas de supermercados (Waitrose) en Inglaterra, además de una plataforma nacida desde la industria que busca desarrollar métricas para la agricultura sustentable con uso a nivel predial de zonas semiáridas y mediterráneas”.

¿Cuáles fueron las principales áreas de estudio/trabajo?

“La investigación se centró en el estudio y promoción de los servicios ecosistémicos que mejoraban la producción de los frutales —polinización, almacenamiento de carbono y regulación del flujo de agua— y la evaluación de los beneficios que estos servicios traen a los mismos agricultores”, muchos de ellos, comenta Eduardo, reticentes a abandonar las técnicas tradicionales a favor de prácticas más amables con los entornos naturales.

El proyecto co-diseñó junto a productores y empresas exportadoras internacionales una serie de innovaciones basadas en la naturaleza en huertos frutales intensivos. “Estas innovaciones”, explica el también académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Universidad Católica, “generan múltiples beneficios ambientales, al tiempo que mejoran la rentabilidad de los predios a través de un mejor rendimiento o calidad y una reducción de insumos (agua y agroquímicos)”.

El enfoque, denominado “intensificación ecológica”, se ha mostrado prometedor en Europa y América del Norte, pero no había sido probado experimentalmente en ambientes tropicales semiáridos.

Una red sustentable para el futuro

Luego de 5 años de trabajo, ¿cuáles son los principales resultados y conclusiones a las que llegaron?

“Antes que todo, SUFICA nos permitió formar una red de investigadoras e investigadores, productores, asesores y exportadores de los tres países involucrados, con la realización de 8 talleres en Chile y Brasil, además de la instalación de pilotajes con agricultores que buscaban potenciar las acciones de intensificación ecológica en sus predios”.

“El principal resultado fue el aprendizaje del proceso de co-creación, donde se unió a investigadores y agricultores en busca de la priorización y adaptación de las mejores técnicas de intensificación ecológica en sus predios frutícolas. Además, se validó la herramienta online para gestionar la biodiversidad predial, para fruticultura de zonas mediterráneas”.

Una de las conclusiones principales, es que aún existen grandes brechas entre las actividades de los fruticultores y los objetivos globales de sustentabilidad. Si bien se entiende lo que se debe hacer en cuanto a acciones de intensificación ecológica que promuevan la biodiversidad, existen barreras culturales y sociales que dificultan o impiden la aplicación de estas prácticas. Para superar estas brechas se requerirá de incentivos, como los existentes en las políticas europeas”.

¿Qué productos de transferencia o divulgación dejó este proyecto? 

“A nivel de transferencia, se realizaron seminarios en Brasil y dos seminarios en Chile sobre avances del proyecto, acciones de intensificación ecológica y de adaptación y mitigación para el cambio climático. Tuvimos, además, dos seminarios de cierre en Chile, uno en Santiago y otro en Rancagua, los cuales contaron con una alta asistencia y participación”.

“En cuanto a divulgación, se generaron una serie de boletines (o booklets) y manuales en portugués o español, que describen en detalle la biodiversidad de la región a través de sus aves, mamíferos, fauna del suelo, flora e insectos, además de un manual de prácticas agrícolas de bajo impacto. Participamos, asimismo, en webinars y cursos online”.

“Finalmente, en lo que se respecta a producción científica, ya hemos publicado 4 artículos científicos y estamos en el proceso de cerrar las publicaciones de varios más asociados a distintos aspectos de biodiversidad en agricultura”, remata el investigador.

Junto a Arellano, el proyecto también fue liderado por Lynn Dicks, de la Universidad de Cambridge (UK), y contó con la participación de Fabiana Oliveira da Silva, Kátia Siqueira, Patricia Rebouças, Lúcia Kill y Vinina Silva Ferreira como co-investigadoras; Andrés Muñoz-Sáez (CAPES) y Liam Crowther como investigadores posdoctorales; Natalia Zielonka como estudiante de doctorado; Nadia Rojas como asistente de campo, además de Gonzalo Neira y Xavier Baudequin como miembros representantes de la industria.

Alcances y desafíos

¿Cuáles son los alcances de este proyecto en términos de sus aplicaciones futuras en agroecosistemas?

“Este proyecto refuerza uno de los objetivos más importantes de la Línea de Intensificación Ecológica de nuestro Centro, que es la identificación y transferencia de acciones que potencien servicios ecosistémicos y la biodiversidad. Generamos información relevante para sistemas frutícolas de Chile y Brasil sobre el potencial de adaptar recomendaciones de manejo que se implementan principalmente en el hemisferio norte”. 

“Además, la adaptación de la herramienta Cool Farm Tool para sistemas frutícolas permitirá a los productores identificar acciones y generar reportes de biodiversidad predial. Este es uno de los puntos más relevantes, porque la biodiversidad tiene aspectos muy locales que deben ser validados”.

¿Qué aprendizajes y lecciones obtuvieron de este proyecto, más allá de esos resultados?

“Una parte importante de la ejecución de SUFICA fue en plena pandemia Covid-19, por lo que la ejecución del proyecto fue un permanente desafío debido a que incorporaba viajes, trabajos de implementación y monitoreos en campo tanto en Brasil como en Chile. Finalmente, la colaboración e interés de los agricultores y los investigadores permitió sacar adelante los objetivos”.

“Para nosotros, el aprendizaje fue la inducción a redes internacionales de investigación en biodiversidad y agricultura mediante un proyecto de gran envergadura, que funcionaba en tres idiomas y que consideraba una gran diversidad de actores. Aprendimos sobre la realidad de los agricultores en Brasil en las zonas semiáridas de la Caatinga y como los mercados globales de fruta influencian las decisiones que toman los agricultores”.

Finalmente ¿qué pendientes dejó este trabajo para investigaciones futuras?

“Dentro de las acciones que se probaron se implementaron ensayos de cultivos de cobertura y perchas para rapaces. Se trabajó y avanzó en los diseños e implementación y se logró un monitoreo inicial, dejando pendiente las evaluaciones del efecto de estas intervenciones sobre la producción frutícola a largo plazo”.

“Gracias al proyecto, se conformó una red de colaboración de investigadores y estudiantes de la Universidad de Cambridge, Universidad de East Anglia, PUC, Universidad de Sergipe, Universidade Federal de Bahía y la Universidad del Valle de San Francisco, la que esperamos poder mantener en forma activa a través de otras iniciativas de carácter internacional”.

Texto: Comunicaciones CAPES