Con propuestas innovadoras culmina el curso “Metodologías de restauración de bosques” en Huinay

En un rincón aislado y remoto, donde la naturaleza despliega toda su majestuosidad, se gesta un proyecto educativo que está revolucionando la forma en que se abordan los problemas medioambientales. Se trata del curso “Metodologías de Restauración de Bosques”, coordinado por los profesores Juan Ovalle (U. de Chile), Jan Bannister (INFOR) y Anahí Ocampo (U. de Chile), donde estudiantes de postgrado de diversas disciplinas se unen en una intensa semana de trabajo bajo un objetivo común: la restauración de ecosistemas degradados.

A través de diversas propuestas con especies nativas se busca apuntar a la restauración de territorios.

El pasado 25 de marzo del 2024 marcó el cierre de la segunda versión del curso de postgrado «Metodologías de Restauración de Bosques», realizado en la Estación Científica de la Fundación San Ignacio del Huinay, ubicada en la comuna de Hualaihué, Región de Los Lagos. Este evento fue organizado en conjunto por los programas de Magíster en Áreas Silvestres y Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, Huinay Seasonal School (HSS) y Programa de Observación de Ecosistemas Terrestres y Acuáticos (POETA) de la Fundación San Ignacio del Huinay.

El curso estuvo dirigido por el Dr. Juan Ovalle, académico de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de U. de Chile, e Investigador Asociado CAPES y por el Dr. Jan Bannister (INFOR sede Chiloé). También, participaron de forma remota la Dra. Anahí Ocampo, académica de la Universidad de Chile y la Dra. Paula Meli, académica de la Universidad de Concepción y especialista en restauración socioecológica.

Lo que hace único a este curso es su capacidad para crear un entorno de colaboración y acción en un lapso de tiempo reducido. Durante siete días, con jornadas de mañana, tarde y noche, los participantes se sumergieron en un ambiente de trabajo, conscientes de que cada minuto cuenta para lograr un objetivo ambicioso: diseñar una propuesta de restauración a escala de paisaje. 

Las y los estudiantes vivieron una experiencia en terreno para aprender de restauración y reforestación.

El desafío no es sólo técnico, sino también social y ambiental. Los estudiantes, provenientes de diversas especialidades, experimentados y novatos en el ámbito de la restauración, se enfrentan a la tarea de abordar las necesidades presentes y futuras de la comunidad local, al tiempo que enfrentan las presiones cada vez más palpables del cambio climático.

En Huinay, la lección va más allá de los libros y las aulas tradicionales. Aquí, los participantes aprenden en el terreno (con o sin lluvia), enfrentándose directamente a la realidad y trabajando juntos para encontrar soluciones innovadoras y sostenibles.

“La particularidad de este curso es que las condiciones aisladas y remotas donde se emplaza Huinay permite generar un ambiente de trabajo intenso durante 7 días bajo un objetivo común de corto plazo. Estas condiciones generan entre los estudiantes la necesidad de colaborar y aportar desde sus diferentes especialidades para lograr concretar una propuesta de restauración a escala de paisaje, haciéndose cargo de las necesidades actuales y futuras de la comunidad local y de las presiones del cambio climático”, destaca el profesor Juan Ovalle.

Y agrega que: “El particular contexto de uso del territorio de la provincia de Palena permite comprender los procesos de disturbios que ocurrieron a principios del siglo XX, en donde esta localidad se convirtió en un importante centro de explotación comercial del alerce. En 1939, llegaron los primeros colonos desde Río Puelo para explotar el alerce y otros recursos madereros. La deforestación comenzó para abrir terreno destinado a ganadería, agricultura y praderas. Con el tiempo, estas acciones condujeron al ecosistema a un estado de degradación, con incendios forestales, tala desmedida de bosques y uso ganadero intensivo del territorio”.

Propuestas de futuro

La evaluación final del curso consistió en elaborar una propuesta de restauración a escala de paisaje en el contexto del paisaje y la historia de perturbaciones presentes en Huinay. Entre las propuestas que se destacaron se encuentra el proyecto de recuperación de servicios ecosistémicos en bosques de ulmo. Esta propuesta propuso utilizar una metodología combinada de técnicas cualitativas (Recovery Wheel) y cuantitativas (muestreo de parcelas y sub-parcelas) para evaluar el potencial de regeneración natural de acuerdo a un ecosistema de referencia dominado por ulmo, coigue, tineo, y canelo, además de otras especies trepadoras, helechos y herbáceas. 

Otro de los proyectos destacados propuso establecer un bosque experimental para estudiar la respuesta de un bosque en estado de sucesión avanzada frente al cambio climático y simulación de disturbios de pequeña escala. Estas propuestas fueron elogiadas por los académicos, quienes destacaron su innovación, viabilidad y potencial costo-efectivo para su implementación en áreas degradadas dentro del predio de Huinay. 

En tanto, el Dr. Samuel Hormazábal Fritz, director de la Fundación San Ignacio del Huinay, expresó su satisfacción por el éxito del curso y el alto nivel de las propuestas presentadas. Este tipo de iniciativas, dijo, contribuyen significativamente al desarrollo de estrategias de conservación y restauración que beneficien a los ecosistemas forestales y a las comunidades locales.

Este curso no solo transforma paisajes, sino también mentes. Es un ejemplo inspirador de cómo la educación puede ser una fuerza poderosa para el cambio, impulsando a los estudiantes y profesionales a convertirse en agentes de transformación en un mundo que necesita desesperadamente soluciones creativas y comprometidas frente al avance del cambio global. No te quedes fuera de la 3ra versión del curso “Metodologías de Restauración de Bosques 2025”!! (periodo de inscripción a partir de agosto 2024).

Fuente:
Michael Seguel, periodista
Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza

Reunión anual de Iniciativa por el Bosque Esclerófilo fortalece cruces interdisciplinares

Los días 8 y 9 de abril de 2024 se realizó la reunión anual de la Iniciativa Intercentros por el Bosque Esclerófilo, que aúna a investigadoras e investigadores del IEB, CR2, CAPES y USACH, con el objetivo de comprender la situación actual del ecosistema Mediterráneo de Chile central, para encontrar formas efectivas de apoyar la resiliencia de los bosques y las comunidades humanas asociadas a este ecosistema.

El equipo se reunió en Olmué, Región de Valparaíso, y dedicó las jornadas a actualizar sus líneas de investigación, que abarcan desde la microbiología de suelo, ecofisiología vegetal, análisis de fauna, restauración, socioecología y análisis a escala de paisaje, además de la comunicación de estos nuevos conocimientos hacia diferentes agentes clave.

Por otra parte, se realizó una visita a un bosque esclerófilo degradado, y se analizaron los logros obtenidos por la Iniciativa durante el último año, los que incluyen una publicación en Nature Plants, una segunda publicación en revisión, formulación de dos proyectos concursables, y diversas colaboraciones en publicaciones y formación de pre-, postgrado y postdoctorado.

El equipo de la Iniciativa incluye a Solange Vargas (UDA), Cristian Delpiano (ULS) y Nélida Pohl del IEB, Juan Ovalle (U. de Chile) y Claudia Rojas-Alvarado (UOH) de CAPES, Alejandro Miranda (UFRO) del CR2, y Francisco Zorondo-Rodríguez del Departamento de Gestión Agraria, USACH. Solange Vargas, académica de la Universidad de Atacama, destaca: “Esta instancia es fundamental para que se produzca sinergia entre investigadoras e investigadores. Necesitamos tiempo de reflexión, para decantar y afinar las ideas que orientarán nuestro trabajo futuro”.

Por su parte Nélida Pohl, Directora de Comunicaciones del IEB añade que “la interdisciplina no ocurre sin intencionar estos espacios de trabajo conjunto, presencial e intensivo. Necesitamos la interdisciplina para entender las interacciones entre las causas de la compleja situación del esclerófilo, sus posibles trayectorias de cambio, y avenidas de adaptación que permitan su bienestar socioecológico a largo plazo”. 

Fuente: Comunicaciones IEB

CAPES y Agronomía UC lanzan manual sobre las plantas que nos alertan de la condición del suelo

Hierba de San Juan (Hypericum perforatum)

¿Has visto una planta abriéndose paso a través del cemento?, ¿O largos tallos con pequeñas flores creciendo en un sitio eriazo? Estas plantas son capaces de desarrollarse en condiciones en que otros vegetales morirían por la falta de nutrientes o de agua, son las mal llamadas “malezas”, que cuando brotan nos están diciendo que ese suelo tiene problemas.

El libro «Manual de especies indicadoras de condición del suelo», de los autores Alejandro Riquelme y Rafael Larraín, ambos de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia Universidad Católica de Chile y el segundo además investigador asociado a la línea 6 de CAPES, es una completa guía de “las especies vegetales que crecen bajo condiciones de suelo menos que ideales, y que la tradición y experiencia de agricultores a lo largo de los siglos fueron convirtiendo en lo que llamamos especies indicadoras de diferentes condiciones de suelo”, según explica la presentación del texto.

La obra cuenta con ilustraciones de Agustina Hidalgo y Paz Castañeda, además de información relevante de 34 especies, dónde las podemos encontrar a lo largo del territorio nacional y en qué tipo de suelo crecen. Cardo, calabacillo, llantén de agua, chépica, hierba de San Juan, nomeolvides del campo, botón de oro, correhuela, son algunos de los nombres comunes que quizás hemos escuchado y que asociamos a plantas que podemos encontrar en zonas urbanas y rurales.

Cuando aparecen estas “malezas”, significa que estamos en presencia de distintos tipos de daño en el suelo: exceso de humedad/mal drenaje, terreno degradado; exceso de perturbación/ sobrepastoreo o pradera no regenerándose. Estos son suelos deteriorados por décadas de uso intensivo a partir de la “Revolución Verde”, en que se desarrollaron sistemas agrícolas para maximizar la producción y que “han generado en el planeta y las personas: pérdida de biodiversidad, degradación y erosión de suelos, contaminación, daños a la salud de las personas, menor resiliencia del sistema alimentario”, señalan los autores.

Alejandro Riquelme y Rafael Larraín buscan rescatar algunas de estas especies, en el contexto de la agricultura y ganadería de Chile central, “queremos ser un apoyo para que el lector(a) redescubra este acervo de sabiduría y, sobre todo, pueda salir al campo a leer con otros ojos los mensajes que la naturaleza a veces le entrega con un susurro, y otras veces a gritos”.

El libro «Manual de especies indicadoras de condición del suelo», cuenta con el apoyo y financiamiento del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES y ANID PIA/BASAL FB0002-2014 y lo pueden descargar en la dirección www.capes.cl/especies_indicadoras.

Fuente: Comunicaciones CAPES

Huinay Seasonal School: «Metodologías de restauración de bosques»

Cuándo: 19 - 25 de marzo de 2024
Dónde: Estación Científica Fundación San Ignacio del Huinay, Fiordo Comau, Los Lagos
Organiza:  Fundación San Ignacio del Huinay, Facultad de Ciencias Forestales U. de Chile, CAPES, MASCN, Instituto Forestal y Red de Estudios Socio-Ecológicos de Largo Plazo

En el marco de Huinay Seasonal School (Fundación San Ignacio del Huinay), el programa de Magíster en Áreas Silvestres y Conservación de la Naturaleza (MASCN) de la Universidad de Chile invita a estudiantes de postgrado a conocer y profundizar el uso de metodologías de restauración de ecosistemas, entendiendo esta disciplina, como una de las principales herramientas utilizadas en la actualidad para recuperar la calidad de hábitat y la biodiversidad a diferentes niveles (genes, especies y ecosistemas), especialmente enfocado en elementos de la naturaleza de interés para conservación biológica.

El objetivo del curso «Metodologías de restauración de bosques» es generar competencias profesionales para la correcta toma de decisiones en las metodologías que se aplican durante el desarrollo de un proyecto de restauración de bosques, específicamente, en las fases de diagnóstico, planificación y diseño, implementación, monitoreo y evaluación de las acciones restaurativas.

Su programa se compone de clases teórico-prácticas dictadas por académicos/as e investigadores de universidades y centros de investigación nacional e internacional. Durante el curso se promoverá la generación de espacios de debate sobre los desafíos de la restauración en Chile y Latinoamérica, considerando el actual contexto de crisis climática y conflictos socio-ambientales por el uso de la tierra. En específico, las actividades contemplan trabajo de campo para la colecta de muestras, trabajo en vivero para selección de especies nativas utilizadas para reforestación, trabajo en laboratorio para el procesamiento de muestras vegetales y análisis de los datos

Requisitos y costos de inscripción

El curso estará abierto a estudiantes de postgrado de ciencias forestales, ecología y/o conservación, y de forma excepcional habrá cuatro cupos para profesionales del sector público-privado. Dado que el curso tiene cupos limitados (vacantes: 12 estudiantes), los postulantes se cometerán a un proceso de selección en base a orden de llegada de las postulaciones y a los intereses que expresen en la carta de motivación.

El postulante debe enviar los siguientes antecedentes a juan.ovalle@uchile.cl:

  • Carta de motivación (media página)
  • Formulario de postulación (descargar)
  • Certificado de alumno regular (aplica solo a estudiantes de postgrado)

Plazo para postular:
01 de marzo de 2024

Vacantes:
12 estudiantes

Costo del curso:
Estudiantes de programas MASCN o MGPA de U. de Chile: $100.000
Estudiantes de otros programas de postgrado nacional-extranjero: $250.000
Profesionales sector público/privado: $600.000

Programa

Para más detalles del curso, descarga el programa en este enlace:

Identifican árboles prioritarios para restauración socioecológica de cuenca del río Toltén

El trabajo, publicado en la revista Restoration Ecology, buscó incorporar una dimensión socioecológica a la planificación de objetivos de restauración en tierras con fines agrícolas o silvícolas, considerando para ello la información provista por las familias campesinas que viven alrededor de los ríos y esteros de la cuenca del río Toltén.

(Créditos: Christian P.)

En un estudio que incluyó la participación de los mismos habitantes y productores de la zona, investigadores de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales de la Universidad Católica identificaron más de 60 especies de árboles nativos clave para la restauración de los hábitats ribereños que componen la cuenca del río Toltén, en la región de la Araucanía, un área altamente degradada por la actividad agrícola.

De ellas, cinco especies prioritarias destacaron por la alta frecuencia de menciones, y el variado conocimiento qué los participantes del estudio tenían sobre sus usos y manejos. Estas especies fueron: el roble pellín (Nothofagus obliqua); el coigüe (Nothofagus dombeyi); el arrayán (Luma apiculata); el canelo (Drimys winteri), y el laurel chileno (Laurelia sempervirens).

El trabajo, publicado recientemente en la revista Restoration Ecology, buscó incorporar una dimensión socioecológica a la planificación de objetivos de restauración en tierras destinadas a la ganadería o al cultivo de cereales y frutales, considerando para ello la información provista por las mismas familias campesinas que viven y se asientan en las riberas de los ríos y esteros que componen la cuenca. Entre sus autores, se encuentran los investigadores del CAPES Isabel Rojas y Tomás Ibarra, además de Tania Lucero, de los centros CIIR y CEDEL UC.

“El conocimiento de los aspectos socioculturales de los paisajes permite avanzar hacia iniciativas de restauración ecológica más efectivas”, explicó Isabel Rojas en conversación con CAPES, “lo más importante es diseñar planes de restauración que incorporen los usos que las personas hacen de la biodiversidad para sustentar sus vidas, de manera que se reduzcan conflictos de restauración con la economía de las familias” agregó.

Entre los usos más frecuentemente mencionados por los 45 propietarios entrevistados (27 hombres y 18 mujeres), destacaron los de extracción de leña y madera para la construcción, donde el roble y el coigüe predominaron.

A partir de estos resultados, los investigadores encontraron una gran variabilidad en las condiciones socioculturales y ecológicas de los hábitats ribereños a lo largo del territorio. Por ejemplo, algunas riberas mostraron alto valor social, pero bajo valor ecológico.[IR1] .Así y todo, la mayoría de los hábitats estudiados mostraron una baja presencia de especies prioritarias y malas condiciones ecológicas.

Para los autores, las diferencias observadas en la valoración de estos hábitats puede ser un insumo importante a la hora de predecir el éxito o fracaso de planes de restauración en zonas donde la relevancia sociocultural de las especies puede entrar en conflicto con su relevancia ecológica. “En nuestro estudio, por ejemplo, encontramos que las especies prioritarias tienden a ser especies abundantes y pioneras, en muchos casos asociadas a procesos de degradación del bosque, por lo que, desde el punto de vista de la conservación de biodiversidad, podrían no ser elegidas como objetivo de restauración en el largo plazo” comenta Rojas. “Al mismo tiempo”, continúa “encontramos que las especies arbóreas son frecuentemente usadas para leña y construcción, por lo que un programa de restauración con estas especies podría implicar que el bosque restaurado va a ser usado para esos fines en el largo plazo, a fin de proveer esos usos a las personas.”

Pese a ello, también pueden existir sinergias entre criterios aparentemente disímiles, advierte la investigadora: “por ejemplo, los indicadores nos permitieron identificar donde hay riberas en que varias especies de importancia sociocultural coexisten, y tienen altos valores ecológicos. Esos sitios pueden ser referencia para diseñar proyectos de restauración en otros sitios que están más degradados. Lo más relevante de considerar estos indicadores es ver las sinergias y los conflictos” concluye.

En términos generales, el trabajo proporcionó información original sobre el valor sociocultural y ecológico de los hábitats ribereños al integrar simultáneamente conocimientos sobre los árboles que son importantes para las personas y, al mismo tiempo, abordar la condición ecológica de los bosques ribereños en un hotspot de biodiversidad global. Un enfoque valioso para el establecimiento de planes de restauración y conservación de bosques, y para la toma de decisiones.

“Los planes de restauración deben innovar y desarrollar aproximaciones inclusivas que permitan motivar a los propietarios a participar en la restauración, por ejemplo, considerando las especies más importantes para las personas y sus usos” finaliza Rojas.

Texto: Comunicaciones CAPES

Jornada de voluntariado en Parque La Plaza Norte, San Carlos de Apoquindo

Cuando: 11 de noviembre de 2023
Dónde: Parque La Plaza Norte, Av. San Carlos de Apoquindo, altura del 450.
Organiza: Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, Proyecto Ciencia Pública "Parque Educativo Interpretativo para la valoración del Bosque Esclerófilo de Chile Central"

¿Eres vecina/o de San Carlos de Apoquindo? ¿Haces trekking, ciclismo o paseas en el sector? ¡Entonces este llamado es para ti!

Con mucho entusiasmo les invitamos a una actividad de voluntariado familiar este próximo sábado 11 de noviembre de 9 a 14 horas para plantar, limpiar y delimitar la zona del nuevo sendero interpretativo-inclusivo «Umbral», ubicado a la entrada del Parque La Plaza Norte en San Carlos de Apoquindo.

Esta jornada estará dedicada principalmente a riego, plantación de nativas y demarcación del sendero.

Si tienes hijos e hijas de más de 5 años ¡también pueden asistir! Tendremos monitores, tareas y actividades pensadas para ellos.

Cómo llegar

El Parque La Plaza Norte se encuentra ubicado en Av. San Carlos de Apoquindo, a la altura del 450, en Las Condes. También puedes buscar «Sendero Umbral» en Google Maps.

IMPORTANTE: no se puede estacionar en San Carlos de Apoquindo ni frente al portón verde. Si tiene auto con buena tracción puede entrar al Parque y estacionar dentro (como referencia, un Kia Río si sube). Si no, se recomienda estacionar en Av. Plaza o alrededores (sectores sin línea amarilla).

¡No olvides traer tu sombrero, agua, bloqueador y una colación!

Inscripción

Las personas interesadas pueden inscribirse en el siguiente formulario: https://forms.gle/sXor1sXqFAdEW2f29

¡Te esperamos!

Estudio de académico propone técnicas para reforestar bosque esclerófilo de Chile central

La plantación de especies nativas como el huingán y el litre podrían mejorar los resultados en la restauración del bosque esclerófilo del centro del país. Lo anterior, como parte de técnicas que logran mitigar los efectos que la crisis hídrica produce en estas zonas.

En un esfuerzo por abordar las dificultades en la restauración de ecosistemas forestales nativos en el contexto de la megasequía, académicos y académicas de la Universidad de Chile, Pontificia Universidad Católica de Chile y Universidad Politécnica de Madrid, España, propusieron técnicas más efectivas y económicas para restaurar bosques esclerófilos de la zona central de Chile. Lo anterior, mediante la investigación «Técnicas silviculturales costo-efectivas para reducción de estrés hídrico de plantas en procesos de restauración de bosque esclerófilo», realizada entre 2018 y 2022.

De acuerdo con el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (Cr2), la persistencia temporal y la extensión espacial de la actual sequía en Chile, es extraordinaria en el registro histórico, siendo este evento denominado como “megasequía”. Desde 2010 el territorio comprendido entre las regiones de Coquimbo y de La Araucanía ha experimentado un déficit de precipitaciones cercano al 30%.

Este déficit ha provocado la degradación de los suelos, riegos ineficientes y otras dificultades para el cuidado y mantención de los bosques esclerófilos. Buscando ser aporte ante este escenario, durante tres años se llevó a cabo el proyecto «Técnicas silviculturales costo-efectivas para reducción de estrés hídrico de plantas en procesos de restauración de bosque esclerófilo». La iniciativa fue posible gracias al financiamiento del Fondo de Investigación del Bosque Nativo de CONAF, y el apoyo del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES).

Tras esta investigación, se generó un manual técnico para explicar los métodos utilizados para probar diferentes técnicas de plantación y el monitoreo de las respuestas en el terreno. Así, se identificaron diversas estrategias claves para mejorar la efectividad de los planes de restauración del bosque esclerófilo.

La iniciativa contó con la participación de los investigadores CAPES Juan Ovalle, de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza UCH, Eduardo Arellano y Pablo Becerra, además de Marcelo Talamilla, Cesar Figueroa y Nadia Rojas-Arévalo de la Universidad Católica. Juan Oliet, de la Universidad Politécnica de Madrid, fue el representante internacional del equipo.

En el marco de la iniciativa, prontamente se realizará el lanzamiento del libro “Restauración de Ecosistemas Forestales”. Ejemplar que en 28 capítulos presentará gran parte de los resultados que se obtuvieron en el proyecto, junto con una amplia diversidad de temas en torno a la restauración de ecosistemas redactados por un selecto grupo de especialistas en el tema, esperando que sea un texto de cabecera para las futuras generaciones de restauradores en Chile.

Puntos clave de la investigación

Juan Ovalle, investigador CAPES y U. de Chile

En el estudio se destacaron diversos aspectos fundamentales para mejorar la efectividad de la restauración del bosque esclerófilo. Entre ellos, se encuentra la selección de fuentes semilleras de procedencia local o cercana al sitio de restauración; la utilización de acondicionadores de suelo, como los hidrogeles y el compost; y el uso de riego de establecimiento durante la primera temporada seca. Cada uno de estos puntos se destacan como pilares fundamentales para una reforestación costo-efectiva, “aunque no garantiza el éxito”, señaló el profesor Ovalle.

Asimismo, el académico destacó que «la necesidad de disminuir la incertidumbre en los proyectos de reforestación con especies nativas se ha transformado en un aspecto cada vez más urgente de abordar desde la investigación, debido a que producto de las recurrentes anomalías climáticas (olas de calor, sequías) ya no es posible garantizar el éxito de una plantación a corto y mediano plazo en la zona Central de Chile».

Junto a lo anterior y en busca de mejores resultados, la investigación sugiere la inclusión de especies poco tradicionales en las prácticas de reforestación. El huingán (Schinus polygamus) y el litre (Lithraea caustica) emergen como opciones útiles y necesarias. «Diversificar el uso de especies nativas puede mejorar significativamente los resultados de los esfuerzos de restauración, dado que diversificas también los rasgos funcionales en la comunidad vegetal, y con esto, las estrategias de uso de recursos en ambientes limitantes», señaló el académico de la U. de Chile.

En la batalla contra el estrés hídrico, el riego también se revela como una herramienta fundamental. Según el profesor Ovalle, «el riego en las etapas iniciales es esencial, y nuestros datos respaldan un uso mínimo de 4 litros por planta al mes durante la temporada seca estival del primer año post-trasplante». No obstante, el académico UCH indicó que es necesario seguir investigando sobre la dosis óptima de riego en programas de reforestación ya que, estas deben ajustarse a la demanda de la especie y a la dinámica del agua en el perfil de suelo del sitio de plantación.

De este modo, la investigación no solo proporciona claves valiosas para la restauración del bosque esclerófilo, sino que también refuerza la importancia de la adaptación y la innovación en la conservación de los ecosistemas naturales en medio de un entorno en constante cambio.

¿En qué consisten las técnicas de hidrogel, compost y “pozo seco»?

Como se menciona anteriormente, dentro de las estrategias propuestas por la investigación se contemplan tres técnicas para la reforestación. Entre ellas, la de pozo seco, hidrogel y compost, las que permiten abordar distintos desafíos que presenta el proceso de recuperación de bosques nativos, como la complejidad de riego y la degradación de los suelos.

En cuanto a la técnica de pozo seco, esta se basa en que dentro de la casilla de plantación se dispone de una columna cilíndrica de 11 cm de diámetro con piedras de distintos tamaños, a lo largo del perfil de la casilla, para generar un efecto dren, que permite una rápida infiltración del agua.

Por su parte, la estrategia en base a hidrogel consiste en polímeros hidrofílicos e insolubles en agua, capaces de absorber y retener agua y solutos. Su aplicación en la casilla de plantación tiene un efecto variable sobre las plantas, según el tipo de polímeros, la dosis y la forma de aplicación. En condiciones de sequía prolongada y suelos arcillosos, los hidrogeles pueden competir con la planta por el agua.

Finalmente, las enmiendas orgánicas o compost, son fuentes de materia orgánica estabilizada que pueden contribuir a mejorar los contenidos de carbono y nutrientes del suelo y por ende la productividad de las plantas. Algunos ejemplos son compost, humus, lodos estabilizados, etc.

Para su aplicación es importante considerar su fuente, nivel de estabilización, las dosis y las formas de aplicación. Las enmiendas de origen agroindustrial pueden aumentar la salinidad en la casilla, situación que se agrava en condiciones de sequía.

Texto:
Michael Seguel, Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza, U. de Chile

CAPES y ECIM UC inauguran nuevo sendero interpretativo en Las Cruces

En un acto que incluyó la celebración de ceremoniales mapuche y múltiples pies de cueca, el proyecto liderado por la divulgadora científica María Dulce Subida dio por inaugurado este nuevo recorrido, el cual busca incentivar el conocimiento del ecosistema costero presente en la zona con miras a su conservación como patrimonio natural y cultural.

Al sur de El Tabo, en el balneario del antipoeta, se alza un promontorio de roca conocido como Punta del Lacho. Allí, un observador agudo puede detenerse y apreciar, en un día especialmente claro, una vista que abarca desde la península hermana de Punta de Tralca, por el norte, hasta los buques que recalan en puerto de San Antonio, por el sur: casi 20 kilómetros ininterrumpidos de costa.

El cabo es también el hogar de uno de los ecosistemas más biodiversos del litoral chileno, donde numerosas especies de algas, aves y mamíferos marinos desarrollan su vida al resguardo de las olas, escondidos entre las rocas, o descansando sobre alguna de las dunas que cubren este hermoso entorno natural.

La belleza de este paisaje y la protección y difusión de su riqueza biológica fueron justamente los aspectos que motivaron a la ex profesional UC y divulgadora científica, María Dulce Subida, a crear TransforMAR, un proyecto de conservación y restauración ecológico que tuvo por misión incentivar el conocimiento de este patrimonio natural, mediante la construcción de un nuevo sendero interpretativo alrededor de la zona, declarada área marina protegida en 2005. 

Dicho sendero fue inaugurado el pasado 27 de mayo de 2023 como parte de las celebraciones del Día Nacional de los Patrimonios, y contó con la participación de miembros de las comunidades locales, autoridades municipales, y representantes del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, y la Estación Costera de Investigaciones Marinas de la Universidad Católica, ECIM UC, las dos instituciones patrocinantes del proyecto. 

Más de 100 personas pudieron participar de la ceremonia de inauguración del sendero, la cual también incluyó el recorrido por las instalaciones de la Estación Costera de Investigaciones Marinas de la Universidad Católica, a cargo de su administración.

El ecosistema

Entre los oradores presentes en la ceremonia se encontró Sofía Herrera, encargada de Vinculación y Transferencia de CAPES, quien durante su intervención rememoró el involucramiento del Centro con el proyecto: “Desde CAPES, conocimos de este proyecto, que se quería desarrollar en asociación con ECIM en terrenos UC, y decidimos apoyarlo, ya que contaba, y cuenta, con aspectos de conservación, restauración pasiva, vinculación con las comunidades, ciencia ciudadana y presenta muchas oportunidades de investigación” explicó. 

La encargada de Vinculación y Transferencia de CAPES, Sofía Herrera, fue una de las encargadas de presentar este nuevo sendero.

Para Herrera, lo más desafiante de levantar este nuevo recorrido “fue el poder usar de la manera más efectiva posible los pocos fondos existentes, organizar los voluntariados, y coordinar a la comunidad y múltiples actores. Fue un trabajo organizado con mucha paciencia y dedicación por parte de María Dulce, Hans Muhr (Asesor de la Prorrectoría de Gestión Institucional UC y arquitecto del paisaje) y un equipo de trabajadores que construyeron el sendero y múltiples voluntarios lograron hacerlo realidad con mucho esfuerzo”.

Por su parte, Sergio Navarrete, investigador de CAPES y director de ECIM UC —institución encargada de la administración y protección de la reserva— destacó la importancia de conservar este ecosistema ante las progresivas amenazas que éste enfrenta, de las cuales el ‘trampling’, o tránsito indiscriminado de turistas por la zona, “sobresale por su severidad, provocando erosión en los suelos transitados y la pérdida de plantas nativas a causa de la recolección (principalmente de quiscos), entre otros impactos”.

La frágil posición en la que se encuentra Punta del Lacho y sus paisajes aledaños se debe, principalmente, a la gran presión turística e inmobiliaria que, hasta hoy, se observa en la zona, junto con la falta de una adecuada planificación territorial que aumenta la vulnerabilidad de estos ecosistemas costeros frente a desastres naturales y prácticas extractivas como la pesca no sustentable.

A estos estresores, se suman la extracción furtiva de recursos pesqueros; la contaminación acuática y acústica originada por actividades humanas; la introducción de fauna y vegetación exótica, y la generación y disposición de residuos sólidos domiciliarios, procesos que, en conjunto y por separado, han llevado a los ecosistemas presentes en la zona (como los bosques subterráneos de huiro palo presentes a lo largo de la costa) al borde del colapso.

El litoral rocoso de la zona central de Chile, del que Punta del Lacho es parte, es un ecosistema hogar de múltiples especies de fauna y vegetación marina.

El sendero

Es así como, ante las amenazas que presionan sus costas, el nuevo “Sendero Mirador Punta del Lacho” se alza no sólo como un espacio de protección de la diversidad biológica presente en la zona—demarcando, y delimitando, las vías de desplazamiento e intervención de turistas y visitantes—, sino también como una instancia para apreciar, y valorar, los atributos que hacen de este entorno un tesoro natural digno de conservación.

“Al recorrer el sendero”, señalan sus creadores, “los visitantes podrán disfrutar de la belleza y beneficios del contacto con la Naturaleza, estarán evitando la degradación que provoca el pisoteo descontrolado sobre la flora y la fauna del lugar (…) y serán testigos, finalmente, de los cambios que evidencian la recuperación de este ecosistema”.

Y a dos meses de terminado el sendero, cuenta Sofía Herrera, los resultados de su implementación ya saltan a la vista: “es impresionante ver cómo la vegetación volvió a aparecer en las áreas donde la gente pisaba y que hoy el sendero limita”, nos dice contenta.

Asimismo, la cualidad interpretativa del sendero, que utiliza elementos de comunicación multidimediales e interactivos a lo largo de su recorrido, estimula el interés de los visitantes por conocer y comprender los distintos aspectos de la relación entre los seres humanos y el medio ambiente, de manera atractiva y a través de un proceso de reflexión que los lleve a sus propias conclusiones. Esto, porque a diferencia de los enfoques de educación convencionales, la interpretación ambiental enfatiza el análisis de las relaciones y procesos, en lugar de entregar información de fenómenos o cifras aisladas.

El fin último, cuentan en su sitio web, “es poder comunicar los valores del patrimonio natural y cultural, así como la importancia de su conservación, y colaborar en la diversificación de las actividades turísticas hacia opciones más sustentables para el entorno y la comunidad local”.

Y hablando de la comunidad local, el sendero también ofrece varias actividades educativas de divulgación y socialización que fueron co-creadas junto a miembros y representantes de las localidades aledañas al sitio del proyecto, centradas en el conocimiento científico del entorno natural y cultural de sus ecosistemas. Igualmente, la iniciativa incluyó la generación de un protocolo de visitas guiadas, dirigido a la capacitación de monitores locales.

Para conocer más del sendero, sus horarios de visita y las recomendaciones para recorrerlo de manera responsable y respetuosa con el medio ambiente, puedes visitar su sitio oficial, https://senderopuntadelacho.cl/

Video introductorio

Texto: Comunicaciones CAPES
Fotos cortesía de: Sofía Herrera y Proyecto TransforMAR

Los servicios ecosistémicos del bosque esclerófilo chileno 

Un grupo de investigadores nacionales revisó los últimos 50 años de literatura científica generada en Chile para determinar cuánto sabemos sobre este ecosistema, uno de los más amenazados en el mundo, y los beneficios que trae a las personas.

Los bosques y matorrales de la precordillera santiaguina, parte del ecosistema mediterráneo esclerófilo de Chile.

Ecosistemas como bosques, océanos y humedales son esenciales no sólo para la vida de los organismos que habitan en estos lugares —y son parte constitutiva de ellos— sino también para nosotros, los seres humanos. Sin árboles de dónde extraer madera, no podríamos edificar viviendas; sin el agua de ríos y lagos, no tendríamos qué beber, y sin un suelo rico en nutrientes y microorganismos, ninguna de las plantas que nos alimentan podría crecer ni desarrollarse.

Los múltiples beneficios que entrega la naturaleza a los seres vivos, y especialmente a los seres humanos, se conocen como “servicios ecosistémicos”, y aun cuando muchos de ellos son ampliamente conocidos por la mayoría de nosotros (como los ya mencionados), hay otros cuya importancia aún no ha sido del todo estudiada, ni mucho menos valorada.

Es el caso, por ejemplo, de los servicios ecosistémicos que provee el bosque y matorral esclerófilo de la zona central de Chile, un complejo sistema ecológico que abarca casi 14 millones de hectáreas —distribuidas entre los paralelos 31 y 37 del territorio nacional—, comprende 10 tipos distintos de vegetación, y alberga a cientos de especies endémicas de nuestro país, es decir, que solo están presentes en esta parte del mundo.

Para ayudar a resumir lo que sabemos hasta ahora acerca de los beneficios que proveen los bosques y matorrales esclerófilos a los seres humanos, un grupo de investigadores nacionales encabezados por la académica de la Universidad de Los Lagos, Dra. Cecilia Smith, revisó los últimos 50 años de literatura científica generada en Chile sobre este ecosistema, uno de los más amenazados por el cambio climático, la urbanización y el cambio de uso del suelo en el mundo.

Todo, para proveer un análisis de base que sirviera de insumo para la evaluación de estos frágiles ecosistemas, en pos de su conservación, restauración y estudio.

Sus resultados fueron publicados recientemente bajo el título “Ecosystem services of Chilean sclerophyllous forests and shrublands on the verge of collapse” en la revista Journal of Arid Environments.

El avance de las ciudades es una de los factores que incide más fuertemente en la pérdida de bosque esclerófilo y sus servicios.

Servicios en declive

Los bosques y matorrales esclerófilos de Chile son uno de los 5 ecosistemas de tipo mediterráneo existentes en el mundo. Considerados en estado vulnerable, en peligro o en peligro crítico por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), estos ecosistemas se desarrollan usualmente en suelos altamente erosionados y con serias limitantes físicas, tales como laderas escarpadas y con pobre infiltración de agua.

Según el estudio, el declive del bosque y matorral esclerófilo en Chile se atribuye principalmente a la expansión de las tierras agrícolas, la urbanización y los incendios. La conversión de bosque esclerófilo a suelo agrícola, por ejemplo, ha sido especialmente severa durante las últimas décadas: un estudio corroboró que, entre 1975 y 2007, la pérdida de bosque en esta zona fue mayor que durante cualquier período anterior.

El impacto del cambio climático en la región también se ha sentido, principalmente a través de una “mega-sequía” que se extiende en esta zona por más de 12 años, asociada a un déficit de lluvias de un 38% en durante la última década. Se trata del evento de escasez hídrica más severo de los últimos 700 años.

Es así como la disminución global de las precipitaciones, sumado a un aumento en las temperaturas, ha causado un alza en la mortalidad de los árboles y el declive de estos bosques y los servicios que proveen, como evidencia el proceso de pardeamiento que, hasta 2017, había sufrido el 30% de los bosques chilenos.

Profesor Juan Ovalle (U. de Chile, CAPES UC), uno de los autores del estudio.

Para el investigador de CAPES UC y académico de la Universidad de Chile, Dr. Juan Ovalle, uno de los coautores del estudio, la pérdida del bosque esclerófilo “es un problema que afecta directamente el bienestar humano en múltiples formas, incluyendo la salud, la seguridad alimentaria, la economía y las actividades al aire libre. Por ejemplo, en ciudades altamente pobladas de zonas precordilleranas (como Santiago) la deforestación puede afectar la calidad del aire y del agua, aumentando el riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra (e.g. Cajón del Maipo)”. Ovalle también explica que la pérdida de servicios ecosistémicos dentro del bosque esclerófilo puede tener un impacto económico significativo en las comunidades locales que dependen de los recursos naturales para su sustento. Por ejemplo, “en la zona central de Chile, los viveros de especies nativas dependen de la provisión de semillas de los árboles y arbustos de áreas silvestres (colectan en cerros, quebradas, valles, etc). Si este servicio de provisión se pierde producto del cambio de uso de suelo o de la mortalidad de la copa por sequía, entonces la disponibilidad del material de propagación disminuye, afectando directamente a los viveros y propagadores de especies nativas”, detalla.

Lo que no sabemos

Smith, Ovalle, y el equipo de especialistas a cargo de la revisión (entre los que se encuentra el también investigador CAPES, Marcelo Miranda), hallaron 158 estudios que, ya sea usando o no el concepto de “servicio ecosistémico”, describen, identifican y/o evalúan los beneficios sociales y ambientales derivados de los bosques y matorrales esclerófilos chilenos desde 1974 a 2022, incluyendo reportes técnicos, tesis y literatura científica.

Dentro de estas publicaciones, los servicios más frecuentemente reportados fueron los de provisión, con 86 trabajos, seguidos de los servicios de regulación (61) y culturales (29) (en algunos casos, un mismo estudio investigó sobre uno o más servicios).

Para los investigadores, si bien en los últimos 15 años se aprecia un alza en el número de publicaciones dedicadas a la identificación y análisis de servicios ecosistémicos—coincidente con la publicación de la Evaluación Milenio de Ecosistemas, el año 2005— los servicios que otorgan los bosques y matorrales esclerófilos de Chile siguen siendo, hasta hoy, escasamente cuantificados, y usando, para ello, variables sobre simplificadas como indicadores de medición.

“A pesar de la importancia de los SE para el bienestar humano y el desarrollo sostenible, su conocimiento en Chile aún es limitado y fragmentado”, comenta Ovalle, “por ejemplo, se han realizado algunos estudios sobre servicios específicos, como la provisión de agua y la regulación del clima en la cuenca del río Maipo, la biodiversidad y los servicios ecosistémicos en los bosques nativos de la región de Valdivia, y el papel de los humedales en la mitigación del cambio climático en la Región Metropolitana de Santiago. Específicamente para bosque esclerófilo, el conocimiento sobre sus servicios ecosistémicos era casi nulo”. Los investigadores descubrieron que, por ejemplo, los servicios relacionados con biodiversidad animal, como polinización y control de plagas, siguen siendo poco conocidos y estudiados, y a medida que fenómenos como el calentamiento global sigan reduciendo de forma significativa el suministro de agua en los climas mediterráneos, estudios referidos a la regulación y provisión de este elemento serán cada vez más necesarios.

El espino, una de las especies insignes del bosque esclerófilo, utilizado como leña y carbón, y rico en nutrientes para la alimentación del ganado.

Lo que sabemos

Así y todo, el equipo de investigación logró pesquisar 19 servicios ecosistémicos distintos con una o más publicaciones a su haber. Estos beneficios, divididos en servicios de provisión, regulación y culturales (usando la clasificación elaborada por la misma Evaluación Milenio de Ecosistemas, y el Common International Classification of Ecosystem Services, o CICES), fueron debidamente detallados y explicados en el trabajo.

Entre los servicios de provisión, por ejemplo, los investigadores resaltaron el rol del peumo (C. alba), el boldo (P. boldus) y el espino (Acacia caven), árboles y arbustos característicos del esclerófilo, en la suministro de leña y carbón, especialmente para las grandes ciudades; el espino es particularmente aprovechado por su alto valor calórico: los bosques más densos de este arbusto pueden proveer hasta 20 mil kg de biomasa por hectárea al año, y su venta como carbón puede llegar a las 264 toneladas anuales.

Otro producto de exportación provisto por el bosque esclerófilo es la fruta de la palma chilena, o Jubea chilensis, la cual es exportada mayoritariamente a los EEUU. Lo mismo ocurre con el jarabe (o sirope) producido a partir de la savia de esta especie endémica, el cual se vende tanto a mercados nacionales como internacionales.

Pero si nos referimos exclusivamente a los servicios de provisión, sin lugar a dudas el más estudiado por las científicas y científicos chilenos es el asociado al uso medicinal que se hace de estos ecosistemas: aproximadamente un tercio de las plantas nativas chilenas poseen valor medicinal, y la mayor parte de ellas proviene de los bosques y matorrales esclerófilos. El producto forestal no maderable más exportado desde Chile, de hecho, es la corteza del quillay (Quillaja saponaria), usada como detergente, insecticida, ungüento para la piel, adyuvante para vacunas (entre ellas, la de COVID-19), y carbonatador de bebidas gaseosas, y las hojas de boldo, usadas en infusiones curativas debido al alcaloide boldina, presente en éstas.

Otros servicios de provisión mencionados en el artículo son el abastecimiento de propágulos (esto es, semillas, esquejes o bulbos de una especie vegetal que, al plantarse separadamente, permiten el desarrollo y propagación de nuevos individuos de la especie), la producción de miel derivada principalmente de plantas endémicas del territorio (y cuya venta fluctúa entre las 7 y 11 toneladas al año), a extracción de suelo orgánico (tierra de hoja) para la jardinería, y la provisión de comida y sombra para el ganado.

Servicios culturales y de regulación

El bosque y matorral esclerófilo, sin embargo, no sólo provee a los seres humanos de bienes y servicios directos para su consumo o explotación. También son vitales en la regulación del clima y otros procesos naturales de los cuales las personas dependen directamente. Tal es el caso de la vegetación ribereña presente en las laderas andinas y preandinas chilenas, la cual es esencial en la prevención de eventos climáticos extremos como aluviones e inundaciones.

“Diversos estudios han comprobado que la cobertura natural que proveen los árboles del bosque esclerófilo impide la erosión y reducen la pérdida de suelo de manera mucho más efectiva que el terreno agrícola o las plantaciones forestales” advierten los investigadores. Lo mismo ocurre con la disponibilidad de agua para el consumo humano que permiten estas especies (adaptadas a un consumo hídrico bajo) en comparación con cultivos frutales como los cerezos y las plantas, que demandan mayor cantidad de agua para su crecimiento.

Otros servicios de regulación entregados por el bosque esclerófilo y mencionados en el estudio, son la purificación del aire mediante la captación de partículas contaminantes; el secuestro de carbono a través del suelo y la vegetación, el mantenimiento de la calidad de los suelos (mediante la abundante presencia, por ejemplo, de micorriza arbuscular), el control biológico de plagas y enfermedades, servicios de polinización, y el rol regulador de los insectos del esclerófilo como descomponedores de desechos.

Finalmente, los investigadores describieron aquellos servicios ecosistémicos que contribuyen al bienestar cultural y espiritual de los hombres y mujeres que tenemos la suerte de vivir junto a estos bosques y matorrales, los cuales, por no ser tangibles, suelen ser menospreciados o subvalorados a la hora de evaluar el impacto positivo que tiene el esclerófilo en nuestras vidas.

El aumento del turismo ambiental, y con ello el incremento en la valoración del bosque esclerófilo como un proveedor de tranquilidad y belleza escénica entre las personas, son pruebas de la fuerte conexión entre la experiencia de lo natural y el bienestar humano. A nivel cultural, distintas evaluaciones llevadas a cabo en la región Metropolitana mostraron que, para el 41% de los encuestados, el servicio más valioso entregado por su entorno natural era el sentido de pertenencia. Otros estudios han demostrado que la presencia del bosque esclerófilo está asociada a la preservación de actividades económicas tradicionales, las cuales, a su vez, se vinculan con herencias culturales e identidad local.

“Este artículo”, concluye Juan Ovalle “probablemente, es el primer esfuerzo conjunto en estudiar aspectos poco conocidos de un ecosistema (Bosque esclerófilo) que actualmente está al borde del colapso producto de la sequía y la historia de uso”.

El bosque esclerófilo y su belleza escénica.

Texto: Comunicaciones CAPES