Nuevo sendero educativo busca poner en valor al característico bosque esclerófilo de la zona central

El proyecto, financiado por el programa Ciencia Pública, será instalado en un predio de 80 ha en San Carlos de Apoquindo perteneciente a la Pontificia Universidad Católica de Chile, y un creará parque educativo y experiencial que pondrá en valor el bosque con el objetivo de concientizar para su conservación.

El nuevo sendero «Umbral» estará ubicado al comienzo del parque San Carlos de Apoquindo, propiedad de la Pontificia Universidad Católica de Chile (Crédito: Proyecto Umbral).

El bosque esclerófilo es un tipo de ecosistema tan rico como único: se encuentra solo en cinco lugares del mundo y nuestro país tiene el privilegio de ser uno de ellos, junto con Sudáfrica, California, Australia y la cuenca del Mediterráneo.

Sin embargo, y pese a su revelancia como proveedor de importantes servicios ecosistémicos, además del hogar de un sinfín de especies endémicas, este bosque se encuentra altamente amenazado por efectos del cambio climático y la intervención del ser humano, especialmente en Chile.

Precisamente para ayudar a combatir estas amenazas, potenciar la protección de estos ecosistemas y generar instancias de valoración de sus múltiples beneficios, un grupo de instituciones encabezadas por el Centro de Ecología Aplicada y Sostenibilidad (CAPES UC) decidió crear un parque educativo interpretativo enclavado en el corazón de este bosque, en plena precordillera de Santiago. La primera etapa de este proyecto fue  recientemente seleccionada por el Concurso Nacional Ciencia Pública de Espacios Públicos Regionales del Programa Ciencia Pública del Ministerio de Ciencia, Tecnología, conocimiento e Innovación.

La iniciativa tiene una duración de 15 meses y una vez finalizado el proyecto, se espera que las experiencias que allí se diseñen permitan una integración de conocimiento en las comunidades que se refleje en un cambio de actitudes y motivaciones para enfrentar la crisis del bosque esclerófilo.

“Poner en valor la experiencia como herramienta para la comprensión de los componentes y procesos que subyacen a los sistemas naturales ofrece oportunidades únicas y significativas para la vinculación efectiva entre la persona y su entorno”, explica Pablo Becerra, investigador CAPES, académico de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC y director general del proyecto.

Actualmente, los procesos históricos de explotación y amenazas de origen humano como el cambio de uso de suelo y los incendios forestales han causado un profundo daño a la composición y funcionamiento del bosque, así como a los servicios ecosistémicos que nos otorga. A esto se suman los efectos de más de una década de mega sequía en la zona central, que ha profundizado la vulnerabilidad de este ecosistema.

Por lo tanto, “la recuperación del bosque esclerófilo es una tarea de largo aliento que requiere de la contribución de toda la comunidad. Sin embargo, el acceso a la montaña es limitado, lo que ha profundizado la desconexión entre el humano y el bosque. Es por ello que la creación de espacios educativos y de interacción son vitales para el re encuentro con este ecosistema, el reconocimiento de sus amenazas actuales y el desarrollo de actitudes que contribuyan a su recuperación”, explica Francisca Boher Elton, profesional CAPES y coordinadora general de la iniciativa.

Parte de las señaléticas con que contará el sendero interpretativo (Crédito: Proyecto Umbral).

Educación y experiencias familiares en la precordillera santiaguina

El proyecto consiste en un sendero de aproximadamente 800 metros inserto en un predio propiedad de la Pontificia Universidad Católica, en una zona urbana accesible al público a través de vehículo y transporte público. Su administración estará a cargo Asociación Parque Cordillera (APC), institución asociada en esta propuesta quienes administran una red de parques en la precordillera de Santiago.

El conocimiento científico y experiencias educativas y técnicas para su restauración que se integrarán en el parque lo convertirán en un espacio de encuentro comunitario y familiar a través de soportes educativos, interactivos e inclusivos se transmitirán los valores del bosque, su estado actual, y las acciones personales y colectivas que se pueden realizar para su recuperación.

“Una vez finalizado el proyecto, esperamos que la experiencia permita una integración de conocimiento en las comunidades que se refleje en un cambio de actitudes y motivaciones para enfrentar la crisis del bosque esclerófilo”, explica Becerra.

Destacan dentro del diseño del parque dos espacios demostrativos sobre actividades que se llevan a cabo en el sitio: restauración ecológica y una zanja de infiltración de aguas lluvia, ambas acopladas con la información y el soporte correspondientes. “Este parque recoge los valores y desafíos que enfrenta el BE, los que están claramente representados en el territorio, constituyéndose como un excelente modelo para desarrollar un espacio público que permita recibir al visitante, informar, sensibilizar y movilizar a la acción”, finaliza Becerra.

“Este parque educativo interpretativo busca ofrecer un sendero educativo sensorial donde personas con discapacidad visual y auditiva puedan interactuar a través de visitas guiadas y soportes educativos inclusivos donde se transmitan los valores del bosque.”

Encargada creativa y profesional CAPES, Sofía Herrera.

“Los contenidos didácticos, cognitivos y visuales se presentan combinando la exhibición escrita con braille, videos con lenguaje de señas y audioguías junto a una interacción mecánica para reforzar la idea de parque escuela”, señala la Dra. Fabiola Orrego, Encargada de contenidos y profesional CAPES Este proyecto fue presentado por la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC, el Centro de Ecología Aplicada y Sostenibilidad (CAPES UC) y tiene como instituciones asociadas a Parque Cordillera, la Municipalidad de Las Condes, la Corporación Educacional de Las Condes, CAC Las Condes, la Fundación Araucanía Inclusiva y la Fundación Luz.

El sendero también dará acceso a las zanjas de infiltración, acopio y distribución de aguas lluvias instaladas como parte del programa de restauración del parque San Carlos de Apoquindo (Crédito: Proyecto Parque San Carlos).

Algunos datos sobre el bosque esclerófilo de la zona central de Chile

  1. Forma parte del ecosistema mediterráneo que cubre un 5% de la superficie de la tierra, pero aloja cerca del 20% de las especies vegetales, muchas endémicas (Myers et al 2000).
  2. Su distribución coincide con las áreas más pobladas del país, por lo que ha estado sujeto a fuertes presiones. El cambio de uso de suelo, los incendios, la introducción de especies invasoras y el cambio climático, han causado la reducción y fragmentación del BE (Fischer & Lindermayer 2007).
  3. Actualmente está sujeto a los efectos de más de una década de sequía, que ha causado un evento masivo de desecación en las especies leñosas que implica un daño a su estructura, funcionamiento, además de impactar negativamente en los beneficios ecosistémicos que recibimos de él, como el control de la erosión, purificación del aire, infiltración del agua, polinización, refugio para mamíferos y aves, entre otros (Álvarez-Codoceo et al 2021)
  4. El gran valor ecológico del BE, y el gran riesgo de desaparición motivó su clasificación como un hotspot de biodiversidad (Myers et al 2000).

Texto: Comunicaciones Agronomía UC y CAPES

Ciclo de charlas online «Jardines por la Biodiversidad: Certifica tu jardín»

Cuándo: 15, 22 y 29 de marzo de 2023
Dónde: Modalidad telemática
Organiza:  Municipalidad de Vitacura, Corporación Chagual y CAPES

El ciclo de charlas “Jardines por la Biodiversidad: Certifica tu jardín” consta de 3 fechas en las que se trabajarán distintas temáticas relacionadas a la importancia de la biodiversidad y la ecología en nuestros jardines, apuntando hacia la sustentabilidad urbana.

Charlas

  • 1° charla: miércoles 15 de marzo, 19:00 horas: «La importancia de la ciudadanía para enfrentar la crisis ambiental y mejorar la salud humana»
  • 2° charla: miércoles 22 de marzo, 19:00 horas: «Prácticas de jardinería y manejo sustentable para implementar en tu jardín, balcón o terraza»
  • 3° charla: miércoles 29 de marzo, 19:00 horas: «Cómo convertirse en un ‘Embajador por la Biodiversidad’ y certificar tu jardín biodiverso».

Todas las charlas son gratuitas y abiertas a la comunidad.

✅ Formulario de inscripción: http://bit.ly/3kV6yDP

✅ Más información a: sustentabilidadeinnovacion@vitacura.cl

Jardines por la biodiversidad

“Certificación de Jardines por la Biodiversidad” es un programa piloto pionero en Chile que promueve prácticas de manejo sustentables, basadas en evidencia científica, para potenciar la biodiversidad en los jardines, balcones y/o terrazas de los vecinos de Vitacura.

La iniciativa, desarrollada por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES y la Corporación Chagual, construyendo una cultura de naturaleza en Chile, con el apoyo de la Municipalidad de Vitacura, es de las primeras en Latinoamérica, y busca ser escalable y replicable en el resto del país.

Ante incendios y megasequía: Comunidad científica llama a fortalecer la protección de ecosistemas de Chile central

Declaran urgente aumentar la protección legal del bosque nativo y particularmente, de la palma chilena, declarándola “Monumento Nacional”. Esta especie podría desaparecer durante el presente siglo, según advierten.

Palmar «El Salto» (Crédito: Patricio Novoa Quezada, Fickr)

Tras el megaincendio ocurrido en el Santuario de la Naturaleza “Palmar El Salto” y el Parque Kan-Kan de Viña del Mar, con un saldo de 125 hectáreas afectadas, 5 mil viviendas destruidas y 1700 palmas chilenas arrasadas por las llamas, científicas y científicos realizaron un llamado a fortalecer la institucionalidad ambiental de Chile para la protección del bosque esclerófilo y la palma chilena  frente a un escenario adverso para su conservación.

Este emplazamiento estuvo liderado por las y los integrantes de la “Iniciativa Intercentros Bosque Esclerófilo y Cambio Global”, pertenecientes al Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) y el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES). Este grupo de investigadores inició un trabajo conjunto a fines del 2019, con el fin de estudiar a este bosque de Chile central -en el que habitan especies como el boldo, quillay, peumo, litre y espinillo- y buscar herramientas conjuntas para promover su conservación, desde una perspectiva socioecológica.

“El lamentable incendio ocurrido recientemente en Viña del Mar, nos preocupa enormemente. Chile central es la zona con más habitantes del país y sus ecosistemas son uno de los más vulnerables y amenazados del país y el mundo. En ese contexto, la fuerte disminución de las precipitaciones junto con el aumento de la frecuencia y duración de las olas de calor y el uso irregular de áreas naturales con importancia para la conservación biológica (palmares y bosque esclerófilo) han generado un alto nivel de vulnerabilidad a este singular ecosistema. La condición de alto estrés disminuye la capacidad de recuperación del bosque frente a eventos de perturbación como los incendios forestales”, explica Cristián Delpiano, investigador del IEB e integrante de la Iniciativa Intercentros.

“Las especies del bosque esclerófilo están adaptadas a periodos secos, pero la actual megasequía ha presionado los umbrales de tolerancia a la sequía, generando un pardeamiento generalizado de las copas de los árboles en miles de hectáreas de bosque entre la región de Valparaíso a O’Higgins. A pesar de que una potencial recuperación de este ecosistema es posible, todo ese material seco de hojas y ramas incrementa el peligro de incendios, por la gran acumulación de combustible en el piso y en la parte aérea del bosque, amenazando la biodiversidad que sustentan y generando incendios de grandes dimensiones”, señala Alejandro Miranda, investigador del (CR)2 y del Laboratorio de Ecología del Paisaje y Conservación de la Universidad de la Frontera.

En el contexto del último megaincendio en Viña del Mar, donde se quemaron cientos de palmas chilenas centenarias las y los integrantes de esta agrupación declaran la urgencia de aumentar el nivel de protección legal para esta especie y para el bosque esclerófilo en su conjunto. El llamado de urgencia radica en que bajo el actual contexto de rápidos cambios globales los bosques de palma chilena podrían extinguirse dentro del presente siglo. Por otro lado,  este tipo de ecosistemas tienen un bajo (y casi nulo) potencial de recuperación bajo el actual escenario de crisis climática, generando una alta incertidumbre en los resultados de restauración post-incendio. La dificultad para recuperar estos ecosistemas radica en las características reproductivas y ecológicas de la palma, pero además por la alta presión antrópica sobre sus frutos y el impacto de especies invasoras.

(Crédito: Claudio Alvarado Solari, Flick)

Junto al impacto de los incendios forestales sobre la flora y fauna, el aumento en su frecuencia e intensidad también afecta fuertemente a los suelos, especialmente su capacidad de almacenar agua y carbono, y su rol como hábitat de millones de especies. Los incendios además pueden acelerar indirectamente procesos erosivos al perderse la cubierta vegetal que los protege de la lluvia, por lo cual es fundamental recuperar la cobertura natural del suelo, dentro de las prácticas de restauración de bosques incendiados. “Cubrir el suelo, por ejemplo, con mantillos naturales o enmiendas orgánicas que se pueden obtener de la misma zona afectada, mejora su contenido de materia orgánica y capacidad de retener agua, lo que es fundamental para sostener la re-vegetación de las zonas afectadas”, declara Claudia Rojas, académica de la Universidad de O’Higgins, investigadora CAPES y miembro de la Iniciativa. Sin embargo, “la prevención de incendios es prioritaria, ya que el proceso de recuperación de un ecosistema de tipo Mediterráneo es lento. Por ejemplo, la biodiversidad y actividad biológica del suelo del bosque esclerofilo afectado por los incendios de 2017 hasta la actualidad muestra huellas de la ocurrencia de estos eventos, a pesar de que la vegetación se ha ido recuperando en estos años, el ecosistema de bosque en su conjunto aún no lo ha hecho”, culmina la doctora Rojas.

Recomendaciones y ejes de acción

Las y los integrantes de esta iniciativa declaran que para efectuar las acciones correctas, la sociedad debe asumir que Chile central y sus ecosistemas están muy vulnerables producto de la megasequía. Y que en vista de la crítica situación, es urgente avanzar en una estrategia que aborde las causas del problema, y dé la oportunidad de conservar y recuperar el bosque esclerófilo y palma chilena mediante cinco ejes de acción.

  1. Focalizar la asignación de presupuesto en áreas protegidas administradas por CONAF, para fortalecer los protocolos y planes de prevención de incendios forestales en áreas con alto valor ecológico (refugios biológicos ante incendios).
  2. Avanzar en el proceso legislativo para declarar a la especie Jubea chilensis (palma chilena) en la categoría de “Monumento Natural”. Esta categoría permite que CONAF controle y otorgue de forma restrictiva los permisos de explotación de individuos vivos, la habilitación de terrenos donde se encuentren palmas chilenas y la aprobación de Planes de Manejo Forestal sólo para objetivos de conservación.
  3. Avanzar en la preparación de la ficha técnica para modificar la clasificación actual de Jubaea chilensis de “En peligro” a “En peligro crítico”. La ficha debe ser presentada al Comité de Clasificación de Especies del Ministerio del Medio Ambiente (MMA) para su consideración en el próximo proceso de clasificación de especies (N°20/2023).
  4. Crear nuevas áreas protegidas privadas y del Estado (SNASPE) para incrementar la representatividad de ecosistemas cuyas especies se encuentran categorizadas como vulnerables, en peligro o en peligro crítico de extinción. En el caso de la superficie de bosques de palma chilena, la propuesta apunta a incrementar su área de protección de un 60% (actual) a un 100% (15.085 ha, según el último Catastro de Bosque Nativo, CONAF).
  5. Promulgar el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP) y el Servicio Nacional Forestal (SENAFOR), que permite modernizar la institucionalidad ambiental y ejecutar las regulaciones e instrumentos necesarios para conservar la biodiversidad.

Texto: Comunicaciones IEB

Informe declara necesidad de incorporar a la sociedad en la restauración de los bosques de Chile central

El trabajo fue liderado por los investigadores CAPES Rocío Almuna y Matías Guerrero, junto a un equipo de colaboradoras y colaboradores. El informe propone realizar restauración ecológica desde un enfoque transdisciplinario, socio-ecológico y con perspectiva de género.

Los bosques aportan innumerables beneficios a las personas, como la provisión de agua, seguridad alimentaria, su valor como espacio recreativo y cultural, y fomento de la salud física, emocional y social, entre muchos otros.  Sin embargo, en nuestro país, las múltiples amenazas que estos ecosistemas sufren, producto de la actividad humana, ponen en peligro estos territorios y sus comunidades humanas.

Tal es el caso del bosque esclerófilo, ecosistema que se extiende entre el sur de la región de Coquimbo y el norte de la región del Biobío, y que es considerado un hotspot de biodiversidad, o punto prioritario de conservación planetaria. Esto, porque el 50% de la vegetación presente sólo crece ahí y en ningún otro lugar del mundo, y porque además esta área se encuentra altamente amenazada, debido a la disminución de su superficie por transformaciones del humano en un 64%, la amenaza el cambio climático y la megasequía, entre otros factores.

Este informe analiza la situación actual de este ecosistema y plantea un llamado urgente a restaurar el vínculo entre el bosque esclerófilo y las personas, considerando los escenarios actuales de vulnerabilidad socioambiental. Su apuesta, es hacerlo desde los enfoques transdisciplinario, socio-ecológico y de género, para los que también entrega una serie de recomendaciones específicas.

En ese contexto, Rocío Almuna, investigadora CAPES, CERES, y autora principal del informe creado a partir de un trabajo colaborativo y participativo,  se refiere a la importancia del mismo. “Creemos que este documento contribuye como base teórica para futuras iniciativas de restauración de paisajes, ya que desarrolla recomendaciones basadas en tres necesarios enfoques para recuperar nuestro bosque esclerófilo, no solo en su dimensión ecológica, sino también sociocultural. Aporta desafiando la concepción separada de humanidad y naturaleza, y reconociendo el rol de las comunidades humanas en la rehabilitación de paisajes degradados”, señala.

Bosques y bienestar humano

El documento señala que los bosques nativos de Chile Central tienen un rol central en el bienestar humano, y gran significancia cultural al ser un espacio para el ejercicio de prácticas tradicionales locales, de contemplación de la belleza escénica, además de sus contribuciones esenciales al bienestar humano. “Los bosques almacenan agua en sus suelos. Su disminución y degradación, por tanto, incrementa la vulnerabilidad de comunidades rurales a la actual megasequía. Esto amenaza el abastecimiento de ciudades como Santiago o el Gran Valparaíso. La degradación del bosque se ha ligado también a una mayor frecuencia e intensidad de incendios forestales, por la baja capacidad de los suelos erosionados de almacenar humedad”, se detalla.

Matías Guerrero, también investigador del Instituto de Ecología Aplicada, IEB, comenta al respecto: “El valor del bosque y matorral esclerófilo es fundamental en muchas dimensiones, y realmente podría ser una solución basada en la naturaleza a la hora de abordar temáticas relevantes como la sequía o las olas de calor, entre otras.  La provisión de agua y la presencia de nutrientes en los suelos contribuye a los sistemas productivos y al abastecimiento hídrico tanto de comunidades rurales como ciudades. Pero si seguimos degradándolo, tendremos graves problemas no solo con el abastecimiento de agua, aumentando la vulnerabilidad social, principalmente de mujeres, niñas y niños”.

Enfoques de la restauración y recomendaciones

Considerando este escenario, el trabajo propone tres enfoques para abordar los desafíos en la restauración del bosque esclerófilo. El enfoque transdisciplinario llama a integrar y valorar tanto conocimientos tradicionales, como científicos, para co–diseñar planes de restauración junto a comunidades locales; utilizar metodologías participativas para ello; enfocar esfuerzos en problemáticas ambientales contingentes y pertinentes socialmente; y usar metodologías provenientes de las ciencias ambientales, ciencias sociales y humanidades.

“Se habla mucho del conocimiento local e indígena en el contexto de la conservación. Pero no hay metodologías participativas reales en torno a la restauración. Sin embargo, existen muchas comunidades trabajando en esta dirección y estas acciones deberían tomarse de manera más vinculante para generar un diálogo verdaderamente más integrado entre la ciencia y los actores locales”, complementa Guerrero.

En cuanto al enfoque socio-ecológico, el informe recomienda velar por la protección y sustentabilidad conjuntas de la vida silvestre y los medios de vida rurales. También, llama a generar acciones que aumenten la capacidad de adaptación de los sistemas socio-ecológicos ante cambios y perturbaciones, e identificar las necesidades particulares de cada territorio, tanto a nivel ecológico como sociocultural.

En relación al enfoque de género, las y los autores del texto llaman a reconocer la relevancia del rol de las mujeres y de la niñez en los procesos de restauración, y a facilitar la participación de las mujeres, visualizándolas como un grupo heterogéneo.

Matías Guerrero se refiere a este punto: “Para el equipo fue muy importante incluir la perspectiva de género. En el contexto de la degradación del bosque esclerófilo, no todas las personas son igualmente vulnerables, mujeres, niñas y niños son principalmente afectados. Esto se debe a que, en términos generales, son las mujeres las que proveen en los campos y trabajan en los huertos. Producto de la sequía y degradación de este ecosistema, las contribuciones que nos provee la naturaleza se ven cada vez más amenazados. Así es que, si vamos a hablar de vulnerabilidad social y de restauración, es fundamental incorporar la perspectiva de género”.

El documento también menciona iniciativas de restauración participativa de Chile central y comparte un link a un seminario en el que representantes de estas iniciativas hablaron sobre su trabajo con las comunidades en paisajes degradados. La experiencia de estas organizaciones fue clave para identificar los enfoques y el desarrollo del contenido del informe.

Con estos antecedentes, el informe espera sumar evidencia y conocimiento y ponerlos a disposición de diversos actores. “Queremos que este documento sea leído por tomadores de decisiones y autoridades gubernamentales, y que aporte a futuras iniciativas en materia medioambiental impulsadas por organismos públicos. Por otro lado, buscamos llegar a las organizaciones locales, para apoyar el diseño y planificación de sus proyectos de restauración”, concluye Almuna.

Texto: Comunicaciones IEB

Huinay Summer School: «Metodologías de restauración de bosques»

Cuándo: 14-22 de marzo de 2023
Dónde: Estación Científica Fundación San Ignacio del Huinay, Fiordo Comau, Los Lagos
Organiza:  Fundación San Ignacio del Huinay, Facultad de Ciencias Forestales U. de Chile, CAPES, MASCN, Instituto Forestal

En el marco de Huinay Summer School (Fundación San Ignacio del Huinay), el programa de Magíster en Áreas Silvestres y Conservación de la Naturaleza (MASCN) de la Universidad de Chile invita a estudiantes de postgrado a conocer y profundizar el uso de metodologías de restauración de ecosistemas, entendiendo esta disciplina, como una de las principales herramientas utilizadas en la actualidad para recuperar la calidad de hábitat y la biodiversidad a diferentes niveles (genes, especies y ecosistemas), especialmente enfocado en elementos de la naturaleza de interés para conservación biológica.

El objetivo del curso «Metodologías de restauración de bosques» es generar competencias profesionales para la correcta toma de decisiones en las metodologías que se aplican durante el desarrollo de un proyecto de restauración de bosques, específicamente, en las fases de diagnóstico, planificación y diseño, implementación, monitoreo y evaluación de las acciones restaurativas.

Su programa se compone de clases teórico-prácticas dictadas por académicos/as e investigadores de universidades y centros de investigación nacional e internacional. Durante el curso se promoverá la generación de espacios de debate sobre los desafíos de la restauración en Chile y Latinoamérica, considerando el actual contexto de crisis climática y conflictos socio-ambientales por el uso de la tierra. En específico, las actividades contemplan trabajo de campo para la colecta de muestras, trabajo en vivero para selección de especies nativas utilizadas para reforestación, trabajo en laboratorio para el procesamiento de muestras vegetales y análisis de los datos

Requisitos y costos de inscripción

El curso estará abierto a estudiantes de postgrado de ciencias forestales, ecología y/o conservación. El postulante debe enviar los siguientes antecedentes a carolaa@uchile.cl antes del 15 de enero. Los documentos a entregar son:

  • Carta de motivación (media página)
  • Formulario de postulación (descargar)
  • Certificado de alumno regular de programa de postgrado

Plazo para postular:

01 de diciembre al 15 de enero 2022

Vacantes:
12 estudiantes (8 U. de Chile + 4 otras Universidades).

Costo del curso:
$50.000 (CLP). El costo de inscripción incluye alojamiento, alimentación y materiales durante la estadía en Huinay. Los costos de traslado Santiago-Hornopirén (ida y vuelta) no están considerados en el costo de la inscripción.

VI Seminario de Restauración Ecológica «Restauremos Chile: trabajando en conjunto contra el Cambio Climático»

Cuándo: 13-15 de diciembre de 2022.
Dónde: Auditorio del Campus Colchagua de la Universidad de O’Higgins, San Fernando
Organiza:  Red Chilena de Restauración Ecológica

La Red Chilena de Restauración Ecológica, Restauremos Chile A.G., en conjunto con el Instituto de Ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales (ICA3) de la Universidad de O’Higgins anuncian el VI Seminario de la Red Chilena de Restauración Ecológica que se desarrollará entre el 13 y 15 de diciembre de 2022 en el Auditorio del Campus Colchagua de la Universidad de O’Higgins, en la ciudad de San Fernando.

Este año, el lema del seminario es Restauremos Chile: trabajando en conjunto contra el cambio climático, el cual apunta a generar un espacio de debate amplio sobre la necesidad de restaurar los paisajes de Chile, considerando el escenario de cambio climático y en donde todos los actores de la sociedad debiéramos estar ocupados por enfrentarlo.

Los organizadores invitan a instituciones públicas y privadas, investigadores/as, profesionales y practicantes de la restauración ecológica en Chile a participar de este evento.

Sesiones

Sesión 1. Cambio climático y la restauración de bosque y matorral esclerófilo. 
El objetivo es presentar avances de las experiencias de restauración y/o investigaciones en este tipo de formaciones vegetacionales, considerando variables antrópicas y ambientales que las afectan en un contexto de cambio climático.

Sesión 2. Cambio climático y la restauración de bosques quemados. 
Sesión dedicada a difundir las investigaciones y/o experiencias locales, con sus éxitos y fracasos, en una amplia variedad de ecosistemas afectados por incendios y las estrategias implementadas para su rehabilitación. Se presentan avances en dinámicas de recuperación de flora y/o fauna, experiencias de gobernanza y otros.

Sesión 3. Cambio climático y especies invasoras, conversión de plantaciones, ensayos de restauración post-tala rasa y evaluación del estado de conservación de franjas de protección de agua. 
Esta sesión tiene por objetivo dar a conocer las investigaciones científicas y aplicadas que se están desarrollando en torno a las especies invasoras (flora y fauna), evaluación de ensayos conversión de plantaciones, restauración post-tala rasa y el estado de conservación de franjas de protección de agua. Se presentan experiencias respecto al uso y manejo de especies en distintos ecosistemas nativos y su impacto en un contexto de cambio climático.

Inscripción y pago

CategoríaMonto ($)
Estudiantes30.000
Público general50.000
  Socios Red Chilena de Restauración EcológicaExentos de pago

Aquella(o)s interesada(o)s en participar en el seminario como asistentes de las charlas, deben inscribirse en la ficha de inscripción . Esta inscripción se puede realizar hasta el mismo día de inicio del seminario.

Se dispondrán de becas para estudiantes que presenten o no trabajos. El número de becas dependerá de los recursos disponibles para este efecto y serán priorizados aquellos estudiantes que sean autor o coautor de trabajos aceptados (oral o póster).

El  valor de inscripción cubre las actividades del seminario, como asistencia a charlas y sesión de póster, así como el traslado a una actividad de campo a realizarse el tercer día del seminario. Además, cubre los materiales que se entregarán y los coffee breaks.

El pago del Seminario, debe hacerse a la siguiente cuenta:

Pablo Becerra: investigando la regeneración, dinámica y restauración de los bosques nativos de Chile

Pablo Becerra es ingeniero forestal y Doctor en Ecología y Biología Evolutiva, académico de la Facultad de Agronomía y Ciencias Forestales de la Universidad Católica e investigador de la línea 1 de CAPES. Aunque ha realizado estudios en terreno en casi todos los tipos de bosque del país, se ha especializado en el bosque esclerófilo de Chile central, el que se encuentra atravesando por una grave crisis debido a que no se está regenerando de manera natural y está ocurriendo mortalidad de individuos adultos.

Pablo Becerra Osses nació en Santiago, y desde pequeño, sus padres lo acercaron a la naturaleza, por lo que siempre estuvo muy cerca de los ambientes naturales. Siguiendo esa pulsión, estudió Ingeniería Forestal en la Universidad de Chile, luego un Magister en Ciencias Ecológicas y posteriormente un Doctorado en Ecología y Biología Evolutiva en la misma casa de estudios.

Ya en el 4° año de su carrera, se dio cuenta de que le gustaba la investigación, la ciencia y las ciencias ecológicas en particular: “el último año, con algunos compañeros, tomamos como electivos algunos cursos del posgrado en botánica en la Facultad de Ciencias, hice unos cursos en biogeografía y en ecología de la reproducción en plantas”, recuerda, “yo partí bien naturalista, con harta observación de flora, de plantas, paseos por el cerro, etc.”.

Como tema de su tesis del doctorado, comenzó a estudiar la invasión de plantas exóticas, centrándose en dos especies simbólicas del área forestal, el Pinus radiata y el Eucalyptus globulus. “Era un análisis de cuáles son los factores que pueden estar facilitando o restringiendo la invasión de estas dos especies exóticas”, señala el investigador, “la elección de esas especies fue porque son las dos más plantadas en Chile y, por lo tanto, podían tener un alto potencial de invasión por la cantidad de semillas que se producen en las plantaciones, que probablemente producen más semillas que cualquier otra especie exótica que hay en Chile”.

Luego, en el posdoctorado, ahondó en el tema y evaluó cómo el pino radiata está influyendo en la regeneración de especies nativas, encontrando la ocurrencia de una importante invasión de esta especie exótica, incluso desde la Región de Valparaíso hacia el sur. “En general se considera invasión cuando una especie naturalizada se ha expandido más allá de las plantaciones o de los lugares en que fue introducida, y en el caso de pino radiata efectivamente eso está ocurriendo. Son individuos que ya están creciendo naturalmente, es decir, las semillas llegaron por dispersión natural a lugares fuera de las plantaciones, a ambientes naturales y están formando individuos, creciendo naturalmente y produciendo a su vez semillas, por lo tanto poseen un alto potencial para producir poblaciones autosustentables”, explica.

Bosques de Chile

“Hay bosques en todo Chile. Desde la I hasta la XII región uno puede encontrar distintos tipos de bosques” comienza contando Becerra cuando le consultamos por los bosques presentes en nuestro territorio. “Los bosques de la I, II y III región eran bosques xerofíticos, de especies adaptadas a esas condiciones, pero que estaban a su vez restringidas o distribuidas en ambientes más húmedos, principalmente orillas de ríos, eran bosques pequeños, siempre ribereños”.

Desde la IV región comienzan a aparecer bosques más abundantes de algarrobos, guayacanes y litres. Luego, en la zona de clima mediterráneo encontramos los bosques esclerófilos, y más al sur, los bosques templados. “A mi me ha tocado estudiar prácticamente todos los tipos de bosques, quizás los únicos en que no he hecho estudios más formales, son los bosques de queñuas, (Polylepis), en el altiplano”, indica, “en mi tesis de pregrado estudié los bosques de araucarias y de coigüe-raulí de la IX región, en mi tesis de magister hice estudios en bosques de robles, de hualo, de raulí, he hecho otros estudios en los bosques siempreverdes de Chiloé y también en los bosques de lenga y ñirre en la Patagonia”.

Bosque esclerófilo de clima mediterráneo

Pero su objeto de estudio más constante ha sido siempre el bosque esclerófilo. Este tipo de bosque tiene factores restrictivos para su conservación, no sólo en términos de impacto humano sino también de sus condiciones abióticas naturales, incluso sin cambio climático. Esto, debido a que el clima mediterráneo tiene estaciones secas y años en que no llueve mucho, lo que genera condiciones difíciles para varias especies del bosque esclerófilo en términos de su regeneración, en comparación con otros bosques en que si no hay factores externos antrópicos como tala, ganado, o incendios, el bosque se regenera naturalmente, que es lo que ocurre desde la región del Biobío al sur.

“En cambio en el bosque esclerófilo no”, afirma Becerra, “hay muchos lugares en que hay individuos adultos pero con cero regeneración, es decir, no hay individuos jóvenes. Entonces la pregunta es por qué esas especies están presentes en esos lugares, qué condiciones habían en el pasado cuando esas semillas se produjeron, qué les permitió regenerar, crecer y sobrevivir, cómo han cambiado esas condiciones que ahora no les permiten germinar, crecer y sobrevivir hasta etapas adultas”.

Esto está ocurriendo en la mayoría de las especies del bosque esclerófilo y ha empeorado en los últimos 10 años. De hecho, los estudios han demostrado que además de no haber regeneración, hay individuos adultos que están muriendo, dependiendo de las condiciones ambientales o microambientales, hay más o menos mortalidad, lo que antes no ocurría o sucedía de manera aislada.

Pablo Becerra comenzó ha realizar estudios en el bosque esclerófilo el año 2006, y en ese tiempo, aún había algo de regeneración bajo condiciones específicas como ambientes más húmedos, cercanos a cursos de agua y cuando se presenta un dosel que genere sombra, más aún controlando a los herbívoros, reduciendo la cantidad de conejos y si no hay incendios u otro tipo de perturbaciones.

“A partir del 2014 empezamos a hacer muestreos geográficamente masivos, abarcando prácticamente toda la distribución del bosque esclerófilo, evaluando los niveles de regeneración”, indica Becerra, “y ahí se empezó a notar una reducción importante a nivel de prácticamente no existir regeneración de la mayoría de las especies del bosque esclerófilo en ninguna parte, ni siquiera en las condiciones más húmedas, ni bajo dosel, ni cuando no hay conejos ni cuando no hay ganado, nada. Entonces, el factor que va quedando obviamente es el agua y eso se asocia con la reducción en los niveles de precipitación que ha ocurrido en los últimos 10 a 15 años”.

Junto con eso, en el verano de 2018-2019, se empezaron a ver los primeros manchones de individuos adultos que mostraban los estragos de la sequía. Comenzaron primero a secarse los peumos, que es una especie relativamente higrófila en Chile central, que tiene su distribución sobre todo en laderas de exposición sur y en fondos de quebradas. El fenómeno se ha incrementado y ahora está ocurriendo con el quillay, que tiene una distribución en ambientes no tan húmedos por lo que está siendo mucho más afectado. También se ha visto cierta mortalidad en litre, que tolera aún más la sequía que el quillay, y en el boldo, en algunos sectores precosteros.

“En esas 4 especies se ha notado la mortalidad”, señala Pablo Becerra, “sin embargo, hay otras especies que no. Por ejemplo, colliguayes, huinganes, espinos, no tienen problemas de mortalidad de individuos adultos, aunque esas especies tampoco se están regenerando. ¿Qué es lo que sugiere todo esto? que en los lugares o localidades donde en el pasado dominaban especies esclerófilas como el quillay, peumo, litre, probablemente van a ser reemplazados o se va a reducir su abundancia de manera importante y van a sobrevivir ahí otras especies como las más adaptadas a condiciones más secas, en reemplazo de lo que eran los bosques esclerófilos más densos”.

Proyecto de restauración en San Carlos de Apoquindo

La Universidad Católica posee dos predios importantes, uno en Pirque y otro en San Carlos de Apoquindo, en los que se empezó a trabajar en proyectos de restauración ambiental que además de la restauración ecológica de los ecosistemas, incluyen un componente de educación ambiental.

“Se generaron anteproyectos de restauración en estos dos predios, los que fueron financiados por CAPES, para hacer los estudios de línea base y las propuestas de acciones de restauración y de educación ambiental”, señala Becerra, “en San Carlos de Apoquindo están hechos los proyectos para restaurar la vegetación y generar una infraestructura que permita hacer educación ambiental, incluyendo un centro de visitantes, senderos de interpretación, reintroduciendo especies emblemáticas con sus letreros de información, etc., lo que se está haciendo ahora es buscar financiamiento para llevar a cabo todo eso”.

Le preguntamos a Pablo Becerra: ¿cómo debería ser la relación del ser humano con los bosques?, nos comenta que “lo que debiera ocurrir es que en el mundo se incremente la superficie de bosque nativo de manera importante y obviamente se conserve lo que ya existe. No debiera eliminarse ni una hectárea más de bosque, en especial de los ecosistemas amenazados como el bosque esclerófilo y de roble-hualo. Primero, porque por ejemplo, de los bosques esclerófilos o los bosques de robles o de hualos, no queda prácticamente nada, y segundo, porque lamentablemente en Chile no existe una legislación ambiental que exija la restauración completa de los ecosistemas por parte de las empresas que los eliminan para sus faenas, con suerte se les exige hacer una plantación compensatoria, que muchas veces es bastante deficiente o poco exitosa, pero no se restaura el ecosistema en ningún caso”.

Pablo Becerra continúa trabajando y en estos momentos está realizando el cierre de algunos proyectos, como el de la evaluación a gran escala de los niveles de regeneración del bosque esclerófilo en toda su distribución o el análisis de técnicas de restauración en ambientes incendiados. Además, él y su equipo están trabajando en los procesos de regeneración y dinámicas de la vegetación del bosque nativo de la región de Coquimbo. También quieren estudiar un efecto que han observado acerca de las precipitaciones en la zona central de Chile, debido a que no sólo cae menos agua, si no que la que cae se pierde por escurrimiento y no alcanza a almacenarse en el sustrato de los cerros y no es aprovechada por la vegetación.

“Las ventajas de tener bosques en general, a nivel planetario, es que los bosques producen oxígeno, absorben CO2, mantienen biodiversidad, controlan plagas, producen distintos tipos de productos alimenticios, farmacológicos, etc., entre varias otras funciones y servicios ecosistémicos. Necesitamos que exista mayor educación ambiental desde los niveles escolares, respecto de la importancia de la biodiversidad, de la vegetación y de los bosques. Mientras más personas tengan ese conocimiento y valoren nuestros ecosistemas, se podría exigir, generar y financiar más proyectos que permitan incrementar la superficie de bosques y reducir al máximo la eliminación de ecosistemas que están en peligro de extinción”, finaliza.

Texto: Comunicaciones CAPES

Columna: Restaurando el bosque esclerófilo del Parque Interpretativo San Carlos de Apoquindo

La siguiente columna fue escrita por los miembros CAPES, Dra. Francisca Boher y Dr. Patricio Pliscoff para una nueva edición del boletín «Dimensión Sustentable», de la Dirección de Sustentabilidad de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

El bosque esclerófilo, parte del ecosistema mediterráneo de Chile central, es un tipo de vegetación caracterizada por su alto endemismo y por el constante verdor de sus árboles y arbustos. Sin embargo, entre la primavera de 2019 y el verano de 2020, parte de este bosque experimentó un evento masivo de desecación que lo transformó de un momento a otro en un “bosque café”, un fenómeno conocido como pardeamiento. Peumos, quillayes, litres, lingues y bellotos no pudieron resistir once años consecutivos de sequía.

Este suceso provocó un profundo daño a la estructura y funcionamiento del bosque, así como a los beneficios que recibimos de él, como el control de la erosión del suelo, la purificación del aire, la infiltración del agua, la provisión de madera, plantas medicinales, insectos que polinizan cultivos, entre otros.

Pero pese al desolador escenario, no todo está perdido: el bosque esclerófilo requiere medidas urgentes de conservación y manejo para su recuperación, y desde distintos espacios, hoy somos muchos los que trabajamos para restaurar este reservorio de biodiversidad.

Es el caso del proyecto “Restauración Ecológica y Parque Interpretativo en Predio UC San Carlos de Apoquindo”, una iniciativa coordinada por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad CAPES UC, para la creación de un parque que integre actividades de manejo y restauración del bosque esclerófilo con actividades educativas e interpretativas, en una nueva zona de acceso a la pre-cordillera.

El proyecto consta de cuatros ejes: 1) restauración del bosque, analizando el estado actual de la biodiversidad y su funcionamiento ecológico, y ejecutando estrategias mixtas de recuperación: siembra y plantación; 2) diseño y construcción de una solución de ingeniería para la infiltración, acopio y distribución de aguas lluvia; 3) creación de un espacio educativo de acceso universal que concientice sobre el valor ecológico del bosque esclerófilo y la Cordillera de Los Andes; y 4) recorrido educativo e interpretativo cuyo contenido, instalaciones y diseño evoque sensibilidades y despierte cuestionamientos en los visitantes. Los anteproyectos del parque ya fueron financiados y ejecutados, y actualmente, CAPES se encuentra en una fuerte campaña para sumar socios estratégicos y levantar recursos para su implementación.

Asimismo, el Centro contribuye con conocimiento básico y aplicado en el desarrollo de otros esfuerzos de conservación de este bosque, como la participación del investigador Patricio Pliscoff (PhD) en la iniciativa del Centro de Estudios Públicos “Conservación, Institucionalidad y Filantropía”, que tiene por objeto contribuir a preservar la biodiversidad terrestre identificando los ecosistemas aún desatendidos en las áreas protegidas públicas y privadas dentro de un contexto de cambio climático, y a través de propuestas de políticas públicas elaboradas por un grupo de personas de destacada trayectoria ambiental.

Con estas colaboraciones, estamos abordando la crisis de biodiversidad a través de un modelo de apertura y gestión integral, creando un piloto de restauración ecológica del bosque esclerófilo, avanzando hacia el compromiso de carbono neutralidad y aportando con conocimiento científico en la búsqueda de soluciones que nos permitan avanzar hacia la sustentabilidad.


Francisca Boher es doctora en Ecología de la Pontificia Universidad Católica de Chile y coordinadora de Vinculación y Transferencia del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES UC.

Patricio Pliscoff es doctor en Ecología de la Universidad de Lausanne, Suiza, académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile e investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES UC.

Créditos imagen: Andrés Bertens

Claudia Rojas: visibilizando el mundo vivo bajo nuestros pies

El estudio de la biodiversidad edáfica, entender cómo funciona este ecosistema, y aplicar estos conocimientos en procesos de recuperación de suelos y de adaptación y mitigación del cambio climático es el objetivo de investigación de Claudia Rojas Alvarado, académica de la Universidad de O’Higgins e investigadora de la línea 6 de CAPES.

“La ciencia estuvo siempre cercana a mi, desde la infancia, sin yo darme cuenta. Porque afortunadamente crecí en una familia donde la valoración, observación y cuidado de la naturaleza era algo común, lo que finalmente me derivó de forma natural a lo que me dedico hoy en día”.

Claudia Rojas Alvarado nació en Santiago, vivió y cursó la educación básica en La Florida y su educación media en el Liceo Carmela Carvajal de Prat, en Providencia, “aunque mucho de mi tiempo lo pasé en San Francisco de Mostazal, en la región de O’Higgins, y en Los Andes, en la Región de Valparaíso, donde visitaba continuamente a mi familia”, recuerda. Esta cercanía con el mundo rural fue lo que la llevó a estudiar la carrera de Ingeniería Agronómica en la Universidad de Chile, que fue donde comenzó su admiración por los suelos.

Claudia Rojas, biogeoquímica y ecóloga microbiana de suelos

Ver suelos degradados, no sólo por procesos de erosión, sino también por efecto de la contaminación, hizo que, tempranamente en su carrera, Claudia se preguntara qué podía hacer para recuperar esos suelos. El deseo de responder esa pregunta a través la ciencia la motivó a realizar un doctorado en “Environmental Soil Science” en la Universidad del Estado de Pennsylvania (EEUU), enfocado en ecosistemas naturales. “En las ciencias del suelo hay varias ramas, que se dedican al estudio de flujo de gases en el suelo, movimiento y almacenamiento de agua, estado nutricional, mineralogía, etc.; pero había un área que no había desarrollado mucho pero que siempre me llamó la atención, que era el aspecto biológico, la vida que ocurría dentro de los suelos y sus procesos biológicos, y fue justamente en esto que enfoqué mi doctorado”, explica la investigadora.

Al regresar a Chile, después de realizar dos posdoctorados de investigación, Rojas se presentó al primer concurso académico ofrecido por una de las dos Universidades estatales de reciente creación, la Universidad de O´Higgins (UOH), que inició su funcionamiento en 2017. “Ahí comenzó esta historia de desafío y motivación en una universidad nueva, donde hay todo por hacer. La mayoría de los académicos son más bien jóvenes, entre 30 y 40 años, con visiones y experiencias muy diversas; hay académicos que han estudiado en Chile, en Europa, en otras partes de Sudamérica, en Estados Unidos, hay una diversidad de pensamiento interesante, esa riqueza de formas de pensar es sin duda algo súper motivador que incentiva la investigación colaborativa y la innovación en la docencia”, señala.

Ecología microbiana y biogeoquímica de suelos

La ecología microbiana de suelos es la rama de la ciencia del suelo que analiza la interacción entre los microorganismos del suelo y cómo se relacionan con su medio. Por otro lado, la biogeoquímica es una ciencia interdisciplinaria, que convoca a la ciencia del suelo, ecología, biología, química, geología, entre otras áreas del conocimiento, que estudia los cambios geoquímicos que son mediados biológicamente.

“Mi investigación busca entender cómo la interacción entre los componentes bióticos y abióticos del suelo repercute en procesos como el ciclo del carbono y recuperación de suelos, temas tremendamente relevantes en este contexto de cambio climático”, señala Rojas, y agrega que “el conocimiento sobre la biota del suelo y este hábitat mineralógico y orgánico, lo aplico para restaurar estos suelos degradados, suelos que no pueden cumplir sus funciones ecosistémicas en el ambiente. Por ejemplo, si son suelos bajo bosque esclerófilo, están degradados de tal manera que se afecta el crecimiento de la vegetación nativa, o suelos agrícolas degradados que no pueden suplir o apoyar a la provisión de alimentos”.

Cuando hablamos de recuperar los suelos, se trata de recuperar la salud de estos ecosistemas para que puedan proveer servicios vitales como la provisión de alimentos, fibras y combustibles, reserva de agua dulce, captura de carbono, reciclaje de nutrientes, entre muchos otros. Claudia Rojas ha enfocado su trabajo en recuperar suelos que han sido afectados por la minería y, después de los megaincendios de 2017, también en la recuperación de suelos afectados por el fuego.

¿Cómo podemos proteger los suelos?

Los suelos son un ecosistema vivo, los organismos que viven ahí tienen diversos requerimientos metabólicos, por lo tanto, necesitan condiciones para que cumplan sus ciclos biológicos y puedan cumplir de buena manera sus funciones ecológicas. Por lo general, la vida que ocurre en los suelos está más concentrada en la superficie, en el primer metro de suelo, donde hay más acumulación de materia orgánica y crecimiento de raíces.

¿Cómo podemos cuidar el suelo? “Protegiendo siempre la superficie. El suelo es muy susceptible a la erosión, por lo que en cualquier contexto, agrícola o natural, siempre es importante tener una cubierta de suelo para que lo proteja, por ejemplo, de los impactos de la gota de lluvia”, manifiesta Rojas, “por eso cuando hay una tala de bosque acompañado de evento de precipitación, se favorecen los procesos erosivos (desprendimiento, arrastre y depósito de material ex situ); el color pardo que vemos en los ríos luego de estos eventos es justamente el suelo que se ha perdido desde las laderas de cerros desprotegidos”. Al perder las primeras capas de suelo, se pierde la vida asociada y por tanto sus beneficios ecosistémicos.

El mensaje, según ella, es mantener siempre los suelos cubiertos, con una capa de vegetación o de residuos orgánicos que puedan proteger del impacto de la gota de lluvia, y eso aplica también a los sistemas agrícolas. “Hoy en día el sector agrícola no solo tiene el desafío de producir alimentos, sino que también proteger los elementos naturales que hacen posible esta producción, es así entonces que prácticas de agricultura regenerativa o de conservación pueden ayudar a este doble propósito, donde la recuperación y conservación de suelos es clave. Esto se puede lograr con la utilización de cultivos de cobertera, cultivos entre hileras, mulch orgánicos como residuos de cereales, e incorporación de materia orgánica que disminuyan los riesgos de erosión y protejan la biota del suelo”, indica Rojas.

Además, estos manejos favorecen la acumulación de materia orgánica en los suelos, lo que también aporta a la retención de agua en el suelo, y por consiguiente a la adaptación a los efectos del cambio climático.

Suelo, incendios y cambio climático

Cuando se pierden las primeras capas de suelo en un incendio, uno de los componentes más importantes que se ve afectado es la materia orgánica y los organismos del suelo. Mientras más temperatura alcance el fuego, más poder tiene de calcinar estos elementos y de alterar las características fisicoquímica de los suelos.

“Parte de nuestros estudios están buscando mejorar estas condiciones en suelos incendiados por medio de reincorporar materia orgánica, y aquí me gustaría hacer un link con el tema de la importancia de los suelos para mitigar el cambio climático”, afirma la investigadora. “Estamos buscando fuentes de materia orgánica, más bien estables, que fomenten el secuestro de carbono en el suelo. Hemos probado distintas enmiendas y mientras más frescas, más promueven éstas la actividad biológica y, por tanto, la respiración del suelo. Eso quiere decir que más CO2 se libera a la atmósfera de lo que queda retenido en el suelo. Si consideramos que alrededor del 80% del carbono de los ecosistemas terrestres se encuentra en los suelos y que estos son capaces de almacenar cerca de 3 veces la cantidad de CO2 atmosférico, podemos considerar a estos ecosistemas como tremendos aliados para la mitigación del cambio climático si son manejados de forma adecuada”, enfatiza Rojas.

Por otro lado, su proyecto Fondecyt actual estudia el efecto de los incendios forestales en la biodiversidad microbiana y microorganismos fijadores de nitrógeno en suelos de bosque esclerófilo en la zona centro de Chile, dominados por especies como el quillay, litre, boldo y otras de tipo arbustivo. “Vimos cómo los incendios afectaban la biodiversidad microbiana, específicamente de algunas divisiones de bacterias y arqueas, así como microorganismos diazótrofos (fijadores de nitrógeno) de vida libre, que son aquellos que habitan los suelos sin necesidad de que existan plantas”, señala Rojas y añade que estos “son parte de los organismos pioneros en un proceso de sucesión ecológica, colonizan el suelo degradado, para luego dar paso a otros organismos y asociaciones simbióticas que van mejorando las condiciones de suelo que finalmente promoverá el crecimiento de la vegetación y la recuperación del funcionamiento de los bosques”.

Vinculación de la ciencia con el medio escolar

En 2017, después de los megaincendios, el Ministerio del Medio Ambiente convocó a un concurso extraordinario del fondo de protección ambiental y Claudia Rojas participó en uno de los proyectos adjudicados, que junto con buscar alternativas para recuperar los ecosistemas afectados por los incendios, también tenía un componente importante de educación ambiental. El trabajo experimental lo realizaron en Pumanque, una de las tres comunas más afectadas en la región de O’Higgins, donde en la escuela de esa localidad implementaron el programa de educación ambiental.

“Durante ese programa llevamos a las y los estudiantes a terreno para que vieran las parcelas experimentales montadas como parte del estudio, la idea era que ellas(os), visitaran y conocieran un experimento de campo y observaran en terreno aquellas diferencias que nosotros podemos reportar en un artículo científico, en un gráfico, por ejemplo, la comparación visual fue muy importante para explicar conceptos que de otra manera hubiesen sido más complejos de abordar”, cuenta Rojas,

“Para nosotros era muy importante llevar el conocimiento que se generó en esa experiencia a la comunidad, que fue directamente afectada por los incendios. Queríamos dar el mensaje de que, si bien es tremendamente importante que estos fenómenos se eviten, también necesitamos saber ‘qué hacemos luego de un incendio’, cómo podemos proteger el suelo y fomentar el crecimiento de la vegetación afectada. El hacer ciencia local y pertinente, creo que fue algo muy destacable de este proyecto”, finaliza.

Texto: Comunicaciones CAPES
Créditos imagen: Claudia Rojas