Los costos de la maternidad: lobas finas antárticas trabajan más para conseguir alimento durante la lactancia

Un nuevo paper CAPES entrega los resultados de una investigación iniciada en 2015 que buscó entender los gastos energéticos a los que se ven sometidos estos mamíferos durante la temporada reproductiva.

Una hembra de lobo fino antártico (Arctocephalus gazella) descansa junto a su cría (Crédito: Renato Borrás).

A fin de lidiar con las limitaciones impuestas por la crianza, las hembras lactantes de lobo fino antártico (Arctocephalus gazella) modifican tanto la duración como la frecuencia de sus salidas al mar en busca de alimento durante la temporada de reproducción, en comparación con las lobas no lactantes de la especie.

Así lo descubrieron un grupo de científicos nacionales e internacionales liderados por el biólogo Renato Borras, en una investigación co-financiada por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE. UU. (NOAA), el Instituto Chileno Antártico (INACH) y el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES).

El trabajo resume una investigación iniciada en 2015 que buscó entender los gastos energéticos a los que se ven sometidos los mamíferos durante el período de lactancia —cuando las hembras de esta clase deben alimentarse no sólo a sí mismas, sino que a sus crías recién nacidas— y los cambios de comportamiento que aplican para ajustarse a estos gastos.

Sus resultados fueron recientemente publicados en la revista Marine Mammal Science.

Más bocas que alimentar

Un cachorro de lobo fino esperando el alimento (Crédito: Renato Borrás)

La Colonia de Cabo Shirreff, en la isla Livingston, es la colonia reproductiva de lobo fino antártico más austral del mundo. Allí, cientos de madres de la especie se zambullen en las frías aguas del océano Antártico en pos del alimento que las nutrirá a ellas, y a sus crías, a través de su leche. Esto, bajo condiciones que ya de por si las ponen al límite de sus capacidades energéticas.

“Comparar entonces las hembras con cría con las hembras sin cría de la especie, permitía obtener mayor claridad de las diferencias conductuales entre ambas, las que pueden estar asociadas a cómo se alimentan durante la temporada reproductiva” explica Renato Borrás. “Esto último, también nos permitió desarrollar otros aspectos del proyecto, como definir las estrategias de alimentación de las madres en un ambiente difícil de predecir”.

La lactancia es el evento reproductivo de mayor costo en mamíferos. En el caso del lobo fino antártico —pertenecientes a la familia de los pinnípedos junto con focas, morsas, leones y elefantes marinos— ésta representa un tercio de su gasto energético total, lo que obliga a las hembras de algunas de estas especies a aumentar hasta cuatro veces su ingesta de alimento en los cuatro meses que comprende este período del año.

Un tercio (31%) del gasto energético total de las hembras de lobo fino se dedica a la lactancia durante la temporada de reproducción (Crédito: Renato Borrás).

“Las hembras tienen a las crías y comienzan a hacer viajes de alimentación desde la costa hasta donde habitan sus presas (kril y peces, predominantemente)” cuenta Borrás. “Ahí, consumen la mayor cantidad de alimento en el menor tiempo posible, para luego retornar a tierra y amamantan a sus cachorros. En esta especie, esos viajes duran en promedio 3 o 4 días, por lo que necesariamente tienen que modificar su conducta para poder adquirir más energía casi al mismo tiempo que la gastan. En palabras sencillas, a estos animales no les queda mucho espacio para hacer grandes modificaciones y quedarse, por ejemplo, más tiempo comiendo”.

Para conocer estas modificaciones, los investigadores compararon las conductas de forrajeo de hembras lactantes con las de hembras no lactantes en un mismo momento del año, cuando las condiciones ambientales y la disponibilidad de alimento son iguales para ambos grupos. En ese sentido, el autor principal del estudio advierte que, “nosotros no medimos las diferencias en el costo energético de estos viajes cuando se tiene o no se tiene una cría. Lo que evaluamos fue cómo ajustan su comportamiento en estos viajes en función a tener o no tener cría”.

Viajes más breves, descansos más cortos

Usando los más de 20 de años de monitoreo llevado a cabo por el Programa de Recursos Marinos Antárticos (AMLR) del NOAA, el cual les permitió contar con la historia de vida de cada individuo muestreado, el equipo de investigación viajó a isla Livingston durante las temporadas 2015-16 y 2016-17, para observar in situ las laboriosas jornadas de caza y alimentación de las hembras de esta especie.

“Para la captura de individuos se arma un verdadero quirófano en la playa” cuenta Borrás. “Las hembras son sacadas del harem”, los que pueden llegar a más de 27 hembras para un mismo macho, “y rápidamente anestesiadas con una máquina de anestesia portátil, lo que implica que no recordarán que fueron capturadas. Bajo anestesia, tomamos muestras e instalamos estos pequeños instrumentos, que pesan menos del 0,01% del peso del animal, para monitorear los viajes que realizan a lo largo de estos meses (de diciembre a marzo)”.

“Para la captura de individuos se arma un verdadero quirófano en la playa” cuenta Renato Borrás. Aquí, parte del equipo durante la medición de una hembra de lobo fino (Crédito: Renato Borrás).

Además, los investigadores monitorearon la llegada y la salida diaria de estos animales con radio transmisores VHF y visualmente, mediante largas caminatas por la playa. Los cachorros, así mismo, fueron marcados con pintura removible para poder evaluar cuantos de ellos sobreviven durante la temporada y cuánto crecen en función a la estrategia de cada madre.

De este modo, los científicos descubrieron que las hembras de lobo fino con cría realizaban, en promedio, viajes más estructurados a lo largo de la temporada reproductiva, traduciéndose en incursiones más breves en comparación con sus pares no lactantes, aumentando el número de viajes por temporada y maximizando las oportunidades de amamantamiento de sus cachorros.

“También” comenta Borras, “pasan poco tiempo de regreso con las crías, lo que permite, nuevamente, hacer varios cortos viajes durante la temporada en vez de pocos viajes largos. Además, modifican el tiempo que pasan buceando, lo que permite que adquieran más comida en menos tiempo”.

Los instrumentos de monitoreo instalados sobre el pelo de las lobas son imperceptibles para ellas, y son retirados al finalizar la temporada de reproducción (Crédito: Renato Borrás).

Las hembras sin crías que alimentar, en cambio, “están más relajadas. Se ven hembras que pasan harto tiempo alimentándose, otras poco tiempo o hembras que pasan mucho tiempo en la costa cuando regresan. Todo esto debido a que no tienen la restricción de retornar que implica el tener una cría. Entonces, lo que vemos aquí es un cambio en la conducta conducido por dos factores: el gasto energético implicado en la lactancia y la restricción de tener que volver rápido a la costa por la cría”, remata el investigador.

Renato Borrás, autor principal del estudio, junto a una cría de lobo fino antártico (Crédito: Renato Borrás).

Pese a estos importantes hallazgos, el trabajo en un clima hostil no estuvo exento de dificultades, las cuales no sólo se limitaban a las inclemencias del tiempo, el aislamiento de la isla y las limitaciones de acceso. “Capturar hembras sin cría que no necesariamente van a retornar era más o menos nuevo y un desafío para todos” afirma Borras, “lo que implicaba un riesgo en la recuperación posterior de los instrumentos de monitoreo. Por lo mismo, es que la cantidad de hembras sin cría analizadas en nuestro estudio es baja; porque perdimos un par de instrumentos y porque tampoco podíamos, en ese primer intento, arriesgar perder más equipo. Estoy seguro de que, en el futuro, a medida que baje el costo de estas tecnologías, tendremos mayor acceso para observar, de mejor manera, el oculto mundo en el que se alimentan estas especies”.

Así y todo, este estudio es el primero de su tipo en registrar simultáneamente los patrones de sumersión de hembras silvestres lactantes y no lactantes de otaríidos durante la temporada reproductiva, permitiendo, de forma inédita, entender cómo estos animales ajustan su comportamiento debido a la lactancia. También participaron de él los investigadores CAPES Carla Rivera, José Miguel Fariña y Francisco Bozinovic.

Texto: Comunicaciones CAPES
Fotos: Renato Borrás

Investigadores presentan resultados de estudios sobre invasión del conejo

Los trabajos se enmarcan en un proyecto de colaboración entre CONAF, CAPES y la Facultad de Ciencias Veterinarias de la U. de Chile, el primer gran esfuerzo por estudiar el impacto socioecológico del conejo europeo en nuestro país.

El coordinador general de CONAF, Miguel Díaz, durante su presentación.

Conocer y controlar la población de conejos en Chile continental y continuar con su proceso de erradicación en islas nacionales, fue la principal conclusión alcanzada el pasado 6 de octubre tras la presentación de investigaciones ejecutadas bajo el proyecto “Conociendo mejor al conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) en Chile para dimensionar sus impactos y plantear recomendaciones para su control”.

El evento, realizado en las dependencias de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) en Santiago, y transmitido a través de la plataforma Zoom, fue liderado por las instituciones patrocinantes del proyecto: CONAF, el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES) y la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (FAVET) de la Universidad de Chile.

Más de 60 personas provenientes de organismos relacionados con la conservación de especies nativas y el control de especies exóticas participaron de la instancia. Entre ellas, representantes del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y las organizaciones no gubernamentales Island Conservation y Oikonos.

Avances preliminares

“Conociendo mejor al conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) en Chile” es una iniciativa creada en 2018 que reúne investigaciones orientadas a incrementar el conocimiento en torno a la ecología, percepciones e impactos de esta especie exótica, presente en Chile hace más de 150 años. Entre sus instituciones colaboradoras también se encuentran la Commonwealth Scientific Industrial Research Organisation, (CSIRO) y SAG Magallanes.

El encuentro fue inaugurado por el director ejecutivo de CONAF, Christian Little, quien expresó la importancia de estas alianzas para gestionar el daño que genera el conejo, el cual se expresa, por ejemplo, en el 30% de pérdida anual en las plantaciones forestales del país y en la degradación del bosque nativo.

Durante la jornada, profesionales e investigadores CAPES presentaron aspectos relacionados con los impactos negativos de esta especie en el sector silvoagropecuario y en diversos ecosistemas de Chile, así como también sus efectos positivos, especialmente como alimento suplementario de distintas poblaciones humanas y animales.

En primera instancia, Gabriela Flores, profesional CAPES y coordinadora general del proyecto, introdujo los alcances de éste y entregó un panorama general de la presencia de conejo europeo en territorio nacional, además de analizar las vías potenciales para su manejo.

Las profesionales CAPES Gabriela Flores (centro) y Melanie Duclos (derecha), parte del equipo del proyecto.

A su vez, el coordinador del proyecto asociado a CONAF, Miguel Díaz, habló sobre la historia de esta especie invasora en Chile y los hasta ahora infructuosos intentos por controlarla en el continente, situación que contrasta con experiencias exitosas lideradas por CONAF en algunas islas del país como Santa Clara, en el archipiélago de Juan Fernández, y Choros y Chañaral, en este último caso con el apoyo de Island Conservation. También se analizó el caso de Australia, país que sufrió en la década del 30 una plaga (0,5 billones de conejos) y que hoy ha logrado controlar la especie.

A estos trabajos, también se informó sobre los resultados de distintos estudios realizados en áreas silvestres protegidas del país (públicas y privadas), centrados en percepciones sobre la especie, sus dinámicas poblacionales, enfermedades que lo afectan, y redes tróficas (cadena alimentaria) en las que está presente el conejo.

Paola Correa, investigadora posdoctoral de CAPES, presentó a continuación los avances del proyecto a nivel de investigación, divulgación y formación de capacidades, entre los que se encuentran una serie de talleres con guardaparques CONAF y una campaña de identificación y aviso de presencia de conejos en áreas de Sistema Nacional de Áreas Protegidas del Estado (SNASPE) y alrededores.

Asimismo, se analizó el impacto de la mixomatosis, enfermedad viral que solo ataca a esa especie, la que podría constituir una alternativa de control de población en zonas con altos índices de degradación. Melanie Duclos, también investigadora posdoctoral CAPES y parte de estos esfuerzos, detalló el trabajo de muestreo en torno a esta enfermedad.

Se espera que las investigaciones deriven en una síntesis e integración de conocimientos para la gestión de la especie, recomendaciones para gestionar el conejo y sus impactos en Chile continental y recomendaciones para su control en islas, específicamente en Robinson Crusoe.

Nuevo espacio digital

El nuevo sitio web del proyecto Conejo.

Durante el encuentro, los organizadores también tuvieron la oportunidad de presentar en sociedad el nuevo sitio web del proyecto, www.capes.cl/conejoenChile.

La web, alojada en el portal institucional de CAPES, reunirá toda la información general del Proyecto Conejo, así como sus principales avances. Adicionalmente, cuenta con distintas secciones que informarán sobre oportunidades de investigación que surjan en el marco de esta iniciativa, además de una serie de recursos bibliográficos y audiovisuales sobre esta especie invasora.

La plataforma, abierta a todo público, busca convertirse en un punto de comunicación entre el proyecto y la comunidad, ya sea entre aquellos interesados en conocer más de esta problemática, así como los múltiples actores más afectados por ella. En su pestaña de Contacto, sus visitantes podrán escribir directamente a los miembros del equipo para hacer llegar sus consultas, comentarios y aportes.

Próximos pasos

Entre los desafíos futuros del proyecto, Miguel Díaz señaló que en los próximos meses el equipo dictará un curso nacional sobre el conejo y formas de control, de modo de mejorar el conocimiento y capacidades locales que permitan mantener a raya a una especie que, se estima, alcanza los más de 200 millones de individuos en Chile.

A su vez, se espera para fines de este año y comienzos del próximo, la realización de encuentros adicionales y la publicación de un librillo de acceso gratuito que resumirá el estado de avance y control del conejo en nuestro país.

El equipo principal del proyecto CAPES-CONAF-FAVET sobre el conejo en Chile. De izquierda a derecha: Gabriela Flores, Miguel Díaz, Melanie Duclos, Paola Correa y Cristobal Briceño.

Texto: Comunicaciones CAPES
Fotos: Paola Correa

Exposición itinerante «Igualmente sabias: creadoras de conciencia»

Cuándo: Noviembre 2022 - Marzo 2023
Dónde: Biblioteca Pública Pedro Lemebel de Recoleta (8 al 21 de noviembre); Biblioparque Pablo Neruda de Recoleta (23 al 6 de diciembre); Centro de Atención Primaria Ambiental de Pudahuel (8 diciembre al 3 de enero); Centro Cultura de Til Til (marzo 2023).
Organiza: Proyecto Explora de La Región Metropolitana Norte

La exposición “Igualmente Sabias: Creadoras de conciencia” forma parte de las actividades que se desarrollarán en el marco de la actividad Regional Ciencia Publica 2022, organizada por el Proyecto Explora de La Región Metropolitana Norte del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación.

Desde noviembre del 2022 hasta marzo del 2023, se realizarán diversas exhibiciones que buscan inspirar a niñas, jóvenes y mujeres a desarrollarse en diversas áreas del conocimiento, contribuyendo a derribar los prejuicios y cerrar la brecha de género en materia de ciencia, tecnología, conocimiento e innovación (CTCI).

El evento incluye una versión virtual de las exposiciones, y la realización de un concurso de pintura que busca visibilizar el  trabajo y contribución de mujeres  que realizan y/o que realizaron investigaciones, desarrollos tecnológicos, innovaciones o actividades de divulgación, en áreas vinculadas con el cuidado y protección del medioambiente

Entre las investigadoras convocadas a esta exposición está Francisca Boher, médico veterinario, Doctora en Ecología de la Universidad Católica y directora del área de Transferencia y Vinculación Estratégica de CAPES.

La actividad contó con la colaboración del Centro de Investigación en Recursos Naturales y Sustentabilidad de la Universidad Bernardo O’Higgins; Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile; Instituto de Investigaciones Agropecuarias- INIA La Platina; Pontificia Universidad Católica de Chile; Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES ; Suncast; Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Central de Chile; Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos-INTA de la Universidad de Chile; Universidad Santo Tomás; Universidad de Santiago de Chile; Universidad Autónoma de Chile; Fundación Mar y Ciencia; Biblioteca Pública Pedro Lemebel de Recoleta; Biblioparque Pablo Neruda de Recoleta; Centro de Atención Primaria Ambiental (CAPA) de Pudahuel y el Centro Cultura de Til Til.

Calendario de actividades

Dentro de las actividades contempladas para esta exposición, se encuentran:

  • Exposición virtual  
  • Exposición presencial (entrada gratuita):
    • 8 al 21 de noviembre: Biblioteca Pública Pedro Lemebel de Recoleta
    • 23 al 6 de diciembre: Biblioparque Pablo Neruda de Recoleta
    • 8 diciembre al 3 de enero: Centro de Atención Primaria Ambiental (CAPA) de Pudahuel
    • Marzo 2023: Centro Cultura de Til Til

77% de la vegetación nativa de Constitución ha sido reemplazada por plantaciones forestales

Así lo reveló un estudio de los investigadores Karen Hermosilla, Patricio Pliscoff y Mauricio Folchi, el cual buscó entender los efectos a largo plazo que el cambio de cobertura y uso de suelo tiene sobre los bosques mediterráneos de la zona centro-sur de Chile.

Uno de los bosques de Nothofagus remanentes ubicados cerca de Constitución, en las laderas occidentales de la cordillera de la Costa de la región del Maule (Ministerio de Medio Ambiente).

A fin de entender los efectos a largo plazo que el cambio de cobertura y uso de suelo tiene sobre los bosques mediterráneos de la zona centro-sur de Chile, un grupo de investigadores analizó las dinámicas e impactos detrás de este proceso en la ciudad costera de Constitución, ubicada 70 km. al oeste de Talca —región del Maule— a lo largo de los últimos 60 años.

Para ello, los investigadores combinaron imágenes áreas y satelitales de la ciudad tomadas en los años 1955, 1975 y 2014, respectivamente, para reconstruir a través de mapas la historia del proceso de cambio ocurrido en la zona, una transformación del paisaje marcada por la progresiva expansión de la industria forestal y el consecuente reemplazo de su bosque nativo por plantaciones de especies exóticas. Sus resultados fueron publicados en diciembre pasado en el Journal of Land Use Science.

Impactos conocidos

El cambio de uso y cobertura de suelo (LULC, por sus siglas en inglés), es el proceso mediante el cual la capa o cubierta vegetal de un suelo —por ejemplo, el de un bosque nativo— se modifica con el objetivo de ser utilizada para otros fines, tales como el cultivo agrícola o la expansión urbana. Dicha transformación, nos cuenta Patricio Pliscoff, “es el factor más importante que provoca la perdida de la biodiversidad de los ecosistemas a nivel global, ya que éste, cuando está relacionado con la perdida de la cobertura natural del suelo, implica también la perdida y fragmentación de estos ecosistemas”.

Pliscoff, académico la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) e investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad (CAPES), es uno de los autores de este estudio, junto a la geógrafa Katherine Hermosilla (PUC y Universidad de Temuco) y el historiador ambiental Mauricio Folchi (Universidad de Chile).

En el trabajo, los investigadores señalan que, además de estos impactos, el cambio de uso de suelo provocado por la presencia de plantaciones forestales —muchas de las cuales se componen de una única especie de rápido crecimiento, como el pino o el eucalipto— también genera la aparición de “paisajes homogéneos, que producen conflictos entre los seres humanos y la vida silvestre, aumentando la susceptibilidad (de estos territorios) a la entrada de especies invasoras, depredadores y parásitos”. A su vez, dichas plantaciones alteran los ciclos biogeoquímicos y la composición vegetal de los suelos, promoviendo su degradación y afectando la hidrología y patrones de temperatura locales.

Y Chile es, en ese sentido, un caso paradigmático. Desde la promulgación en 1974 del Decreto de Ley N° 701 —el cual modificaba la ley de bosques a fin de promover la privatización del sector silvícola nacional—, hasta nuestros días, el desarrollo forestal chileno se ha mantenido en un auge constante, al punto que, para 2018, las plantaciones forestales alcanzaban los 2.303 millones de hectáreas y representaban el 1.9% del producto interno bruto del país.

Pero el enorme desarrollo de la industria forestal en Chile no ha estado exento de costos, sobre todo cuando éste se ha concentrado, históricamente, en uno de los hotpots de biodiversidad más escasos y vulnerables del planeta: el bosque lluvioso valdiviano.

Este bosque, caracterizado por su alto grado de endemismo y fuerte impacto antrópico (es decir, por la gran presencia de actividad humana en el territorio), abarca desde el clima mediterráneo de la zona central de Chile, por el norte, hasta las zonas más temperadas de la Patagonia chilena, por el sur. Constitución, localidad costera de poco más de 45 mil habitantes y fundada en 1794, se encuentra enclavada justamente en la primera de estas grandes áreas, la cual concentra la mayor diversidad de especies florales y endémicas de la región.

Esta es, para Patricio Pliscoff, una de las razones que vuelven a esta ciudad un modelo ideal para entender los efectos históricos que ha tenido el cambio de uso y cobertura del suelo sobre estos ecosistemas. Otra razón, nos dice, es el hecho de que “en esa zona comenzó la industria forestal en Chile, asociada a la presencia de una planta de celulosa (Constitución S.A., fundada en 1969), por lo que allí podemos estudiar hasta 60 años de cambios de uso de suelo vinculado al avance de la industria forestal y de las plantaciones en este territorio”.

Una historia de cambios

Evolución de la cobertura de vegetal y de suelos en la comuna de Constitución. Los mapas muestran la situación en los años 1955 (A), 1975 (B), 2014 (C) y 2017 (D), respectivamente. Las zonas café corresponden a los suelos de plantación forestal, mientras que la gris oscura, al área afectada por el incendio forestal de 2017.

Entonces, ¿qué impactos han tenido esos 60 años de expansión forestal sobre el ecosistema de bosque presente en Constitución? “En el caso de Constitución, la mayor perdida histórica corresponde a la vegetación dominante de la cordillera de la Costa” explica Pliscoff, “que es el bosque caducifolio costero o bosque maulino. Este es un bosque único, dominado por especies del género Nothofagus (robles, hualos, etc.), y que incluye especies como el ruil, un árbol que solo crece en este ecosistema y que en la actualidad está confinado a muy pocas poblaciones, insertas todas en una matriz de plantaciones forestales”.

Y así lo corroboran los resultados del estudio: entre 1955 y 2014, el bosque nativo y matorral aledaño a Constitución sufrió una pérdida neta de 44,881 y 23,777 hectáreas, respectivamente, mientras que el área de plantaciones forestales creció 88,649 hectáreas, un crecimiento del 1.250%. Esta alza, indican los autores, fue ligeramente mayor (22% con respecto al período previo) después de 1975, una vez implementado el D.L. 701.

El trabajo también recalca que la sustitución de vegetación nativa por plantaciones forestales durante estos dos períodos representó la mayor transición observada: 45.744 hectáreas de bosque nativo y 32,106 hectáreas de matorral fueron reemplazadas por este tipo de cultivos entre 1955 y 2014. De hecho, un 77% de la vegetación nativa existente en la zona a mediados del siglo XX (81% del área total de Constitución, si incluimos bosques, matorrales y praderas), fue reemplazada y utilizada por la industria forestal hacia el año 2014.

Por otra parte, la pérdida de cobertura también significó la pérdida y fragmentación de los hábitats presentes en el lugar, así como su calidad a la hora de sostener la vida. Principalmente entre 1975 y 2014, el número de parches de vegetación (indicador del nivel de fragmentación de un ecosistema), aumentó en un 128% para el bosque nativo, un 80% para el matorral y un 65% en praderas, mientras que en el mismo período se redujo para las plantaciones forestales.

Para 2014, sólo un 21% del área que comprende Constitución estaba constituido por hábitats naturales (bosques, praderas, matorrales y humedales), la mitad de los cuales presentaba una baja calidad de hábitat. “En el estudio se entiende como “calidad de hábitat” a la cuantificación y definición de sensibilidad de los ecosistemas a las amenazas más importantes presentes” comenta Pliscoff, “por ejemplo, los incendios son la amenaza más relevante, la cual tiene una expresión mayor o menor en ciertas zonas, y dependiendo del tipo de ecosistemas, su impacto puede ser mayor”. Desde esa perspectiva, sólo el 38% de estos espacios presentaron una calidad de hábitat regular y apenas un 9% una calidad buena.

La fragmentación y pérdida de hábitat tiene considerables impactos en la vida silvestre” manifiestas los autores en el trabajo”, “contribuyendo a una pérdida en la riqueza de espacios y funciones ecosistémicas. En Chile, estudios muestran que este fenómeno tiene implicancias sobre la dispersión y reducción de la vegetación, impactos sobre aves especialistas de bosque y efectos sobre la selección de presas de mesocarnívoros (animales cuya dieta consiste en un 50-70% de carne)”.

Adicionalmente, el incendio ocurrido en 2017 en la zona incrementó el porcentaje de hábitats con baja calidad de hábitat de un 50% a un 73%.

“Este estudio muestra la importancia de las áreas circundantes para la calidad del hábitat”, añaden los investigadores, “especialmente cuando sólo pocos y pequeños los hábitats que quedan para mantener la vida silvestre. En estas condiciones, la protección de pequeños fragmentos necesita ser complementada con la promoción de prácticas de manejo amigables con la vida silvestre al interior de las plantaciones”.

“Las medidas posibles”, resume Pliscoff, “se pueden dividir en dos; aquellas que potencialmente podrían restaurar las especies de bosques nativos que se encuentran en los fragmentos que aún persisten, y las aquellas orientadas a reforestar zonas que ya han sido impactadas por la actividad forestal o por los incendios, que cada vez están siendo más recurrentes y con mayor impacto en la zona”.

Texto: Comunicaciones CAPES

Columna: Restaurando el bosque esclerófilo del Parque Interpretativo San Carlos de Apoquindo

La siguiente columna fue escrita por los miembros CAPES, Dra. Francisca Boher y Dr. Patricio Pliscoff para una nueva edición del boletín «Dimensión Sustentable», de la Dirección de Sustentabilidad de la Pontificia Universidad Católica de Chile.

El bosque esclerófilo, parte del ecosistema mediterráneo de Chile central, es un tipo de vegetación caracterizada por su alto endemismo y por el constante verdor de sus árboles y arbustos. Sin embargo, entre la primavera de 2019 y el verano de 2020, parte de este bosque experimentó un evento masivo de desecación que lo transformó de un momento a otro en un “bosque café”, un fenómeno conocido como pardeamiento. Peumos, quillayes, litres, lingues y bellotos no pudieron resistir once años consecutivos de sequía.

Este suceso provocó un profundo daño a la estructura y funcionamiento del bosque, así como a los beneficios que recibimos de él, como el control de la erosión del suelo, la purificación del aire, la infiltración del agua, la provisión de madera, plantas medicinales, insectos que polinizan cultivos, entre otros.

Pero pese al desolador escenario, no todo está perdido: el bosque esclerófilo requiere medidas urgentes de conservación y manejo para su recuperación, y desde distintos espacios, hoy somos muchos los que trabajamos para restaurar este reservorio de biodiversidad.

Es el caso del proyecto “Restauración Ecológica y Parque Interpretativo en Predio UC San Carlos de Apoquindo”, una iniciativa coordinada por el Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad CAPES UC, para la creación de un parque que integre actividades de manejo y restauración del bosque esclerófilo con actividades educativas e interpretativas, en una nueva zona de acceso a la pre-cordillera.

El proyecto consta de cuatros ejes: 1) restauración del bosque, analizando el estado actual de la biodiversidad y su funcionamiento ecológico, y ejecutando estrategias mixtas de recuperación: siembra y plantación; 2) diseño y construcción de una solución de ingeniería para la infiltración, acopio y distribución de aguas lluvia; 3) creación de un espacio educativo de acceso universal que concientice sobre el valor ecológico del bosque esclerófilo y la Cordillera de Los Andes; y 4) recorrido educativo e interpretativo cuyo contenido, instalaciones y diseño evoque sensibilidades y despierte cuestionamientos en los visitantes. Los anteproyectos del parque ya fueron financiados y ejecutados, y actualmente, CAPES se encuentra en una fuerte campaña para sumar socios estratégicos y levantar recursos para su implementación.

Asimismo, el Centro contribuye con conocimiento básico y aplicado en el desarrollo de otros esfuerzos de conservación de este bosque, como la participación del investigador Patricio Pliscoff (PhD) en la iniciativa del Centro de Estudios Públicos “Conservación, Institucionalidad y Filantropía”, que tiene por objeto contribuir a preservar la biodiversidad terrestre identificando los ecosistemas aún desatendidos en las áreas protegidas públicas y privadas dentro de un contexto de cambio climático, y a través de propuestas de políticas públicas elaboradas por un grupo de personas de destacada trayectoria ambiental.

Con estas colaboraciones, estamos abordando la crisis de biodiversidad a través de un modelo de apertura y gestión integral, creando un piloto de restauración ecológica del bosque esclerófilo, avanzando hacia el compromiso de carbono neutralidad y aportando con conocimiento científico en la búsqueda de soluciones que nos permitan avanzar hacia la sustentabilidad.


Francisca Boher es doctora en Ecología de la Pontificia Universidad Católica de Chile y coordinadora de Vinculación y Transferencia del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES UC.

Patricio Pliscoff es doctor en Ecología de la Universidad de Lausanne, Suiza, académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile e investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES UC.

Créditos imagen: Andrés Bertens

Fabián Jaksic es incorporado como miembro de la Academia de Ciencias de América Latina, ACAL

Fabián Jaksic, director de CAPES

Fabián Jaksic, director del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, fue incorporado como nuevo miembro de la Academia de Ciencias de América Latina, ACAL, institución con más de 40 años promoviendo y contribuyendo al desarrollo de las ciencias matemáticas, físicas, químicas, de la vida y de la tierra y sus aplicaciones en beneficio del desarrollo y de la integración humana, cultural y social de América Latina y el Caribe.

Entre los investigadores e investigadoras chilenas que pertenecen a ACAL están el también investigador CAPES Francisco Bozinovic, Gloria Montenegro, Jorge Allende, Mario Rosemblatt y Cecilia Hidalgo.

“Suscribo la visión y misión de la ACAL y deseo contribuir con acciones concretas”, escribió el profesor Jaksic en su mensaje de agradecimiento por esta distinción, manifestando además que “el reconocimiento de los pares latinoamericanos es muy importante para mí y me siento honrado de la compañía que adquiero en Chile, cuyos miembros ACAL conozco y respeto”.

La Academia de Ciencias de América Latina fue creada en honor a la memoria de Simón Bolívar por un grupo de investigadores científicos de América Latina en 1982, estableciendo su sede permanente en Caracas en 1983, año del bicentenario del nacimiento del llamado Libertador de América.

ACAL desarrolla programas de cooperación que comprenden la divulgación de los eventos científicos regionales, la evaluación permanente del potencial de investigación de América Latina y el Caribe, el intercambio de investigadores, la transferencia de conocimientos y la formación de redes regionales de investigación. La Academia también fomenta y realiza estudios de política científica y promueve el interés por la ciencia en los diferentes niveles educativos y entre toda la población.

Actualmente la Academia cuenta con más de 250 miembros de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela. Anualmente, ACAL organiza una reunión científica en un país distinto de la región. En Chile se ha desarrollado en dos oportunidades, en Santiago y en Viña del Mar.

Entre los organismos patrocinantes de ACAL se cuentan la Fundación Simón Bolívar para la Academia de Ciencias de América Latina, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, y su Oficina Regional de Ciencia y Tecnología para América Latina y el Caribe, ORCYT-UNESCO, el Consejo Internacional para la Ciencia, ICSU y la Academia de Ciencias del Tercer Mundo, TWAS.

Más información en www.acal-scientia.org

Texto: Comunicaciones CAPES

Lanzamiento libro «Los territorios de Gabriela»

Cuándo: sábado 3 de septiembre de 2022, 12:00 hrs.
Dónde: Librería Libro Verde - Calle Orrego Luco 051, Providencia.
Organiza:  CAPES UC; Orjikh Editores, Libro Verde.

El libro “Poema de Chile” de Gabriela Mistral se publicó de manera póstuma, fue escrito por la poetisa a lo largo de 20 años como una manera de recordar los paisajes, flora y fauna de su país mientras estaba en el extranjero. En “Los Territorios de Gabriela”, de las autoras Andrea Casals Hill y Luz Valeria Oppliger, con ilustraciones de María Soledad Sairafi y publicado por Editorial Orjikh, se reproducen 8 de esos poemas que recorren distintos ecosistemas, con sus descripciones y las de las especies de plantas y animales que menciona Mistral en sus estrofas.

El texto nos lleva en un recorrido por Chile acompañado de un niño y un huemul, para conocer lugares como Montegrande, árboles como el chañar o animales como la chinchilla. Además, a través de códigos QR, se puede acceder a los audios narrados de los textos. La publicación de este libro fue posible gracias al aporte del Fondo del Libro 2021, categoría creación y al aporte del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES UC.

Taller capacita a guardaparques en la detección del conejo europeo y mixomatosis

La instancia se enmarca dentro del proyecto “Detección y caracterización de la enfermedad viral Mixomatosis en poblaciones de conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) en Chile central”, coordinado por CAPES, CONAF y la Facultad de Ciencias Veterinarias de la U. de Chile.

Sebastián Carrasco Fernández, uno de los investigadores del proyecto, explicando la metodología de muestreo de conejos.

La Reserva Nacional Lago Peñuelas, ubicada 12 kilómetros al sudeste de la ciudad de Valparaíso, fue el lugar elegido para la realización del primer taller CAPES sobre estudio y monitoreo del conejo europeo (Oryctolagus cuniculus), una especie invasora introducida en Chile a finales del siglo XIX y cuya distribución real, 150 años después, aún no se conoce del todo.

El taller, celebrado el pasado 6 de abril, contó con la participación de los guardaparques y el personal de apoyo de la reserva, quienes pudieron ver, de forma inédita, los dos primeros adelantos de una serie de videos informativos destinados a actualizar y capacitar al personal de CONAF en la identificación de esta especie, sus rasgos biológicos y ecológicos más característicos y las prácticas de manejo más adecuadas para su control.

La instancia se enmarca dentro de un proyecto conjunto entre CONAF, FAVET Uchile y el Centro de Ecología Aplicada (CAPES) denominado “Detección y caracterización de la enfermedad viral Mixomatosis en poblaciones de conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) en Chile central”, cuyo objetivo es conocer el estado de la invasión del conejo en esta parte del territorio chileno. “Para nosotros es muy importante contar con los ojos de aquellos actores que están en el territorio, porque una especie tan extendida como el conejo es imposible monitorearla de manera centralizada” explicó Miguel Díaz, Coordinador Nacional de Conservación de Especies Animales y Humedales del SNAPE y coordinador CONAF del proyecto, en sus palabras de apertura.

De la misma opinión fue Gabriela Flores, profesional de la línea de Dirección del CAPES y coordinadora del proyecto en representación del centro, y quien también participó en la reunión: “los guardaparques CONAF son fundamentales para la generación de conocimiento sobre el conejo europeo en Chile. Ellos se encuentran trabajando en terreno, observando día a día la flora y fauna en más de 100 áreas protegidas a lo largo del país” comentó.

Durante el taller, también se instruyó a los presentes en la detección de mixomatosis en los conejos, una enfermedad infecciosa de origen viral que afecta exclusivamente a la familia de los lepóridos (conejos y liebres), y que se caracteriza por abscesos en la piel y en las membranas mucosas, particularmente en cabeza y genitales. “En Chile ésta es una enfermedad de denuncia obligatoria al Servicio Agrícola Ganadero (SAG). Lo que nosotros quisimos en este taller fue enseñar a los guardaparques a reconocer esta enfermedad para que estén atentos a la presencia de conejos con su sintomatología y notificar al SAG y a CONAF cuando detecten alguno de estos casos. La idea es, en la medida de nuestras capacidades, realizar muestreos que nos permitan caracterizar mejor esta enfermedad”, expresó Flores.

Luego de la presentación de los videos, desarrollados por la agencia audiovisual E-voluciona, los asistentes también pudieron conocer el estado de avance del proyecto de la voz del mismo Miguel Díaz y de los distintos investigadores que forman parte de él. “Nos pareció pertinente e importante que los guardaparques pudieran conocer las preguntas, metodologías y primeros resultados de esta investigación” comentó Flores, “que contempla a la Reserva Nacional Lago Peñuelas dentro de los sitios de estudio”.

“Nosotros en la línea de dirección de CAPES estamos muy interesados en colaborar con CONAF para el diseño e implementación de investigaciones que permitan generar antecedentes relevantes para la gestión de especies exóticas invasoras y la conservación de fauna silvestre” continuó la profesional. “Esta investigación, liderada por CAPES, CONAF y la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la U. de Chile, se aproxima al conejo europeo desde diferentes perspectivas como, por ejemplo, la ecología de poblaciones, la ecología comunitaria y la caracterización de enfermedades infecciosas. En el ámbito de las enfermedades infecciosas, también contamos con apoyo técnico internacional de CSIRO (Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation), agencia con una enorme experiencia en la investigación de enfermedades del conejo y también en el control de esta plaga en Australia”.

La profesional CAPES, Gabriela Flores, agradeció a la Reserva Nacional Lago Peñuelas por la organización del taller.

Invasores eficientes

El conejo europeo fue introducido en el centro y sur de Chile en la década de 1880, y hoy, se encuentra entre las especies invasoras que más afectan el ecosistema chileno, generando una pérdida aproximada de 3 millones de dólares por año. “Los conejos son invasores eficientes” explica Paola Correa Cuadros, investigadora posdoctoral de CAPES y ejecutora principal de la iniciativa. “Son especies capaces de colonizar desde matorrales semiáridos hasta bosques templados debido a su alta capacidad reproductiva y su adaptabilidad para explotar recursos alimenticios variados, como arbustos, corteza de árboles, frutales, cactus, tubérculos, rizomas, flores, hierbas, pastos, y en casos extremos, cualquier tejido vegetal”.

En Chile, los conejos europeos presentan una extensa distribución, desde la Región de Atacama por el norte, la Región de Los Lagos por el sur, en incluso en buena parte del área continental de la Región de Magallanes. De acuerdo con PNUD (2017), el conejo podría también estar presente en las regiones de Antofagasta y Aysén, debido a la presencia de hábitat adecuado. “No obstante, la información disponible sobre la distribución y abundancia de conejos en Chile es muy general y sería valiosa una mayor precisión”, añade Correa.

La ecóloga y especialista en dinámica poblacional de plagas y especies invasoras también detalla los impactos que tiene este mamífero en los ecosistemas que invade: el conejo europeo causa grandes daños tanto en los ecosistemas como en los sistemas productivos chilenos que coloniza. Específicamente, los conejos afectan la productividad de los cultivos agrícolas y forestales, y compiten con el ganado y la fauna nativa. Además, afectan el funcionamiento de los ecosistemas, su biodiversidad y la viabilidad de plantas nativas; dispersan especies de plantas invasoras, y erosionan laderas”.

Los mayores estragos de las poblaciones de conejo, revela, son ocasionados en islas como Robinson Crusoe, Santa Clara, e Isla Grande de Tierra del Fuego, y en Chile central, específicamente en el bosque esclerófilo. “Este lagomorfo ha generado un profundo cambio en la distribución espacial de plantas nativas, favoreciendo el crecimiento de especies invasoras de plantas como la amapola (Papaver somniferum) y alterando la sucesión del bosque nativo.

No obstante, la especie también tiene impactos positivos en la conservación, ya que forma complejas redes de interacción con depredadores nativos, siendo un recurso alimenticio importante. “En los últimos años se ha registrado un aumento del consumo de conejo por parte de los depredadores, es decir, si el conejo desapareciera o se viera afectado por alguna causa que disminuya su población, afectaría las dietas de estos depredadores (zorro culpeo, zorro chilla, peuco y el águila ratonera de pecho negro)”. De ahí la importancia de más y mejor información sobre su estado de invasión y dinámicas de población actuales.

Conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) ©Jose L. Manzanero

Buenas impresiones

Para Oscar Salazar, administrador de la Reserva Nacional Lago Peñuelas, la visita de los miembros CAPES fue una rara oportunidad de generar vínculos más estrechos y provechosos entre la academia y el personal experto de CONAF. “El material mostrado género una muy buena percepción por parte de nuestros guardaparques, sobre todo por lo didáctico y claro de su lenguaje. La instancia, además, es muy relevante debido a que es posible realizar retroalimentación entre el mundo científico y nosotros, los conocedores in situ del área” acotó.

En cuanto a la presencia de conejos en la zona, el profesional comentó que “hoy en día se nota una gran población de conejos en la reserva, los que, a causa de la sequía, se ven obligados a buscar agua en los árboles o plantas, depredando individuos de diferentes especies vegetales, y entre ellos, todas las plantaciones recientes de bosque nativo que hemos estado produciendo para combatir la deforestación. El impacto, por lo tanto, es alto desde el punto de vista de la biodiversidad y también monetario”.

Para Salazar, “un guardaparques bien informado y entrenado podría ser incluso un agente controlador de la especie en cuestión, por ejemplo, podría tener un coto de caza de conejo con algún método de bajo impacto como el rifle de aire comprimido. Con esta acción, estaría contribuyendo directamente al control de una especie exótica invasora considerada una amenaza directa al Área Protegida”.

Por su parte, Gabriela Flores también valoró la realización de este primer taller en lago Peñuelas, porque “nos permitió conocer mejor a los guardaparques, apreciar su entusiasmo por adquirir nuevas herramientas y, en especial, descubrir su excelente disposición a compartir con nosotros su experiencia y conocimientos de campo. Además, luego del taller pudimos recorrer la reserva, apreciando la abundancia local del conejo a través de la observación de ejemplares, y en especial la abundancia de sus heces y madrigueras. Fue muy llamativo apreciar la alta presencia de conejos pese a la sequedad del paisaje, donde lamentablemente, a la fecha de la visita, no había asomo del lago que le dio su nombre a la reserva”.

Algunas de las tantas madrigueras de conejo presentes en la Reserva Nacional Lago Peñuelas.

Texto: Comunicaciones CAPES

Adaptados a la ciudad: estudio reveló cómo la urbanización empuja la evolución del trébol en todo el planeta

Un proyecto que significó la participación de 288 investigadores a lo largo de todo el globo, incluyendo 11 científicos nacionales, estudió los factores ambientales que impulsan la adaptación de las especies que habitan, y hacen vida, en la urbe.

Quizás aún no haya conseguido producir en masa tréboles de cuatro hojas, pero la ciudad ha sido un impulsor fundamental en la evolución de esta modesta hierba tan común en las plazas y jardines de todo el mundo. Así al menos lo corroboraron cientos de investigadores participantes del mayor estudio sobre evolución paralela y adaptación urbana realizado hasta la fecha, y cuyos principales resultados fueron presentados recientemente en la revista Science.

El paper es el primer gran hito del “Proyecto de Evolución Urbana Global” (o GLUE, por sus siglas en inglés), una iniciativa colaborativa creada en 2017 por ecólogos de la Universidad de Toronto que busca, en palabras sencillas, conocer el rol que tienen las ciudades en impulsar, de manera simultánea, adaptaciones en organismos alrededor del mundo.

Para responder a dicha interrogante, 288 investigadores —entre ellos, once especialistas nacionales— fueron convocados para recolectar datos sobre una de las especies más cosmopolitas de la Tierra: el ubicuo trébol blanco (Trifolium repens), presente de forma nativa en Europa y el este de Asia, e introducida en el resto del globo.

Su idea, basada en el supuesto de que distintas ciudades alrededor del mundo presentan, por el hecho de estar construidas para satisfacer las mismas necesidades humanas, condiciones ambientales similares, era determinar si, en respuesta a estas variables, las poblaciones de trébol que habitan en estos ambientes también evolucionaban de forma parecida, en un proceso conocido como “evolución paralela”.

Específicamente, los investigadores estimaron la frecuencia de cianuro de hidrógeno (HCN) presentes en las plantas a lo largo de un gradiente urbano-rural, esto, para cada una de las ciudades que contempló el proyecto. El cianuro de hidrógeno en un potente químico producido por estas plantas, que actúa como una defensa frente a los depredadores además de afectar la tolerancia a otros estresores ambientales como heladas y sequías.

“Estudios previos indican que la producción de HCN por parte del trébol blanco es dependiente del grado de urbanización del ambiente en el cual crecen estas plantas” explica César González, investigador del Centro de Ecología Aplicada y Sustentabilidad, CAPES, y uno de los investigadores chilenos participantes del proyecto. “Interesantemente, la producción de este químico depende de solo dos genes, lo cual facilita su estudio a nivel genómico.”

Luego de un año de muestreo y recolección de datos, los investigadores lograron reunir la impresionante suma de 110.019 plantas de trébol blanco, pertenecientes a más de 6.169 poblaciones repartidas en 160 ciudades de diverso perfil climático. Una titánica tarea cuyas dificultades, en palabras de González, fueron previstas desde el inicio del proyecto.

“Los protocolos de muestreos y laboratorio, así como el manejo y política de datos generados por los equipos participantes, estuvieron muy claros desde el inicio” relata el ecólogo, especialista en ecología urbana. “El proceso de escritura, comentarios y respuesta a revisores fue minuciosamente pensado de forma tal que todos los colaboradores pudieran participar. Este fue un gran desafío para el equipo de la Universidad de Toronto, quienes pensaron muy bien cómo organizar el trabajo desde la concepción de esta gran colaboración a nivel global”.

El mismo González, también académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, se integró a este trabajo colectivo cuando el Dr. Liam Revell, anfitrión de González durante una estadía de investigación en Boston, EEUU, le avisará de los intentos del ecólogo Marc Johnson —líder de la iniciativa GLUE— por buscar colaboradores en Chile para un proyecto de evolución urbana. “Conocí a Marc y su familia en su paso por Chile, y no dude ni un minuto en colaborar en su proyecto” nos cuenta. Las ciudades estudiadas en Chile fueron Santiago, Talca, Rancagua, Concepción, Temuco y Punta Arenas, así como los alrededores menos urbanizados de estas ciudades.

Resultados proyectables y replicables

Los primeros hallazgos del Proyecto GLUE confirmaron las sospechas de los investigadores: en el 47% de las ciudades se observaron diferencias en la producción de cianuro de hidrógeno por parte de estas plantas según éstas vivieran en hábitats rurales o urbanos, siendo éstos últimos ambientes donde los tréboles tendían a generar menos de este químico. “La secuenciación de 2.074 genomas completos en 26 de las 160 ciudades confirmó que las clinas (un cambio gradual en la producción de HCN) estaban impulsadas por la selección natural”, relata James S. Santangelo, autor principal del estudio.

Pero, ¿qué significa esto? Para César González, una primera conclusión es que “el proceso de urbanización no solo está generando una pérdida de diversidad a escala global, sino que también está determinando cambios evolutivos en diferentes organismos”. En el caso del trébol, “los datos genéticos indican que esta tendencia es adaptativa, probablemente resultado de menor estrés por sequía y baja presión de herbivoría en los centros de las ciudades”.

De esta forma, los tréboles más “urbanizados” estarían evolucionando hacia variantes que no requieren de grandes cantidades de HCN para protegerse, pues en las ciudades, la amenaza de depredadores, y la presión de fenómenos como la sequía, es menor. Y lo estarían haciendo de forma simultanea alrededor de todo el mundo.

“Nuestros resultados tienen implicaciones generales para comprender cómo afecta el cambio ambiental inducido por actividad humana en la adaptación de una especie muy extendida” comentan los autores. “La evolución paralela es un sello distintivo de la selección natural porque sugiere que la adaptación procede de manera repetible cuando las poblaciones se enfrentan a situaciones similares, y una misión reciente de la ecología ha sido cuantificar como los factores ecológicos y evolutivos interactúan para influir distintas respuestas adaptativos en ambientes similares”.

Para González, estos resultados también entregan información útil para diseñar ciudades más sustentables y adaptadas a los ecosistemas que intervienen: “el cómo diseñamos, construimos y/o intervenimos nuestras ciudades debería tener en consideración estos hallazgos, no solo por el impacto que tiene la urbanización en otros organismos, sino también por las potenciales implicancias para el bienestar de sociedades humanas cada vez más urbanizadas”.

“Si la adaptación a los ambientes urbanos es común, como sugieren estos hallazgos, esto podría tener múltiples efectos en las poblaciones y los ecosistemas. Este conocimiento podría ayudar a conservar algunas de las especies más vulnerables del planeta, mitigar los impactos de plagas, mejorar el bienestar humano, y contribuir a entender procesos eco-evolutivos fundamentales”, concluye el estudio.

De aquí en más, los planes del proyecto GLUE son seguir generando conocimiento sobre las distintas formas en que las ciudades empujan la evolución, y no sólo la ecología, de las especies que albergan. Este primer paso, mencionan, es más que prometedor: “nuestro estudio subraya el poder de usar ambientes urbanos replicables globalmente para comprender la presencia, causas y consecuencias de la evolución paralela”.

“Se ha generado una enorme cantidad de datos”, complementa César González, “y actualmente se están proponiendo y desarrollando investigaciones en temáticas asociadas a genómica de las invasiones biológicas, señales de presión de selección en el genoma como consecuencia del proceso de urbanización y sobre la importancia de fomentar la colaboración de equipos de investigación a nivel global para responder preguntas que a nivel de investigación individual serían imposibles de abordar”.

Texto: Comunicaciones CAPES